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- rdf:value = " El señor JARPA.-
Señora Presidenta, estimados colegas:
Hoy nos convoca un proyecto de ley largamente esperado por nuestro país. Su tramitación ha llevado muchos años. Basta señalar que el segundo trámite constitucional demoró más de seis años.
Es anhelado por la mayoría de nuestra población, ya que, por ausencia del divorcio con disolución de vínculo, existe más de un millón de personas afectadas, los que podrían solucionar su irregular situación matrimonial. Esto lo pude comprobar esta mañana al conversar con el recepcionista del hotel en el cual me hospedo, quien me relató que fracasó en su primer matrimonio y, actualmente, formó un nuevo hogar y no ha podido regularizar su situación ya que no ha logrado obtener la nulidad matrimonial.
Durante más de 50 años nuestro partido ha luchado por la aprobación de este proyecto de ley, siendo una de sus principales promotoras nuestra recordada correligionaria, la diputada señora Inés Henríquez Frödder .
Afirmamos que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. El matrimonio es la base principal de la familia. Sin embargo, es necesario recordar que la actual ley de Matrimonio Civil está pronta a cumplir 120 años de existencia, que excluye el divorcio con disolución de vínculo pero permite la disolución matrimonial bajo la cuestionada figura de la nulidad matrimonial, para lo cual se requiere el consentimiento de ambos cónyuges.
Si comparamos los datos censales de 1992 con el de 2002, podemos comprobar la disminución de los matrimonios de 86 mil a 73 mil anuales y el aumento de las nulidades matrimoniales de 3 mil a 6 mil, lo que hace que la tasa de nulidad matrimonial aumente de 36 a 85 por cada mil matrimonios. Asimismo, los matrimonios con hijos bajaron de un 41,6 por cuanto a un 38,1 por ciento, y los matrimonios sin hijos aumentaron de un 7,5 por ciento a un 9,3 por ciento. Los hogares monoparentales aumentaron de 8 por ciento a 9,7 por ciento, mientras que los hijos concebidos fuera del matrimonio aumentaron de un 36 por ciento a un 51,1 por ciento especialmente en las mujeres más jóvenes (menos de 21 años), en que el aumento fue de un 40% a un 80% en el mismo decenio.
También, debe enfrentarse y solucionarse la situación de aquellas personas que, tras un fracaso matrimonial, han constituido relaciones familiares nuevas que merecen ser reconocidas, regularizadas y amparadas por la legislación civil.
Todo lo anterior hace necesario y urgente la promulgación de una nueva ley de Matrimonio Civil, que regule los requisitos para contraer matrimonio, la forma de su celebración, la separación de los cónyuges, la declaración de nulidad matrimonial, la disolución del vínculo y los medios para remediar o paliar las rupturas entre los cónyuges y sus efectos, los que hoy día no existen.
Reconozco que el divorcio produce efectos no deseados en los miembros de la familia, especialmente en los hijos y en el cónyuge más débil. No obstante lo señalado, no podemos desconocer la existencia de situación de deterioro, quiebre o ruptura matrimonial entre los cónyuges, en la mayoría de los casos con carácter permanente e irreversible, que ameritan que, nosotros, como Poder Legislativo, nos hagamos cargo de enfrentarlas y solucionarlas hoy.
Por ello, la sociedad civil no puede hacer caso omiso de ellas, de observarlas con complacencia pasiva y exige a los legisladores que entreguen las herramientas necesarias a los tribunales de justicia, para que permitan superar estas dificultades. En consecuencia, quiero señalar, como legislador radical, como médico, que nos impone un deber social y humanista, que soy un ferviente partidario del matrimonio para toda la vida. Sin embargo, cuando se produce el quiebre matrimonial por el desamor, se hace necesario el divorcio con disolución de vínculo, después de haberse agotado todas las posibilidades de una reconciliación, como un mal menor.
Las materias de familia reguladas por esta ley serán siempre resueltas cuidando proteger el interés superior de los hijos y del cónyuge más débil.
Debo dejar constancia que los plazos otorgados para la disolución del vínculo, divorcio y nulidad no me parecen los más adecuados, lo que probablemente deberá ser revisado después de haber transcurrido el tiempo necesario.
Uno de los principios fundamentales de nuestro partido es el laicismo, el cual deja claramente establecido la separación de la Iglesia del Estado, como así también, la igualdad de los diferentes credos ante la ley. Por este motivo, anuncio mi rechazo al artículo 20, ya que a nuestra opinión vulnera dichos principios.
Confío que en el día de mañana este proyecto de ley sea aprobado por la mayoría de la Cámara de Diputados, permitiendo la regularización de la situación matrimonial, la que actualmente afecta a más de un millón de personas.
He dicho.
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