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El señor ROMERO ( Presidente ).-
Proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que permite la venta sin receta médica de lentes contra la presbicia, con segundo informe de la Comisión de Salud.
2903-11 y 3310-11 refundidos
--Los antecedentes sobre el proyecto (2903-11 y 3310-11 refundidos) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 13ª, en 19 de noviembre de 2003.
Informes de Comisión:
Salud, sesión 42ª, en 6 de abril de 2005.
Salud (segundo), sesión 54ª, en 18 de mayo de 2005.
Discusión:
Sesión 48ª, en 3 de mayo de 2005 (se aprueba en general).
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
La iniciativa fue aprobada en general en sesión de 3 de mayo del año en curso.
La Comisión de Salud deja constancia en su segundo informe, para los efectos reglamentarios, de que se rechazó la única indicación presentada.
En efecto, el Honorable señor Larraín propuso eliminar, en el inciso primero del artículo 128 bis, nuevo, sugerido para el Código Sanitario, la frase final, que exige el registro ante la autoridad sanitaria de los establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros que fabriquen, vendan o entreguen sin receta médica lentes contra la presbicia. La indicación pertinente fue rechazada por 2 votos en contra (Honorables señores Ruiz-Esquide y Viera-Gallo) y 1 a favor ( Senadora señora Matthei).
Sus Señorías tienen a la vista un boletín comparado, que transcribe el texto aprobado en general por el Senado, la indicación que formulara el Honorable señor Larraín, la resolución adoptada por la Comisión de Salud y el texto final que resultaría de aprobarse la proposición del segundo informe.
El señor ROMERO (Presidente).-
En discusión particular.
Ofrezco la palabra.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , pido que en el primer inciso del artículo 128 bis que se propone se vote por separado la frase "en establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.".
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, se dará por aprobado el resto del proyecto y se accederá a la solicitud de la Honorable señora Matthei .
--Así se acuerda.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
En discusión la frase señalada.
Ofrezco la palabra.
El señor VIERA-GALLO.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín, quien la había pedido antes, y luego el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente , durante el debate en general tuve la ocasión de fundamentar mi apoyo a la iniciativa, pero en la forma como se plantea con la indicación que presenté.
No es necesario volver sobre los antecedentes que en esta materia se han recogido, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, en el sentido de que los lentes contra la presbicia finalmente logran corregir un defecto producido por la edad y no por una enfermedad. Por lo tanto, ayudar a solucionarlo a la gente que por mil razones no tiene acceso a dichos anteojos realmente representa una labor social de la mayor importancia. Tampoco es preciso repetir que los informes médicos acreditan que estos lentes no generan dificultad alguna en sí mismos o que la experiencia internacional da cuenta de que en ninguna parte se exige algún tipo de requisito o se aplica cierta restricción para su entrega. En consecuencia, este proyecto debería aprobarse en su integridad.
En tal sentido, el artículo 128 bis, al obligar a registrarse ante la autoridad sanitaria, dispone un control que resulta innecesario si el objetivo es permitir, sobre todo a la gente de bajos ingresos, el acceso a estos lentes con toda facilidad.
Establecer una restricción como ésta significa que estaremos de nuevo sometidos al control de la autoridad sanitaria, con lo cual se verá seriamente comprometida la finalidad de esta normativa, que no es otra que autorizar el acceso fácil y expedito a estos anteojos a miles de personas que después de los cuarenta años se enfrentan a esta situación. Volveremos a la misma inquietud que hemos manifestado quienes defendemos y apoyamos esta iniciativa, que, por lo demás, es una moción suscrita por Diputados provenientes de los más distintos sectores políticos, pues todos han convenido, frente a una realidad social clara, en la necesidad de liberalizar el procedimiento, siguiendo la tendencia moderna, de la manera más amplia posible.
Por consiguiente, me parece que no tiene ninguna justificación la exigencia de la autoridad sanitaria, porque, si se aprobara así, se originaría una limitación al acceso de la gente más humilde a este tipo de beneficio, que realmente les resuelve un problema de forma bastante definitiva.
