-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652603/seccion/akn652603-po1-ds10-ds44-ds56
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/972
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/972
- rdf:value = "
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , creo que nadie discutirá que el proyecto se halla extraordinariamente bien inspirado, como tampoco que se cometen abusos. Y esto último es lo que se quiere evitar. Pero la experiencia del día a día es que, aunque se apliquen rayos X en los gastos que se tipificarán, el millón o dos millones de chilenos que recurren al crédito de relativa cuantía van a comprar y endeudarse igual, porque no tienen otra posibilidad. De tal manera que ése es un hecho real de la causa, que también se debe poner sobre la mesa de la discusión.
Lo que planteo no implica hacer la vista gorda frente a quienes abusan.
¡Para qué hablar de las tarjetas de crédito, con relación a las cuales la gente, en un momento dado, no sabe qué está pagando: si el living, si la licuadora, si el refrigerador, si los muebles de dormitorio, etcétera! Al final, se trata de un "cardumen" de compras y nadie sabe cuánto cuesta cada producto.
Creo que una radiografía en ese sentido será buena, evidentemente. Lo que no sé es cuánto será posible operar con un poder consumidor relacionado con una distribución tan carente de equidad y en circunstancias de que la persona, para vivir también en la modernidad, por así decirlo, necesita recurrir al sistema.
Por lo demás, señor Presidente , estimo que, por ser la ley muy buena, las entidades involucradas ya han tomado ciertas providencias. Nos ocupamos en la tasa convencional; pero, al mismo tiempo, no debemos olvidar que una misma empresa opera, por un lado, con una filial que presta el dinero, y por el otro, con la que vende el artículo. La que proporciona a Manuel Pérez el crédito le cobra 1,8 por ciento, por ejemplo, y la otra ¿que, en el fondo, es la misma, pero jurídicamente diferente- le aplica 1,8 ó 1,9 por ciento de interés por la compra; y de esa manera se soslaya la tasa convencional.
Ahora bien, surgen ciertas preguntas que, repito, obedecen a lo que se ve día tras día, más que a la teoría. ¿Cómo enfrentar la cuestión cuando las casas comerciales ¿las grandes- ofrecen la venta de determinado artículo a seis meses plazo sin interés? ¡Pero, por favor, si este último ya lo han incluido! ¿Y quién controla eso?
¿Qué ocurrirá ahora con las grandes empresas? Indudablemente que, en vez de vender a seis meses sin intereses, lo van a hacer a doce, y el crédito se ha de otorgar exactamente en la misma forma e igualmente se dejarán de lado las tasas respectivas.
Se aprende mucho, también, con el pequeño comerciante o empresario, que es muy numeroso, especialmente en las comunas de menos de cien mil habitantes, donde no se instalan "malls".
Y, al respecto, quiero hacer una pregunta al SERNAC.
Se sostiene que muchas veces tal Servicio realiza los cálculos o da determinado antecedente sobre la base del valor de oferta, no del precio de venta al contado con los intereses. Plantean que si el artículo vale 120, por ejemplo, y lo venden en oferta en 100, están aplicando un descuento de más de 15 por ciento, por lo cual se les crea una situación bien complicada. Y abrigan muchas dudas acerca de si el SERNAC realmente está efectuando los estudios sobre esa base.
¡Digamos las cosas como son! Ocurre que los Jumbos -y lo veo en las comunidades de la circunscripción que represento- venden artículos mucho más baratos a través del marketing, del cual carece el pequeño empresario. Para citar un caso, de Temuco mandan buses a Lautaro, a Victoria, a Collipulli o a Angol, para llevar "gratuitamente" a comprar al Jumbo o a determinado establecimiento de esa magnitud. Pero la persona no va por cinco productos: adquiere treinta o cuarenta. Y diez o doce de ellos exhiben un precio de oferta, pero quince no se hallan en esa situación, los que incluyen, evidentemente, el valor del pasaje de quien cree que lo trasladan gratuitamente desde Angol , Victoria o Lautaro .
El señor LARRAÍN ( Presidente ).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Concluyo en seguida, señor Presidente.
Formulo sinceros votos, por lo tanto, para que la ley en estudio no encarezca más el crédito. Los dos millones de personas que mencioné al comienzo se endeudarán exactamente igual; pero mi temor es que ello resulte más oneroso con los impuestos correspondientes a la respectiva operación, los gastos notariales, los gastos inherentes a los bienes recibidos en garantía y los seguros expresamente aceptados por el consumidor. De manera que me quedo con esa inquietud.
En tal sentido, estoy de acuerdo en que se deje en statu quo esa parte del texto, para que se pueda perfeccionar y mejoren las posibilidades de una realidad social que, aun con las mejores intenciones, no podemos soslayar.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652603/seccion/akn652603-po1-ds1
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652603