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El señor HALES ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Rosauro Martínez.
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , hace casi dos semanas expresé en este mismo lugar, ante hechos de preocupación comunitaria, que se estaba haciendo costumbre en nuestro país, que frente a problemas urgentes y sin respuesta concreta de la autoridad, la población que los sufre no le queda otro camino que salir a la calle a manifestar su protesta y de esa manera llamar la atención. En esa oportunidad también señalé que si bien son medios y caminos legítimos, me parecía peligroso y perjudicial tener que llegar a esos extremos.
Lamentablemente, en menos de catorce días tengo que referirme nuevamente a un tema que, si bien es distinto, tiene por su naturaleza incidencia capital en la calidad de vida de las personas, porque dice relación con la educación que reciben niñas y niños provenientes de los hogares más modestos de la comuna de Chillán. En esa ciudad existe una escuela básica municipal emplazada en el sector sur poniente, casi en el límite de la comuna de Chillán Viejo, cuya matrícula actual alcanza a 215 alumnos, de kinder a octavo año básico. Esta escuela, identificada con el nombre Las Canoas, atendía hasta hace dos años alumnos de kinder a sexto año básico. El año 2002 la autoridad decidió crear para 2003 un nuevo nivel, el séptimo año básico, compromiso que involucraba generar las condiciones para atender a los alumnos que ya no se irían a otros establecimientos, como era tradicional, sino que se les daba la posibilidad de continuar allí sus estudios.
Una autoridad seria, responsable, criteriosa, respetada y creíble -que Chillán, lamentablemente, no tiene-, que asume el compromiso de ofrecer nuevos niveles de escolaridad a la comunidad, séptimo básico en 2003 y octavo básico en 2004, debe cautelar cosas tan simples como disponer de las salas de clase. Esto, que es tan obvio, no ocurrió, y los niños, cuyos padres no los matricularon en otros establecimientos, pues creyeron en la palabra de la autoridad, se vieron en la necesidad de iniciar sus actividades hacinados en un cuarto pequeño que hubo que adaptar en el mismo establecimiento para cumplir con esos niños y con sus padres, que confiaron en las promesas hechas un año antes.
Compartirá , señor Presidente , que cuando una comunidad escolar como la de la escuela Las Canoas, que espera pacientemente durante más de diez meses de 2003, invierno incluido, sin recibir respuesta concreta alguna, cuando se han agotado todos los caminos civilizados -conversaciones, reuniones, audiencias-, llega a un punto en que no resiste más y busca otros formas de manifestar su protesta ante una grosera burla de la autoridad. Porque eso es: una burla y un reírse de la gente más necesitada. Si crear un nivel más, séptimo básico el año 2003, fue una decisión de la autoridad, ¿qué clase de administrador tiene Chillán en materia educacional? Un irresponsable.
Este hecho movilizó a los padres y apoderados y sólo frente a la conmoción pública la autoridad reaccionó y determinó atender el problema con la instalación de dos mediaguas. Sí, lo que ustedes escuchan: dos mediaguas como salas de clases, con el consiguiente compromiso de que se haría una reposición completa del local, que si bien ingresó a jornada escolar completa hace algunos años, presenta serios y muy graves deterioros.
Para tal propósito, hubo un compromiso de todos los estamentos involucrados, incluido el Ministerio de Educación, en el sentido de que en 2004 esta esforzada comunidad tendría por fin un establecimiento acorde con su dignidad.
Nuevamente hoy, y lo digo con sentimiento y dolor, sus esperanzas se han visto frustradas, con la agravante de que en este momento ya la paciencia se les ha terminado. Veamos por qué.
En la Secretaría Regional Ministerial de Educación de la Región del Biobío , se les informó que el proyecto no estaba considerado para este año. Pero, además, de aquí la indignación, los trabajos realizados para aplacar el descontento, las famosas mediaguas, presentan serios problemas en el piso, la ventilación y la electricidad, lo que, unido al problema en los baños y la evacuación de aguas lluvias, origina un panorama que pone en riesgo la continuidad de la escuela, porque se están vulnerando normas sanitarias y administrativas a tal punto que existe un sumario por incumplimiento de la ley orgánica constitucional de Enseñanza, de septiembre de 2003, derivado ya desde esa fecha, de las siguientes anomalías: falta de duchas para alumnos y de servicios higiénicos para docentes, techumbre del edificio en mal estado, salas sin capacidad e insuficientes para atender la matrícula.
Todo esto llevó a los padres y apoderados, en horas de la mañana del lunes, a tomarse la escuela. Tuve la oportunidad de conversar con ellos, han dado la lucha en esta causa, y puedo señalar que la indignación que sienten es total y absolutamente comprensible.
¿Cómo pueden estudiar los niños en condiciones tan deplorables? ¿Cómo podemos exigir rendimientos académicos si los profesores y alumnos no tienen las condiciones mínimas para desarrollar su labor? ¿Podremos obtener buenos resultados en el Simce en esas circunstancias?
El ministro de Educación ha dicho que los profesores son los responsables de los resultados de sus alumnos. ¿Es justa esa apreciación? Naturalmente, si tomamos este solo ejemplo, concluiremos que esa opinión es ligera. Los responsables son otros, los que están en las oficinas teorizando, no los profesores.
Son múltiples las interrogantes que surgen. Los padres sólo piden respeto, no más engaños que, lamentablemente, en Chillán, se están haciendo habituales, sobre todo en materia educacional, donde la falta de respeto, la mentira, el abuso y la prepotencia son patológicas, todo ante la mirada pasiva y complaciente de la máxima autoridad comunal.
Ver a los niños en mediaguas, hacinados, sumidos en el lodo, sin ventilación, electricidad ni baños, da pena. Esto no es una crítica política, como a muchos les gustaría decir para confundir a la opinión pública, sino la realidad palpable que hemos podido comprobar y que han corroborado los medios de comunicación, como La Discusión de Chillán, que en su edición del viernes 9 de abril publicó lo que estoy señalando. La comunidad que vive y sufre todos los días y cada uno de quienes desde hace tiempo hemos denunciado esta situación, solicitamos una solución real.
Por lo expuesto y en uso de las facultades que me otorga la ley, solicito que se oficie, en mi nombre, al ministro de Educación y al intendente de la Región del Biobío , en su condición de presidente del Consejo Regional , con el objeto de que dispongan los recursos de emergencia para atender esta grave situación, porque sería inhumano que esos niños y niñas pasen otro invierno en tan deplorables condiciones, con el consiguiente daño a su salud.
Espero que la esforzada comunidad de Las Canoas y el radio circundante de Los Copihues, Los Nogales, La Araucana, Villa Doña Beatriz y Villa Madrid obtengan la respuesta que merecen para restituir en parte la credibilidad perdida y, por sobre todo, para que sientan de verdad que la educación es prioridad y no pura filosofía.
He dicho.
El señor HALES ( Vicepresidente ).-
Se enviarán los oficios solicitados por su señoría, con copia de su intervención, y la adhesión de los diputados señores Javier Hernández , Ramón Pérez , Carlos Vilches , Fernando Meza , Enrique Jaramillo , Alejandro Navarro y Jaime Quintana .
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