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- rdf:value = " La señora ALLENDE (doña Isabel).-
Señor Presidente , llevo un año como Presidenta de esta Cámara , lapso en el cual no he intervenido en ningún debate porque me parece que es más propio de dicho cargo dirigir las sesiones, como lo he hecho a conciencia durante un año. Sin embargo, he querido manifestar mi opinión por lo siguiente.
Soy una de las autoras de la moción que partió en 1995, pero su estudio se inició antes, porque fue más de un año de trabajo de diversos diputados y diputadas. No fue un camino fácil ni partió ahí. Habían antecedentes previos. Inés Enríquez fue la primera mujer que llegó al Congreso Nacional y habló del divorcio. La diputada Laura Rodríguez , en su momento, también presentó una moción sobre el tema, que no prosperó. Luego, la diputada Adriana Muñoz y los diputados Sergio Aguiló y Carlos Montes también presentaron una moción que tampoco prosperó. Por eso, fue un hecho histórico el haber logrado, en 1999, debatir un nuevo proyecto sobre matrimonio civil y, en concreto, la posibilidad del divorcio con disolución de vínculo. Quiero recordar los aportes de aquellos diputados que hoy no están, entre ellos, Mariana Aylwin, Ignacio Walker y Eugenio Munizaga ¡Cuánto trabajamos por lograr que fuera posible!
Hago este recuerdo porque sigo creyendo -como en aquel entonces- que esta iniciativa era tan necesaria en ese momento para el país como lo es hoy. Recuerdo que en aquel momento tuvimos una atmósfera muy negativa que, afortunadamente, hoy se advierte en menor grado. Incluso, en 1997, hubo intentos y no faltaron las voces -incluidos los dos días de discusión en esta Cámara- que trataron de presentar al país a un sector divorcistas, que no quería defender a la familia y aquel sector que salió en su defensa.
A mi juicio, se extremaron las opiniones y me pareció muy deshonesto calificar el debate en uno u otro sentido, sobre todo, porque mañana vamos a votar esta iniciativa y puede ocurrir algo similar. Por eso es muy importante tener la capacidad y la tolerancia para entender que hay distintas visiones respecto del tema. Sin ir más lejos, el lunes estaba con la ministra del Servicio Nacional de la Mujer y con más de 350 dirigentas sociales de la comuna de La Pintana -que represento con mucho orgullo en esta Cámara, porque es una comuna discriminada-, lo cual es un honor para mí. Pasadas las 11 de la noche, les dije que debía retirarme, porque al día siguiente debía viajar muy temprano a Valparaíso, ya que la semana iba a ser bastante intensa por cuanto se acordó tratar este proyecto durante tres días a fin de que fuera debatido en profundidad. La reacción de aquellas mujeres fue un aplauso cerrado, lo que para mí fue una sorpresa. Ello, porque son mujeres que sientan en carne propia los problemas que todos los seres humanos tenemos, ya que deben salir adelante con grandes dificultades económicas; muchas de ellas son jefas de hogar porque están separadas de hecho, han sido abandonadas y no tienen ninguna posibilidad de rehacer su vida. Además, por esa sola situación han quedado marginadas de poder postular al subsidio habitacional y lo peor es que en nuestro sistema legislativo no existe ninguna norma que regule esta situación, porque tampoco tienen acceso a crédito. Son mujeres que han vivido en carne propia ese drama. Por lo tanto, no es posible sostener que algunos somos partidarios de la familia y otros no. Ese análisis no lo resiste.
Este proyecto tiene la particularidad de que los autores de la moción siempre lo tuvimos presente, el Senado lo afinó aún más, sobre todo en la regulación del quiebre. Es decir, poner el bien común mayor, que se llama niño, familia disuelta, por encima de todo. ¿Qué quiere decir esto? Los vínculos deben permanecer en el lado afectivo, en la garantía de la relación con los hijos, en lo que significa un patrimonio familiar. Por tanto, es indispensable, particularmente en el caso de las mujeres, establecer la compensación. O sea, asignarle por ley lo que esa mujer ha aportado, ya sea trabajando en su hogar o complementando un ingreso en su hogar. Esto es muy importante, como lo es asegurar la pensión de los hijos.
