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- rdf:value = " MODIFICACIÓN DE LEY Nº 19.419 EN CUANTO A PUBLICIDAD Y CONSUMO DE TABACO
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Proyecto, en primer trámite constitucional, que modifica la ley Nº 19.419 en materias relativas a la publicidad y al consumo de tabaco, con informe de la Comisión de Salud y urgencia calificada de "simple".
3825-11
--Los antecedentes sobre el proyecto (3825-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite, sesión 41ª, en 5 de abril de 2005.
Informe de Comisión:
Salud, sesión 1ª, en 7 de junio de 2005.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
El principal objetivo de la iniciativa es modificar la ley Nº 19.419, que regula actividades relacionadas con el tabaco, reforzando la protección a los no fumadores; restringiendo la publicidad y promoción de los productos elaborados con tabaco; protegiendo a los menores de edad en cuanto a dificultar su acceso a dichos productos, y planteando como política pública la generación de ambientes libres de humo de tabaco tanto en el sector público cuanto en el privado, así como en los lugares cerrados de acceso público, establecimientos de salud y de educación.
La Comisión de Salud discutió el proyecto solamente en general, de conformidad con lo dispuesto en el inciso sexto del artículo 36 del Reglamento. Luego de recibir en audiencia a representantes del Ejecutivo , a diversas organizaciones especializadas en la materia y a otras entidades interesadas en el objetivo del proyecto, aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Matthei y señores Boeninger, Espina, Ruiz-Esquide y Viera-Gallo.
Finalmente, corresponde señalar que el número 9) del artículo 1º de la iniciativa tiene el carácter de norma orgánica constitucional, por lo que requiere para su aprobación el voto conforme de 26 señores Senadores.
El señor ROMERO (Presidente).-
En la discusión general, tiene la palabra el Senador señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , este asunto fue objeto de mucha discusión en todas partes, incluso en el Senado, cuando se aprobó el proyecto promulgado posteriormente como ley Nº 19.419.
En esta oportunidad, la Comisión de Salud aprobó por unanimidad el texto que modifica ese cuerpo legal, de acuerdo con diversos antecedentes que daremos a conocer en el transcurso del debate.
¿Qué es lo central y lo fundamental de esta nueva propuesta?
En primer lugar, su propósito no es limitar el derecho de las personas a fumar. Todos los que quieran pueden hacerlo, salvo que con ello afecten a no fumadores, quienes tienen derecho a un ambiente libre de humo.
Lo señalo porque la gran crítica que se hace a la iniciativa es que limitaría la libertad personal. De manera que eso queda despejado.
El proyecto apunta a temas centrales.
¿Cuáles son, en definitiva, sus razones?
Sin el ánimo de hacer un debate demasiado extenso, lo fundamental es que tanto el Gobierno como los Parlamentarios que trabajamos en la materia consideramos que el tabaco causa daño.
Hasta hace muy poco se hablaba de que podría afectar la salud y generar alguna enfermedad. También se decía que a algunas personas, pese a haber fumado hasta los 90 años, nada les sucedió.
En seguida, el proyecto limita la publicidad, acota los lugares en que se puede fumar y precisa expresamente donde no se puede.
En tercer lugar, establece normas en orden a que la publicidad no pueda dirigirse a los menores -que es el ejemplo dado permanentemente-, para que no sea posible focalizarla de esa manera.
En cuarto término, se consigna que, cuando hay prohibición de fumar en un recinto cerrado -tratándose en especial de restoranes o lugares similares-, ese espacio debe estar lo suficientemente separado para que quien fuma no obligue a hacerlo de modo indirecto a otras personas, como sucede ahora por el hecho de haberse establecido en la ley vigente la creación de un ambiente que "puede estar separado", lo cual no se precisa y, por lo tanto, en la práctica no es tal.
Otro elemento importante es que el proyecto impone a los productores la obligación de generar una expresión clara de que el tabaco produce daño y estamparla en la cajetilla con determinada dimensión.
¿Cuál es el objetivo de todos estos antecedentes?
Básicamente, además de lo señalado, entender que en Chile todavía se sigue fumando en exceso, en comparación con otros países, y que los sectores más agraviados con esta situación son las mujeres ¿en particular las embarazadas-, los niños y los jóvenes.
Según los datos contenidos en el informe, los jóvenes siguen fumando más que las personas de otras edades, porque en esa etapa el afán de fumar es alto, a diferencia de los adultos, en que es más bajo.
Esto nos parece especialmente relevante, porque se podrá discutir o podrá haber una violenta oposición, pero existen dos realidades indubitadas. El humo de cigarrillo que aspira una mujer embarazada repercute directamente sobre el feto, lo cual se capta en las ecografías, cuando se ve cómo él reacciona al momento en que la madre fuma.
Y en lo que respecta a los jóvenes, también es claro que, cuando están sometidos a un exceso de humo de tabaco, su evolución intelectual es distinta de la de quienes no lo están.
Por lo tanto, más allá del proyecto mismo -que hemos discutido varias veces-, como miembro de la Comisión, me interesa dar a conocer el sentido del articulado.
Ya no hay nadie en el mundo que estime innecesario dictar leyes con el objeto de evitar lo que mencioné al comienzo, que no consiste en prohibir que la gente fume, porque ello forma parte de su libertad personal, sino en procurar que no lo hagan quienes están en su entorno. Y eso significa la obligación de acatar las normas que proponemos.
Ahora bien -con esto termino, para ojalá aprobar el proyecto de inmediato-, es claro que en todo el mundo se ha intentado sofocar este hábito. Y también lo es, como podrán constatar los señores Senadores, que en el texto de la iniciativa no hay ninguna referencia de orden tributario respecto del tabaco. Y, al menos en mi opinión, es bueno que así sea, por cuanto ése es el mayor problema que se produce cuando se discute el tema.
Todos los países adoptan varias líneas de acción, que son las que hemos resumido.
Primera: educar. Más allá de lo que señale el texto de la ley, una vez promulgada será obligación del Gobierno que corresponda mantener una relación muy estrecha entre los Ministerios de Salud y de Educación. Prevenir, más que sancionar, debe ser la orientación en la cual tenemos que trabajar.
Segunda: proteger a los sectores más duramente afectados, que son los jóvenes y las mujeres.
Tercera: evitar al máximo la publicidad, en particular en lugares aledaños a las escuelas -donde se encuentran aquellos a quienes la industria quiere conquistar- y en relación con el deporte, espacios que habitualmente se usan como enganche, sobre todo entre los adolescentes.
Cuarta: educar en cuanto a las áreas donde estará absolutamente prohibido fumar, o sea, recintos cerrados, oficinas de la Administración Pública, Parlamento , restoranes y otros puntos de reunión masiva, con las salvedades que mencioné.
Señor Presidente , cuando se planteó la primera iniciativa de ley, que me correspondió elaborar con el entonces Senador Nicolás Díaz , quien fue su verdadero inspirador, hubo muchas dificultades, porque no existían ni el ambiente ni la socialización necesarios con respecto al tabaco. Con el correr del tiempo nos dimos cuenta de que varias de las normas establecidas en la ley no se podían cumplir. Incluso, la Contraloría General de la República reparó que no se facultaba al Ministerio de Salud para imponer determinadas exigencias a las cajetillas o envases.
Ahora existe un mejor ambiente. De hecho, frente a las preguntas que habitualmente se realizan, la mayoría de los ciudadanos chilenos responde que los no fumadores, que constituyen el 56 por ciento de la población, tienen tanto derecho a un ambiente libre de humo de cigarrillo como el que asiste a los fumadores, los cuales representan el 42 por ciento.
Por eso, señor Presidente , para no alargar mi intervención, solicito a la Sala aprobar la idea de legislar y abrir un plazo de al menos 15 días para la presentación de indicaciones, con el objeto de que el proyecto pueda ser estudiado en particular con mayor detalle, de acuerdo a las modificaciones que se sugieran.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Naranjo.
El señor NARANJO.-
Señor Presidente , con la legislación que se propone estamos dando un paso decisivo para establecer en Chile una política de Estado antitabaco.
Si bien es cierto que con la ley 19.419 se crearon condiciones para avanzar en esa dirección, es indudable que a poco andar ellas se mostraron insuficientes. Al hacer una evaluación de ese cuerpo legal a lo largo de estos años, uno advierte serias deficiencias que, en la práctica, la tornaron ineficaz para controlar el consumo y evitar el aumento de los fumadores en Chile.
Felizmente, el Congreso acogió hace algunos meses el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que de alguna manera nos obliga a definir una política antitabaco en nuestro medio.
Creo que las modificaciones planteadas a dicha ley por el Ministerio de Salud dan cuenta de aquella realidad. En ese sentido, considero pertinente que la Sala, en concordancia con su postura de acoger el referido Convenio Marco, dé su aprobación en general al proyecto en debate.
¿Por qué señalo esto, señor Presidente ? Porque las estadísticas nacionales son muy reveladoras. Aquí se ha indicado -lo hizo muy bien el Senador señor Ruiz-Esquide- que en el concierto latinoamericano somos el país con más alto consumo de tabaco per cápita, el cual ha sido fuertemente estimulado, de modo principal, en los sectores de jóvenes, niños y mujeres.
Debo advertir que el proyecto -algunos Honorables colegas podrían ser inducidos a pensar en tal sentido como consecuencia de esta discusión- no va contra los fumadores. Lo que busca es garantizar el derecho de los que no fuman en los ambientes donde ellos se desenvuelven. Por eso se aboca, fundamentalmente, a situaciones muy específicas.
Una de ellas dice relación a la publicidad. Es evidente que la norma legal en vigor no se hace cargo de la gravedad del problema. Cuando uno revisa las diversas legislaciones existentes en el mundo comprueba que la gran mayoría apunta a restringir totalmente la publicidad del tabaco, al extremo de que algunos grandes premios en el automovilismo, financiados por las empresas tabacaleras, no han podido seguir realizándose en determinados países al prohibirse en ellos la publicidad de éstas, por lo que han debido ser trasladados a otros lugares del orbe.
La normativa propuesta no restringe la libertad de nadie. Los fumadores van a mantener el derecho a seguir fumando, pero conscientes de los daños que provoca el cigarrillo y respetando -insisto- los derechos de quienes no lo hacen.
Por eso, la publicidad, en particular la que se ubica en recintos deportivos y espacios públicos, debe ser restringida al máximo, porque -y aquí hay una cuestión verdaderamente preocupante- las empresas tabacaleras necesitan un ejército de reserva para sustituir a los miles y millones de personas que todos los años mueren a causa del cigarrillo. Y para eso ha encontrado terreno f��rtil en los menores de edad. A ellos va dirigida principalmente la publicidad. Si uno recorre espacios públicos cercanos a los establecimientos educacionales, se dará cuenta de que ahí es donde se hace la mayor propaganda.
Aún más -lo decían en la Comisión los entendidos en la materia-, los menores de edad, si no han fumado a los 15 años, difícilmente se van a transformar después en adictos al tabaco. Por lo tanto, lo que se busca es que ellos hayan fumado en algún momento, para que se puedan convertir en potenciales adictos. No es mera casualidad que la marca de cigarrillos Belmont fuese concebida principalmente para estimular e incidir en los menores de edad, porque la primera reacción de una persona que nunca ha fumado es el rechazo natural que produce el hacerlo por primera vez. Curiosamente, la cajetilla de Belmont contiene un mensaje publicitario que sirve como anzuelo para que los menores se incorporen al consumo del tabaco. Alude a su "suavidad". O sea, fumar no es malo; es sinónimo de éxito, de sociabilidad, de poder desenvolverse bien en el mundo juvenil.
En consecuencia, señor Presidente , es clave avanzar en materia de publicidad.
El segundo aspecto -creo que la iniciativa lo aborda en buena forma- tiene que ver con los espacios donde se podrá fumar. No se trata -hemos sido reiterativos en ello- de que los fumadores no tengan lugares donde hacerlo, sino de que en los que coinciden fumadores y no fumadores se respete el derecho de estos últimos, porque se ha comprobado científicamente que el humo del tabaco es tanto o más dañino que el propio consumo. Entonces, muchos fumadores pasivos -por decirlo de alguna manera- contraen parte importante de las enfermedades causadas por el producto. Estamos hablando, sólo en nuestro país, de alrededor de 14 mil personas que mueren cada año por afecciones directa o indirectamente relacionadas.
