REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 348�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 44�, en mi�rcoles 30 de abril de 2003 Ordinaria (De 16:20 a 18:51) PRESIDENCIA DEL SE�OR ANDR�S ZALD�VAR, PRESIDENTE SECRETARIO, EL SE�OR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica P�g. I. ASISTENCIA......................................................................................................... II. APERTURA DE LA SESI�N............................................................................... CUENTA....................................................................�...................................... Acuerdos de Comit�s............................................................................ IV. ORDEN DEL D�A:............................................................................................ Proyecto de reforma constitucional, en primer tr�mite, que introduce diversas reformas a la Carta Fundamental (2526-07 y 2534-07) (queda pendiente su discusi�n particular)........ Peticiones de oficios (se anuncia su env�o).............................................................. VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: --Arancibia Reyes, Jorge --�vila Contreras, Nelson --Boeninger Kausel, Edgardo --Bombal Otaegui, Carlos --Canessa Robert, Julio --Cantero Ojeda, Carlos --Cariola Barroilhet, Marco --Chadwick Pi�era, Andr�s --Coloma Correa, Juan Antonio --Cordero Rusque, Fernando --Espina Otero, Alberto --Fern�ndez Fern�ndez, Sergio --Flores Labra, Fernando --Foxley Rioseco, Alejandro --Frei Ruiz-Tagle, Carmen --Garc�a Ruminot, Jos� --Gazmuri Mujica, Jaime --Larra�n Fern�ndez, Hern�n --Lavandero Illanes, Jorge --Mart�nez Busch, Jorge --Matthei Fornet, Evelyn --Moreno Rojas, Rafael --Mu�oz Barra, Roberto --Naranjo Ortiz, Jaime --Novoa V�squez, Jovino --N��ez Mu�oz, Ricardo --Ominami Pascual, Carlos --Orpis Bouch�n, Jaime --P�ez Verdugo, Sergio --Parra Mu�oz, Augusto --Pizarro Soto, Jorge --Prokurica Prokurica, Baldo --R�os Santander, Mario --Romero Pizarro, Sergio --Ruiz De Giorgio, Jos� --Ruiz-Esquide Jara, Mariano --Sabag Castillo, Hosa�n --Silva Cimma, Enrique --Stange Oelckers, Rodolfo --Vald�s Subercaseaux, Gabriel --Vega Hidalgo, Ram�n --Viera-Gallo Quesney, Jos� Antonio --Zald�var Larra�n, Adolfo --Zald�var Larra�n, Andr�s --Zurita Camps, Enrique Concurrieron, adem�s, los se�ores Ministros del Interior y Secretario General de la Presidencia. Actu� de Secretario el se�or Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el se�or Sergio Sep�lveda Gumucio. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 16:20, en presencia de 20 se�ores Senadores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. CUENTA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or SEP�LVEDA (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Oficio reservado Del se�or Vicepresidente Ejecutivo de la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional, por medio del cual responde un oficio enviado en nombre del Senador se�or Mart�nez, referido al monto total de los valores comprometidos por CAPREDENA en la corredora de la sociedad INVERLINK. --Queda a disposici�n de los se�ores Senadores en la Secretar�a de la Corporaci�n. Declaraci�n de inadmisibilidad Moci�n de los Senadores se�ores Larra�n y Naranjo, con la cual inician un proyecto de ley modificatorio del art�culo 12 de la ley N� 17.288, sobre Monumentos Nacionales, con el prop�sito de facultar al Fisco y a los municipios para llevar a cabo, a trav�s de los diversos fondos p�blicos, la restauraci�n de los Monumentos Hist�ricos o Nacionales que pertenezcan al �mbito privado y que se encuentren en riesgo de derrumbe o destrucci�n. --Se declara inadmisible, por referirse a una materia de la iniciativa exclusiva de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, de conformidad con lo establecido en el art�culo 62, inciso cuarto, N� 2�, de la Carta Fundamental. El se�or LARRA�N.- Pido la palabra sobre la Cuenta, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Puede usar de ella, se�or Senador. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, estamos conscientes de la inadmisibilidad que la Mesa ha declarado respecto de la moci�n que hemos presentado con el Senador se�or Naranjo. Aun as�, hemos querido plantearla con el prop�sito de hacerla llegar a conocimiento del Ejecutivo y de que �ste le preste su patrocinio. �Por qu�? Porque la situaci�n concreta que hoy estamos viviendo en nuestra zona a prop�sito del templo de Nirivilo, ubicado en la comuna de San Javier, puede producirse en muchos otros lugares. Dicho templo, que es un monumento hist�rico de incalculable valor, ha sufrido el derrumbe de una de sus partes y la �nica posibilidad de proceder a su restauraci�n es con apoyo fiscal. La Iglesia no cuenta con condiciones econ�micas para ello y, si no es reparado a tiempo, su destrucci�n ser� total, y�ndose con �l una parte de la historia nacional. En atenci�n a que no hay fines de lucro y a que se trata de un monumento de esa naturaleza, pensamos que el Fisco o la municipalidad podr�an aportar los recursos necesarios para su refacci�n. �se es el sentido de la iniciativa: facultar al Fisco y a los municipios, previo acuerdo del Consejo de Monumentos Nacionales, para efectuar aportes destinados a la mantenci�n de monumentos hist�ricos cuando la situaci�n econ�mica as� lo recomiende, a fin de salvar el patrimonio nacional. Por eso, solicito oficiar al se�or Presidente de la Rep�blica, en nombre del Senador se�or Naranjo y en el m�o propio, para que haga suya la moci�n que la Mesa ha declarado inadmisible, prest�ndole el patrocinio correspondiente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si le parece a la Sala, se enviar� el oficio solicitado por Su Se�or�a. Acordado. ---------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Comunico a Sus Se�or�as que llegaron las indicaciones del Ejecutivo al proyecto sobre transparencia, l�mite y control del gasto electoral, cuyo plazo para formularlas se fij� hasta el pr�ximo mi�rcoles 7 de mayo. Para evitar que la iniciativa vuelva despu�s s�lo a la Comisi�n de Gobierno, que para estos efectos es el �rgano t�cnico pertinente, propongo que sea analizada por las Comisiones de Hacienda y de Gobierno, unidas. Ya he conversado con los Presidentes de estos organismos y est�n de acuerdo en que �se es el procedimiento m�s conveniente. Por lo tanto, si no hubiera objeci�n, el proyecto ser�a estudiado por ambas Comisiones en forma conjunta. Acordado. --------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Hago presente a Sus Se�or�as que esta sesi�n est� citada hasta las siete de la tarde. Adem�s, deseo informarles que, por la cantidad de proyectos en tabla, por los temas que est�n pendientes y por los acuerdos pol�ticos que hay que cumplir, har� uso de la facultad que tengo como Presidente del Senado para convocar a sesi�n especial el pr�ximo martes, 6 del actual, de 12 a 14. Y recuerdo que al d�a siguiente, a las 11, hay un Congreso Pleno. Hago estas prevenciones para que las Comisiones vayan ajustando sus horarios. Ahora, si el jueves a�n tenemos tabla, me ver� en la obligaci�n tambi�n de citar a sesi�n para ese d�a. IV. ORDEN DEL D�A REFORMA DE CAP�TULOS I, II, III, IV, V, VI, VI-A, VII, IX, X, XI, XIII Y XIV DE LA CONSTITUCI�N POL�TICA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Proyecto de reforma constitucional, iniciado en mociones de los Honorables se�ores Chadwick, Larra�n y Romero, y del ex Senador se�or D�ez, y de los Honorables se�ores Silva y Viera-Gallo, y de los ex Senadores se�ores Bitar y Hamilton, en primer tr�mite constitucional, que introduce diversas enmiendas a la Carta Fundamental, con segundo informe de la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento. --Los antecedentes sobre los proyectos (2526-07 y 2534-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyectos de reforma constitucional: (mociones de los se�ores Chadwick, D�ez, Larra�n y Romero y de los se�ores Bitar, Hamilton, Silva y Viera-Gallo). En primer tr�mite, sesi�n 7�, en 4 de julio de 2000. Informes de Comisi�n: Constituci�n, sesi�n 12�, en 6 de noviembre de 2001. Constituci�n (complementario), sesi�n 22�, en 9 de enero de 2002. Constituci�n (segundo), sesi�n 36�, en 26 de marzo de 2003. Discusi�n: Sesiones 16�, en 14 de noviembre y 18�, en 18 de diciembre de 2001(queda pendiente su discusi�n); 19�, en 19 de diciembre de 2001 (vuelve a Comisi�n para informe complementario);.23�, en 15 de enero de 2002 (se aprueba en general). El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Contin�a la discusi�n particular del proyecto. Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Ayer qued� pendiente el n�mero 1 del art�culo �nico del proyecto. Como la indicaci�n renovada por el Ejecutivo y la proposici�n contenida en el segundo informe fueron rechazadas, corresponde ahora pronunciarse sobre el texto del primero, que si bien ya se encuentra aprobado, por mor de la Ley Org�nica, que establece votaci�n separada tanto para la discusi�n general como para la particular, debe ser votado nuevamente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. En votaci�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, �qu� se est� poniendo en votaci�n? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- El n�mero 1 del primer informe, que aparece en la segunda columna del bolet�n comparado. El se�or LARRA�N.- �Ya se vot� la proposici�n del segundo informe? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- S�, se�or Senador, y no reuni� el qu�rum correspondiente. Por eso ahora la Sala debe pronunciarse sobre el texto del primer informe. El se�or ESPINA.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- S�, se�or Senador. El se�or ESPINA.- Se�or Presidente, no me di cuenta de que estaba cerrando el debate y, por eso, no ped� la palabra. Le doy mis disculpas. Entiendo que se ha puesto en votaci�n el reconocimiento constitucional de las comunidades originarias. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Exactamente. El se�or ESPINA.- Su Se�or�a ofreci� la palabra y no me percat� de lo que se estaba poniendo en discusi�n. Reitero mis disculpas porque me gustar�a intervenir en relaci�n con el tema. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si la Sala no tuviera objeci�n, se reabrir�a el debate. �Habr�a acuerdo? Acordado. Tiene la palabra el Honorable se�or Espina. El se�or ESPINA.- Gracias, se�or Presidente. En atenci�n a ciertas conversaciones sostenidas ayer por la tarde y durante la ma�ana de hoy, todo hace presumir que el texto aprobado en general por el Senado ser� rechazado al no contar con el qu�rum necesario. El inciso cuarto, nuevo, del art�culo 1� planteado en el primer informe expresa: "El Estado reconoce la diversidad de origen de los chilenos que forman parte de la Naci�n y declara su especial preocupaci�n por las poblaciones ind�genas originarias, a las cuales garantiza su derecho a fortalecer los rasgos esenciales de su identidad.". Seg�n nuestros antecedentes, los Senadores de la Concertaci�n rechazar�an esta norma, al menos mayoritariamente, en tanto que los de la Alianza por Chile la votar�amos a favor, por lo cual seguir�a la misma suerte de las dos indicaciones sometidas a votaci�n, es decir, se dar�a por rechazada y la Constituci�n no ser�a modificada en esta parte. Por lo anterior, se�or Presidente, pido que recabe el asentimiento de la Sala, que debe ser un�nime, para considerar una indicaci�n surgida de las conversaciones sostenidas hoy por la ma�ana, sin ning�n tipo de compromiso por quienes participaron en su elaboraci�n, y que dice lo siguiente: "El Estado reconoce la identidad propia de los ind�genas que forman parte de la Naci�n chilena y habitan su territorio. La ley promover� su participaci�n, en la vida nacional y les garantizar� el derecho a conservar, desarrollar y fortalecer su identidad, idioma, instituciones y tradiciones en lo espiritual, cultural y social.". La realidad de las cosas es que esta indicaci�n es igual a la presentada por el Gobierno, pero, obviamente, omite la expresi�n "pueblo", que fue la que motiv� el debate en la Comisi�n. Debo se�alar que si ella concita el acuerdo necesario y adem�s recoge lo votado por la C�mara de Diputados en 1992, que fue aprobado por la unanimidad de los miembros de esa rama del Parlamento en el primer informe -entre ellos, por algunos se�ores Senadores de la Concertaci�n que en aquel entonces eran Diputados-, se podr�a ver la posibilidad de llegar a un acuerdo, con el objeto de no quedar en el estatus en que definitivamente no prospere ninguna de ellas. �sa es la petici�n que deseo formular. El se�or VALD�S.