Estamos en presencia de un proyecto que no sólo intenta regular situaciones de hecho. Los vínculos deben permanecer en el lado afectivo, en la garantía de la relación con los hijos, en lo que significa un patrimonio familiar.
Por lo tanto, es indispensable, particularmente en el caso de las mujeres, establecer la compensación. O sea, asignarle por ley lo que esa mujer ha aportado, ya sea trabajando en su hogar o complementando los ingresos de éste. Esto es tan importante como asegurar la pensión de los hijos.
Estamos en presencia de un proyecto que intenta no sólo regular situaciones de hecho, sino dar una mirada integral hacia la familia.
Señores diputados, mañana las parejas se podrán divorciar no sólo porque va a haber una ley, sino porque no fue posible mantener esa convivencia, ese proyecto, ese amor, esa solidaridad, ese respeto, porque se quebró. Es muy importante que entendamos de una vez que la gente se separa porque fracasó esa relación íntima, tan importante y trascendente.
En 1995, durante el estudio de este proyecto -está en las actas de las sesiones-, tuvimos a la vista un estudio realizado por el Colegio de Psicólogos de Chile en 1992, cuyas cifras no dejaban de sorprenderme. Preocupados por aportar al debate que se iniciaba en ese momento, hicieron un estudio y publicaron datos bien concretos, los cuales sería importante actualizar.
Sin embargo, en el debate del proyecto también he escuchado algunas expresiones que causan dolor, como que los hijos de divorciados son verdaderos delincuentes. Según el estudio realizado por el Colegio de Psicólogos, a la familia la afecta más un hogar mal avenido que una separación. Es muy difícil mantener buenas relaciones donde existe violencia.
El señor HALES ( Vicepresidente ).-
Señora Presidente , ¿me permite una interrupción?
Como terminó su tiempo, el Partido Unión Demócrata Independiente le cede los siete minutos que le quedan a su bancada.
Por lo tanto, con la venia de la Mesa, puede hacer uso del tiempo cedido por la UDI.
La señora ALLENDE ( doña Isabel).-
Agradezco a la bancada de la UDI por el tiempo que me han cedido. Me alegro mucho, porque hubiera sido el colmo no poder concluir mi intervención en circunstancias de que ha sido la única vez que he intervenido en el debate de un proyecto, más aún, cuando soy una de las autoras de la moción, por lo que siento un compromiso. Es una clara demostración de tolerancia de la bancada de la UDI, ya que, probablemente, muchos no piensan como yo, sin embargo, han estado dispuestos a entregarme su tiempo para que pueda expresar mi sentir. Creo que habla muy bien de nosotros el tener la capacidad de escucharnos y de dar facilidades para que otros puedan hablar. Es un tema no menor en una sociedad como la nuestra. Así es que les agradezco mucho.
Dicho estudio permitió desmitificar un poco la situación, porque cuando hablamos de estadísticas y de números, las cifras son altas. Recuerdo que en la discusión habida en 1997 se entregó la estadística de los divorcios en Estados Unidos, lo que, por cierto, fue golpeante. Nadie podrá creer que la cantidad de divorciados asciende por sobre el 50 por ciento. También hay estadísticas de España, Italia, Uruguay y de países donde existe el divorcio desde el siglo pasado, pero no se dan a conocer.
Volviendo a la idea central, la gente sólo llega a romper el vínculo matrimonial cuando éste se hace imposible de sostener. Lo importante es dejar protegidos a los hijos, a la familia.
No sé qué ejemplo les puede quedar a esos hijos, pero tengo claro que todos los estudios demuestran que en hogares donde hay maltrato, esos hijos serán futuros maltratador. El hecho de que en los hogares no haya respeto produce el peor daño a la psiquis y a la formación de los niños. Entonces, es importante tener claro que, si existe esa ruptura, no podemos desconocerla y, pensando en los hijos, debemos regularla a fin de garantizarles mejor relación entre los ex cónyuges para que mantengan el vínculo con ellos. Es lo que hemos hecho quienes hemos pasado por esa experiencia, tan dolorosa. Si hay algo a lo que jamás renunciaremos es a nuestros hijos y, por eso, es poco todo lo que hagamos por mejorar la atmófera en que deben vivir. Es una realidad que no se debe desconocer.
No es justo -así se ha dicho- afirmar que los hijos de personas separadas son los peores delincuentes y los más agresivos. Repito que no es así, no es lo que dicen las estadísticas.
