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La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , los síntomas pueden significar enfermedades graves o, sencillamente, estrés, malestar, demasiado trabajo, cansancio, etcétera. Cuando una persona sufre de dolor de cabeza, diría que probablemente en 95 por ciento de los casos debe de ser por fatiga, por dormir poco, por tener preocupaciones, etcétera.
Si cada vez que se vende una aspirina se debe dar una indicación para que ojalá se consulte al neurólogo por si se trata de un cáncer al cerebro, es una tontera. Porque, en el fondo, lo que pasa es que la gente toma varias aspirinas y recién va al neurólogo o al médico especialista si la molestia no se quita.
En la situación que nos ocupa ocurre lo mismo, señor Presidente . Cuando no se puede ver de cerca por tener más de 40 años y haberse cansado los músculos oculares, presentándose la presbicia, las personas se prueban varios de estos anteojos, y si igualmente no ven, consultan al oculista. Porque la verdad es que los lentes no enmascaran las dificultades más serias que alguien podría enfrentar. Si sufre de glaucoma o de cataratas -o sea, de males más graves-, no mejorará al usarlos, de la misma manera que un cáncer al cerebro tampoco sanará con una aspirina.
A mi juicio, toda la discusión es superexagerada. En realidad, los lentes para la presbicia no son otra cosa que dos lupas a las cuales sencillamente se les pone un marco para su empleo como anteojos. Pero no se trata más que de eso, pues no corrigen nada: ni el astigmatismo ni ninguna de las enfermedades más graves que pueden afectar al ojo.
Así que pienso que toda la frase se encuentra absolutamente de más. Y también el inciso segundo. Porque las personas, de por sí, cuando se prueben los anteojos y se den cuenta de que igual siguen sin ver, irán al especialista. Y ello, si pueden, porque en la Región que represento es preciso esperar dos años y medio para que les den hora con un oftalmólogo. ¿Y por qué? Porque en este minuto se debe consultar a uno de esos profesionales hasta para algo tan sencillo como son los lentes contra la presbicia.
Si le parece, señor Presidente , podríamos pronunciarnos. Estimo que lo más razonable es, lisa y llanamente, dejar fuera todo lo que sigue a las palabras "cuarenta años".
Gracias.
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