Por lo tanto, quiero apoyar la idea que planteé en la indicación. Ella no fue aceptada, pero, por lo menos al votar la frase por separado, es posible eliminar la expresión "registrados ante la autoridad sanitaria". Con ello se logra un efecto social real y no sólo al alcance de quienes posean niveles culturales y económicos elevados.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , como ha dicho el Senador señor Larraín , este proyecto tiene una enorme importancia social, pues son miles quienes necesitan anteojos para la presbicia y que, desgraciadamente, no cuentan con la posibilidad de una consulta oftalmológica, sino hasta dentro de meses o, incluso, más de un año.
Esta iniciativa es fundamental, pues exige que la entrega de este tipo de lentes debe acompañarse de la evaluación de un oftalmólogo, aunque sea fijada para dentro de seis meses, con el propósito de detectar eventuales enfermedades, como glaucoma u otras, que podrían conducir a la ceguera.
Como se ha mencionado, el problema no afecta a la clase media, y obviamente tampoco a la clase alta, sino que se concentra en el sector popular, sobre todo en el más indigente, porque si no cualquiera podría hoy comprar los anteojos donde quisiera. Estamos hablando de quienes no pueden adquirirlos, porque no tienen plata para hacerlo. Frente a eso, se autoriza su entrega gratuita en los consultorios a quien los necesite, o bien su compra a precios muy módicos. Básicamente, lo que se busca es que el Gobierno pueda poner en práctica en los consultorios de atención primaria un sistema de entrega gratuita de anteojos. Ojalá la persona pasara por un optometrista. Pero, si ello no es posible, simplemente que se pruebe los lentes, como hace cualquiera de nosotros cuando los adquiere.
Como resguardo, en el inciso segundo se dispone que deberá haber una advertencia sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica. Y me imagino que en el consultorio, junto con entregar los anteojos, se fijará una consulta con determinado oftalmólogo dentro de ocho meses, diez meses o un año más, para ver si padece glaucoma, catarata u otra enfermedad.
La única discrepancia con la indicación que se planteó radica en si este procedimiento se lleva a cabo simplemente sin ningún control o, como se dispone en el proyecto, si la venta y entrega de este tipo de lentes se hace en establecimientos de salud, ópticas, farmacias -se supone que son establecimientos responsables- y en "otros registrados ante la autoridad sanitaria". Esto último sería muy fácil. Bastaría que el Parque Arauco , Falabella , etcétera, se registrara. Y este registro requiere un mínimo esfuerzo. Se trata de que, por lo menos, exista capacidad de la autoridad sanitaria para controlar que la entrega de los anteojos se acompañe, como señala el inciso segundo, de una advertencia sobre la conveniencia de fijar una consulta con el oculista.
Ahora bien, el Senador señor Larraín argumenta que, si esto hoy se hace sin control alguno en los sectores altos, por qué no ocurre lo mismo en toda la población. La única diferencia es que, por mayor cultura y, sobre todo, por mayor capacidad económica, aquéllos pueden ir a un oculista y pagar. En el nivel popular tal vez no haya el mismo interés por ir a un oftalmólogo, porque no se tiene conciencia y, obviamente, se carece del dinero para hacerlo. Y no hay ninguna posibilidad para que esto se haga en Chile de manera masiva en un plazo razonable. Sería ideal que, por medio de una reforma legal, se permitiera actuar a tecnólogos especializados en oftalmología, que es una carrera intermedia, y que tuvieran una participación mucho mayor. Pero no sabemos cuándo sucederá eso.
Lo que nos interesa es que hoy día no se tiene ni cita con el oculista ni anteojos. Por lo menos mediante la ley en proyecto se tendrá lentes. Es la única diferencia.
Si esto se hace con un poco de control o sin ningún control, queda a criterio de los señores Senadores, por cierto. Pero es una discrepancia menor. Yo preferiría que fuera como lo establece el proyecto, por eso voté en contra de la indicación.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , creo que la solución de este tema reviste una connotación social bastante importante e interesante. Y, a pesar de que no es nuestra especialidad, los Parlamentarios lo comprobamos y lo corroboramos en terreno cada vez que visitamos sectores sociales de niveles económicos modestos, sectores rurales, sectores poblacionales.