- �Me permiten una aclaraci�n? No s� si entend� bien el texto le�do por el Senador se�or Espina, pero �l habl� de que "La ley reconocer�". �Se refiere a leyes posteriores? El se�or ESPINA.- No. Dice: "La ley promover�". Es la misma indicaci�n del Ejecutivo. El se�or VALD�S.- Vamos a encontrarnos con problemas cuando haya que dictar leyes especiales. El se�or ESPINA.- No dice eso. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Pedir�a que no entr�ramos a discutir la materia. Estamos abocados a un aspecto de procedimiento sobre votar o no votar. Tiene la palabra el Honorable se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, en nombre de los Senadores de Renovaci�n Nacional, quiero proponer que este tema sea analizado con seriedad y prudencia, contando con el tiempo suficiente, por todos los se�ores Senadores -veo que faltan algunos-, con el objeto de que en una sesi�n posterior podamos pronunciarnos sobre esta materia. Eso es lo que deseo plantear. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tendr�a que requerir el acuerdo de la Sala para aplazar la votaci�n. Para ello deben presentarse indicaciones y fijarse la fecha para su votaci�n. �Habr�a acuerdo al respecto? No lo hay. No hay acuerdo. El se�or VIERA-GALLO.- Se�or Presidente, creo que es mejor clarificar las posiciones. Despu�s, si hay consenso, se producir� acuerdo. E l se�or ROMERO.- �Me permite, se�or Presidente? No s� si ha quedado claro el esp�ritu con que se ha planteado esta moci�n de orden. En mi opini�n, iniciar el debate de fondo de las reformas constitucionales con un rechazo y una falta de compromiso de acuerdo, negando incluso la posibilidad de reflexionar al respecto, no me parece que constituya una buena se�al ante la opini�n p�blica. Insisto en que es muy importante que realicemos un esfuerzo, y hasta un sacrificio, en cuanto a no mirar siempre los intereses de corto plazo, sino hacia adelante. El se�or LAVANDERO.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Lavandero. El se�or LAVANDERO.- Se�or Presidente, quiero recordar a la Sala que en la reuni�n de Comit�s propusimos que las reformas aprobadas por unanimidad se despacharan pr�cticamente sin debate y s�lo se dejara constancia del qu�rum correspondiente, con el objeto de tratar a continuaci�n las cinco o seis materias conflictivas. Lo anterior no fue aceptado en la reuni�n de Comit�s, precisamente por los se�ores Senadores de la bancada que est� proponiendo esta postergaci�n o espera sobre la base de que no podemos aparecer ante la opini�n p�blica rechazando el primer art�culo. Insisto en esa proposici�n, se�or Presidente, a fin de poder manejar con una mayor tranquilidad este asunto y lograr algunos de los acuerdos que aqu� se est�n requiriendo. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or �vila. El se�or �VILA.- Se�or Presidente, lo �nico que eventualmente podr�a condenar la opini�n p�blica es que en el Senado hagamos el vano intento de enmascarar visiones sobre temas sustantivos que necesariamente deben ser abordados de manera clara, transparente y representando el leg�timo punto de vista de cada cual. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- De acuerdo con el art�culo 131 del Reglamento, en el caso de que se formule indicaci�n para aplazar la votaci�n, tengo la obligaci�n de someterla a la consideraci�n de la Sala, porque a ella le corresponde pronunciarse por mayor�a. Tiene la palabra el Honorable se�or Moreno. El se�or MORENO.- Se�or Presidente, comparto plenamente lo expresado por el Honorable se�or Lavandero. Por lo tanto, estar�amos de acuerdo �por lo menos el Senador que habla- en aplazar la votaci�n sobre la base de esa proposici�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Al respecto, el Reglamento establece lo siguiente: "Para aplazar temporalmente la consideraci�n del asunto. En caso de aprobarse esta indicaci�n, la Sala deber� fijar el plazo durante el cual se suspender� el debate del asunto;". Por lo tanto, someter� esta materia a votaci�n econ�mica. Tiene la palabra el Honorable se�or Naranjo. El se�or NARANJO.- Su Se�or�a est� cambiando la modalidad adoptada ayer. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Estoy aplicando el Reglamento; no estoy cambiando ninguna cosa. El se�or NARANJO.- Su Se�or�a est� pidiendo la unanimidad para aprobar la proposici�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- No estoy solicitando la unanimidad. Estoy aplicando lo establecido en el n�mero 1� del art�culo 131 del Reglamento del Senado. El se�or ROMERO.- �Me permite, se�or Presidente? Yo no he solicitado el aplazamiento de la votaci�n. No lo he hecho, ni lo har�. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Entonces, no hay aplazamiento de la votaci�n. El se�or ROMERO.- Lo que dije �porque quiero que quede claro y definido el tema- es que consideraba positivo si, por acuerdo un�nime de la Sala, dispusi�ramos del tiempo suficiente para analizar esta materia. Pero veo que no existe esp�ritu favorable en ese sentido. Muy por el contrario: aqu� hay un esp�ritu de confrontaci�n y, en ese caso, cada uno debe asumir su responsabilidad. El se�or GAZMURI.- �No califique nuestro esp�ritu, se�or Senador! No es de confrontaci�n, sino de claridad. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Por lo tanto, si no se solicita aplazar la votaci�n de este asunto, no se puede aplicar el art�culo 131 del Reglamento. En consecuencia, procederemos a votar. El se�or HOFFMANN (Secretario).- El se�or Presidente pone en votaci�n la modificaci�n ya aprobada en general que figura en la columna n�mero dos del bolet�n comparado que Sus Se�or�as tienen a la vista. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se est� votando el texto del proyecto aprobado en general en aquella parte que dice: "La Naci�n chilena es indivisible. "El Estado reconoce la diversidad de origen de los chilenos que forman parte de la Naci�n y declara su especial preocupaci�n por las poblaciones ind�genas originarias, a las cuales garantiza su derecho a fortalecer los rasgos esenciales de su identidad.". --(Durante la votaci�n). El se�or ZURITA.- Se�or Presidente, creo que debe ratificarse esta disposici�n que fue aprobada en general, porque la sesi�n de ayer y gran parte de la de hoy demuestran que no hay ning�n acuerdo por mejorarla, aun cuando es bastante comprensiva, sin entrar en disquisiciones, ni exquisiteces. Porque cuando se dice que "reconoce la diversidad de origen de los chilenos", se est� reconociendo el origen de todos. Incluso -por ejemplo-, como el Senador que habla es hijo de inmigrantes, adquiere la nacionalidad del suelo y no la de sus padres. Sin embargo, queriendo proteger a minor�as �tnicas, se las perjudica, porque se las somete a legislaciones como la primitiva sobre ind�genas, donde se establec�a que �stos eran incapaces y que hab�a que ponerles tutores. Entonces, se lleva a los mapuches a una sensaci�n de falta de educaci�n cuando, por ejemplo, se pretende educarlos en mapudungun y en castellano. �Y qu� dicen los caciques? "Ense�emos castellano a nuestros mapuches, porque con eso van a entender". Y si quieren darles otro idioma, que sea el ingl�s, porque no hay Internet en mapudungun. �ste lo ense�ar� la abuela. Por ende, no van a perder su lengua. A mi parecer, la expresi�n "El Estado reconoce", etc�tera, contempla todas las posibilidades de ser chileno sin entrar en esas disquisiciones, que han llevado a una competencia para ver qui�n favorece m�s a los araucanos o qui�n los rechaza m�s. Voto a favor. El se�or BOENINGER.- Se�or Presidente, pienso que las cosas se hacen en la medida de lo posible. Toda la discusi�n de ayer mostr� que la diferencia de fondo est� en usar o no usar la expresi�n "pueblos ind�genas". La norma sugerida, al emplear la palabra "poblaciones", se aleja mucho de aquel concepto. Respecto de la propuesta del Senador se�or Romero, creo que hay casos en que se puede llegar a un acuerdo r�pido y otros donde se necesita tiempo para que las cosas maduren. Ahora bien, considero absolutamente imposible inferir que en el curso de esta discusi�n en el Senado se concuerde a partir de una diferencia muy tajante, que es la aceptaci�n o rechazo de la palabra "pueblos". Nosotros hemos estado abogando por ella, pues tiene un valor simb�lico muy importante. Desde las otras bancadas se ha sostenido lo contrario. A mi juicio, la oportunidad para gestar el acuerdo -ojal� se produzca- ser� el segundo tr�mite constitucional, en la C�mara de Diputados. Rechazo la proposici�n. El se�or CORDERO.- Se�or Presidente, en la sesi�n de ayer qued� claramente establecido que la palabra "pueblo" crea una dificultad extraterritorial; o sea, ella est� manejada en el exterior y no en Chile. Por eso, me llama la atenci�n que el texto diga "La Naci�n chilena es indivisible", en circunstancias de que, aqu�, el concepto "Naci�n" pareciera estar sujeto al territorio, que significar�a lo mismo, cuando jur�dicamente no es as�. La naci�n no es el territorio, porque ella es indivisible. Por lo expuesto, me parece complicado mantener esa redacci�n. Y lo hago presente con el objeto de ver la posibilidad de corregirla. En todo caso, apruebo el texto sugerido. El se�or ESPINA.- Se�or Presidente, lamento que no se haya llegado a acuerdo en esta materia; pienso que eso marca el sello con que se est�n tramitando estas reformas constitucionales. Y lo lamento porque, cuando los partidos de la Oposici�n han hecho un esfuerzo por colaborar con el Gobierno en un momento muy dif�cil -en la Agenda de Probidad y en la Agenda Pro Crecimiento-, en una materia donde es obvio que existe una diferencia acerca del uso de la palabra "pueblos" se est� impidiendo el reconocimiento de las comunidades ind�genas en funci�n de que se discrepa al respecto, pero sin buscar sustituir ese t�rmino por otro que signifique un avance. Admito que en materia de reformas constitucionales nunca podr� imponerse a rajatabla la opini�n de unos u otros. Y en eso consiste la b�squeda de acuerdo: en que quienes tienen posiciones discrepantes cedan. Se�or Presidente, nosotros hemos afirmado que tocante a la palabra "pueblo" tenemos una leg�tima aprensi�n, al igual que -me lo recuerda el Honorable se�or Romero- el Ministro de Justicia del Gobierno del Presidente Aylwin, don Francisco Cumplido, destacado constitucionalista, quien -lo le� ayer- expresamente se�ala la inconveniencia de usar dicho t�rmino. Y, al intervenir durante la sesi�n de ayer, el Senador se�or Vald�s tambi�n manifest� su aprensi�n con claridad. En mi concepto, cuando en el Senado, que se supone un lugar de encuentro, de entendimiento, hay discrepancias acerca de una palabra y no se es capaz de gestar un acuerdo, ello es demostraci�n de la nula voluntad por querer llegar a consensos en asuntos relevantes como �ste. M�s a�n, ya se�al� que, con el objeto de generar un acuerdo, recogiendo un texto que hab�a sido redactado, entre otros, por personas relevantes de la Concertaci�n, sin ning�n compromiso -como consta al se�or Presidente del Senado-, propusimos decir: "El Estado reconoce la identidad propia de los ind�genas que forman parte de la Naci�n chilena y habitan su territorio"; "la identidad propia": reconocimiento claro, categ�rico. Y luego sugerimos la misma redacci�n -id�ntica- de la indicaci�n presentada por el Gobierno. O sea, existe un camino que permitir�a llegar a acuerdo. Y quienes llevan m�s a�os en el Senado lo hicieron en la Ley Ind�gena: no incluyeron la expresi�n "pueblo". Porque si este debate se hubiese producido en aquel entonces, no existir�a ley ind�gena (algunos creen que habr�a sido mejor). Honorables colegas, el consenso se logra en el Senado sobre la base de que cada cual tenga la suficiente capacidad de ceder. Si no, simplemente se trata de la imposici�n de unos sobre otros. Y como estas normas deben ser aprobadas con qu�rum muy alto, no es posible tal imposici�n. Adem�s, se�or Presidente, quiero se�alar lo siguiente. S� -porque me la han aducido- que una de las razones tenidas en vista es la de que con esto se despertar� gran entusiasmo en las comunidades mapuches y quienes estamos en la Oposici�n nos vamos a sentir debilitados frente a la adhesi�n popular que alcanzamos all� en las �ltimas elecciones. �se es un error profundo, se�or Presidente. Las comunidades mapuches tienen prioridades, claramente se�aladas ayer por el Senador se�or Garc�a. Por cierto que les interesa tambi�n que la Constituci�n las reconozca. Pero ninguna dejar� de entender que, existiendo una posibilidad de acercarse realmente, ello no se hubiese hecho. Esa misma argumentaci�n se utiliz� en la �ltima campa�a parlamentaria: que nosotros no quer�amos usar la palabra "pueblo" y otros s� deseaban usarla. Y, ante ella, la respuesta de la adhesi�n popular de las comunidades mapuches fue categ�rica: sobre 60 por ciento nos respald� a quienes sosten�amos que la soluci�n iba por otro camino. Por lo tanto, quienes creen que nuestra actitud de querer buscar el di�logo y un acuerdo obedece a que de alguna manera estamos debilitados se equivocan profundamente. Simplemente, pensamos que, a prop�sito de esta materia -y habr�a sido una estupenda se�al respecto de las que siguen-, el Senado tiene una estupenda oportunidad para demostrar que podemos llegar a acuerdos que eviten que la reforma constitucional que nos ocupa termine en el despacho de normas sin relevancia y no en la aprobaci�n de las que el pa�s espera. Voto a favor. El se�or FOXLEY.