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El señor OJEDA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Fulvio Rossi.
El señor ROSSI.-
Señor Presidente, como lo han dicho los diputados que me han antecedido en el uso de la palabra, estamos frente a un proyecto de extraordinaria relevancia y trascendencia, no solamente para el ámbito de la ciencia, la tecnología y la medicina, sino también para el ser humano. Sin embargo, lamento que no se le haya dado la debida importancia a su tramitación, pues en sesión pasada se entregó el informe, hoy se discute y tal vez no alcancen a intervenir todos los inscritos, hecho que habla por sí mismo respecto del interés que existe por participar.
Es absolutamente necesario contar con un marco regulatorio que fije pautas y normas claras sobre la investigación científica en seres humanos, porque el avance de la ciencia y la tecnología, particularmente de la medicina es tan rápido que muchas veces sobrepasa la capacidad de asombro del ser humano. Como el hombre es un ser moral, ético, indudablemente todos estos avances requieren una mirada ética, por las implicancias que tienen para la sociedad. Por eso era vital legislar y se está haciendo bien.
La Comisión de Salud escuchó en sus audiencias públicas a una gran cantidad de científicos, académicos, médicos y representantes de la sociedad civil. El debate llevado a cabo fue muy rico, serio y responsable.
Hoy estamos en presencia de un proyecto de ley que va a dar respuesta a muchas interrogantes y, como dije, regulará la actividad en este ámbito, donde había una suerte de dejar hacer.
El proyecto regula la investigación sobre seres humanos, prohíbe la clonación humana, las prácticas eugenésicas y la manipulación de embriones y crea una Comisión Nacional de Bioética.
Quiero partir por un tema que tiene mucha relación con un proyecto que se encuentra en la Comisión de Salud, que se refiere a los deberes y derechos del paciente. La iniciativa apunta a que quienes se someten a investigaciones científicas deben estar protegidos desde el punto de vista biológico, médico y ético.
El proyecto, asimismo, consagra la necesidad del consentimiento informado. Como dijo el diputado Forni , dicho consentimiento requiere de una serie de requisitos, entre otros, una información clara. Además, dispone que si la persona en cuestión se arrepiente de seguir en la investigación no debe recibir castigo o sanción alguna. Ello queda establecido en varios artículos del proyecto, lo que me parece relevante.
El ser humano en esencia es ético. Por lo tanto, debe existir una Comisión Nacional de Bioética que asesore en estas materias a los distintos poderes del Estado. Como se dijo cuál será su composición, no ahondaré en eso. En todo caso, las personas que la integren deberán ser de renombre y destacadas en el mundo científico y académico.
En 1990 se creó un proyecto multinacional para determinar qué se entiende por genoma humano se concluyó que por genoma humano debe entenderse las distintas secuencias de las diferentes cadenas del ADN y conocer la composición de cada uno de los genes.
Como los señores diputados comprenderán, el genoma humano o, más bien, el patrimonio genético de la humanidad, no puede ser patentado, pues no es propiedad de individuo o institución alguna.
El proyecto consagra el principio de que el genoma humano es patrimonio de toda la humanidad, y no puede ser propiedad de ninguna persona o entidad.
El proyecto evita la discriminación de los seres humanos en distintos ámbitos del quehacer social, cultural, académico y laboral en relación con su patrimonio genético.
Con el avance de la ciencia, en especial, de la medicina, se veía venir este riesgo. Era evidente que se podían introducir nuevas formas de discriminación, no sólo por raza, edad, género, etcétera, sino que también por el patrimonio genético.
Además, se establece que el patrimonio genético de cada individuo debe ser correctamente manejado y su información será reservada.
Si bien es cierto había un gran consenso en contra de la clonación humana, ya que se apeló al sentido común de todos los chilenos y chilenas, era importante considerar el tema en nuestra legislación.
Quiero señalar, para evitar problemas conceptuales, que se ha confundido a la población al hablar de clonación humana reproductiva y clonación terapéutica. No existe la clonación terapéutica, porque la clonación lo aclararon las personas que asistieron a la Comisión no es otra cosa que la copia genéticamente idéntica de un individuo, aunque no siempre exacta. Es decir, se toma un óvulo, se anuclea se retira el núcleo y se introduce el genoma de una célula somática. Obviamente, el individuo que se consigue después de ese proceso va a ser, genéticamente, casi igual al que aportó la célula o el genoma, esto es, el 2N, la célula somática. Eso es clonación, es copiar en forma idéntica a un individuo.
Cuando hablamos de clonación de tejidos, cometemos un error conceptual; debemos referirnos a cultivo o reproducción de tejidos, con lo cual todos estamos de acuerdo. Razonablemente, nadie puede oponerse al cultivo de determinado tejido para trasplante.
Ahora bien, el proyecto establece claramente que la clonación humana acción de copiar genéticamente en forma idéntica a un individuo se prohíbe, por razones éticas pero también médicas.
