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El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , creo que la solución de este tema reviste una connotación social bastante importante e interesante. Y, a pesar de que no es nuestra especialidad, los Parlamentarios lo comprobamos y lo corroboramos en terreno cada vez que visitamos sectores sociales de niveles económicos modestos, sectores rurales, sectores poblacionales.
Y esto obedece a varias circunstancias.
En primer lugar, la oftalmología es una especialidad muy restringida. No todas las ciudades, inclusive las de cierta importancia, disponen de un especialista, porque todos sabemos que, de una forma u otra, se ha conseguido hacer de ellos un grupo con características muy particulares. Tan así es que en la Región de la Araucanía no hay más de una o dos becas para que los médicos se especialicen en oftalmología. Muchas veces, en el mismo Parlamento, se ha tratado de ampliar las circunstancias que hagan factible considerar una mayor cantidad de becas orientadas a ese objetivo, pero, por razones que no es del caso señalar en esta oportunidad, ello ha resultado totalmente imposible.
Quiero destacar, señor Presidente , que los lentes para la presbicia, si no corresponden a la necesidad física de la persona, son por completo inservibles. Parten de 0,25 y llegan al número 4, con una graduación de 25 en 25. Es muy fácil que alguien, probándoselos, encuentre los que se ajusten a su deficiencia y le sirvan precisamente para leer, escribir o realizar determinados trabajos a cierta distancia. Nadie va a caer en el error de dañarse la vista con un par de lentes que no le correspondan. Si no son los adecuados, las personas se marean. Es imposible que los puedan utilizar.
Por esta razón, señor Presidente, creo que el proyecto recoge una latencia social bastante importante.
Ahora, me hace fuerza lo expresado por el Senador señor Viera-Gallo en el sentido de que al colocarse la frase "y otros registrados ante la autoridad sanitaria" se abre el camino para que consultorios y hospitales entreguen lentes para la presbicia a un precio muy bajo o en forma gratuita. Ojalá fuera así, pero la experiencia señala que cuando un oftalmólogo de hospital receta algún tipo de lentes ópticos para otras dolencias de la vista, el número de anteojos que se proporciona es sumamente bajo, y el porcentaje de favorecidos, bastante pequeño.
Mirado desde ese punto de vista, el proyecto no hace daño y tampoco crea problemas. Y, en los términos en que se halla redactado, está bien. Por eso, a pesar de que la proposición del Senador señor Larraín también apunta a una situación real, considero que la frase "y otros registrados ante la autoridad sanitaria" no es perjudicial y permite que algunas personas, aunque sean pocas, obtengan lentes en forma gratuita.
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