REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 350�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 35�, en martes 2 de marzo de 2004 Ordinaria (De 16:20 a 21:54) PRESIDENCIA DE LOS SE�ORES ANDR�S ZALD�VAR LARRA�N, PRESIDENTE, Y CARLOS BOMBAL OTAEGUI, VICEPRESIDENTE SECRETARIO, EL SE�OR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica P�g. I.ASISTENCIA......................................................................................................... II.APERTURA DE LA SESI�N............................................................................... III.TRAMITACI�N DE ACTAS..........................................................................�. IV.CUENTA............................................................................................................... Acuerdos de Comit�s.................................�����������. V.ORDEN DEL D�A: Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, sobre recuperaci�n del bosque nativo y fomento forestal (669-01) (se suspende su discusi�n general)................. Oficio de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica mediante el cual solicita el acuerdo del Senado para autorizar la salida de tropas nacionales al extranjero, con el prop�sito de integrarse a una fuerza multinacional provisional en Hait� (S 717-05) (se aprueba)............................................................................................ VI.INCIDENTES: Peticiones de oficios (se anuncia su env�o)�����������������. Transmisiones de Internet por l�neas de conducci�n el�ctrica. Oficio (observaciones del se�or Prokurica)����������������������� VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: --Aburto Ochoa, Marcos --Arancibia Reyes, Jorge --�vila Contreras, Nelson --Bombal Otaegui, Carlos --Canessa Robert, Julio --Cantero Ojeda, Carlos --Cariola Barroilhet, Marco --Chadwick Pi�era, Andr�s --Coloma Correa, Juan Antonio --Cordero Rusque, Fernando --Espina Otero, Alberto --Fern�ndez Fern�ndez, Sergio --Frei Ruiz-Tagle, Carmen --Frei Ruiz-Tagle, Eduardo --Garc�a Ruminot, Jos� --Gazmuri Mujica, Jaime --Horvath Kiss, Antonio --Larra�n Fern�ndez, Hern�n --Lavandero Illanes, Jorge --Mart�nez Busch, Jorge --Matthei Fornet, Evelyn --Moreno Rojas, Rafael --Mu�oz Barra, Roberto --Naranjo Ortiz, Jaime --Novoa V�squez, Jovino --N��ez Mu�oz, Ricardo --Ominami Pascual, Carlos --Orpis Bouch�n, Jaime --P�ez Verdugo, Sergio --Parra Mu�oz, Augusto --Pizarro Soto, Jorge --Prokurica Prokurica, Baldo --R�os Santander, Mario --Romero Pizarro, Sergio --Ruiz De Giorgio, Jos� --Ruiz-Esquide Jara, Mariano --Sabag Castillo, Hosa�n --Stange Oelckers, Rodolfo --Vald�s Subercaseaux, Gabriel --Vega Hidalgo, Ram�n --Viera-Gallo Quesney, Jos� Antonio --Zald�var Larra�n, Adolfo --Zald�var Larra�n, Andr�s --Zurita Camps, Enrique Concurrieron, adem�s, los se�ores Ministros del Interior, de Relaciones Exteriores subrogante, de Defensa Nacional, Secretario General de la Presidencia, Secretario General de Gobierno, del Trabajo y Previsi�n Social, de Salud y de Vivienda y Urbanismo y Bienes Nacionales. Actu� de Secretario el se�or Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el se�or Sergio Sep�lveda Gumucio. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 16:20, en presencia de 17 se�ores Senadores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. TRAMITACI�N DE ACTAS El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Las actas de las sesiones 30�, especial, y 31�, ordinaria, en 20 de enero; 32�, especial, y 33�, ordinaria, en 21 de enero, y 34�, extraordinaria, en 22 de enero, todas del a�o en curso, se encuentran en Secretar�a a disposici�n de los se�ores Senadores, hasta la sesi�n pr�xima, para su aprobaci�n. IV. CUENTA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or SEP�LVEDA (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Mensajes Veintis�is de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica: Con el primero inicia un proyecto de ley que modifica los C�digos Procesal Penal y Penal en diversas materias relativas al funcionamiento de la reforma procesal penal, a la vez que lo incluye en la convocatoria a la actual Legislatura Extraordinaria de sesiones del Congreso Nacional (Bolet�n N� 3.465-07). --Pasa a la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento; y, de conformidad a lo dispuesto en el art�culo 74 de la Carta Fundamental, se manda poner en conocimiento de la Excelent�sima Corte Suprema. Con el segundo incluye en la convocatoria a la actual Legislatura Extraordinaria de Sesiones del Congreso Nacional el proyecto de ley, en primer tr�mite constitucional e iniciado en moci�n de los Senadores se�ores Coloma, Espina, Silva, Vald�s y Viera-Gallo, que concede, por especial gracia, la nacionalidad chilena a la se�ora Griseldis Burose Goersch (Bolet�n N 3.426-07). --Se toma conocimiento y se manda agregar el documento a sus antecedentes. Con el tercero al d�cimo retira la urgencia que hiciera presente para el despacho de los siguientes proyectos de ley: 1.- El que establece un sistema de protecci�n social para familias en situaci�n de extrema pobreza denominado "Chile Solidario" (Bolet�n N� 3.098-06); 2.- El que establece el Sistema de Inteligencia del Estado y crea la Agencia Nacional de Inteligencia (Bolet�n N� 2.811-02); 3.- El que crea los Tribunales de Familia (Bolet�n N� 2.118-18); 4.- El que racionaliza el uso de la franquicia tributaria de capacitaci�n (Bolet�n N� 3.396-13); 5.- El que modifica la ley N� 19.496, sobre Protecci�n de los Derechos de los Consumidores (Bolet�n N� 2.787-03); 6.- El que modifica la Ley General de Pesca y Acuicultura (Bolet�n N� 3.222-03); 7.- El que establece un R�gimen de Garant�as en Salud (Plan Auge) (Bolet�n N� 2.947-11), y 8.- El que modifica la ley N� 18.933, sobre Instituciones de Salud Previsional (Bolet�n N 2.981-11). --Quedan retiradas las urgencias y se manda agregar los documentos a sus antecedentes. Con el und�cimo al decimocuarto hace presente la urgencia, en el car�cter de "Suma", a los siguientes proyectos de ley: 1.- El que modifica la ley N� 19.496, sobre protecci�n de los derechos de los consumidores (Bolet�n N� 2.787-03); 2.- El que establece un sistema de protecci�n social para familias en situaci�n de extrema pobreza denominado "Chile Solidario" (Bolet�n N� 3.098-06); 3.- El que establece un R�gimen de Garant�as en Salud (Plan Auge) (Bolet�n N� 2.947-11), y 4.- El que racionaliza el uso de la franquicia tributaria de capacitaci�n (Bolet�n N� 3.396-13). Con el decimoquinto al vig�simo sexto hace presente la urgencia, en el car�cter de "Simple", a los proyectos de ley que se indican: 1.- El que modifica la ley N� 19.039, sobre Propiedad Industrial (Bolet�n N� 2.416-03); 2.- El que regula la transferencia y otorga m�rito ejecutivo a la factura (Bolet�n N� 3.245-03); 3.- El que establece incentivos para el desarrollo econ�mico de las Regiones de Ais�n y Magallanes y de la provincia de Palena, en materia de cr�dito tributario, y establece la ampliaci�n de la zona franca de extensi�n de Punta Arenas a la Regi�n de Ais�n para bienes de capital (Bolet�n N� 2.832-03); 4.-El que modifica la ley N� 17.253, sobre Impuesto Territorial; el decreto ley N� 3.063, sobre Rentas Municipales y la ley N� 18.965, Org�nica Constitucional de Municipalidades para otorgar condonaciones que indica (Bolet�n N� 2.892-06); 5.- El que establece un sistema nacional de aseguramiento de la calidad de la educaci�n superior (Bolet�n N� 3.224-04); 6.- El que crea los Tribunales de Familia (Bolet�n N� 2.118-18); 7.- El que sustituye la ley N� 19.366, que sanciona el tr�fico il�cito de estupefacientes y sustancias sicotr�picas (Bolet�n N� 2.439-20); 8.- El que modifica los C�digos Penal y el de Justicia Militar en materia de desacato (Bolet�n N� 3.048-07); 9.- El que modifica el C�digo Penal sobre el uso y porte de armas (Bolet�n N� 3.389-07); 10.- El que modifica los C�digos de Procedimiento Penal y Procesal Penal en cuanto a control de identidad (Bolet�n N� 3.390-07); 11.- El que modifica el C�digo de Aguas (Bolet�n N� 876-09), y 12.- El que modifica la ley N� 18.933, sobre Instituciones de Salud Previsional (Bolet�n N� 2.981-11). --Se tienen presente las urgencias y se manda agregar los documentos a sus respectivos antecedentes. Oficios De Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, mediante el cual solicita el acuerdo del Senado para autorizar la salida de tropas nacionales al extranjero, con el prop�sito de integrarse a una Fuerza Multinacional Provisional en la Rep�blica de Hait� (Bolet�n N� S 717-05). Agrega que, en uso de la facultad que le confiere el inciso segundo del n�mero 5) del art�culo 49 de la Carta Fundamental, hace presente la urgencia en el despacho del acuerdo que recaba. --Pasa a la Comisi�n de Defensa Nacional. Seis de la Honorable C�mara de Diputados: Con el primero comunica que ha otorgado su aprobaci�n al proyecto de ley que establece un sistema nacional de aseguramiento de la calidad de la educaci�n superior, con urgencia calificada de "Simple" (Bolet�n N� 3.224-04). --Pasa a la Comisi�n de Educaci�n, Cultura, Ciencia y Tecnolog�a, y a la de Hacienda, en su caso. Con los dos siguientes comunica que otorg� su aprobaci�n a los respectivos informes de las Comisiones Mixtas constituidas para proponer la forma y el modo de resolver las divergencias suscitadas durante la tramitaci�n de los proyectos de ley que se indican: 1.- El que modifica el decreto ley N� 3.500, de 1980, estableciendo normas relativas al otorgamiento de pensiones a trav�s de la modalidad de rentas vitalicias (Bolet�n N� 1.148-05), y 2.- El que crea la comuna de Hualpencillo, en la provincia de Concepci�n (Bolet�n N� 1.764-06). --Se mand� comunicar los proyectos a Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica. Con los tres �ltimos comunica que ha dado su aprobaci�n a las enmiendas propuestas por el Senado a los siguientes proyectos de ley: 1.- El que otorga un mejoramiento especial a los profesionales de la educaci�n (Bolet�n N� 3.446-04); 2.- El que establece una nueva concepci�n de la autoridad sanitaria, nuevas modalidades de gesti�n y fortalece la participaci�n ciudadana (Bolet�n N� 2.980-11), y 3.- El relativo al reintegro parcial de peajes en v�as concesionadas (Bolet�n N� 3.447-15). --Se toma conocimiento y se manda archivar los documentos junto a sus antecedentes. Dos de la Excelent�sima Corte Suprema, mediante los cuales emite su parecer respecto de los siguientes proyectos de ley: 1.- El que introduce modificaciones a la ley N� 19.325, sobre procedimiento y sanciones relativas a los actos de violencia intrafamiliar (Bolet�n N� 2.318-18), y 2.- El referido a la recuperaci�n del bosque nativo y fomento forestal (Bolet�n N� 669-01). --Se toma conocimiento y se manda agregar los documentos a sus antecedentes. Dos del se�or Fiscal Nacional del Ministerio P�blico: Con el primero da respuesta a un oficio enviado en nombre de los Senadores se�ores Espina y Frei, referido a las instituciones u organismos a los que las Fiscal�as del Ministerio P�blico recurren para realizar la prueba pericial en la investigaci�n y sanci�n de los delitos de connotaci�n sexual, y Con el segundo remite Bolet�n Estad�stico de la Reforma Procesal Penal en las Regiones Primera, Segunda, Tercera, Cuarta, S�ptima, Novena, Und�cima y Duod�cima, en el per�odo comprendido entre el 16 de diciembre de 2000 y el 31 de diciembre de 2003. Del se�or Ministro del Interior, mediante el cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Moreno, referido a la posibilidad de extender el beneficio del decreto ley N� 208, de 1973, a la viuda del beneficiario. Del se�or Ministro del Interior, subrogante, por medio del cual responde un oficio enviado en nombre de los Senadores se�ora Matthei y se�ores Arancibia, Bombal, Cantero, Chadwick, Coloma, Espina, Fern�ndez, Garc�a, Horvath, Larra�n, Novoa, Orpis, P�ez, Prokurica, R�os, Sabag, Silva, Stange y Vald�s, relativo al inicio de acciones legales en contra de quienes resulten responsables de las ocupaciones de terrenos por parte de comunidades mapuches en las Regiones de La Araucan�a y de Los Lagos, ocurridas en noviembre del a�o reci�n pasado. De la se�ora Ministra de Relaciones Exteriores, mediante el cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, relativo a la decisi�n del Gobierno argentino de suspender ciertos vuelos a las Islas Malvinas. Del se�or Ministro de Relaciones Exteriores subrogante, mediante el cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, relacionado con el eventual traslado de desechos nucleares que se realizar�a desde la costa oeste de Estados Unidos de Am�rica hacia su costa en el Atl�ntico, pasando por el Cabo de Hornos. De la se�ora Ministra de Defensa Nacional, mediante el cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, relativo a la posibilidad de que la administraci�n de las organizaciones de las ramas de la Defensa Nacional en la provincia de Palena corresponda a la Regi�n de Ais�n. Del se�or Ministro de Defensa Nacional, subrogante, por medio del cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Naranjo, referido al proceso de licitaci�n del nuevo Hospital Militar de La Reina. Del se�or Ministro de Hacienda, por medio del cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Prokurica, relativo a la devoluci�n de los aportes efectuados por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) a la empresa EMSAT en la Regi�n de Atacama. Dos del se�or Ministro de Planificaci�n y Cooperaci�n: Con el primero da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Mu�oz Barra, sobre la estructura econ�mica de los grupos empresariales en nuestro pa�s, y Con el segundo, contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Stange, relativo a la situaci�n financiera de la Direcci�n Regional del Instituto Nacional de la Juventud en la Regi�n de Los Lagos. Del se�or Ministro de Educaci�n, por medio del cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Fern�ndez, respecto a la necesidad de considerar en los programas escolares la haza�a hist�rica de la toma de posesi�n del Estrecho de Magallanes. Siete del se�or Ministro de Obras P�blicas: Con el primero contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Coloma, referido a la construcci�n de la nueva sede de los Tribunales de Justicia de la ciudad de Talca. Con el segundo da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Larra�n, tocante a la reposici�n del hito arquitect�nico que se ubicaba en el acceso a la ciudad de Linares por la Ruta 5. Con el tercero atiende un oficio enviado en nombre del Senador se�or Naranjo, vinculado a las obras que esa Cartera de Estado ha adjudicado mediante trato directo desde 1990 hasta la fecha. Con los dos siguientes responde igual n�mero de oficios enviados en nombre del Senador se�or Stange, relativos, el primero, a las malas condiciones del camino que cruza la Isla de Chilo�, especialmente en la localidad Chadmo Central, comuna de Quell�n, y el segundo, a la necesidad de reanudar las obras de pavimentaci�n del tramo Quillaipe-Caleta La Arena, en la comuna de Puerto Montt. Con los dos �ltimos remite n�minas de los oficios dirigidos a cada una de las ramas del Congreso Nacional durante los meses de diciembre de 2003 y enero del a�o en curso en respuesta a solicitudes de diversos se�ores Parlamentarios. Del se�or Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, mediante el cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Naranjo, en cuanto a la situaci�n de las plantas de revisi�n t�cnica ubicadas en la S�ptima Regi�n. Dos del se�or Ministro de Salud, mediante los cuales responde sendos oficios enviados en nombre del Senador se�or Naranjo, referidos, uno, a la tramitaci�n del "Reglamento que establece advertencia para envases y acciones publicitarias de productos hechos con tabaco para el consumo humano", y el otro, a la implementaci�n de las sugerencias contenidas en el informe "Denuncias por Responsabilidad M�dica a�o 2002-Sistema Nacional de Servicios de Salud". De la se�ora Ministra de Bienes Nacionales, subrogante, mediante el cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, relativo al proceso de regularizaci�n de propiedades de acuerdo con el procedimiento establecido en los decretos leyes N�s 1.939, de 1977, y 2.695, de 1979, y en la ley N� 19.776, particularmente en las Regiones D�cima y Und�cima. Dos del se�or Contralor General de la Rep�blica: Con el primero contesta un oficio enviado en nombre de la Senadora se�ora Matthei, atinente a situaciones que afectar�an a la Corporaci�n de F�tbol de la Universidad de Chile (CORFUCH). Con el segundo responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Cantero, referido a eventuales irregularidades cometidas con motivo del otorgamiento de subsidios de agua potable en la Municipalidad de Antofagasta. De la se�ora Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, mediante el cual atiende un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, concerniente a la situaci�n del Proyecto Mejoramiento de Barrios "Puerto Guadal", en la comuna de Chile Chico. Del se�or Superintendente de Administradoras de Fondos de Pensiones, mediante el cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Stange, relacionado con la situaci�n previsional de pensionada cuya cuenta de capitalizaci�n individual carece de saldo. Del se�or Superintendente de Servicios Sanitarios, con el cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Romero, tocante al pr�ximo proceso de fijaci�n tarifaria de la Empresa de Obras Sanitarias de Valpara�so S.A., ESVAL. Del se�or Director del Servicio de Impuestos Internos, subrogante, mediante el cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Lavandero, relativo a definiciones legales y administrativas de diversos conceptos, entre ellos el de regal�a o "royalty". Del se�or Director Nacional del Servicio Agr�cola y Ganadero, a trav�s del cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, vinculado a los problemas que afectan al sector hort�cola de la Und�cima Regi�n. Del se�or Director Nacional de Vialidad, por medio del cual atiende un oficio enviado en nombre del Senador se�or Garc�a, acerca del aumento del tramo por ejecutar en el proyecto "Mejoramiento Ruta S-16, sector Chol-Chol, Nueva Imperial". Del se�or Intendente de la Regi�n de Ais�n, con el cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, referente a los problemas que aquejan al sector productivo hort�cola de dicha regi�n. De la se�ora Secretaria Ministerial de Obras P�blicas de la Novena Regi�n, mediante el cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Garc�a, relacionado con la suspensi�n de los trabajos de la ruta costera, desde el Puente Budi, comuna de Puerto Saavedra, hasta el l�mite con la D�cima Regi�n. Del se�or Director del Servicio de Salud Vi�a del Mar-Quillota, a trav�s del cual contesta un oficio enviado en nombre del Senador se�or Romero, relativo a la clausura del camping Pichicuy, comuna de La Ligua. De la se�ora Directora, subrogante, del Servicio de Salud Araucan�a Norte, por medio del cual contesta un oficio enviado al se�or Ministro de Salud, en nombre del Senador se�or Naranjo, en cuanto a las medidas que aplicaron los diversos Servicios de Salud a quienes fueron sometidos a procesos administrativos por negligencias m�dicas durante los a�os que se�ala. Dos del se�or Coordinador Nacional del Programa de Reconocimiento al Exonerado Pol�tico, mediante los cuales remite los informes estad�sticos sobre el Programa que dirige, actualizados al 31 de diciembre del a�o reci�n pasado y al 31 de enero del a�o en curso. Del se�or Presidente de la Comisi�n Asesora Presidencial para la Protecci�n de los Derechos de las Personas, con el cual remite copia del informe que comprende las actividades desarrolladas por la Comisi�n en el cuarto trimestre del a�o 2003. --Quedan a disposici�n de los se�ores Senadores. Informe Segundo informe de la Comisi�n de Trabajo y Previsi�n Social, reca�do en el proyecto de ley, en primer tr�mite constitucional, sobre el trabajo en r�gimen de subcontrataci�n, el funcionamiento de las empresas de servicios transitorios y el contrato de trabajo de servicios transitorios (Bolet�n N� 2.943-13). --Queda para tabla. Comunicaciones Del se�or Embajador de la Rep�blica de Corea, con la cual agradece la aprobaci�n un�nime prestada por el Senado al Tratado de Libre Comercio suscrito entre su pa�s y Chile. Del se�or Presidente del Tribunal Calificador de Elecciones, mediante la cual comunica que se design� como miembros de dicho �rgano electoral, por el pr�ximo per�odo constitucional de cuatro a�os, a los Ministros de la Excelent�sima Corte Suprema se�ores Ricardo G�lvez Blanco, Jos� Luis P�rez Za�artu, Milton Juica Arancibia y Nibaldo Segura Pe�a. Del se�or Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago, con la cual transcribe la conformaci�n de las Salas correspondiente al a�o judicial 2004. De la se�ora Directora del Trabajo, por medio de la cual comunica la n�mina de las empresas y organizaciones condenadas por sentencia judicial por pr�cticas antisindicales, en cumplimiento a lo dispuesto en el art�culo 294 Bis del C�digo del Trabajo. --Se toma conocimiento. Del se�or Ministro de Salud, mediante la cual informa acerca de la situaci�n actual del nuevo convenio suscrito entre esa Cartera de Estado y la Corporaci�n para la Nutrici�n Infantil (CONIN). --Se toma conocimiento y se remite con sus antecedentes a la Comisi�n de Salud. Solicitudes De los se�ores Oscar Manuel Seguel Jofr�, Jorge Hermes Valenzuela Aguilera y Pedro Tiburcio Lizama Cari�e, a trav�s de las cuales piden la rehabilitaci�n de sus respectivas ciudadan�as (Boletines N�s S 714-04, S715-04 y S 716-04). --Pasan a la Comisi�n de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadan�a. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Terminada la Cuenta. ACUERDOS DE COMIT�S El se�or HOFFMANN (Secretario).- La unanimidad de los Comit�s, en sesi�n celebrada en el d�a de hoy, acord� lo siguiente: 1.- Retirar del Orden del D�a de esta sesi�n el proyecto signado con el N� 1, que concede beneficios a condenados o procesados por infracciones a disposiciones penales relativas a violencia con m�viles pol�ticos, facultando al se�or Presidente para colocarlo de nuevo en tabla oportunamente. 2.- Devolver a Comisi�n, para nuevo informe, el proyecto signado con el N� 2, que modifica el Reglamento del Senado para agregar el �rea de turismo a la Comisi�n de Medio Ambiente y Bienes Nacionales. 3.- Respecto de la autorizaci�n para la salida de tropas chilenas a Hait�, se acord� facultar a la Comisi�n de Defensa para sesionar paralelamente con la Sala, de 16 a 17, y entregar su informe en forma oral. Para este efecto, se suspender� el debate del proyecto de ley sobre bosque nativo, pudi�ndose votar desde las 18. 4.- Abrir nuevo plazo para presentar indicaciones al proyecto que aumenta las sanciones por hurto, hasta el lunes 15, a las 12. 5.- En cuanto al proyecto sobre Ley del Consumidor, igualmente abrir nuevo plazo para formular indicaciones hasta el d�a de ma�ana, a las 18, las cuales deber�n ser entregadas en Comisiones. El se�or VALD�S.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- S�, se�or Senador. El se�or VALD�S.- Se�or Presidente, soy el primero en respetar los acuerdos de Comit�s y las decisiones de la Mesa; pero no puedo dejar de lamentar que una vez m�s el Senado no vea el proyecto de ley aprobado por la Comisi�n de Derechos Humanos hace uno o dos a�os, que concede beneficios a condenados por violencia con m�viles pol�ticos. Cabe recordar que existe un acuerdo b�sico para darles por cumplida la condena y que estas personas est�n esperando la decisi�n del Senado desde hace muchos meses. S�lo quiero dejar constancia de mi insatisfacci�n por esta nueva postergaci�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Lavandero. El se�or LAVANDERO.- Se�or Presidente, desgraciadamente no estuve presente en la reuni�n de Comit�s, porque deb�a participar en otra actividad del Senado. En representaci�n de mi Comit�, asisti� la Senadora se�ora Carmen Frei. Por ello, deseo consultar, en primer lugar, si ya salieron del pa�s las fuerzas militares que ir�an a Hait�. �se ser�a un antecedente importante. En segundo t�rmino, me gustar�a saber si la Comisi�n de Relaciones Exteriores o la de Defensa Nacional, fue informada acerca del anuncio del Presidente de la Rep�blica de enviar un contingente de trescientas personas a dicha naci�n. Porque solicitar un permiso al Senado en estas condiciones, cuando ya las resoluciones est�n tomadas... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Pido que no comencemos el debate de esta materia. El se�or LAVANDERO.- S�lo quiero saber si se inform� sobre este asunto al Presidente de la Comisi�n de Relaciones Exteriores, porque no se trata de un tema menor. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si desea, se�or Senador, le doy a conocer los antecedentes que tuvieron a la vista los Comit�s para tomar la resoluci�n. El se�or LAVANDERO.- C�mo no. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- La informaci�n que se nos entreg� en esa reuni�n, en la cual estuvo presente el representante de su Comit�, es la siguiente: Primero, no ha salido ninguna tropa fuera de Chile. Segundo, efectivamente el Presidente de la Rep�blica hizo el anuncio se�alado el d�a de ayer. Tercero, el Gobierno mand� una solicitud de permiso para la salida de tropas chilenas a Hait�, de acuerdo con la norma constitucional respectiva, a fin de que el Senado se pronuncie. Cuarto, se tom� el acuerdo de que dicha petici�n pase a la Comisi�n de Defensa Nacional, donde se entregar� la totalidad de los antecedentes, para que luego rinda un informe oral en la Sala. Por ello, en pocos minutos m�s la Ministra de Defensa se va a reunir con los miembros de ese �rgano t�cnico. Quinto, se estim� que no era procedente enviar el asunto a la Comisi�n de Relaciones Exteriores, pues todos los temas equivalentes a �ste han sido resueltos s�lo por la de Defensa. Sin embargo, se acord� que aqu�lla podr� citar a una reuni�n pr�ximamente e invitar a la se�ora Canciller, a fin de que entregue informaci�n complementaria de los antecedentes considerados para tomar esta decisi�n. Esta f�rmula la plante� el Presidente de la Comisi�n de Relaciones Exteriores en la reuni�n de Comit�s para obtener mayor informaci�n sobre la materia. Por �ltimo, en cuanto al tr�mite, se acord� votar hoy d�a. Seg�n los antecedentes de que se dispone y que seguramente la Ministra de Defensa presentar� en la Comisi�n y en la Sala, la idea es que las fuerzas... El se�or CHADWICK.- �Por qu� hay que votar hoy d�a? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Porque �sa fue la resoluci�n un�nime de los Comit�s. Y los acuerdos que adopten por unanimidad no pueden revocarse ni son revisables. Por lo tanto, corresponde despachar hoy d�a el asunto. La discusi�n se iniciar� alrededor de las cinco de la tarde con el informe de la Ministra y el del Presidente de la Comisi�n de Defensa Nacional, y se podr� comenzar a votar desde las seis. �sos son los acuerdos; por tanto, pido que no abramos, en esta parte de la sesi�n, debate sobre la materia. El se�or COLOMA.- Se�or Presidente, �puedo usar de la palabra? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si es un aspecto reglamentario, s�. El se�or COLOMA.- Quiero sugerir que se complemente el acuerdo de Comit�s, en el sentido de citar tambi�n a la Comisi�n de Relaciones Exteriores. Voy a explicar esto sucintamente... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- �Pero si eso se rechaz�! El se�or COLOMA.- Ocurre, se�or Presidente, que �ste, a mi juicio, no es un tema de Defensa exclusivamente, sino de pol�tica exterior chilena. Tiene que ver con la consideraci�n de los elementos... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- �Para qu� seguir con el asunto, si es un acuerdo un�nime? El se�or COLOMA.- Estoy pidi�ndole que consulte a la Sala. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- �Es un acuerdo un�nime! �Yo no puedo revisar los acuerdos un�nimes! El se�or COLOMA.- Adicionalmente, se�or Presidente. Estoy solicit�ndole que recabe la unanimidad de los Parlamentarios. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Yo no puedo revocar las resoluciones de Comit�s adoptadas por unanimidad. Tendr�a que haber un acuerdo un�nime... El se�or COLOMA.- Es complementario. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- ...de Comit�s para tal efecto. Por lo tanto, no se puede modificar dicho acuerdo. El se�or COLOMA.- �Estoy pidiendo la unanimidad, se�or Presidente! La se�ora FREI, do�a Carmen.- Se�or Presidente, en la reuni�n de Comit�s usted inform� que en la Sala estar�an presentes... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Exactamente: la Ministra de Defensa y el Ministro de Relaciones Exteriores, subrogante. La se�ora FREI, do�a Carmen.- �Asistir�n los dos? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- As� es. El se�or COLOMA.- Seg�n el Reglamento, se puede pedir la unanimidad de la Sala, para que, adicionalmente, esta materia sea conocida por la Comisi�n de Relaciones Exteriores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- El acuerdo de Comit�s se�ala que no se va a ver en esa Comisi�n. �Es un acuerdo expreso! El se�or COLOMA.- No. El acuerdo es que vaya a la Comisi�n de Defensa Nacional, no que no se env�e a la de Relaciones Exteriores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se�or Senador, en la reuni�n de Comit�s se pidi� que fuera a la Comisi�n de Relaciones Exteriores y se resolvi� que no. Luego, el Presidente de la misma �no est� en la Sala en estos momentos-, Senador se�or N��ez, sugiri�, como f�rmula para contar con mayor informaci�n, invitar a la se�ora Canciller a una reuni�n para que entregue todos los antecedentes que fundamentaron esta decisi�n. Yo no puedo ir en contra del Reglamento; debo aplicarlo. En consecuencia, la Comisi�n de Defensa Nacional est� autorizada para reunirse y rendirnos un informe verbal. El se�or CHADWICK.- Entonces, �ser� mejor sesionar s�lo con los Comit�s? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Puede ser, se�or Senador. Pero para ello, habr�a que modificar el Reglamento. El se�or ROMERO.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra, Su Se�or�a. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, considero muy importante que la Sala tenga conocimiento del debate habido en la reuni�n de Comit�s. Efectivamente, muchos dijimos que era fundamental que esto fuera conocido por la Comisi�n de Relaciones Exteriores y se�alamos, en conjunto con el actual Presidente de este �rgano t�cnico, Honorable se�or N��ez, que invitar�amos a la se�ora Ministra a una sesi�n pr�ximamente -no estaba presente en esos momentos-, porque nos parece -y en eso coincido con todos los que han expresado este planteamiento- que no se trata de una cuesti�n meramente de Defensa, pues tiene connotaci�n de pol�tica internacional. En ese m�rito, me parece importante que le demos continuidad al debate, el cual, a mi juicio, no se agota con una autorizaci�n formal al requerimiento que se hace para una situaci�n determinada, pues debe proyectarse en la Comisi�n de Relaciones Exteriores y, si es necesario, en la Sala, mediante una sesi�n especialmente convocada para el efecto. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Es perfectamente posible lo que se�ala, Su Se�or�a, y creo que es muy procedente. Entonces, la Comisi�n de Defensa est� autorizada para reunirse y entregar luego un informe verbal sobre la materia. V. ORDEN DEL D�A RECUPERACI�N DE BOSQUE NATIVO Y FOMENTO FORESTAL El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Corresponde tratar el proyecto, en segundo tr�mite constitucional, sobre recuperaci�n del bosque nativo y fomento forestal, con informe de las Comisiones de Agricultura y de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, unidas. --Los antecedentes sobre el proyecto (669-01) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 33�, en 9 de marzo de 1994. Informe de Comisi�n: Agricultura y B. Nacionales, unidas, sesi�n 32�, en 21 de enero de 2004. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La Comisiones unidas discutieron el proyecto en general y en particular a la vez, de conformidad con lo acordado en la sesi�n del 1 de julio del a�o pasado. Los principales objetivos de la iniciativa propuesta son los siguientes: a) Efectuar modificaciones sustantivas a las definiciones de bosque, bosque nativo de preservaci�n, bosque nativo de conservaci�n y protecci�n, bosque nativo de uso m�ltiple y a otros conceptos b�sicos. b) Establecer la figura del catastro forestal como uno de los instrumentos para definir los criterios de focalizaci�n y asignaci�n de las bonificaciones contempladas. c) Otorgar potestades a la Corporaci�n Nacional Forestal respecto de los planes de manejo forestal. d) Armonizar las normas para la corta de bosques nativos de conservaci�n y protecci�n con las establecidas en la ley N� 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente, y la obligaci�n de sujetarse a normas que mitiguen los da�os que se ocasionen al suelo, calidad y cantidad de agua y al bosque residual. e) Ratificar la prohibici�n de corta, destrucci�n y descepado de las especies que han sido catalogadas como en peligro de extinci�n, raras, vulnerables y las declaradas monumentos naturales. f) Crear el Fondo de Conservaci�n y Manejo Sustentable del Bosque Nativo, de car�cter concursable, para bonificar determinadas actividades de manejo de preservaci�n de bosques y renovales, de ordenaci�n forestal, de recuperaci�n de bosques y formaciones xerof�ticas nativos de preservaci�n. g) Instituir a los acreditadores forestales, personas naturales o jur�dicas, inscritas en un registro especial, que cumplir�n funciones de certificaci�n de los antecedentes contemplados en los planes de manejo forestal y de la correcta ejecuci�n de las actividades bonificables. h) Radicar en los juzgados de polic�a local el conocimiento de las infracciones a la ley, reconociendo la calidad de ministros de fe a los funcionarios de la Corporaci�n Nacional Forestal que ejerzan funciones fiscalizadoras. El informe de las Comisiones unidas da cuenta de haber aprobado el proyecto en general por la unanimidad de sus miembros presentes, Honorables se�ores Moreno, Cariola, Horvath, Larra�n, Pizarro, Romero, Stange, Vega y Viera-Gallo. La discusi�n particular se consigna en la parte pertinente de dicho documento. La proposici�n de los referidos �rganos t�cnicos consiste en aprobar el texto de la C�mara de Diputados, con las modificaciones que se detallan. Las Comisiones unidas hacen presente que deben ser aprobadas con el qu�rum propio de una ley org�nica constitucional -esto es, con el voto favorable de 27 se�ores Senadores- las siguientes disposiciones: el inciso cuarto del art�culo 8�, los incisos finales de los art�culos 10 y 34 y el art�culo 38. Requieren, a su vez, el mismo qu�rum los preceptos que se indican a continuaci�n: art�culo 4�, inciso primero; art�culo 5�; art�culo 8�, inciso primero a tercero; art�culo 9�; art�culo 10, incisos primero y segundo; art�culo 11; art�culo 12, inciso primero; art�culo 13, inciso final; art�culo 16, incisos segundo y tercero; art�culo 21, inciso primero; art�culo 23, inciso cuarto; art�culo 25; art�culo 26, inciso segundo; art�culo 27, inciso segundo; art�culo 30; art�culo 31, incisos primero y tercero; art�culo 33, inciso tercero; art�culo 34, inciso segundo; art�culo 37; art�culo 40; art�culo 51; art�culo 52, inciso segundo, y art�culo 54. Por �ltimo, cabe se�alar que, de ser aprobado en general por el Senado, el proyecto debe ser considerado tambi�n por la Comisi�n de Hacienda. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En discusi�n general la iniciativa. Ofrezco la palabra al Honorable se�or Moreno. El se�or MORENO.- Se�or Presidente, en mi calidad de titular de las Comisiones unidas de Agricultura y de Medio Ambiente y Bienes Naciones, dar� un informe sobre este proyecto, que probablemente es uno de los m�s emblem�ticos que ha discutido el Congreso, no s�lo por lo sustantivo de su contenido, sino por el largo per�odo de tramitaci�n de que ha sido objeto -donde han participado tanto el Ejecutivo como los Parlamentarios-, dado que lleva doce a�os de discusi�n. Repito: �doce a�os! En efecto, ingres� a la C�mara de Diputados el 10 de abril de 1992 por mensaje del Presidente Patricio Aylwin, atendida la necesidad de que la sociedad chilena dispusiera de una legislaci�n arm�nica destinada a regular y fomentar el uso y aprovechamiento racional de las diversas formaciones vegetales que cubren el pa�s, muy en especial el bosque nativo. Con miras a lo anterior, el Ejecutivo plante� la idea de incentivar el ordenamiento de dichos bosques y la forestaci�n con especies aut�ctonas, a fin de que ellos alcanzaran un rendimiento sostenido, cumpliendo sus m�ltiples funciones ambientales, sociales y econ�micas. Al proyecto en referencia se le formularon dos indicaciones (en noviembre de 1992 y en julio de 1993) antes de ser aprobado en su primer tr�mite constitucional a comienzos de 1994. Por lo tanto, ingres� al Senado hace exactamente diez a�os -en marzo de 1994- para su segundo tr�mite constitucional, siendo enviado -tal como lo dijo el se�or Secretario en su relaci�n- a las Comisiones de Agricultura, de Medio Ambiente y Bienes Nacionales y de Hacienda, en su caso. En diciembre de 1995, el reci�n iniciado Gobierno del Presidente Eduardo Frei remiti� una indicaci�n sustitutiva que cambiaba el esquema ya aprobado, pero que conced�a prioridad a los objetivos de protecci�n y recuperaci�n del bosque nativo bajo el concepto de sustentabilidad y de un nuevo enfoque en el tratamiento legislativo de la sustituci�n del mismo. La controversia suscitada en relaci�n con la sustituci�n del bosque nativo por plantaciones ex�ticas llev� a que se desestimara la idea de prohibirla, por cuanto implicaba el riesgo grave de que el Estado tuviera que asumir la obligaci�n de compensar econ�micamente a los privados en caso de impedirles realizar aquella opci�n silvicultural que les reportar�a mayor beneficio econ�mico. En ese contexto, se analiz� la proposici�n de un mecanismo de impuestos a la corta o eliminaci�n del bosque nativo, los que se pagar�an una vez realizada la tala o la intervenci�n, siendo reembolsados posteriormente con los reajustes e intereses correspondientes para quienes hubieren regenerado el bosque nativo cortado. El objetivo de esa figura era desincentivar la sustituci�n de aqu�l por especies ex�ticas, sin tener que realizar compensaciones monetarias a los privados. Cabe recordar que, en el marco de tales modificaciones, por acuerdo de la Sala del Senado de 8 de enero de 1997, el estudio del proyecto pas�, en primer t�rmino, a la Comisi�n de Medio Ambiente y Bienes Nacionales y, despu�s, a la de Agricultura y la de Hacienda. Debido a la discusi�n generada al interior de la Comisi�n de Medio Ambiente del Senado, el Ejecutivo volvi� a formular una nueva indicaci�n en abril de 1998, la que consisti� b�sicamente en perfeccionar los conceptos contenidos en la que hab�a presentado hace tres a�os, en diciembre de 1995. La nueva indicaci�n se centr� en los aspectos relacionados con las definiciones de bosque y de ordenaci�n forestal y con el mecanismo de impuestos a la corta de cosecha y eliminaci�n de bosque nativo. En particular, apunt� a acotar el tributo s�lo a los casos de eliminaci�n del bosque nativo, sustituci�n por especies ex�ticas y recuperaci�n para fines agr�colas, plante�ndose que el impuesto se pagar�a tres meses despu�s de realizada la corta de cosecha o eliminaci�n. Para los eventos en que se contemplara la regeneraci�n de aqu�l, se activar�a un cr�dito fiscal no sujeto a devoluci�n, el cual se ir�a haciendo efectivo una vez que se acreditara la regeneraci�n y el establecimiento del nuevo bosque nativo. Finalmente, la Comisi�n de Medio Ambiente despach� su informe en agosto de 1998 y el proyecto pas� a la de Agricultura. �sta inici� su estudio haciendo una primera revisi�n a la casi totalidad del texto despachado por su antecesora, con excepci�n del T�tulo V, sobre las obligaciones que impone la intervenci�n de los bosques nativos y de los incentivos a la ordenaci�n, y del T�tulo VIII, relativo a los procedimientos y sanciones que habr�a que establecer. No obstante la revisi�n del mecanismo de impuestos a la sustituci�n del bosque nativo, en aquella oportunidad no fue posible conseguir un acuerdo que salvara las diferencias. En tal contexto, el Presidente Frei patrocin� una segunda indicaci�n, que en el fondo era casi un nuevo proyecto. Fue enviada en julio de 1999 y, en lo fundamental, eliminaba definitivamente la l�gica de los tributos para regular la sustituci�n y circunscrib�a la prohibici�n de la sustituci�n a casos excepcionales, siempre que se tratara de bosques nativos degradados. En julio de ese mismo a�o, durante el an�lisis de las referidas indicaciones, los Honorables se�ores Cariola y Romero formularon una cuesti�n de constitucionalidad respecto de las normas reca�das en los art�culos 1�, 22 y 24 del proyecto, as� como en los art�culos 9� y 21, por estimar que su contenido vulnera el texto constitucional en lo que respecta al derecho de propiedad, garantizado en el art�culo 19, n�mero 24�, de la Carta Fundamental, ya que en su consideraci�n la prohibici�n de corta, sin la contrapartida de indemnizar al propietario del �rbol que se le proh�be cortar, constituye una limitaci�n al ejercicio pleno del derecho de dominio, a lo cual ellos atribu�an car�cter expropiatorio. En m�rito de lo expuesto, y teniendo en cuenta que los representantes del Ejecutivo anunciaron nuevamente el env�o de una indicaci�n sustitutiva, la Comisi�n de Agricultura acord� suspender el tr�mite y estudio del proyecto hasta su recepci�n. Cuando se inici� el actual Gobierno, en mayo de 2000, el Ministro de Agricultura, al ser recibido por la Comisi�n respectiva del Senado, solicit� que se aplazara el conocimiento del proyecto en cuesti�n, para dar tiempo a la consideraci�n y estudio por el Ejecutivo, dado que esta materia hab�a sido uno de los puntos planteados en el programa presidencial del actual Jefe del Estado, don Ricardo Lagos. Cabe se�alar que el inter�s de la Comisi�n de Agricultura por reanudar el tratamiento del proyecto detenido se materializ� en diversos oficios dirigidos al Gobierno en junio, julio y septiembre de 1999; marzo y junio de 2000; julio de 2001; marzo de 2002, y enero y marzo de 2003. Con fecha 16 de enero de 2003, el Ministro de Agricultura inform� que se hab�a concordado un texto de indicaciones, aprobado ya por el Ministerio Secretaria General de la Presidencia y que estaba pendiente de an�lisis en el Ministerio de Hacienda, precisando que, una vez aprobado el financiamiento, har�a llegar las referidas indicaciones, a m�s tardar en la primera quincena de marzo de 2003. Finalmente, el 19 de marzo del a�o reci�n pasado, la Comisi�n de Agricultura tom� conocimiento de que la Subsecretar�a de Hacienda hab�a comunicado a su Presidente que la iniciativa segu�a siendo analizada por t�cnicos del Ministerio y que, por tal motivo, solicitaba el aplazamiento indefinido de la discusi�n. En vista de esa actitud dilatoria injustificada, fue necesario expresar al Senado, por intermedio de su Presidente, el desaliento derivado del hecho de que, pese a las expectativas y al inter�s nacional por legislar en nuestro pa�s acerca del bosque nativo, persist�a una indefinici�n en esta materia tan relevante, cuyos efectos en aquel patrimonio natural implican graves da�os a nuestra agricultura y a la sociedad en general. Se hizo presente en la comunicaci�n que tal inactividad no s�lo compromet�a el requerimiento insoslayable de conservar el patrimonio forestal, sino que, adem�s, evidenciaba una falla de la pol�tica de Estado que el Gobierno ha comprometido en relaci�n con la agricultura para el per�odo 2000-2010, hecho que afecta al potencial de desarrollo humano de la econom�a campesina, a la sustentabilidad y a la diversificaci�n del desenvolvimiento forestal, con las previsibles tendencias sustitutivas del bosque nativo por otro tipo de actividades y a la degradaci�n de nuestros suelos, aparte ser contradictorio con los compromisos internacionales asumidos por la Rep�blica de Chile para la protecci�n de la flora, de la fauna y de las bellezas esc�nicas naturales de nuestro pa�s. Hasta aqu�, se�or Presidente y Honorable Senado, la rese�a de doce a�os de tramitaci�n legislativa del proyecto sobre recuperaci�n del bosque nativo, de los cuales pr�cticamente diez han transcurrido en el Senado. Pero quiero dejar constancia de que la dilaci�n del debate no es ni siquiera indirectamente responsabilidad de esta Corporaci�n o de sus Comisiones: la responsabilidad recae en una falta de acuerdo dentro de la sociedad nacional para legislar respecto de una materia tan sensible, y asimismo, en los cambios de opiniones ocurridos a nivel del Ejecutivo durante los �ltimos doce a�os. �sa es la verdad, y debe dejarse constancia exacta de ella. Por lo tanto, al conocer aqu� el proyecto sobre bosque nativo en su primer tr�mite reglamentario, es menester que los se�ores Senadores sepan que estamos en el segundo tr�mite constitucional, que a la Sala viene por primera vez un informe de las Comisiones unidas y que, por ende, existe la posibilidad de presentar indicaciones, las que ser�n analizadas durante el estudio del segundo informe. Hago la aclaraci�n porque, considerando la complejidad de la tramitaci�n que he rese�ado y un elemento que posteriormente vincular� con otro proyecto que trat� esta Sala, relacionado con la institucionalidad forestal, algunos se�ores Senadores me han formulado diversas consultas, a ra�z de que hoy existe un grado de confusi�n o de poca claridad acerca de cu�les son los pasos que deberemos dar en seguida. En mi concepto, el problema de fondo -y eso es lo que corresponde informar en esta sesi�n- radica en que las diferencias que suscita la discusi�n de esta iniciativa est�n marcadas por quienes abogan por una permisividad mayor para intervenir los bosques nativos y los que defienden -algunos, con posiciones a ultranza- la tesis de que no se puede sustituir ni tocar lo que la naturaleza ha originado a lo largo de distintas generaciones. Para prevenir los efectos de un conflicto de interpretaciones que amenazaba con debilitar el proceso de formaci�n de la ley y provocaba una dilaci�n de doce a�os -precisamente, la indefinici�n sobre la materia-, el Ejecutivo sustrajo durante una fase prolongada el debate de la iniciativa de su cauce legislativo natural y opt� por explorar lo que denomin� "el arduo camino del di�logo directo con los actores involucrados en la Mesa Forestal"; vale decir, convocar a distintos actores de la sociedad, sin la participaci�n de ning�n legislador -ni del Senado ni de la C�mara de Diputados-, para ver si llegaban a alg�n grado de consenso. �Peculiar m�todo para preparar una iniciativa legislativa...! En julio de 2001 se anunci� que se hab�a materializado un consenso dentro de la llamada "Mesa Forestal". Sin desmerecer la importancia del aporte que los privados o las distintas entidades ambientalistas o acad�micas han realizado en esta materia, es necesario manifestar que es el Parlamento chileno el que sanciona las leyes. Se trata de una prerrogativa indelegable, reca�da tanto en los integrantes del Senado como en los de la C�mara de Diputados. Por consiguiente, m�s all� de los acuerdos susceptibles de obtener en distintas instancias ajenas al Parlamento, corresponde culminar el debate, de acuerdo con lo ocurrido durante 12 a�os, dentro de la sede legislativa. Cuando est�bamos en ese proceso, a mediados del a�o pasado, el Presidente de la Rep�blica entreg� su respaldo a una nueva indicaci�n sustitutiva, concebida sobre la base de 56 disposiciones permanentes y 3 transitorias, que es la resultante del estudio efectuado por las Comisiones unidas del Senado a lo largo de 16 sesiones y que no significaba partir de cero. Todos los aportes del debate legislativo fueron, gracias a la presi�n ejercida, incorporados en la indicaci�n sustitutiva. Eso explica por qu� numerosos acuerdos de las Comisiones unidas de Agricultura y de Medio Ambiente se adoptaron por unanimidad: porque se incluyeron gradualmente los elementos all� discutidos. �En qu� puntos subsisten discordias? Es lo que deseo se�alar. Primero, en la necesidad de establecer un requisito de altura m�nima de las especies que conforman el bosque. Alguien podr�a decir: "Parece casi una nimiedad que dentro del Senado se venga a plantear que hay que definir cu�l es la altura m�nima para la calificaci�n de bosque". Pero la cuesti�n estriba en que la legislaci�n debe resolver si se considerar� que constituyen bosque las especies de uno, dos o tres metros de altura, dependiendo de la naturaleza de ellas. En una superficie extensa de bosques de Chile se encuentran las denominadas "formaciones xerof�ticas", constituidas precisamente por �rboles de altura discreta o reducida. �se es el primer punto que se debe resolver. El segundo, si la formalizaci�n de los planes de manejo forestal y la certificaci�n de las normas que han de cumplirse para acceder a los subsidios y a los beneficios tributarios establecidos por la ley en proyecto quedar�n circunscritas a una profesi�n determinada o se abrir� pluralmente a otras profesiones. Se estim� conveniente que los ingenieros agr�nomos especializados participen junto con los ingenieros forestales en lo concerniente a la elaboraci�n de los planes de manejo del bosque nativo y a la distancia m�nima que debe regular la corta de �rboles y arbustos nativos aleda�os a manantiales, cuerpos y cursos naturales de agua. Aun as�, es elocuente que la inmensa mayor�a de los preceptos -seg�n expres�- haya sido aprobada por unanimidad en las Comisiones unidas. Honorable Senado, el texto propuesto es un logro notable. Y quiero dejar testimonio del profesionalismo y trabajo de los distintos se�ores Senadores, quienes a lo largo de las sesiones, algunas de ellas muy tediosas y prolongadas, fueron dando origen a una normativa de esta naturaleza. El esfuerzo realizado permite presentar a la Sala este informe, donde -deseo destacarlo; y se resume el debate pertinente- consta que en las Comisiones unidas prevaleci� el criterio de que, para que la ley en proyecto funcione, ser� necesario que el Estado, a trav�s del Ministerio de Hacienda -tal como lo anunciaron los representantes de �ste-, concrete una inversi�n real, en moneda corriente, de 100 millones de d�lares, en un lapso m�ximo de 30 a�os, para financiar la sustentaci�n del bosque nativo existente. Y �sta es una tarea no menor, porque precisamente en torno de esa suma deben operar las indicaciones que estamos formulando. Considerando la necesidad de disponer la entrega a particulares de incentivos para la recuperaci�n de los bosques y formaciones xerof�ticas nativas, como asimismo la validez de los motivos que justifican crear la instituci�n de los llamados "acreditadores forestales", quienes dir�n cu�l plan se aprob� y en qu� condiciones �l se va a materializar, el Senado y la C�mara de Diputados deber�n prestar especial atenci�n a la forma de incorporar a los peque�os propietarios y arrendatarios al sistema de sustentaci�n y manejo del bosque nativo. �se es el gran desaf�o, porque la depredaci�n de aqu�l se centra sobre todo en la extracci�n de le�a o en la explotaci�n comercial, a escala menor o mediana, que se lleva a efecto precisamente en ese tipo de propiedades. Cabe resaltar la discordancia que se advierte entre la maduraci�n progresiva de un acuerdo sobre qu� hacer en el bosque nativo y el perfil desva�do de la institucionalidad p�blica forestal, que se pone de manifiesto con la demora en definir una pol�tica de Estado acerca de la naturaleza jur�dica de las entidades intervinientes en la regulaci�n del sector forestal; la radicaci�n de las funciones normativas, fiscalizadoras y propiamente ejecutivas, y la imbricaci�n del ordenamiento ambiental con el desarrollo de las actividades econ�micas. Es mi deber se�alar, en nombre de las Comisiones unidas, que esta Sala conoci� el proyecto sobre institucionalidad forestal y lo volvi� a ese �rgano t�cnico, donde en principio fue rechazado porque el Ejecutivo todav�a no define el criterio para normar a la CONAF; la eventual creaci�n de una Subsecretar�a Forestal; el rol que corresponder� a otras entidades; la regulaci�n del manejo de parques, y lo tocante a los incendios forestales. Eso est� pendiente. Y es mi deber se�alar al Senado que, sin indicaciones del Presidente de la Rep�blica -porque, constitucionalmente, los Parlamentarios carecemos de iniciativa para formular proposiciones en materia de Administraci�n P�blica- destinadas a resolver lo concerniente a la institucionalidad forestal, la ley sobre bosque nativo, cuyo proyecto ha tenido una larga y dilatada tramitaci�n, durante 12 a�os, quedar� incompleta. Por lo tanto, en representaci�n de las Comisiones unidas, reitero lo que a trav�s de comunicaciones escritas hemos manifestado: es indispensable que el Ejecutivo env�e a la brevedad posible las indicaciones relativas a la institucionalidad forestal, para determinar finalmente la estructura jur�dica de la CONAF y las atribuciones de sus funcionarios, y qu� otras entidades participar�n en el ordenamiento y regulaci�n del bosque nativo. Se�or Presidente, el sector forestal del pa�s comprende 15 millones y medio de hect�reas -�quince millones y medio!-, de las cuales 13 millones y medio corresponden a bosque nativo; vale decir, m�s de 85 por ciento de toda la cobertura forestal chilena. Las exportaciones tan exitosas de algunos rubros, como celulosa o madera procesada, provienen s�lo de 2 millones de hect�reas constituidas por las plantaciones ex�ticas realizadas mediante la aplicaci�n del subsidio del decreto ley N� 701. Y esos dos millones de hect�reas producen un retorno de pr�cticamente 2 mil 500 millones de d�lares al a�o por concepto de ventas al exterior. En consecuencia, el desaf�o involucrado aqu� es doble: c�mo cuidamos la cobertura forestal y nuestro patrimonio, que tiene una vinculaci�n directa, no s�lo con el negocio forestal, sino tambi�n con la calidad y permanencia del suelo agr�cola, ya que la deforestaci�n de los suelos, junto con incorporar la pobreza a la Regi�n donde ella ocurre, origina un proceso erosionador que tiende a degradar aqu�llos, sin posibilidad de retorno en el mediano o, incluso, en el largo plazo. Por esas razones, el debate que hemos de efectuar primeramente no es sobre la ideolog�a de la defensa del bosque nativo. Y debo dejar sentado este aspecto, pues ha sido extensamente discutido. En las Comisiones unidas no hay nadie que quiera destruir el bosque nativo; nadie pretende dictar una pol�tica de permisividad, pero tampoco una pol�tica de "laisser faire" que signifique da�ar ese patrimonio, como en el pasado, cuando, por una decisi�n err�nea, en las provincias de Palena y Ais�n tuvo lugar un enorme incendio, que dur� 3 � 4 a�os, porque se cre�a que el quemar la cobertura forestal permitir�a el establecimiento de la ganader�a. Recorran Sus Se�or�as esa zona: �no existe ni una cabeza de ganado; los bosques est�n depredados; la erosi�n ha hecho presa de muchas de las tierras, y, de hecho, estamos pagando la estupidez de tal decisi�n, cuyas consecuencias no tenemos c�mo reparar! Termino este informe de las Comisiones unidas de Agricultura y de Medio Ambiente y Bienes Nacionales solicitando a la Sala que, despu�s del debate que vamos a efectuar, apruebe en general el proyecto y fije un plazo para presentar indicaciones, a fin de continuar la tramitaci�n rese�ada. Gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Horvath. El se�or HORVATH.- En mi calidad de Presidente de la Comisi�n de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, complementar� brevemente el informe expuesto por el se�or Presidente de las Comisiones unidas. Es sabido que en Chile, a lo largo de la historia, el bosque nativo ha padecido incendios; cambio de uso del suelo, fundamentalmente a lo agr�cola y ganadero; sustituciones, y pr�cticas madereras bastante negativas, como el floreo -consistente en sacar las mejores especies con el objeto de obtener el mayor valor comercial del momento, sin importar c�mo queda el bosque- y otras que m�s bien constituyen actividades econ�micas del �rea informal, como la explotaci�n para le�a. Todo eso ha motivado que el bosque haya disminuido, no s�lo en cantidad, sino tambi�n en calidad. Y, asociado a lo anterior, tal vez el mayor problema ambiental de nuestro pa�s, que, como es silencioso y se visualiza poco, se halla menos presente en la conciencia de los chilenos: el de la erosi�n y la desertificaci�n, flagelos que afectan a 48 millones de hect�reas -ninguna Regi�n se encuentra exenta-, o sea, a m�s de 50 por ciento del territorio nacional. Como bien se se�ala en el informe, seg�n el �ltimo catastro realizado entre la CONAF y la CONAMA, Chile posee 15 millones 637 mil 232 hect�reas de bosque nativo; esto corresponde a 20,7 por ciento de su superficie en Sudam�rica. El bosque nativo se clasifica en adulto, con 5 millones 977 mil hect�reas; renoval, con 3 millones 585 mil hect�reas; adulto-renoval, con 861 mil hect�reas; y achaparrado, con 3 millones de hect�reas. A esto se suman las plantaciones forestales mencionadas por el se�or Presidente de la Comisi�n de Agricultura, con 2 millones 119 mil hect�reas, y algo de bosque mixto. Es importante se�alar que, desde el punto de vista de la distribuci�n por Regiones, la mayor cantidad de superficie de bosque se encuentra en la Und�cima, con 4,8 millones de hect�reas, a la que sigue la D�cima, con 3,8 millones. Parte importante de este bosque ya est� en el Sistema Nacional de �reas Silvestres Protegidas por el Estado, que cubre 3,9 millones de hect�reas, es decir, 28,1 por ciento de toda la superficie de bosque protegida y bajo la tuici�n de la CONAF. Del total de bosques del pa�s, esto corresponde al 25 por ciento. Adem�s, no se valora el bosque nativo. Hoy la cantidad de incendios anuales supera en promedio a la nueva forestaci�n. Por lo tanto, la perspectiva futura en esta materia tampoco es muy halag�e�a. Sobre la base de este conjunto de elementos nace este proyecto de ley, que empieza a discutirse en la C�mara de Diputados en 1992 y que luego se aprueba -varios de los que estamos ac� �ramos Diputados en ese momento- con una estructura similar a la del decreto ley N� 701, que establece la bonificaci�n de ciertas pr�cticas positivas seg�n algunas tablas de costo, como el raleo selectivo, la conservaci�n de �reas sensibles, la mantenci�n de �rboles semilleros, medidas que permiten que el bosque recupere su vigor y conserve y mejore su diversidad. En 1994 el Senado sustituye esta normativa por una f�rmula que consist�a en el pago de impuestos previos seg�n la calidad del bosque, cuyo monto fluctuaba, por hect�rea, entre 300 mil pesos a 1 mill�n 200 mil pesos. Esto produjo un rechazo generalizado, porque significaba poner candado a los bosques, los que seguir�an degrad�ndose en forma silenciosa al no ser valorados en ninguna de sus dimensiones por la sociedad. De ah� se empieza a hacer un trabajo de hormiga por las Comisiones del Congreso Nacional, particularmente del Senado: visitas a terreno, investigaci�n, movimientos ambientalistas. Todo ello finalmente cristaliza en el proyecto que ahora debatimos. Este esfuerzo se asocia tambi�n a la necesaria definici�n y mejoramiento de la instituci�n forestal. La CONAF funciona m�s por el esp�ritu de sus integrantes que por la jerarqu�a y reconocimiento que le da la institucionalidad administrativa. Es, por as� decirlo, la pariente pobre del Ministerio de Agricultura, Y su car�cter de corporaci�n de derecho privado con fines p�blicos tampoco la hace funcionar, ya que, para ello, debe recurrir a otras instituciones, como Carabineros. De esta manera, el proyecto de ley resurge a trav�s de un fondo -el Ministerio de Hacienda ha comprometido 100 millones de d�lares en un plazo de 30 a�os- de car�cter concursable, materia que, por las dificultades que conlleva, en alg�n momento deberemos discutir. Adem�s, por iniciativa parlamentaria, se ha mantenido y mejorado el Fondo para la Conservaci�n y el Manejo Sustentable del Bosque Nativo, a fin de incentivar la investigaci�n y las buenas pr�cticas, evaluar sus resultados y generar una retroalimentaci�n para que la ley vaya haci�ndose m�s efectiva. Tambi�n hay que resaltar las pr�cticas llevadas a cabo con apoyo nacional y, fundamentalmente, extranjero. Cabe destacar la participaci�n de la Agencia de Cooperaci�n Alemana, del Banco de Desarrollo Alem�n, de GTZ, de organizaciones francesas, de iniciativas privadas, de ONG. Y su aporte ha consistido en simular el comportamiento de la ley como si estuviese vigente; es decir, en bonificar una parte de las actividades, sobre todo la de los peque�os propietarios forestales, para verificar despu�s la respuesta del bosque. Ah� est� justamente la clave del proyecto. Si la fracci�n forestal susceptible de ser intervenida (esto es muy importante, porque la normativa tambi�n establece una bonificaci�n para la conservaci�n del bosque) se somete a una entresaca selectiva o al raleo, o a pr�cticas como las que he se�alado, los �rboles tendr�n m�s espacio, las copas, que son como los est�magos para la fotos�ntesis, se desarrollar�n en mejor forma y las ra�ces podr�n acceder con m�s facilidad al agua y a los nutrientes del suelo. Est� comprobado, y cualquier Parlamentario lo puede verificar, que con estos procedimientos los �rboles pueden llegar a crecer tres veces m�s r�pido que en las condiciones anormales a las cuales se ven sometidos. Esto se deduce del tama�o que anualmente van alcanzando los anillos. Este proyecto, mediante la bonificaci�n, que fluct�a entre 140 mil pesos y 300 mil pesos por hect�rea, y la realizaci�n de pr�cticas positivas para que el bosque d� una buena respuesta, mantenga su diversidad, la funci�n de conservaci�n y la de protecci�n ambiental, busca que la sociedad chilena vaya recuperando, a trav�s de mejor cantidad y calidad del bosque en sus fracciones aprovechable y de protecci�n, lo que est� invirtiendo a�o a a�o. Es decir, hay una respuesta positiva de los fondos p�blicos que se est�n entregando para incentivar la recuperaci�n y mejoramiento del bosque nativo. Es importante conocer -despu�s lo vamos a ver en detalle- c�mo se van salvaguardando medidas de conservaci�n, pr�cticas de buen manejo, acompa�amiento de la funci�n p�blica a trav�s de acreditadores forestales y, tambi�n, la obligatoriedad de reforestar, con las mismas especies y en �reas equivalentes, las que se sacan para obras p�blicas o de otra naturaleza derivadas del crecimiento de las ciudades. En resumen, despu�s de un largo trayecto, estamos en presencia de una normativa que ha logrado concitar el mejor acuerdo posible dentro de la sociedad para evitar la sustituci�n del bosque nativo y, tambi�n, su poca valoraci�n, lo que ha causado bastante controversia: personas y organizaciones extranjeras, aprovech�ndose de las coyunturas de nuestro pa�s, han comprado en forma masiva bosque nativo para dedicarlo exclusivamente a conservaci�n. Hay que insistir en que una fracci�n de este bosque es susceptible de intervenirse e incluso de mejorarse para el aprovechamiento, en todas sus dimensiones, por nuestra sociedad. Por eso, como Comisi�n de Medio Ambiente, instamos no s�lo a debatir el proyecto, sino tambi�n a aprobarlo en general, fijando un plazo razonable y breve para formularle indicaciones. