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- rdf:value = " El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , respecto de este tema, deseo dar cuenta del debate de la Comisión y de su espíritu.
Un señor Senador que me antecedió se refirió a lo manifestado por otro Honorable colega esta mañana en orden a que ese organismo técnico no había tenido la precaución de estudiar lo relativo a la auténtica y real descentralización. Señor Presidente , eso no fue así, pues todos sus miembros planteamos al Gobierno nuestro desacuerdo con el tema de la sede regional, ya que éramos partidarios de una mayor localización, con el objeto de buscar una manera distinta de asentar en cada provincia lo que estaba haciéndose en la Región de modo centralizado. Y la explicación fue exactamente la que entregué esta mañana: la regionalización en Chile no tiene raíces culturales. Por lo menos en la Región que represento -no sé qué pasará en otras-, entre Concepción, Chillán y Arauco , la verdad es que, desde tal perspectiva, no hay nada en común. Incluso, la historia de la ciudad de Ñuble, y en particular la de Chillán, está del todo diferenciada y casi desafectada de la de Concepción.
Así, manifestamos que no había ningún otro asunto, sino éste, en el cual pudiéramos recoger la realidad de un país que está descentralizado en una forma que no corresponde a las vivencias objetivas de las personas.
La explicación del Ejecutivo -y a esto apunta lo expresado por el Honorable señor Espina- fue que se generaba una balcanización del sistema, lo cual, en la práctica, significaba la creación de 25 ó 30 sedes, atomización de los programas, manejar gastos tremendos, sin posibilidad de hacerlo de manera adecuada. Planteamos varias alternativas, entre otras, propiciar mayor presencia, nombramientos automáticos, aun ad honorem, etcétera.
Sin embargo, debo reconocer con franqueza que de parte del Gobierno no hubo ánimo alguno de satisfacer nuestros planteamientos. Y lo digo con la misma fuerza con que en otras oportunidades y materias reconocí que se recogieron nuestros puntos de vista. Pero en esta ocasión no hubo caso.
A pesar de ser un Senador de Gobierno, debo manifestar que ésta fue la sensación que tuvimos.
Entonces, debimos aceptar la tesis de los Consejos Regionales, a los que tampoco era posible marginar de toda la estructura, pues, si además no había consejos provinciales, en la práctica no habría nada. Justamente por eso pedí dividir la votación. A diferencia de lo ocurrido con Valparaíso, en que no se consideraba dramático decidir en trámites posteriores la instalación de la sede del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en este caso me parecía inadecuado proceder así.
Como se aprobó otra fórmula, no podemos rechazar esta norma. La votaré a favor, pero dejando claramente establecido que me parece una proposición incorrecta, contraria al sentido profundo del proyecto, a la realidad objetiva de las Regiones y a la racionalidad de la materia.
Desgraciadamente, creo que deberemos entregar esta facultad al propio Consejo Regional que, como sabemos, se topa con el problema de fondo: quiérase o no, en el país se ha producido una especie de "centralización" de las capitales regionales. Y en todas partes se demanda lo mismo. Incluso se está pidiendo la creación de otras Regiones, pues las actuales no están correspondiendo a la realidad objetiva.
Votaré a favor, pero reconozco que haré todo lo posible para introducir un cambio en esta materia.
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