- Se�or Presidente, voy a votar en contra, por los argumentos que aqu� se han dado en forma muy repetida. Sin embargo, no puedo dejar pasar lo que reci�n dijo el Honorable se�or Espina. Concuerdo con el planteamiento de fondo de Su Se�or�a, en el sentido de que el Senado es un lugar de encuentro y donde, respecto de los temas fundamentales, sobre todo en materia constitucional, debemos agotar todas las posibilidades de construir acuerdos, flexibilizar posiciones y consagrar una institucionalidad que sirva en este pa�s para los pr�ximos 20, 30 � 40 a�os. En cuanto al argumento que adujo Su Se�or�a, ojal� su sector lo hubiera aplicado en temas muy trascendentales, en los que, despu�s de meses y meses de tratar de construir acuerdos, ha actuado con absoluta rigidez. Por consiguiente, yo digo: apliquemos la misma vara para definir las actitudes fundamentales frente a los cambios de la Constituci�n. Voto que no. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, voy a votar en contra. En primer lugar, por el m�rito de la norma. De las tres redacciones que conocimos y votamos, �sta es la peor. Es peor que la que vot� a favor ayer la Oposici�n, que por lo menos reconoc�a las "etnias originarias", expresi�n m�s feliz que "poblaciones ind�genas". En seguida, quiero hacer una referencia a la idea de que estamos neg�ndonos a un acuerdo. Aqu�, el desacuerdo es muy preciso. Nosotros pensamos que, desde el punto de vista de la reivindicaci�n del Derecho Internacional moderno, corresponde hacer el reconocimiento de los pueblos ind�genas. Y, adem�s, tenemos una diferencia jur�dica con lo planteado durante el debate de ayer, ya que la expresi�n "pueblos ind�genas", en el Derecho Internacional moderno, en convenios suscritos por decenas de pa�ses, tiene una connotaci�n distinta del t�rmino "pueblos" sin el agregado "ind�genas". Se nos dice que, porque no estamos disponibles para sacar la denominaci�n "pueblos ind�genas", no queremos llegar a acuerdo. Eso es absurdo, pues hay una diferencia que no hemos podido resolver hasta ahora. Por consiguiente, es razonable en una democracia que eso se vote. Como el estudio de esta reforma constitucional est� reci�n inici�ndose, espero que tengamos suficiente poder de convicci�n para, si existe unanimidad, reponer y examinar, durante el debate de esta Corporaci�n o en el de la C�mara de Diputados, las prevenciones planteadas sobre el uso de la expresi�n "pueblos ind�genas", las cuales, seg�n entiendo, son jur�dicas y de vinculaci�n internacional, en el sentido de que podr�amos estar generando un espacio para que se reivindicara, de acuerdo a la Constituci�n chilena, el derecho a la autodeterminaci�n por algunos de los pueblos en cuesti�n. En mi opini�n, un debate jur�dico a fondo del Derecho Internacional moderno va a llevar a la conclusi�n de que ese temor es infundado. Por ende, no pierdo la esperanza de que sigamos discutiendo esta materia en las otras instancias. Sin embargo, que hoy se diga que porque no estamos dispuestos a dejar caer lo que consideramos un asunto justo y bueno para el pa�s no queremos acuerdo, me parece que es dar vuelta demasiado los argumentos. En consecuencia, voto en contra. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, s�lo deseo subrayar que, en esta discusi�n, nuestro sector pol�tico, la Alianza por Chile, ha tenido la mejor disposici�n para buscar una soluci�n a la inquietud provocada por la proposici�n de reforma constitucional que formularon algunos Senadores de la Concertaci�n. Mediante variadas f�rmulas, hemos buscado distintas redacciones para otorgar, a nivel constitucional, un reconocimiento a las diversas etnias originarias de nuestro pa�s. Ayer se votaron dos y hoy nos estamos pronunciando sobre una tercera. Incluso, se intent� una cuarta. Pero ninguna de ellas ha sido aceptada por los Senadores de Gobierno, quienes est�n en su derecho, por cierto. S�lo quiero destacar, a diferencia de lo que se�ala hoy el titular de un diario en el sentido de que el Senado rechaz� el reconocimiento de las etnias originarias, que no hemos sido los responsables de ello. Somos partidarios del reconocimiento de las etnias originarias. Lo que rechazamos es lo que ya sabemos, que dice relaci�n a los t�rminos "pueblos ind�genas", por la connotaci�n jur�dica que tienen. La expresi�n "pueblos ind�genas", utilizada en un concepto antropol�gico o sociol�gico, es com�n y frecuente. Pero no ocurre tal con los efectos jur�dicos, porque pasan a ser dependientes de legislaciones o de derechos externos. Y, se�or Presidente, no se ha aceptado lo m�s elemental: la propuesta del precepto que recogimos de la propia legislaci�n ind�gena vigente. Ayer el Senador se�or N��ez critic� y cuestion� la definici�n all� contenida. Pero aclaro a Su Se�or�a que no es nuestra: es la de la Ley Ind�gena, que en su momento no fue objeto de los reparos que hoy se le hacen. A mayor abundamiento, debo se�alar que lo que estamos votando ahora -la propuesta del primer informe, en la que me toc� participar- fue aprobado en la Comisi�n de Constituci�n por los Senadores se�ores D�ez, Chadwick, Hamilton y Silva, quienes, ante la diferencia de opiniones existente, consideraron que era una f�rmula que constitu�a una soluci�n intermedia satisfactoria para todos. El Senador se�or Aburto, el �nico que no concurri� con su voto favorable, se pronunci� as� por estimar -tal como el Honorable se�or Zurita- innecesaria la norma propuesta, pues el ordenamiento reconoce la igualdad a todos los chilenos, con lo cual se subentiende que, cualquiera que sea el origen �tnico, est� protegido y amparado por la Constituci�n y las leyes. En consecuencia, se pens� que �sa era una f�rmula adecuada. Por cierto, siempre se puede objetar. Pero quiero se�alar nuestra disposici�n, que en un minuto dado cont� tambi�n con el apoyo de los Parlamentarios de la Concertaci�n en la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n y Justicia, tal cual da cuenta el primer informe, que se halla en poder de Sus Se�or�as. Que quede, por lo tanto, testimonio de nuestra voluntad para resolver el tema y que el pa�s sepa qui�nes no han tenido esa disposici�n. Por eso, voto a favor. El se�or LAVANDERO.- Se�or Presidente, durante doce a�os hemos estado sosteniendo la conveniencia de reconocer a los pueblos originarios como los grandes gestores de nuestra nacionalidad. Son nuestras ra�ces, nuestra sangre, y constituyen parte muy importante de nuestra cultura. La Derecha, sistem�ticamente, con tozudez, no ha querido aceptar lo que nuestro pueblo nos ha estado solicitando. Plantear una cosa distinta de la real y de lo que el pueblo desea no nos permite hacer una transacci�n en estas materias tan principistas. Debemos lamentar una vez m�s que la Derecha no acepte un criterio realista y moderno para entender el significado de la palabra "pueblo" dentro de nuestra naci�n. Nosotros, los democratacristianos, vamos a perseguir que se acepte el reconocimiento de los pueblos ind�genas en la C�mara de Diputados, y cuantas veces sea necesario, aqu�, en el Senado. Por esa raz�n, y convencido de que estas materias no son transables, voto en contra. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, a veces se tiene tendencia en el debate a olvidar que la Constituci�n es la gu�a e imparte ideas generales que luego deben ser materializadas en leyes, las cuales, en sus aspectos pr�ctico y operativo, finalmente se concretan en reglamentos. Uno de los grandes defectos en la historia constitucional de Am�rica del Sur es que hemos tenido m�s de doscientas Cartas absolutamente de detalle. Y, al parecer, en esta b�squeda de chilenos de origen mapuche, etc�tera, se est� cayendo en una discusi�n pormenorizada, con lo cual se pierde el objeto de la Constituci�n, que es establecer gu�as, de las cuales se van a derivar las leyes y, posteriormente, los reglamentos. Quiero recordar que la proposici�n en an�lisis se queda en el l�mite. Es general, porque se�ala claramente la diversidad de origen y se preocupa de las poblaciones ind�genas; pero m�s all� no podr�amos llegar, ya que entonces convertimos la Carta Fundamental en ley com�n, y de ah� al reglamento hay un paso. Es decir, se vulneran y se dejan enfermas las disposiciones constitucionales. Creo que esto es mucho mejor que lo propuesto, a pesar de que en lo personal estime que debiera volverse al art�culo 1� completo; pero dado que se trata de un acuerdo, apruebo esta modificaci�n. La se�ora MATTHEI.- Se�or Presidente, llama la atenci�n que durante esta discusi�n ning�n se�or Senador de la Concertaci�n haya, de alguna manera, rebatido o refutado los argumentos que en su momento dio el ex Ministro se�or Cumplido, persona con importante bagaje en materia jur�dica, sobre todo en lo constitucional. Uno, al escuchar los diversos argumentos, tiene la sensaci�n de que esto de si es pueblo o no lo es se est� utilizando b�sicamente en forma pol�tica, como una manera de buscar votos. Y si realmente se los quiere conseguir -algo perfectamente normal, aceptable y leg�timo-, debemos fijarnos en su calidad. En el pueblo mapuche hay unos pocos l�deres muy radicalizados que, en realidad, propugnan la v�a violenta y un clima de confrontaci�n, y no tienen una pizca de respeto a los se�ores Senadores que pretenden definir el concepto de pueblo, como tampoco lo guardan por pol�tico alguno, de ninguna especie, pues siguen en su v�a propia y se mantendr�n en ella. Hay mucha otra gente sufrida, de muy escasos recursos, afectada por tremenda pobreza. Y lo que probablemente espera de nosotros, m�s que nos pasemos discutiendo dos d�as si se llaman pueblo o no, son soluciones reales a su pobreza, a su falta de educaci�n y de oportunidades. Lo que le hemos ofrecido en los �ltimos diez a�os es muy poco dinero y escasos programas. Y estos �ltimos han sido catastr�ficamente malos. La mayor�a de la gente mapuche que habita en el sur siente que la CONADI ha servido solamente para enriquecer il�citamente a un grupo de personas que tienen conexiones con algunos partidos pol�ticos y que la plata no ha llegado a los pobres de esa etnia. Y con el programa "Or�genes" sucede lo mismo. El a�o pasado, mientras discut�amos la Ley de Presupuestos, nos dimos cuenta de que los 60 u 80 millones de d�lares asignados se han estado gastando fundamentalmente en sueldos para personas ligadas, nuevamente, a partidos pol�ticos y sin ninguna competencia para administrar el programa. Por ello, me da mucha pena el espect�culo de ayer y de hoy. Aqu� no ha habido ning�n intento verdadero de preocuparse de los mapuches y de su pobreza. B�sicamente, estamos viendo c�mo nos posicionamos, c�mo ganamos o perdemos votos. Es una pena que as� haya ocurrido. A m� me encantar�a que por lo menos alg�n Senador de la Concertaci�n se diera el trabajo de decirme por qu� cree que el se�or Cumplido estaba totalmente equivocado y por qu�, aun cuando hace unos a�os aprobaron exactamente lo mismo que propone esta reforma constitucional, ahora no est�n dispuestos a hacerlo. Voto que s�. El se�or MORENO.