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Larra�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, las exposiciones del Presidente de las Comisiones unidas y del Presidente de la de Medio Ambiente han esclarecido el contenido de esta iniciativa, lo que me permite hacer algunos comentarios m�s generales y precisiones m�s espec�ficas. Lo primero que cabe subrayar son los doce a�os de tramitaci�n de este proyecto. Pero si bien probablemente no tiene prioridad p�blica muy significativa, es de enorme importancia para el patrimonio nacional. Era de lamentar que proyecto tras proyecto no encontraran acogida ni en el Senado ni en los especialistas consultados, que eran de todos los sectores. Muchas veces, cuando la opini�n p�blica enjuicia la labor del Congreso, la circunstancia de que la tramitaci�n de los proyectos se prolongue por doce a�os se atribuye a negligencia, a falta de inter�s del trabajo parlamentario. En este caso, puedo dar fe, por lo menos desde 1994, de que no ha sido as�. La verdad es que hemos puesto toda nuestra voluntad para sacar adelante la ley, y ha sido el Ejecutivo, en distintas instancias, el que se ha encontrado con diferentes problemas. Es in�til, entonces, manifestar comprensi�n respecto de esos problemas, en circunstancias de que la opini�n p�blica cuestiona la falta de eficacia. Simplemente deseo destacar que esa falta de eficacia no ha sido responsabilidad del Congreso, ni, desde luego, del Senado, en donde el proyecto se encuentra desde 1994, aproximadamente, ya que siempre hubo voluntad para trabajar. Y cuando ingres� este �ltimo texto, al que ya se ha referido el se�or Presidente de las Comisiones de Agricultura y de Bienes Nacionales, unidas, se observ� una dedicaci�n realmente muy significativa, en momentos de muchas dificultades por la simultaneidad con que se debi� estudiar otros proyectos de gran importancia. A pesar de ello, no fue dejado de lado y las sesiones se sucedieron en forma ininterrumpida durante un largo per�odo. En consecuencia, creo que el esfuerzo desplegado, al margen de la demora, recoge en lo fundamental la voluntad no solamente del Congreso y del Ejecutivo, sino tambi�n del medio, en orden a lograr una buena legislaci�n que regule efectivamente la conservaci�n y el uso m�s racional posible de los ecosistemas forestales y, al mismo tiempo, fomente la recuperaci�n de los bosques nativos. En l�neas generales, esta normativa cumple con ese objetivo. Por eso, al tener que pronunciarnos respecto de ella despu�s de tantos a�os, estimamos que, a pesar de las demoras y de los inconvenientes espec�ficos de su contenido, se trata de un esfuerzo legal que vale la pena apoyar. As� obramos en las Comisiones unidas y as� votaremos tambi�n en la Sala. Advierto -ya se ha dicho- que este articulado, sin el complemento de una revisi�n de la institucionalidad forestal, generar� graves dificultades en su aplicaci�n. Ya un proyecto, por su fondo, fue rechazado por la Comisi�n de Agricultura, y mientras no se sustituya, yo dir�a que �sa es la voluntad mayoritaria de esta Corporaci�n. Por lo tanto, es importante reiterar al Ejecutivo nuestro inter�s de que un texto vaya de la mano con el otro. El se�or Ministro de Agricultura ha se�alado que la iniciativa que reemplaza la institucionalidad forestal e introduce modificaciones relevantes en el �mbito de la Cartera a su cargo estar�a terminada. Pues bien, es muy importante que eso sea as�, porque la tramitaci�n del proyecto en debate me parece que va a entrar en una etapa bastante razonable desde el punto de vista de los plazos, tanto en la discusi�n particular como en el subsiguiente tercer tr�mite en la C�mara de Diputados. En efecto, es probable que en algunos pocos meses quede totalmente despachado por el Congreso. Ser�a muy lamentable que su total tramitaci�n no fuera acompa�ada de una iniciativa que d� forma m�s definitiva a la institucionalidad forestal. Todos conocemos la situaci�n de la CONAF, que como corporaci�n tiene atribuciones propias de entidades p�blicas. Y si bien se valora la descentralizaci�n y la entrega de muchos servicios al sector privado, no pareciera que, por el modo como est� reglamentada, la CONAF satisfaga las inquietudes que suscitan la debida institucionalidad y el respaldo legal requerido para proceder como corresponde. Dentro de los aspectos m�s salientes de la iniciativa, que ya han sido resaltados, se encuentran las numerosas definiciones que dan cuenta de c�mo la legislaci�n adopta y resuelve los principales temas que dicen relaci�n al bosque nativo. Hay conceptos muy bien logrados, pero otros merecen una segunda discusi�n. Aunque parezca paradojal -ya lo se�alaba el Senador se�or Moreno-, la definici�n de "bosque" y la altura que debe alcanzar para ser considerado como tal, que pareciera un problema menor, para algunos conforma el criterio diferenciador respecto, por ejemplo, de los matorrales, y por lo tanto son indispensables normas aplicables a uno y otro caso. El punto va a ser ciertamente objeto de debate en la discusi�n particular, porque somos muchos los que no hemos quedado satisfechos con la forma como se termin� de conceptualizar la expresi�n "bosque". Un elemento importante que adquiere especial fuerza -ya la tiene a partir del decreto ley N� 701- es el plan de manejo forestal, respecto del cual, con las precisiones que se han incorporado, se ha llegado a una conceptualizaci�n muy importante. De nuevo se entrega potestad fundamental a la CONAF, en la forma como se va aprobando y supervisando el cumplimiento de dicho plan, lo cual vuelve a plantear el problema al que antes me refer�a. Hay gran cantidad de normas que obligan a los actores en este �mbito a mitigar los da�os que puedan ocasionarse al suelo, a la cantidad y calidad del agua y a la diversidad biol�gica. Es decir, el enfoque del proyecto no se circunscribe espec�ficamente a los bosques; abarca tambi�n a todo lo que se vincula con los ecosistemas forestales y, por lo tanto, se avanza mucho y muy positivamente en aspectos que nos parecen de gran relevancia. De ah� tambi�n que otras medidas, como las prohibiciones de corta, las normas relativas a la destrucci�n de especies -sobre todo de aquellas que han sido catalogadas como en peligro de extinci�n, raras, vulnerables o insuficientemente conocidas- permiten pensar que ser�n rescatadas o defendidas del eventual riesgo de desaparici�n. Se crea el Fondo de Conservaci�n y Manejo Sustentable del Bosque Nativo, de car�cter concursable, el que fue objeto de mucho cuestionamiento por numerosas instituciones consultadas en las Comisiones unidas, debido a que se modificaba un criterio que result� muy exitoso en la aplicaci�n del decreto ley N� 701, cual es que los recursos fueran no concursables, sino ilimitados para la presentaci�n de cualquier proyecto aprobado t�cnicamente. Entendemos -y esto fue muy importante en la discusi�n- que, en la medida en que el presupuesto sea suficiente, los proyectos no van a ser concursables o, si lo son, todos los que concursen y que re�nan los requisitos t�cnicos m�nimos van a ser aprobados si no hay restricciones presupuestarias. Esto recoge el criterio del decreto ley N� 701. Y s�lo empezar� a haber priorizaci�n y, por lo tanto, asignaci�n, cuando los recursos sean inferiores a los proyectos solicitados, todos los cuales deber�n aceptarse t�cnicamente sobre la base de su calidad, aprobada por los organismos correspondientes. En este punto, debemos considerar tambi�n la importancia de los acreditadores forestales, personas naturales o jur�dicas, inscritas en un registro, que van a cumplir la labor de certificaci�n de todos los antecedentes de los distintos proyectos t�cnicos que se presenten. Ellos, por cierto, aparte de tener que asumir las responsabilidades penales y civiles cuando no hagan sus informes debidamente, ser�n los ejecutores que permitir�n mayor viabilidad al funcionamiento de los proyectos que finalmente apruebe el Fondo de Conservaci�n. Se compromete, tambi�n, la asignaci�n de recursos para la investigaci�n en torno al bosque nativo. Esto tambi�n es un elemento de mucha trascendencia, puesto que de tiempo en tiempo se discute respecto de la realidad del bosque nativo en Chile, producto de la falta de informaci�n adecuada. De manera que estos antecedentes, en la medida en que haya recursos para realizar las investigaciones respectivas, con catastros bien completos, van a permitir que las decisiones que se adopten en cuanto a la naturaleza, cuant�a, estado de situaci�n del bosque nativo correspondan a la realidad debidamente investigada por los cuerpos t�cnicos y cient�ficos competentes en este �mbito. Como pueden apreciar los se�ores Senadores, hay un conjunto de normas que hacen pensar que estamos frente a algo de valor, no obstante que, si entramos a hilvanar aspectos espec�ficos, ciertamente veremos que hay temas muy discutibles. Ya mencion� -como lo hizo otro se�or Senador- lo tocante a la definici�n de bosque. Est� tambi�n todo lo relativo al bosque de sustituci�n, cuyo criterio central es que todo bosque nativo debe ser reemplazado por otro bosque nativo. Y hay criterios para que no sea espec�ficamente siempre el mismo, seg�n las circunstancias, lugar o las especies en cuesti�n. Pero como el bosque nativo admite, bajo ciertas condiciones, su explotaci�n o su renovaci�n, hay circunstancias en que pudiera ser aconsejable, por la v�a de la excepci�n, permitir la sustituci�n por especies ex�ticas. Es una materia que, a mi juicio, debemos discutir de nuevo para asegurar, no solamente la preservaci�n y recuperaci�n del bosque nativo, sino, tambi�n, alguna flexibilidad cuando los organismos t�cnicos y cuerpos consultivos creados lo estimen recomendable o aceptable. Debe considerarse tambi�n la conveniencia de ir hacia un desarrollo mayor de medidas tendientes a fomentar el inter�s de particulares por preservar el bosque nativo o dedicarlo a la producci�n no maderable (como la caza o el ecoturismo). Si hay mecanismos adecuados, podr�amos incentivar la preservaci�n, pero con finalidades distintas a la mera preservaci�n o eventual explotaci�n, cuando as� sea aprobado. Respecto al Consejo Consultivo del Bosque Nativo que se crea, parece prudente que su conformaci�n sea m�s bien establecida en la ley y no quede entregada al Reglamento, lo cual permitir�a mayor seguridad en cuanto a su calidad y nivel, as� como respecto de la jerarqu�a de quienes lo integren. En fin, existen aspectos que, si bien no constituyen lo sustantivo, son importantes para lograr una debida reglamentaci�n de las normas que se establecen y, en tal sentido, mejorar a�n m�s este proyecto. Para concluir, quiero se�alar que estamos frente a una iniciativa de alta calidad, a pesar de lo dif�cil que es resolver esta materia. Hemos logrado un equilibrio entre la voluntad del Ejecutivo y del Congreso, y tambi�n de los distintos grupos interesados, que los hay de la m�s variada �ndole, provenientes de los sectores acad�micos, ambientales y productivos, todos los cuales, en mi concepto, tienden a concordar en que estamos frente a una norma suficientemente buena, amplia y positiva para preservar y fomentar el bosque nativo en Chile. Por todas estas consideraciones, aprobaremos en general esta iniciativa. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, no quisiera reiterar ni repetir los conceptos ya planteados en relaci�n con este proyecto. Sin embargo, me parece de justicia destacar que su estudio y debate sin duda prestigian a la Comisi�n y al Senado. Y lo digo con conocimiento porque los que participamos estrechamente en las Comisiones unidas lo hicimos con un grado de coherencia y consecuencia respecto de lo que est�bamos aprobando. Aqu� no ha habido ni ganadores ni perdedores, si acaso alguien pretendiera enfocarlo con una mirada simplista. Aqu� hab�a posiciones conservacionistas bastante claras; hab�a criterios que se�alaban que no se trataba �nicamente de disponer medidas a trav�s de una ley, sino que deb�a haber armon�a, consecuencia y, particularmente, coherencia con la legislaci�n existente. El decreto ley N� 701 estuvo siempre presente en el debate, pues ha tenido una implicancia y alcance en la parte forestal que, dem�s est� decirlo, ha sentado un hito fundamental. Y algo que ha resultado bien -tal vez con problemas, todos lo podemos reconocer, pero en general ha sido positivo� no podemos limitarnos a esconderlo y meterlo dentro de un caj�n. Asimismo, este debate y serio estudio tuvo otra caracter�stica: fue participativo. No hubo nadie que no haya sido escuchado por las Comisiones unidas. �Nadie! Fueron interminables las presentaciones audiovisuales o de cualquier tipo realizadas. Y, en este aspecto, me parece que la participaci�n tanto del Ejecutivo como del Legislativo, as� como de los acad�micos, de los colegios profesionales, de organizaciones como la propia Corporaci�n Chilena de la Madera, fue ilustradora del inter�s existente en el tema. Por ello, invito al Senado a que lea el informe de las Comisiones unidas, que adem�s est� muy bien hecho. En tal sentido, quiero felicitar a los encargados de su realizaci�n pues fue elaborado con precisi�n, claridad y, en particular, con una orientaci�n que permitir� a quienes no participaron en el debate imponerse en forma acabada del pensamiento que se tuvo sobre esta materia. Creo que, en este aspecto, es muy importante para la historia de la ley, para el debate posterior, contar con informes como �ste, porque son aclaratorios y precisos en sus planteamientos, lo cual resulta muy ilustrativo del trabajo habido en las Comisiones. Obviamente, la Sala tendr� que resolver algunos puntos, pues no en todos hubo acuerdo. Sin embargo, dir�a que en lo medular existe la sensaci�n real de que nos hallamos frente a un proyecto bien enhebrado. No cometamos el error, por ganar una votaci�n, de desequilibrar o de hacer perder armon�a y coherencia a la iniciativa. Se los digo en un sentido positivo, constructivo, porque muchas veces uno, tendiendo a buscar un punto que estima muy esencial, no analiza globalmente el proyecto y se expone a desequilibrarlo. Me parece que �ste es un tema que debemos mirar desde esa perspectiva. Las leyes tienen que ser arm�nicas, equilibradas, coherentes, l�gicas. Por otra parte, tengo la impresi�n de que hay una opini�n p�blica que a veces no aprecia lo que se hace en el Senado. Quiero decir que �ste es uno de los casos m�s ilustrativos de la perseverancia y el alto nivel de participaci�n con que actuaron no s�lo todos los miembros de las Comisiones unidas �es cuesti�n de leer el informe-, sino tambi�n los invitados a sus reuniones. En ese sentido, debemos guardar cierto grado de respeto por el trabajo hecho por las Comisiones. Porque, de otra manera, alterar ciertos conceptos puede simplemente desarticular y hacer perder la coherencia y armon�a necesarias en este tipo de legislaciones. Con mucho agrado particip� en las Comisiones unidas y, en la misma forma, anticipo los votos favorables de los Senadores de Renovaci�n Nacional y felicito al Presidente y a los integrantes de dichos �rganos t�cnicos y, particularmente, a los funcionarios que hicieron posible que este informe est� hoy d�a en manos de los se�ores Senadores en la forma y calidad que he destacado. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Sabag. El se�or SABAG.- Se�or Presidente, en primer lugar, quisiera partir felicitando al Senador se�or Moreno por el complet�simo informe que nos ha entregado respecto de esta tan importante materia y que -como ya se ha se�alado- lleva doce a�os de tramitaci�n en el Parlamento, de los cuales m�s de diez han sido en el Senado. Se trata de un sector de una importancia trascendental para la vida econ�mica y de trabajo del pa�s. Los bosques constituyen una riqueza renovable que nos permitir� sustituir los ingresos del cobre el d�a de ma�ana cuando solamente de su explotaci�n nos quede el hoyo. Adem�s, nuestro pa�s tiene condiciones relevantes para un desarrollo acelerado de la parte forestal. Se ha hablado mucho del bosque nativo durante la discusi�n del proyecto y se dec�a que hab�a cuatro o cinco millones de hect�reas. Al hacerse el censo correspondiente, se vio que en realidad alcanzaba casi a 14 millones de hect�reas, con un poco m�s de 2 millones de hect�reas de bosque ex�tico, fundamentalmente de pino y eucalipto. Pues bien, el sector privado pr�cticamente fue marginado de intervenir en el bosque nativo. Por eso no ha sido objeto de inversiones, se ha ido envejeciendo y no se le ha dado ni el tratamiento ni el manejo correspondientes. De ah� la importancia de contar con una ley que establezca con claridad la institucionalidad que regir� el bosque nativo y la forma como es posible intervenir en �l. Creo que mediante el proyecto en an�lisis se est� dando finalmente una orientaci�n clara acerca de lo que se puede hacer al respecto. Al mismo tiempo, se crea un fondo para la mantenci�n del bosque nativo, y se establece la posibilidad de aprovechar el que ya est� sobremaduro, el que ha muerto, y as� darle un destino, y no como sucede hoy d�a en que se proh�be absolutamente hasta sacar un �rbol que no ofrece utilidad alguna. Por eso, con mucho entusiasmo quiero sumar mi voto de aprobaci�n a esta iniciativa de ley que hoy d�a se est� votando en general, y a la cual formularemos algunas indicaciones. Esperamos que el Gobierno acoja muchas de las ideas sugeridas durante su tramitaci�n. Se trata de fijar claramente la institucionalidad que rija este rubro y, en lo posible, crear una Subsecretar�a Forestal. Se calcula que esta actividad nos va a proporcionar de aqu� al a�o 2010 � 2015 m�s de 6 mil millones de d�lares de ingresos, y que el d�a de ma�ana va a sustituir al cobre en este aspecto, dando trabajo a miles de personas. En la Regi�n que represento, espec�ficamente en la comuna de Ranquil, en la localidad de Nueva Aldea, se est� construyendo la planta de celulosa de Itata, con una inversi�n de 1.400 millones de d�lares, y ya est� en funciones la de Valdivia. El desarrollo y la actividad que generan estas industrias es de gran magnitud. Son miles quienes trabajan en ellas, miles las hect�reas que se pueden seguir plantando, y millones las hect�reas de bosque degradado, que es necesario plantar desde hoy. Ojal� se siga subsidiando la actividad. El decreto ley N� 701 ha sido espectacularmente beneficioso y gracias a �l se ha plantado m�s de un mill�n y medio de hect�reas. Se han gastado 200 millones de d�lares en subsidios. �Claro! Tambi�n se emplearon 200 millones de d�lares en subsidiar las camionetas y los autos armados en Los Andes y Arica. �Qu� queda de estos �ltimos? �Est�n convertidos en chatarra! En cambio, los subsidios forestales permitieron plantar un mill�n y medio de hect�reas de bosques, ya maduros y en plena producci�n, constituyendo una gran riqueza del pa�s. Por eso, me alegro mucho de que este proyecto, que lleva 12 a�os de tramitaci�n, por fin lo vamos a despachar en general el d�a de hoy. Y espero que muy pronto podamos formular las indicaciones correspondientes para que contin�e su tr�mite, de modo que dentro de este a�o podamos dar una luz clara en la materia, establecer la institucionalidad para intervenir, cuidar y manejar el bosque nativo, y seguir incentivando plantaciones de bosques ex�ticos. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Parra. El se�or PARRA.- Se�or Presidente, junto con sumar mi voto a la aprobaci�n en general del proyecto, quiero hacer algunas consideraciones de car�cter muy general, m�s bien precisiones sobre aspectos que no se han mencionado en el debate hasta ahora y que me parece importante tener en cuenta en la preparaci�n de indicaciones. Ante todo, y una vez m�s, deseo llamar la atenci�n hacia lo sorprendente que resulta el que se legisle con tanta dificultad en materia de recursos naturales. Lo que el Senador informante ha manifestado respecto de la tramitaci�n de esta iniciativa lo hemos escuchado antes acerca de la igualmente larga y dif�cil tramitaci�n que ha tenido el proyecto de reforma del C�digo de Aguas. Ojal� dentro de poco conozcamos el segundo informe sobre esa materia. Y, desde luego, hemos asistido a debates tensos y dif�ciles cada vez que se ha modificado la legislaci�n pesquera. Tambi�n sabemos que ha sido pr�cticamente imposible llevar adelante iniciativas de reforma en materia de legislaci�n minera, en donde claramente las cosas no se han hecho bien y se requieren modificaciones sustantivas. En estos temas, en que se juega realmente la sustentabilidad del desarrollo econ�mico chileno, donde los intereses en conflicto que la norma jur�dica debe buscar componer con un prop�sito de justicia son much�simo m�s complejos, porque est� fuertemente presente el inter�s general o colectivo, resulta dram�ticamente dif�cil alcanzar acuerdos y poder legislar. Nuestra vieja legislaci�n de bosques, que proviene del a�o 1931, ciertamente no tiene capacidad de respuesta a las exigencias actuales del desarrollo en este campo. Por eso me parece altamente positivo que se nos presente hoy un informe que cuenta con el respaldo un�nime de los diez se�ores Senadores que integraron las Comisiones unidas. Deseo subrayar que en la materia est� comprometido el inter�s general, que se expresa, en gran medida, en la necesidad de conservaci�n de los bosques, a lo que est� unida la defensa de nuestra biodiversidad y la protecci�n de nuestro ambiente. Hemos contra�do compromisos internacionales en este sentido, y el a�o pasado el Congreso Nacional aprob� el Protocolo de Kyoto, que tiene que ver justamente con este tema. Pero quiero alertar sobre un punto que no ha sido objeto de esta discusi�n, y que me parece importante tener presente. Ya se ha anunciado desde nuestro pa�s, con base en dicho Protocolo y en la existencia de bosques nativos de propiedad particular, la emisi�n de bonos verdes por la recuperaci�n del di�xido de carbono que permite la masa forestal. Y esos instrumentos se est�n emitiendo, o empezando a emitir, por propietarios privados. No estoy de acuerdo con que se vincule la emisi�n de tales bonos al derecho de propiedad que hoy se tenga sobre esos bosques. El nativo, por su propia naturaleza, se ha ido conformando a trav�s de la historia, y no es el propietario accidental de hoy, evidentemente, el que puede reivindicar para s� la apropiaci�n de esos recursos. Tal vez por all� est� la justificaci�n de algunas inversiones considerables que hemos visto en este campo y de otras que se anuncian, que obviamente pueden tener un significativo retorno mediante la emisi�n de estos bonos. El proyecto, buscando equilibrar los distintos intereses, impone en algunos casos la carga de la conservaci�n; pero al mismo tiempo otorga subsidios para que la sociedad en su conjunto contribuya a que el prop�sito conservacionista se pueda materializar. Esto me parece saludable, y ciertamente el esfuerzo social legitima y justifica que la emisi�n de esos bonos el d�a de ma�ana se realice por el Estado, para poder aplicar esos recursos justamente a la materializaci�n del esfuerzo colectivo que el cumplimiento integral de esta ley requiere. Quiero hacer presente tambi�n que en proyectos anteriores, particularmente el relativo a autoridad sanitaria, formulamos objeci�n de constitucionalidad por el traspaso de la funci�n fiscalizadora desde el Estado hacia instituciones privadas. La iniciativa en discusi�n otorga funciones a los denominados "acreditadores", lo que es ajeno, desde luego, al traspaso de la funci�n fiscalizadora, cuya constitucionalidad hemos cuestionado. La figura de los acreditadores est� ya incorporada en nuestra legislaci�n, desde la normativa sobre tipificaci�n de la carne hasta el proyecto que se empieza a analizar en el Senado, relativo a la acreditaci�n de las instituciones de educaci�n superior. En consecuencia, dejo constancia de que, por tratarse de situaciones del todo distintas, la reserva mencionada no opera en el caso de la iniciativa en debate. Por �ltimo, felicito a las Comisiones unidas y expreso mi reconocimiento al esfuerzo encabezado por el Ministro de Agricultura, a fin de lograr, a trav�s de la Mesa Forestal, un consenso muy amplio, que hace posible la aprobaci�n en general del proyecto. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- De acuerdo con lo resuelto por los Comit�s, se suspende el debate, el que continuar� en la sesi�n de ma�ana. Hago presente que el inscrito que queda es el Senador se�or Naranjo. AUTORIZACI�N PARA SALIDA DE TROPAS NACIONALES A HAIT� El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Corresponde tratar la solicitud del Presidente de la Rep�blica en orden a obtener el acuerdo del Senado para autorizar la salida de tropas nacionales de nuestro territorio, con el prop�sito de integrar una Fuerza Multinacional Provisional en Hait�. --Los antecedentes sobre la solicitud (S 717-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Se da cuenta en sesi�n 35�, en 2 de marzo de 2004. Informe de Comisi�n: Defensa (verbal), sesi�n 35�, en 2 de marzo de 2004. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La solicitud expresa que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha decidido actuar en ayuda de Hait�, solicitando a los Estados miembros que, con car�cter urgente, aporten personal, equipo y otros recursos, a fin de conformar una Fuerza Multinacional Provisional, que contribuya a crear un entorno regional de seguridad y estabilidad en tal naci�n. Agrega el Presidente de la Rep�blica que el Gobierno de Chile ha accedido a participar con un contingente militar en estas fuerzas multinacionales de paz, el que estar� compuesto por 336 personas, por un plazo de noventa d�as, prorrogable. La Comisi�n de Defensa Nacional conoci� de la referida solicitud y de sus fundamentos, y resolvi� recomendar a la Sala que otorgue el acuerdo solicitado por el Primer Mandatario. Dicha decisi�n fue adoptada por los Honorables se�ores Canessa, Fern�ndez, N��ez, P�ez y Prokurica. Cabe se�alar que la Corporaci�n, para prestar su asentimiento en esta materia, requiere la mayor�a absoluta de los Senadores presentes. Finalmente, corresponde destacar que el Presidente de la Rep�blica hizo presente la urgencia para el pronunciamiento del Senado, de conformidad a lo preceptuado en el n�mero 5, inciso segundo, del art�culo 49 de la Constituci�n Pol�tica, se�alando la necesidad de que el primer contingente pueda viajar el mi�rcoles 3 del mes en curso. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En discusi�n. Tiene la palabra el Presidente de la Comisi�n de Defensa, Senador se�or P�ez. El se�or P�EZ.- Se�or Presidente, efectivamente, la Comisi�n de Defensa, despu�s de escuchar algunas consideraciones especiales del Senador se�or Fern�ndez, aprob� la solicitud del Jefe del Estado para autorizar el env�o de tropas para preservar la paz en Hait�. Es importante establecer que quienes van a integrar la misi�n lo har�n en car�cter de voluntarios. Lo que iba a mencionar ya fue manifestado por el Secretario, de manera que evitar� repetirlo. Sin embargo, quiero decir que el Honorable se�or Fern�ndez hizo observaciones de fondo y en la forma. Seg�n Su Se�or�a, en cuanto a lo primero, porque el env�o de tropas se publicit� antes de que la solicitud fuera considerada por el Senado, que tiene potestad para resolver el asunto. Adem�s, considera que hay un cambio de doctrina en el procedimiento, lo que fue rebatido tanto por el Canciller subrogante como por la Ministra de Defensa Nacional, quienes participaron en la reuni�n de la Comisi�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el se�or Ministro de Relaciones Exteriores. El se�or BARROS (Ministro de Relaciones Exteriores, subrogante).- Se�or Presidente, cumplo con referirme a la decisi�n de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica de enviar a Hait� un contingente militar que se integrar� a la Fuerza Multinacional Provisional, cuya finalidad principal ser� la de contribuir a restablecer la paz y la seguridad en ese pa�s y facilitar la asistencia humanitaria al pueblo haitiano. La decisi�n presidencial se inscribe en una pol�tica que se ha venido siguiendo desde larga data, no tan s�lo respecto de nuestra participaci�n en operaciones de paz, sino, particularmente, en el terreno de la seguridad y la paz internacionales. Desde esa perspectiva, Chile ha estimado que su propia seguridad y, por ende, su desarrollo, dependen de la seguridad regional y global. Como hemos dicho en numerosas oportunidades, nuestro modelo de desarrollo abierto nos hace cada vez m�s dependientes de la regi�n y del mundo. �sta es, entre otras, una de las principales razones que explican nuestra participaci�n activa en los mecanismos de seguridad vecinales, regionales y universales, junto -lo sostengo con la misma fuerza- en la defensa que tradicionalmente ha efectuado nuestro pa�s de los principios y valores primordiales de la convivencia internacional, tales como la solidaridad y la cooperaci�n, los derechos humanos y las libertades fundamentales, y la democracia. En el caso de Hait� nuestra acci�n es de larga data. Hace muchos a�os decidimos integrar el Grupo de Amigos, con el fin de ayudar a esa naci�n para que fortaleciera su democracia, como requisito para un mayor respeto de la dignidad humana y generar mejores condiciones para su desarrollo. Hait� es el pa�s m�s pobre y de menor desarrollo del hemisferio. La esperanza de vida es de 49 a�os; la poblaci�n desnutrida alcanza a 50 por ciento y el �ndice de alfabetismo es de apenas 50 por ciento. Seg�n las Naciones Unidas, 80 por ciento de sus habitantes se encuentra bajo la l�nea de la pobreza. Nuestro organismo regional, la Organizaci�n de Estados Americanos, ha estado presente en las sucesivas crisis pol�ticas haitianas. Ha promovido el di�logo entre las partes; ha intentado mitigar los estallidos sociales y las urgencias humanitarias y ha promovido el respeto de los derechos humanos y las condiciones de seguridad p�blica que posibiliten el ejercicio efectivo de la democracia. Sin embargo, est� claro que dicho esfuerzo no fue fruct�fero. Frente a la grave situaci�n en Hait�, en particular en su dimensi�n humanitaria, la Organizaci�n resolvi� en forma urgente, mediante la Resoluci�n 862, de 26 de febrero de 2004, instar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que adoptara las medidas pertinentes, con el objeto de hacer frente a la crisis que all� se presentaba. De esa manera, la OEA remiti� al Consejo de Seguridad la responsabilidad de adopci�n eventual de medidas en un �mbito que no es de competencia de la Organizaci�n Regional, cual es la preservaci�n de la paz y la seguridad internacionales. La vinculaci�n de las Naciones Unidas con las sucesivas crisis que ha sufrido Hait� y el tratamiento de su condici�n de pa�s menos adelantado, no es nueva. La Organizaci�n ha intentado sistem�ticamente reforzar las instituciones gubernamentales, promover la reconciliaci�n nacional y mejorar las condiciones econ�micas de ese pa�s. A partir de 1993, el Consejo de Seguridad se involucr� activamente en la crisis haitiana, adopt� sanciones en contra del Gobierno de la �poca y garantiz� las condiciones para la aplicaci�n de los acuerdos de las partes en conflicto. M�s tarde, en 1996, cuando Chile integraba el Consejo de Seguridad, se estableci� la primera Misi�n de Apoyo de las Naciones Unidas en Hait�. En 1994, se crea el Grupo de Amigos de Hait� que nuestro pa�s integra, instancia que asesora al representante del Secretario General de las Naciones Unidas. A solicitud del nuevo Gobierno haitiano, el Consejo de Seguridad, mediante la Resoluci�n N� 1.529 -adoptada en forma un�nime por los 15 miembros-, autoriz� el 29 de febrero reci�n pasado el despliegue inmediato de una fuerza multinacional provisional, por tres meses, con los objetivos principales de restablecer la paz y seguridad y facilitar la asistencia humanitaria al pueblo de ese pa�s. La resoluci�n dispone el establecimiento de una fuerza de estabilizaci�n y seguimiento, cuyas caracter�sticas definir� el Consejo, tomando en cuenta recomendaciones de la Organizaci�n de Estados Americanos y del Secretario General de las Naciones Unidas. El Primer Mandatario, en respuesta a la solicitud que el nuevo Presidente haitiano formul� a la comunidad internacional y al Secretario General de las Naciones Unidas a trav�s de la OEA y del Consejo de Seguridad de la ONU, dispuso enviar un batall�n de fuerzas especiales con 120 hombres, otro de infanter�a con 100 y una compa��a de apoyo. El anuncio de Su Excelencia refleja un gran esfuerzo para Chile que, seg�n dijo, "hacemos en funci�n de la paz.". La decisi�n es concordante con nuestra doctrina de participaci�n en misiones de tal �ndole y se inserta en una iniciativa internacional para ayudar a la recuperaci�n de Hait�, al restablecimiento de sus canales institucionales y a su ordenamiento general. Chile asume, as�, su responsabilidad con el mantenimiento de la tranquilidad y seguridad internacionales. El compromiso cobra especial importancia cuando se trata de un Estado de nuestra regi�n. La presencia de una fuerza multinacional ciertamente contribuir� a la estabilizaci�n, pero no es sustitutiva de un consenso m�nimo interno, el que deber� ser particularmente alentado por las nuevas autoridades haitianas. El inter�s de Chile en la crisis no es coyuntural, sino que se funda en una perspectiva de largo plazo. Se persigue el prop�sito de romper el c�rculo vicioso entre la pobreza y la inestabilidad pol�tica y social. Luego de restablecido el orden, el Gobierno estima que debiera existir una activa cooperaci�n de la comunidad internacional, en los �mbitos pol�tico, econ�mico y financiero, que favorezca la reconciliaci�n nacional y la reconstrucci�n humanitaria de Hait�. En ese proceso, obviamente, la regi�n deber� asumir un papel preponderante, en el cual nuestro pa�s ha de participar. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra la se�ora Ministra de Defensa. La se�ora BACHELET (Ministra de Defensa Nacional).