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El señor FERNÁNDEZ.-
Señor Presidente , me referiré al rol de la tecnología en Chile.
En la Operación Renta de este año surgió un fenómeno que marca una tendencia en nuestro país, para la cual debemos prepararnos. El 69 por ciento de las declaraciones se hicieron a través de Internet, lo que significa que más de un millón 400 mil personas efectuaron el trámite por esa vía.
Por otro lado, recientemente, el Banco Mundial aprobó un préstamo de 100 millones de dólares cuyo destino será fortalecer áreas de la ciencia y la tecnología, constituyéndose este hecho en una oportunidad para que la comunidad científica y tecnológica nacional desarrolle sus capacidades en estos ámbitos. Ello es de gran relevancia, por cuanto se inyectarán recursos frescos en proyectos de investigación y crecimiento en esta área, lo cual podría convertirse en un importante motor de desarrollo que contribuya al progreso económico de nuestro país. De hecho, la investigación científica y tecnológica ha demostrado ser muy rentable en las naciones desarrolladas.
Con el préstamo del Banco Mundial habrá que ver si comienza a concretarse la aspiración pública del Gobierno de destinar uno por ciento del producto interno bruto a los campos de la ciencia y la tecnología, hecho necesario -según las palabras del Ejecutivo- para no quedarse atrás en el desarrollo.
Mucho se ha hablado de la importancia de Internet y de las tecnologías de información como herramientas de desenvolvimiento. No obstante, y pese al ímpetu que se le ha querido dar a esta materia, aún falta mucho por hacer.
El Presidente de la República , en su discurso del 21 de Mayo de 2000, explicitó una visión de progreso construida sobre la base de un intensivo uso de tecnologías de información, el que aún debe traducirse en una estrategia país, donde todos los aspectos de la vida nacional sean concebidos en pro de cómo la tecnología contribuye a mejorar procesos, interacciones y nuestro desarrollo.
Pese a la intención del Ejecutivo de que los chilenos sean líderes en tecnología, las políticas gubernamentales no han sido lo suficientemente claras como para lograr este objetivo. No considerar el valor de las tecnologías de información en el futuro desenvolvimiento del país sería una miopía, por cuanto se ha demostrado que naciones que han fomentado el uso de tecnologías de información en universidades, empresas y gobiernos han logrado canalizar millonarias inversiones de importantes empresas del rubro tecnológico a sus países.
Otro beneficio concreto de la masificación de las tecnologías es que éstas han permitido cosas impensables hasta hace diez años, como acercar zonas australes o extremas a los polos de desarrollo, ofreciendo significativos beneficios y oportunidades que de otra forma no hubieran existido.
Para que Chile haga frente a los desafíos actuales de la globalización, es necesario contar con las herramientas adecuadas en materia de tecnología. Y es aquí donde todos tenemos un rol que jugar.
Por un lado, es menester que la Administración agilice las políticas en tendientes a promover el desarrollo de las tecnologías, como el "Gobierno electrónico", sistema en el cual la mayoría de los trámites se pueden hacer a través de Internet; a generar una mayor conectividad, sobre la base de menores costos de acceso a Internet, y a reducir la brecha digital a través de la masificación, por ejemplo, de los infocentros. Hasta el momento algo se hace en esta dirección; sabemos que hay más de cien trámites que pueden efectuarse actualmente a través de la red.
Asimismo, ya se ha iniciado el proceso de tarificación de las redes de telefonía fija, lo cual debiera apuntar a una mayor competitividad y a una reducción de los costos de las concesiones a Internet.
En esa misma línea, el Gobierno ha impulsado la creación de infocentros, los cuales a la fecha suman 340 en todo Chile, logrando acercar a las personas de menores recursos o de zonas extremas al mundo de la tecnología y de la información.
No obstante que dichas medidas son positivas, aún persisten desafíos para convertirnos en una nación moderna. La educación es uno de ellos. Sabemos que la alfabetización digital forma parte de la agenda tecnológica del Gobierno, la cual incluye educación y capacitación en el uso de tecnologías de información, así como también la formación de técnicos y profesionales universitarios. Ello es clave, por cuanto hoy tanto colegios y escuelas como universidades e institutos de formación técnica deben sumarse a esta nueva tendencia: la de hacer uso de las tecnologías y promoverlas entre sus alumnos.