- Se�or Presidente, creo que el debate ha derivado hacia un punto que no previmos a su inicio. Pero dado que se han emitido juicios y opiniones que involucran a personas ausentes, que no pueden responder, y como soy amigo personal de don Francisco Cumplido, quiero hacerme cargo de las preguntas que aqu� se han hecho. El ex Ministro se�or Cumplido particip� pr�cticamente en las siete iniciativas de reforma constitucional presentadas ante el Parlamento: dos en el Gobierno de don Patricio Aylwin y cinco en el de don Eduardo Frei. De las siete, ninguna fue aprobada por la Derecha. �Ninguna! Y creo necesario dejar claramente establecido que en ellas estaban involucrados derechos de las personas y situaciones de distinta naturaleza. Tengo el detalle aqu�. Me consta que don Francisco Cumplido particip� en todas. Por lo tanto, invocar su testimonio para dejar una constancia en la Versi�n Taquigr�fica y para que quede la impresi�n de que �l comparte la visi�n de los Senadores de Derecha respecto de una materia o de un aspecto puntual, lo menos que puedo decir es que no lo encuentro correcto. Eso, en primer lugar. Segundo, deseo manifestar que la reforma que nos convoca ha estado discuti�ndose desde el 11 de julio de 2000. O sea, llevamos casi tres a�os en este octavo intento. �Para qu�? Para modificar una Constituci�n a la cual los Senadores de la Concertaci�n nos opusimos con toda nuestra capacidad democr�tica, en un momento en que en el pa�s no hab�a democracia. Luchamos, y muchos tuvieron que sufrir una serie de dificultades -incluido el se�or Presidente del Senado, aqu� presente-, por haber discutido elementos de la Carta de 1980 que violentaban los derechos de las personas. Y de esto debe quedar constancia en la Versi�n Taquigr�fica, pero no con el fin de exacerbar los �nimos. La verdad, aunque duela, es �sa. Tercero, desde hace tres a�os en que hemos debatido la incorporaci�n a la Constituci�n de 1980 del reconocimiento a nuestros pueblos originarios -�se es el concepto: nuestros pueblos originarios-, en esta materia y en otras, como la Ley Ind�gena, jam�s ha estado ausente la intenci�n -sin fines electorales- de introducir en la legislaci�n y en la Constituci�n el t�rmino "pueblo", pero no con el �nimo de hacer de Chile un pa�s m�s d�bil o divisible o segregable o racialmente diferenciable. No. Creo -y el Senador que habla lo dijo en la Comisi�n hace tres a�os y lo ha mantenido permanentemente- que es un concepto respecto del cual estoy convencido de que es justo y correcto. Por lo tanto, rechazo el argumento de que aqu� hay intencionalidad electoral, porque no es verdad, ni es justo ni correcto. Podr�n suponerlo algunas o algunos, pero no se ajusta a la verdad. Por consiguiente, estamos abocados a buscar una salida. Ayer pedimos a los Senadores de la Derecha flexibilizar su posici�n. Bastaba hacer una composici�n gramatical respecto del concepto de pueblo e idear alguna f�rmula atenuante para disipar los temores de algunos en cuanto a un potencial debilitamiento de la unidad de nuestro territorio, de nuestra naci�n. No fue posible. Ahora debemos resolver conforme a lo que el Reglamento nos obliga. Yo fui uno de los que, junto con Senadores de distintas bancadas y el Presidente del Senado, hicimos intentos para buscar una soluci�n satisfactoria. �Por qu�? Porque a lo menos me gusta ser coherente y l�gico en lo que hago. No digo que sea mejor o peor que lo que hacen otros, pero no me gusta aparecer actuando en forma inconexa. En el primer informe, la Comisi�n, por cuatro votos contra uno, aprob� un texto que no nos satisfac�a a todos. Y ah� dijimos que nos reserv�bamos el derecho de introducir el vocablo "pueblo" durante el debate en la Sala. Pero no hemos tenido �xito. Por lo tanto, no me queda otra alternativa que rechazar la proposici�n, no obstante haber hecho un gran esfuerzo durante tres a�os para lograr un acuerdo en esta materia. Voto que no. El se�or OMINAMI- Se�or Presidente, hay que llamar las cosas por su nombre. Eso es lo m�s pr�ctico y sensato. Si uno pregunta a representantes de las diversas etnias c�mo se definen, estoy convencido de que dir�n: "Como pueblos". Ning�n integrante de las etnias mapuche, aimara u otras se autorreferir�n como poblaciones. Por lo dem�s, "poblaciones" es, desde un punto de vista, una noci�n extraordinariamente ambigua, pero es muy precisa seg�n otra perspectiva. El Diccionario de la Lengua Espa�ola, conforme a un enfoque sociol�gico, define "poblaci�n" como el "Conjunto de los individuos o cosas sometido a una evaluaci�n estad�stica mediante muestreo.". Creo, francamente, creo que las etnias son bastante m�s que eso. El se�or CHADWICK.- �Votemos por "etnias", entonces! El se�or OMINAMI- Y, a mi entender, no es correcto sustituir la historia por la demograf�a. Eso ser�a una muy mala idea. Por eso, rechazar� la proposici�n. Asimismo, deseo hacer algunos alcances adicionales. Aqu� se ha dicho que nosotros estuvimos dispuestos a buscar una f�rmula distinta. El tema es otro. Si el texto de la ley que cre� la Corporaci�n Nacional de Desarrollo Ind�gena no incluye el vocablo "pueblo", no se debe a nuestra falta de voluntad, sino a que los mismos Senadores que hoy rechazan su incorporaci�n, en aquella oportunidad se opusieron. Simplemente a eso. Entonces, no demos vuelta el sentido de las cosas. Reconozcamos que la Oposici�n ha sido perseverante en el esfuerzo de rechazar la introducci�n del t�rmino "pueblo", y punto. Pero no nos endosen una responsabilidad que no nos corresponde. Siempre hemos sido partidarios de llamar las cosas por su nombre: al "pueblo mapuche" le decimos "pueblo mapuche". Comprenderlo as�, de acuerdo con la nueva concepci�n del Derecho Internacional, no tiene ninguna consecuencia desde el punto de vista de la unidad nacional. En rigor, el concepto no es "pueblos mapuches" sino "pueblo ind�gena". Este �ltimo, seg�n el moderno Derecho Internacional, debe entenderse como un reconocimiento cultural que no involucra las consecuencias que la palabra "pueblo" puede tener desde el punto de vista de la legislaci�n internacional. Por esas razones, voto en contra. El se�or ORPIS.- Se�or Presidente, al menos en mi opini�n no habr�a ning�n inconveniente en incorporar el vocablo "pueblo" en el texto constitucional, en la medida en que no haya ambig�edad en la interpretaci�n de los organismos internacionales. Estoy seguro de que si el tema de la autonom�a no estuviese involucrado en esta definici�n, por supuesto no habr�a ning�n problema. Sin embargo, frente al extenso debate de ayer, en el cual persistieron dudas en orden a que terceros puedan interpretar de una u otra manera el significado de la palabra "pueblo" y ante el problema de la autonom�a, prefiero ser prudente. Por ello, voto que s�. El se�or PARRA.- Se�or Presidente, la insistencia en introducir el vocablo "pueblos" no es, sin duda, inocua ni intrascendente. Y si en ese punto no hemos flexibilizado posiciones es porque, al menos desde mi perspectiva, siento que hay un largo camino recorrido por el Estado de Chile, el cual se ha agotado. A la declaraci�n de reconocimiento de los pueblos ind�genas se asocia, desde luego, el establecimiento de un estatus que conlleva derechos pol�ticos al interior del Estado nacional. Ese paso es fundamental. Quiero dejar constancia de que la Concertaci�n ha tratado de honrar el compromiso que don Patricio Aylwin y el general�simo de su campa�a presidencial, don Enrique Silva Cimma, asumieron con los pueblos ind�genas, materia a la cual se refiri� ayer el mismo se�or Senador. Por eso, hace ya largos trece a�os se propuso la aprobaci�n del Convenio 169 de la OIT y se dio paso a la proposici�n de la Ley Ind�gena, que tuvo una gran virtud: revertir la historia que se hab�a escrito durante los quince a�os inmediatamente anteriores a la dictaci�n de ese cuerpo legal. �Y se trata de quince a�os de destrucci�n sistem�tica de las comunidades ind�genas desde que el Estado de Chile, alterando su tradicional actitud de protecci�n hacia ellas, se puso al servicio de cualquier individuo o integrante de dichas etnias que quisiera provocar una disoluci�n forzada, en nombre del dogma de la propiedad privada, del mercado y de las expectativas que eso significaba para mejorar la condici�n econ�mica y social de los ind�genas! Necesitamos que estos compatriotas sean plenamente reconocidos en su identidad y dignidad. Como dijo el se�or Ministro Secretario General de la Presidencia, se requiere dar un paso m�s para facilitar su organizaci�n, reconoci�ndoles derechos. Su presencia e interlocuci�n en la vida pol�tica nacional ser�n, sin duda, garant�a de paz y desarrollo en un contexto de verdadera armon�a, de real trabajo compartido y no de paternalismos, ni mucho menos de cualquier asomo de segregaci�n. En consecuencia, en la insistencia para introducir el t�rmino "pueblo" no nos mueve ninguna visi�n dogm�tica, sino la aspiraci�n de lo que debe ser el desarrollo del pa�s. Voto en contra. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, en el debate de esta reforma constitucional se han emitido, con alg�n grado de dureza, por no decir de odiosidad, expresiones que a mi juicio tienden a dividir cierta unidad de trabajo del Senado y que terminan incluso afirmando ideas y hechos que no corresponden a la realidad, como ya lo vimos en la sesi�n de la ma�ana. Ayer un se�or Senador, mirando hacia nuestras bancas, manifestaba que esta discusi�n le recordaba la vieja fronda conservadora o de Derecha, por cuanto mostraba -tambi�n lo expresaron otros se�ores Senadores- una permanente actitud contraria, negativa, a lo que consideraba positivo, autoerigi�ndose como due�o absoluto de la verdad. Eso es lo que ocurre cuando se establecen im�genes -algunas ir�nicas, otras gr�ficas- sobre lo que pueda pensar una persona distinta. Incluso, un Honorable colega, al se�alar que la actual Constituci�n hab�a surgido en momentos de crisis institucional del pa�s, record� lo acontecido al se�or Presidente del Senado -no lo explicit�, pero sabemos que estuvo exiliado-, lo que restar�a m�rito a la Carta Fundamental. �sta es una historia que lleva trece a�os plante�ndose y discuti�ndose. Ha habido reformas; pero la verdad de las cosas es que quienes son tan contrarios a la Constituci�n de 1980 tienen tendencia a fortalecer los textos de la de 1925. Seg�n ellos, �sta ten�a mucho m�s legitimidad. Tengo entendido que en su votaci�n no participaron m�s de seis mil personas. Pero, en fin, yo tambi�n la acept� como leg�tima y por dos veces fui elegido Parlamentario bajo sus normas. Por eso, tambi�n concuerdo en su legitimidad. Pues bien, la Constituci�n del 25, al referirse a la sociedad -y ruego que presten atenci�n los se�ores Senadores que tan insistentemente han defendido el concepto "pueblo"-, en el art�culo 3� expresaba: "Ninguna persona o reuni�n de personas pueden tomar el t�tulo o representaci�n del pueblo, arrogarse sus derechos, ni hacer peticiones en su nombre. La infracci�n de este art�culo es sedici�n.". El constituyente de 1925 entendi� que hab�a un solo pueblo: el pueblo chileno. Un se�or Senador dec�a a la pasada: "Voy a leer el art�culo 3� de la Constituci�n del 25. Las cosas han cambiado". �No es as�! Los pueblos no experimentan cambios en sus principios y valores. Se pueden producir transformaciones en algunas cosas de car�cter institucional, jur�dico, pero no en su naturaleza. La condici�n de seres humanos, de sociedad, no es susceptible de variaciones. Y si alguien pretende establecer como hecho fundamental en una sociedad el concepto "pueblo" como �nico nexo que los une y nada m�s, en mi