Sólo me referiré a un par de cosas más.
Entiendo y me doy cuenta de que pueden existir distintas visiones acerca del tema. Sé que el proyecto podría ser objeto de algunos afinamientos y que deja algunas cosas pendientes. Por ejemplo -aprovecho la presencia en la Sala de la ministra del Sernam -, se habla de que el Servicio de Registro Civil impartirá cursos. Pues bien, espero que sean gratuitos, pues no sería justo que, además de asistir a ellos, la gente tuviera que pagar. Espero que ese punto quede definido oportunamente.
Por otra parte, a través del mecanismo de las urgencias, el Ejecutivo podría apurar en la Comisión de Constitución del Senado la tramitación del proyecto que crea los tribunales de familia, porque no sería sano que estas situaciones culminaran en los juzgados civiles. Considero que se necesitan tribunales competentes, con jueces formados especialmente y asesores técnicos capaces de dirimir todos los temas relacionados con la familia, particularmente si se trata de un quiebre matrimonial. Es decir, estamos hablando de la pensión alimenticia, de la compensación económica, de la regulación de la relación con los hijos, etcétera.
En el proyecto hay una primera afirmación que no me satisface. Si bien en las actas de la Comisión de Estudio de la Nueva Constitución quedó claramente establecido que la comisión era respetuosa del objetivo a que se pretendía llegar, no se hizo una definición concreta de familia por entender que hay diversas definiciones; es un concepto que ha ido evolucionando con el tiempo. Entonces, si esa comisión rechazó hacer una definición específica, ¿por qué el artículo 1° establece que el matrimonio es la base principal de la familia? En mi opinión, de alguna manera, se está discriminando a las personas que no han podido casarse porque hay de por medio una separación de hecho que no han podido regularizar.
No era ni es necesaria tal definición; ojalá no se hubiera incluido, porque desmerece el sentido y el propósito del proyecto. Es muy importante entender que hay muchos tipos de familias a las cuales debemos respetar. Siento mucho respeto por las jefas de hogar que solas defienden a sus hijos y siento mucho respeto por los abuelos que se hacen cargo de sus nietos porque sus hijos, por alguna circunstancia, no han asumido su paternidad o maternidad.
Además, creo que es muy importante el aspecto educativo, pero es un tema de larga discusión. Si algo está fallando, a lo mejor se debe a que deberíamos actuar con más eficiencia. Y no sólo me refiero al Estado, a sus políticas públicas y a las familias, sino que también a las distintas entidades religiosas, porque considero que particularmente aquellas que se encargan de dictar los cursos de preparación para el matrimonio tal vez no están siendo muy eficientes para contrarrestar lo que hoy ocurre en las relaciones de las parejas jóvenes. El tema no es menor y queda como un desafío pendiente, pero es necesario que sean honestas y autocríticas al analizar cómo se están formando a los futuros contrayentes.
Tampoco me gusta lo que establece el inciso segundo del artículo 3°, porque creo que puede confundir al hacer creer que los jueces podrían negarse a otorgar el divorcio si estiman que las circunstancias así lo ameritan.
También mencioné la necesidad de establecer la gratuidad de los cursos de preparación matrimonial. Hay otras disposiciones a las cuales me gustaría referirme, pero no lo haré para no abusar del tiempo.
El artículo 20 ha sido ampliamente discutido. Al respecto, aunque no se señala de manera explícita, vivimos en una sociedad y en un Estado laico, que nos costó muchas dificultades. Ojalá el artículo 20 no hubiera quedado redactado en la forma como está, pero creo sinceramente que no es el más importante. Respeto las opiniones de todas las iglesias que manifestaron su crítica a dicho artículo. Mi bancada se comprometió con las que nos visitaron a no aprobarlo.
Para mí lo más importante es contar con una ley que posibilite la disolución del vínculo matrimonial, que permita regularizar las situaciones de hecho, de manera que las
parejas que han fracasado puedan rehacer su vida, protegiendo de manera efectiva sobre todo a la parte más débil. Digo esto porque no creo que las mujeres de La Pintana hayan estado tan equivocadas la noche del lunes, cuando celebraron el “Día Internacional de la Mujer” de la forma en que lo hicieron.
He dicho.
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