- Se�or Presidente, como aqu� ha sido expuesto por el se�or Canciller, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en resoluci�n un�nime acordada en una reuni�n de emergencia el domingo 29 de febrero, manifest� su profunda preocupaci�n por "el deterioro de la situaci�n pol�tica, humanitaria y de seguridad de Hait�, as� como la posibilidad de un r�pido deterioro de la situaci�n humanitaria en el pa�s y sus efectos desestabilizadores para la regi�n, a la vez que deplor� la p�rdida de vidas humanas que ya se han producido.". El Consejo decidi� actuar en ayuda de Hait� para que vuelva a los cauces de normalidad indispensables. Con ese objeto, a trav�s de la Resoluci�n N� 1.529, ha solicitado a los Estados miembros que con car�cter urgente aporten personal, equipo y otros recursos necesarios para la conformaci�n de una fuerza multinacional provisional, con los fines siguientes: contribuir a crear un entorno regional de seguridad y estabilidad en la capital y en el resto de ese pa�s; facilitar la prestaci�n de asistencia humanitaria y el acceso de los trabajadores humanitarios internacionales a la poblaci�n haitiana que lo necesite; facilitar la prestaci�n de asistencia internacional a la polic�a y al Servicio de Guardacostas de Hait�, a fin de establecer y mantener la seguridad y el orden p�blicos, pero, a la vez, de promover y proteger los derechos humanos; apoyar la creaci�n de condiciones necesarias para que las organizaciones internacionales y regionales, en particular las Naciones Unidas y la OEA, presten asistencia al pueblo de ese pa�s. En consideraci�n a la participaci�n de Chile en el Consejo de Seguridad de la ONU, a su permanente contribuci�n al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y, como lo advierte el Consejo, a la posibilidad de un r�pido deterioro de la situaci�n humanitaria en Hait� y sus efectos desestabilizadores para la regi�n, se concluye que resulta recomendable que nuestro pa�s concurra al esfuerzo multinacional convocado por dicho organismo. En consecuencia, y de conformidad con lo establecido en el Cap�tulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, el Presidente de la Rep�blica consider� importante la participaci�n nuestra, con un contingente militar en la fuerza de paz. Esa decisi�n se inscribe tambi�n en una permanente demanda de Naciones Unidas para que Chile incremente su participaci�n en misiones de paz, en consideraci�n a su prestigio en tales tareas y a su credibilidad como un pa�s serio, estable y respetado en la comunidad internacional. En ese contexto, la apremiante situaci�n en Hait� defini� ciertas caracter�sticas que pareci� importante considerar, ya que nos enfrenta, en primer lugar, a un problema regional de naturaleza extremadamente grave, a una gran tragedia humanitaria, que permite mostrar, adem�s, la prioridad que para Chile revisten Am�rica Latina y el Caribe. En seguida, cabe tener presentes las consecuencias de car�cter humanitario que se pueden evitar, la congruencia con la defensa de los derechos humanos y la demanda de las Naciones Unidas por la colaboraci�n de nuestro pa�s. �En qu� condiciones puede participar el Estado de Chile en la fuerza multinacional? Con la provisi�n de un batall�n de Ej�rcito, organizado especialmente para los requerimientos previstos en el Cap�tulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, el cual se hallar� al mando de un teniente coronel y de otros oficiales en el mando central de la operaci�n, tres de ellos en la direcci�n directa de la fuerza multinacional en Hait�. Como se encuentra concebida y planteada la petici�n al Senado, la unidad se compondr�a de un Comando de Batall�n, con 11 hombres (5 oficiales y 6 miembros del cuadro permanente); una Compa��a de Fuerzas Especiales, con 120 hombres (7 oficiales y 113 miembros del cuadro permanente); una Compa��a de Infanter�a, con 100 hombres (4 oficiales y 96 miembros del cuadro permanente), y una Compa��a de Apoyo, con 100 hombres (9 oficiales y 91 miembros del cuadro permanente). Se trata de especialistas que participar�n en las �reas de polic�a militar, transporte, trabajo de ingenieros, sanidad, comunicaciones, material de guerra y, sin duda, apoyo en asuntos civiles. Los 331 efectivos del batall�n, m�s los oficiales que se integrar�an a los cuarteles generales, constituyen una fuerza total de 336 hombres, todos con su correspondiente material y equipo. Las misiones que se consideran para tal unidad se insertan dentro del contenido del Cap�tulo VII citado, en cuanto a las operaciones de imposici�n de la paz. Estos medios son necesarios para contribuir al restablecimiento de la paz y la seguridad internas de la Rep�blica de Hait� y ser�n empleados en las siguientes misiones, entre otras: custodia de instalaciones, control de caminos, b�squeda de armas y allanamientos, labor antidisturbios, aislamiento de unidades y, en fin, en tareas que puedan surgir en el marco del Cap�tulo VII. Como bien recordar�n los se�ores Senadores, desde 1999 nuestro pa�s incluye dentro de su pol�tica la participaci�n en operaciones de esa naturaleza. La idea es realizar de manera escalonada el despliegue del batall�n a trav�s de la Fuerza A�rea, lo que permitir�a contar con todos los medios y personal necesarios para el apoyo desde Chile a la operaci�n multinacional. Quiero consignar que, una vez que el Presidente Lagos plante� la tarea que nos ocupa, el Ej�rcito, en este caso particular, ha estado trabajando con su Estado Mayor para determinar de qu� manera se puede constituir una fuerza que haga posible cumplir con la labor que nos ha pedido Naciones Unidas, como la de apoyar la creaci�n de condiciones para restablecer en el corto plazo la normalidad en la Rep�blica de Hait� y contribuir a mitigar el tremendo drama humanitario y la tragedia que vive. Por ello, el Primer Mandatario solicita el acuerdo del Senado para autorizar la salida de tropas nacionales con rumbo a ese pa�s. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Hago presente a la Sala que est�n inscritos los Honorables se�ores Fern�ndez, N��ez, Coloma, Arancibia, Mart�nez, Larra�n, Romero, Prokurica, Adolfo Zald�var y Orpis. El se�or �VILA.- Le pido que me inscriba, se�or Presidente. El se�or MU�OZ BARRA.- A m� tambi�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Muy bien. Por otra parte, deseo consultar cu�nto tiempo dispondremos para cada intervenci�n. El se�or LARRA�N.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra, Su Se�or�a. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, considero que este tema es demasiado importante y tenemos tiempo suficiente. Nosotros estamos dispuestos a discutirlo extensamente. Por cierto, votaremos la solicitud hoy d�a, pero... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Seg�n el Reglamento, corresponden 15 minutos a cada Senador. El se�or LARRA�N.- �Eso est� bien! El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Por lo tanto, si le parece a la Sala nos atendremos a ese criterio. Acordado. Asimismo, quiero recordar que el Orden del D�a concluye a las 18:40. Por lo tanto, para dar cumplimiento a los tiempos requeridos, pido la autorizaci�n de la Sala para prorrogarlo hasta el t�rmino de la discusi�n de la solicitud del Presidente de la Rep�blica. Por lo dem�s, recuerdo a los se�ores Senadores que pueden dejar su voto en la Testera a contar de este momento. Tiene la palabra el Honorable se�or Fern�ndez. El se�or FERN�NDEZ.- Se�or Presidente, no me voy a extender mayormente en las argumentaciones que ya di en la Comisi�n de Defensa Nacional donde, con la presencia de la se�ora Ministra del ramo y del se�or Ministro de Relaciones Exteriores subrogante, sostuvimos un extenso debate respecto de este tema. Sin perjuicio de ello, deseo exponer algunos puntos que me parecen de inter�s. Quiero mencionar el inconveniente de que se presente al Senado un hecho consumado. Hemos sido notificados a trav�s de la prensa de una decisi�n acerca de la cual la C�mara Alta constitucionalmente debe prestar su aprobaci�n. No estamos en presencia aqu� de una consulta ni de un acto en que no se requiera otra cosa que la voluntad del Senado para autorizar al Presidente de la Rep�blica a enviar tropas al extranjero. Cada vez que se hace necesaria la salida de fuerzas nacionales al exterior se requiere, de acuerdo con la Constituci�n Pol�tica, la petici�n del Presidente de la Rep�blica y, adem�s, la voluntad de la C�mara Alta. En este caso, simplemente estamos enfrentados a un hecho consumado, pues se nos explica que las tropas parten ma�ana al extranjero. Vale decir, el Senado se halla en una posici�n tremendamente inconfortable y dif�cil, pues no puede pedir todos los antecedentes ni meditar una materia de tanta relevancia y que -como se�alar� m�s adelante-, en el fondo, significa un cambio de la doctrina que Chile ha mantenido hasta ahora. Sin embargo, estamos enfrentados a esa realidad. Pienso que habr�a sido conveniente un mayor acercamiento hacia el Senado, para los efectos de tomar una decisi�n con m�s antecedentes, con m�s tiempo y -dir�a- con la deferencia que se requiere y se necesita entre los poderes del Estado. En todo caso, se trata de una resoluci�n que ya se ha adoptado. Por otro lado, deseo abordar otras materias sobre el punto en debate. Desde luego, es preciso destacar un hecho que no debemos olvidar, que preside y orienta toda la discusi�n, aun cuando se nos se�ale que probablemente no es el m�s importante. El Gobierno del Presidente Aristide era leg�timo; fue democr�ticamente elegido por una abrumadora mayor�a del pueblo haitiano e incluso, seg�n todos los analistas internacionales, gozaba en la actualidad de gran popularidad y un enorme apoyo ciudadano. De tal suerte que se trata de un Gobierno leg�timo, democr�ticamente elegido por una amplia mayor�a. Asimismo, se se�ala que dicho r�gimen mostr� incapacidad para gobernar y mantener el orden en su pa�s, y tambi�n que foment� actos de corrupci�n generalizados en su Administraci�n. Esta �ltima raz�n y la falta de conducci�n y manejo de la situaci�n interna determinan, seg�n el concepto del Presidente Aristide, que fue presionado y obligado a abandonar el pa�s. Eso es lo que el ex Jefe de Estado aduce hoy d�a: que su renuncia no fue voluntaria, sino forzada. Y, como resultado de ella, se quiebra el orden institucional. �se es un hecho que debemos tener en cuenta, porque hasta ahora ha sido uno de los principios orientadores de nuestra pol�tica exterior que, por otra parte, se halla consagrado en numerosas disposiciones internacionales como, por ejemplo, en la Cl�usula Democr�tica contenida en los acuerdos de la OEA. En consecuencia, nos encontr�bamos en presencia de un Gobierno leg�timo, respecto del cual yo no participaba. Probablemente sean efectivas las razones que se han dado para llevar a cabo su derrocamiento, pero creo que estamos utilizando medios que no se avienen con lo que normal y tradicionalmente hemos aceptado para enfrentar estos procesos en los distintos pa�ses. Sucede que se trata de un Presidente destituido, cuya renuncia voluntaria o no todav�a requiere mucho tiempo para dilucidarla. Tambi�n se argumenta la necesidad de restablecer el orden en Hait� por razones humanitarias. Pero se olvida y no se dice que �stas exist�an durante el per�odo del r�gimen de Aristide. �Y por qu� no se le prest� en ese momento la ayuda precisa para contribuir a solucionar los grandes problemas humanitarios? �stos no surgen como consecuencia de la ca�da del Gobierno de Aristide, para no darle la denominaci�n de "golpe de Estado" o "golpe blando" como se ha pretendido. Hace muchos a�os que ellos ya prevalec�an en Hait�. De tal manera que no corresponde hablar ahora de problemas humanitarios. Es cierto que son muy graves, pero ya exist�an con anterioridad. Por ello, dentro de la doctrina y la l�nea tradicionalmente seguidas, esto perfectamente podr�a haberse traducido en ayuda o auxilio al Gobierno democr�ticamente elegido, con el objeto de que pudiera solucionar su crisis humanitaria. En consecuencia, aqu� estamos frente a una situaci�n -por decir lo menos- muy discutible que debemos analizar a fondo. Tal vez, resulte conveniente cambiar la doctrina de la no intervenci�n o la forma en que se va a expresar. Sin embargo, ello nos plantea muchas interrogantes: �qui�n va a decidir en el futuro si un gobernante se halla o no en condiciones de mantener el orden? �Ser�n las grandes potencias? �Ser�n los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? �Qui�nes determinar�n si un presidente est� en situaci�n de poder mantener el orden? Si un gobernante comete actos de corrupci�n, �ser� juzgado por las potencias extranjeras? Todas �stas son preguntas que debemos plantearnos como consecuencia de los �ltimos acontecimientos. No pretendo afirmar que las doctrinas son invariables o inmutables. Es posible -y lo reconozco- que un principio de la no intervenci�n muy estricto conduzca a graves problemas humanitarios. Pero seamos consecuentes. Debemos admitir que aqu� estamos ante una realidad completamente distinta. Yo no simpatizaba pol�ticamente con el r�gimen del Presidente Aristide, pero era el gobierno que los haitianos se hab�an dado y que hoy d�a mantiene un gran apoyo. Por lo tanto, �en qu� queda la Cl�usula Democr�tica? �D�nde est�n todos los instrumentos de valoraci�n de la democracia? A mi juicio, estamos en un momento de crisis y de profundo an�lisis de esos temas. Por otro lado, se nos dice que se pide la autorizaci�n del Senado para que un grupo de nuestras Fuerzas Armadas pueda salir del pa�s, a fin de cumplir determinadas labores: algunas, pac�ficas; otras de control, policiales y de diverso orden. Ante todo, celebro que se reconozcan estas virtudes en nuestro Ej�rcito, porque yo siempre las he considerado as�. Y valoro, adem�s, que est� presto para actuar con la eficiencia y rapidez acostumbradas a requerimiento del Presidente de la Rep�blica. No me cabe ninguna duda de que el Ej�rcito de Chile cumplir� leal y eficazmente la misi�n que se le ha encomendado y que va a contribuir -como siempre lo ha hecho- en la restauraci�n de la democracia en Hait�. Por lo tanto, aqu� nos encontramos frente a una situaci�n en que las tropas que se env�en tendr�n un dilema muy dif�cil por delante, porque, nos guste o no -y ojal� no ocurra-, deber�n enfrentarse contra los partidarios de Aristide, del Gobierno depuesto, que son la mayor�a. Se trata, seg�n la informaci�n que se ha dado a conocer, de personas de muy modesta condici�n, pertenecientes a las clases m�s humildes. As� que estas fuerzas -no s�lo las chilenas, sino tambi�n las dem�s- se encontrar�n ante una situaci�n bastante compleja, dif�cil, probablemente muy dura. Ojal� no se produzca ning�n tipo de consecuencias personales, porque de otra manera vamos a vernos enfrentados a problemas de otra naturaleza, de acuerdo con la moderna legislaci�n internacional existente en estas materias. Los antecedentes proporcionados nos indican que ser� una labor muy compleja, muy dif�cil, donde, obviamente, se tratar� de buscar soluciones humanitarias, pero en que las fuerzas armadas tendr�n que intervenir si hay procesos militares en gestaci�n, subversivos u otros de la misma �ndole. Repito: ser� un problema complejo. Quiera Dios que no tengamos que sufrir bajas, ni que nuestras fuerzas tengan que infligirlas a los dem�s. Esto nos lleva a analizar tambi�n si se debi� actuar con la prontitud y rapidez con que se actu�. Yo hubiese preferido esperar, reunir mayores antecedentes, ver c�mo se desarrolla la crisis. El Presidente fue depuesto no hace 48 horas. Te�ricamente, puede volver al pa�s. Podr�a producirse una situaci�n realmente comprometedora. No sabemos en qu� va a derivar. Ojal� desemboque en el t�rmino del proceso violento que se ha estado viviendo y en la normalidad. Pero puede ocurrir que no y que esto derive en algo mucho m�s grave y nos veamos comprometidos en una situaci�n que probablemente no se ha pensado lo suficiente. Por eso era partidario de haber pedido m�s antecedentes, de analizar m�s a fondo las circunstancias, y adem�s de esperar c�mo reaccionaba la comunidad internacional. Porque resulta que son cuatro pa�ses, incluyendo al nuestro, los que van a concurrir con tropas: Estados Unidos, Canad�, Francia y Chile. El resto no va a participar. De tal manera que aqu� estamos en presencia de un escenario, por decir lo menos, bastante curioso, en el que Chile aparece como el �nico pa�s latinoamericano -no el �nico miembro de la OEA, porque tambi�n lo son Canad� y Estados Unidos- que apoya con fuerza militar una actuaci�n en Hait�. Comprendo que las razones humanitarias sean valederas. No las discuto. Pero esas razones ya exist�an antes. Por eso creo que habr�a sido aconsejable tener mayor serenidad para los efectos de adoptar una respuesta, si es que fue solicitada. Porque se nos ha dicho que se pidi� la intervenci�n de Chile. Y me parece muy sintom�tico que el nuestro sea el �nico pa�s que se haya apresurado en aceptar esa solicitud. En fin, no quiero extenderme en otras consideraciones, pues voy a apoyar la autorizaci�n. Y lo voy a hacer porque, tal como se han desarrollado los acontecimientos, no puedo dejar al Presidente de la Rep�blica en la estacada, en una situaci�n tremendamente inconfortable, como ocurrir�a si la resoluci�n fuera rechazada por el Senado o aprobada con muchos votos en contra. En consideraci�n a su alta investidura, y tambi�n a su condici�n personal, voy a prestar mi conformidad, pero haciendo presentes todas estas consideraciones, que en definitiva nos deber�an haber llevado a una mayor reflexi�n antes de tomar una decisi�n de tanta envergadura como �sta, que en el fondo, nos guste o no, significa un cambio radical en nuestra doctrina. Espero que no existan consecuencias posteriores y que las interpretaciones que en el futuro se den a este acto no produzcan efectos en otros pa�ses, aunque mucho me temo que ello puede acontecer, con resultados que ojal� no tengamos que lamentar. Muchas gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, como ya se ha dicho, estamos frente a una situaci�n particularmente compleja e in�dita en Am�rica Latina, que en mi opini�n debemos analizar en ese contexto. �sta es pr�cticamente la primera vez que una fuerza militar de nuestro pa�s participa en una situaci�n tan dif�cil de calificar, como la que se est� viviendo en Hait�. Sin embargo, pienso que hay algunos elementos que es importante tener en consideraci�n. Ante todo, Chile ha reaccionado, no al llamado de un pa�s determinado, de un canciller o de un presidente, sino al del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y tenemos que felicitarnos de que as� sea, porque frente a un hecho bastante m�s complicado y complejo, como el que est� ocurriendo en Iraq, tenemos claro que all�, tras la participaci�n unilateral de dos o tres potencias, se tom� la decisi�n de derrocar a un gobierno que a todos les parec�a absolutamente ileg�timo desde el punto de vista de su sustento moral. En este caso, sin embargo, la medida fue adoptada por el Consejo de Seguridad. Fueron sus 15 miembros los que tomaron la determinaci�n el domingo por la noche -seg�n la informaci�n que se nos ha entregado-, despu�s de conocer los antecedentes que a esa hora ya exist�an tanto en Nueva York como en la totalidad del mundo. Todos sab�amos -porque creo que el d�a domingo tambi�n nos dedicamos a mirar CNN- que en Hait� ya se estaba produciendo una situaci�n de descalabro y de crisis humanitaria de incalculables consecuencias. Todos vimos las im�genes, de modo tal que nadie nos tiene que contar lo que estaba sucediendo en ese pa�s. Por lo tanto, a mi juicio, es bueno leer los Considerandos de la resoluci�n adoptada por el Consejo de Seguridad, que se�alan lo siguiente: "Encomiando a la Organizaci�n de los Estados Americanos (OEA) y la Comunidad del Caribe (CARICOM) por sus iniciativas encaminadas a favorecer una soluci�n pac�fica y establecer una relaci�n de confianza entre las partes, en particular mediante su Plan de Acci�n". Debemos tener claro, en consecuencia, que la OEA estuvo trabajando durante bastante tiempo para tratar de evitar lo que era inminente: una guerra civil de incalculables consecuencias humanitarias. En seguida, la resoluci�n tambi�n expresa: "Tomando nota de la dimisi�n de Jean-Bertrand Aristide como Presidente de Hait� y de la investidura de Boniface Alexandre como Presidente interino de Hait�, de conformidad con la Constituci�n del pa�s". Aqu� se est� ante un tema que no es menor. Comparto el hecho de que a todos nos han golpeado las palabras de Bertrand Aristide desde un pa�s africano, se�alando que fue secuestrado, o conminado a renunciar, con una metralleta en su cabeza, seguramente. Lo cierto, sin embargo, es que aqu� estamos frente a una disyuntiva. �A qui�n le creemos: a Kofi Annan, Secretario General de Naciones Unidas, o a Bertrand Aristide? Es muy dif�cil que podamos determinarlo. En lo personal, creo que Kofi Annan con seguridad estuvo presente en la decisi�n del Consejo de Seguridad, en tanto Secretario General, y lo m�s probable es que haya conocido los mismos antecedentes que tenemos nosotros. No obstante, todos avalaron, no solamente las cuatro o cinco potencias, sino el conjunto del Consejo de Seguridad, el hecho de que se hab�a producido un cambio dentro de la Constituci�n de Hait�. Por otro lado, es bueno recordar que el nuevo Presidente de esa naci�n hizo un llamado a la comunidad internacional para que prestara un apoyo urgente encaminado a restablecer la paz y la seguridad en su pa�s y promover el proceso pol�tico constitucional en curso. Me parece conveniente tener en consideraci�n estos antecedentes, porque la inquietud manifestada por el se�or Senador que me precedi� en el uso de la palabra es correcta en el sentido de que este tipo de intervenciones nos ponen frente a la necesidad de hacer una reflexi�n muy de fondo respecto de cu�les son nuestras pol�ticas. Por mi parte, tanto en la Comisi�n de Relaciones Exteriores como, particularmente, en la de Defensa he hecho ver la urgencia de que la primera de ellas analice, en el m�s breve plazo, bajo la nueva direcci�n que se instalar� all� en los pr�ximos d�as, si esto implica o no un cambio. Porque si implicara un cambio de fondo en torno de lo que ha sido la doctrina tradicional e hist�rica de nuestro pa�s, obviamente ello merecer�a una reflexi�n mayor. Personalmente -y estimo que toda nuestra bancada piensa lo mismo-, creo que no estamos en presencia de ese cambio, por las razones que se�alaba con anterioridad. Aqu� no se trata de que un destacamento del Ej�rcito de Chile va a promover un golpe de Estado en Hait�. All� hubo una alteraci�n, dentro de las reglas -entre comillas- leg�timas de ese pa�s, promovida al parecer, seg�n las informaciones recibidas, por potencias extranjeras, pero que tiene apariencia de legalidad, conforme a su propia Constituci�n. Eso es lo que debemos determinar. Porque en otras naciones ocurri� algo similar. En Bolivia, por ejemplo, el Presidente dej� su cargo y fue reemplazado por el Vicepresidente, quien ya hab�a renunciado. Y no nos pareci� un hecho desdoroso o que pudi�ramos calificar de otra manera que no fuera un cambio dentro de las reglas del juego de ese pa�s. Lo mismo sucedi� en Argentina: De la R�a renunci�, sali� de la Casa Rosada como todos sabemos y, sin embargo, a todos nos pareci� leg�tima para la continuidad constitucional de ese pa�s la sucesi�n de Presidentes que se produjo durante 15 d�as. Por eso considero muy importante dilucidar en conjunto esta materia. Y ojal� la Comisi�n de Relaciones Exteriores pueda conocer exactamente la opini�n pol�tica de la Canciller�a sobre el particular. Respecto del tema m�s fundamental, cual es el env�o de tropas a Hait� en misi�n humanitaria, de pacificaci�n, me parece absolutamente leg�timo que podamos cumplir esa tarea. �Por qu�? En primer lugar, porque somos suscriptores de la Carta de las Naciones Unidas, que otorga a esta Organizaci�n mecanismos para arreglar pac�ficamente las controversias (Cap�tulo VI) y le permite participar en tareas destinadas a imponer la paz en pa�ses donde �sta ha sido quebrantada (Cap�tulo VII). En el caso que nos ocupa, dada la dram�tica situaci�n de caos humanitario producida, si Chile, pa�s peque�o, est� en condiciones de enviar tropas -porque podemos hacerlo-, ser�a bueno responder ante nuestra conciencia del deber de imponer la paz o de tratar de evitar la violencia y el desorden que se est�n registrando en Hait�. Tengamos presente que no s�lo estar�amos mandando las tropas que saldr�an en los pr�ximos d�as -obviamente, si el Senado diera su consentimiento-: durante el �ltimo tiempo hemos enviado a Hait� no menos de 150 profesionales de distintos �mbitos; Chile es uno de los pocos pa�ses de Am�rica Latina -junto con Brasil y M�xico, seg�n entiendo- que tienen embajada en Hait� (de 17 legaciones ah� existentes, una es la nuestra); hasta este momento, hay en esa naci�n m�s de 40 chilenos -civiles, por cierto; y no s�lo sacerdotes, sino tambi�n ingenieros, m�dicos, profesores, gente de distintas facultades universitarias- que cumplen tareas humanitarias; y en los �ltimos dos a�os, mediante mecanismos tripartitos, Chile ha participado en una serie de actividades para mejorar la situaci�n sanitaria de Hait�. O sea, ese pa�s, que parece tan lejano, en realidad est� bastante cerca de nuestro compromiso humanitario destinado a generar condiciones para que, dentro del enorme deterioro econ�mico y social all� existente, haya el m�ximo progreso. Sin embargo, subsiste una responsabilidad mayor para nuestra Canciller�a. No es bueno que aparezcamos como el �nico pa�s de Am�rica Latina que colabora en una tarea de este tipo. Nos parecer�a altamente conveniente que tambi�n participaran otras naciones de la regi�n -ojal� Brasil tomara una determinaci�n positiva en tal sentido-, porque no es adecuado generar la imagen de una actuaci�n de s�lo pa�ses extra Latinoam�rica, vale decir, Estados Unidos y Canad�, que no forman parte de Am�rica Latina, a pesar de la participaci�n activa en la sociedad canadiense de los habitantes de Quebec, dado su origen franc�fono Por otra parte, lamento mucho que la OEA una vez m�s no haya estado a la altura de las circunstancias. El se�or FERN�NDEZ.- �Es que no estaba el Ministro Insulza dirigi�ndola...! El se�or N��EZ.- No dudo de que, si hubiera estado, la situaci�n habr�a sido cualitativamente distinta. Dec�a que, por desgracia, la OEA una vez m�s no estuvo a la altura de las circunstancias (s� perfectamente que en ella participa Estados Unidos). Porque esa Organizaci�n bien podr�a haber estimulado la presencia, no s�lo de tropas, sino adem�s de una misi�n destinada a generar dentro de Hait� condiciones pol�ticas que evitaran un ba�o de sangre. En esta oportunidad -repito-, la OEA no estuvo a la altura de las circunstancias. Y Am�rica Latina como tal, una vez m�s, tampoco. El se�or CHADWICK.- Y Chile, menos. El se�or N��EZ.- �Quiere una interrupci�n, se�or Senador? No tengo ning�n problema para conced�rsela. El se�or CHADWICK.- Fue s�lo un comentario. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Evite los di�logos, Su Se�or�a. Contin�a con el uso de la palabra el Honorable se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Por eso, se�or Presidente, estoy absolutamente convencido de que debemos inaugurar una pol�tica distinta hacia Am�rica Latina. Ojal� que la presencia de Chile en Hait� no sea vista por otras naciones latinoamericanas como la participaci�n de un pa�s que cuenta con todas las posibilidades para actuar en cualquier lugar y en cualquier misi�n. Y, en tal sentido, hemos de tener una sensibilidad mayor a los efectos de, junto con otras naciones, generar condiciones para una participaci�n de naturaleza distinta. Por �ltimo, si se vota favorablemente la solicitud que nos ocupa -estas bancadas la apoyar�n-, en noventa d�as -�ste es el plazo que se�ala la presentaci�n del Ejecutivo- tendremos de nuevo la posibilidad -al menos la Comisi�n de Defensa Nacional la tendr�- de discutir la materia. Y espero que en ese lapso el panorama sea bastante m�s claro que el conocido hasta el momento y podamos hacer un balance m�s de fondo con respecto a las implicancias de enviar tropas chilenas a Hait�. En consecuencia, hago votos para que la Comisi�n de Relaciones Exteriores tenga pronto la posibilidad de discutir los temas pol�ticos que hay detr�s de la tarea fijada por el Ejecutivo, que nosotros, por cierto, vamos a respaldar. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, inicio esta intervenci�n se�alando mi completa coincidencia con lo manifestado por el Honorable se�or N��ez en cuanto a la participaci�n que debe tener el Senado, a trav�s de la Comisi�n de Relaciones Exteriores, en el tema pol�tico involucrado en la decisi�n formal de prestar ayuda militar de paz mediante la autorizaci�n que hoy estamos analizando. Considero que estamos ante un tema de Estado. Obviamente, hay conductores de las relaciones exteriores y atribuciones que se ejercen; pero, tambi�n, cuerpos colegiados como la C�mara Alta, que tiene facultades precisas y claras en la materia. Y estas facultades no s�lo se justifican porque existe un tenor literal o un texto expreso, sino tambi�n porque hay una tradici�n que es muy importante respetar. Si se hace un an�lisis de las ocasiones en que Chile ha enfrentado una situaci�n internacional delicada, se ver� que el Senado siempre ha tenido respecto de esta materia, primero, una visi�n de Estado, y segundo, una participaci�n muy fundada, estudiada y prudente. Eso es hacer funcionar las instituciones, se�or Presidente. Hay que hacer funcionar correctamente las instituciones. Y a veces uno no se puede dejar llevar por la emoci�n de estar en las Ligas Mayores. La emoci�n de las Ligas Mayores nos conduce en ciertas oportunidades a situaciones un poco fuera de contexto. No quiero pensar en cuando un vecino nuestro enviaba tropas peri�dica y permanentemente al Atl�ntico e incluso fue declarado "aliado". Entiendo que en determinado momento de la historia de un pa�s un Presidente tome una decisi�n como �sta y se coloque a una altura que pueda hacer reflexionar acerca de si quien madruga mucho a veces no necesariamente amanece m�s temprano. Porque en materias internacionales es muy delicada la situaci�n de las intervenciones. Por ejemplo, en Inglaterra -estuvimos all� con el Senador se�or Larra�n respondiendo a nuestra visi�n de Estado en materias internacionales- hay una situaci�n muy controversial respecto de la participaci�n que tuvo el gobierno laborista del Primer Ministro Blair. Incluso, el propio Robin Cook, quien era uno de los ministros m�s destacados, renunci� fundadamente ante la C�mara de los Comunes se�alando que no estaba de acuerdo con una decisi�n de esa naturaleza. El propio Aznar, Presidente del Consejo de Ministros, ha tenido dificultades al interior de Espa�a. No mencionar� el caso del Presidente Bush, quien hoy d�a est� enfrentando una situaci�n muy dif�cil justamente por una intervenci�n de ese tipo. No estoy haciendo una analog�a. Pero ocurre que, cuando nos colocamos en las Ligas Mayores, a veces uno debe pensar anal�gicamente qu� acontece en otros pa�ses. El tema tiene muchas aristas, se�or Presidente. Hay una que no puedo dejar de se�alar y que considero sobremanera importante: la calidad de la decisi�n de las Fuerzas Armadas chilenas. La calidad de la decisi�n de las Fuerzas Armadas chilenas, que fue destacada por el Honorable se�or Fern�ndez, me parece fundamental�sima, por lo siguiente: es una se�al relevante de que, si bien no tenemos una pol�tica de agresi�n contra nadie, s� podemos decir que contamos con una pol�tica de persuasi�n que implica estar siempre preparados para cualquier emergencia que se plantee. Y en esto, �a buen entendedor, pocas palabras! Considero razonable que esa parte de la oraci�n se entienda en buenos t�rminos, no como un acto de prepotencia, sino como se�al de que tenemos Fuerzas Armadas preparadas profesionalmente, oportunas y eficaces ante las decisiones que se adopten, sean de la medida que fueren y en cualquier tiempo. Sin embargo, al momento de tomarlas, es muy significativo que los hechos est�n claros, porque cuando no es as�, sin lugar a dudas, se producen interpretaciones que pueden llevarnos a situaciones extraordinariamente delicadas. Hace poco tiempo hubo una declaraci�n donde aparecimos, como Gobierno de Chile, aludiendo a un asunto que no estaba resuelto: el caso de Venezuela. Y eso nos trajo dificultades. Hoy d�a en la prensa internacional se habla de que en Hait� hubo un golpe de Estado. Entonces, debemos entender que la participaci�n canadiense y francesa obedece a una vinculaci�n bastante cercana, por muchas razones, de dos pa�ses cuya lengua materna es la misma que la de Hait�. Yo puedo entender que Canad� y Francia est�n muy pr�ximos a una decisi�n de tal naturaleza. No estoy discutiendo si hoy vamos a manifestar un rechazo. No me pongo en ese punto. Y no lo hago porque el Senado es juicioso y prudente. Ser�a una tremenda imprudencia que neg�ramos la autorizaci�n y dej�ramos al Ejecutivo pedaleando en el aire. Podr�a ocurrir. Yo quiero solicitar al Gobierno que, as� como muchas veces nos pide colaborar en temas de esta naturaleza, entienda que la C�mara Alta no es un buz�n ni un lugar donde simplemente se deposita una solicitud para ser tramitada y obtener el timbre necesario. Nosotros no tenemos esa vocaci�n. Por lo dem�s, hemos demostrado en los hechos que nuestra disposici�n en materias de esta �ndole es significativa. Por ello, deseamos que el Ejecutivo nos respete. Me parece que el Gobierno se ha equivocado en esta oportunidad; probablemente, lo ha hecho de buena fe, porque el estar en las Ligas Mayores a veces le impide a uno pensar si actuar� con la adecuada ponderaci�n. Pienso que debi� haber esperado el debate del Senado para tomar una decisi�n. Y se lo digo con la mejor intenci�n, pues creo que as� hemos de entendernos. �ste no ser� el primer ni el �ltimo acto en que nos veamos involucrados. Sin embargo, opino que hay un tema pol�tico de fondo -coincido en que �sta no es una cuesti�n propiamente de Defensa-, que apunta a cu�l es la posici�n de Chile frente a la regi�n; a las decisiones que est� adoptando d�a tras d�a un Consejo de Seguridad del que formamos parte, y a qu� rol deseamos que juegue en definitiva Chile, como pa�s, en el concierto internacional. Recuerdo a un Presidente argentino que, cada vez que se le requer�a, acud�a presto a tomar decisiones en materias de este orden; y le encantaba que le dijeran que era aliado estrat�gico. Pero creo que en algunas oportunidades las situaciones de tal �ndole tienen mal t�rmino. Por eso, considero que sobre el particular debemos ser extraordinariamente claros, prudentes y razonables. Y con igual claridad, prudencia y razonabilidad, voy a prestar mi aprobaci�n. Pero debo manifestar que no me gustar�a que esta aprobaci�n se repitiera en el futuro ante una situaci�n de la misma naturaleza, porque el Senado no tiene vocaci�n ni de buz�n ni de ser simplemente un timbre que debemos colocar para que contin�e la tramitaci�n de un asunto administrativo. �ste no es un asunto administrativo de movilizaci�n de fuerzas. Aqu� hay un tema pol�tico de fondo que debemos analizar en conjunto con el Ejecutivo. Me parece que como legisladores, como Senado, tenemos la obligaci�n de escuchar a la Canciller�a. Me corresponder� asumir la Presidencia de la Comisi�n de Relaciones Exteriores. Compartiendo el criterio de su actual titular, la convocar� para que, junto con el Gobierno, con la Canciller�a, realicemos un an�lisis profundo sobre la materia. Y si es necesario, habr� que citar a una sesi�n especial de la C�mara Alta, porque est�n sucediendo demasiadas cosas. Es importante entonces, no s�lo que el Senado sea informado oportunamente, sino tambi�n que d� a conocer su opini�n, que siempre es seria, fundada y con visi�n de Estado. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Adolfo Zald�var. El se�or ZALD�VAR (don Adolfo).- Se�or Presidente, estamos en presencia de un tema no menor y respecto del cual es bueno que esta Corporaci�n se pronuncie y fije una posici�n. Por eso, deseo dejar establecido que en una materia de esta naturaleza es prudente compartir decisiones (y nuestras normas institucionales as� lo consagran). Dadas la trascendencia de ellas y las consecuencias que pueden tener, es positivo para el pa�s que compartamos criterios y que la resoluci�n definitiva, m�s que obligar, comprometa a toda la sociedad chilena. En tal sentido, en el caso que nos ocupa, habr�a sido mejor y l�gico, antes de adoptar una decisi�n -por cierto, corresponde al Presidente de la Rep�blica hacerlo-, llevar a cabo el debate que hoy d�a estamos sosteniendo en el Senado. Sin embargo, no es menos cierto que la complejidad del problema planteado y la magnitud de las consecuencias que se ve�an venir obligaban a quien correspond�a tomar una decisi�n -el Primer Mandatario- a actuar con responsabilidad y seriedad. Y no cabe duda de que as� se ha procedido. Porque no fue algo menor que en un pa�s peque�o ocurriera una situaci�n que todos pudimos presenciar y que se iba agudizando minuto tras minuto, con resultados impredecibles. Por eso, ante tan compleja disyuntiva, el Presidente de la Rep�blica opt� por la decisi�n que estim� m�s prudente. En ese sentido, desde estas bancas vamos a respaldarlo. Pero deseamos aclarar la importancia de que este debate sea tomado en consideraci�n, por las consecuencias que puede revestir este tipo de determinaciones. Se�or Presidente, este an�lisis, aun cuando extempor�neo -as� se puede estimar-, es importante hacerlo, porque en la globalizaci�n y en la complejidad de los problemas que hoy estamos enfrentando se requiere que las autoridades, por cierto el Presidente de la Rep�blica y nosotros los Senadores, actuemos con responsabilidad para fortalecer la institucionalidad. Me hace mucha fuerza el alegato del Senador se�or Fern�ndez. La l�gica de su planteamiento, punto por punto, guarda gran correspondencia. Y lo ha expresado con plena libertad. Y viniendo de quien viene -de un personero de la Oposici�n- nos debe llevar a quienes respaldamos al Gobierno, con la misma seriedad y responsabilidad, a manifestar puntos de vista coherentes destinados a fortalecer la decisi�n presidencial y ,ojal�, a superar esta crisis con votaci�n positiva para la determinaci�n del Primer Mandatario. En consecuencia, apoyo lo resuelto por el Presidente de la Rep�blica, que dispuso de antecedentes que lo condujeron a pronunciarse oportunamente. Pero es fundamental que este debate y sus alcances conformen parte de la opci�n tomada y permitan ajustar una medida de esta trascendencia, facilitando la actuaci�n eficaz e inteligente respecto de hechos que podr�an sobrevenir y que har�an m�s compleja la situaci�n que vive Hait�. Un �ltimo argumento. Es cierto que los principios y las reglas tanto de derecho interno como del internacional se ponen a prueba en situaciones extremas. Pero no podemos partir por aceptar que cuando se trata de un pa�s peque�o y con tanta complejidad como Hait� simplemente se dejen de lado o se ignoren. En estos casos se debe proceder con m�s consideraci�n e inteligencia para prevenir las dificultades. Porque la que ahora nos puede parecer una naci�n peque�a, con mayor raz�n en el futuro ser� m�s peque�a para una gran potencia. Los pa�ses menores s�lo pueden encontrar seguridad y estabilidad para desenvolverse en el Derecho o en las normas de convivencia. Creo que esta materia o este precedente o esta forma de decisi�n ante una causa mayor o un problema imposible de superar mediante las normas o por la fuerza interna es tremendamente peligroso. Dios quiera que todo resulte bien, especialmente si se considera que un n�mero importante de compatriotas van a asumir con seriedad y responsabilidad acciones bastante complejas. Estoy seguro de que proceder�n con la prudencia y capacidad que los caracteriza. Pero quienes tomamos la decisi�n de que ellos den eficacia al orden internacional, a la paz y a la convivencia tambi�n debemos conducirnos con la misma eficacia y no exponer a los nuestros a situaciones que pueden ser muy lamentables. Por todo lo anterior, reitero mi respaldo al Presidente de la Rep�blica en la decisi�n tomada. Pero es bueno y conveniente para el fortalecimiento de nuestras instituciones actuar en la forma establecida. Cuando se trata de resoluciones de esta naturaleza es necesario compartir opiniones entre todos los que representamos de alguna forma a la naci�n chilena, a fin de contribuir al fortalecimiento de nuestra institucionalidad, dando seguridad en el avance hacia el futuro. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Coloma. El se�or COLOMA.- Nuestro Presidente de la Rep�blica suele decir que en Chile las instituciones funcionan y se ha esmerado comunicacionalmente en demostrar que ello es as�, tanto en la forma como en el fondo. Cuando se lee la solicitud que hace pocos minutos nos ha hecho llegar el Ejecutivo -y quiero ser sincero en mi planteamiento- se confirma que no necesariamente las instituciones est�n funcionando en Chile. Y esto, aunque sea duro, me parece fundamental reiterarlo y subrayarlo. �Por qu� digo esto? Porque para que funcionen las instituciones debe respetarse la ley en la forma y en el fondo. Y la entrada y salida de tropas del territorio de la Rep�blica est�n reguladas en Chile. No depende de la voluntad de una persona, por importante que sea. El art�culo 4� de la ley N� 19.067, expresa que "La salida de tropas nacionales, fuera del territorio de la Rep�blica, deber� ser autorizada por decreto supremo firmado por el Presidente de la Rep�blica, previo acuerdo del Senado e informe o a propuesta de la Instituci�n de la Defensa Nacional que corresponda,". Destaco: "previo acuerdo del Senado". La prensa de hoy d�a informa: "Lagos da 48 horas a tropas para estar en Hait�", "El Presidente Lagos orden� la movilizaci�n de tropas en un plazo de 48 horas" y "el Presidente Lagos habl� con el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, a quien le confirm� la participaci�n chilena en esta cruzada". No son mis palabras, sino de los medios de comunicaci�n que recogen exactamente lo que plante� nuestro Presidente de la Rep�blica. Aqu� estamos frente a un tema reiterado, que requiere una reflexi�n tanto o m�s importante que las que consecuentemente se exigir�n a las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional respecto de nuestra pol�tica internacional o de nuestra pol�tica de defensa. Entonces, �c�mo nos entendemos con el Gobierno? Se�or Presidente, �para qu� est�n las leyes? La se�ora Ministra de Defensa me podr� corregir, pero los voluntarios ya est�n vacunados; contrataron seguros; virtualmente est�n en el aeropuerto; el se�or Secretario General de las Naciones Unidas est� notificado de que van en vuelo. Es decir, ya est� todo previsto. Sin embargo, el Senado no hab�a sido consultado como lo ordena la ley que este mismo Parlamento aprob� en 1991. Por lo tanto, una vez m�s, quiero sumarme a lo sostenido por el Honorable se�or Vald�s con motivo del proyecto de acuerdo entre Chile y Espa�a sobre tributaci�n y evasi�n tributaria. En esa oportunidad, el se�or Senador protest� airadamente y dijo que estaba cansado de ese tipo de situaciones, porque el Senado no era un buz�n ni pod�amos seguir poniendo estampillas a los proyectos que enviaba el Ejecutivo. �Hasta cu�ndo, entonces? Lo digo con respeto. No se trata de desprestigiar a nadie. ��ste es el sistema que nos rige? �En esto se ha transformado el Senado de Chile? �Es una instituci�n donde una normativa esencial que tiene que ver con tropas, con las Fuerzas Armadas, est� siendo "bypasseada"? Me parece que �sta no es la forma de respetar las instituciones chilenas. Respecto del tema de fondo, hay varias maneras de analizarlo. Una es a trav�s de la l�gica externa, que considero v�lida. Diversas autoridades y Parlamentarios han indicado que la decisi�n de enviar tropas a Hait� tiene una profunda significaci�n para nuestras Fuerzas Armadas. Es cierto. Cabe destacar que a nivel nacional e internacional se reconoce su profesionalismo para intervenir en situaciones de emergencia o de vac�os de poder dentro de Latinoam�rica. Adem�s, eso genera confianza en la velocidad de reacci�n, y el Ej�rcito ha respondido adecuadamente. Y, por supuesto, tambi�n tiene relevancia institucional: hay respeto hacia el pa�s. Porque no a cualquiera se le pide -y me parece bien- este tipo de colaboraci�n, lo que demuestra confianza internacional. Pero �sa es la l�gica externa, una �ptica para visualizar el problema, que no es menor, que es importante y que, como se se�al� aqu�, tiene que ver con el tipo de pa�s que conformamos. Sin embargo, es necesario formular varias preguntas y el Ejecutivo debe adelantar respuestas a fin de que la conclusi�n a que lleguemos sea la m�s conveniente para Chile. La primera interrogante ha sido planteada por varios se�ores Senadores: �cu�l es la interpretaci�n que el Gobierno tiene hoy respecto de la cl�usula democr�tica? Como en todos los convenios internacionales que firmamos se habla de respetarla, me gustar�a conocer la opini�n del Ejecutivo, a trav�s del se�or Canciller subrogante, acerca de la legitimidad democr�tica. �Qu� ocurre en el caso concreto de Hait�? En la eventualidad de que Aristide volviera a dirigir ese pa�s, �su Gobierno ser�a ileg�timo? �Lo acontecido all� fue un golpe de Estado? La crisis humanitaria, sobre la cual basa su petici�n nuestro Primer Mandatario, �es sin�nimo de ilegitimidad democr�tica? El sustento moral a que se hace referencia, �es equivalente a una crisis humanitaria? �Cu�ndo se pierde la legitimidad de ejercicio para poder gatillar este conjunto de resoluciones internacionales, que ameritan, ni m�s ni menos, el uso de la fuerza en pa�ses extranjeros? Eso requiere un debate muy de fondo, porque se relaciona con principios. Hoy d�a es Hait�. Ojal� ma�ana no sea otra naci�n. Pero podemos quedar sometidos a solicitudes equivalentes, con el argumento de que si reaccionamos en cierta forma ante determinados antecedentes, deber�amos hacerlo de la misma manera en el futuro. Aqu� no estamos hablando de un R�gimen de facto sino, como manifest� el Senador se�or Fern�ndez, de un Gobierno que fue elegido en forma democr�tica y que aparentemente sigue manteniendo su legitimidad, la cual, dada la autorizaci�n que se nos pide, le ha sido quitada y otorgada a otros. El tema de la legitimidad del ejercicio del poder y de la democracia debe examinarse a la luz de la profusa carta democr�tica interamericana de la OEA, a que hemos hecho referencia en varias oportunidades durante la discusi�n de diferentes proyectos. �Qui�n define lo que ha de realizarse? �Es siempre, para este efecto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas? ��sa ser� la l�gica con que Chile operar� y fundar� sus lealtades democr�ticas o el retiro de ellas? Pienso que este aspecto no puede quedar al margen. Me habr�a gustado que se abordara con latitud y profundidad, y no con motivo de una decisi�n de este tipo, que la Comisi�n de Relaciones Exteriores empez� a debatir hace dos horas. En segundo t�rmino, ser�a importante o�r la voz del Gobierno respecto del papel de la OEA. Ya el Senador se�or N��ez -que me antecedi� en el uso de la palabra- aludi� a �l, planteando una posici�n cr�tica fundada en muy buenas razones. No me pareci� o�r lo mismo al se�or Ministro de Relaciones Exteriores subrogante, quien hizo referencia a una serie de resoluciones emitidas por dicha Organizaci�n como justificativo de una buena labor. Se�or Presidente, �la OEA realiza una labor trascendente o no sirve para nada? �Ha cumplido su funci�n? �Qu� ha hecho concretamente? Chile es miembro de ella y contribuye a su financiamiento. Hemos gastado all� tiempo y energ�a, y el Ministerio de Relaciones Exteriores cuenta con funcionarios dedicados a su atenci�n. �Ha servido de algo? �Qu� hemos hecho respecto de dicho organismo en particular? La OEA, o no funciona -en ello coincido con el Senador se�or N��ez- o lo hace como indic� el se�or Canciller: a trav�s de sucesivas resoluciones para justificar su existencia. Y esto es relevante porque el Gobierno constituye un referente con relaci�n a lo que hacemos en el campo internacional, por cuanto es el encargado de fijar las pol�ticas externas, acerca de las cuales no debe haber dos interpretaciones sino una sola, como norte para ayudarnos a seguir el camino. Tercero, tengo algunas dudas en lo concerniente a esta autorizaci�n. B�sicamente, �qu� sucede en materia de inmunidad? �ste es un asunto bien de fondo. Muchos pa�ses, como Estados Unidos, otorgan gran importancia al punto y exigen inmunidades bilaterales pues no conf�an en aquellas que te�ricamente entrega el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Porque el d�a de ma�ana, o en 48 horas m�s, pueden cambiar las reglas del juego y un eventual apoyo t�cnico y de buena fe a un Gobierno determinado, en caso de que �ste pasara a ser un R�gimen ileg�timo, podr�a generar -�Dios no lo quiera!- situaciones de enfrentamiento y problemas muy complejos en materia penal. Lo mismo cabe se�alar respecto de los costos de la operaci�n. No he escuchado observaciones al respecto -tal vez no haya estado especialmente atento-, pero �qu� significa ella para el Estado de Chile; c�mo se cofinancia y cu�les son las perspectivas en el tiempo? Cuarto, �cu�l es la visi�n del Gobierno sobre la seguridad de nuestras tropas? Esto es esencial, porque uno de los fundamentos esgrimidos para la acelerada aprobaci�n de una solicitud de autorizaci�n para el env�o de tropas a Bosnia consisti� en que no involucraba ning�n riesgo; en que era m�s bien por razones humanitarias, para recomponer ciertas cosas en el �rea de la salud. Desear�a saber exactamente a qu� van a Hait� las tropas nacionales; qu� papel desempe�ar�n all�, y si su vida corre riesgo o no. Reconozco que, en la situaci�n actual, es dif�cil precisar esto. Pero, as� como en el caso de Bosnia se asegur� que no exist�a riesgo alguno, pienso que el Gobierno debe dar a conocer los resguardos que se tomar�n para que este deseo de ir a miles de kil�metros a defender principios y valores no afecte la integridad de los soldados chilenos en el cumplimiento de esa misi�n. �Cu�l ser� el car�cter operativo y resolutivo de ese contingente? �Qu� tareas ejecutar�? �O, simplemente, ocupar� un espacio en lugares dif�ciles o, quiz�, f�ciles? �Tendr� capacidad de decisi�n, en un momento dado, considerando la magnitud de la tarea? Por �ltimo, se�or Presidente, otra interrogante que se ha planteado antes y que surge cada vez de modo m�s acuciante se refiere a la urgencia que exist�a para adoptar tal decisi�n. Es indispensable que el Gobierno aclare el punto. No creo que Brasil tenga una insensibilidad latinoamericana, ni que los dem�s pa�ses est�n en la luna y no quieran avanzar en ciertos principios. Pero se han tomado su tiempo para evaluar, para analizar o quiz�s para consultar a sus respectivos Parlamentos. Tal vez una raz�n es que otros Gobiernos democr�ticos que creen en las instituciones, en la forma y en el fondo, se hallen reflexionando. En cambio nosotros, ante una situaci�n que carece de relevancia y urgencia, somos los primeros en reaccionar y en 48 horas enviamos tropas, evitando los debates, evitando los raciocinios, evitando las respuestas a los temas profundos que supone esta clase de decisi�n. Se�or Presidente, junto con formular estas preguntas -que, al menos para m�, son esenciales para emitir un pronunciamiento- quiero solicitar, por su intermedio, que en una pr�xima reuni�n de Comit�s se eval�e la forma de entendernos de buena fe con el Jefe del Estado. A lo mejor fue la presi�n o la necesidad de actuar con rapidez; pero lo concreto es que -como expresaron algunos Parlamentarios con muchos a�os de experiencia, como el Senador se�or Vald�s- lo ocurrido no debe repetirse. Es inadmisible que pr�cticamente cada dos meses nos transformemos en el buz�n y la estampilla de decisiones presidenciales. As� no funcionan las instituciones. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Arancibia. El se�or ARANCIBIA.- Se�or Presidente, sin duda, en Hait� se derroc� a un Gobierno democr�tico leg�timamente constituido. Y hoy apareci� en un medio de comunicaci�n una noticia que ha inquietado a algunos miembros de esta Corporaci�n: el Presidente Jean-Bertrand Aristide afirm� que hab�a sido obligado a renunciar por Estados Unidos. Alguien en esta Sala consult� a qui�n le cre�amos: o a Jean-Bertrand Aristide o a Kofi Annan. �se no es nuestro problema. No somos jueces llamados a definir a qui�n le creemos. Lo que s� es importante es que algunos tuvimos oportunidad de ver, en la ceremonia de cambio de Gobierno, o de asunci�n del nuevo Gobierno en Hait� -no s� c�mo llamarla- a un Vicepresidente que fue llevado y ubicado all� para que, seg�n me pareci�, nombrase a un juez de la Corte Suprema, y en la que ambos mostraban en sus caras un susto espantoso. Sin embargo, fueron luego ampliamente respaldados por el embajador de Estados Unidos, que se encontraba detr�s de ellos acompa�ado por un edec�n. Decidir a qui�n le creemos no es tarea nuestra. Pero no cabe ninguna duda de lo que pas� en Hait� fue muy raro. Lo cierto es que se llev� a cabo el derrocamiento de un Gobierno democr�tico, leg�timamente constituido. Defin�moslo as�. Despu�s analicemos lo relativo al momento en que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas resolvi� intervenir para llevar la paz, estabilidad y una serie de beneficios a Hait�, misi�n que m�s adelante voy a permitirme catalogar como "misi�n imposible". Quienes est�n al tanto de lo que realmente sucede en ese pa�s y los que hemos podido advertirlo, sabemos que pretender que Hait�, mediante los esfuerzos que estamos haciendo en este momento, sufra una transformaci�n racional o asuma una actitud distinta a la que, por muy justificadas razones, viene arrastrando durante 200 a�os, nos parece algo ut�pico o ingenuo. Volviendo al punto principal, quiero ser enf�tico frente a ese planteamiento. Nuestra posici�n ante el derrocamiento de un Gobierno democr�tico �que es el hecho que debe servirnos de orientaci�n-, y nuestro criterio respecto de la cl�usula pertinente de la Carta de la OEA sobre la materia en debate, as� como la postura que hemos sostenido en el debate en general, y en el que debemos participar como miembros del Senado, reviste central relevancia. Cualquiera sea nuestra cultura, or�genes y antecedentes. �ste es tema que est� fuera de discusi�n, y me parece que aqu� nadie lo pone en duda. Y reitero que ante un derrocamiento de esta naturaleza, pienso que estamos en una zona que vamos a tener que especificar, aclarar y definir de cara al pa�s y a nosotros mismos, lo que es muy importante. Ciertamente, ha habido un cambio en la doctrina sobre el empleo de la fuerza. No quiero hablar de cambios en la pol�tica exterior de Chile, porque podr�a constituir un tema m�s complejo, aunque hay tambi�n algo en esa l�nea. Pero en lo concerniente a la doctrina militar, s� la ha habido. En lo que respecta a nuestras Fuerzas Armadas, el Gobierno de Chile suscribi� hace poco tiempo todas las cl�usulas �la seis, la siete, y otras- acerca de los acuerdos de participaci�n militar por parte de las Naciones Unidas; pero internamente manten�amos una postura bien clara y definida en cuanto a que ella se limitar�a esencialmente a misiones de paz. Y en este momento estamos yendo con la cl�usula siete, denominada "Peace Inforcement", es decir de imposici�n de la paz, se�ores Senadores. Les quiero aclarar que eso significa que vamos a llegar a ese pa�s en disposici�n de "dar un golpe en la mesa", de imponer una condici�n de paz. Y si Sus Se�or�as leen las noticias del d�a de hoy se impondr�n de que en Hait� existen los restos de lo que fue un ej�rcito que fue destituido, que se trat� de eliminar y que se constituy� en elemento fundamental del derrocamiento de Aristide, cuyo General aparece ya identific�ndose a la cabeza de esta fuerza que tiene armas y que muestra una actitud que habr�a que definir "una vez que desembarquemos en la playa", como dir�a un infante de marina. Vamos a llevar fuerzas chilenas desde el primer minuto a una acci�n de imposici�n de la paz. Y si aquel general no entrega sus armas oportunamente ni se somete absolutamente a esta Fuerza de Paz, habr� enfrentamientos. Podr� aducirse ac� que las Fuerzas Armadas est�n dispuestas al riesgo. Ciertamente. Pero eso es algo que tenemos que medir nosotros, porque �sta es una resoluci�n no militar, sino eminentemente pol�tica. Si desembarcamos en Hait�, y se produce un desastre como el que ocurri� en Somal�a tiempo atr�s con fuerzas altamente profesionales y desarrolladas; y tenemos de vuelta en Chile una caravana con cincuenta muertos -pues nuestros soldados est�n justamente dispuestos a entregar su sangre por los intereses de la Patria-, vamos a tener que sentir alg�n grado de responsabilidad por ese hecho... �que puede ocurrir! Quiero hacer este planteamiento con visi�n militar; la que por muchas razones desarroll� a lo largo de toda mi vida. Estamos en una operaci�n de imposici�n de paz en un territorio complejo, con fuerzas armadas que est�n reconociendo a un jefe espec�fico, y que no han demostrado actitud de deposici�n de armas antes de que esta fuerza llegue en 24 horas. No s� cu�ndo va a partir, aunque eso ya est� resuelto. �ste es el punto de vista que quer�a plantear, y que a m� me va a motivar para centrarlo en la que constituir� mi resoluci�n final. En lo formal, quisiera ser uno m�s en la expresi�n de la incomodidad que nos produjo enterarnos a trav�s de los medios de comunicaci�n de esta decisi�n. M�s bien, de esta resoluci�n: "Aqu�, Chile mandaba". Diversos se�ores Senadores, con esa grandeza que los caracteriza, han manifestado lo siguiente: "Pero nosotros no podemos dejar al Presidente sin piso". Es l�gico, y les encuentro toda la raz�n. Es una respuesta, es un pensamiento, con fundamento. Sin embargo, pedir�a al Primer Mandatario, con las consideraciones inherentes a su cargo, respeto a las potestades de esta Corporaci�n -y no transformarla en un "buz�n", como se ha dicho ac�-, evitando, por ejemplo, el aprobar en 24 horas proyectos modificatorios de sueldos y salarios u otros que autorizan la salida de tropas del pa�s. Porque, frente a la opini�n p�blica, estamos sufriendo tambi�n un da�o de imagen. Tenemos que ser responsables en este sentido y el Presidente de la Rep�blica debe compartir con nosotros este aspecto negativo. Es decir, es loable la actitud y grandeza del Senado al dejarlo en buena posici�n. Pero, �por favor!, cuidemos las instituciones unos y otros. Es algo que yo quisiera recabar encarecidamente. Se ha dicho que el asunto revest�a urgencia y que el acuerdo debi� adoptarse r�pidamente, en 24 horas; motivo por el cual no hubo tiempo para considerar aspectos formales. Yo formular�a para el futuro una sugerencia muy modesta: si hay que actuar tan r�pido ante cuestiones de esa �ndole, �por qu� no convocar a los Comit�s del Senado, con el objeto de conocer la postura de los distintos sectores involucrados? Hab�a una soluci�n quiz�s, pero deber�a haberse adoptado respetando la opini�n de quien ten�a el derecho a emitirla. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas resolvi� pedir ayuda internacional -cito textualmente el documento que nos remite el Presidente de la Rep�blica- "Con el fin de contribuir a crear un entorno regional de seguridad y estabilidad en Hait�". Se�ores Senadores, todos hemos visto la televisi�n, nos hemos informado del entorno existente; nos hemos enterado de la realidad, de los balazos; de las personas muertas, saqueos... �Creen por ventura los Honorables colegas que esto se va a resolver en un plazo prudente? �Piensan que las fuerzas que vamos a comprometer, con todos los riesgos que se han planteado de una "imposici�n de la paz", se limitar�n a entrar y salir... y esto se termina? �Si Hait� necesitar� cien a�os m�s para lograr alg�n nivel de desarrollo que se considere humano, o humanoide! �Le hacen falta cien a�os! �Hait� es un desastre! Entonces, comprometerse en un desastre a priori, que carece de soluci�n... �Soluci�n militar? No tiene. �Pol�tica? �Por Dios que se han hecho esfuerzos al respecto! Ya Estados Unidos ha permanecido varias veces en ese pa�s. �Social? Veamos lo que es Hait� en cuanto a educaci�n, cultura, salud, medio ambiente. �Desastroso! �Y nosotros vamos a salvar y participar en su recuperaci�n? �Cu�ntos a�os vamos a estar, se�ora Ministra de Defensa, se�or Ministro de Relaciones Exteriores, comprometidos en esa causa? �O es s�lo un saludo a la bandera para corresponder a la imagen de que el pa�s est� listo y dispuesto a colaborar en el �mbito latinoamericano? Si realmente tenemos un compromiso de fondo con Hait�, �prepar�monos para una participaci�n muy, pero muy larga! �Cu�les son las objeciones que me merece esta resoluci�n a priori del Gobierno sobre env�o de tropas? Independiente de las que tenga en cuanto a la oportunidad con que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas lo haya resuelto (que fue con posterioridad al derrocamiento del r�gimen y no con anterioridad, para haber tratado de reforzar la v�a democr�tica que planteaba el se�or Aristide) y que es algo que escapa a la discusi�n del Senado, me preocupa el compromiso de nuestras Fuerzas Armadas, de nuestros medios, con la seguridad internacional, el que compartimos en plenitud y, personalmente, en forma absoluta. El compromiso de Chile con la seguridad internacional es un hecho en el cual debemos estar dispuestos a participar. Sin embargo, cuando en su oportunidad discutimos estas materias, siempre lo hicimos poniendo entre par�ntesis las �reas de inter�s nacional. Es un tema que quiero dejar abierto al debate, porque es muy f�cil proclamar nuestro compromiso con Am�rica del Sur y con el Caribe. Se�ores Senadores: nuestras �reas de inter�s internacional est�n claramente definidas y deber�amos tener la firme voluntad y disposici�n de participar en ellas con todos los medios que se requieran, por estar directamente comprometido el inter�s nacional. Pienso que la influencia o importancia que pueda tener el Caribe, y si realmente constituye un �rea vital para el pa�s, son aspectos que debemos pedir a la Comisi�n de Relaciones Exteriores que los incluya en la agenda de conversaciones de sus pr�ximos encuentros. Lo se�al� antes y lo repito ahora: estamos encargando a las fuerzas que ir�n a Hait� una misi�n imposible, como lo es arreglar las cosas en dicho pa�s en un plazo no definido. Quiero dejar muy en claro que las Fuerzas Armadas de Chile siempre van a estar dispuestas a enfrentar los peligros que les demanden las resoluciones pol�ticas, y en este sentido, al integrarnos en una misi�n de imposici�n de paz en un territorio tremendamente complejo, deseo recalcar el riesgo que implica obtener resultados positivos determinantes en nuestra participaci�n. Por eso, despu�s de reflexionar profundamente al respecto, voy a emitir un voto de disidencia frente a la resoluci�n de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, para expresar esa otra voz que, en la mayor�a de los casos -y con sumo respeto por las opiniones de Sus Se�or�as-, normalmente no se hace o�r. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Correspond�a hacer uso de la palabra al Honorable se�or Prokurica, pero ha renunciado a su derecho para ced�rselo a la Senadora se�ora Matthei, quien debe presidir en pocos momentos m�s la Comisi�n de Salud. Tiene la palabra Su Se�or�a. La se�ora MATTHEI.- Agradezco la gentileza del Honorable se�or Prokurica. Se�or Presidente, me hago una serie de preguntas acerca del tema que estamos tratando. Supongamos que las personas pertenecientes a las Fuerzas Armadas se ven enfrentadas a turbas en Hait�, y como consecuencia algunas de ellas mueren. �Se otorgar�n a sus viudas las mismas pensiones miserables que perciben los deudos de quienes fallecen en actos de servicio? Naturalmente, ser�n objeto de muchos palmoteos, sobre todo cuando la televisi�n est� enfocando, pero �eso es lo que obtendr�an: pensiones miserables como las que tienen hoy d�a las viudas de las Fuerzas Armadas? Si se enfrentan a una turba y act�an con dureza, �los van a echar despu�s por una actuaci�n pol�ticamente poco prudente, como se hizo con el Coronel Garc�a Joost cuando, en cumplimiento de una orden judicial, desaloj� la sede del Partido Comunista? Si nuestras tropas se ven obligadas a disparar en defensa propia y fallece alguien, �van a ser juzgadas en Hait�, o a lo mejor por alg�n juez "de pacotilla" con delirios de grandeza, como Garz�n en Espa�a? �A eso se ver�n enfrentados? �Qui�n los va a defender? �Qui�n les pagar� su defensa? �Qu� pasar� con nuestra gente si se ven expuestos a ese tipo de problemas y situaciones complicadas? Se�or Presidente, votar� negativamente, porque no lo voy a permitir. Adem�s, deseo se�alar a los se�ores Senadores que se sientan en las bancadas de enfrente que cada vez que en el futuro se refieran al ex Presidente Allende como un mandatario leg�timo, elegido constitucionalmente, me voy a re�r a carcajadas; porque, en el fondo, est�n votando a favor de que tropas chilenas vayan a ayudar a un Gobierno que, de alguna manera, lleg� al poder mediante un golpe de Estado. Por eso, cada vez que Sus Se�or�as hablen al respecto, me voy a re�r. El se�or NARANJO.- Est� en su derecho, se�ora Senadora. La se�ora MATTHEI.