opini�n est� profundamente equivocado. Otro Honorable colega expresaba: "Hablemos las cosas con franqueza. Si tenemos la alternativa de preguntar a los ind�genas qu� son, todos van a decir "Somos el pueblo".". �No! Dir�n "Somos una comunidad" (la comunidad de Trapa-Trapa, la comunidad equis, en fin, la identificar�n con el nombre). Y si individualmente interrogamos "�Usted qu� es?", responder�n "pehuenche", "mapuche", "lafquenche", etc�tera. Es decir, existe una relaci�n que incluso el propio mapuche manifiesta a trav�s de lo m�s ancestral, que es �l, que es la condici�n de ser; no la estructura jur�dica, porque no la reconoce. La estructura jur�dica llamada "pueblo" no es inherente a los ind�genas. Ellos tienen una estructura que va mucho m�s all�. Por eso la Constituci�n del 25 -tan defendida y permanentemente invocada- se refiere en el art�culo 3� a una expresi�n de pueblo en que ninguna persona o reuni�n de personas puede arrogarse su representaci�n. Esto es, entonces, algo muy inmediatista. La palabra "pueblo" naci� no hace mucho tiempo. �Har� uno, dos, tres siglos? No m�s. Como los apellidos. Los que surgen de la relaci�n de sangre con sangre no tienen m�s de cuatro siglos. Antes los apellidos dec�an relaci�n �nica y exclusivamente con el lugar donde la persona hab�a nacido. Y "pueblo" es una figura jur�dica surgida de una transici�n entre lo que era la naturaleza misma del ser humano y las estructuras institucionales que comenzaron a guiar posteriormente el destino del pa�s. Por eso, entre lo establecido en la Constituci�n del 25 -tan defendida- y lo que se plantea como alternativa, indudablemente me quedo con esta �ltima, que s� reconoce la existencia de las comunidades �tnicas originarias en su naturaleza misma, y no en asuntos jur�dicos posteriores a su creaci�n, como generadoras naturales de la vida. Voto a favor de la indicaci�n. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, ciertamente los boletines de sesiones son fundamentales. He estado leyendo el debate que se produjo hace a�os en la C�mara de Diputados con motivo de una situaci�n similar a �sta. Hubo un instante en que tuve que verificar si aqu�l se realizaba all� o en el Senado, porque lo cierto es que en la C�mara Baja de 1992 -presidida en esa �poca por el actual Senador se�or Viera-Gallo- se desarroll� una discusi�n muy interesante y de mucha altura, que sin duda prestigia al Congreso Nacional. Ellos fueron capaces de llegar a un gran acuerdo, basado en un planteamiento de fondo, no del profesor se�or Cumplido -a quien no seguir� citando, pero que tambi�n dej� clara constancia de su posici�n-, sino de un gran Ministro Secretario General de la Presidencia, que era don Enrique Correa. Dicho Secretario de Estado afirm� que la cuesti�n sobre el concepto "pueblo" era una controversia in�til. �Y por qu� lo dijo? Porque en definitiva retir� de la indicaci�n del Ejecutivo el t�rmino "pueblo" y se�al� que el Gobierno ten�a muy claro que lo que se estaba tratando era el tema de fondo. Y �ste no era otro que cautelar, en los t�rminos en que se ha planteado la indicaci�n que nosotros estamos votando ahora, cualquier duda porque el concepto estaba impl�cito en todo su contenido. La verdad es que estoy impresionado por el malabarismo que se ha estado utilizando esta tarde en la Sala. A veces pienso que no estamos en el Senado. Y lo siento de verdad porque comparto la idea de que esta Alta Corporaci�n es un lugar de encuentro. Aqu� se ha empleado el malabarismo de recurrir al diccionario para se�alar que el t�rmino "poblaciones" no tendr�a sentido alguno y que nadie lo usar�a. Sin embargo, tengo en mis manos un bolet�n del Senado en el cual consta que en 1957 la Organizaci�n Internacional del Trabajo adopt� el Convenio N� 107, relativo a la "Protecci�n e Integraci�n de las Poblaciones Ind�genas y de otras Poblaciones Tribales o Semitribales en los Pa�ses Independientes". En consecuencia, el vocablo "poblaciones" se emplea en los organismos internacionales con un sentido muy claro y espec�fico. Por otra parte, actualmente se elabora en las Naciones Unidas un proyecto de declaraci�n sobre la autodeterminaci�n de los pueblos. �Y qu� se propone en �l? Lo siguiente: "Se reconocen a los ind�genas como pueblos, su derecho de determinar libremente sus relaciones con los estados como su condici�n pol�tica, estableci�ndose la existencia de una ciudadan�a ind�gena". Art�culos 31 y 32 de ese documento. Entonces, �qu� estamos hablando, se�or Presidente? �Estamos, simplemente, procurando ganar un punto pol�tico-electoral o llegar efectivamente a un gran acuerdo sobre reformas constitucionales? No es un buen inicio del debate sobre una materia tan fundamental como las reformas constitucionales el pretender borrar con el codo lo que en su oportunidad se escribi� con la mano. Y no s�lo puedo citar lo manifestado por el ex Ministro se�or Enrique Correa, sino tambi�n lo sostenido por muchas otras personas de gran calidad que se refirieron a esta materia, como don Enrique Evans de la Cuadra, quien sustent� la misma posici�n. Me parece que debemos hacer una reflexi�n muy profunda, porque realmente estamos dando al pa�s una imagen incorrecta de la acci�n pol�tica y p�blica en que estamos inmersos. El debate a que alud� se realiz� en 1992 -�hace once a�os!-, y no hemos aprendido nada. Debo agregar que en algunos medios de comunicaci�n se publican cosas que no se ajustan a los hechos. Por ejemplo, un importante y prestigioso diario se�ala hoy que los integrantes de esta bancada tendr�amos ideas dispares (el se�or Presidente ha sido testigo, al igual que todo el Hemiciclo, de cu�l ha sido nuestra posici�n). Desde esta tribuna, en mi calidad de jefe de la Sala de Senadores de Renovaci�n Nacional, quiero rectificar esa informaci�n, porque este tipo de situaciones muchas veces perjudica tambi�n y desorienta a la opini�n p�blica. Aclaro que estamos votando coherentemente tanto con el esp�ritu de las reformas como con el que quisi�ramos ver imperar en el pa�s. Voto que s�. El se�or RUIZ (don Jos�).- Se�or Presidente, lo que estamos tratando de hacer con esta norma, por lo menos los Senadores de esta bancada, es un reconocimiento por una deuda hist�rica que tiene el Estado chileno con los pueblos ind�genas que formaron parte de nuestra historia, durante mucho tiempo separados y despu�s intentando reinsertarse. Aqu� se habla de malabarismos. Pero cualquiera que desee dar una interpretaci�n en uno u otro sentido siempre encontrar� palabras y razones para justificarlo. Para m�, es tremendamente importante lo que se acaba de leer respecto de las Naciones Unidas. �Por qu�? Porque no se trata de qu� palabra utilizaremos en la Constituci�n para hacer ese reconocimiento, sino de que crecientemente el Derecho Internacional est� aceptando la existencia de pueblos que fueron postergados, incluso masacrados, en numerosas oportunidades por naciones que hoy d�a se sienten muy importantes y que no tuvieron ning�n tipo de trato humanitario con quienes eran los abor�genes de esas tierras. Por lo tanto, el Derecho Internacional ha ido reconociendo cada vez m�s derechos a las minor�as -sean �tnicas, religiosas o de otro tipo- para que tengan un espacio dentro de las comunidades nacionales. Con respecto a lo que se manifest� en esta Sala en orden a que, si en la Constituci�n otorgamos el reconocimiento de pueblo a aquellos que tienen car�cter violentista, ma�ana contar�n con una especie de elemento adicional para seguir generando violencia, creo que se trata absolutamente de lo contrario: en la medida en que se reconozca el derecho a las personas y se les brinden espacios dentro de la institucionalidad para que lleven a cabo sus actividades y se realicen plenamente, en esa misma medida se van eliminando las posibilidades de que se desarrolle la violencia y el terrorismo. El terrorismo y la violencia son la respuesta a la marginaci�n. Esto lo vemos no s�lo al interior de nuestro pa�s, sino tambi�n a nivel internacional. �Creen ustedes que la actitud de Estados Unidos de imponer su voluntad por la fuerza erradicar� el terrorismo en el mundo? Al contrario, el desconocer el Derecho Internacional, salirse del margen de la institucionalidad que las propias naciones se han establecido y actuar por la fuerza son factores que provocan la reacci�n de los m�s fan�ticos y se termina en confrontaciones violentas. Debemos dar a los pueblos originarios el estatus que merecen, por haber sido los que nos brindaron la posibilidad de habitar estas tierras y desarrollarnos como naci�n, e incorporarlos aceptando las diferencias que tenemos. No pretendamos que en Chile existe tanta unidad, pues -y lo digo aqu�- somos una sociedad segmentada. Aqu� la unidad funciona s�lo cuando quienes tienen el poder deciden ejercerlo. Tambi�n se ha hablado ac� acerca de la historia de la legislaci�n durante los trece �ltimos a�os. Sin embargo, hemos avanzado en las reformas institucionales s�lo en la medida en que la Derecha lo ha permitido. Por lo tanto, el hecho de que siempre se est� pidiendo ceder para que haya unidad es algo que, a mi juicio, no corresponde. Se�or Presidente, votar� en contra de la norma propuesta. Espero que, mientras se siga debatiendo esta reforma en la C�mara de Diputados y en las �ltimas instancias que existan en el Parlamento para sacarla adelante, se logre otorgar en definitiva a los pueblos originarios de nuestro pa�s el reconocimiento que merecen. Finalmente, a quienes hablan de que estamos haciendo demagogia les digo que en mi tierra no existen etnias originarias, porque fueron exterminadas absolutamente. De modo que no se trata de un problema de aprovechamiento electoral. Me pronuncio en contra. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se rechaza el n�mero 1 del art�culo �nico propuesto por la Comisi�n en su primer informe (23 votos contra 22). Votaron por la negativa los se�ores �vila, Boeninger, Flores, Foxley, Frei (do�a Carmen), Gazmuri, Lavandero, Moreno, Mu�oz Barra, Naranjo, N��ez, Ominami, P�ez, Parra, Pizarro, Ruiz, Ruiz-Esquide, Sabag, Silva, Vald�s, Viera-Gallo, Zald�var (don Adoldo) y Zald�var (don Andr�s). Votaron por la afirmativa los se�ores Arancibia, Bombal, Canessa, Cantero, Cariola, Coloma, Cordero, Chadwick, Espina, Fern�ndez, Garc�a, Larra�n, Mart�nez, Matthei, Novoa, Orpis, Prokurica, R�os, Romero, Stange, Vega y Zurita. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Quiero advertir a los se�ores Senadores -siempre en la idea de poder llegar a un acuerdo- que mientras estemos tramitando la reforma se puede reabrir debate, conforme al Reglamento, para lo cual se requiere, por supuesto, la unanimidad de la Sala. Por lo tanto, en caso de hallarse una soluci�n respecto de lo planteado, la Mesa propondr� la reapertura del debate para tales efectos. As� que no doy por concluidos los esfuerzos que se puedan realizar sobre el particular. Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- A continuaci�n, corresponde pronunciarse sobre el n�mero 2 propuesto por la Comisi�n en su segundo informe, cuyo objetivo es sustituir el art�culo 3� por el siguiente: "Art�culo 3�. El Estado de Chile es unitario. "La administraci�n del Estado ser� funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso, de conformidad a la ley. "Los �rganos del Estado promover�n la regionalizaci�n del pa�s y el desarrollo equitativo entre las regiones, provincias y comunas en que se divide el territorio nacional.". Esta norma, se�ores Senadores, fue aprobada por 5 votos contra 0. El se�or R�OS.- Pido la palabra, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- De acuerdo con el Reglamento, y como lo anunciamos en su momento, no habr� discusi�n respecto de las normas aprobadas por unanimidad,... El se�or R�OS.- �Me permite, se�or Presidente? Aqu� hay un error. El se�or MART�NEZ.- Pido la palabra, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- ...sin perjuicio de que cada se�or Senador puede fundamentar su voto por tres minutos. Por lo tanto, se proceder� a la votaci�n. Sus Se�or�as podr�n hacer uso de la palabra cuando fundamenten su posici�n. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, no es as�. Ten�a entendido que todas las normas iban a ser discutidas una por una. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- No, Su Se�or�a. El acuerdo era que la Mesa indicar�a la situaci�n reglamentaria de cada una en su momento. El se�or MART�NEZ.- Pero eso no qued� claro al comienzo del debate. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- As�, por lo menos, lo plante� la Mesa. Ahora, si la Sala quiere modificar el acuerdo, �se es otro problema. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, se hizo especial referencia a la condici�n de que se trata de reformas constitucionales. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- S�, estamos de acuerdo, se�or Senador. Pero dije que �bamos a ir norma por norma y determinando en cada caso la aplicaci�n del precepto reglamentario pertinente. El se�or ORPIS.- Pido la palabra, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- La tiene, Su Se�or�a. El se�or ORPIS.- El acuerdo consist�a en que, si alg�n Honorable colega deseaba intervenir respecto de un art�culo aprobado en forma un�nime, deb�a pedirse la unanimidad de la Sala. El se�or GAZMURI.- �No, no es as�! �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Puede hacer uso de la palabra, se�or Senador. El se�or GAZMURI.- Seg�n entiendo, lo que se acord� fue lo siguiente: hab�a que verificar el qu�rum en lo referente a los art�culos que fueron aprobados por unanimidad en la Comisi�n. Y esa verificaci�n implica votaci�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Por lo tanto, hay fundamentaci�n de voto. El se�or GAZMURI.- Adem�s, si alguien quiere fundamentar su posici�n, tiene derecho a hacerlo. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- �se es el acuerdo. El se�or GAZMURI.- S�, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En consecuencia, tengo que conceder la palabra al se�or Senador que desee fundamentar su voto. Eso no se lo puedo negar. El se�or R�OS.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Para tales efectos, se seguir� el orden correspondiente, y en la medida en que el se�or Secretario comience a hacer el llamado los se�ores Senadores podr�n intervenir. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, �puedo votar primero? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Con la autorizaci�n de la Sala, no tengo inconveniente. El se�or BOENINGER.- �Me permite, se�or Presidente? Deseo plantear una moci�n de orden. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En votaci�n el n�mero 2 propuesto por la Comisi�n en su segundo informe, cuyo objetivo es sustituir el art�culo 3� por el que se indica. --(Durante la votaci�n). El se�or BOENINGER.- Se�or Presidente, junto con manifestar que voto a favor de la proposici�n, quiero presentar una moci�n de orden. Lo trat� de hacer reci�n, pero la Mesa no me vio. Simplemente consiste en que se voten en forma econ�mica las normas respecto de las cuales hubo aprobaci�n un�nime por parte de la Comisi�n, exceptuando los casos en que los se�ores Senadores deseen fundamentar su voto o pronunciarse en contra. �Es posible hacer eso? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Su Se�or�a, tengo que respetar el derecho de fundamentaci�n del voto. Por lo tanto, no es factible votar en forma econ�mica. El se�or BOENINGER.- Pero mi sugerencia apunta a que se respete el derecho de quien desee fundamentar su posici�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Ello no es posible, porque tengo que verificar el voto. El se�or PROKURICA.- Se�or Presidente, hay un acuerdo al respecto. Que el Comit� se lo informe al se�or Senador. El se�or R�OS.- Ruego al se�or Presidente disculpar una cierta pretensi�n de mi parte; pero los Senadores que participamos en el debate de las normas referidas a regiones hemos vertido opiniones que vale la pena conocer y que incluso -desde mi punto de vista- ameritar�an cambios de palabras y de redacci�n. Lo que el Senado est� aprobando ahora constituye un error. El actual art�culo 3� de la Carta se�ala: "El Estado de Chile es unitario, su territorio se divide en regiones. Su administraci�n ser� funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso, en conformidad con la ley.". Y el texto propuesto por la Comisi�n expresa: "El Estado de Chile es unitario. "La administraci�n del Estado ser� funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso, de conformidad a la ley.". Hasta ah� ambos preceptos son relativamente parecidos. Pero despu�s, en materia de administraci�n -porque los �rganos del Estado son administrativos o cumplen funciones ejecutivas, legislativas o judiciales; es decir, desarrollan un conjunto de acciones-, se agrega en la proposici�n: "Los �rganos del Estado promover�n la regionalizaci�n del pa�s...". Sucede que la regionalizaci�n del pa�s es un tema de car�cter territorial, no administrativo. Por eso, hemos recurrido al Diccionario de la Lengua Espa�ola, donde el t�rmino "regi�n" se define como divisi�n territorial de una naci�n. En consecuencia, no podr�amos establecer en la Constituci�n que los �rganos del Estado promover�n una nueva divisi�n territorial de la naci�n. �Eso es absurdo! Otra acepci�n es porci�n del territorio determinada por caracteres �tnicos o circunstancias especiales de clima, producci�n, etc�tera. Por tal motivo, debo suponer que la Comisi�n quiso se�alar que los �rganos del Estado promover�n la descentralizaci�n del pa�s. Porque �sta produce el desarrollo arm�nico, y no la regionalizaci�n. �sta es un elemento territorial, f�sico, conforme al cual el pa�s se divide en regiones, provincias o comunas. Repito: lo que produce el desarrollo arm�nico es la descentralizaci�n; es decir, la administraci�n descentralizada, entregando poderes o potestades centralizadas a �rganos radicados territorialmente en otro lugar. Me pronunciar� en contra, porque no creo que los �rganos del Estado tengan la responsabilidad constitucional de regionalizar al pa�s, pero s� la de desarrollarlo arm�nicamente, lo cual significa descentralizar. Voto que no. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente,... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Estamos en votaci�n. El se�or MART�NEZ.- Deseo hacer uso del Reglamento y cambiar mi voto. El argumento dado... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Su Se�or�a debe hacerlo al final de la votaci�n. El se�or MART�NEZ.- Muy bien. Hago presente que cambiar� mi voto, porque la argumentaci�n del Honorable se�or R�os me ha convencido de que incurrimos en un error. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- S�lo al final de la votaci�n puede hacerse el cambio y no en medio de ella. Contin�a la votaci�n. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or GAZMURI.- Me convenci� el Senador se�or R�os. En consecuencia, voto que no. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba el N� 2 (37 votos contra 3), cumpli�ndose el qu�rum constitucional requerido. Votaron por la afirmativa los se�ores Arancibia, �vila, Boeninger, Bombal, Canessa, Cantero, Cariola, Coloma, Cordero, Chadwick, Espina, Fern�ndez, Flores, Foxley, Frei (do�a Carmen), Garc�a, Larra�n, Lavandero, Matthei, Moreno, Mu�oz Barra, Naranjo, N��ez, Ominami, Orpis, Parra, Prokurica, Romero, Ruiz (don Jos�), Sabag, Silva, Stange, Vald�s, Vega, Viera-Gallo, Zald�var (don Andr�s) y Zurita. Votaron por la negativa los se�ores Gazmuri, Mart�nez y R�os. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La indicaci�n N� 25, renovada por los Honorables se�ores Silva, Moreno, �vila, Naranjo, Flores, Viera-Gallo, Gazmuri, N��ez, Parra, Ruiz y Ruiz-Esquide, propone reemplazar el art�culo 4� de la Constituci�n, por el siguiente: "Chile es un Estado social y democr�tico de derecho, que se constituye sobre la base de valores, de libertad, igualdad y pluralismo.". La norma en vigor dice "Chile es una rep�blica democr�tica.". El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En discusi�n. Tiene la palabra el Honorable se�or Silva. El se�or SILVA.- Se�or Presidente, pienso que el debate en torno de la indicaci�n no va ser breve. Entiendo que la hora de t�rmino de la sesi�n est� fijada para las 19. Con todo respeto, deseo someter a la consideraci�n de Sus Se�or�as la posibilidad de comenzar el an�lisis en la reuni�n siguiente. Ayer, el debate de la modificaci�n N� 1 ocup� pr�cticamente toda la sesi�n. Por lo tanto, reitero mi consulta en cuanto a si no ser�a prudente empezar la discusi�n en la pr�xima sesi�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- El Honorable se�or Silva ha hecho una proposici�n, la cual debe concretarse en una indicaci�n para aplazar el debate. Tiene la palabra el Honorable se�or Espina. El se�or ESPINA.- Sugiero al Senador se�or Silva que se inicie la discusi�n de este art�culo, y que si al t�rmino de la sesi�n eventualmente quedan Senadores inscritos, contin�e en la pr�xima sesi�n. Pienso que es lo m�s conveniente. Adem�s, s� que Su Se�or�a tiene una fundamentaci�n muy importante que exponer sobre la materia. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Silva. El se�or SILVA.- Se�or Presidente, los se�ores Senadores no ignoran que la indicaci�n se plante� dos veces en la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento, y en ambas ocasiones se rechaz� por 3 votos contra 2. El Senador se�or Moreno y quien habla nos pronunciamos favorablemente en las dos oportunidades, y en contra, los dem�s integrantes de la Comisi�n. En verdad, no se trata de un punto nuevo en el mundo dentro del plano jur�dico. Se�or Presidente y se�ores Senadores, �ste es un debate que ha venido materializ�ndose en normas que, parecidas a las planteadas por nosotros, se consignan en todas las Cartas modernas del orbe. Hoy en d�a en ninguna Constituci�n europea deja de reconocerse expl�citamente que el Estado social y democr�tico de Derecho debe ser consagrado constitucionalmente. En realidad, tal tesis pol�tica ha venido siendo reconocida desde mediados del siglo XX hasta ahora como consecuencia de que no s�lo han imperado concepciones ideol�gicas que en la actualidad no existen en algunos pa�ses o que est�n siendo discutidas. Me refiero, por ejemplo, al Estado benefactor o de necesidad. Recuerdo a los se�ores Senadores que la concepci�n que ha estado predominando es m�s bien la de Estado subsidiario. Pero debo hacer presente que tal noci�n, que primigeniamente fuera establecida o defendida por la Iglesia, de alguna manera ha solido ser distorsionada. Y creo que lo ha sido cuando, al amparo de la concepci�n de Estado subsidiario, pr�cticamente el ente estatal queda reducido a una m�nima expresi�n en sus posibilidades de actuar, sobre todo cuando est� de por medio el inter�s de fuertes sectores de la colectividad. Se sostiene que ese inter�s debe ser sustentado, amparado, protegido o defendido por las �reas privadas y no por las estatales. En contrario, se afirma -a nuestro modesto juicio con fundamento- que el Estado solidario (el cual no es, obviamente, lo mismo que uno de car�cter social y democr�tico de Derecho, ni tampoco que uno subsidiario) ha menester que se materialice en normas que impongan de manera inexorable la necesidad de que el ente estatal deba preocuparse cuando est�n de por medio clases debilitadas o cuando hay situaciones de pobreza en un pa�s cualquiera. Eso hace fundamental que aqu�l comprenda lo esencial�simo que es hacerse cargo de la soluci�n de los problemas que el �rea privada por s� sola no puede enfrentar. Como consecuencia de todo este tipo de concepciones que en la actualidad est�n siendo amparadas -y, afortunadamente, sustentadas en la mayor parte de las naciones del mundo-, ha entrado a reconocerse el concepto de Estado social y democr�tico de Derecho. Tal noci�n, en forma alguna, significa que se reemplaza, modifica o de alguna manera restringe o limita el Estado subsidiario. Aclaro esto, se�ores Senadores, porque nadie discute que en el Chile de hoy existe la noci�n de Estado subsidiario, como primitivamente fue reconocida por el R�gimen militar y autoritario en Actas Constitucionales que despu�s fueron trasplantadas a la Constituci�n de 1980, o reconocidas por ella, aunque no en forma expl�cita. Pero el "fondo fondo" del problema estriba en que, aun dentro de una