Y esto obedece a varias circunstancias.
En primer lugar, la oftalmología es una especialidad muy restringida. No todas las ciudades, inclusive las de cierta importancia, disponen de un especialista, porque todos sabemos que, de una forma u otra, se ha conseguido hacer de ellos un grupo con características muy particulares. Tan así es que en la Región de la Araucanía no hay más de una o dos becas para que los médicos se especialicen en oftalmología. Muchas veces, en el mismo Parlamento, se ha tratado de ampliar las circunstancias que hagan factible considerar una mayor cantidad de becas orientadas a ese objetivo, pero, por razones que no es del caso señalar en esta oportunidad, ello ha resultado totalmente imposible.
Quiero destacar, señor Presidente , que los lentes para la presbicia, si no corresponden a la necesidad física de la persona, son por completo inservibles. Parten de 0,25 y llegan al número 4, con una graduación de 25 en 25. Es muy fácil que alguien, probándoselos, encuentre los que se ajusten a su deficiencia y le sirvan precisamente para leer, escribir o realizar determinados trabajos a cierta distancia. Nadie va a caer en el error de dañarse la vista con un par de lentes que no le correspondan. Si no son los adecuados, las personas se marean. Es imposible que los puedan utilizar.
Por esta razón, señor Presidente, creo que el proyecto recoge una latencia social bastante importante.
Ahora, me hace fuerza lo expresado por el Senador señor Viera-Gallo en el sentido de que al colocarse la frase "y otros registrados ante la autoridad sanitaria" se abre el camino para que consultorios y hospitales entreguen lentes para la presbicia a un precio muy bajo o en forma gratuita. Ojalá fuera así, pero la experiencia señala que cuando un oftalmólogo de hospital receta algún tipo de lentes ópticos para otras dolencias de la vista, el número de anteojos que se proporciona es sumamente bajo, y el porcentaje de favorecidos, bastante pequeño.
Mirado desde ese punto de vista, el proyecto no hace daño y tampoco crea problemas. Y, en los términos en que se halla redactado, está bien. Por eso, a pesar de que la proposición del Senador señor Larraín también apunta a una situación real, considero que la frase "y otros registrados ante la autoridad sanitaria" no es perjudicial y permite que algunas personas, aunque sean pocas, obtengan lentes en forma gratuita.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide, y luego, los Senadores señores Boeninger y Sabag.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , conforme al artículo 57 de la Constitución y el artículo 8º del Reglamento de la Corporación, puedo referirme aquí a esta iniciativa sin que se me reclame connivencia, porque no soy oculista. Lo dejo establecido para los efectos pertinentes.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
¿Oftalmólogo u oculista?
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
En verdad, prefiero hablar de "oftalmólogo", para salvar interpretaciones inadecuadamente perversas.
El señor CORDERO .-
¡Pero Su Señoría usa lentes...!
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Efectivamente.
El señor LARRAÍN .-
¡Comprados en un kiosco...!
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
¡En una frutería...!
Señor Presidente, el Senado sabe muy bien que voté en contra de este proyecto. No hubiera querido intervenir de nuevo, pero, ya que se han repetido las argumentaciones, voy a precisar un par de cosas.
En materia de salud -en ese sentido, reconozco mi formación, distinta de la de otros Honorables colegas-, creo que no se deben correr riesgos. Y aquí, aunque se diga que sólo se trata de corregir un problema de la vejez y no de una enfermedad, detrás de la presbicia -la verdad sea dicha- también, cuando no es controlada a lo largo del tiempo, puede encontrarse una enfermedad oculta. Por eso, no me parece recomendable otorgar una libertad tan grande para que se pueda comprar los anteojos en cualquier parte.
En segundo lugar, señor Presidente , como país hemos hecho un esfuerzo por mejorar las condiciones de salud de las personas. Toda la reforma, en definitiva, significa mayor cobertura, mayor eficiencia, mayor rapidez, mayor igualdad, para que nadie se quede sin un control adecuado. Me parece inconveniente y contrario a los tiempos y a la imagen que hemos forjado en el Senado al apoyar los cuatro proyectos de salud, que ahora, por un afán de terminar pronto los problemas, éstos sean resueltos de mala manera. Además, ello es contrario a lo que debe entenderse como desarrollo creciente de las características de la salud chilena.