Por lo tanto, resulta fundamental -y la idea es recogida bien por la legislación en proyecto- la separación hermética entre los sectores o lugares de fumadores y no fumadores.
Del mismo modo, nos parece esencial restringir la venta a los menores de edad. Es necesario protegerlos, para que no pasen a formar el ejército de reserva de las empresas del rubro. Y, en ese sentido, todo lo que diga relación, no sólo a la publicidad, sino también al expendio, es un paso sumamente trascendente.
Considero importante señalar dos cuestiones más sobre el tema. Una de ellas tiene que ver con la advertencia que es preciso formular y se halla asociada, por cierto, a la publicidad. Hoy no cabe ninguna duda -y así lo demuestran los diversos estudios- de la existencia de una vinculación directa entre el consumo de tabaco y la muerte. Por consiguiente, la advertencia no puede referirse a una probabilidad, sino a una certeza: debe expresar con claridad y exactitud los daños que provoca el hábito. Creo que las modificaciones propuestas en el proyecto de ley van en la dirección correcta, en cuanto a la necesidad de legislar también acerca de ese punto.
Por último, señor Presidente -y estimo de relevancia consignarlo-, las empresas tabacaleras han manifestado, a lo menos en la Comisión, una posición favorable a que se legisle sobre el asunto. Consideran oportuno, también, avanzar en el mejoramiento de la normativa vigente al respecto.
Por ello, si esta Honorable Sala aprueba en general la iniciativa del Ejecutivo y también las modificaciones posteriores, pienso que el ordenamiento en vigor sobre el tabaco se pondrá a la altura que corresponde y se someterá a las restricciones imperantes en el concierto internacional. Y lo más destacable es que nuestras disposiciones internas se harán coherentes con el Convenio Marco que aprobamos hace algún tiempo.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , los estudios realizados a nivel médico sobre los efectos del tabaco ya son de una data muy antigua -empezaron por allá por 1950- y ha aumentado cada vez más la información con que contamos acerca del inmenso daño que aquél provoca en los fumadores. Se calcula que, en promedio, uno de ellos vive diez años menos que quien no fuma. ¡Diez años de vida menos, en promedio! ¡Es una enormidad!
En verdad, sí es nuevo que ahora ya se ha podido comprobar que las consecuencias nocivas no recaen sólo en el fumador, sino también en quienes se hallan cerca. Se habla del "fumador pasivo", esto es, de aquel que debe inhalar el humo que emiten otros. Y ese daño puede ser también enorme.
Por lo tanto, a estas alturas, con la información de que disponemos, es del todo evidente que debemos legislar para que aquellos que fuman no perjudiquen a terceros que no lo hacen.
Ése es el primer aspecto del proyecto.
El segundo se refiere fundamentalmente a que se trata de retrasar la edad a que empieza el hábito. En Chile, el inicio en el cigarrillo es, a veces, a los 13, 14, 15 años. Existe mucha precocidad. La cuestión radica en que a esas edades el joven actúa básicamente por moda, por imitar a sus amigos, pero sin conciencia alguna de que en el fondo está adquiriendo un vicio, una adicción -es lo que se provoca, al final-, de la cual probablemente le será muy difícil sustraerse en el futuro. En esa etapa no tiene idea de tal efecto, de que el día de mañana le va a ser imposible dejar el cigarrillo.
A esa edad tampoco tiene idea -no ha leído los estudios respectivos- de la tremenda incidencia de ese hábito en la salud.
Por tal motivo, se intentar retrasar, deseablemente, la edad a la que se empieza a fumar. Y una serie de normas apuntan a ello.
Y el tercer aspecto consiste en que ojalá, en general, se fume menos en el país; en que se reduzca el consumo de tabaco. En ese objetivo hemos estado todos de acuerdo.
La idea de legislar fue aprobada por unanimidad en la Comisión de Salud. Sin duda, en la discusión particular se deberán enfrentar algunos problemas que no son fáciles de resolver. Por ejemplo, en relación con los puntos de venta y con la prohibición de expender legalmente cigarrillos en un radio de trescientos metros de cualquier colegio, se nos han acercado personas que aseveran que en algunos pueblos pequeños sencillamente no será posible esa actividad y la gente deberá ir a la localidad vecina. Es algo que carece de sentido, porque, en el fondo, cuando no se permite la venta legal surge la venta ilegal.
Y se nos ha explicado cómo en algunas ciudades el expendio legal prácticamente se reduciría a la periferia. Ello tampoco tiene mucho sentido.
Pero, ¿qué es lo razonable? ¿Trescientos metros de perímetro? ¿O debieran ser trescientos metros pero contados sólo desde la puerta de ingreso? ¿Porque cuál es el sentido de contar trescientos metros desde el muro de atrás, por donde nadie sale del colegio ni entra a él?
Existe una serie de asuntos prácticos que se deberán discutir con un poco más de cuidado.
En cuanto a la publicidad del producto, me parece que todos tenemos absoluta claridad en que no puede exhibirse ninguna que de alguna manera atraiga a los jóvenes. ¿Es posible o no una forma de ella que no vean? No lo sé. Estaremos considerándolo. ¿Es posible alguna de carácter directo? Tampoco lo sé. Pero me parece que en la discusión particular habrá que tener presentes muchas interrogantes.
La prohibición de fumar o la medida de mantener absolutamente separados los espacios de los fumadores y de los no fumadores es algo obvio cuando se trata, por ejemplo, de recintos públicos. Si se necesita viajar en avión, por ejemplo, se debe ir al aeropuerto, donde todas las personas se hallan juntas, por lo que la prohibición resulta evidente.
¿Qué pasa, en cambio, en un restorán? A lo mejor, en la pareja, uno fuma y el otro no. A lo mejor, uno está dispuesto a hacer el sacrificio una vez, y el otro, a la siguiente. Pero no lo veo mucho como una situación en ambientes separados.
O sea, se registran casos que se vinculan con la libertad de los individuos, y otros, con una libertad mal entendida, en los que fumar, en el fondo, le hace daño a una persona distinta.
Así que estimo que la discusión particular será interesante. No necesariamente el proyecto saldrá tal cual se presenta ahora. De lo que no me cabe duda es de que después de la aprobación en esa etapa contaremos con normas mucho más estrictas que hoy. Y pienso que ello es bueno. A mi juicio, en general se ha minimizado en la discusión pública el daño que el tabaco causa en la salud, así como también el que los fumadores provocan a los no fumadores, a los fumadores pasivos, en el fondo. Y considero que se debe afrontar la cuestión, pero sobre la base de mezclar el sentido común con disposiciones realmente protectoras.
Anticipo, entonces, una discusión entretenida en la Comisión; pero claramente recomiendo que en el pronunciamiento en general se vote a favor, porque juzgo del todo indispensable una normativa más estricta que la existente.
Gracias.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ríos.
El señor RÍOS.-
Señor Presidente, votaré favorablemente el proyecto, pero deseo recoger algo que expresó el Senador señor Naranjo . Estoy muy de acuerdo con Su Señoría a lo menos en ese punto.
Aquí se ha hecho mención varias veces al tema de la salud, y se sostuvo algo que vale la pena examinar. De pronto se hacen afirmaciones sobre determinadas materias sólo porque que se han oído, sin analizarlas previamente.
Se dice que Chile es el país que ostenta el más alto consumo per cápita de tabaco en América Latina, lo cual, obviamente, produciría un efecto negativo bastante evidente, conforme a los antecedentes que se han entregado. Sin embargo, exhibe los mejores índices de salud, no sólo de América Latina, sino del mundo.
Cuando el Honorable señor Andrés Zaldívar era Presidente del Senado y yo Vicepresidente, recibimos la visita de la máxima autoridad de la Organización Mundial de la Salud, quien nos expresó, textualmente, que llegaba al país donde existía uno de los mejores índices de salud del orbe. Y nos ubicó -nada más ni nada menos- en el lugar número 14. Así que, de pasadita, mis felicitaciones al señor Ministro de Salud .
Hay sólo 13 países con índices de salud superiores a los nuestros. De los 187 países reconocidos por las Naciones Unidas, a lo menos 174 presentan índices más bajos que Chile.
Señalo lo anterior porque deseo recoger lo planteado por el Senador señor Naranjo . Me parece que no está tan resuelto el tema del tabaco, porque, si bien el país tiene un altísimo consumo, a su vez exhibe un elevado índice de salud, una población en general sana y una expectativa de vida cercana a los 80 años. En Estados Unidos ésta alcanza a 81 años, es decir, tenemos sólo un año de diferencia en esta materia con la mayor potencia económica, social y en todo orden. Sin embargo, me parece lógico aceptar el proyecto en beneficio de quienes no fuman. Ésa es la verdad de las cosas.
En cuanto a los antecedentes de salud, deseo que se sigan entregando, siempre que se haga con fundamento. Porque -reitero-, si se aducen motivos de salud, no encuentro razón alguna para que Chile posea los mejores índices sobre el particular, en circunstancias de que exhibe uno de los más altos niveles en tabaquismo. Es algo extraño.
Algunos médicos sostienen que los fumadores no padecen de alzheimer. Es decir, dicho hábito trae algún beneficio. Esto lo sostuvo un distinguido facultativo de nuestra Región, quien ha desempeñado cargos públicos muy importantes. Él señaló que efectivamente el tabaco produce daños en los pulmones y en el corazón, sin duda alguna, pero que ningún fumador ha tenido alzheimer, según los antecedentes conocidos en todo el proceso de investigación clínica sobre esta materia.
Votaré favorablemente. Lo haré animoso y contento, porque hay que respetar el derecho de quienes no fuman. Y ese respeto implica necesariamente adherir a la iniciativa.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , deseo iniciar mi intervención sobre este importante proyecto de ley señalando algunos hechos puntuales.
Se calcula que 43 por ciento de la población chilena de entre 12 y 64 años de edad fuma. Esto significa que aproximadamente 4 millones de personas son adictas a la nicotina, lo que nos coloca en el nivel de más alta prevalencia de América Latina. Como resultado de ello mueren 14 mil chilenos al año por causas exclusivamente asociadas al tabaquismo, como cáncer o enfisema pulmonar. Para completar este cuadro, el país gasta mil 140 millones de dólares en atenciones derivadas de estas patologías.
Quiero complementar estos antecedentes expresando que siete de cada diez menores de 13 a 15 años ya han fumado y que 9,5 por ciento de los jóvenes admite que recibió cigarrillos gratuitamente de sectores interesados.
Justamente, una idea central del proyecto es atacar en especial el consumo en jóvenes que aún no ingresan a él en plenitud. Los niños fuman cerca de dos cigarrillos al día y los adquieren, por lo general, sueltos. Según la última encuesta mundial de tabaco, los adolescentes chilenos de entre 13 y 15 años son los más fumadores.
No podemos olvidar que recientemente Chile ratificó el Convenio Marco contra el Tabaco de la Organización Mundial de la Salud. El proyecto permitirá incorporar a nuestra legislación los grandes principios expuestos allí. Dicho instrumento internacional plantea a los Estados temas tales como impedir la publicidad del tabaco, regular las advertencias sobre los efectos nocivos en las cajetillas y aumentar los impuestos a este producto.
La iniciativa en debate acoge la eliminación de la publicidad, pero en forma gradual, en un período de tres años. También establece que los mensajes en las cajetillas sobre los efectos nocivos deberán cubrir hasta 40 por ciento de las caras frontales con advertencias directas, tales como "El tabaco causa cáncer" y el bebé de la embarazada corre peligro.
En cuanto a los impuestos, se ha desestimado alzarlos, ya que en la actualidad la tasa alcanza a 76 por ciento del valor del producto que se expende al público.
El problema de fondo radica en el campo de las libertades, por cuanto se trata de derechos que algunos ejercen creyendo haber elegido el fumar. Sin embargo, el tabaco produce adicción, lo cual significa que el fumador no tiene capacidad de abstenerse del consumo. Por tanto, está en duda el uso de su libertad individual para elegir.
Por otra parte, el fumar no es un acto en solitario. Tiene otra dimensión, que se traduce en que el humo puede provocar daño a la salud de terceros.
El Estado garantizará que se pueda fumar, pero en determinados espacios minoritarios, ya que debe fundamentalmente proteger a la población de un producto que causa la muerte del 50 por ciento de los adictos. Existe evidencia científica del grave daño que produce el tabaco. Se trata, además, de asegurar espacios libres de humo, como lo indica el proyecto. Habrá lugares con prohibición total; otros, con prohibición condicional, y algunos, con prohibición especial.
