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El señor JARPA (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité Socialista y Radical, tiene la palabra, por seis minutos, el honorable diputado Fernando Meza.
El señor MEZA.-
Señor Presidente, la muerte de un ser humano es siempre dolorosa y lamentable, en especial cuando afecta a quienes están desprotegidos, pues nos recuerda, de manera lacerante, las falencias de nuestro sistema de salud, a pesar de lo mucho que se ha hecho.
En esta ocasión, quiero comentar dos casos que tuvieron un desenlace fatal. Los familiares de las víctimas me pidieron que interviniera, a fin de esclarecer los hechos y de establecer responsabilidades.
El primero corresponde al señor Nelson Villalobos Godoy , que en paz descanse, vecino de la comuna de Padre Las Casas, quien el pasado 25 de julio acudió al consultorio de esa localidad porque padecía fuertes dolores abdominales. Los médicos del recinto le diagnosticaron un cólico, le suministraron laxantes y calmantes y, luego, lo enviaron a su domicilio. Al día siguiente, don Nelson Villalobos siguió con dolores y molestias y regresó al citado consultorio, obteniendo el mismo diagnóstico y el mismo tratamiento. Nuevamente, fue enviado a su domicilio, a pesar de que le habían aumentado los dolores y las molestias.
Debido a la precaria atención recibida, don Nelson decidió acudir por sus propios medios al Hospital Regional de Temuco , donde fue dejado en observación con el diagnóstico de constipación; es decir, el popularmente llamado estreñimiento. Finalmente, después de cuatro días de innecesario sufrimiento, el señor Villalobos fue operado de urgencia, el lunes 28 de julio, quedando internado en la Unidad de Cuidados Intensivos de ese recinto, en el que falleció la mañana del viernes 1 de agosto, a consecuencias de una peritonitis.
El segundo caso del cual tomé conocimiento en una de mis visitas a la comuna de Loncoche, durante la semana distrital, corresponde a la gravísima situación que vive don Florentino Varela Contreras.
El señor Varela me informó que su esposa, la señora Nieves Gajardo Espinoza , que en paz descanse, sufría fuertes dolores en la pelvis, por lo que, con fecha 5 de agosto, la llevó al hospital de Loncoche para que recibiera atención de urgencia. Sin embargo, según me manifestó don Florentino , en el mencionado hospital no recibió la atención ni el tratamiento adecuados, situación que agravó aún más el delicado estado de salud de su esposa. El diagnóstico, entregado tardíamente por los médicos de ese hospital, fue una supuesta celulitis.
Posteriormente, el 6 de agosto, la señora Nieves fue derivada al Hospital Regional de Temuco , en el que se le realizaron exámenes de urgencia, ingresando a pabellón al mediodía el domingo siguiente; luego, a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permaneció durante cinco días en estado grave y, finalmente, por desgracia, falleció. El certificado de defunción de la señora Nieves señala como causa del deceso shock séptico y gangrena de Fournier, lo que dista mucho de lo diagnosticado en un principio, dejando en evidencia posibles irregularidades cometidas por profesionales de la medicina. A lo anterior se suma el hecho de que esa señora tenía antecedentes de cuidado, que no fueron oportunamente revisados. Por ejemplo, padecía de diabetes, hipertensión arterial y otras patologías crónicas que se trataba con una doctora en el mismo hospital de Temuco.
Mi experiencia médica es modesta. Trabajé en distintos países en los cuales, sencillamente, se nos leía la cartilla a los profesionales encargados de atender las urgencias. Se nos decía: “O se preparan bien para cumplir su trabajo en tan importante departamento de los hospitales y consultorios o, simplemente, dedíquense a otro tipo de especialidad dentro de la medicina que no tenga que ver con las urgencias”.
Así, viví en países donde estaba prohibido que fallecieran los asmáticos, los apendicíticos, las embarazadas, los niños, los pacientes con neumotórax. Si eso llegaba a suceder, se efectuaba una investigación, que no era muy sucinta, sino profunda, para determinar las responsabilidades y evitar que volviera a suceder lo mismo.
La reforma de salud debe incluir, entonces, una preparación especializada de todo el personal que tiene que ver con las urgencias para que los diagnósticos de patologías que pueden conducir a la muerte, pero que son curables, se efectúen con prontitud y exactitud.
Los confusos antecedentes de estos casos que desembocaron en los lamentables fallecimientos de un humilde vecino de Padre Las Casas y de una anciana de la comuna de Loncoche no pueden dejarme indiferente ni como médico ni como representante de esa comunidad.
Por las razones expuestas, solicito que se oficie al ministro de Salud , a fin de que instruya una “auditoría de muerte” y, si es necesario, un sumario administrativo, y que me informe sobre el resultado de las investigaciones.
He dicho.
El señor JARPA ( Vicepresidente ).-
Se enviará el oficio solicitado por su Señoría, adjuntando copia de su intervención , con la adhesión del diputado Pedro Muñoz .