- Asimismo, voy a votar que no, pues aqu� hay se�ores Senadores que se han quejado de que esta Corporaci�n se est� convirtiendo en un buz�n; pero la verdad es que eso est� sucediendo porque nosotros lo estamos permitiendo. La pr�xima vez ni siquiera se tendr� la gentileza de enviarnos este documento para que demos la autorizaci�n, y ah� estaremos corriendo r�pidamente para cambiar con urgencia la Constituci�n y, adem�s, en forma retroactiva, para que sea legal lo realizado por el Presidente. As� estamos actuando. Reitero que votar� que no porque Chile no es un fundo, ni el Presidente Lagos su patr�n. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Larra�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, este debate plantea una serie de reflexiones muy de fondo sobre distintas materias, una de las cuales dice relaci�n a la forma como el Senado est� siendo tratado por el Ejecutivo. Creo que este tema no es menor, porque el que se solicite cumplir inteligentemente los pasos que establece la Constituci�n o la ley para recabar en un momento dado la autorizaci�n del Senado en una decisi�n, no es cuesti�n de cortes�a, de buenas formas o de buenas maneras, sino de fondo. No quiero sobreargumentar -ya ha sido se�alado-, pero mir�moslo gr�ficamente: �en qu� situaci�n quedar�a el Presidente de la Rep�blica si hoy d�a el Senado decidiera rechazar la salida de tropas al extranjero? Pienso que en una situaci�n extremadamente dif�cil y delicada. Pero si nosotros la autorizamos, en vista de que se trata de un hecho pr�cticamente ya consumado, nuestra Corporaci�n es la que queda en una situaci�n imposible. De ese debilitamiento institucional es que reclamamos. Por el bien de nuestra democracia, es importante que as� lo entendamos. Reitero: no se trata de una cuesti�n de cortes�a ni de buenas maneras, sino de una cuesti�n de fondo. Por otra parte, tambi�n surgen otras inquietudes ante el paso que estamos dando. Ya se han formulado muchas, as� que s�lo voy a recalcar brevemente algunas de ellas. �Por qu� se produce ahora la intervenci�n internacional cuando ya el R�gimen est� ca�do? �Por qu� no se llev� a cabo cuando todav�a estaba en el poder y se advert�a, como lo hac�amos todos los d�as, el mismo clima que en la actualidad? �Por qu� hoy d�a? No puede escapar a nuestra conciencia que al hacerlo ahora obviamente estamos actuando para consolidar lo ya ocurrido, y si ello fue un golpe de Estado, �sa es la situaci�n a la cual Chile est� siendo arrastrado. A mi juicio, es una posici�n extremadamente compleja, por muchas consideraciones, no solamente las jur�dicas como la relacionada con la Carta de la OEA, sino tambi�n por otras vinculadas con nosotros mismos. Tenemos una historia en la materia, y creo que no la hemos aprendido bien. En seguida, pienso que la forma como estamos actuando al enviar tropas para dar un respaldo humanitario no es quiz�s la mejor que el pa�s deber�a adoptar, teniendo en cuenta sus tradiciones hist�ricas. Chile ha participado muchas veces en distintas comisiones y delegaciones, pero que apuntan m�s bien a lo que nuestro pa�s aporta mejor, que no son tropas, sino otro tipo de contribuciones, que est�n m�s en la l�nea pac�fica y dentro de nuestra cultura jur�dica. Porque, obviamente -como bien lo se�al� la Senadora se�ora Matthei-, nuestras tropas pueden verse enfrentadas, en la convulsi�n social y an�rquica existente en este minuto en Hait�, a un enfrentamiento con la poblaci�n civil. Nosotros, al refrendar el paso dado por el Presidente, estamos asumiendo una responsabilidad moral en las eventuales bajas en la poblaci�n haitiana o en las de nuestras tropas. �ste es un tema que, a mi juicio, de nuevo, levanta preguntas demasiado fuertes. Creo que, en la premura, terminamos omiti�ndolas o no somoscapaces de responderlas. Por cierto, los hechos, aunque uno no lo quiera, crean y constituyen precedentes. Mi impresi�n es que estamos siendo un poco livianos en la forma de constituir tales precedentes. Tambi�n quiero hacer una reflexi�n en la l�nea de lo planteado por el Senador se�or N��ez. Aqu� advierto que Chile act�a en forma solitaria desde el punto de vista de su relaci�n con Am�rica Latina. Nosotros estamos enfrentados a un problema. Hemos estado trabajando en �l. El Senado ha emitido una opini�n respecto del planteamiento hecho por Bolivia a prop�sito de su enclaustramiento mar�timo. Y una de las inquietudes surgidas cuando ese conflicto apareci� se refiere a la posici�n de Chile en el continente. Ciertamente, pienso que no hemos desatendido como pa�s nuestras relaciones con la regi�n, y por eso debi�ramos estar tranquilos. Pero hoy d�a vemos a Chile salir r�pidamente a enviar tropas, en circunstancias de que ning�n otro pa�s de Am�rica Latina lo ha hecho. M�s todav�a, Brasil -que en esta materia debiera ser un aliado especial nuestro- ha dicho que lo har�, pero que va a enviar despu�s sus tropas para mantener la paz. Es decir, mucho m�s adelante. Creo que no son consideraciones menores. Son preguntas realmente lacerantes no s�lo para el Presidente, porque �sta es una decisi�n que nos obliga a nosotros. Si lo fueran exclusivamente para el Primer Mandatario, bastar�a una reuni�n para formular comentarios. Pero aqu� no nos hallamos en una sesi�n de car�cter acad�mico, sino resolutivo. Y estamos en una situaci�n muy dif�cil. Estas interrogantes y muchas otras de los Senadores se�ores Fern�ndez, Coloma, Arancibia, Adolfo Zald�var -para no mencionar pr�cticamente a todos los que han intervenido-, deben ser una lecci�n acerca de c�mo hay que hacer las cosas en el futuro, o c�mo no hay que hacerlas. En esa disyuntiva, voy a votar favorablemente la autorizaci�n de la salida de nuestras tropas al extranjero para integrar esta fuerza multinacional provisional en Hait�. Y lo har�, porque en el balance de qui�n sale m�s perjudicado por una decisi�n negativa del Senado, me parece que, por tratarse de una materia internacional, no podemos dejar en la estacada al Presidente de la Rep�blica, quien ha dado un paso que hubi�ramos preferido que hubiese sido consultado previamente. Yo voy a apoyar tal paso, a pesar de que eso va en contra del Senado, porque lo debilita, porque lo pone en una situaci�n imposible, en una encrucijada que no tiene soluci�n. No creo -respeto a quienes piensan distinto, por cierto- que podamos dejar al Primer Mandatario en esa situaci�n. Existe tambi�n otro factor que, a mi juicio, avala dar este paso: la participaci�n de Naciones Unidas. En mi opini�n, �ste no es un elemento menor. �Por qu�? Porque, a diferencia de lo que ocurri� en Iraq -as� lo sostuve en su oportunidad-, estimo que debemos insertarnos dentro de las fuerzas internacionales que act�an con legitimidad. Y aunque Naciones Unidas -�ni mencionar a la OEA!- ha actuado tard�amente, lo ha hecho. Ella es la que convoca. El Senador se�or Arancibia se refiri� al espect�culo, no muy est�tico, que se produjo cuando asumi� el nuevo Presidente interino y termin� hablando su Edec�n, que no era precisamente un connacional. Y por eso me parece que este conflicto no puede dejarse a la sola resoluci�n de el o los pa�ses que intervienen en Hait�. Hay que internacionalizar la situaci�n. Y, en la medida en que el organismo mundial participe, puede ser una garant�a de que la internacionalizaci�n servir� para que efectivamente se establezca la paz, se restablezca la democracia y el pueblo haitiano pueda decidir aut�nomamente su destino. Es poca la garant�a que hay, pero es la �nica. Y es mejor que la existente hasta hace alg�n tiempo. Por eso, me parece importante respaldar al Presidente Lagos y no dejarlo solo, en el caso de que su petici�n fuera rechazada. No quiero dejar pasar un comentario que me parece digno de destacar: que el Consejo de Seguridad haya pedido a Chile que participe con el env�o de sus Fuerzas Armadas, ciertamente constituye un reconocimiento a estas instituciones. Creo que es importante valorarlo, sobre todo cuando en nuestra historia no muy lejana la participaci�n de ellas a nivel interno gener�, en el �mbito internacional, complejas interpretaciones, por decirlo de alguna forma. El que hoy en d�a el organismo mundial solicite a nuestros institutos castrenses que participen en la coyuntura centroamericana, me parece un reconocimiento importante no solamente al pa�s, sino a las instituciones de la Defensa, en este caso al Ej�rcito. Todas estas consideraciones son las que -con dificultad, pero tambi�n con la convicci�n de que en una materia internacional no podemos dejar de tener una sola voz y una sola opini�n- me hacen pensar que debe aprobarse la autorizaci�n al Presidente para que tropas chilenas vayan a constituir una fuerza que contribuya a la paz y al orden en Hait�. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Mart�nez. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, cuando se estudia y aprecia una situaci�n en que la autoridad -en este caso, el se�or Presidente de la Rep�blica- ha tomado decisiones, debe tenerse presente una preocupaci�n fundamental: �Cuidado con los cursos de acci�n predeterminados que se adoptan sin tomar en cuenta la realidad y todos los aspectos involucrados, porque puede haber una sorpresa! El planteamiento de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica nos remite a tres aspectos fundamentales. Primero, da la sensaci�n de que la decisi�n se tom� de manera apresurada, sobre la marcha, con el correr de los acontecimientos. Cuando se es estadista, o se pretende serlo, eso es lo peor que puede hacerse, porque siempre habr� hilos que no se consideran ni analizan. Tenemos la experiencia desagradable de la situaci�n creada con Venezuela: por actuar r�pidamente, en 24 horas hubo que hacer y deshacer un planteamiento presidencial, lo cual afecta la imagen de Chile y su Presidente. En Hait� la situaci�n est� tan fluida que, en este momento, se plantean dos situaciones que es bueno tener a la vista. Dispongo de las �ltimas informaciones ocurridas en esa naci�n. En primer t�rmino, existe una sujeci�n del l�der que encabez� la organizaci�n de las fuerzas militares y policiales al Presidente interino se�or Boniface Alexandre. Y, en segundo lugar -lo que entra de lleno a lo que los se�ores Senadores han comentado-, si bien se ha subordinado al Presidente interino, ha dicho que no aceptar� que Gobiernos extranjeros dictaminen, como en el caso actual, lo que debe hacer Hait�. Y aqu� estamos en presencia del punto crucial: una situaci�n fluida, que cambia minuto a minuto, que aconsejaba y aconseja no precipitarse en las resoluciones que se tomen. Perfecto que se quiera cumplir con una petici�n de las Naciones Unidas; pero ello debe hacerse dentro del marco de la realidad, porque un curso de acci�n predeterminado como �ste constituye la peor resoluci�n que se puede tomar. Otro aspecto que debe considerarse es que aqu� hay un cambio fundamental. Hasta el momento, Chile siempre hab�a trabajado para mantener la paz. Ahora va a contribuir a restablecerla en un determinado pa�s, lo cual significa que se deben conocer las reglas de conducta y de enfrentamiento. De haber muertos, como es l�gico que suceda (de hecho, habr� actos contra nuestras fuerzas que causar�n heridos y, por desgracia, tambi�n bajas -�Dios no lo quiera!-), �qu� vamos a decir a la opini�n p�blica? �Le ocultaremos los hechos, o le diremos que cayeron en defensa de los intereses nacionales? �Qu� inter�s nacional est� envuelto en el caso de Hait�? Es la pregunta que surge. Debe tenerse presente que en los Considerandos del mensaje el Presidente de la Rep�blica habla de contribuir a crear un entorno regional de seguridad y estabilidad en Hait�. Pero, �cu�l es el problema de inseguridad regional que presenta dicho pa�s, que es una isla y el �nico vecino de la Rep�blica Dominicana? No me parece que realmente se trate de un peligro para la seguridad y estabilidad regionales. El problema fundamental es que estamos ante un ejemplo de apoyo a un golpe de Estado. Dig�moslo derechamente. Tanto es as� que cuando se pregunt� a uno de los oficiales de las fuerzas norteamericanas por la causa de su desembarco, dijo nada menos y nada m�s: "Estamos aqu� para proteger los intereses estadounidenses". Es decir, se confirma la precipitaci�n de lo resuelto. Un curso de acci�n predeterminado no es la forma de enfocar un problema de este calibre. Por otra parte, �qu� pasar� cuando nuestra gente, en cumplimiento de reglas de enfrentamiento y de conducta que no conocemos -la precipitaci�n hace que el Senado carezca de los antecedentes del caso-, sea acusada por organismos de defensa de los derechos humanos? No les quepa la menor duda a Sus Se�or�as que ya en Europa se est�n preparando ciertos grupos para acusar a las fuerzas de los Estados Unidos, Francia y Canad� de violar los derechos humanos de la poblaci�n civil haitiana. Tambi�n lo har�n grupos chilenos, y entonces nosotros, que hemos enarbolado la bandera de los derechos humanos, estaremos en tela de juicio. �Qu� vamos a hacer al regreso de esas personas? Ya lo pregunt� la Senadora se�ora Matthei: �van a ser juzgadas de nuevo? Ahora hablemos de algo m�s concreto: �Qu� sucede con los costos de la operaci�n? �Por qu� la Comisi�n de Hacienda del Senado no ha conocido tales antecedentes? �Qui�n los va a pagar? �Qui�n solventar� los gastos por concepto de armamento o de la ropa especial? �Qui�n ha de cubrir econ�micamente la preparaci�n de ese personal? �Saldr� del presupuesto de las Fuerzas Armadas? Se lo pregunto a la se�ora Ministra de Defensa, quien sabe perfectamente bien c�mo est� de ajustado. �Qui�n pagar�? �Las Naciones Unidas? No conocemos las reglas; tampoco los t�rminos del contrato. Porque es un contrato. Frente a esto, cabe preguntarse si realmente �sta es una buena resoluci�n. Yo dir�a que es mala. El Presidente de la Rep�blica no tendr�a por qu� sorprenderse si el Senado resolviera no dar su autorizaci�n, porque estamos haciendo uso de un principio democr�tico. Hay separaci�n de Poderes. Si esta Corporaci�n lo estimare inconveniente, �por qu� se va a ofender el Primer Mandatario? Querr�a decir, entonces, que cuando le aprobamos las leyes debiera estar alegre siempre. �No podr�amos criticar sus resoluciones para contribuir a una visi�n m�s coherente de lo que es el inter�s nacional? A mi parecer, si se rechazara esta autorizaci�n, sencillamente ser�a un traspi� para el Gobierno. Pero eso no tiene por qu� ofender, porque estamos en el juego de las opiniones, de los votos, de los conocimientos y del aporte. Hay un problema adicional. En mi opini�n, aqu� siempre -ojal� no sea una impronta- se reconoce la amplia capacidad de nuestro servicio diplom�tico; pero de nuevo aparece algo que ya vimos al analizar el caso boliviano. �D�nde est� el an�lisis previo, el estudio de la situaci�n y su seguimiento? La OEA no ha actuado, a pesar de tener la obligaci�n de hacerlo. Veamos qu� dice la Carta de la Organizaci�n. Tiene un papel que cumplir y no la hemos visto en funcionamiento. No, pues el Consejo Permanente no se reuni�; tampoco se ha citado a los Cancilleres. Sigamos. Hemos suscrito diversas resoluciones, como la relativa a la "Democracia Representativa", adoptada el 5 de junio de 1991, que dice: "Instruir al Secretario General que solicite la convocaci�n inmediata del Consejo Permanente en caso de que se produzcan hechos que ocasionen una interrupci�n abrupta o irregular del proceso pol�tico institucional democr�tico o del leg�timo ejercicio del poder por un gobierno democr�ticamente electo en cualquiera de los Estados miembros de la Organizaci�n para, en el marco de la Carta, examinar la situaci�n". �D�nde est� eso? Ahora intervienen las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad. Pero, �en qu� qued� la OEA? Por lo tanto, la pregunta de si la acci�n es v�lida o no lo es resulta totalmente l�gica. Pero deseo regresar a algo mucho m�s serio. �Qu� vamos a decir cuando nuestros Institutos Armados lleguen all� y se revierta la situaci�n en Hait�? Porque ella es muy fluida. Se est� solicitando la presencia de fuerzas, pero hace un par de horas, uno de los l�deres locales �puede no gustarnos, pero es el l�der local- anunci�: "Se�ores, Hait� va a resolver solo su problema". O sea, est� diciendo que rechazar� la intervenci�n extranjera. Es decir, es tan fluida la situaci�n, que la l�gica aconseja esperar. Ello no implica que no nos debamos preparar; tampoco que, frente a una orden preventiva, no nos aprontemos a enviar fuerzas. Pero el Senado no tiene los antecedentes para mejor resolver. Y qu� decir de la resoluci�n predeterminada que hemos visto en la prensa -lo declaro derechamente-, que es una ofensa a la independencia del Congreso Nacional, particularmente del Senado. Hay que decirlo claramente. Y el Jefe del Estado no tiene por qu� molestarse, porque es una realidad. Veamos las cosas como son, no como aparentemente se muestran por los medios de comunicaci�n. Me preocupa fundamentalmente otro aspecto: �Cu�les son los impactos, en el resto de Am�rica del Sur, del curso de acci�n predeterminado que tom� el Primer Mandatario y de nuestra precipitaci�n en actuar? �Cu�les son los efectos pol�ticos? �Y qu� sucede si por esta v�a rompemos la doctrina de no intervenci�n en los asuntos internos de otros Estados y no acatamos todas las cartas democr�ticas que han firmado los Cancilleres, con gran bombo y gasto? �Qu� suceder� si esto ocurre -�Dios no lo quiera!- en un pa�s vecino? �Vamos a intervenir? Cuando se disuelva la integridad territorial de un Estado y aparezcan tres o cuatro naciones, como es posible que ocurra en los pr�ximos a�os, �vamos a intervenir? �Cuidado! Los precedentes hay que manejarlos con especial delicadeza. En las relaciones internacionales, �existe o no existe una �tica o moral? �Hay principios? S�, aunque m�nimos. �Cuidado! Aparentemente, estamos pasando a llevar algunos que han sido fundamentales para organizar Am�rica del Sur. Y quiero repetir un antecedente: cuando se pregunta al oficial norteamericano por qu� est�n ah�, responde que para defender los intereses estadounidenses. Comprendo perfectamente que lo hagan. Me parece muy bien. Pero, �cuidado!, son sus intereses. Y nosotros, �cu�les vamos a defender, cuando no est� amenazada la seguridad ni la paz regional, sino que se trata de un problema interno de los haitianos? A nadie le gusta que muera gente en los saqueos. Evidente, nos duele a todos. No tengo la menor duda de que nuestras tropas cumplir�n perfectamente su deber y su obligaci�n. Pero pareciera que hay precipitaci�n, que no se ha apreciado la situaci�n y que el Ministerio de Relaciones Exteriores �lo que m�s me duele- no ha efectuado un seguimiento permanente de los hechos. Yo respeto a sus profesionales, pero desde hace bastante tiempo he visto que carece de una metodolog�a de trabajo, de seguimiento, de alerta y, lo que es peor, no realiza una labor integrada con el Senado. En consecuencia, no estoy de acuerdo con esta situaci�n. �se es mi punto de vista, se�or Presidente. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or �vila. El se�or �VILA.- Se�or Presidente, yo creo que �sta debe de ser la actuaci�n m�s desprolija del Gobierno en la escena internacional. Supera con creces el bochorno de Caracas. Yo pens� que esa lecci�n se iba a asimilar por lo did�ctica que fue. Sin embargo, ahora incurrimos en un error que puede costarnos caro hacia el futuro. Y, desde luego, despierta muchos recuerdos del pasado, generando -como es l�gico-, sentimientos muy encontrados. En el d�a de hoy, la prensa nos informa profusamente acerca de lo que ocurre en Hait�. Por supuesto, consigna declaraciones de Bertrand Aristide: "Usaron la fuerza para hacerme salir y eso se llama golpe de Estado". As� lo califica nada menos que el Presidente depuesto, aqu�l que si alguna solidaridad internacional esperaba era precisamente para fortalecerlo en su posici�n, para ayudarlo a consolidar un gobierno que emergi� de las urnas en un pa�s que a lo largo de su historia s�lo ha conocido dictaduras sangrientas, horrendas, como la que encabez� Duvalier, tristemente c�lebre no s�lo en Latinoam�rica, sino en el mundo entero. Las informaciones de prensa nos dicen tambi�n que ayer en Puerto Pr�ncipe volvi� parcialmente la calma, mientras comenzaba a llegar parte de los mil marines que desplegar� Estados Unidos y que integrar�n una fuerza internacional en la que tambi�n intervendr� Chile. Yo no s� lo que est� pasando en la mente, en la conciencia, en el recuerdo de muchos de los que hoy ocupan estos esca�os. Pero no puedo sino rendirle tributo al Senador se�or N��ez. Tiene que haber sido una tortura horrenda decir lo que aqu� le escuchamos, o sea, impartirle los �leos sacramentales a una intervenci�n de tropas chilenas junto con las norteamericanas en Hait�. Y, para m�s remate, siempre con esa torpeza que ha caracterizado a los representantes del Gobierno y las Fuerzas Armadas estadounidenses, dicen que van all� -como aqu� se ha citado- para defender los intereses norteamericanos. Siento que este enredo de cosas va a generar en vastos sectores de nuestra ciudadan�a una confusi�n enorme, que demorar�n mucho tiempo en clarificar, si alguna vez lo logran. Para mayor iron�a, Chile es miembro del Grupo de Amigos de Hait�. Me pregunto qu� pensar� Jean Bertrand Aristide frente a esto. Dir�: "Con amigos como los chilenos no necesito enemigos", porque ver� que nuestro pa�s se ha asociado con los marines norteamericanos para reeditar tantas actuaciones que en d�cadas pasadas sacaron a millares de j�venes a las calles para protestar justamente a favor de un principio que Chile defendi� en forma casi sagrada: la no intervenci�n. Hoy, en esta verdadera revoluci�n de los conceptos, al atropello a ciertos principios se le llama pragmatismo. Y con eso, sencillamente, se resuelven las situaciones como las que hoy enfrentamos, ante el estupor de miles de militantes de ciertos sectores pol�ticos que, por supuesto, no atinar�n a comprender c�mo hoy tienen que alzar en sus manos unas banderas que justamente ayer quemaron ante determinadas embajadas. Esto me hace recordar las palabras que Clodoveo escuch� de San Remigio, quien se�al�: "Levanta tu cerviz, fiero sicambrio, adora lo que has quemado y quema lo que has adorado". La acci�n que nos merece atenci�n en esta oportunidad implica algunos problemas esenciales. Desde luego, da la impresi�n de que aqu� alguien se ha metido al Senado en el bolsillo. A la vez, hay un cierto desprecio hacia un pa�s pobre y miserable como Hait�. Y, desde luego, como ya he se�alado, se produce un atropello al principio de no intervenci�n. En esta sala de clases tan desordenada que es Am�rica Latina, Chile, a los ojos de Estados Unidos, est� sobresaliendo como un alumno aplicado. Lo que me temo mucho es que adem�s nos cuelguen el r�tulo de "chupamedias". Francamente, si hubiere cre�do por un instante que el Presidente de la Rep�blica, a quien estimo en forma muy sincera, quedar�a en la estacada con una decisi�n adversa del Senado, habr�a votado a favor de esta aberraci�n s�lo para salvar su imagen. Pero no es el caso: Su Excelencia cuenta hoy con el s�lido y entusiasta apoyo de la Uni�n Dem�crata Independiente, de Renovaci�n Nacional, que con sus votos le brindar�n un respaldo muy importante. Tanto es as� que el Honorable se�or Coloma hizo referencia a "nuestro Presidente", empleando por primera vez una expresi�n tan afectuosa. El se�or CHADWICK.- Es nuestro Presidente. El se�or �VILA.- Ciertamente. Pero el se�or Senador lo dijo con un �nfasis que por mi parte no conoc�a. De cualquier manera, no puedo, en una ocasi�n como �sta, sino negar mi aprobaci�n al uso de fuerzas militares chilenas en la intervenci�n que comanda Estados Unidos en Hait�. Quiz�s, esa potencia escogi� a nuestros soldados por la experiencia de �stos en el tema. Es decir, un Gobierno constitucional, como el de Aristide, es desalojado en virtud de la defensa de intereses estadounidenses y, en definitiva, al pueblo que lo eligi� se lo deja ahora en manos de un conglomerado en donde hasta dicen que hay narcotraficantes de por medio, o sea, lo sacan de las llamas para meterlo en las brasas. No s� qu� nos deparar� el futuro. Lo �nico que s� s� es que la actuaci�n que nos ocupa no figurar�, por cierto, entre las mejores que registre el Gobierno del Presidente Lagos. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Orpis. El se�or ORPIS.- Se�or Presidente, los Parlamentos a partir de 1990 han hecho un esfuerzo por ir consolidando una institucionalidad, para que cada uno de los Poderes del Estado funcione en un per�odo de transici�n que muchos han calificado de exitoso. Pero, cuando hace 48 horas vi por televisi�n casi una cadena nacional, sent�, como Senador, que alguien quer�a adue�arse de Chile. Y creo que ello le hace mal al funcionamiento de las instituciones. Porque, desde mi punto de vista, la manera como el Presidente de la Rep�blica toma la decisi�n y la informa al pa�s coloca al Senado pr�cticamente en una situaci�n insostenible. El Honorable se�or �vila hac�a alguna referencia respecto de nuestras bancadas. Al igual que Su Se�or�a, en el curso del debate pude observar c�mo exist�an muchas visiones cr�ticas acerca de los temas de fondo involucrados en la resoluci�n del Primer Mandatario. Pero, al final, el �ltimo argumento era votar favorablemente para no dejar a �ste en la estacada ante la comunidad internacional. De no mediar esa raz�n, lo m�s probable es que la decisi�n hubiera sido distinta. �Y por qu� se�alo que se coloca al Senado en una situaci�n insostenible? Me pregunto, en relaci�n con el actual debate, qu� libertad ha tenido esta Corporaci�n para concluir algo diferente, para haber analizado en profundidad los temas de fondo que se han planteado. Estoy seguro de que si el Presidente de la Rep�blica hubiera adoptado una determinaci�n de otra naturaleza, habiendo consultado previamente al Senado, habiendo mantenido una relaci�n m�s fluida con esta rama del Congreso, la resoluci�n de muchos de los que han intervenido en esta tarde habr�a sido radicalmente distinta, porque, para no dejarlo en la estacada ante la comunidad internacional, habr�an decidido con mucho mayor libertad. Numerosos representantes nuestros han actuado de buena fe, pero creo que se ha llegado al l�mite, para que no se siga abusando de ella. Y espero, al respecto, que las futuras autoridades de esta Corporaci�n, que cambiar�n en los pr�ximos d�as, asuman una actitud radicalmente distinta ante pronunciamientos del tipo de que se trata y hagan valer la dignidad de nuestra instituci�n, como Senado, para que, en definitiva, se respete la institucionalidad en la forma en que corresponde, a fin de que no sigamos siendo meros buzones y de que estas definiciones las concretemos con entera libertad. Por esos motivos, votar� en contra de la autorizaci�n que nos solicita el Presidente de la Rep�blica. Los temas de fondo se han abordado ac�, pero creo que esa clase de resoluciones, en funci�n del art�culo 4� de la ley N� 19.067, deben contar con el acuerdo previo del Senado, no notificarse a trav�s de pr�cticamente una cadena nacional y colocando a nuestra instituci�n en una situaci�n pr�cticamente insostenible. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Vald�s. El se�or VALD�S.- Se�or Presidente, hab�a pensado no intervenir por diversas razones, pero me ha impresionado mucho el debate, la profundidad de las expresiones que he escuchado, el momento que vivimos cuando se ponen en ejercicio disposiciones fundamentales de la Rep�blica como es la facultad del Primer Mandatario de dirigir las relaciones exteriores y cuando, al mismo tiempo, el Senado se constituye en un tribunal no solamente de debates, sino tambi�n de decisi�n, de igual categor�a que la del Jefe del Estado en el �mbito en an�lisis. Desde un punto de vista jur�dico, pol�tico, experimento satisfacci�n, al margen de lo que se determine, porque me parece que lo que Chile tiene de valor son sus instituciones. Si el nuestro se distingue de los pa�ses latinoamericanos, a los cuales respeto, es porque desde don Diego Portales se organiz� un sistema de instituciones, no perfecto, pero que son las mejores de Am�rica Latina y que es lo que estimo que en definitiva lo hace ser considerado, m�s all� de las personas, m�s all� de los valores, m�s all� de las corrientes pol�ticas, ideol�gicas, o mucho m�s all�, ciertamente, de la econom�a. Las instituciones han jugado un rol fundamental en Chile. Cuando se han roto, es por causas muy profundas. Y muy pocas veces en la historia. No como otros. As�, se ve una Contralor�a General de la Rep�blica, nacida en los a�os treinta, que goza de un respeto universal, al margen de los peque�os errores que siempre muestran las obras humanas. Tenemos Fuerzas Armadas, tenemos justicia. Me alegr� del discurso pronunciado ayer por el Presidente de la Corte Suprema, en plena majestad de sus funciones -hombre modesto, hombre de derecho, hombre culto, al que respeto mucho, porque lo conozco personalmente-, quien intervino en nombre de un Poder del Estado. Y ello lo hace merecedor de deferencia. Y ha criticado a quienes no guardan la debida consideraci�n a ese Poder. Por tal raz�n, creo en la articulaci�n de las instituciones �me parece fundamental-, como el esqueleto sobre el cual puede mantenerse la democracia. Pienso que en esta oportunidad ello ha sido discutido. Y si bien dar� la autorizaci�n al Presidente de la Rep�blica �lo anuncio desde luego-, pues tengo fe en que ha tomado una decisi�n en el mejor inter�s de Chile, en la medida en que lo conozco, lo respeto y s� que as� lo ha hecho, al mismo tiempo debo dejar constancia de que la forma en que el asunto se ha presentado me parece que vulnera la relaci�n que debe existir entre las instituciones, las cuales est�n por encima de las personas. Creo que eso se ha dicho, y bien. No me parece que tal situaci�n afecte de manera determinante la decisi�n del Presidente de la Rep�blica, que yo acojo. Espero que hechos como el descrito no se repitan, no por nosotros, las personas, sino por el respeto que merecen el Senado, la Presidencia de la Rep�blica, la funci�n de los Ministros, etc�tera. En segundo lugar, me afecta particularmente este debate, porque creo que, de todos los se�ores Senadores y Ministros presentes, soy el �nico que ha conocido Hait� en toda su extensi�n: desde Puerto Pr�ncipe hasta Cap Haitien. He estado varias veces en aquel pa�s. Me correspondi� trabajar en �l como funcionario de las Naciones Unidas; acompa�ando a Galo Plaza, en su condici�n de Secretario General de la OEA, y en numerosas misiones del Banco Mundial. Estuve en la �poca de Fran�ois Duvalier, "Papa Doc", un dictador de la peor especie que uno pueda concebir, y en la de su hijo. Despu�s conoc� tambi�n a Aristide. Me agobia el recuerdo de la miseria de ese pueblo; de la falta de instituciones; del abuso y, al mismo tiempo, de la bondad de su gente; de su religiosidad, donde aparecen injertados en el vud� -expresi�n rom�ntica de su piedad- sistemas franceses de origen cat�lico o cristiano. Presenci� en la monta�a escenas de vud�. Conozco la alegr�a y las penas de ese pueblo, absolutamente ajeno a lo que corresponde a una sociedad nacida de la vertiente espa�ola, latina o sajona. Es un pedazo de �frica injertado en Am�rica Latina. Naci�n sufriente, respetable. Fue la primera rep�blica que, a la voz de la Revoluci�n Francesa, logr� en 1804 la independencia como colonia negra (nosotros la obtuvimos en 1810). Me toc� reparar, a trav�s de la UNESCO, los grandes edificios de los primeros emperadores, quienes tambi�n se estimaban nobles y se sent�an igual que Napole�n. Derrotaron al enorme ej�rcito del cu�ado de �ste; fueron libres, y despu�s, durante 50 a�os, tuvieron que pagar muy caro, con pobreza, lo que Francia les exigi�. Por eso los franceses tienen ah� obligaciones, que van m�s all� del idioma: la pobreza no es casual. Pues bien: Estados Unidos tambi�n ocup� Hait� por veinte a veinticinco a�os. Est� pr�cticamente al lado. Creo que en cuesti�n de media hora un F-16 que despega del pa�s del Norte llega a Hait�. Cuba tambi�n se encuentra cerca. Otra zona caliente. Mientras estuve en Estados Unidos -diez a�os-, muchas veces presenci� su intervenci�n en Hait�, y no s�lo a trav�s del embajador norteamericano (para intervenir en este pa�s basta la actuaci�n de un secretario). Me duele que una vez m�s ocurra lo mismo, luego de que esa naci�n puso toda su energ�a en elegir a un hombre muy admirable: haitiano, ex sacerdote, culto, fino, pero con una contextura ideol�gica y psicol�gica de ni�o. Porque si uno va a ese pa�s no se encuentra con gente mala, sino con ni�os que bailan, que no comen, que no se ba�an. El 65 por ciento de la poblaci�n carece de agua potable: puede verse a la gente tomar agua de las acequias. Padecen enfermedades terribles. La expectativa de vida all� es de 48 a�os: casi la mitad de la de Estados Unidos o de la nuestra. En esas condiciones, exigir