La solución del problema de los que fuman pasa por la educación. Se trata de cambiar los hábitos mediante una adecuada información y sensibilización, de tal modo que quienes deseen seguir fumando lo puedan hacer, pero sabiendo perfectamente los daños que ello conlleva. Lo que prevalece es entonces, más que imponer restricciones, lograr un cambio cultural de conductas, fomentando que las personas, especialmente la población escolar, no fumen.
Por último, el beneficio por concepto de impuestos que produce la industria tabacalera alcanza a 600 millones de dólares. Por su parte, los gastos en salud que debe solventar el país por los nocivos resultados del tabaco son muy elevados. Además -como ya señalé-, 14 mil personas mueren cada año en nuestra patria por afecciones directa o indirectamente relacionadas con dicho consumo.
Por esa razón, apoyaré sin restricciones el proyecto.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , deseo reiterar mi apoyo a la iniciativa.
La Comisión de Salud ha realizado un trabajo importante al escuchar a todas las partes interesadas. Además, contó con la asistencia de la televisión del Senado, que transmitió públicamente las sesiones. Me parece que nadie quedó sin intervenir y exponer sus puntos de vista.
No insistiré en lo que ya señalaron los Honorables colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, sino que me referiré a otros aspectos relacionados con el proyecto.
Las grandes preguntas que uno se hace son: ¿Por qué se restringe la libertad del fumador? ¿Le compete al Estado preocuparse de la conducta individual de cada ciudadano para llevarlo a la virtud? ¿Es tarea del Gobierno, del Estado, del Parlamento? ¿O es un ámbito que debería quedar entregado única y exclusivamente al interés de cada cual?
Considero que ése es un tema bastante delicado. Si el Estado interviene, no es en salvaguardia de la salud de cada individuo, sino de la salud pública, lo cual envuelve un concepto distinto. Y ello obedece a un hecho muy simple -como expresaron varios señores Senadores-: el fumador contamina a quien está a su lado. Ése es el punto.
En consecuencia, el Estado hace dos cosas: por una parte, restringe el daño al que no fuma, y por otra, desincentiva, sobre todo en los jóvenes, el consumo individual. Pero, obviamente, no lo puede prohibir.
Y aquí surge la contradicción: si el tabaco causa tanto daño, ¿por qué no se prohíbe su consumo? Y la respuesta es que no compete al Estado hacer que los ciudadanos sean virtuosos, pues eso nos podría llevar a posiciones despóticas. Generalmente, la idea de la virtud impuesta por el poder público va unida a la idea del terror. Porque, claro, la gente no es virtuosa con facilidad: hay que forzarla a la virtud. Y eso fue exactamente lo que inspiró a Robespierre. Al final, en la mentalidad jacobina, de Izquierda o de Derecha , va unida la idea de que la virtud hay que imponerla.
Ésa no es la filosofía de este proyecto. La filosofía de la iniciativa que nos ocupa es respetar la libertad de cada cual, pero sin que se dañe a quien está al lado.
En tal sentido, la persona es libre de fumar en la vía pública, en altamar, en las calles, en las plazas, pero no es libre de contaminar a los que no fuman. Ése es el punto.
Ahora, si aplicamos dicho principio a los restoranes, la cuestión resulta bastante compleja. Uno podría sostener que debiera haber algunos restoranes para fumadores y otros para no fumadores. Sin embargo, el problema es para el personal que trabaja allí. Porque no manifestamos preocupación por la salud del mozo y de las demás personas que atienden en los referidos establecimientos; nos da lo mismo. Sólo nos preocupamos del cliente.
Entonces, ése es un tema que deberemos solucionar con mucho criterio (con buen criterio, dijo la Senadora señora Matthei ). No es un punto fácil de resolver.
La ley española establece varias distinciones. Creo que ella da una pista para la solución de algo que nunca será perfecto. Dependerá del tamaño del restorán, de los hábitos del personal, etcétera.
Es una materia que me parece muy importante destacar.
Otro punto que deseo plantear se refiere a la existencia en el sistema público de salud chileno de experiencias piloto para rehabilitar a quienes padecen de tabaquismo. Pero -aprovecho la presencia del señor Ministro de Salud para señalarlo-, por desgracia, se trata de un proyecto todavía muy pequeño, que se lleva adelante principalmente en el Servicio de Salud Talcahuano. Y se añadió como anexo al informe la experiencia recogida allí. Es algo muy significativo.
Porque, ¿qué pasa con las personas, especialmente de la tercera edad, aquejadas por una enfermedad broncopulmonar que atochan las postas o los servicios de urgencia? Muchas de ellas sufren de tabaquismo. En Santiago, por ejemplo, además de recibir los efectos de la contaminación y de la influenza, numerosos habitantes son grandes fumadores.
En consecuencia, esa gente debiera ser rehabilitada, rescatada. No obstante, el servicio público de salud sólo tiene experiencias piloto en la materia.
Por eso, considero que sería muy relevante extenderse al máximo en el referido punto.
También deseo señalar, especialmente por si algún periodista presta atención -porque se han escrito varios artículos en la prensa...
El señor COLOMA .-
¡No hay ninguno...!
El señor VIERA-GALLO .-
Pero la sesión se transmite. A lo mejor se oye en alguna sala de prensa. Nunca se sabe.
Señor Presidente , la verdad es que aquí todos han hablado y expuesto sus puntos de vista con sinceridad. Y cuando digo "todos" es desde los enfermos de cáncer hasta CHILETABACOS o la Phillips Morris (esta última acaba de hacer llegar a la Comisión un informe donde expresa su posición).
Eso, a mi juicio, no debería ser considerado una presión, sino el ejercicio del legítimo derecho de una empresa afectada a manifestar lo que piensa.
Ahora bien, en una sesión la Senadora señora Matthei invitó al abogado Yuseff -no recuerdo su nombre-,...
La señora MATTHEI .-
Gonzalo.
El señor VIERA-GALLO .-
... don Gonzalo , quien, en presencia de representantes de CHILETABACOS, hizo la crítica más demoledora que se ha formulado a esa empresa, exhibiendo incluso diapositivas que demuestran cómo CHILETABACOS, según él, miente.
Eso es normal en un Parlamento. Y quiero reivindicarlo. Es normal que, a propósito de un proyecto como el que nos ocupa, estén aquí las empresas; es normal que estén los enfermos; es normal que se critique a aquéllas. Y ningún Parlamentario -pienso yo- se va a dejar influir por intereses, ya vote en un sentido o en otro.
Ahora, nosotros tendremos que resolver temas muy delicados.
Por ejemplo, la cajetilla de cigarrillos -no sé si ya lo mencionó algún colega-, ¿tendrá por ambos lados la advertencia "El tabaco mata" o mostrará, como ocurre en Brasil, la foto de un enfermo terminal?
CHILETABACOS desearía que tuviera esa advertencia sólo por un lado y que por el otro se pudiera poner la linda cara de la cajetilla.
Creo que si algunos Parlamentarios votan porque vaya en un solo lado y otros votamos para que vaya en los dos, no es porque aquéllos estén vendidos a una compañía.
Quiero decir esto porque pienso que hay que reivindicar la libertad de los legisladores para decidir en temas que son muy complejos.
Lo mismo vale respecto de la propaganda.
El otro día, con el Senador señor Naranjo fuimos a hablar al Metro para que se sacara la propaganda del tabaco. Es prácticamente la única que hay en la línea Las Rejas-Pajaritos-Escuela Militar. Anduve en ese tramo y me di cuenta de que son puros avisos de cigarrillos Kent. Nosotros queríamos que se eliminara esa propaganda. Nos dieron algunas explicaciones.
Pero también un Parlamentario puede pensar que es legítimo que haya cierta publicidad del tabaco, y no por eso está vendido a determinada compañía.
Entonces, creo que aquí -excúsenme por invocar el cargo de Presidente de la Comisión- debemos tener una discusión absolutamente libre. Porque a veces se trata de criterios difíciles. No es tan simple decir A o B, pues algunas leyes van en una dirección, y otras, en una distinta.
Lo mismo es válido en cuanto al perímetro que se establece en el caso de los colegios. Y ahí tuvimos a la Confederación Nacional de Suplementeros, que se opone con fuerza a la restricción consignada. Obviamente, CHILETABACOS coincide con los suplementeros, y con la Confederación del Comercio Detallista, y con la Cámara Nacional de Comercio.
Por el otro lado está la posición justa, a mi juicio, de todos los que propician las máximas restricciones.
Sobre el particular, advierto que me inclino por, ojalá, las más drásticas restricciones. Empero, no voy a tener ni una palabra de crítica hacia quien no comparta esa posición. Y ello es importante, porque han aparecido en la prensa artículos que dejan la impresión de que determinados Parlamentarios toman cierta actitud porque están bajo la presión, el lobby o lo que sea de la Compañía Chilena de Tabacos.
El problema difícil nos viene en el segundo informe. Ojalá los señores Senadores lean el primero, estudien bien el articulado y presenten sus indicaciones. Porque la discusión real, verdadera, vendrá ahora respecto a los cuatro puntos complejos planteados: la advertencia en la cajetilla; el perímetro fijado con relación a los colegios; la prohibición de fumar en restoranes, bares y discotecas, y la publicidad.
He dicho.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Andrés Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Señor Presidente , yo soy un fumador arrepentido.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
¿Sólo fumador arrepentido...?
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
En general, pienso que este proyecto cuenta, por supuesto, con la aprobación de todos los Senadores. No creo que alguien vaya a levantar su voz en contra de una reglamentación o de una legislación sobre la materia para restringir la publicidad y tratar de reducir el consumo del tabaco, a pesar de que considero que esto, más que materia de ley, es un problema de educación, cultural. No olvidemos que el tabaco fue una de las cosas que se exportaron de América a Europa en tiempos del descubrimiento de nuestro continente.
El señor ROMERO (Presidente).-
Excúseme que lo interrumpa, señor Senador
Si la Sala no tiene inconveniente, voy a dejar abierta la votación, porque algunos señores Senadores me han planteado que deben ausentarse.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
No hay problema.
El señor SABAG .-
De acuerdo.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Entonces, queda abierta la votación electrónica.
Puede continuar, Su Señoría.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Asimismo, señor Presidente , pienso que no hay que llegar al exceso.
La Senadora señora Matthei señaló muy bien que hay que profundizar mucho este debate, para sacar una legislación razonable y no sólo utópica.
Lo que tenemos que hacer acá -como con razón se dijo- es, más que todo, resguardar el derecho del que no fuma en relación con el de quien lo hace. O sea, que no se obligue a un no fumador a estar al lado de alguien que fuma y a aspirar el humo de su cigarrillo.
El artículo 1º bis que se propone agregar a la ley Nº 19.419 expresa en su letra a): "Publicidad del tabaco: Toda forma de promoción, comunicación, recomendación, propaganda, información o acción con el fin o el efecto de promover directa o indirectamente un producto hecho con tabaco o el consumo de tabaco o de la industria tabacalera;".
¿Qué significa eso? Que una compañía tabacalera no podrá tener papel con un membrete que diga "Compañía de tabacos" no sé cuanto; no podrá poner sus símbolos en el frontis del edificio donde funciona su sede, etcétera.
Estoy de acuerdo en que esa restricción se aplique respecto del tabaco, pero no de la industria tabacalera, que debe tener promoción y publicidad mediante determinado tipo de acciones.
En seguida, considero perfecta la prohibición de expender tabaco dentro del perímetro de 300 metros alrededor de los establecimientos de enseñanza preescolar, básica y media. ¿Pero por qué para la Ley de Alcoholes se fijan 100 metros y para la del tabaco 300?
Yo recibí la visita de los quiosqueros de la zona céntrica de Santiago, quienes, en su gran mayoría, venden diarios y cigarrillos. Me dijeron que, simplemente, no podrán ejercer su trabajo.
Por lo tanto, vamos a provocar una situación compleja.
En ciudades más pequeñas, donde el establecimiento escolar se encuentra cerca de una plaza, a tres cuadras a la redonda no podrá existir ninguno de los quioscos que venden diarios, cigarrillos, etcétera.
Entonces, no exageremos. Hagamos las cosas como corresponde. Fijemos 100 metros, al igual que en la Ley de Alcoholes. O sea, apliquemos en el caso del tabaco la misma norma de ese cuerpo legal.
