-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652772/seccion/akn652772-po1-ds15-ds22
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/443
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/443
- rdf:value = "
El señor ROMERO.-
Señor Presidente, inicio esta intervención señalando mi completa coincidencia con lo manifestado por el Honorable señor Núñez en cuanto a la participación que debe tener el Senado, a través de la Comisión de Relaciones Exteriores, en el tema político involucrado en la decisión formal de prestar ayuda militar de paz mediante la autorización que hoy estamos analizando.
Considero que estamos ante un tema de Estado. Obviamente, hay conductores de las relaciones exteriores y atribuciones que se ejercen; pero, también, cuerpos colegiados como la Cámara Alta, que tiene facultades precisas y claras en la materia. Y estas facultades no sólo se justifican porque existe un tenor literal o un texto expreso, sino también porque hay una tradición que es muy importante respetar.
Si se hace un análisis de las ocasiones en que Chile ha enfrentado una situación internacional delicada, se verá que el Senado siempre ha tenido respecto de esta materia, primero, una visión de Estado, y segundo, una participación muy fundada, estudiada y prudente.
Eso es hacer funcionar las instituciones, señor Presidente .
Hay que hacer funcionar correctamente las instituciones. Y a veces uno no se puede dejar llevar por la emoción de estar en las Ligas Mayores. La emoción de las Ligas Mayores nos conduce en ciertas oportunidades a situaciones un poco fuera de contexto. No quiero pensar en cuando un vecino nuestro enviaba tropas periódica y permanentemente al Atlántico e incluso fue declarado "aliado".
Entiendo que en determinado momento de la historia de un país un Presidente tome una decisión como ésta y se coloque a una altura que pueda hacer reflexionar acerca de si quien madruga mucho a veces no necesariamente amanece más temprano. Porque en materias internacionales es muy delicada la situación de las intervenciones.
Por ejemplo, en Inglaterra -estuvimos allí con el Senador señor Larraín respondiendo a nuestra visión de Estado en materias internacionales- hay una situación muy controversial respecto de la participación que tuvo el gobierno laborista del Primer Ministro Blair. Incluso, el propio Robin Cook , quien era uno de los ministros más destacados, renunció fundadamente ante la Cámara de los Comunes señalando que no estaba de acuerdo con una decisión de esa naturaleza.
El propio Aznar, Presidente del Consejo de Ministros, ha tenido dificultades al interior de España.
No mencionaré el caso del Presidente Bush , quien hoy día está enfrentando una situación muy difícil justamente por una intervención de ese tipo.
No estoy haciendo una analogía. Pero ocurre que, cuando nos colocamos en las Ligas Mayores, a veces uno debe pensar analógicamente qué acontece en otros países.
El tema tiene muchas aristas, señor Presidente. Hay una que no puedo dejar de señalar y que considero sobremanera importante: la calidad de la decisión de las Fuerzas Armadas chilenas.
La calidad de la decisión de las Fuerzas Armadas chilenas, que fue destacada por el Honorable señor Fernández , me parece fundamentalísima, por lo siguiente: es una señal relevante de que, si bien no tenemos una política de agresión contra nadie, sí podemos decir que contamos con una política de persuasión que implica estar siempre preparados para cualquier emergencia que se plantee.
Y en esto, ¡a buen entendedor, pocas palabras!
Considero razonable que esa parte de la oración se entienda en buenos términos, no como un acto de prepotencia, sino como señal de que tenemos Fuerzas Armadas preparadas profesionalmente, oportunas y eficaces ante las decisiones que se adopten, sean de la medida que fueren y en cualquier tiempo. Sin embargo, al momento de tomarlas, es muy significativo que los hechos estén claros, porque cuando no es así, sin lugar a dudas, se producen interpretaciones que pueden llevarnos a situaciones extraordinariamente delicadas.
Hace poco tiempo hubo una declaración donde aparecimos, como Gobierno de Chile, aludiendo a un asunto que no estaba resuelto: el caso de Venezuela. Y eso nos trajo dificultades.
Hoy día en la prensa internacional se habla de que en Haití hubo un golpe de Estado.
Entonces, debemos entender que la participación canadiense y francesa obedece a una vinculación bastante cercana, por muchas razones, de dos países cuya lengua materna es la misma que la de Haití.
Yo puedo entender que Canadá y Francia estén muy próximos a una decisión de tal naturaleza.
No estoy discutiendo si hoy vamos a manifestar un rechazo. No me pongo en ese punto. Y no lo hago porque el Senado es juicioso y prudente. Sería una tremenda imprudencia que negáramos la autorización y dejáramos al Ejecutivo pedaleando en el aire. Podría ocurrir.
Yo quiero solicitar al Gobierno que, así como muchas veces nos pide colaborar en temas de esta naturaleza, entienda que la Cámara Alta no es un buzón ni un lugar donde simplemente se deposita una solicitud para ser tramitada y obtener el timbre necesario. Nosotros no tenemos esa vocación. Por lo demás, hemos demostrado en los hechos que nuestra disposición en materias de esta índole es significativa.
Por ello, deseamos que el Ejecutivo nos respete.
Me parece que el Gobierno se ha equivocado en esta oportunidad; probablemente, lo ha hecho de buena fe, porque el estar en las Ligas Mayores a veces le impide a uno pensar si actuará con la adecuada ponderación. Pienso que debió haber esperado el debate del Senado para tomar una decisión. Y se lo digo con la mejor intención, pues creo que así hemos de entendernos. Éste no será el primer ni el último acto en que nos veamos involucrados.
Sin embargo, opino que hay un tema político de fondo -coincido en que ésta no es una cuestión propiamente de Defensa-, que apunta a cuál es la posición de Chile frente a la región; a las decisiones que está adoptando día tras día un Consejo de Seguridad del que formamos parte, y a qué rol deseamos que juegue en definitiva Chile, como país, en el concierto internacional.
Recuerdo a un Presidente argentino que, cada vez que se le requería, acudía presto a tomar decisiones en materias de este orden; y le encantaba que le dijeran que era aliado estratégico. Pero creo que en algunas oportunidades las situaciones de tal índole tienen mal término.
Por eso, considero que sobre el particular debemos ser extraordinariamente claros, prudentes y razonables.
Y con igual claridad, prudencia y razonabilidad, voy a prestar mi aprobación. Pero debo manifestar que no me gustaría que esta aprobación se repitiera en el futuro ante una situación de la misma naturaleza, porque el Senado no tiene vocación ni de buzón ni de ser simplemente un timbre que debemos colocar para que continúe la tramitación de un asunto administrativo.
Éste no es un asunto administrativo de movilización de fuerzas. Aquí hay un tema político de fondo que debemos analizar en conjunto con el Ejecutivo .
Me parece que como legisladores, como Senado, tenemos la obligación de escuchar a la Cancillería.
Me corresponderá asumir la Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores. Compartiendo el criterio de su actual titular, la convocaré para que, junto con el Gobierno, con la Cancillería, realicemos un análisis profundo sobre la materia. Y si es necesario, habrá que citar a una sesión especial de la Cámara Alta, porque están sucediendo demasiadas cosas.
Es importante entonces, no sólo que el Senado sea informado oportunamente, sino también que dé a conocer su opinión, que siempre es seria, fundada y con visión de Estado.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652772/seccion/akn652772-po1-ds15
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/652772