Y es que, cada día con mayor fuerza, las tecnologías han pasado a ser parte de nuestro mundo laboral y social. Por ello, Chile no puede quedarse atrás. Debe prepararse y contar con las herramientas adecuadas. En tal sentido, minimizar la brecha digital constituye una prioridad en la masificación de estas tecnologías, tarea no menor, a la que habrá de hacer frente el Gobierno, en conjunto con el sector privado.
Uno de los grandes desafíos que se plantean en materia educacional es la formación de profesionales especializados en ciencia y tecnología, los cuales, además, no sólo necesitan contar con capacitación apropiada, sino también con oportunidades de trabajo una vez que egresan de las escuelas. Por ello, se hace urgente que las empresas sean capaces de absorber esa mano de obra calificada.
En tal sentido, el rol del sector privado es clave. Por ese motivo, se requiere que las empresas se sumen a la masificación de las tecnologías como usuarias en sus procesos productivos.
Se ha demostrado, además, que el uso de tecnología al interior de la empresa trae beneficios concretos, como eficiencia y ahorro de costos, y asimismo, mejoras en los niveles de servicio a sus clientes. Por lo tanto, es importante que el sector privado, a través de los empresarios, se involucre en el tema tecnológico.
A tono con las nuevas tendencias, el Poder Legislativo también debe insertarse en el mundo de las nuevas tecnologías, no sólo como usuario, sino también aprobando leyes acordes que promuevan su uso y masificación en todos los estratos sociales y económicos.
Oportunidades de los Tratados de Libre Comercio
A las políticas gubernamentales internas se están sumando acuerdos de cooperación científica y tecnológicos suscritos por nuestro país; por ejemplo, con la Unión Europea. Este pacto, firmado en septiembre de 2002, permitirá a Chile enfrentar los serios retrasos en materia científica y tecnológica e incorporarse a las redes europeas de investigación, con lo cual las empresas, universidades e investigadores pueden participar directamente en proyectos de punta acogidos a subsidios de dicha Unión. Se trata de recursos por 17 mil 500 millones de euros, que se manejan entre las quince naciones y a los cuales Chile podrá acceder. El Acuerdo, además, posibilitará que nuestro país participe en el VI Programa Marco de ese bloque, que comprende desde el año 2002 hasta el 2006, lo cual significa que podrá desarrollar trabajos en las áreas de biotecnología, tecnologías de información y nanotecnología, entre otros.
A través de ese convenio, Chile se sumó a otros países que ya son socios en materia de ciencia y tecnología con la Unión Europea, como China, India , Ucrania , Argentina y Rusia. No obstante, y pese a lo positivo que ello pueda ser, es indispensable que este Acuerdo no se olvide con el paso del tiempo y que las autoridades sepan sacarle el máximo provecho.
El Tratado de Libre Comercio con Europa y el que se materializará a futuro con Estados Unidos ofrecen un sinnúmero de oportunidades en el ámbito tecnológico, como un eventual incremento en la importación de equipos tecnológicos, con el consiguiente aumento en el uso de éstos. Asimismo, es posible pensar que más empresas ligadas a las tecnologías de información estarán interesadas en invertir en Chile a través de la instalación de plantas o bien mediante la apertura de filiales en nuestro país. Además, se estima que dichos tratados permitirán un despegue de las compañías desarrolladoras de software, ya que tendrán acceso a mercados más grandes, como Estados Unidos o Europa, donde podrán crear asociaciones con empresas de esos bloques para emprender negocios en conjunto.
Se ha dicho que a partir de los acuerdos comerciales alcanzados por Chile estamos en medio de una oportunidad histórica, donde debemos mantener una cohesión de equipo-país y una mentalidad exportadora con énfasis en la innovación tecnológica.