Por último -y para mencionar sólo algunos de los elementos que contiene el informe que recibí-, concuerdo con la prohibición de fumar en los órganos públicos; en los establecimientos de salud públicos y privados, y en todos los demás lugares que se indican. ¿Pero por qué en un bar? Quien decide ir a un bar sabe que ahí hay alcohol, cigarrillos, humo y todo lo que corresponde a un lugar como ése. ¿O vamos a hacer bares para fumadores y bares para no fumandores? ¡No! No exageremos. El bar es un lugar de concurrencia múltiple, al que asisten fumadores y no fumadores; y si una persona no quiere aspirar humo de cigarrillo, no va a él.
El señor NARANJO .-
Los no fumadores no vamos a bares.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Y lo mismo en el caso de las discotecas. Porque el inciso respectivo dice "bares y demás establecimientos similares". Allí los jóvenes fuman. Y si alguien no quiere ir, no lo hace.
Entonces, no exageremos, no vayamos más allá.
En el caso de los restoranes, puede colocarse un letrero como el que he visto en muchas partes: "En este restorán no se permite fumar". Y habrá restoranes con lugares separados para fumadores y para no fumadores.
¡No caigamos en la exageración!
Entonces, para lograr un buen proyecto -todos estamos de acuerdo en la idea de legislar; yo la votaré a favor-, debemos eliminar los excesos, que no llevan precisamente a que la ley cumpla su objetivo: evitar el consumo del cigarrillo.
Por esas razones, aprobaré en general el proyecto. Sin embargo, espero que en la Comisión, durante el segundo informe, se hagan las correcciones necesarias para evitar los efectos negativos que señalé.
He dicho.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , yo no soy virtuoso,...
El señor PROKURICA .-
¡Casi, casi...!
El señor NÚÑEZ.-
...y me siento tranquilo no siéndolo.
No tengo ninguna aspiración a la virtud con que quisiera dotarme mi colega el Senador Viera-Gallo .
Por cierto, estoy tranquilo con mi no virtuosidad. Y nadie, al parecer, pretende que yo sea virtuoso, salvo esta iniciativa de ley, que intenta que me redima, que logre ser alguna vez lo que otros quieren que sea: un hombre que no fuma.
Ahora bien: soy fumador. No sé si soy vicioso; ésta es una palabra muy dura.
La señora MATTHEI .-
Es mejor "adicto".
El señor NÚÑEZ.-
Quizá corresponde que yo sea llamado "vicioso", pero sólo por el cigarrillo, felizmente, gracias a no sé quién.
El señor ROMERO (Presidente).-
¡Gracias a la edad...!
La señora MATTHEI .-
¡Esperábamos algo más de Su Señoría...!
El señor NÚÑEZ.-
Y espero seguir sólo con el vicio del cigarrillo.
Sin embargo, tengo un problema. Yo no formularé indicaciones y apoyaré todas las normas, hasta las más drásticas, que proponga mi colega y compañero de bancada José Antonio Viera-Gallo .
El señor MORENO .-
¡Pero no sabe si va a poder cumplirlas...!
El señor NÚÑEZ.-
No sé si se van a cumplir. Yo me las arreglaré para no cumplirlas.
El señor LARRAÍN .-
¡Hecha la ley, hecha la trampa!
El señor NÚÑEZ.-
Y haré cuanto sea posible para que la pillería nacional despliegue todos los esfuerzos -y seré el primero en promoverlos- conducentes a evitar que me impongan los más increíbles lugares donde podré o no podré fumar.
Señor Presidente , yo soy un vicioso víctima de la sociedad. Víctima, por supuesto, de Humphrey Bogart , quien no habría sido Humphrey Bogart sin un cigarrillo.
La señora MATTHEI .-
¡Y tampoco habría muerto...!
El señor NÚÑEZ.-
No habría muerto tan joven.
El señor GAZMURI .-
¡Pero igual iba a morir...!
El señor NÚÑEZ.-
Exacto. Y entiendo que no fue por el cigarrillo, sino por...
La señora MATTHEI .-
¡Por el cáncer!
El señor NÚÑEZ.-
Soy víctima, asimismo, de Sofía Loren. Y también, de Sara Montiel: de "Fumando espero" y de toda esa época. Alguna vez yo esperé fumando, ¡y nadie llegó...!
Entonces, existe un problema. Porque los viciosos somos víctimas de una sociedad que nos impuso una manera de socializarnos mejor. Y el cigarrillo fue un mecanismo de socialización que todos -por lo menos los de mi generación- tuvimos.
La cuestión radica en que por primera vez el Estado pretende preocuparse de mí, cuando ya es tarde.
Por primera vez el Estado empieza a preocuparse de todos aquellos que fuimos víctimas...
El señor ROMERO (Presidente).-
¡Y usted que creyó tanto en el Estado...!
El señor NÚÑEZ.-
¡Y yo que creía tanto en el Estado...!
El señor GAZMURI .-
¡Un Estado bueno!
El señor NÚÑEZ.-
Y por eso ahora estoy creyendo cada vez más en el Estado, pues por primera vez se preocupa de temas que antes no llamaban su atención.
Señor Presidente , estoy convencido de que habrá una generación que no va a fumar. Se calcula que en el año 2018 ningún sueco fumará. Y espero sinceramente que en el 2020 los chilenos -incluyo a mis nietos- no fumen.
No tengo duda alguna de que fumar hace daño y acorta la vida. Ahora, no sé si al dejar de fumar viviré los diez años que, según lo expuesto por la Honorable señora Matthei , ya me recorté. Si así fuera, podría dejar de fumar inmediatamente para repostularme al Senado.
El señor PROKURICA .-
¡No alcanza...!
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , anuncio que votaré a favor del proyecto y que apoyaré todas las medidas drásticas que proponga mi colega Viera-Gallo.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
En todo caso, quiero dejar constancia de que el asiento que ocupa Su Señoría es para fumadores: desde ahí, el entonces Senador señor Vodanovic pronunció una famosa arenga a favor del tabaco.
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri
.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , yo acompañé el discurso del entonces Senador Vodanovic , y ahora me toca hacer lo mismo con mi colega Núñez .
En aquella oportunidad llegamos a una transacción muy negociada con el Senador Nicolás Díaz , quien, como buen médico, profesaba un antitabaquismo militante. Y los colegas de esa época recordarán que participó en el debate con unos frascos terribles -no sé si contenían facsímiles o pulmones reales- que mostraban los efectos horrorosos producidos por el tabaco.
Aprobamos la ley pertinente, y la transacción con el Senador Díaz consistió en mantener la posibilidad de fumar en esta Sala, porque no se consideró un recinto de atención a público -ése fue el argumento que adujimos con el colega Vodanovic -, sino un lugar donde el público venía a mirar cómo trabajábamos. Y la iniciativa pertinente -dio origen a la legislación en vigor- prohibía fumar en los lugares de atención a público.
Ya se suprimió aquí esa costumbre, y sin ley: desde hace bastantes años no fumamos en el Hemiciclo. O sea, somos una minoría que está siendo acorralada. Sólo espero que no terminemos en un campo de concentración, como el de Buchenwald, y que no hagan jabón de nosotros... Creo que debe mantenerse el equilibrio.
Ahora bien, el argumento fundamental -lo dijo bien el Senador señor Viera-Gallo - es sólo de salud pública, porque con el hábito uno se daña a sí mismo y también perjudica a inocentes, lo que cualquier fumador con conciencia social y espíritu de servicio público no puede tolerar.
En tal sentido, la información me parece bien.
Hay una cuestión vinculada con márgenes de libertad. Yo, por lo menos, voy a defender el derecho de ir a un restaurante y, al final de una buena cena, de fumar un cigarrillo. Naturalmente, no voy a obligar a nadie a presenciar aquello... ¡Basta que no vaya al mismo establecimiento! Pero yo no estoy, por así decir, por los extremismos a que ha llegado la ley, como la italiana. No me parecen razonables.
Sí me parece razonable que haya bares para fumadores y bares para no fumadores, porque también se puede querer tomar un trago y conversar con un amigo sin verse obligado a aspirar el humo de los vecinos.
Por tanto, si creemos en la libertad y -como tanto se ha dicho aquí- no queremos que el Estado venga a imponernos conductas para evitar tal o cual daño, debemos ser cuidadosos. Porque hay múltiples conductas dañinas, tema sobre el cual, además, seguramente no existiría acuerdo entre nosotros. Yo soy un convencido, junto con toda una corriente médica importante, de que el azúcar que no sea fructosa es completamente inútil, desde el punto de vista de la nutrición, y perjudicial. Eso está comprobado. Y, además, es adictiva. Mas a mí no se me ocurriría, salvo que ello tuviera una connotación epidemiológica, restringir su venta. ¡Pero veamos la cantidad de obesidad infantil que hay en Chile! ¡Todos estamos preocupados de que a trescientos metros de los colegios no se vendan cigarrillos y resulta que, por ejemplo, en todas las escuelas públicas de la Región que represento hay quioscos donde los niños consumen veneno en los recreos! El problema de la obesidad infantil es terrible en este país.
Por tanto, si vamos a ponernos rigurosos, yo le pido al señor Ministro de Salud que se preocupe de la venta de pastillas y dulces en los recreos de los colegios. Porque todos sabemos que la obesidad infantil se está convirtiendo casi en una pandemia.
Y quisiera aprovechar su presencia para señalar que, si vamos a ponernos rigurosos, como yo estoy por hacerlo respecto del tabaquismo, actuemos en idéntica forma en el caso de otros temas de salud pública que son graves en Chile y que no reciben ninguna atención. Parece que los dulces tienen, o mejor lobby, o mejor prensa, porque todavía no nos hacemos cargo de que representan un problema.
Voto a favor.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Recuerdo a los señores Senadores que aún debemos tratar el proyecto relativo a los pescadores artesanales, para lo cual necesitamos quórum especial.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor GARCÍA ( Ministro de Salud ).-
Señor Presidente , sólo deseo reiterar que este proyecto no va en contra de los fumadores. Lo que nos interesa, tal como se ha dicho, es proteger a los no fumadores; hacer lo posible por que los niños no adquieran el vicio del fumar, que es adictivo, y, de una forma u otra, evitar este daño a la población.
Ciertamente, durante la discusión particular podrán perfeccionarse algunas materias.
Creo necesario hacer hincapié en que lo relativo a los bares y restaurantes no sólo tiene que ver con los clientes, sino también con quienes trabajan en ellos, pues está absolutamente demostrado que corren riesgos innecesarios. A mi juicio, esta situación tendría que contemplarse en alguna norma.
Asimismo, deseo hacer presente algo que no se ha dicho y que se vincula con el planteamiento del Senador señor Núñez . ¿Cómo se va a fiscalizar? Para que sea más efectiva la fiscalización, se dan atribuciones a los servicios de salud, y pretendemos que ello se cumpla.
Por último, en relación con otras materias de salud pública, insisto en recordar la serie de iniciativas que se están manejando, como la relativa a la autoridad sanitaria, ya convertida en ley. Recientemente se aprobó el etiquetado de los alimentos, para la prevención de la obesidad. Y la alimentación de los niños en los colegios ha permitido hoy en día la disminución de este problema, si bien no en las cifras que quisiéramos. Pero, al menos, se ha detenido la curva de incremento de esa situación en los niños de primero básico.
Muchas gracias.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Terminada la votación.
El señor BOMBAL.-
Señor Presidente , ¿podría incorporarse mi pronunciamiento? Fue muy rápida la votación.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Con el mayor agrado, señor Senador . Y también el de los Honorables señores Orpis, Horvath y Flores.
--Se aprueba en general el proyecto (32 votos a favor) y se fija plazo para presentar indicaciones hasta el 4 de julio, a las 12.
Votaron los señores Aburto, Arancibia, Boeninger, Bombal, Chadwick, Coloma, Fernández, Flores, Foxley, Frei (doña Carmen), García, Gazmuri, Horvath, Larraín, Matthei, Moreno, Muñoz Barra, Naranjo, Novoa, Núñez, Ominami, Orpis, Parra, Prokurica, Ríos, Romero, Ruiz (don José), Sabag, Silva, Stange, Vega y Viera-Gallo.
El señor ROMERO (Presidente).-
Solicito acuerdo para tratar la iniciativa que suspende el reemplazo de inscripciones en el Registro Pesquero Artesanal.