concepci�n de Estado solidario -que en lo econ�mico, primordial y paralelamente, se basa en una econom�a de mercado-, en ninguna forma se puede sustentar la posibilidad de reconocimiento de un Estado social y democr�tico que no sea conciliable con una econom�a de mercado. Se�or Presidente, deseo precisar que hoy en d�a nadie desconoce que la conciliabilidad entre un Estado solidario y una econom�a de mercado, o entre uno social y democr�tico de Derecho, sea perfectamente viable. Cito, sencillamente, a manera de ejemplo, la Constituci�n espa�ola de 1978, que es una de las m�s recientes, en donde se declara expresamente que el r�gimen espa�ol tiene como bases una econom�a social de mercado y un Estado subsidiario. De manera pues que la conciliaci�n entre un concepto y otro se admite hoy precisamente como una consecuencia insoslayable de que las normas constitucionales tienen que reconocer la necesidad de que, dentro de la f�rmula del Estado social y democr�tico de Derecho, se viabilice el conjunto de derechos que han sido incluidos en la norma constitucional, precisamente para solucionar los problemas de las clases m�s necesitadas del pa�s. Esto implica que el �rgano p�blico pueda acudir a la soluci�n subsidiaria de los problemas de salud, de educaci�n y los derivados de salarios miserables; en pocas palabras, todos aquellos que, en una u otra forma, se relacionan con la pobreza extrema o con debilidades especialmente de orden econ�mico. Por eso nos parece viable que el planteamiento hecho por nosotros en la Comisi�n de Constituci�n y que no fuera aceptado por una mayor�a m�nima de votos, lo podamos reiterar ahora en la Sala, por creer que el Senado de la Rep�blica tiene el deber �tico de reconocer una f�rmula aceptada ya en muchos pa�ses. Me refiero a los avanzados y con un alto grado de desarrollo, o en alg�n grado con econom�as en v�as de desarrollo, en donde se comprende que el Estado no puede quedar al margen de principios de una jerarqu�a tal que hagan posible que, cuando la acci�n privada no pueda solucionar problemas de tanta envergadura, sea aqu�l el que acuda a hacerlo. Y al respecto quiero hacer presente, se�or Presidente, que los se�ores Senadores que no han aceptado nuestra f�rmula no lo hicieron en forma categ�rica. Invoco, con todo respeto, las opiniones de los Honorables se�ores Larra�n y Espina, quienes en verdad declararon que su rechazo�creo interpretarlos correctamente- era m�s bien la consecuencia de que, en el fondo, estimaban que una medida como la que nos hemos permitido replantear aqu�, podr�a ser innecesaria, pues en la mayor parte de los casos ellos piensan que en la Constituci�n de 1980 los derechos fundamentales que ata�en al aspecto social o que son b�sicos para las personas, ya est�n reconocidos y que, por ello, no ser�an convenientes; o, al rev�s, que, de alguna manera, un reconocimiento de tal �ndole pudiese inducir a error. Nos hemos permitido insistir en nuestra proposici�n, se�or Presidente, porque no es por azar que la mayor parte de las Constituciones del mundo la defiendan y la hayan incorporado en sus textos. Y tampoco es por azar que una iniciativa de esta �ndole se encuentre reconocida... El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Est� por terminar su tiempo, se�or Senador. La se�ora MATTHEI.- Podr�a ampliarse, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- No se puede, salvo que se acuerde por unanimidad. El se�or LARRA�N.- �La damos! El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se requiere acuerdo un�nime de la Sala para dar m�s tiempo. Hay acuerdo. El se�or SILVA.- Muchas gracias, se�or Presidente. Voy a terminar casi de inmediato. Dec�a que no por azar una f�rmula de esta �ndole ha tenido reconocimiento a nivel mundial. As� sucede en las Constituciones alemana, francesa, espa�ola e italiana. En Am�rica Latina, se acaba de aprobar en la Constituci�n de Argentina y en la nueva Carta de Venezuela. De manera que en el mundo las legislaciones constitucionales se est�n inclinando por una f�rmula de esta naturaleza. �Por qu�? Porque evidentemente permite que el Estado act�e en todos aquellos casos en que ha menester hacerlo, por ejemplo, frente a problemas en donde est�n de por medio asuntos que afectan gravemente a sectores importantes de la poblaci�n. No tenemos en esto ninguna intenci�n encubierta, ni mucho menos la esperanza de que, al amparo de nuestra proposici�n, ma�ana pueda decirse: "Mire, se�or, queremos sustentar la tesis de que en Chile existe el Estado de bienestar.". Es algo que se estrellar�a con una realidad indiscutible, porque ya son muchas las normas que est�n oficializando en Chile una concepci�n de Estado subsidiario, con una econom�a de mercado ampliamente reconocida en nuestro pa�s. En consecuencia, nuestra posici�n es la de introducir un aditamento que es fundamental. Aunque algunos se�ores Senadores se han opuesto, no han rechazado la idea de que la concepci�n de econom�a de mercado sea perfectamente complementaria con un deseo o un �mbito social cuya finalidad sea habilitar al Estado, en determinado momento, para que hipot�ticamente los derechos reconocidos en la Constituci�n tengan un soporte y un bagaje de apoyo de tipo social que nos parece fundamental, sobre todo para acudir en defensa de los sectores m�s necesitados del pa�s. Tal es, en s�ntesis, la raz�n que nos lleva a pedir al Senado que estudie con el mayor inter�s una iniciativa como la que dejamos planteada. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable se�ora Matthei. La se�ora MATTHEI.- Se�or Presidente, he escuchado con sumo inter�s lo que ha expuesto reci�n el Senador se�or Silva. Ahora, si se trata de decir que Chile es una econom�a social de mercado y subsidiaria, estoy absolutamente de acuerdo. Subsidiario, en la forma en que est� usada la palabra en Chile, no es lo mismo que solidario. Son conceptos totalmente distintos. Se conoce por sistema subsidiario aquel donde los grupos intermedios de la sociedad tienen pleno derecho a organizarse y emprender todas las tareas que su capacidad les permita, y el Estado se encarga de aqu�llas en que su gesti�n es irreemplazable, y para las cuales los grupos intermedios no pueden organizarse ni actuar por s� mismos. Pongo un ejemplo. Si hablamos de ofrecer educaci�n a la gente de m�s escasos recursos, el concepto subsidiario significa que el Estado debe necesariamente proveer su financiamiento, pero nunca gestionar ni administrar. Y, de hecho, es as� en Chile. El Estado, el Gobierno, con los recursos provenientes de los impuestos, financia esas actividades; pero de su administraci�n se encargan las municipalidades, los particulares o distintos grupos que se organizan para llevarlas a cabo. El t�rmino "solidario" est� involucrado m�s bien en el concepto de econom�a social de mercado, que es la que impera en nuestra pa�s. En una econom�a de mercado cada uno se las arregla como puede, pero aqu�lla reconoce que la sociedad tiene un deber hacia las personas que, por diversas circunstancias, no pueden valerse por s� mismas o que necesitan ayuda para hacerlo. El concepto social de mercado comprende, por ejemplo, las pensiones m�nimas, el subsidio �nico familiar, la previsi�n obligatoria, el financiamiento de la salud y educaci�n de la gente de menores recursos. Todo est� englobado en dicha expresi�n. Porque si se tratara de una econom�a de mercado, no tendr�amos que preocuparnos ni de la salud ni de la educaci�n de los m�s pobres. Por lo tanto, si aqu� se dijera que Chile es una Rep�blica democr�tica, con todo lo que ello significa, en la que impera una econom�a social de mercado y el principio de subsidiariedad, yo estar�a absolutamente a favor. Pero no es eso lo que est� proponiendo el Honorable se�or Silva. Adem�s, del p�rrafo le�do por Su Se�or�a referente a lo que en este aspecto contempla la Constituci�n espa�ola, deduje que sus disposiciones se acercan m�s a lo que yo estoy se�alando que a lo que postula el se�or Senador. Mi impresi�n es que hoy d�a no vamos a alcanzar a votar. Es posible que haya al respecto algunas conversaciones. Pero repito: el aspecto social y lo relativo al principio de subsidiariedad deben tratarse en forma separada, ya que conceptualmente apuntan a cosas muy diversas, y pienso que esos dos puntos debieran considerarse. M�s todav�a, agregar�a lo atinente al mercado. Eso, por lo menos, es lo que creo. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Viera-Gallo. El se�or VIERA-GALLO.- Se�or Presidente, la indicaci�n que hemos renovado a iniciativa del Senador se�or Silva introduce una discusi�n estrictamente doctrinaria en la Constituci�n, como lo ha reconocido ahora tambi�n la Honorable se�ora Matthei. La utilidad de esta discusi�n est� en llegar a entender el car�cter y la interpretaci�n que nos proponemos dar de las normas b�sicas del pacto pol�tico que sirve de fundamento a nuestro orden jur�dico. Seg�n la Constituci�n de 1980, el Estado era, en su origen, muy subsidiario en materia econ�mica y muy autoritario en el orden pol�tico. Esa mezcla ha ido evolucionando con las distintas reformas introducidas posteriormente, en el sentido de ser m�s democr�tico en lo pol�tico, aunque el aspecto econ�mico social adolece de cierta contradicci�n en los principios b�sicos de la Carta, ya que mantiene en su origen lo que ha expresado muy bien la Senadora se�ora Matthei respecto de la interpretaci�n que ha dado del principio de subsidiariedad. Al mismo tiempo, al reconocer los pactos de los derechos humanos (incorporados seg�n el art�culo 5� de la Constituci�n a nuestro ordenamiento jur�dico), los aspectos econ�micos y sociales se ajustan m�s al sentido de la indicaci�n que hemos renovado. Es decir una impronta social, que influye no s�lo en el orden pol�tico, sino que, sobre todo, en el econ�mico y en el social. Esta indicaci�n pretende dar un paso m�s en el equilibrio existente. Pero no creo que se pueda lograr porque hoy d�a falta el consenso suficiente, y el Senador se�or Silva se refiri� a pa�ses donde �ste se ha alcanzado, lo que no ocurre en Chile, seg�n creo. En todo caso, el debate es interesante, importante. �Qu� es lo que se desea se�alar? Que tambi�n en el orden econ�mico social, aun cuando rija una econom�a social de mercado, y, por el car�cter social, el Estado tiene una responsabilidad mayor respecto al ejercicio pr�ctico de los derechos econ�micos y sociales: el derecho a la educaci�n, al trabajo, a la salud, a la vivienda, etc�tera. Es decir el Estado no es �nicamente subsidiario, sino que es, adem�s, solidario. Tiene car�cter social. Entiendo que la Senadora Matthei no est� de acuerdo con lo que estoy indicando. Evidente que no hay acuerdo. Por eso dije que �ste es un debate estrictamente doctrinario. Ahora, detr�s de estas posiciones, normalmente han coincidido en el mundo las fuerzas socialista, la socialdem�crata y fuerza social cristiana. Respecto del mundo socialista, me parece demasiado evidente (me lo voy a ahorrar, porque es obvio), desde el nombre mismo, que est� detr�s de una posici�n como la indicada. Y en cuanto a la fuerza social cristiana, de la doctrina social cristiana tradicional, hay dos principios en todas las enc�clicas: uno, el de subsidiariedad; pero el otro es el de solidaridad. Y ambos, seg�n la doctrina social cristiana (de la Iglesia Cat�lica, no me refiero al mundo protestante), deben tener la impronta en lo econ�mico social. Interpretar la doctrina social cristiana solamente a partir de la subsidiariedad es como declararla coja, porque est� presente tambi�n el sentido de la solidaridad. Por eso no es una casualidad que en pa�ses como Alemania, donde han gobernado la Democracia Cristiana, o la FD; o como Italia, Espa�a u otros donde hay una fuerte presencia de fuerzas cristianas o de origen cristiano y fuerzas socialistas, el tipo de concepto que el Senador se�or Silva ha tra�do esta tarde a discusi�n, sea de amplio consenso. Obviamente, para quienes se inspiran en una visi�n neoliberal (como la filosof�a del Partido Republicano de los Estados Unidos), o en la evoluci�n del Partido Conservador ingl�s, esto no es aceptable, porque de lo que se trata es de afirmar en la Constituci�n el car�cter subsidiario del Estado, como lo ha explicado la Senadora se�ora Matthei, que tiene tambi�n una funci�n social pero subsidiaria, y no el Estado social de derecho que ha indicado el Honorable se�or Silva. Creo que es un debate interesante, importante, pero muy dif�cil de materializar en un acuerdo. Y es natural que estas bancadas se alineen detr�s de la posici�n que el Senador se�or Silva por tantos a�os ha venido sosteniendo. Me parece natural que las bancadas de la Oposici�n, en general, discrepen de lo que estoy explicando. Gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Chadwick. El se�or CHADWICK.