El papel de los inversionistas extranjeros
A los tratados y acuerdos con distintos bloques y naciones, se suma la campaña de promoción Chile País Plataforma, lanzada por el Gobierno hace unos meses a través del Comité de Inversiones Extranjeras, mediante la cual se pretende difundir las ventajas y atractivos de nuestra nación como plataforma de operaciones de alcance regional para empresas ligadas a los rubros de tecnología y servicios. El mensaje está enfocado a firmas estadounidenses, canadienses, de la Unión Europea y de la APEC. Habrá que evaluar si realmente, y gracias a las políticas de promoción del Comité, esta campaña, a todas luces positiva para la economía nacional, logra algún efecto concreto y revierte la caída de 64 por ciento que registró la inversión extranjera directa en Chile el año pasado, según el informe dado a conocer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En este sentido, cabe mencionar la experiencia de Costa Rica, que se ha constituido en un atractivo mercado para los inversionistas extranjeros en el área tecnológica. En efecto, gracias a incentivos y excepciones tributarias en algunas áreas y a la labor de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), cuya prioridad es la atracción de inversión extranjera directa, dicha nación cuenta con capitalistas, como Intel, Motorola, Procter & Gamble, Roche, Abbot Laboratorios, entre muchos otros. Asimismo, a raíz de ese tipo de inversionistas, ha incrementado los flujos de inversión extranjera directa en 600 por ciento entre las décadas de los 80 y 90. Este crecimiento es el resultado de un plan estratégico diseñado por el CINDE y el Gobierno costarricense a principios de los 90, que consistía en atraer inversión foránea directa de alta tecnología enfocada a la industria ligada a los sectores eléctrico, electrónico y de telecomunicaciones.
Así, y gracias a una política económica coherente, durante los últimos 35 años Costa Rica logró diversificar sus exportaciones de manera radical, verificándose que en el 2001 los envíos más importantes -86 por ciento- correspondieron a productos no tradicionales, como componentes electrónicos y artículos médicos de alta tecnología, versus el 13 por ciento que representó la venta al exterior de café y bananas, sus principales exportaciones tradicionales.
En efecto, en 2001 las exportaciones totales fueron de 5 mil millones de dólares, de los cuales 26 por ciento -es decir, mil 315 millones- correspondió a remesas del sector electrónico, siendo Intel la compañía más relevante en este sector.
Otro ejemplo es India, que ha implementado una iniciativa económica exitosa dirigida a las tecnologías de información. En efecto, para dar un mayor impulso y focalización al área tecnológica, creó un Ministerio de Comunicaciones y Tecnologías de Información con un Departamento especial dedicado a la promoción de esas tecnologías y a la atracción de empresas del rubro. De hecho, la visión de largo plazo de esta repartición es hacer de ese país una superpotencia en tecnologías de información y uno de los generadores y exportadores de software más grandes del mundo para el año 2008. Entre sus objetivos destaca la creación de valor, la generación de empleos y el crecimiento económico que deberá estar liderado por empresas ligadas a las tecnologías de información.
El Departamento de tecnologías de información tiene como funciones promover el comercio electrónico y, asimismo, fomentar la educación y las empresas basadas en tecnologías de información. Además, debe impulsar un ambiente favorable para que estas últimas inviertan más en investigación y desarrollo, y también crear mecanismos a fin de que la innovación que se produce en las universidades llegue al mundo empresarial.
Así es posible afirmar que en esta nueva era Chile ha de asumir el desafío de incorporar las tecnologías, las cuales podrían convertirlo en un importante exportador de servicios. No obstante, es indispensable atacar áreas como las trabas económicas para el ingreso de multinacionales ligadas al campo tecnológico; reducir la brecha digital con políticas educacionales adecuadas tanto para profesores como para alumnos; avanzar en el gobierno electrónico, en la tecnologización de las pymes y de algunas empresas más grandes, fomentar e impulsar la formación de profesionales técnicos e incrementar aún más los recursos destinados al desarrollo de ciencia y tecnología.
El mundo no espera. Menos aún cuando la tecnología hoy representa una oportunidad clara y objetiva para salir adelante y generar un nuevo salto al desarrollo. No desperdiciemos esta oportunidad.
He dicho.
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