Acordado.
"
- rdf:value = " MODIFICACIÓN DE LEY Nº 19.419 EN CUANTO A PUBLICIDAD Y CONSUMO DE TABACO
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Proyecto, en primer trámite constitucional, que modifica la ley Nº 19.419 en materias relativas a la publicidad y al consumo de tabaco, con informe de la Comisión de Salud y urgencia calificada de "simple".
3825-11
--Los antecedentes sobre el proyecto (3825-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite, sesión 41ª, en 5 de abril de 2005.
Informe de Comisión:
Salud, sesión 1ª, en 7 de junio de 2005.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
El principal objetivo de la iniciativa es modificar la ley Nº 19.419, que regula actividades relacionadas con el tabaco, reforzando la protección a los no fumadores; restringiendo la publicidad y promoción de los productos elaborados con tabaco; protegiendo a los menores de edad en cuanto a dificultar su acceso a dichos productos, y planteando como política pública la generación de ambientes libres de humo de tabaco tanto en el sector público cuanto en el privado, así como en los lugares cerrados de acceso público, establecimientos de salud y de educación.
La Comisión de Salud discutió el proyecto solamente en general, de conformidad con lo dispuesto en el inciso sexto del artículo 36 del Reglamento. Luego de recibir en audiencia a representantes del Ejecutivo , a diversas organizaciones especializadas en la materia y a otras entidades interesadas en el objetivo del proyecto, aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Matthei y señores Boeninger, Espina, Ruiz-Esquide y Viera-Gallo.
Finalmente, corresponde señalar que el número 9) del artículo 1º de la iniciativa tiene el carácter de norma orgánica constitucional, por lo que requiere para su aprobación el voto conforme de 26 señores Senadores.
El señor ROMERO (Presidente).-
En la discusión general, tiene la palabra el Senador señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , este asunto fue objeto de mucha discusión en todas partes, incluso en el Senado, cuando se aprobó el proyecto promulgado posteriormente como ley Nº 19.419.
En esta oportunidad, la Comisión de Salud aprobó por unanimidad el texto que modifica ese cuerpo legal, de acuerdo con diversos antecedentes que daremos a conocer en el transcurso del debate.
¿Qué es lo central y lo fundamental de esta nueva propuesta?
En primer lugar, su propósito no es limitar el derecho de las personas a fumar. Todos los que quieran pueden hacerlo, salvo que con ello afecten a no fumadores, quienes tienen derecho a un ambiente libre de humo.
Lo señalo porque la gran crítica que se hace a la iniciativa es que limitaría la libertad personal. De manera que eso queda despejado.
El proyecto apunta a temas centrales.
¿Cuáles son, en definitiva, sus razones?
Sin el ánimo de hacer un debate demasiado extenso, lo fundamental es que tanto el Gobierno como los Parlamentarios que trabajamos en la materia consideramos que el tabaco causa daño.
Hasta hace muy poco se hablaba de que podría afectar la salud y generar alguna enfermedad. También se decía que a algunas personas, pese a haber fumado hasta los 90 años, nada les sucedió.
En seguida, el proyecto limita la publicidad, acota los lugares en que se puede fumar y precisa expresamente donde no se puede.
En tercer lugar, establece normas en orden a que la publicidad no pueda dirigirse a los menores -que es el ejemplo dado permanentemente-, para que no sea posible focalizarla de esa manera.
En cuarto término, se consigna que, cuando hay prohibición de fumar en un recinto cerrado -tratándose en especial de restoranes o lugares similares-, ese espacio debe estar lo suficientemente separado para que quien fuma no obligue a hacerlo de modo indirecto a otras personas, como sucede ahora por el hecho de haberse establecido en la ley vigente la creación de un ambiente que "puede estar separado", lo cual no se precisa y, por lo tanto, en la práctica no es tal.
Otro elemento importante es que el proyecto impone a los productores la obligación de generar una expresión clara de que el tabaco produce daño y estamparla en la cajetilla con determinada dimensión.
¿Cuál es el objetivo de todos estos antecedentes?
Básicamente, además de lo señalado, entender que en Chile todavía se sigue fumando en exceso, en comparación con otros países, y que los sectores más agraviados con esta situación son las mujeres ¿en particular las embarazadas-, los niños y los jóvenes.
Según los datos contenidos en el informe, los jóvenes siguen fumando más que las personas de otras edades, porque en esa etapa el afán de fumar es alto, a diferencia de los adultos, en que es más bajo.
Esto nos parece especialmente relevante, porque se podrá discutir o podrá haber una violenta oposición, pero existen dos realidades indubitadas. El humo de cigarrillo que aspira una mujer embarazada repercute directamente sobre el feto, lo cual se capta en las ecografías, cuando se ve cómo él reacciona al momento en que la madre fuma.
Y en lo que respecta a los jóvenes, también es claro que, cuando están sometidos a un exceso de humo de tabaco, su evolución intelectual es distinta de la de quienes no lo están.
Por lo tanto, más allá del proyecto mismo -que hemos discutido varias veces-, como miembro de la Comisión, me interesa dar a conocer el sentido del articulado.
Ya no hay nadie en el mundo que estime innecesario dictar leyes con el objeto de evitar lo que mencioné al comienzo, que no consiste en prohibir que la gente fume, porque ello forma parte de su libertad personal, sino en procurar que no lo hagan quienes están en su entorno. Y eso significa la obligación de acatar las normas que proponemos.
Ahora bien -con esto termino, para ojalá aprobar el proyecto de inmediato-, es claro que en todo el mundo se ha intentado sofocar este hábito. Y también lo es, como podrán constatar los señores Senadores, que en el texto de la iniciativa no hay ninguna referencia de orden tributario respecto del tabaco. Y, al menos en mi opinión, es bueno que así sea, por cuanto ése es el mayor problema que se produce cuando se discute el tema.
Todos los países adoptan varias líneas de acción, que son las que hemos resumido.
Primera: educar. Más allá de lo que señale el texto de la ley, una vez promulgada será obligación del Gobierno que corresponda mantener una relación muy estrecha entre los Ministerios de Salud y de Educación. Prevenir, más que sancionar, debe ser la orientación en la cual tenemos que trabajar.
Segunda: proteger a los sectores más duramente afectados, que son los jóvenes y las mujeres.
Tercera: evitar al máximo la publicidad, en particular en lugares aledaños a las escuelas -donde se encuentran aquellos a quienes la industria quiere conquistar- y en relación con el deporte, espacios que habitualmente se usan como enganche, sobre todo entre los adolescentes.
Cuarta: educar en cuanto a las áreas donde estará absolutamente prohibido fumar, o sea, recintos cerrados, oficinas de la Administración Pública, Parlamento , restoranes y otros puntos de reunión masiva, con las salvedades que mencioné.
Señor Presidente , cuando se planteó la primera iniciativa de ley, que me correspondió elaborar con el entonces Senador Nicolás Díaz , quien fue su verdadero inspirador, hubo muchas dificultades, porque no existían ni el ambiente ni la socialización necesarios con respecto al tabaco. Con el correr del tiempo nos dimos cuenta de que varias de las normas establecidas en la ley no se podían cumplir. Incluso, la Contraloría General de la República reparó que no se facultaba al Ministerio de Salud para imponer determinadas exigencias a las cajetillas o envases.
Ahora existe un mejor ambiente. De hecho, frente a las preguntas que habitualmente se realizan, la mayoría de los ciudadanos chilenos responde que los no fumadores, que constituyen el 56 por ciento de la población, tienen tanto derecho a un ambiente libre de humo de cigarrillo como el que asiste a los fumadores, los cuales representan el 42 por ciento.
Por eso, señor Presidente , para no alargar mi intervención, solicito a la Sala aprobar la idea de legislar y abrir un plazo de al menos 15 días para la presentación de indicaciones, con el objeto de que el proyecto pueda ser estudiado en particular con mayor detalle, de acuerdo a las modificaciones que se sugieran.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Naranjo.
El señor NARANJO.-
Señor Presidente , con la legislación que se propone estamos dando un paso decisivo para establecer en Chile una política de Estado antitabaco.
Si bien es cierto que con la ley 19.419 se crearon condiciones para avanzar en esa dirección, es indudable que a poco andar ellas se mostraron insuficientes. Al hacer una evaluación de ese cuerpo legal a lo largo de estos años, uno advierte serias deficiencias que, en la práctica, la tornaron ineficaz para controlar el consumo y evitar el aumento de los fumadores en Chile.
Felizmente, el Congreso acogió hace algunos meses el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que de alguna manera nos obliga a definir una política antitabaco en nuestro medio.
Creo que las modificaciones planteadas a dicha ley por el Ministerio de Salud dan cuenta de aquella realidad. En ese sentido, considero pertinente que la Sala, en concordancia con su postura de acoger el referido Convenio Marco, dé su aprobación en general al proyecto en debate.
¿Por qué señalo esto, señor Presidente ? Porque las estadísticas nacionales son muy reveladoras. Aquí se ha indicado -lo hizo muy bien el Senador señor Ruiz-Esquide- que en el concierto latinoamericano somos el país con más alto consumo de tabaco per cápita, el cual ha sido fuertemente estimulado, de modo principal, en los sectores de jóvenes, niños y mujeres.
Debo advertir que el proyecto -algunos Honorables colegas podrían ser inducidos a pensar en tal sentido como consecuencia de esta discusión- no va contra los fumadores. Lo que busca es garantizar el derecho de los que no fuman en los ambientes donde ellos se desenvuelven. Por eso se aboca, fundamentalmente, a situaciones muy específicas.
Una de ellas dice relación a la publicidad. Es evidente que la norma legal en vigor no se hace cargo de la gravedad del problema. Cuando uno revisa las diversas legislaciones existentes en el mundo comprueba que la gran mayoría apunta a restringir totalmente la publicidad del tabaco, al extremo de que algunos grandes premios en el automovilismo, financiados por las empresas tabacaleras, no han podido seguir realizándose en determinados países al prohibirse en ellos la publicidad de éstas, por lo que han debido ser trasladados a otros lugares del orbe.
La normativa propuesta no restringe la libertad de nadie. Los fumadores van a mantener el derecho a seguir fumando, pero conscientes de los daños que provoca el cigarrillo y respetando -insisto- los derechos de quienes no lo hacen.
Por eso, la publicidad, en particular la que se ubica en recintos deportivos y espacios públicos, debe ser restringida al máximo, porque -y aquí hay una cuestión verdaderamente preocupante- las empresas tabacaleras necesitan un ejército de reserva para sustituir a los miles y millones de personas que todos los años mueren a causa del cigarrillo. Y para eso ha encontrado terreno fértil en los menores de edad. A ellos va dirigida principalmente la publicidad. Si uno recorre espacios públicos cercanos a los establecimientos educacionales, se dará cuenta de que ahí es donde se hace la mayor propaganda.
Aún más -lo decían en la Comisión los entendidos en la materia-, los menores de edad, si no han fumado a los 15 años, difícilmente se van a transformar después en adictos al tabaco. Por lo tanto, lo que se busca es que ellos hayan fumado en algún momento, para que se puedan convertir en potenciales adictos. No es mera casualidad que la marca de cigarrillos Belmont fuese concebida principalmente para estimular e incidir en los menores de edad, porque la primera reacción de una persona que nunca ha fumado es el rechazo natural que produce el hacerlo por primera vez. Curiosamente, la cajetilla de Belmont contiene un mensaje publicitario que sirve como anzuelo para que los menores se incorporen al consumo del tabaco. Alude a su "suavidad". O sea, fumar no es malo; es sinónimo de éxito, de sociabilidad, de poder desenvolverse bien en el mundo juvenil.
En consecuencia, señor Presidente , es clave avanzar en materia de publicidad.
El segundo aspecto -creo que la iniciativa lo aborda en buena forma- tiene que ver con los espacios donde se podrá fumar. No se trata -hemos sido reiterativos en ello- de que los fumadores no tengan lugares donde hacerlo, sino de que en los que coinciden fumadores y no fumadores se respete el derecho de estos últimos, porque se ha comprobado científicamente que el humo del tabaco es tanto o más dañino que el propio consumo. Entonces, muchos fumadores pasivos -por decirlo de alguna manera- contraen parte importante de las enfermedades causadas por el producto. Estamos hablando, sólo en nuestro país, de alrededor de 14 mil personas que mueren cada año por afecciones directa o indirectamente relacionadas.
