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El señor OJEDA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Francisco Bayo.
El señor BAYO.-
Señor Presidente, si esta materia es tremendamente compleja para los médicos y para el mundo científico en general, me imagino cómo lo será para aquellos que no pertenecen al área del conocimiento y la investigación científica. Me refiero al genoma humano, base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana, y al reconocimiento de su dignidad, identidad y diversidad. Por ello, en esta materia es necesario establecer claramente qué se puede hacer y qué no se debe hacer.
Las investigaciones relacionadas con seres humanos deben contar con un marco referencial relativo a la forma, manejo y exigencias a tener presente. Ello sucede en todo el mundo y Chile no puede estar al margen de ese conocimiento.
No voy a repetir muchas de las aseveraciones e inquietudes planteadas en la Sala, porque ameritan un debate más cuidadoso. No hay actividad en el universo en la cual no se avance más que en lo que se refiere a la ciencia médica y a la investigación científica. Por tanto, no podemos negarnos a legislar sobre esta materia. Sin embargo, la forma de hacerlo debe ser cuidadosa; no debe entrabar, por un lado, la investigación científica ni tampoco algunos aspectos puntuales en materia de intervenciones genéticas con fines terapéuticos que puedan ser provechosas y no nocivas para las personas.
Ya ha quedado en evidencia y, de hecho, aparece en varios de los documentos que los distinguidos colegas tienen sobre sus escritorios la poca precisión en el uso de las palabras, de los conceptos; se habla como si se tratara de lo mismo al referirse a genoma y a clonación. El Presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados recientemente precisó los términos. Incluso, es inconveniente hablar de clonación terapéutica, como lo establecen muchos tratados internacionales. Esta iniciativa es seria; no puede tratarse al lote, no puede debatirse como si nos encontráramos en un auditorio de sordos aunque, a veces, es lo que parece ser. No es lo mismo hablar de clonación que de uso de genoma humano, pieza fundamental y base de la unidad de todos los miembros de esta sociedad. Por eso hay que precisar los conceptos.
Para no entrar en detalles que, además de ser repetitivos, pueden aburrir a los tan atentos colegas de mi bancada y de otras, me remitiré a decir cuál es el objetivo que se trata de cumplir con este proyecto, y qué se puede o no se puede hacer en Chile.
Ante las variadas y múltiples experiencias internacionales cada una de las cuales daría para ser tratada en una sesión especial, debemos recordar que estamos en Chile, y, en consecuencia, debemos legislar acorde no sólo con el conocimiento internacional sobre la materia, sino teniendo presente nuestra realidad, incluso nuestra idiosincrasia y nuestra formación cristiano-occidental, lo que, por supuesto, hace más complejo el debate.
¿Qué se puede hacer a la luz de lo que establece este proyecto de ley? Se puede investigar y determinar la identidad del genoma de un ser humano si se cuenta con su consentimiento previo e informado. Varios colegas se han referido a la importancia de dicho consentimiento previo, exceptuando aquellas situaciones que tienen que ver con materias investigadas por los tribunales de justicia.
¿Qué otra cosa se puede hacer? Hay libertad para realizar investigación científica biomédica en seres humanos, con pleno respeto de los derechos y libertades de los mismos, entre los que se cuenta el de información previa, ya mencionado. ¿Qué más se puede hacer? Terapia génica en células somáticas y en células reproductivas, la que estaría autorizada sólo con fines terapéuticos, para el tratamiento de enfermedades o para impedir su tratamiento.
Para tratar de aportar luces, me permitiré leer para conocimiento, de los versados colegas parlamentarios lo que dice el doctor Manuel Santos , profesor de genética de la Universidad Católica de Chile: “Si los embriones son cosas u objetos, entonces se pueden usar y luego botar: Pero si los consideramos...
Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor LORENZINI (Presidente).-
Ruego a los señores diputados guardar silencio.
Puede continuar con el uso de la palabra señor diputado.
El señor BAYO.-
Señor Presidente, este tema es mucho más importante que otros, que en su momento han tenido la atención de esta Sala o cuando, de por medio, en las tribunas hay personas que aplauden, y otras que rechiflan o bien vienen a decir groserías o a hacer cosas que incluso desprestigian a la Cámara de Diputados. Sin embargo, los colegas no le prestan ninguna atención, en circunstancias de que debería importarles, porque muchos de ellos necesitarían de terapia génica.
Para evidenciar lo complejo del tema, el doctor Santos profesor de la Universidad Católica, señala: “Si los embriones son cosas u objetos, entonces se pueden usar y luego botar. Pero si consideramos estos mismos embriones, sujetos con toda la dignidad de un ser humano, entonces merecen todo el respeto del mundo y no deben ser manipulados”. Esto tiene relación con lo que aquí se ha mencionado sobre cuándo comienza la vida. Hay gente que dice que comienza en el acto reproductivo, porque se obtiene un producto totipotencial, es decir, que tiene existencia por sí mismo. Un tema del debate. Pero el mismo doctor Santos agrega después: “No existe ningún beneficio médico en esta opción que justifique tal uso de embriones, debido a que hay un camino alternativo en que con células de adultos y, ojalá, lo escuchen nuestros colegas; células de ellos mismos, o de sus señoras, o de sus pololas, o de sus amantes, o de sus hijos se pueden obtener distintos tejidos que luego se introducen en el paciente con fines curativos”. Esto es terapia génica. Si por otro lado, se abre la puerta a la clonación terapéutica, concepto que discuto y creo que debe ser analizado, es casi imposible que se puedan cerrar otras puertas. Esto es lo que se puede hacer con este proyecto.
Mediante esta iniciativa se prohíbe expresamente toda práctica eugenésica, o sea, cualquiera intervención sobre el genoma que lo modifique hereditariamente. Se prohíbe toda forma de discriminación arbitraria basada en el patrimonio genético de las personas y, lo más importante, se prohíbe la clonación de seres humanos, cualquiera sea el fin perseguido y la técnica utilizada. Hace muy poco, en una convención internacional realizada en Valencia, se estableció que, partiendo de la base de que el hombre es en sí un fin y no un medio, que tiene derecho a no ser programado genéticamente y a ser genéticamente único e irrepetible, porque es propiedad de unicidad, existe la posibilidad de crear problemas sicológicos a los individuos clónicos.
Por todo ello, rechazo la clonación humana. Felizmente, este proyecto rechaza la práctica de la clonación. Tampoco se podrán destruir embriones humanos para obtener células troncales que den origen a dichos tejidos u órganos. Ya mencioné lo expresado por un académico de la Universidad Católica, quien aclara precisamente que podrían usarse células de adultos.
Por todo lo anterior y porque es necesario que esta iniciativa se transforme en ley, precisamente para establecer el marco regulatorio, porque prohíbe la clonación y porque todos estos hechos están garantizados por la existencia de una comisión de bioética total y absolutamente independiente, acreditada y con personas capacitadas, le daremos nuestro apoyo.
He dicho.
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