No sé si se señaló con anterioridad, pero los experimentos realizados señalan que los animales productos de una clonación se ven afectados por malformaciones cardíacas, muerte precoz, abortos, etcétera. En el fondo, nuestro rechazo a la clonación tiene que ver con que el ser humano es único e irrepetible. Para mantener esa condición, debemos preservar la identidad genética de cada uno de los individuos que pueblan nuestro planeta.
Por eso, por un tema ético, moral, de preservación y protección de la dignidad del ser humano, en cuanto a su condición de único e irrepetible, nos oponemos a la clonación humana.
Insisto en que toda intervención genética que busque corregir patologías o enfermedades es aceptable y estamos disponibles para ello, tal como quedó consignado en el informe. En cuanto a las prácticas eugenésicas, cuando nos referimos a su prohibición, queremos decir, por ejemplo, que nos oponemos a que una persona quiera corregir el color de sus cabellos, de sus ojos, su estatura, su composición corporal, etcétera, pero estamos de acuerdo con toda investigación o intervención genética que signifique corregir determinadas enfermedades o patologías.
Un tema extraordinariamente complejo, que generó mucho debate y que seguramente lo seguirá generando a nivel nacional, es la manipulación de embriones.
Al respecto, me parece bien que la sociedad civil tenga una participación más protagónica y activa en estos temas.
En la Comisión nos vimos enfrentados a la misma discusión que se generó respecto de los trasplantes y la necesidad de establecer como muerte de un individuo la muerte cerebral, con el fin de utilizar sus órganos para un trasplante y dar vida a otra persona. Para ello, se estableció la muerte cerebral como muerte de un individuo a través de una convención.
Todos recordarán que, antiguamente, el paro cardíaco, la muerte del corazón, significaba la muerte del individuo. Hoy, a la luz de nuevos antecedentes científicos, se ha establecido otra definición. Se dice que para certificar la muerte cerebral tienen que existir electroencefalogramas planos, con seis horas de diferencia. Asimismo, dos neurólogos distintos deben confirmar esto mismo, sobre la base, por ejemplo, de la ausencia de reflejos fotomotores.
Lo mismo tuvimos que hacer para establecer, como dijo el diputado Forni , cuándo la vida humana es objeto de protección. También podríamos consignar cuándo se inicia la vida humana. Insisto: era necesario establecer en el proyecto una cierta convención. Eso tiene que ver con decidir si hay vida humana en el momento de la concepción, como dice el Pacto de San José de Costa Rica, es decir, desde el momento en que el óvulo se junta con el espermio; si la vida se inicia en el blastocito preimplantacional, en el óvulo fecundado antes de llegar al útero, cuando el óvulo está en el útero, cuando el feto tiene tres meses, nueve meses o a su nacimiento. Incluso Watson y Crick, que obtuvieron el Premio Nobel de Ciencias precisamente por su descubrimiento del ADN, sostienen que la vida humana comienza a los 4 años de nacido, porque sólo a partir de ese momento el tejido neuronal está suficientemente maduro.
Dada su complejidad, hay muchas definiciones y formas de abordar el tema, pero creemos que la manipulación de embriones constituye el inicio de la manipulación de futuros seres humanos.
Finalmente, entendemos que con la tecnología actual, con el avance de la ciencia, manipular un embrión significa destruirlo. Actualmente, muchos países están echando marcha atrás y, por tanto, restringiendo la cantidad de embriones que se pueden utilizar para la fertilización in vitro. ¿Qué sentido tiene permitir que una mujer infértil tenga un hijo si para ello se deben destruir cuatro potenciales seres vivos, cuatro vidas humanas, cuatro embriones? Éstos se congelan, se destruyen, y sólo se utiliza uno? A lo mejor, el día de mañana, cuando se manipule un embrión y se tome una célula madre totipotencial, que sirve para muchos experimentos, no se va a destruir el embrión. (Todos los expertos que asistieron a la Comisión señalaron que hoy se destruye). Por eso hemos dicho que hay vida humana lo dice el Pacto de San José de Costa Rica y nuestro propio Código Civil desde el momento de la fecundación, con el objeto de proteger la vida del que está por nacer.
Finalmente, este proyecto, que fue objeto de un amplio y necesario debate, de alguna manera viene a regular el campo de la investigación sobre seres humanos y de la manipulación de embriones.
Quiero agregar que también se pueden obtener células madres desde el cordón umbilical o, incluso, desde tejidos del adulto, por ejemplo, la médula ósea.
En mi opinión, no se justifica la manipulación de embriones. Ello es absolutamente coherente con lo que plantea el artículo 1º del proyecto, que dice que su finalidad es proteger la vida, desde el momento de la concepción.
Estamos en presencia de un proyecto muy importante, cuyo objetivo es proteger la vida y la dignidad de los seres humanos. Insisto: no podemos permanecer ajenos al avance de la ciencia y la tecnología, pero se necesita un análisis desde un punto de vista ético y moral.
He dicho.
Aplausos.
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