En tercer término, señor Presidente , me parece que frente a un tema médico nunca debe recurrirse a la solución fácil, como en este caso sería la de autorizar anteojos para la presbicia sin ningún control. Lo lógico y natural, como consecuencia de los dos primeros puntos que he señalado, sería crear un programa, con un costo bastante menor que el que se piensa -no más allá de 10 mil millones de pesos al año-, más cargos de tecnólogos médicos especializados en oftalmología y contrataciones en atención primaria. Incluso, se podrían utilizar los últimos cursos de Medicina relacionados con este ámbito, y a lo mejor hasta contratar a los ópticos que hoy venden los anteojos en sus negocios para que fueran ellos mismos los que efectuaran al menos un control médico antes de autorizar una cosa como la que plantea el proyecto.
Se dice, señor Presidente , incluso por algunos colegas, que se podrá reclamar la venta en cualquier parte. Eso está bien y es razonable, pero debemos entender que la gente que compra estos lentes, si posee recursos, siempre se ha hecho un control permanente de sus ojos y ha sabido cuáles son sus anteojos anteriores. Entonces, ocasionalmente va a algún lugar y los compran.
Por eso voté en contra, señor Presidente.
Ahora, en cuanto a la proposición de suprimir una determinada parte de la disposición, también la voy a rechazar, por las mismas razones anteriores. Si el proyecto ya es malo en sí mismo, peor aún lo es el que se quiera eliminar todo control. Me parece una exageración que no sólo no revela preocupación por que haya atención, sino que además puede generar algún problema. Basta que una persona pierda la vista por un control no realizado -quien venda los anteojos no va a efectuar diagnósticos- para estimar inadecuada la iniciativa.
Por lo tanto, estaría de acuerdo en hacer una petición expresa, junto a los que desearan sumarse, conminando al Gobierno a que, dentro de las reformas a la salud, se consignara una pequeña cantidad de dinero para resolver el problema de una manera más racional.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Boeninger.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente , a propósito de algo que dijo el Senador señor Ruiz-Esquide , estoy llegando a la conclusión de que en realidad la vejez es una enfermedad en sí misma.
Respecto al tema de fondo, pienso que el problema es de riesgos. Pero, en este caso, encontrando legítimos los razonamientos del Honorable señor Ruiz-Esquide , considero que los riesgos son suficientemente bajos, y que la resolución del problema social que implica la distribución gratuita y fácil de los anteojos es mayor que el inconveniente de mantener una seguridad médica plena.
Por eso soy partidario del proyecto.
Ahora, en cuanto a la indicación, me convence la argumentación del Senador señor Viera-Gallo . Sólo agregaría un par de cosas que tienen que ver con los razonamientos del Honorable señor Ruiz-Esquide , pero con un menor grado de seguridad.
Con todo, pienso que la idea de suprimir la frase final del inciso primero contradice en cierto sentido el encabezado del artículo, que dice: "Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin rectificación de astigmatismo". O sea, se les pone una cierta condición o restricción. Y en el segundo inciso se expresa, a mayor abundamiento del mismo raciocinio del Honorable señor Ruiz-Esquide , que la venta o entrega deberá ir acompañada "de una advertencia sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica". De manera que nuevamente se insinúa -porque ello se plantea en ambos casos- que existe una limitación y que resulta conveniente, si es posible, someterse a algún examen.
Creo, en consecuencia, que la restricción en el inciso primero y, en cierta forma, una aproximación a la conveniencia insinuada en el inciso segundo se garantizan plenamente con la intervención de establecimientos de salud, ópticas y farmacias. En cuanto a los otros -cualquiera: el quiosco de la esquina, por ejemplo-, me parece que, desde ese punto de vista, sería bueno contar con el registro amplio de la autoridad sanitaria, porque, sin menoscabo de la solución social que fundamentalmente se materializará a través de consultorios, postas, etcétera, ello permite evitar entregas irresponsables de lentes en cualquier parte.