Por lo tanto, resulta fundamental -y la idea es recogida bien por la legislación en proyecto- la separación hermética entre los sectores o lugares de fumadores y no fumadores.
Del mismo modo, nos parece esencial restringir la venta a los menores de edad. Es necesario protegerlos, para que no pasen a formar el ejército de reserva de las empresas del rubro. Y, en ese sentido, todo lo que diga relación, no sólo a la publicidad, sino también al expendio, es un paso sumamente trascendente.
Considero importante señalar dos cuestiones más sobre el tema. Una de ellas tiene que ver con la advertencia que es preciso formular y se halla asociada, por cierto, a la publicidad. Hoy no cabe ninguna duda -y así lo demuestran los diversos estudios- de la existencia de una vinculación directa entre el consumo de tabaco y la muerte. Por consiguiente, la advertencia no puede referirse a una probabilidad, sino a una certeza: debe expresar con claridad y exactitud los daños que provoca el hábito. Creo que las modificaciones propuestas en el proyecto de ley van en la dirección correcta, en cuanto a la necesidad de legislar también acerca de ese punto.
Por último, señor Presidente -y estimo de relevancia consignarlo-, las empresas tabacaleras han manifestado, a lo menos en la Comisión, una posición favorable a que se legisle sobre el asunto. Consideran oportuno, también, avanzar en el mejoramiento de la normativa vigente al respecto.
Por ello, si esta Honorable Sala aprueba en general la iniciativa del Ejecutivo y también las modificaciones posteriores, pienso que el ordenamiento en vigor sobre el tabaco se pondrá a la altura que corresponde y se someterá a las restricciones imperantes en el concierto internacional. Y lo más destacable es que nuestras disposiciones internas se harán coherentes con el Convenio Marco que aprobamos hace algún tiempo.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , los estudios realizados a nivel médico sobre los efectos del tabaco ya son de una data muy antigua -empezaron por allá por 1950- y ha aumentado cada vez más la información con que contamos acerca del inmenso daño que aquél provoca en los fumadores. Se calcula que, en promedio, uno de ellos vive diez años menos que quien no fuma. ¡Diez años de vida menos, en promedio! ¡Es una enormidad!
En verdad, sí es nuevo que ahora ya se ha podido comprobar que las consecuencias nocivas no recaen sólo en el fumador, sino también en quienes se hallan cerca. Se habla del "fumador pasivo", esto es, de aquel que debe inhalar el humo que emiten otros. Y ese daño puede ser también enorme.
Por lo tanto, a estas alturas, con la información de que disponemos, es del todo evidente que debemos legislar para que aquellos que fuman no perjudiquen a terceros que no lo hacen.
Ése es el primer aspecto del proyecto.
El segundo se refiere fundamentalmente a que se trata de retrasar la edad a que empieza el hábito. En Chile, el inicio en el cigarrillo es, a veces, a los 13, 14, 15 años. Existe mucha precocidad. La cuestión radica en que a esas edades el joven actúa básicamente por moda, por imitar a sus amigos, pero sin conciencia alguna de que en el fondo está adquiriendo un vicio, una adicción -es lo que se provoca, al final-, de la cual probablemente le será muy difícil sustraerse en el futuro. En esa etapa no tiene idea de tal efecto, de que el día de mañana le va a ser imposible dejar el cigarrillo.
A esa edad tampoco tiene idea -no ha leído los estudios respectivos- de la tremenda incidencia de ese hábito en la salud.
Por tal motivo, se intentar retrasar, deseablemente, la edad a la que se empieza a fumar. Y una serie de normas apuntan a ello.
Y el tercer aspecto consiste en que ojalá, en general, se fume menos en el país; en que se reduzca el consumo de tabaco. En ese objetivo hemos estado todos de acuerdo.
La idea de legislar fue aprobada por unanimidad en la Comisión de Salud. Sin duda, en la discusión particular se deberán enfrentar algunos problemas que no son fáciles de resolver. Por ejemplo, en relación con los puntos de venta y con la prohibición de expender legalmente cigarrillos en un radio de trescientos metros de cualquier colegio, se nos han acercado personas que aseveran que en algunos pueblos pequeños sencillamente no será posible esa actividad y la gente deberá ir a la localidad vecina. Es algo que carece de sentido, porque, en el fondo, cuando no se permite la venta legal surge la venta ilegal.
Y se nos ha explicado cómo en algunas ciudades el expendio legal prácticamente se reduciría a la periferia. Ello tampoco tiene mucho sentido.
Pero, ¿qué es lo razonable? ¿Trescientos metros de perímetro? ¿O debieran ser trescientos metros pero contados sólo desde la puerta de ingreso? ¿Porque cuál es el sentido de contar trescientos metros desde el muro de atrás, por donde nadie sale del colegio ni entra a él?
Existe una serie de asuntos prácticos que se deberán discutir con un poco más de cuidado.
En cuanto a la publicidad del producto, me parece que todos tenemos absoluta claridad en que no puede exhibirse ninguna que de alguna manera atraiga a los jóvenes. ¿Es posible o no una forma de ella que no vean? No lo sé. Estaremos considerándolo. ¿Es posible alguna de carácter directo? Tampoco lo sé. Pero me parece que en la discusión particular habrá que tener presentes muchas interrogantes.
La prohibición de fumar o la medida de mantener absolutamente separados los espacios de los fumadores y de los no fumadores es algo obvio cuando se trata, por ejemplo, de recintos públicos. Si se necesita viajar en avión, por ejemplo, se debe ir al aeropuerto, donde todas las personas se hallan juntas, por lo que la prohibición resulta evidente.
¿Qué pasa, en cambio, en un restorán? A lo mejor, en la pareja, uno fuma y el otro no. A lo mejor, uno está dispuesto a hacer el sacrificio una vez, y el otro, a la siguiente. Pero no lo veo mucho como una situación en ambientes separados.
O sea, se registran casos que se vinculan con la libertad de los individuos, y otros, con una libertad mal entendida, en los que fumar, en el fondo, le hace daño a una persona distinta.
Así que estimo que la discusión particular será interesante. No necesariamente el proyecto saldrá tal cual se presenta ahora. De lo que no me cabe duda es de que después de la aprobación en esa etapa contaremos con normas mucho más estrictas que hoy. Y pienso que ello es bueno. A mi juicio, en general se ha minimizado en la discusión pública el daño que el tabaco causa en la salud, así como también el que los fumadores provocan a los no fumadores, a los fumadores pasivos, en el fondo. Y considero que se debe afrontar la cuestión, pero sobre la base de mezclar el sentido común con disposiciones realmente protectoras.
Anticipo, entonces, una discusión entretenida en la Comisión; pero claramente recomiendo que en el pronunciamiento en general se vote a favor, porque juzgo del todo indispensable una normativa más estricta que la existente.
Gracias.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ríos.
El señor RÍOS.-
Señor Presidente, votaré favorablemente el proyecto, pero deseo recoger algo que expresó el Senador señor Naranjo . Estoy muy de acuerdo con Su Señoría a lo menos en ese punto.
Aquí se ha hecho mención varias veces al tema de la salud, y se sostuvo algo que vale la pena examinar. De pronto se hacen afirmaciones sobre determinadas materias sólo porque que se han oído, sin analizarlas previamente.
Se dice que Chile es el país que ostenta el más alto consumo per cápita de tabaco en América Latina, lo cual, obviamente, produciría un efecto negativo bastante evidente, conforme a los antecedentes que se han entregado. Sin embargo, exhibe los mejores índices de salud, no sólo de América Latina, sino del mundo.
Cuando el Honorable señor Andrés Zaldívar era Presidente del Senado y yo Vicepresidente, recibimos la visita de la máxima autoridad de la Organización Mundial de la Salud, quien nos expresó, textualmente, que llegaba al país donde existía uno de los mejores índices de salud del orbe. Y nos ubicó -nada más ni nada menos- en el lugar número 14. Así que, de pasadita, mis felicitaciones al señor Ministro de Salud .
Hay sólo 13 países con índices de salud superiores a los nuestros. De los 187 países reconocidos por las Naciones Unidas, a lo menos 174 presentan índices más bajos que Chile.
Señalo lo anterior porque deseo recoger lo planteado por el Senador señor Naranjo . Me parece que no está tan resuelto el tema del tabaco, porque, si bien el país tiene un altísimo consumo, a su vez exhibe un elevado índice de salud, una población en general sana y una expectativa de vida cercana a los 80 años. En Estados Unidos ésta alcanza a 81 años, es decir, tenemos sólo un año de diferencia en esta materia con la mayor potencia económica, social y en todo orden. Sin embargo, me parece lógico aceptar el proyecto en beneficio de quienes no fuman. Ésa es la verdad de las cosas.
En cuanto a los antecedentes de salud, deseo que se sigan entregando, siempre que se haga con fundamento. Porque -reitero-, si se aducen motivos de salud, no encuentro razón alguna para que Chile posea los mejores índices sobre el particular, en circunstancias de que exhibe uno de los más altos niveles en tabaquismo. Es algo extraño.
Algunos médicos sostienen que los fumadores no padecen de alzheimer. Es decir, dicho hábito trae algún beneficio. Esto lo sostuvo un distinguido facultativo de nuestra Región, quien ha desempeñado cargos públicos muy importantes. Él señaló que efectivamente el tabaco produce daños en los pulmones y en el corazón, sin duda alguna, pero que ningún fumador ha tenido alzheimer, según los antecedentes conocidos en todo el proceso de investigación clínica sobre esta materia.
Votaré favorablemente. Lo haré animoso y contento, porque hay que respetar el derecho de quienes no fuman. Y ese respeto implica necesariamente adherir a la iniciativa.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , deseo iniciar mi intervención sobre este importante proyecto de ley señalando algunos hechos puntuales.
Se calcula que 43 por ciento de la población chilena de entre 12 y 64 años de edad fuma. Esto significa que aproximadamente 4 millones de personas son adictas a la nicotina, lo que nos coloca en el nivel de más alta prevalencia de América Latina. Como resultado de ello mueren 14 mil chilenos al año por causas exclusivamente asociadas al tabaquismo, como cáncer o enfisema pulmonar. Para completar este cuadro, el país gasta mil 140 millones de dólares en atenciones derivadas de estas patologías.
Quiero complementar estos antecedentes expresando que siete de cada diez menores de 13 a 15 años ya han fumado y que 9,5 por ciento de los jóvenes admite que recibió cigarrillos gratuitamente de sectores interesados.
Justamente, una idea central del proyecto es atacar en especial el consumo en jóvenes que aún no ingresan a él en plenitud. Los niños fuman cerca de dos cigarrillos al día y los adquieren, por lo general, sueltos. Según la última encuesta mundial de tabaco, los adolescentes chilenos de entre 13 y 15 años son los más fumadores.
No podemos olvidar que recientemente Chile ratificó el Convenio Marco contra el Tabaco de la Organización Mundial de la Salud. El proyecto permitirá incorporar a nuestra legislación los grandes principios expuestos allí. Dicho instrumento internacional plantea a los Estados temas tales como impedir la publicidad del tabaco, regular las advertencias sobre los efectos nocivos en las cajetillas y aumentar los impuestos a este producto.
La iniciativa en debate acoge la eliminación de la publicidad, pero en forma gradual, en un período de tres años. También establece que los mensajes en las cajetillas sobre los efectos nocivos deberán cubrir hasta 40 por ciento de las caras frontales con advertencias directas, tales como "El tabaco causa cáncer" y el bebé de la embarazada corre peligro.
En cuanto a los impuestos, se ha desestimado alzarlos, ya que en la actualidad la tasa alcanza a 76 por ciento del valor del producto que se expende al público.
El problema de fondo radica en el campo de las libertades, por cuanto se trata de derechos que algunos ejercen creyendo haber elegido el fumar. Sin embargo, el tabaco produce adicción, lo cual significa que el fumador no tiene capacidad de abstenerse del consumo. Por tanto, está en duda el uso de su libertad individual para elegir.
Por otra parte, el fumar no es un acto en solitario. Tiene otra dimensión, que se traduce en que el humo puede provocar daño a la salud de terceros.
El Estado garantizará que se pueda fumar, pero en determinados espacios minoritarios, ya que debe fundamentalmente proteger a la población de un producto que causa la muerte del 50 por ciento de los adictos. Existe evidencia científica del grave daño que produce el tabaco. Se trata, además, de asegurar espacios libres de humo, como lo indica el proyecto. Habrá lugares con prohibición total; otros, con prohibición condicional, y algunos, con prohibición especial.
