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El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , lo que está siendo analizado a raíz de la propuesta formulada por el Senador señor Ruiz De Giorgio dice relación a algo más que la zona magallánica y lo meramente económico.
El problema es el siguiente. Son tres o cuatro las materias involucradas, pero ellas se encuentran separadas entre sí.
La primera se refiere al valor del descanso. Se hace mucho hincapié en el exceso de días no trabajados, en los beneficios de ciertos trabajadores y en el costo económico que ello implica para muchas empresas. Este asunto lo hemos discutido bastante a propósito de los reiterados proyectos relacionados con las licencias médicas, lo que también tiene que ver con la materia.
Existe mucha experiencia internacional en lo relativo al descanso de los trabajadores. Hace siete u ocho años se llevó a cabo, durante dos años, un estudio muy sesudo en Estados Unidos -no fue hecho por un experto revolucionario, sino por asociaciones y empresas aseguradoras-, sobre un universo aproximado al millón de personas. Se consideró específicamente a trabajadores de dos niveles: los que realizaban un esfuerzo muscular muy fuerte y quienes estaban sometidos a un alto nivel intelectual y de tensión, como los gerentes.
Con eso se demuestra algo concreto: cuando el trabajador tiene 15 ó 20 días de vacaciones -que es normalmente el período otorgado a la mayoría de la población chilena-, el índice de siniestralidad, el número de días en que se enferma realmente y no de manera ficticia, y el rendimiento, medido conforme a los parámetros de esas empresas, son absolutamente distintos a cuando se conceden 30 días. Porque el desapego del trabajo y la generación de una nueva capacidad intelectual y de asunción de deberes empiezan a partir de los 15 ó 20 días. Éste es un hecho científico. La investigación no fue menor ni la llevaron a cabo los médicos, quienes determinantemente son los encargados de velar por la salud. ¡No! La concretó una entidad vinculada con la seguridad de las empresas, en cuanto a lo que a ellas les importa: cómo lograr mayor cantidad de días trabajados.
Por lo tanto, entiendo cuál es el planteamiento que hay detrás de esto.
Ese asunto ha sido muy discutido, pero respecto de él nunca se llega a una conclusión definitiva y global como se pretende. Espero que ella se alcance cuando discutamos el proyecto de ley relativo a las licencias laborales, que ojalá el Gobierno modifique, porque su texto actual es absolutamente inadecuado, inconveniente y contrario a los intereses de las personas. Pero con el criterio de esperar que se haga el estudio global no avanzamos. Sabemos muy bien que permanentemente tenemos que ir resolviendo problemas puntuales, porque cambiar de raíz ciertas legislaciones requiere un esfuerzo monumental. Y-lo digo con franqueza-, como nos encontramos aquí en una suerte de empate, real o virtual, en visiones de la vida, de la esencia del ser humano, de la acción del Gobierno o del Estado, del rol del mercado, etcétera, es muy difícil llegar a acuerdos. No olvidemos que el Senado ha debido "enterrar" algunos proyectos por no haber sido posible lograr consenso en determinadas materias, ni siquiera después de alguna votación. Es el caso de la fertilización asistida, que, si bien es un tema valórico, también se vincula con aspectos respecto de los cuales no tenemos concordancia. Y no la vamos a tener mientras el Senado presente una composición de fuerzas políticas prácticamente empatada.
Otro elemento por considerar es el siguiente: ¿Por qué Magallanes? ¿Por qué no otras Regiones? Ése es el punto. Debo reconocer que las argumentaciones dadas para establecer estos beneficios en otras iniciativas -ello obligaría a un estudio más global, como señaló el Senador señor Bombal - apuntan a algo que es efectivo: muchas situaciones son muy iguales; pero, en verdad, algunas lo son más que otras, por usar una frase que consignan nuestros libros de vieja novelística.
Algunas ventajas tienen la Segunda y la Tercera Regiones, según entiendo. Creo que Magallanes también, más allá de lo que justifique conceder los beneficios de que se trata a una zona agrícola o de otra índole. Empero, con la misma razón e idénticos argumentos, yo podría decir que, si hay algún lugar donde deberíamos aplicar un criterio semejante, es Arauco; ni siquiera en las otras zonas que represento, pero sí en aquélla. Sin embargo, no lo hemos logrado. Se presentó hace muchos años un proyecto similar; no hubo sensibilidad. Pero no porque yo no obtenga los beneficios ni tampoco el Senador señor Ríos -el otro representante de mi Circunscripción-, vamos a desechar la posibilidad de que se aprueben para Magallanes.
Hay dos maneras de legislar: una parcial y otra total. Yo quisiera que siempre resolviéramos globalmente los problemas e hiciéramos una reforma a fondo en cada una de estas materias.
El proyecto en debate tiene que ver con la reforma previsional, con la reforma sobre la participación de las personas.
Por ejemplo, hay una cuestión extremadamente injusta, inadecuada, atrasada y obsoleta: la de las famosas asignaciones zonales, regionales o provinciales sobre los sueldos. El cálculo se realizó hace aproximadamente diez años, y, hoy en día, el costo de vida en una ciudad no tiene nada que ver con el que había en ese entonces.
Por eso, coincido en la conveniencia de tratar este asunto de manera global. Me encantaría que la Comisión de Trabajo lo abordara y que hiciese exactamente lo que se necesita: estudiar el valor del reposo en sí mismo; saber qué significa un costo distinto, y si se puede absorber o no. Porque en esto también existe una extremada mistificación. Cada vez que se quiere lograr mejores condiciones de trabajo en las empresas forestales -en nuestra Región son numerosas-, se dice que ello no es admisible por involucrar costos. Y uno se da cuenta de la realidad objetiva, de cómo viven sus empleados, de cómo se les paga y de lo que ganan las forestales cuando sube la madera. Porque la ganancia no se traspasa a los trabajadores; no obstante, cuando baja el precio de tal producto, entonces se dice: "Hay que despedir trabajadores".
Entonces, también se necesita un estudio serio desde ese punto de vista. Y ello nada tiene que ver con si estamos en condiciones de otorgar un beneficio en una zona difícil, complicada, que incluso geopolíticamente nos interesa poblar.
En consecuencia, con todo lo que significa la discusión global, anuncio que votaré a favor del proyecto, al igual que lo harán otros señores Senadores de esta bancada, porque, desgraciadamente, el mecanismo que nos lleva a resolver por partes ciertas materias que deberían tratarse en forma conjunta es una técnica legislativa que nos acompaña desde 1990.
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