disciplina democr�tica es muy dif�cil. Aqu� se pregunt� cu�ntos a�os demorar�a la soluci�n. Yo estuve embarcado en la formaci�n de una escuela de enfermer�a: todos los enfermeros partieron a Estados Unidos. Porque se trata de personas inteligentes. Los m�dicos son excelentes (eso se aprecia en los hospitales norteamericanos) y cobran menos que los estadounidenses y los chilenos. En ese pa�s no existen profesionales. Ese pueblo ha sido abusado durante toda su vida. Por consiguiente, precipitarse ahora con el env�o de tropas me parece algo inconcebible -lo digo por mi experiencia personal-, pues se requieren remedios (sobre todo penicilina) y asistencia para los ni�os. Es indispensable la formaci�n de empresarios, ya que �stos no existen. Tampoco hay bancos. En definitiva, son manejados desde afuera. �Ese pobre pa�s no se arreglar� con soldados! Los norteamericanos deben intervenir. Ellos sacaron a Fran�ois Duvalier y a su hijo, quien pr�cticamente era due�o del pa�s. A Jean Claude lo conozco muy de cerca. Como an�cdota, puedo contar que una vez el Duvalier chico me convid� a andar en motocicleta. �Hasta ese extremo! S� c�mo viven. Ir a Hait� es igual que llegar a un lugar de ni�os. Su gente es de reacciones incontroladas. La violencia es parte del juego; pero se matan. Por eso me preocupa la entrada en escena de nuestros soldados, tan serios, tan eficientes, tan "cuadrados", que son como la expresi�n de una historia, en un mundo inmanejable. Desconozco qu� va a ocurrir. �Dios dir�! Pero no puedo dejar de manifestar estos sentimientos ante la medida que se ha tomado, no por la OEA, de la que aqu� se ha hablado. Desde hace mucho tiempo considero a la OEA el �rgano m�s ineficiente e in�til que existe a nivel internacional. Lo viv� durante seis a�os como Ministro de Relaciones Exteriores. Fue incapaz de detener la guerra entre El Salvador y Nicaragua, que empez� en un partido de f�tbol. Los Cancilleres se juntaron cinco o seis veces, con viajes costosos, secretarios, enormes trasnochadas, etc�tera. Sin embargo, esa Organizaci�n no pudo parar el conflicto. La OEA nunca ha sido capaz de solucionar un problema. Es un dep�sito de ex ministros o ex embajadores que viven en el tercer nivel de la diplomacia norteamericana. Ahora pod�a haber hecho algo. Habr�amos estado obligados. Tenemos asiento. Somos importantes. �No hizo nada! Conozco bien a la OEA. Pas� un a�o con el Presidente Lamadrid, de M�xico, tratando de modificarla. Al final, nos convencimos de que es inmodificable. Vamos a la Organizaci�n de las Naciones Unidas, a la que respeto mucho, porque la serv�; la estimo, la admiro. Sin embargo, creo que en esta oportunidad concurren a la situaci�n producida pa�ses culposos: Estados Unidos, Francia y Canad�, por su experiencia francesa. Y ahora nos agregamos nosotros. Se�ora Ministra, se�or Ministro, me preocupa que vayamos solos; me preocupa que se haya roto el principio de no intervenci�n. Coincido completamente con lo expresado con mucha propiedad por el Senador Fern�ndez. Tenemos una serie de inc�gnitas. Entiendo que el Presidente tom� una decisi�n en el mejor sentido de los valores chilenos. Empero, lamento que no se conozca en detalle lo ocurrido en casi 200 a�os de vida independiente de Hait� y me intranquiliza lo que pueda pasar. Aqu� se dijo bien. Aristide gan� su elecci�n con cerca del 80 por ciento de los votos. Lo conozco. Es una persona muy iluminada, un sacerdote brillante, que hoy se asemeja adem�s al culto vud�, porque habla un lenguaje muy atrayente. Estoy seguro de que va a volver, si no muere. Pero quien viene ahora es un jefe rebelde que fue partidario o miembro de los "tonton macoutes" y que particip� activamente en las dictaduras que los norteamericanos eliminaron por obra del Presidente Clinton. O sea, nos hemos colocado en un mundo en evoluci�n, sin control, no en paz, como aqu� se sostuvo. Conf�o en que la se�ora Ministra y los jefes de las Fuerzas Armadas cuidar�n de que Chile no se exponga por aparecer llegando a un territorio donde hay balazos en todas las esquinas. �Se van a defender ellos? �A qui�n atacar�n? �Qui�nes son los adversarios? �Por qu� van militares? �Bajo qu� �rdenes estar�n? No veo respuestas claras a esas preguntas. Por eso, no puedo dejar de expresar mi preocupaci�n. Porque 300 soldados son mucho para Chile, pero muy poco para la situaci�n reinante. Creo recordar la cifra de la otra intervenci�n americana: cerca de 20 mil soldados, cuando se cre� el caos a la salida del dictador que precedi� a Aristide y que hoy recupera el poder a trav�s de otros. O sea, �ste es un proceso extremadamente peligroso, cuyos aspectos pol�ticos y cuya longitud en el tiempo son inmanejables. �Cu�nto durar� esto? No s�. �Qu� riesgo corremos? Tampoco s�. Se ha dicho que los militares son muy valientes. No me cabe la menor duda. Pero el valor de cada soldado hay que usarlo con finalidades manejables. Y me parece que eso es algo que queda pendiente. Reconozco que el Presidente de la Rep�blica tiene la responsabilidad. No obstante, me habr�a gustado contar con mucha m�s informaci�n. Me habr�a gustado participar, si fuera necesario, con Am�rica Latina. Pienso que aqu� el problema para Estados Unidos es su propia culpa, y al mismo tiempo, su cercan�a con Cuba, que est� al acecho. Por eso los americanos invadieron Rep�blica Dominicana hace algunos a�os. Es un �rea muy peligrosa, donde nosotros tenemos poco que hacer. Sin embargo, se ha procedido de esta forma. Y el Primer Mandatario contar� con mi apoyo, pero sin que yo ceda en mi preocupaci�n, como Senador y como chileno. Considero que en situaciones como �sta nuestra institucionalidad debe funcionar con m�s tiempo, con m�s detalles, con mayor informaci�n. Yo no s�. Esta noche o ma�ana vamos a o�r en la CNN, en alguna radio o en alg�n canal de televisi�n, hablar de una situaci�n muy peligrosa. Votar� que s�, se�or Presidente. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Mu�oz Barra. El se�or MU�OZ BARRA.- Se�or Presidente, llevo diez a�os en el Senado, estuve cuatro a�os en la C�mara de Diputados, y Sus Se�or�as saben que siempre he mantenido una posici�n muy definida de respaldo a los Gobiernos de la Concertaci�n, a la cual pertenezco, y que no he titubeado en destacar lo que ellos han realizado y seguramente seguir�n realizando. Pero, aun con ese curr�culum de lealtades, quiero confesar que ahora me encuentro sumamente confundido, porque me da la impresi�n de que estoy abandonando principios que he sostenido y defendido durante catorce a�os, ayer en la C�mara de Diputados y hoy en el Senado. Algunos colegas han dado aqu� verdaderas clases pol�ticas, muy acertadas, en lo que respecta a la defensa de valores que consideramos tan propios. Y en buena hora he escuchado defender posiciones de legitimidad y de no intromisi�n en los asuntos internos de los gobiernos. Me he enterado por la prensa de lo acontecido, como la gran mayor�a de los se�ores Senadores. Por tanto, Honorables colegas de Oposici�n, no se sientan ofendidos, pues muchos Parlamentarios de Gobierno tampoco ten�amos informaciones y hemos ido recogiendo antecedentes en medios de comunicaci�n, principalmente escritos. Hemos visto el sufrimiento de Hait� como una verdadera serial triste y tr�gica en los medios de difusi�n internacionales y nacionales. Yo habr�a preferido no tener el privilegio de que el Ej�rcito chileno fuera el �nico del �mbito latinoamericano que va a actuar en Hait� con las fuerzas multinacionales de la ONU. Y ser� el Ej�rcito chileno el �nico que, junto a Estados Unidos, Canad� y Francia, colocar� tapas a un r�gimen que ten�a defectos pero que, seg�n aqu� se ha se�alado, funcionaba sobre la base de un Presidente elegido democr�ticamente, con casi 80 por ciento de los votos, como muy bien indic� un se�or Senador. Podr�a quedarme callado por comodidad. Ayer defendimos al Gobierno leg�timo que hab�a ca�do. Hoy miramos para el lado o para el techo y decimos que en Hait� est� cayendo un Gobierno leg�timo, pero que, por una u otra raz�n, es justificable esta actitud extra�a, que me duele, precisamente del Mandatario que tanto estimo y al que tanto afecto tengo. Sin embargo, uno asume responsabilidades cuando llega a un curul de esta naturaleza. Y la amistad igualmente se fortalece cuando se plantean situaciones en las que uno no concuerda. Al final, el Presidente ser� el Presidente de todos los chilenos, pero es un ser humano falible, que tambi�n se puede equivocar. �Para qu� estamos con cosas, se�ores Senadores! Cuando asumi� el nuevo Presidente de Hait�, m�s vergonzoso no pudo ser. Detr�s de �l estaba el embajador de los Estados Unidos. O sea, quien gatilla esta soluci�n es precisamente esa gran naci�n, el poder econ�mico, pol�tico y militar m�s grande que existe hoy en el mundo y quiz�s por cu�nto tiempo. Y todos esperar�amos que fuera para bien de la Humanidad, aportando toda su tecnolog�a, todo su conocimiento cient�fico, y esparciendo, como ellos se�alan, el ser un pa�s ejemplo, una buena vitrina del sistema democr�tico. En esta improvisaci�n -porque no hubo tiempo para preparar algo con mayores antecedentes hist�ricos-, quiero puntualizar que Estados Unidos, seg�n expres� muy bien un se�or Senador, coloc� durante muchos a�os en Hait� a dictadores realmente crueles, inhumanos, como fueron los de la casta de los Duvalier. Y cuando crey� que ya no le serv�an, los sac�. Estados Unidos, entonces, es un amigo antiguo de la rep�blica haitiana. Pues bien, con el benepl�cito y la simpat�a del pa�s del Norte, Aristide es elegido democr�ticamente Presidente de Hait�, con una inmensa votaci�n. Luego, cuando Aristide enfrenta un golpe de Estado, Estados Unidos manda miles de marines y lo repone en el cargo. Y ahora, tambi�n con la ayuda de los Estados Unidos, sacan a Aristide de la Presidencia de Hait�. Recordando el viejo refr�n, aqu� se podr�a decir que "los cuidados del sacrist�n terminaron matando al ex cura Aristide", quien era el Presidente de la naci�n haitiana. Porque �sa es la verdad. �Para qu� ocultamos las cosas? En un diario de hoy, se�or Presidente, se dice que, consultado un comandante sobre la posibilidad de que su tropa tenga que enfrentar a fuerzas rebeldes que se opongan a la presencia de ej�rcitos extranjeros en Hait�, esa alta autoridad militar reconoci� que ello puede ocurrir. �Pero cu�les son las fuerzas rebeldes haitianas? �Las que estaban con el Presidente elegido democr�ticamente? �Cu�les son las fuerzas rebeldes? �Los antiguos tonton macoutes, como aqu� se indic�! Porque en el grupo que estableci� la contrarrevoluci�n hay verdugos que participaban en las polic�as y escuadrones de la muerte que reinaron durante toda la dictadura de los Duvalier. �Y �sos son hoy d�a los dem�cratas, �sos son hoy d�a los patriotas, los que tienen la raz�n para buscar un mejor horizonte a ese pa�s tan triste, que no ha podido levantarse! Por consiguiente, las cosas se han dado vuelta y los verdugos de ayer son los salvadores de hoy, los �ngeles de esta rep�blica que vive tan tristemente estos d�as. Se�or Presidente y se�ores Senadores, en esta improvisaci�n, surgida al calor de las intervenciones, quiero se�alar que me preocupa la situaci�n. En el pasado, Estados Unidos impulsaba todas las dictaduras que cre�a conveniente en Am�rica Latina. Pero hoy estamos asistiendo a la creaci�n de un nuevo sistema para hacer caer gobiernos leg�timamente constituidos. Bastar�a que ma�ana o pasado surgiera una oposici�n organizada en cualquier pa�s -�por qu� no en el nuestro?- y que este sector -ojal� ello nunca ocurra- sea abastecido de armamento, lo que no es dif�cil en el mundo actual, para provocar una resoluci�n de las Naciones Unidas o de la OEA para intervenir y voltear a un Presidente elegido leg�timamente. O sea, se cambia el libreto, pero la intervenci�n -repito- es la misma. Quiero manifestar, adem�s, que hay cosas que no puedo entender. Mientras Chile quiere mandar fuerzas armadas a Hait�, al igual que Estados Unidos, Canad� y Francia -ning�n otro pa�s de Am�rica Latina lo ha hecho-, �qu� informaci�n hemos recibido por el cable internacional o los canales chilenos? Que los m�s humildes de Hait�, en nombre de quienes se est� haciendo esta contrarrevoluci�n o este golpe -como se quiera llamar-, son quienes dicen que Aristide es el Presidente hasta el 2005, porque hasta esa fecha fue elegido. O sea, los m�s modestos, los m�s pobres, los m�s desvalidos, son los que hoy d�a est�n haciendo barricadas en defensa de un gobierno constitucional y leg�timo. En mi opini�n, se�or Presidente, las Naciones Unidas y la OEA han tomado no el camino m�s c�modo, sino el que m�s conven�a a una naci�n poderosa. Alguien dec�a que �stos son los costos de pertenecer a un mundo globalizado y que jugar en las ligas mayores nos obligaba a estas cosas. �Por favor, se�ores Senadores! La globalizaci�n y el ingreso a las ligas mayores no implican el derrocamiento de Presidentes elegidos democr�ticamente. Esos elementos no justifican el env�o de soldados, que, como se sostiene en la prensa, deber�n enfrentar a las fuerzas rebeldes, si es necesario. �Qui�nes constituyen el contingente chileno que viajar� a Hait�? �Son exclusivamente expertos, como se se�ala en alguna de las partes del documento que se nos ha entregado? �S�lo van a preocuparse de las comunicaciones, del transporte y de la sanidad? No, porque tambi�n se habla de polic�a militar. En efecto, ocurre que estos 120 soldados tienen un alto grado de entrenamiento. �En qu� especialidad? En la de comando. Y aqu� hay distinguidos representantes de las Fuerzas Armadas para corroborarlo. �Y qui�n no sabe para qu� son los comandos? �Cu�l es el papel que a ellos les corresponde en la avanzada de cualquier conflicto? Desgraciadamente, vamos a tener que asumir, como alguien anticipaba, alguna acci�n de la cual seguramente no s�lo nos ruborizaremos, sino que, adem�s, nos dar� verg�enza. Sin querer se�alar que el caso de Iraq es el mismo de Hait�, cabe recordar que, desde la llegada de las fuerzas militares a ese pa�s, ya van m�s de 800 soldados libertadores muertos por quienes hoy est�n prefiriendo, incluso, al dictador de ayer. Alguien preguntaba aqu�: �deber�a extra�arnos que el d�a de ma�ana Aristide llegue de nuevo a ser Presidente de Hait�, cargo que le corresponde? Se�or Presidente, esta intervenci�n realmente me duele y es probable que no guste a algunos de mis amigos Ministros, a quienes les pido que comprendan que estoy en el Senado -justa o injustamente- para decir, con transparencia y sinceridad, algunas cosas que yo siento: no estoy contento con la decisi�n que se ha tomado. Seguramente m�s de alguna sonrisa se ver� en esta Sala. Pero tengo que pagar los costos de ser hombre de Gobierno, que otorga su apoyo a un Presidente que ha hecho muchas cosas buenas, aunque, como alguien dec�a, �sta sea tal vez la decisi�n m�s extra�a que ha adoptado. Y estoy cierto de que desgarra y duele a muchos Senadores entregar, sin entusiasmo, su voto favorable para respaldar la ida de soldados chilenos a Hait�, pa�s que algunos quieren m�s, porque lo conocen. En todo caso, por muchas razones, debemos sentir afecto y cari�o hacia un pa�s de nuestro propio continente. Se�or Presidente y estimados colegas, a pesar de la emotividad que han trasuntado mis palabras y el tono de mi voz, manifiesto mi apoyo leal a la petici�n presidencial. Porque la gente honorable expresa su respaldo en las buenas y en las malas, no s�lo cuando a uno le conviene. Yo formo parte de un Gobierno, que tiene aciertos y tambi�n este desacierto. Por esa raz�n, asumo mi responsabilidad y entregar�, por respeto al Presidente de la Rep�blica, mi voto favorable. He dicho. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, hab�a resuelto no hablar, porque me sent� muy interpretado por la intervenci�n del Senador se�or N��ez al comienzo de esta sesi�n. Sin embargo, considero que este pronunciamiento es importante desde el punto de vista de la pol�tica internacional de Chile. No estamos resolviendo un asunto cualquiera. �ste tiene una naturaleza bastante compleja. Ante una circunstancia as�, me parece relevante, por la responsabilidad individual que nos corresponde como Senadores, manifestar mi opini�n, aunque sea brevemente. Quiero decir que votar�, con convicci�n, a favor de la petici�n presidencial, entendiendo todas las complejidades que involucra, porque la argumentaci�n contraria, sin perjuicio de los temores que a todos nos provoca una intervenci�n internacional en un lugar como Hait�, a mi juicio, escabulle un elemento central. Se ha dicho que �sta es una decisi�n precipitada del Presidente de la Rep�blica. Yo creo que no. Se trata de una determinaci�n que se debi� adoptar r�pidamente, porque Chile fue requerido de urgencia por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para componer una fuerza de emergencia que imponga la paz en Hait�. Ante ello, el Primer Mandatario ten�a dos caminos: responder que s� o dilatar su respuesta, lo que equival�a a decir que no. La situaci�n es complicad�sima y no hab�a, frente a esa urgencia, m�s que dos alternativas. Y el Presidente opt� por una. Si yo estuviera en desacuerdo con esta opci�n, francamente votar�a que no, por respeto al Senado y a las responsabilidades que nos competen en la conducci�n de las relaciones internacionales. Porque en ninguna democracia es escandaloso que un Presidente pierda una votaci�n en el Congreso. �Por favor! Si queremos madurar una democracia, esto puede ocurrir. A m� no me escandaliza. En la vieja democracia chilena, por ejemplo, se vot� en contra de un viaje a Estados Unidos del Presidente Frei Montalva y el pa�s no se paraliz�, ni aqu�l perdi� prestigio ni prestancia internacional. El punto es si corresponde al inter�s de la pol�tica internacional chilena participar o no en esta misi�n de las Naciones Unidas, y si ello es acorde a la visi�n del orden internacional que deseamos construir en un mundo que se caracteriza por el desorden. Y uno de los elementos centrales de nuestra pol�tica internacional es la afirmaci�n de un orden multilateral, la afirmaci�n de las Naciones Unidas, la afirmaci�n de un orden que no dependa s�lo de la potencia militar mundial �nica. Por eso, nos abstuvimos en el caso de Iraq. Hubo muchas voces aqu� -incluso dentro de nuestra coalici�n- que nos dijeron que esa decisi�n era imprudente, precipitada, y que pondr�a en peligro los intereses estrat�gicos de Chile -as� lo dijo un se�or Senador- que consist�an en garantizar los mercados norteamericanos. Pero no nos abstuvimos, y una abstenci�n de un pa�s sin derecho a veto es un "No". Y arriesgamos -por lo menos as� se dec�a- la postergaci�n del Tratado de Libre Comercio, precisamente porque quer�amos fortalecer el papel de las Naciones Unidas e intentar construir, en este desorden en que se encuentra el mundo, alg�n orden basado en el Derecho. A mi juicio, �se es el eje central de la pol�tica exterior de Chile. Adem�s -y esto es algo que fuimos desarrollando en los a�os 90-, como necesitamos que el orden sea lo m�s seguro posible, debemos contribuir a su construcci�n. Por eso, empezamos a desarrollar una iniciativa m�s activa que la hist�rica: las misiones de paz de las Naciones Unidas. Se han ido dise�ando doctrinas de Estado y en las propias Fuerzas Armadas, porque si Chile desea un orden basado en el Derecho Internacional -empresa que es dificil�sima-, debe contribuir tambi�n a ese orden. Por eso, el Ej�rcito de Chile y el Ministerio de Defensa -as� lo dice el �ltimo Libro de la Defensa Nacional- est�n en la idea de contar con Fuerzas Armadas para la cooperaci�n y para cumplir con lo que ha sido siempre su misi�n hist�rica: la disuasi�n. A ello obedecen las escuelas destinadas a impartir instrucci�n relativa a misiones de paz, que son completamente distintas de las misiones de disuasi�n para las cuales estuvieron hist�ricamente entrenadas las Fuerzas Armadas chilenas. Sin embargo, cuando las Naciones Unidas -no Estados Unidos, sino el Secretario General de ese organismo, Kofi Annan-, a requerimiento de un Gobierno que aparece con un peque�o hilo de continuidad del R�gimen anterior -despu�s quiero decir un par de cosas sobre Hait�-, pide a Chile que contribuya a este esfuerzo, se argumenta que la misi�n est� llena de peligros y que ir�a en contra de nuestros intereses. Yo respeto todas las opiniones. Compa�eros nuestros dicen que deber�amos avergonzarnos por involucrarnos en este asunto. Sin embargo, debo manifestar que no tengo ninguna verg�enza. Ciertamente, vamos a participar con tropas americanas, las cuales han cometido muchas fechor�as en el mundo y espec�ficamente en Am�rica Central. Pero ahora se trata de un mandato de las Naciones Unidas, es decir, de una legitimidad distinta, que es la que deseamos afirmar en el mundo. Porque la comunidad internacional, en este mundo ca�tico, tambi�n tiene derecho a alguna intervenci�n humanitaria. Si �sta en Ruanda hubiera sido oportuna, millones de ni�os no habr�an sido degollados. Las realidades que estamos viviendo deben apelarnos a los dem�cratas y humanistas del mundo. El asunto es complejo. Claro que es complejo y nuevo. Pero que no se diga en esta Sala -porque yo, por lo menos, no lo creo as�- que estamos sirviendo a la potencia imperial del Caribe. Objetivamente no es as� en este caso particular. La resoluci�n tomada apunta en otra direcci�n. Hemos dicho que si pretendemos participar en el orden mundial debemos contribuir a �l. Para ello nos hemos preparado doctrinaria y operacionalmente. Esta misi�n presenta mayores complejidades que otras, desde el punto de vista log�stico hasta el de los riesgos. En el caso de Timor, no se descartaba que habr�a problemas ni se garantizaba elecciones libres en un pa�s que estuvo desgarrado por la ocupaci�n de Indonesia, incluso por la propia guerra civil. Chile tiene un compromiso antiguo con Hait� y con sus esfuerzos democr�ticos de los �ltimos diez a�os. Apoyamos al Presidente Aristide cuando fue restituido por la comunidad internacional y tambi�n por tropas americanas, despu�s del golpe de Estado de Cedr�s. Personalmente conozco bien a quien fue el primer ministro del Presidente Aristide en su Gobierno anterior: Rony Smarck, viejo amigo nuestro que vivi� en Chile durante los a�os de la antigua democracia, antes del golpe. Es uno de los pol�ticos j�venes -quiz�s ya no tan joven: es cincuent�n- m�s decentes y honestos de ese pa�s, que hoy d�a est� en las filas de la Oposici�n. Y la situaci�n es variopinta: hay dem�cratas y tonton macoutes. Asimismo, est�n los tonton macoutes de Aristide, que asuelan Puerto Pr�ncipe. O sea, tambi�n participaron. Es un drama. Es esperanza, adem�s -porque no hay que ver las cosas en blanco y negro-, de este cura de la Teolog�a de la Liberaci�n de los a�os 60, que termina cazado por el sino tr�gico de Hait�. Es un hombre que gobierna hace cuatro meses por decreto y que se apoya en fuerzas policiales de dudos�sima convicci�n democr�tica. Aqu� no estamos frente a una asonada que bota un Gobierno. Toda la prensa internacional dec�a que Aristide no controlaba el pa�s si perd�a el apoyo americano y franc�s. Y efectivamente lo perdi�. Y hay un problema. No quiero eludirlo en esta intervenci�n: el hilo constitucional es muy d�bil. Desgraciadamente, no se encuentra en la Sala la Senadora se�ora Matthei, para recomendarle que no se r�a -como anunci�- cuando nos refiramos al Presidente Allende, porque no hay ninguna duda de que fue derrocado y de que muri� en el Palacio de la Moneda. Y ese ejemplo fue universal. En cambio -hay que decir las cosas como son-, Aristide firm�. Seguramente lo hizo presionado, pero firm�. Es un hilo delgad�simo, y estoy completamente consciente de aquello. En fin, esos son los datos que conforman esta realidad. Por �ltimo, deseo manifestar lo siguiente. Se trata de una decisi�n que debi� ser tomada con la rapidez indispensable, porque la dilaci�n significaba "No". Frente a crisis de emergencia, los Estados deben resolver con celeridad. Hay asuntos que se pueden dilatar y otros no. El Presidente de la Rep�blica pudo habernos hecho consultas no constitucionales, informales. Me habr�a gustado que lo hiciera. Pero no haber actuado as� no significa afirmar -lo expres� un se�or Senador- que aqu� no funcionan las instituciones. Pero, por favor, �qu� estamos haciendo? En mi opini�n, este debate ha sido muy rico y, a veces, desgarrador, como la intervenci�n del Honorable se�or Mu�oz Barra. Porque la situaci�n es muy compleja y podemos votar que no o que s�. Como Senado debemos asumir nuestra propia responsabilidad. De ese modo funcionan las instituciones, de lo contrario, nos desvalorizamos. No comparto la queja permanentemente repetida en cuanto a la "ausencia" -entre comillas- de nuestros poderes. No creo que ella nos sirva ni como representantes populares, ni como Senadores, ni como conductores pol�ticos, porque tenemos poderes. La cuesti�n es saber usarlos. Y yo, utilizando el poco que tengo, votar� a favor de la petici�n presidencial. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Pizarro. El se�or PIZARRO.- Se�or Presidente, sin duda, en el debate ha habido argumentos de distinta �ndole, todos leg�timos, por supuesto. Sin embargo, lo esencial para tomar una decisi�n correcta es plantearse, en primer lugar, si la resoluci�n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es o no es correcta. Y de eso hemos hablado poco. Porque Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad act�an y se preocupan del tema a petici�n de dos instancias muy importantes para definir el criterio con que nosotros debemos adoptar nuestra decisi�n. La primera proviene de la Organizaci�n de Estados Americanos (OEA). Y es bueno que los Senadores tengamos presente que ella actu� durante el proceso de crisis que vive Hait� y que lo hizo buscando una soluci�n pol�tica y una negociaci�n entre los protagonistas, pero sin �xito. Al no obtenerlo y frente a la gravedad de la crisis la OEA pidi� al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -que tiene facultades para actuar en esa materia- que estudie la posibilidad de intervenir con una fuerza de paz. Esto ocurri� la semana pasada. Y como nuestro Gobierno forma parte de la OEA y tenemos all� un Embajador, cuenta con la informaci�n adecuada para efectuar un seguimiento al proceso de la naci�n caribe�a. La segunda petici�n vino del Presidente provisional de Hait�, el d�a del derrocamiento o la destituci�n -como quiera llam�rsele- del Presidente Aristide, quien firm� la renuncia y sali� al exilio en las condiciones que la opini�n p�blica conoce. Y el Presidente provisional, que sigue la l�nea constitucional, solicita a Naciones Unidas y a su Consejo de Seguridad una intervenci�n que permita la pacificaci�n del pa�s. �Para qu�? Para que, a trav�s de esa pacificaci�n, los propios haitianos cuenten con las condiciones m�nimas para buscar la soluci�n m�s definitiva, m�s estrat�gica a la grave crisis por la que atraviesan. Por lo tanto, la primera pregunta que se debe hacer el Senado es si el Presidente Lagos tom� la decisi�n correcta al instruir a su Embajador votar a favor la resoluci�n de Naciones Unidas de enviar una fuerza de intervenci�n pac�fica a Hait�. �se es el debate. �sa es la primera pregunta. En mi modesto parecer, apruebo la decisi�n presidencial, la respaldo total y absolutamente. �Alg�n pa�s o Gobierno que compone el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas vot� en contra de esa resoluci�n? �Alguno dijo: "Mire, no, porque no existen condiciones humanitarias en Hait�, y estamos en presencia de un golpe de Estado puro y simple, por lo tanto, cualquier resoluci�n que tomemos significar�a respaldarlo"? �No, ninguno! Porque no es �sa la realidad que se vive all�, ni se han dado as� las cosas en su proceso de crisis. Por lo tanto, lo primero que debe hacer esta Corporaci�n es respaldar al Presidente de la Rep�blica en la resoluci�n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y esta decisi�n -y aqu� es donde ha habido un debate absolutamente equivocado- no implica apoyar un golpe de Estado, ni reconocer, avalar o legitimar el procedimiento utilizado para destituir al Presidente Aristide y tener hoy d�a un Presidente provisional. Lo que est� haciendo la resoluci�n de Naciones Unidas es responder a la obligaci�n �tica, moral y humanitaria de ir en ayuda de un pa�s que se est� desangrando, inmerso en la lucha ca�tica y muy terrible de una sociedad que no puede controlar, donde hay ba�os de sangre. Esto no ha ocurrido solamente en esta �ltima semana, sino que es un proceso que lleva largo tiempo. Y quienes han seguido la historia fidedigna de los acontecimientos saben que la situaci�n es francamente insostenible. La segunda pregunta que debemos hacernos es si corresponde o no que el Presidente de Chile, ante la petici�n del Secretario General de Naciones Unidas, ayude a implementar la decisi�n que el propio pa�s ha respaldado en el Consejo de Seguridad. �Y c�mo se concreta esa decisi�n? Con el env�o de tropas que cumplan una funci�n espec�fica y determinada. Un rol claro establecido en la propia resoluci�n. Creo que en un pa�s como el nuestro debe haber un m�nimo de coherencia, un m�nimo de consecuencia respecto de las decisiones que se tomen en el �mbito internacional al cual pertenecemos y hemos tratado de fortalecer a prop�sito de los hechos ocurridos en el mundo en los �ltimos a�os. Ese m�nimo de coherencia obliga �tica y moralmente, en pro del resguardo de los intereses del pa�s y de la regi�n, a actuar en consecuencia y, por lo tanto, a acceder a la petici�n del Secretario General de Naciones Unidas. Sin embargo, en vez de realizar esa discusi�n de fondo y preocuparnos del rol que nos corresponder� en Hait�, el debate gira en torno de si el Presidente de la Rep�blica consult� o no consult�, si actu� r�pido o no actu� r�pido, si estamos apoyando o no un golpe de Estado. El debate no es �se. La secuencia de hechos que he relatado es bastante m�s presentable que muchas otras crisis de pa�ses vecinos, donde los Presidentes han sido sacados de peores maneras que el de Hait�. Y si no lo creen, pregunten a S�nchez de Lozada, a De la R�a, a Mahuad o a Fujimori. Todos sabemos lo que ha pasado en Paraguay y en muchos otros lugares de Am�rica Latina. Pienso que el Presidente de la Rep�blica, en uso de sus facultades, y siendo coherente con los objetivos de la pol�tica exterior de Chile, ha actuado correctamente, tanto frente a la decisi�n del Consejo de Seguridad como en su implementaci�n, la cual significa el env�o de tropas a Hait�. Considero conveniente hacer otra reflexi�n. Cabe preguntarse por qu� Kofi Annan le pide a Chile que env�e tropas. Podr�a haberlo solicitado a muchos otros pa�ses miembros del Consejo de Seguridad. A mi juicio, la respuesta es m�s que obvia: Chile es una de las pocas naciones en Am�rica Latina en condiciones de implementar leg�timamente una resoluci�n de Naciones Unidas de este car�cter. Lo que para algunos puede ser un problema, constituye claramente un reconocimiento a las condiciones imperantes hoy en d�a en nuestro pa�s. En mi opini�n, forma parte del fortalecimiento de una pol�tica exterior y habla bien del funcionamiento de nuestro sistema pol�tico, de nuestra democracia, de nuestra econom�a, y de la forma como hemos encarado las relaciones internacionales. Por lo tanto, no es tan sencillo llegar y decir: "Mire, nosotros debi�ramos decir que s� a Naciones Unidas, pero negarnos al env�o de tropas para implementar su resoluci�n". Porque Chile no s�lo est� en condiciones de hacerlo como pa�s, sino que, sin ser peyorativo, la verdad es que en la regi�n, en Latinoam�rica, son muy pocos los Estados que pueden implementar una decisi�n de este tipo. Algunos podr�n mencionar a Brasil. S�, es cierto. Brasil debiera estar en condiciones, pero tiene una pol�tica muy particular y en este tipo de materias se abstiene, no se "moja", no asume responsabilidades. Y tambi�n tiene demasiados problemas internos como para agravarlos con esta otra situaci�n. O tal vez M�xico. Pero este pa�s ha tenido una pol�tica exterior bastante parecida a la de Brasil. Por consiguiente, debemos enmarcarnos en los objetivos centrales de nuestra pol�tica exterior. De manera que no me parece que la cr�tica y el cuestionamiento que aqu� se ha hecho al Presidente de la Rep�blica signifiquen un menoscabo al Senado. Porque en este momento estamos siendo consultados para aprobar o rechazar la materializaci�n de una decisi�n tomada por el Primer Mandatario. �l no deber�a molestarse si rechaz�ramos la petici�n de env�o de tropas -est� dentro de nuestras facultades- y, por nuestra parte, no corresponder�a que nos incomod�ramos si, a su vez, resolviera mandarlas a Hait� en forma oportuna. Porque existe un tiempo limitado para cumplir a cabalidad esa funci�n. Los organismos internacionales no toman medidas que no se puedan implementar o no tengan la eficacia necesaria. Y los pa�ses tampoco se pueden dar el lujo de que el d�a de ma�ana, producto de no haber intervenido oportunamente, se generalice el ba�o de sangre en esa naci�n. �A qui�n le echar�an la culpa o qui�nes se responsabilizar�an de ello? La rapidez con que se ha tomado esta decisi�n es coherente con lo que Chile ha realizado en Hait� durante los �ltimos a�os. En la mayor�a de los ciudadanos, e incluso en muchos de nosotros, no existe clara conciencia de la ayuda que hemos brindado a ese pueblo. Tal vez somos el �nico pa�s latinoamericano que lo hace. No se encuentra presente el ex Presidente de la Rep�blica y actual Senador se�or Frei, pero a partir de su Gobierno se han venido implementando en el �rea de la salud programas de cooperaci�n sumamente importantes y beneficiosos para los haitianos, de los cuales puede dar fe la se�ora Ministra de Defensa Nacional, porque cuando desempe�� la Cartera de Salud le toc� participar tambi�n en su ejecuci�n. Estoy hablando de programas de cooperaci�n significativos. Nuestro pa�s tiene all� una misi�n diplom�tica. Adicionalmente, forma parte de un grupo de amigos de Hait� que ha estado permanentemente preocupado de esta situaci�n. A diferencia de otras naciones, estamos involucrados en el tema. No podemos hacernos los lesos o los locos, menos a�n cuando en este proceso, reitero, han participado todas las instancias que buscaron previamente soluciones pol�ticas, como la OEA y las Naciones Unidas, que han actuado en uso de sus atribuciones. Y Chile es miembro de ellas. Por �ltimo, creo que el elemento esencial que seguramente llev� al Jefe del Estado a aceptar la solicitud del Secretario General de las Naciones Unidas lo constituye el hecho de que disponemos de un contingente preparado para actuar en estas misiones. Otros pa�ses no cuentan con �l y aunque tengan la voluntad de ayudar no podr�an concretarla. Nosotros estamos en condiciones de hacerlo. Y est� bien, porque tal decisi�n obedece tambi�n a una visi�n estrat�gica que ha ido desarrollando nuestra sociedad en su conjunto y a un criterio que deber�a convertirse en una pol�tica de Estado permanente en el caso de las relaciones exteriores. �sa es otra de las razones por las cuales nadie en el Senado deber�a molestarse con motivo de las decisiones que el Primer Mandatario toma en materia de relaciones internacionales. Porque dentro de sus facultades exclusivas figura el manejo de la pol�tica exterior. En algunos casos debe solicitar la aprobaci�n o el rechazo del Senado. Y �ste es uno de ellos. Pong�monos en la hip�tesis de que el Presidente de la Rep�blica hubiera empezado al rev�s, recabando la opini�n de los partidos. Entonces estar�amos diciendo: "�Por qu� consulta a los partidos, en circunstancias de que somos los Senadores los que debemos pronunciamos en conciencia, de acuerdo a los antecedentes con que contamos? Los partidos no tienen por qu� darnos instrucciones". Quiz�s el Primer Mandatario deber�a haber conversado con todos nosotros. Probablemente alcanz� a hacerlo con algunos. Entiendo que al Presidente de la Comisi�n de Relaciones Exteriores se le entreg� ayer cierta informaci�n y algunos Senadores accedimos a ella. Sin embargo, el debate desarrollado esta tarde; los antecedentes con que contamos; la coherencia entre nuestra pol�tica exterior y la forma como Chile ha estado trabajando en el Consejo de Seguridad; la prioridad que hemos fijado para el fortalecimiento de los organismos multilaterales; la consecuencia con las decisiones que hemos adoptado frente a la terrible crisis humanitaria que vive Hait�, nos obligan a respaldar la decisi�n del Presidente de la Rep�blica, en la convicci�n de que estamos haciendo lo correcto y de que es absolutamente necesario que la fuerza de intervenci�n para lograr la pacificaci�n de ese pueblo tenga un componente latinoamericano. Y �ste, para tales efectos, lo representa Chile. Votar� a favor de la petici�n. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Parra. El se�or PARRA.- Se�or Presidente, intervengo movido por la cr�tica reiterada e injustificada que se ha hecho hoy en la Sala al Presidente de la Rep�blica, lleg�ndose al extremo de sugerir que Su Excelencia ha alterado el normal funcionamiento de las instituciones pol�ticas del pa�s. No hay ninguna raz�n de car�cter jur�dico o pol�tico que justifique ese discurso, que, por desgracia, ha marcado el contenido del debate. Por el contrario, la lectura de los preceptos constitucionales y de la ley N� 19.067 no puede sino llevar a la conclusi�n de que el Jefe del Estado, como ha ocurrido permanentemente en su gesti�n de gobernante, ha dado estricto y fiel cumplimiento a las disposiciones que rigen el funcionamiento del Estado. En efecto, como aqu� se ha recordado, conforme al art�culo 32 de la Constituci�n, el Primer Mandatario tiene la responsabilidad de conducir las relaciones exteriores. A �l le corresponde la tarea de disponer de las fuerzas de aire, mar y tierra con que cuenta la naci�n. Y en las decisiones que adopta, conforme al art�culo 49, N� 5), de la Carta Fundamental, cuando �sta o la ley as� lo establecen, debe someter a la aprobaci�n del Senado las resoluciones pertinentes. Y eso es lo que ha hecho. Eso es lo que ordena el art�culo 4� de la ley N� 19.067, que autoriza al Presidente para disponer la salida de tropas, condicionada, en primer lugar, al informe de la respectiva rama de las Fuerzas Armadas -tr�mite que se cumpli�, como es de p�blico conocimiento porque el propio General Emilio Cheyre lo inform� a todo el pa�s- y, luego, a someter dicha decisi�n a la aprobaci�n del Senado. A esa solicitud obedece el presente debate y la resoluci�n que esta tarde estamos adoptando. Por lo tanto, no se diga, porque se da�a el buen funcionamiento del pa�s, que aqu� se est�n alterando las condiciones de nuestro funcionamiento institucional. No se le atribuyan al Presidente de la Rep�blica actos de desviaci�n de poder en los que no ha incurrido. Por el contrario, una vez m�s, con su acci�n y con su ejemplo, ha demostrado la voluntad de contribuir al funcionamiento de las instituciones nacionales. Votar� favorablemente y con convicci�n, por las razones que de manera tan brillante expusieron los Senadores se�ores Gazmuri y Pizarro, la petici�n del Presidente de la Rep�blica. La aprobar�, tambi�n, por los motivos que paso a enumerar. En primer lugar, porque responde a una solicitud formulada por la Organizaci�n de las Naciones Unidas a trav�s del Consejo de Seguridad. No fue el requerimiento de un tercer Estado lo que determin� la decisi�n chilena. Por el contrario, ella deriv� del compromiso con el orden mundial, con el Derecho Internacional y, muy especialmente, con el derecho humanitario internacional. En segundo t�rmino, porque esta presencia militar es pacificadora. Se trata de una fuerza multilateral que quiere contribuir a que Hait� reencuentre condiciones para el funcionamiento de sus propias instituciones. Y ser� en un ambiente de paz y de respeto rec�proco entre los ciudadanos de ese pa�s, con sujeci�n a su propia normativa constitucional, donde hallar�n soluci�n los graves conflictos pol�ticos que han destrozado a esa naci�n y la han precipitado a una lucha fratricida. En fin, el sentido de esta fuerza multinacional es llevar la aplicaci�n de los principios y las normas de la Organizaci�n de las Naciones Unidas; poner fin a la serie de actos atentatorios principalmente contra el derecho a la vida de los haitianos, que han venido haciendo ilusorios all� los postulados de la Carta de Derechos Humanos de la Organizaci�n de las Naciones Unidas. Hay, pues, sobradas razones para respaldar esta decisi�n presidencial, y para que la presencia de Chile contribuya a que Hait� reencuentre la paz y la fraternidad de sus habitantes. La cr�tica que siempre aparece con alg�n mayor grado de fundamentaci�n es la que se relaciona con el manejo de las urgencias. Pero recuerden Sus Se�or�as que estamos ante una emergencia. Nuestra Carta Fundamental, al referirse a los estados de excepci�n constitucional, reconoce la necesidad de actuar -muchas veces antes de obtener las aprobaciones legales correspondientes- para conjurar emergencias extremas. Y no cabe duda de que, como aqu� bien se ha dicho, en este caso estamos en presencia de una de esas situaciones, que naturalmente el Presidente de la Rep�blica -con mayor conocimiento del que podemos adquirir a trav�s del debate- ha debido juzgar en plenitud para adoptar su decisi�n. Por esas razones, se�or Presidente, votar� favorablemente la petici�n del Jefe del Estado. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Chadwick. El se�or CHADWICK.- Se�or Presidente, espero ser breve, porque la discusi�n ha sido demasiado extensa y los argumentos muy completos; pero debo mencionar b�sicamente dos puntos al fundar mi voto. Durante el debate hemos escuchado -con bastante raz�n-, que muchos Senadores se lamentan de formar parte de una instituci�n a la cual se ha calificado de "buz�n". Sin embargo, cada cosa es lo que es. A m� no me gusta llorar ni reclamar por nuestras propias culpas. No es responsabilidad del Primer Mandatario si el Senado tiene esa caracter�stica, sino nuestra. Cualquier Presidente de la Rep�blica desear�a -m�s a�n, gozar�a- tener un Senado-buz�n. Tengamos conciencia de que muchas veces -como en esta oportunidad, en que nos quejamos o que reclamamos que se ve debilitado en sus atribuciones- el hecho no es atribuible al Jefe del Estado, sino a nosotros mismos. De lo que s� debe responder el Primer Mandatario es de algo que me parece especialmente grave: haber comprometido la responsabilidad del pa�s ante el Secretario General de las Naciones Unidas, usando una atribuci�n que no le es total. �l carece de sustento constitucional para ofrecer ante un organismo internacional, por su sola voluntad, el env�o de tropas chilenas al extranjero. Es un problema serio, porque el Presidente de la Rep�blica obliga al pa�s, sin contar con la atribuci�n constitucional ni legal para hacerlo. Leg�timamente, algunos se�ores Senadores sostienen -es muy respetable que lo hagan- que no podemos dejar al Primer Mandatario sin respaldo frente a esta situaci�n. Otros pensamos que, as� como no podemos llorar por ser un "Senado-buz�n", tampoco est� en nuestras manos apoyar siempre al Presidente, inclusive en el caso de ejercer atribuciones que no le corresponden. Hay en eso una responsabilidad pol�tica muy seria, pues no dispone de facultades para haber dicho y hecho lo que el Excelent�simo se�or Lagos dio a conocer hace no menos de 48 horas. El asunto, aunque importante, es s�lo formal. A mi juicio, lo esencial o de fondo no radica tanto en los argumentos pol�ticos o internacionales se�alados, sino en que, durante el debate -salvo la intervenci�n del Senador se�or Pizarro-, ha quedado claro que en todos los sectores hay mayor�a de pareceres en cuanto a que el asunto es complejo. Cuando los se�ores Senadores admiten eso, quiere decir que estamos llenos de dudas e incertidumbres. Se ha expresado desde diversos sectores que faltan antecedentes. No sabemos qu� pas� en Hait�. Algunos se�alan que se llev� a efecto un golpe de Estado; otros, que hubo intervenci�n americana o que se trata de una sublevaci�n popular. No sabemos bien lo sucedido. Es imposible precisarlo exactamente, porque ocurri� hace menos de 48 horas. El domingo �ltimo se produjo el desenlace. Pero lo m�s grave de todo lo escuchado durante el debate es que ignoramos lo que va a pasar. �No lo sabemos! Un Honorable colega del sector oficialista hizo la reflexi�n de que estar�amos "ad portas" de una nueva Somalia. Desconocemos lo que acontecer�. Se se�al� igualmente que hemos actuado con precipitaci�n, que estamos solos y que los miembros de la Comisi�n de Relaciones Exteriores del Senado -incluso su Presidente, el Senador se�or N��ez- manifestaron que se requiere hacer un profundo an�lisis de lo ocurrido para determinar si hay o no hay un cambio en nuestra pol�tica exterior. Chile, despu�s de haber colaborado siempre con sus agentes diplom�ticos y autoridades a "construir" la paz, pasar�a a constituirse en un pa�s que ofrece sus fuerzas militares para "imponer" la paz. Pero, �qu� surge principalmente de todo el debate? Que hay dudas, incertidumbres, temores, que no sabemos bien lo que va a ocurrir, que ignoramos qu� sucedi�. Y mientras existen todas esas dudas pol�ticas acerca del porqu�, el para qu� y qu� es lo que vendr�, resulta que en menos de 48 horas, compatriotas nuestros van a estar en Hait�, con la obligaci�n de usar la fuerza, sin conocer sus responsabilidades. Y, mucho m�s grave a�n, podr�n ser v�ctimas de aqu�lla. Mientras nosotros tenemos diversas dudas, hay incertidumbre acerca de la determinaci�n que debemos tomar. Y yo, se�or Presidente, sin querer hablar en t�rminos de argumentaci�n ideol�gica, pienso que si hay una decisi�n del Senado que debe ser adoptada con la mayor convicci�n, con las menores dudas, con la m�xima certeza, con las mejores fundamentaciones morales en cuanto a por qu� la adoptamos, con conocimiento cabal acerca de lo que vendr� y con las mejores fundamentaciones pol�ticas del para qu� se adopta, es esta de enviar tropas chilenas al extranjero, porque ello significa que compatriotas pueden ser v�ctimas de la violencia o que, eventualmente, tengan que usar la fuerza. Si hay alguna decisi�n del Senado que requiere responsabilidad, prudencia, seriedad, tiempo y, sobre todo, convicci�n moral, es precisamente �sta. Por eso, se�or Presidente, dados el breve plazo de que disponemos para pronunciarnos, la forma en que se ha planteado la situaci�n y las incertidumbres y dudas surgidas durante el debate, m�s all� de cualquier aspecto formal o de car�cter pol�tico, en conciencia no puedo contribuir con mi voto a aprobar la solicitud de enviar compatriotas a Hait�, que podr�a colocar en riesgo sus vidas. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or R�os. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, no ten�a pensado intervenir, pero lo dicho por el Senador se�or Pizarro me decidi� a expresar lo siguiente. Seguramente los problemas m�s delicados que deben enfrentar los Presidentes, los Jefes de Estado, son precisamente los que implican asuntos complejos y dif�ciles, con lo que demuestran su capacidad, su liderazgo y su entendimiento de las cosas nacionales y for�neas y su respeto hacia los organismos internacionales en los cuales Chile act�a y donde ha comprometido su participaci�n en forma definida, clara y transparente. Y ese hecho es, al parecer, lo m�s trascendente del actual debate. Tengo la sensaci�n de que la resoluci�n del Presidente Lagos se funda en un conocimiento pleno de todos los antecedentes existentes en cuanto a la pol�tica interior del pa�s al cual concurrir�n soldados chilenos. Debo entender que la medida fue conversada con nuestras autoridades militares y, tambi�n, que la ONU analiz� y estudi� con profundidad la materia antes de formular la solicitud. Era evidente que cada d�a la situaci�n de Hait� -as� nos enteramos nosotros a trav�s de los diarios- iba transformando a esa naci�n en una ebullici�n de problemas sociales, pol�ticos, militares, paramilitares y de todo orden. Finalmente, se lleg� a esta resoluci�n de varios pa�ses, solicitada por Naciones Unidas, en orden a actuar. En lo personal, siento alg�n grado de admiraci�n porque uno de esos pa�ses sea el nuestro. No es un grupo de hombres comunes y corrientes los que van. Son soldados chilenos. Por tratarse de ayuda humanitaria, el Presidente de la Rep�blica podr�a haber optado por enviar a Hait� cien m�dicos, enfermeras, profesores u otros profesionales, lo que no requiere consulta al Senado ni a nadie. Pero la opci�n del mundo, representado en las Naciones Unidas, fue una "fuerza de paz". Y lo que esas palabras recuerdan es que Hait�, como se sabe y como nos hemos informado a trav�s de la prensa y de las autoridades, enfrenta un problema de convulsi�n interna muy grave, imposible de detener con sus propios medios. Quiero entender, entonces, que todas estas informaciones fueron objeto de un an�lisis cabal que finalmente llev� al Presidente de la Rep�blica a plantear al mundo y al Senado chileno que enviar�a a Hait� efectivos de nuestras Fuerzas Armadas. Yo creo en la actitud del Jefe de Estado. Por tal motivo, votar� favorablemente la solicitud. Puede haber muchas dudas y grandes inquietudes con respecto a una eventual acci�n inconsulta, pero la verdad es que yo no las tengo. La resoluci�n fue analizada con mucha anticipaci�n. Es efectivo que la estamos estudiando horas despu�s, no semanas despu�s. El Senado comenz� a funcionar hoy, despu�s de su receso. Todo este conflicto culmin� hace pocas horas, el domingo. Hay muchas razones para pensar que era importante una decisi�n del Presidente de la Rep�blica. �l sabe perfectamente que est� sujeta a lo que el Senado finalmente resuelva. Muchas veces nosotros, con �ste y otros gobernantes, hemos estado acostumbrados a se�alar que tal norma legal o tal disposici�n ser� muy buena para el pa�s si se anuncia antes de que sea discutida en el Parlamento. Son formas y acciones. �Qu� es lo importante? La informaci�n que nos entregan de Hait� es que, desde septiembre del a�o pasado, las clases en ese pa�s se hallan suspendidas. No se puede repartir la ayuda humanitaria que ha estado llegando. Hay muchos problemas. Pero lo m�s grave y delicado es la situaci�n de convulsi�n interna, que es tremendamente conflictiva. �Qu� quiero decir con esto? Que, junto con votar favorablemente la solicitud del se�or Presidente de la Rep�blica, debemos tener conciencia de que el pa�s y el Primer Mandatario giran en torno de este conjunto de soldados chilenos. Temen no sentirse respaldados por toda la institucionalidad. No es oportuno que exista una acci�n tras la cual queden debilidades en el camino que ellos deben asumir, no por decisi�n propia, sino porque la autoridad as� lo decidi�. Tienen que cumplir y lo van a hacer bien. Posiblemente la resoluci�n amerite en las pr�ximas semanas un debate y an�lisis pol�tico acerca de futuras acciones, a fin de que exista un criterio m�s definido en la materia, ya que, aparentemente, la globalizaci�n no solamente llega a los aspectos econ�micos, sino tambi�n a estos otros en que Chile ha adquirido presencia; no s�lo en Hait�, sino en otros lugares donde tambi�n hay soldados nuestros. Y no recuerdo que cuando otros uniformados partieron se haya producido un debate tan extenso en el Senado. Espero que Chile tenga �xito en esta misi�n, que es dif�cil. Lo va a tener. Tengo completa seguridad en ello. Y mi decisi�n es apoyar una resoluci�n que, conf�o, el Presidente la tom� con todos los elementos de juicio en sus manos, para que Chile tenga presencia en Hait�, frente a Am�rica y el mundo, positiva para ese pa�s y, obviamente, para la defensa de los principios y valores que sustentamos como naci�n. Votar� a favor, se�or Presidente. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Terminada la discusi�n. En votaci�n la solicitud del Presidente de la Rep�blica. --(Durante la votaci�n). El se�or PROKURICA.- �Me permite, se�or Presidente? El Senador se�or Romero no se encuentra en la Sala; pero, como Comit�, puedo dar fe de que cuando intervino, anunci� su voto favorable. El se�or R�OS.- As� es. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Se�or Senador, la votaci�n no se hab�a iniciado. El se�or GAZMURI.- S�, se�or Presidente. Basta con ver a qu� hora habl� el Senador se�or Romero. El se�or PROKURICA.- Como Comit� doy fe de que as� fue, se�or Presidente. El se�or GAZMURI.- Seg�n entiendo, se dijo que la votaci�n comenzaba a las 17:30. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- A las 18. El se�or GAZMURI.- �Y a qu� hora habl� el Senador se�or Romero? Tiene que estar registrado. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La votaci�n del se�or Senador no va a influir en el resultado. El se�or PROKURICA.- De todas maneras, se�or Presidente. El acuerdo era que a partir de las 18 se pod�a dejar el voto, y el Senador se�or Romero se pronunci� a favor. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Se�or Senador, lo que pasa es que el Reglamento establece como f�rmulas de votaci�n "Voto que s�", "Voto que no", "Me abstengo" o "Estoy pareado". La Secretar�a no puede deducir del discurso de un Senador -ni est� facultada para ello- c�mo intenta votar. Ahora, tengo claro que el Senador se�or Romero estaba a favor. As� lo manifest�. El se�or VEGA.- S�, lo dijo. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Ahora debe de estar en Comisi�n. Lo resolveremos al final. Contin�a la votaci�n. El se�or VEGA.- Se�or Presidente, cuesta no expresar aunque sea una breve opini�n ante un problema tan apasionante y complejo como �ste. Si revisamos la historia de Chile, veremos que siempre se han presentado momentos tan dif�ciles como el que nos ocupa. �C�mo habr� sido de grande la discusi�n cuando enviamos tropas a Tarapac�, despu�s de Atacama, o cuando fueron a Lima! Gran discusi�n pol�tica. Y primaron el gran criterio y los intereses de la naci�n. Hoy estamos, tal vez, un poco asombrados de que Chile se encuentre en una posici�n tan dif�cil. Pero resulta que nuestro pa�s ya est� entrando a la liga mayor de naciones, lo cual, desde el punto de vista pr�ctico, requiere tambi�n enfrentar situaciones y decisiones sumamente complejas. No s�lo se trata de acuerdos comerciales, o tal vez culturales -que es la parte positiva y amigable del asunto-, sino que implica adoptar grandes determinaciones, muchas veces dif�ciles, como la que ahora nos ocupa. Esto ya ocurri� con motivo del conflicto en Iraq, donde fue preciso tomar una decisi�n bastante complicada; en Bosnia o en Kuwait, en que nuestro pa�s, a mi juicio, tuvo sobresaliente participaci�n. �se es el presente, el futuro; �sa es la globalidad. Tenemos que acostumbrarnos al hecho de que hoy d�a Chile, por fortuna, ha logrado una estatura regional e internacional que le permite ser objeto de estas proposiciones, en este caso nada menos que de Naciones Unidas, que no recurre a cualquier pa�s para esta clase de colaboraci�n. Y se lo pide a nuestra naci�n porque tiene la estructura, los fundamentos y el profesionalismo para hacerlo. Quiz�s falt� aqu� una adecuada informaci�n de inteligencia. Pero tengo confianza plena en las Fuerzas Armadas de mi pa�s, las conozco muy de adentro, de siempre. S� que el Ej�rcito y su Estado Mayor, y el Estado Mayor de la Defensa evaluaron en profundidad todos los problemas de inteligencia que una operaci�n de esa �ndole puede suscitar. Creo que desde el punto de vista operativo no habr� dificultades. Tal vez en el plano jur�dico -como lo expres� la Senadora se�ora Matthei- se presenten algunas. Por esa raz�n, me parece que el Gobierno de Chile debe estar muy alerta en su pol�tica exterior, a fin de que no se produzcan inconvenientes con nuestro personal a ra�z de los inevitables problemas internos que se generar�n. Por supuesto, todos conocemos la historia de Hait�. El 80 por ciento de la votaci�n que obtuvo el Presidente que dej� el cargo no me conmueve, porque no dice nada. Debemos ser bastante realistas en cuanto a reconocer que estamos ante una naci�n que carece de un Estado formal, que nunca ha tenido un gobierno estable, y cuya historia est� llena de atrocidades dram�ticas extremas. Y si la comunidad internacional no act�a en un momento como �ste, tan desastroso y cr�tico para todos nosotros, quiere decir que aqu�lla y las Naciones Unidas no han caminado un paso despu�s de la Segunda Guerra Mundial. As� que, a mi juicio, el apoyo a Hait� hoy d�a, con la fuerza multinacional para su ordenamiento interno y preparaci�n hacia una formalidad futura, constituye una responsabilidad inevitable, ineludible desde el punto de vista �tico y moral de las Naciones Unidas. Por ello, considero que la participaci�n de Chile, la decisi�n pol�tica de hacerlo, es leg�tima y oportuna, porque otorga a nuestro pa�s, no dir� una ventaja, pero s� una posici�n disuasiva producto de su ordenamiento interno, del profesionalismo de sus distintas instituciones de Estado. Quiz�s, faltaron aqu� la modernizaci�n; la Agencia Nacional de Inteligencia, y la apreciaci�n global y pol�tica estrat�gica de apoyo a la decisi�n, que no estuvo presente en el Senado. Pero, en mi concepto, en este debate han quedado claramente establecidos muchos puntos relacionados con esta materia. Por esa raz�n, porque tengo confianza en nuestro pa�s, voto que s�. El se�or CANESSA.- Se�or Presidente, me pronunciar� a favor de la solicitud. Sin embargo, deseo expresar responsablemente que lo hago para no contribuir a que se deje al pa�s, concretamente al Presidente de la Rep�blica, en la estacada, debido a que se tom� una resoluci�n, que fue anunciada a toda la naci�n y la comunidad internacional, cuando no se hab�an dado la totalidad de los pasos que nuestra institucionalidad exige, situaci�n que, a mi modo de ver, es grave y que no debiera repetirse. Voto a favor. El se�or GARC�A.- Se�or Presidente, ante todo, deseo se�alar que, a mi juicio, quienes deben asumir la regularizaci�n de la situaci�n que vive Hait� son principal, y tal vez exclusivamente, las Fuerzas Armadas de Francia y de Estados Unidos. Francia, luego de reconocer la independencia de Hait�, conden� a esa naci�n pobre al pago de 150 millones francos, el que tuvo que hacer por m�s de 80 a�os. �Durante 85 a�os -hasta 1922- estuvo pagando dinero por el reconocimiento de su independencia! Entonces, hoy d�a decimos que es un pa�s pobre, que no tiene acceso a la educaci�n, a la salud, a la vivienda, pero no se�alamos qui�nes son los verdaderos responsables de los niveles extremos de miseria en que se desenvuelve el pueblo haitiano. Y qu� decir de la responsabilidad que han tenido tambi�n los diversos gobiernos norteamericanos a trav�s de sus distintas acciones, los cuales, adem�s de tener a la poblaci�n de dicho pa�s sufriendo hambre en sus narices, no han sido capaces de desarrollar oportunamente los programas de apoyo, de desarrollo indispensables para impedir la pobreza, que muchas veces es el caldo de cultivo para la inestabilidad de los gobiernos. Por eso, tengo el convencimiento de que las tropas chilenas no deben ir a dicho pa�s, de que no nos corresponde exponer a compatriotas nuestros a perder sus vidas, a derramar su sangre por males a los que nosotros jam�s hemos contribuido a que se produzcan. Por lo dem�s, se�or Presidente, quiero expresar aqu� que si el d�a de ma�ana surgen cr�ticas de organismos internacionales en el sentido de que nuestras Fuerzas Armadas fueron a Hait� a violar derechos humanos, de que est�n recurriendo a violencia extrema, �qu� voces se van a alzar para proteger y defenderlas? Se dir� que me estoy poniendo en una situaci�n extrema. Exc�seme, se�or Presidente, pero hace un par de semanas nuestras Fuerzas Armadas en el norte tuvieron que detener a una persona que ingresaba ilegalmente al territorio nacional, y para hacerlo ella fue muerta. �Qu� dijo la Ministra de Defensa? Que ordenar�a investigar los procedimientos que se hab�an usado. Eso fue lo que la prensa recogi�. �Y d�nde est� el respaldo a nuestras Fuerzas Armadas cuando act�an en defensa de nuestra soberan�a e integridad territorial? Estoy de acuerdo en que el hecho que relato fue tremendamente doloroso. Pero a nuestras Fuerzas Armadas hay que respetarlas siempre, hay que quererlas siempre y hay que apoyarlas siempre. Me parece claramente un contrasentido y una profunda contradicci�n que la vida, la sangre de nuestras Fuerzas Armadas, sea �til para ir a restablecer el orden y la paz en Hait�, pero que no haya sido �til ni necesaria para restablecer el orden, la paz y la prosperidad el 11 de septiembre de 1973, aqu�, en nuestra propia patria, en nuestro propio Chile, para darnos libertad y un mejor futuro. Voto que no. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba la solicitud ( 31 votos contra 11). Votaron por la afirmativa los se�ores Aburto, Bombal, Canessa, Cantero, Cariola, Coloma, Espina, Fern�ndez, Frei (don Eduardo), Gazmuri, Larra�n, Moreno, Mu�oz Barra, Naranjo, Novoa, N��ez, Ominami, P�ez, Parra, Pizarro, Prokurica, R�os, Romero, Ruiz-Esquide, Sabag, Vald�s, Vega, Viera-Gallo, Zald�var (don Adolfo), Zald�var (don Andr�s) y Zurita. Votaron por la negativa los se�ores Arancibia, �vila, Cordero, Chadwick, Garc�a, Horvath, Lavandero, Mart�nez, Matthei, Orpis y Stange. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Terminado el Orden del D�a. VI. INCIDENTES PETICIONES DE OFICIOS El se�or HOFFMANN (Secretario).- Han llegado a la Mesa diversas peticiones de oficios. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- Se les dar� curso en la forma reglamentaria. ---------------- --Los oficios cuyo env�o se anuncia son los siguientes: Del se�or GARC�A: Al se�or Superintendente de Seguridad Social, consultando sobre forma como se est� materializando la CREACI�N DE NUEVOS CUPOS DE PENSIONES ASISTENCIALES, y al se�or Gobernador Provincial de Caut�n, acerca de REQUISITOS DE ORGANIZACIONES PARA POSTULACI�N DE PROYECTOS AL FONDO SOCIAL. Del se�or HORVATH: Al se�or Ministro de Econom�a y al se�or Vicepresidente Ejecutivo de CORFO, pidiendo antecedentes sobre PROCEDIMIENTOS PARA ADJUDICACI�N DE PROYECTOS DE INNOVACI�N TECNOL�GICA. Del se�or NARANJO: A la se�ora Ministra de Relaciones Exteriores, solicit�ndole informaci�n acerca de AGREGADUR�AS DE FUERZAS ARMADAS Y CARABINEROS EN SERVICIO EXTERIOR, y a la se�ora Ministra de Defensa Nacional, pidi�ndole antecedentes relativos a PERTENENCIA DE TRES CIUDADANOS A EJ�RCITO DE CHILE y a PRECISI�N DE RAMA DEL EJ�RCITO DONDE PRESTARON FUNCIONES DOS EX OFICIALES. -------------- El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- En el tiempo del Comit� Renovaci�n Nacional, tiene la palabra el Honorable se�or Prokurica. TRANSMISIONES DE INTERNET POR L�NEAS DE CONDUCCI�N EL�CTRICA. OFICIO El se�or PROKURICA.- Se�or Presidente, desde hace alg�n tiempo ha aparecido en los medios de comunicaci�n la posibilidad de transmitir el servicio de Internet a trav�s de las l�neas de conducci�n el�ctrica, sistema que consiste en sobremontar se�ales de radiofrecuencia de considerable intensidad sobre los cables de poder. Esta tecnolog�a, denominada PLC, produce gran interferencia en las radiocomunicaciones y radiodifusi�n de onda corta, afectando incluso las emisiones locales de VHF. Tomando en cuenta que un sistema como el descrito se ha pretendido implementar, o se ha implementado, en otros pa�ses del mundo, produciendo severos problemas a las radiocomunicaciones, es que planteo mi preocupaci�n, habida cuenta de que est�n pendientes en el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones solicitudes para poner en pr�ctica esta tecnolog�a. El sistema PLC -reitero- produce interferencias severas en las transmisiones de onda corta en operaci�n, en algunos casos impidiendo por completo el funcionamiento de estos servicios. Si consideramos que en nuestro pa�s, en el espacio radioel�ctrico, adem�s de las radioemisoras, operan instituciones tales como Carabineros, Fuerzas Armadas, la ONEMI, Gobierno Interior, postas de salud y Radioaficionados de Chile (agrupaci�n de personas que presta un servicio de incalculable valor a la comunidad, especialmente en momentos de cat�strofes, de las que nuestro pa�s es objeto frecuentemente), resulta entonces muy importante tener en cuenta al momento de tomar una decisi�n, el evitar que esos servicios puedan verse afectados por una tecnolog�a como la descrita, sin disponer elementos de resguardo que impidan sus nocivos efectos. Una consecuencia inmediata de la masificaci�n del sistema PLC sin una adecuada atenuaci�n de las radiaciones no esenciales provocar� la inutilizaci�n de pr�cticamente todas las estaciones que operen en el rango de 2 a 30 megahercios en las zonas en que este servicio funcione. Es por esto que vengo en solicitar que se oficie al se�or Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, a fin de que considere tales antecedentes y los se�alados tambi�n por otras instituciones, como la Federaci�n de Clubes de Radioaficionados de Chile (FEDERACHI), al momento de resolver respecto de dichas solicitudes. --Se anuncia el env�o del oficio solicitado, en nombre del se�or Senador, en conformidad al Reglamento. El se�or BOMBAL (Vicepresidente).- El resto de los Comit�s no har� uso de sus respectivos tiempos. Habi�ndose cumplido su objetivo, se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 21:54. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n