La solución del problema de los que fuman pasa por la educación. Se trata de cambiar los hábitos mediante una adecuada información y sensibilización, de tal modo que quienes deseen seguir fumando lo puedan hacer, pero sabiendo perfectamente los daños que ello conlleva. Lo que prevalece es entonces, más que imponer restricciones, lograr un cambio cultural de conductas, fomentando que las personas, especialmente la población escolar, no fumen.
Por último, el beneficio por concepto de impuestos que produce la industria tabacalera alcanza a 600 millones de dólares. Por su parte, los gastos en salud que debe solventar el país por los nocivos resultados del tabaco son muy elevados. Además -como ya señalé-, 14 mil personas mueren cada año en nuestra patria por afecciones directa o indirectamente relacionadas con dicho consumo.
Por esa razón, apoyaré sin restricciones el proyecto.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , deseo reiterar mi apoyo a la iniciativa.
La Comisión de Salud ha realizado un trabajo importante al escuchar a todas las partes interesadas. Además, contó con la asistencia de la televisión del Senado, que transmitió públicamente las sesiones. Me parece que nadie quedó sin intervenir y exponer sus puntos de vista.
No insistiré en lo que ya señalaron los Honorables colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, sino que me referiré a otros aspectos relacionados con el proyecto.
Las grandes preguntas que uno se hace son: ¿Por qué se restringe la libertad del fumador? ¿Le compete al Estado preocuparse de la conducta individual de cada ciudadano para llevarlo a la virtud? ¿Es tarea del Gobierno, del Estado, del Parlamento? ¿O es un ámbito que debería quedar entregado única y exclusivamente al interés de cada cual?
Considero que ése es un tema bastante delicado. Si el Estado interviene, no es en salvaguardia de la salud de cada individuo, sino de la salud pública, lo cual envuelve un concepto distinto. Y ello obedece a un hecho muy simple -como expresaron varios señores Senadores-: el fumador contamina a quien está a su lado. Ése es el punto.
En consecuencia, el Estado hace dos cosas: por una parte, restringe el daño al que no fuma, y por otra, desincentiva, sobre todo en los jóvenes, el consumo individual. Pero, obviamente, no lo puede prohibir.
Y aquí surge la contradicción: si el tabaco causa tanto daño, ¿por qué no se prohíbe su consumo? Y la respuesta es que no compete al Estado hacer que los ciudadanos sean virtuosos, pues eso nos podría llevar a posiciones despóticas. Generalmente, la idea de la virtud impuesta por el poder público va unida a la idea del terror. Porque, claro, la gente no es virtuosa con facilidad: hay que forzarla a la virtud. Y eso fue exactamente lo que inspiró a Robespierre. Al final, en la mentalidad jacobina, de Izquierda o de Derecha , va unida la idea de que la virtud hay que imponerla.
Ésa no es la filosofía de este proyecto. La filosofía de la iniciativa que nos ocupa es respetar la libertad de cada cual, pero sin que se dañe a quien está al lado.
En tal sentido, la persona es libre de fumar en la vía pública, en altamar, en las calles, en las plazas, pero no es libre de contaminar a los que no fuman. Ése es el punto.
Ahora, si aplicamos dicho principio a los restoranes, la cuestión resulta bastante compleja. Uno podría sostener que debiera haber algunos restoranes para fumadores y otros para no fumadores. Sin embargo, el problema es para el personal que trabaja allí. Porque no manifestamos preocupación por la salud del mozo y de las demás personas que atienden en los referidos establecimientos; nos da lo mismo. Sólo nos preocupamos del cliente.
Entonces, ése es un tema que deberemos solucionar con mucho criterio (con buen criterio, dijo la Senadora señora Matthei ). No es un punto fácil de resolver.
La ley española establece varias distinciones. Creo que ella da una pista para la solución de algo que nunca será perfecto. Dependerá del tamaño del restorán, de los hábitos del personal, etcétera.
Es una materia que me parece muy importante destacar.
Otro punto que deseo plantear se refiere a la existencia en el sistema público de salud chileno de experiencias piloto para rehabilitar a quienes padecen de tabaquismo. Pero -aprovecho la presencia del señor Ministro de Salud para señalarlo-, por desgracia, se trata de un proyecto todavía muy pequeño, que se lleva adelante principalmente en el Servicio de Salud Talcahuano. Y se añadió como anexo al informe la experiencia recogida allí. Es algo muy significativo.
Porque, ¿qué pasa con las personas, especialmente de la tercera edad, aquejadas por una enfermedad broncopulmonar que atochan las postas o los servicios de urgencia? Muchas de ellas sufren de tabaquismo. En Santiago, por ejemplo, además de recibir los efectos de la contaminación y de la influenza, numerosos habitantes son grandes fumadores.
En consecuencia, esa gente debiera ser rehabilitada, rescatada. No obstante, el servicio público de salud sólo tiene experiencias piloto en la materia.
Por eso, considero que sería muy relevante extenderse al máximo en el referido punto.
También deseo señalar, especialmente por si algún periodista presta atención -porque se han escrito varios artículos en la prensa...
El señor COLOMA .-
¡No hay ninguno...!
El señor VIERA-GALLO .-
Pero la sesión se transmite. A lo mejor se oye en alguna sala de prensa. Nunca se sabe.
Señor Presidente , la verdad es que aquí todos han hablado y expuesto sus puntos de vista con sinceridad. Y cuando digo "todos" es desde los enfermos de cáncer hasta CHILETABACOS o la Phillips Morris (esta última acaba de hacer llegar a la Comisión un informe donde expresa su posición).
Eso, a mi juicio, no debería ser considerado una presión, sino el ejercicio del legítimo derecho de una empresa afectada a manifestar lo que piensa.
Ahora bien, en una sesión la Senadora señora Matthei invitó al abogado Yuseff -no recuerdo su nombre-,...
La señora MATTHEI .-
Gonzalo.
El señor VIERA-GALLO .-
... don Gonzalo , quien, en presencia de representantes de CHILETABACOS, hizo la crítica más demoledora que se ha formulado a esa empresa, exhibiendo incluso diapositivas que demuestran cómo CHILETABACOS, según él, miente.
Eso es normal en un Parlamento. Y quiero reivindicarlo. Es normal que, a propósito de un proyecto como el que nos ocupa, estén aquí las empresas; es normal que estén los enfermos; es normal que se critique a aquéllas. Y ningún Parlamentario -pienso yo- se va a dejar influir por intereses, ya vote en un sentido o en otro.
Ahora, nosotros tendremos que resolver temas muy delicados.
Por ejemplo, la cajetilla de cigarrillos -no sé si ya lo mencionó algún colega-, ¿tendrá por ambos lados la advertencia "El tabaco mata" o mostrará, como ocurre en Brasil, la foto de un enfermo terminal?
CHILETABACOS desearía que tuviera esa advertencia sólo por un lado y que por el otro se pudiera poner la linda cara de la cajetilla.
Creo que si algunos Parlamentarios votan porque vaya en un solo lado y otros votamos para que vaya en los dos, no es porque aquéllos estén vendidos a una compañía.
Quiero decir esto porque pienso que hay que reivindicar la libertad de los legisladores para decidir en temas que son muy complejos.
Lo mismo vale respecto de la propaganda.
El otro día, con el Senador señor Naranjo fuimos a hablar al Metro para que se sacara la propaganda del tabaco. Es prácticamente la única que hay en la línea Las Rejas-Pajaritos-Escuela Militar. Anduve en ese tramo y me di cuenta de que son puros avisos de cigarrillos Kent. Nosotros queríamos que se eliminara esa propaganda. Nos dieron algunas explicaciones.
Pero también un Parlamentario puede pensar que es legítimo que haya cierta publicidad del tabaco, y no por eso está vendido a determinada compañía.
Entonces, creo que aquí -excúsenme por invocar el cargo de Presidente de la Comisión- debemos tener una discusión absolutamente libre. Porque a veces se trata de criterios difíciles. No es tan simple decir A o B, pues algunas leyes van en una dirección, y otras, en una distinta.
Lo mismo es válido en cuanto al perímetro que se establece en el caso de los colegios. Y ahí tuvimos a la Confederación Nacional de Suplementeros, que se opone con fuerza a la restricción consignada. Obviamente, CHILETABACOS coincide con los suplementeros, y con la Confederación del Comercio Detallista, y con la Cámara Nacional de Comercio.
Por el otro lado está la posición justa, a mi juicio, de todos los que propician las máximas restricciones.
Sobre el particular, advierto que me inclino por, ojalá, las más drásticas restricciones. Empero, no voy a tener ni una palabra de crítica hacia quien no comparta esa posición. Y ello es importante, porque han aparecido en la prensa artículos que dejan la impresión de que determinados Parlamentarios toman cierta actitud porque están bajo la presión, el lobby o lo que sea de la Compañía Chilena de Tabacos.
El problema difícil nos viene en el segundo informe. Ojalá los señores Senadores lean el primero, estudien bien el articulado y presenten sus indicaciones. Porque la discusión real, verdadera, vendrá ahora respecto a los cuatro puntos complejos planteados: la advertencia en la cajetilla; el perímetro fijado con relación a los colegios; la prohibición de fumar en restoranes, bares y discotecas, y la publicidad.
He dicho.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Andrés Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Señor Presidente , yo soy un fumador arrepentido.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
¿Sólo fumador arrepentido...?
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
En general, pienso que este proyecto cuenta, por supuesto, con la aprobación de todos los Senadores. No creo que alguien vaya a levantar su voz en contra de una reglamentación o de una legislación sobre la materia para restringir la publicidad y tratar de reducir el consumo del tabaco, a pesar de que considero que esto, más que materia de ley, es un problema de educación, cultural. No olvidemos que el tabaco fue una de las cosas que se exportaron de América a Europa en tiempos del descubrimiento de nuestro continente.
El señor ROMERO (Presidente).-
Excúseme que lo interrumpa, señor Senador
Si la Sala no tiene inconveniente, voy a dejar abierta la votación, porque algunos señores Senadores me han planteado que deben ausentarse.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
No hay problema.
El señor SABAG .-
De acuerdo.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Entonces, queda abierta la votación electrónica.
Puede continuar, Su Señoría.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Asimismo, señor Presidente , pienso que no hay que llegar al exceso.
La Senadora señora Matthei señaló muy bien que hay que profundizar mucho este debate, para sacar una legislación razonable y no sólo utópica.
Lo que tenemos que hacer acá -como con razón se dijo- es, más que todo, resguardar el derecho del que no fuma en relación con el de quien lo hace. O sea, que no se obligue a un no fumador a estar al lado de alguien que fuma y a aspirar el humo de su cigarrillo.
El artículo 1º bis que se propone agregar a la ley Nº 19.419 expresa en su letra a): "Publicidad del tabaco: Toda forma de promoción, comunicación, recomendación, propaganda, información o acción con el fin o el efecto de promover directa o indirectamente un producto hecho con tabaco o el consumo de tabaco o de la industria tabacalera;".
¿Qué significa eso? Que una compañía tabacalera no podrá tener papel con un membrete que diga "Compañía de tabacos" no sé cuanto; no podrá poner sus símbolos en el frontis del edificio donde funciona su sede, etcétera.
Estoy de acuerdo en que esa restricción se aplique respecto del tabaco, pero no de la industria tabacalera, que debe tener promoción y publicidad mediante determinado tipo de acciones.
En seguida, considero perfecta la prohibición de expender tabaco dentro del perímetro de 300 metros alrededor de los establecimientos de enseñanza preescolar, básica y media. ¿Pero por qué para la Ley de Alcoholes se fijan 100 metros y para la del tabaco 300?
Yo recibí la visita de los quiosqueros de la zona céntrica de Santiago, quienes, en su gran mayoría, venden diarios y cigarrillos. Me dijeron que, simplemente, no podrán ejercer su trabajo.
Por lo tanto, vamos a provocar una situación compleja.
En ciudades más pequeñas, donde el establecimiento escolar se encuentra cerca de una plaza, a tres cuadras a la redonda no podrá existir ninguno de los quioscos que venden diarios, cigarrillos, etcétera.
Entonces, no exageremos. Hagamos las cosas como corresponde. Fijemos 100 metros, al igual que en la Ley de Alcoholes. O sea, apliquemos en el caso del tabaco la misma norma de ese cuerpo legal.