Por consiguiente, votaré en contra de la indicación.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , desde luego, el artículo 128 bis ya se encuentra aprobado en su parte esencial y nos hallamos solamente discutiendo la indicación de mi Honorable colega Larraín . Entiendo que ella se ha ampliado ahora un poco, pues apunta no tan sólo a eliminar la frase "registrados ante la autoridad sanitaria", sino también a dejar el inciso primero únicamente hasta las palabras "cuarenta años" y suprimir la frase "en establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros".
Desde luego, soy ampliamente partidario del proyecto de ley, porque favorece a la gente más modesta. Y es claro que a una persona que padezca una enfermedad que no sea la presbicia -que no reviste ese carácter- no le servirá cualquier tipo de lentes y sólo deberá consultar a un médico oftalmólogo para que le prescriba los que realmente requiere.
Pero aquí estamos proporcionando una solución a las familias de menos recursos. Y el ideal sería que a esas personas los consultorios pudieran darles gratis el tipo de lentes de que se trata. Con ello resolveríamos toda la dificultad. Pero, como no lo hacen, muchos los llevan básicamente a los sectores rurales. Y es algo que reporta un gran beneficio.
Por tales consideraciones, votaré favorablemente la indicación. Pero ojalá el inciso primero quede hasta las palabras "cuarenta años" y se elimine de ahí para adelante, y no tan solo lo planteado por la indicación primitiva del Senador señor Larraín , que únicamente hacía referencia a suprimir las palabras "registrados ante la autoridad sanitaria". Es algo que ya sugirió la Honorable señora Matthei y estoy totalmente de acuerdo con su proposición.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , los síntomas pueden significar enfermedades graves o, sencillamente, estrés, malestar, demasiado trabajo, cansancio, etcétera. Cuando una persona sufre de dolor de cabeza, diría que probablemente en 95 por ciento de los casos debe de ser por fatiga, por dormir poco, por tener preocupaciones, etcétera.
Si cada vez que se vende una aspirina se debe dar una indicación para que ojalá se consulte al neurólogo por si se trata de un cáncer al cerebro, es una tontera. Porque, en el fondo, lo que pasa es que la gente toma varias aspirinas y recién va al neurólogo o al médico especialista si la molestia no se quita.
En la situación que nos ocupa ocurre lo mismo, señor Presidente . Cuando no se puede ver de cerca por tener más de 40 años y haberse cansado los músculos oculares, presentándose la presbicia, las personas se prueban varios de estos anteojos, y si igualmente no ven, consultan al oculista. Porque la verdad es que los lentes no enmascaran las dificultades más serias que alguien podría enfrentar. Si sufre de glaucoma o de cataratas -o sea, de males más graves-, no mejorará al usarlos, de la misma manera que un cáncer al cerebro tampoco sanará con una aspirina.
A mi juicio, toda la discusión es superexagerada. En realidad, los lentes para la presbicia no son otra cosa que dos lupas a las cuales sencillamente se les pone un marco para su empleo como anteojos. Pero no se trata más que de eso, pues no corrigen nada: ni el astigmatismo ni ninguna de las enfermedades más graves que pueden afectar al ojo.
Así que pienso que toda la frase se encuentra absolutamente de más. Y también el inciso segundo. Porque las personas, de por sí, cuando se prueben los anteojos y se den cuenta de que igual siguen sin ver, irán al especialista. Y ello, si pueden, porque en la Región que represento es preciso esperar dos años y medio para que les den hora con un oftalmólogo. ¿Y por qué? Porque en este minuto se debe consultar a uno de esos profesionales hasta para algo tan sencillo como son los lentes contra la presbicia.
Si le parece, señor Presidente , podríamos pronunciarnos. Estimo que lo más razonable es, lisa y llanamente, dejar fuera todo lo que sigue a las palabras "cuarenta años".
Gracias.
El señor ROMERO ( Presidente ).-
En votación electrónica la eliminación o no de la frase final del inciso primero del artículo 128 bis, nuevo: "en establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria".
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
Los señores Senadores que estén pareados sólo deben registrarse como presentes y no votar. Así quedará consignada su situación.
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ROMERO ( Presidente ).-
Terminada la votación.
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