"
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El señor JARPA (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité Socialista y Radical, tiene la palabra, por seis minutos, el honorable diputado Fernando Meza.
El señor MEZA.-
Señor Presidente, la muerte de un ser humano es siempre dolorosa y lamentable, en especial cuando afecta a quienes están desprotegidos, pues nos recuerda, de manera lacerante, las falencias de nuestro sistema de salud, a pesar de lo mucho que se ha hecho.
En esta ocasión, quiero comentar dos casos que tuvieron un desenlace fatal. Los familiares de las víctimas me pidieron que interviniera, a fin de esclarecer los hechos y de establecer responsabilidades.
El primero corresponde al señor Nelson Villalobos Godoy , que en paz descanse, vecino de la comuna de Padre Las Casas, quien el pasado 25 de julio acudió al consultorio de esa localidad porque padecía fuertes dolores abdominales. Los médicos del recinto le diagnosticaron un cólico, le suministraron laxantes y calmantes y, luego, lo enviaron a su domicilio. Al día siguiente, don Nelson Villalobos siguió con dolores y molestias y regresó al citado consultorio, obteniendo el mismo diagnóstico y el mismo tratamiento. Nuevamente, fue enviado a su domicilio, a pesar de que le habían aumentado los dolores y las molestias.
Debido a la precaria atención recibida, don Nelson decidió acudir por sus propios medios al Hospital Regional de Temuco , donde fue dejado en observación con el diagnóstico de constipación; es decir, el popularmente llamado estreñimiento. Finalmente, después de cuatro días de innecesario sufrimiento, el señor Villalobos fue operado de urgencia, el lunes 28 de julio, quedando internado en la Unidad de Cuidados Intensivos de ese recinto, en el que falleció la mañana del viernes 1 de agosto, a consecuencias de una peritonitis.
El segundo caso del cual tomé conocimiento en una de mis visitas a la comuna de Loncoche, durante la semana distrital, corresponde a la gravísima situación que vive don Florentino Varela Contreras.
El señor Varela me informó que su esposa, la señora Nieves Gajardo Espinoza , que en paz descanse, sufría fuertes dolores en la pelvis, por lo que, con fecha 5 de agosto, la llevó al hospital de Loncoche para que recibiera atención de urgencia. Sin embargo, según me manifestó don Florentino , en el mencionado hospital no recibió la atención ni el tratamiento adecuados, situación que agravó aún más el delicado estado de salud de su esposa. El diagnóstico, entregado tardíamente por los médicos de ese hospital, fue una supuesta celulitis.
Posteriormente, el 6 de agosto, la señora Nieves fue derivada al Hospital Regional de Temuco , en el que se le realizaron exámenes de urgencia, ingresando a pabellón al mediodía el domingo siguiente; luego, a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permaneció durante cinco días en estado grave y, finalmente, por desgracia, falleció. El certificado de defunción de la señora Nieves señala como causa del deceso shock séptico y gangrena de Fournier, lo que dista mucho de lo diagnosticado en un principio, dejando en evidencia posibles irregularidades cometidas por profesionales de la medicina. A lo anterior se suma el hecho de que esa señora tenía antecedentes de cuidado, que no fueron oportunamente revisados. Por ejemplo, padecía de diabetes, hipertensión arterial y otras patologías crónicas que se trataba con una doctora en el mismo hospital de Temuco.
Mi experiencia médica es modesta. Trabajé en distintos países en los cuales, sencillamente, se nos leía la cartilla a los profesionales encargados de atender las urgencias. Se nos decía: “O se preparan bien para cumplir su trabajo en tan importante departamento de los hospitales y consultorios o, simplemente, dedíquense a otro tipo de especialidad dentro de la medicina que no tenga que ver con las urgencias”.
Así, viví en países donde estaba prohibido que fallecieran los asmáticos, los apendicíticos, las embarazadas, los niños, los pacientes con neumotórax. Si eso llegaba a suceder, se efectuaba una investigación, que no era muy sucinta, sino profunda, para determinar las responsabilidades y evitar que volviera a suceder lo mismo.
La reforma de salud debe incluir, entonces, una preparación especializada de todo el personal que tiene que ver con las urgencias para que los diagnósticos de patologías que pueden conducir a la muerte, pero que son curables, se efectúen con prontitud y exactitud.
Los confusos antecedentes de estos casos que desembocaron en los lamentables fallecimientos de un humilde vecino de Padre Las Casas y de una anciana de la comuna de Loncoche no pueden dejarme indiferente ni como médico ni como representante de esa comunidad.
Por las razones expuestas, solicito que se oficie al ministro de Salud , a fin de que instruya una “auditoría de muerte” y, si es necesario, un sumario administrativo, y que me informe sobre el resultado de las investigaciones.
He dicho.
El señor JARPA ( Vicepresidente ).-
Se enviará el oficio solicitado por su Señoría, adjuntando copia de su intervención , con la adhesión del diputado Pedro Muñoz.
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