Por último -y para mencionar sólo algunos de los elementos que contiene el informe que recibí-, concuerdo con la prohibición de fumar en los órganos públicos; en los establecimientos de salud públicos y privados, y en todos los demás lugares que se indican. ¿Pero por qué en un bar? Quien decide ir a un bar sabe que ahí hay alcohol, cigarrillos, humo y todo lo que corresponde a un lugar como ése. ¿O vamos a hacer bares para fumadores y bares para no fumandores? ¡No! No exageremos. El bar es un lugar de concurrencia múltiple, al que asisten fumadores y no fumadores; y si una persona no quiere aspirar humo de cigarrillo, no va a él.
El señor NARANJO .-
Los no fumadores no vamos a bares.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Y lo mismo en el caso de las discotecas. Porque el inciso respectivo dice "bares y demás establecimientos similares". Allí los jóvenes fuman. Y si alguien no quiere ir, no lo hace.
Entonces, no exageremos, no vayamos más allá.
En el caso de los restoranes, puede colocarse un letrero como el que he visto en muchas partes: "En este restorán no se permite fumar". Y habrá restoranes con lugares separados para fumadores y para no fumadores.
¡No caigamos en la exageración!
Entonces, para lograr un buen proyecto -todos estamos de acuerdo en la idea de legislar; yo la votaré a favor-, debemos eliminar los excesos, que no llevan precisamente a que la ley cumpla su objetivo: evitar el consumo del cigarrillo.
Por esas razones, aprobaré en general el proyecto. Sin embargo, espero que en la Comisión, durante el segundo informe, se hagan las correcciones necesarias para evitar los efectos negativos que señalé.
He dicho.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , yo no soy virtuoso,...
El señor PROKURICA .-
¡Casi, casi...!
El señor NÚÑEZ.-
...y me siento tranquilo no siéndolo.
No tengo ninguna aspiración a la virtud con que quisiera dotarme mi colega el Senador Viera-Gallo .
Por cierto, estoy tranquilo con mi no virtuosidad. Y nadie, al parecer, pretende que yo sea virtuoso, salvo esta iniciativa de ley, que intenta que me redima, que logre ser alguna vez lo que otros quieren que sea: un hombre que no fuma.
Ahora bien: soy fumador. No sé si soy vicioso; ésta es una palabra muy dura.
La señora MATTHEI .-
Es mejor "adicto".
El señor NÚÑEZ.-
Quizá corresponde que yo sea llamado "vicioso", pero sólo por el cigarrillo, felizmente, gracias a no sé quién.
El señor ROMERO (Presidente).-
¡Gracias a la edad...!
La señora MATTHEI .-
¡Esperábamos algo más de Su Señoría...!
El señor NÚÑEZ.-
Y espero seguir sólo con el vicio del cigarrillo.
Sin embargo, tengo un problema. Yo no formularé indicaciones y apoyaré todas las normas, hasta las más drásticas, que proponga mi colega y compañero de bancada José Antonio Viera-Gallo .
El señor MORENO .-
¡Pero no sabe si va a poder cumplirlas...!
El señor NÚÑEZ.-
No sé si se van a cumplir. Yo me las arreglaré para no cumplirlas.
El señor LARRAÍN .-
¡Hecha la ley, hecha la trampa!
El señor NÚÑEZ.-
Y haré cuanto sea posible para que la pillería nacional despliegue todos los esfuerzos -y seré el primero en promoverlos- conducentes a evitar que me impongan los más increíbles lugares donde podré o no podré fumar.
Señor Presidente , yo soy un vicioso víctima de la sociedad. Víctima, por supuesto, de Humphrey Bogart , quien no habría sido Humphrey Bogart sin un cigarrillo.
La señora MATTHEI .-
¡Y tampoco habría muerto...!
El señor NÚÑEZ.-
No habría muerto tan joven.
El señor GAZMURI .-
¡Pero igual iba a morir...!
El señor NÚÑEZ.-
Exacto. Y entiendo que no fue por el cigarrillo, sino por...
La señora MATTHEI .-
¡Por el cáncer!
El señor NÚÑEZ.-
Soy víctima, asimismo, de Sofía Loren. Y también, de Sara Montiel: de "Fumando espero" y de toda esa época. Alguna vez yo esperé fumando, ¡y nadie llegó...!
Entonces, existe un problema. Porque los viciosos somos víctimas de una sociedad que nos impuso una manera de socializarnos mejor. Y el cigarrillo fue un mecanismo de socialización que todos -por lo menos los de mi generación- tuvimos.
La cuestión radica en que por primera vez el Estado pretende preocuparse de mí, cuando ya es tarde.
Por primera vez el Estado empieza a preocuparse de todos aquellos que fuimos víctimas...
El señor ROMERO (Presidente).-
¡Y usted que creyó tanto en el Estado...!
El señor NÚÑEZ.-
¡Y yo que creía tanto en el Estado...!
El señor GAZMURI .-
¡Un Estado bueno!
El señor NÚÑEZ.-
Y por eso ahora estoy creyendo cada vez más en el Estado, pues por primera vez se preocupa de temas que antes no llamaban su atención.
Señor Presidente , estoy convencido de que habrá una generación que no va a fumar. Se calcula que en el año 2018 ningún sueco fumará. Y espero sinceramente que en el 2020 los chilenos -incluyo a mis nietos- no fumen.
No tengo duda alguna de que fumar hace daño y acorta la vida. Ahora, no sé si al dejar de fumar viviré los diez años que, según lo expuesto por la Honorable señora Matthei , ya me recorté. Si así fuera, podría dejar de fumar inmediatamente para repostularme al Senado.
El señor PROKURICA .-
¡No alcanza...!
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , anuncio que votaré a favor del proyecto y que apoyaré todas las medidas drásticas que proponga mi colega Viera-Gallo.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
En todo caso, quiero dejar constancia de que el asiento que ocupa Su Señoría es para fumadores: desde ahí, el entonces Senador señor Vodanovic pronunció una famosa arenga a favor del tabaco.
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , yo acompañé el discurso del entonces Senador Vodanovic , y ahora me toca hacer lo mismo con mi colega Núñez .
En aquella oportunidad llegamos a una transacción muy negociada con el Senador Nicolás Díaz , quien, como buen médico, profesaba un antitabaquismo militante. Y los colegas de esa época recordarán que participó en el debate con unos frascos terribles -no sé si contenían facsímiles o pulmones reales- que mostraban los efectos horrorosos producidos por el tabaco.
Aprobamos la ley pertinente, y la transacción con el Senador Díaz consistió en mantener la posibilidad de fumar en esta Sala, porque no se consideró un recinto de atención a público -ése fue el argumento que adujimos con el colega Vodanovic -, sino un lugar donde el público venía a mirar cómo trabajábamos. Y la iniciativa pertinente -dio origen a la legislación en vigor- prohibía fumar en los lugares de atención a público.
Ya se suprimió aquí esa costumbre, y sin ley: desde hace bastantes años no fumamos en el Hemiciclo. O sea, somos una minoría que está siendo acorralada. Sólo espero que no terminemos en un campo de concentración, como el de Buchenwald, y que no hagan jabón de nosotros... Creo que debe mantenerse el equilibrio.
Ahora bien, el argumento fundamental -lo dijo bien el Senador señor Viera-Gallo - es sólo de salud pública, porque con el hábito uno se daña a sí mismo y también perjudica a inocentes, lo que cualquier fumador con conciencia social y espíritu de servicio público no puede tolerar.
En tal sentido, la información me parece bien.
Hay una cuestión vinculada con márgenes de libertad. Yo, por lo menos, voy a defender el derecho de ir a un restaurante y, al final de una buena cena, de fumar un cigarrillo. Naturalmente, no voy a obligar a nadie a presenciar aquello... ¡Basta que no vaya al mismo establecimiento! Pero yo no estoy, por así decir, por los extremismos a que ha llegado la ley, como la italiana. No me parecen razonables.
Sí me parece razonable que haya bares para fumadores y bares para no fumadores, porque también se puede querer tomar un trago y conversar con un amigo sin verse obligado a aspirar el humo de los vecinos.
Por tanto, si creemos en la libertad y -como tanto se ha dicho aquí- no queremos que el Estado venga a imponernos conductas para evitar tal o cual daño, debemos ser cuidadosos. Porque hay múltiples conductas dañinas, tema sobre el cual, además, seguramente no existiría acuerdo entre nosotros. Yo soy un convencido, junto con toda una corriente médica importante, de que el azúcar que no sea fructosa es completamente inútil, desde el punto de vista de la nutrición, y perjudicial. Eso está comprobado. Y, además, es adictiva. Mas a mí no se me ocurriría, salvo que ello tuviera una connotación epidemiológica, restringir su venta. ¡Pero veamos la cantidad de obesidad infantil que hay en Chile! ¡Todos estamos preocupados de que a trescientos metros de los colegios no se vendan cigarrillos y resulta que, por ejemplo, en todas las escuelas públicas de la Región que represento hay quioscos donde los niños consumen veneno en los recreos! El problema de la obesidad infantil es terrible en este país.
Por tanto, si vamos a ponernos rigurosos, yo le pido al señor Ministro de Salud que se preocupe de la venta de pastillas y dulces en los recreos de los colegios. Porque todos sabemos que la obesidad infantil se está convirtiendo casi en una pandemia.
Y quisiera aprovechar su presencia para señalar que, si vamos a ponernos rigurosos, como yo estoy por hacerlo respecto del tabaquismo, actuemos en idéntica forma en el caso de otros temas de salud pública que son graves en Chile y que no reciben ninguna atención. Parece que los dulces tienen, o mejor lobby, o mejor prensa, porque todavía no nos hacemos cargo de que representan un problema.
Voto a favor.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Recuerdo a los señores Senadores que aún debemos tratar el proyecto relativo a los pescadores artesanales, para lo cual necesitamos quórum especial.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor GARCÍA ( Ministro de Salud ).-
Señor Presidente , sólo deseo reiterar que este proyecto no va en contra de los fumadores. Lo que nos interesa, tal como se ha dicho, es proteger a los no fumadores; hacer lo posible por que los niños no adquieran el vicio del fumar, que es adictivo, y, de una forma u otra, evitar este daño a la población.
Ciertamente, durante la discusión particular podrán perfeccionarse algunas materias.
Creo necesario hacer hincapié en que lo relativo a los bares y restaurantes no sólo tiene que ver con los clientes, sino también con quienes trabajan en ellos, pues está absolutamente demostrado que corren riesgos innecesarios. A mi juicio, esta situación tendría que contemplarse en alguna norma.
Asimismo, deseo hacer presente algo que no se ha dicho y que se vincula con el planteamiento del Senador señor Núñez . ¿Cómo se va a fiscalizar? Para que sea más efectiva la fiscalización, se dan atribuciones a los servicios de salud, y pretendemos que ello se cumpla.
Por último, en relación con otras materias de salud pública, insisto en recordar la serie de iniciativas que se están manejando, como la relativa a la autoridad sanitaria, ya convertida en ley. Recientemente se aprobó el etiquetado de los alimentos, para la prevención de la obesidad. Y la alimentación de los niños en los colegios ha permitido hoy en día la disminución de este problema, si bien no en las cifras que quisiéramos. Pero, al menos, se ha detenido la curva de incremento de esa situación en los niños de primero básico.
Muchas gracias.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Terminada la votación.
El señor BOMBAL.-
Señor Presidente , ¿podría incorporarse mi pronunciamiento? Fue muy rápida la votación.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Con el mayor agrado, señor Senador . Y también el de los Honorables señores Orpis, Horvath y Flores.
--Se aprueba en general el proyecto (32 votos a favor) y se fija plazo para presentar indicaciones hasta el 4 de julio, a las 12.
Votaron los señores Aburto, Arancibia, Boeninger, Bombal, Chadwick, Coloma, Fernández, Flores, Foxley, Frei (doña Carmen), García, Gazmuri, Horvath, Larraín, Matthei, Moreno, Muñoz Barra, Naranjo, Novoa, Núñez, Ominami, Orpis, Parra, Prokurica, Ríos, Romero, Ruiz (don José), Sabag, Silva, Stange, Vega y Viera-Gallo.
El señor ROMERO (Presidente).-
Solicito acuerdo para tratar la iniciativa que suspende el reemplazo de inscripciones en el Registro Pesquero Artesanal.
Acordado.
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