- Se�or Presidente, comparto exactamente el punto del an�lisis planteado por el Senador se�or Viera-Gallo. �ste es un tema de visiones doctrinarias, dogm�ticas, que generan y van determinando la concepci�n y el rol del Estado. No se trata solamente de incorporar a la Carta Fundamental una frase m�s o una frase menos. A mi juicio, responde a puntos de vista diferentes. En algunas Constituciones europeas �como muy bien se�al� Su Se�or�a- se ha constitucionalizado el rol social del Estado, precisamente porque provienen de una cultura pol�tica donde las vertientes socialistas han sido m�s fuertes o tenido mayor significaci�n. Ello, en definitiva, significa concebir la visi�n del Estado como el ente supremo que va otorgando espacios, derechos o libertades a las personas, pero donde el deber o la primac�a fundamental radica m�s en aqu�l que en el individuo. Nuestra Constituci�n se estructura sobre una visi�n diferente: reconoce la primac�a del hombre por sobre el Estado. Y parte definiendo como finalidad de este �ltimo el bien com�n. No lo se�ala como una mera frase, sino que precisa que es obligaci�n del Estado promover el bien com�n �y luego, consigna lo que ello significa-, "para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos" -la visi�n social- "y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realizaci�n espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garant�as que esta Constituci�n establece.". Es una concepci�n de la finalidad del Estado donde lo que prima, en lo sustantivo, es la persona en conjunto con el todo, pero que no permite, desde el punto de vista constitucional, que el bienestar, el derecho, la libertad de una persona pueda ser restringida, sojuzgada o limitada en beneficio de un ente colectivo o de un todo social. Y, posteriormente, agrega, como misi�n que el Estado debe desarrollar en el orden social, precisamente la de propender al respeto de los principios de las autonom�as sociales y de subsidiariedad. La autonom�a social es el reconocimiento del Estado al derecho de las personas a agruparse para lograr determinados objetivos, sin que �ste intervenga cuando el fin es leg�timo, y se conduce a la sociedad al cumplimiento de �l. Y la subsidiariedad es el papel que asume el Estado respecto de las actividades que, ya sea por el inter�s social o de bien com�n, los particulares por s� solos no est�n en condiciones de realizar. En seguida, la Carta Fundamental, en su Cap�tulo III, relativo a las garant�as constitucionales, se�ala que el Estado se obliga en materias econ�micas y sociales a cumplir determinados deberes, entregando a las personas, incluso, un recurso ante los tribunales para exigir su cumplimiento. Por lo tanto, hay dos visiones completamente distintas, respecto de las cuales se puede favorecer una u otra. Sin embargo, a mi juicio, cometer�amos un error �y as� lo se�al� en la Comisi�n- si incorporamos una indicaci�n como la presentada por el Honorable se�or Silva, que aparece descontextualizada de la estructura que nuestra Carta da al rol del Estado, al bien com�n, a los derechos constitucionales, a las garant�as individuales. Porque, si se aceptara una proposici�n de esa naturaleza, traer�a consigo una completa confusi�n en la estructura constitucional con relaci�n al concepto, definici�n y papel del Estado. Si queremos asumir -y hay mayor�a en tal sentido- lo que plantea la indicaci�n del Senador se�or Silva, debemos revisar integralmente el art�culo 1�. Porque aqu�lla entra en choque frontal con las definiciones contenidas en este precepto, dado que obedecen a concepciones distintas. Por eso la rechac� en la Comisi�n, independiente de tener una visi�n diferente del rol del Estado social como hoy d�a se concibe y ser m�s partidario de la estructura que la Constituci�n contempla. Lo hice, adem�s, por considerarla descontextualizada respecto de las definiciones que en la actualidad la Carta Fundamental adopta. Y no ser�a pertinente, por la mera modificaci�n del art�culo 4�, entrar en una materia tan amplia y de tanto alcance conceptual, porque �como dije- tendr�amos que enmendar totalmente el art�culo 1�. Por tales razones, soy partidario de rechazar la indicaci�n formulada por el Senador se�or Silva. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Larra�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, en verdad, la exposici�n que acabamos de o�r al Senador se�or Chadwick me ahorra entrar en una larga fundamentaci�n. Efectivamente, particip� en el debate habido en la Comisi�n sobre la propuesta de los Honorables se�ores Silva y Parra �aqu� se han sumado otros se�ores Senadores-, y conclu� que, a mi entender, era innecesaria. �Cu�les son los conceptos contenidos en la indicaci�n? La idea es que Chile es un Estado social �a esto me voy a referir al final-, democr�tico, de Derecho, que se constituye sobre la base de valores de libertad, igualdad y pluralismo. El concepto de que nuestro pa�s es un Estado democr�tico est� recogido en el art�culo 4� - se�ala que Chile es una Rep�blica democr�tica- y se desarrolla a lo largo de los cap�tulos que regulan, en distintos cuerpos constitucionales, este criterio, esta base de la institucionalidad que, no obstante las diferencias que podamos tener, ha ido avanzando a un mayor grado de consenso en la forma como se expresa esa democracia. Y esperamos que esta reforma constitucional pueda progresar aun m�s en esa l�nea. En seguida, el hecho de ser un Estado de Derecho es algo que efectivamente la Constituci�n recoge con claridad en los art�culos 5�, 6� y 7�. �stos, en las bases de la institucionalidad, desarrollan las nociones del Derecho Constitucional contempor�neo referidas al Estado de Derecho democr�tico. Sin embargo, espec�ficamente en cuanto al Estado de Derecho, se consigna la forma como las autoridades ejercen sus acciones, las normas que regulan su accionar, la necesidad de que los �rganos del Estado act�en en conformidad a dichos preceptos constitucionales y legales y, en general, las consecuencias que acarrea el apartarse de ese �mbito o marco de acci�n. Por lo tanto, el Estado democr�tico y el Estado de Derecho son nociones constitucionales existentes. Luego, el desarrollo de los valores de libertad, igualdad y pluralismo se hallan contenidos con largueza en el Cap�tulo III de la Carta Fundamental. As�, en su art�culo 19 se se�alan todos los derechos y deberes constitucionales, agregando recursos que son, incluso, novedosos en la historia constitucional chilena. La Constituci�n de 1980 ha recibido muchas cr�ticas en diversos aspectos a lo largo de sus 23 a�os de vigencia. Pero hay un Cap�tulo que no ha sido cuestionado y que, por el contrario, ha sido reconocido en toda la doctrina chilena como un gran avance: el de los derechos y deberes constitucionales. En efecto, se reconoce que el texto aprobado �hoy vigente- por la Comisi�n de Derecho Constitucional que cre� dicha Carta, avanza en la l�nea de perfeccionar los valores recogidos en ella, que son precisamente las libertades, las igualdades y las formas de acci�n y de reconocimiento pluralista en el �mbito de la expresi�n de las ideas o de la participaci�n pol�tica, lo cual se halla contemplado en los referidos preceptos, fundamentalmente, en el 19. En consecuencia, el tema como tal no s�lo est� contenido en la Constituci�n, sino que est� bien resuelto, bien desarrollado. La novedad -por as� decirlo- de la propuesta es la incorporaci�n de la noci�n del Estado social. Y esa noci�n, cuando uno la empieza a desglosar, puede efectivamente tener distintas derivaciones. Pero -y en esto me sumo a lo que reci�n ha indicado el Honorable se�or Chadwick- tambi�n est� recogida, al menos en forma conceptual o doctrinaria, en el art�culo 1� de la Constituci�n mediante el desarrollo de los principios de subsidiariedad y solidaridad, a los que se refer�a el Senador se�or Viera-Gallo. El principio de subsidiariedad se halla contenido en el inciso tercero, y la noci�n de solidaridad -de Estado preocupado del bien com�n, de todos y cada uno de sus miembros, y de fomentar y procurar la igualdad de oportunidades de las personas que integran nuestra sociedad-, en los incisos cuarto y quinto. Asimismo, el Cap�tulo III, De los Derechos y Deberes Constitucionales, plantea en temas espec�ficos c�mo se expresan esa solidaridad y la acci�n subsidiaria del Estado. La Honorable se�ora Matthei se declara partidaria, por ejemplo, de recoger tambi�n los principios de la econom�a de mercado. En realidad, la Carta no dice expresamente "econom�a de mercado". Empero, si uno analiza el rol del Estado en la econom�a, se dar� cuenta de que, al llevar la acci�n econ�mica las personas y las sociedades que �stas constituyen y al no tener el Estado un papel activo, pues para desarrollar actividades empresariales requiere autorizaci�n de una ley especial, se est�n reconociendo los principios del funcionamiento de la econom�a libre. Por su lado, la solidaridad se halla consagrada -como dije- a trav�s de numerosas expresiones: cuando se habla de la salud, de la seguridad social, de la educaci�n, en fin. En m�ltiples �mbitos se refleja c�mo nuestro Derecho Constitucional la hace realidad en t�rminos de los derechos y obligaciones de las personas, las que adem�s, mediante recursos especiales -no s�lo el de protecci�n, sino tambi�n el de inaplicabilidad-, cuando en alguna controversia judicial se pretende aplicarles abusivamente un precepto o desconocerles un derecho, pueden recuperarlo v�a tribunales de justicia. Por consiguiente, hay all� un orden razonable. Ahora, si la expresi�n "social" tiene otra connotaci�n, como pareciera tenerla en opini�n de algunos se�ores Senadores, la situaci�n se torna compleja, porque eso puede llevar a confusi�n con lo que puede ser un proyecto pol�tico, una opci�n pol�tica concreta, cuyo promotor habr� de manifestarla cuando sea gobierno, e igualmente, a introducir en la Constituci�n un elemento divisorio en cuanto se aterrizan en niveles de contingencia consideraciones que no deben estar recogidas en la Ley Fundamental. �sas son las opciones pol�ticas que se dan en el juego democr�tico, y habr� �nfasis y orientaciones que las encaminar�n en una u otra direcci�n. Recoger en la Carta la expresi�n en comento, pues, me parece equ�voco. �Por qu�, entonces, no recogemos tambi�n la expresi�n "Estado cultural"? Porque podr�amos considerar que es igualmente una opci�n del Estado. �O "Estado tecnol�gico", sobre la base de que creemos conveniente que ese �mbito forme parte de nuestra institucionalidad? Se�or Presidente, estimo que algunas cuestiones se pueden recoger, y otras, no. Pero no podemos, a este nivel de la Constituci�n, introducir conceptos que m�s tienen que ver con proyecciones pol�ticas o con expresiones que se desarrollan a trav�s de la legislaci�n que con las bases de la institucionalidad. Me parece que, en lo esencial, nuestra Carta Fundamental recoge la idea de que Chile es un Estado de Derecho, democr�tico, que respeta los valores de igualdad, libertad y pluralismo en el Cap�tulo III, De los Derechos y Deberes Constitucionales; y que la noci�n de Estado social, entendida como los principios de subsidiariedad y de solidaridad, est� contenida en su art�culo 1� y en el ya mencionado Cap�tulo III, sin perjuicio, por cierto, de la legislaci�n que as� la cubre. Otras acepciones pueden resultar equ�vocas. Y �se es quiz�s el defecto de la propuesta. Porque, si se quiere recoger parte de otras tendencias de desarrollo contempor�neo en la esfera constitucional, como algunas de las funciones que se han se�alado, debe tenerse presente que �sa es una opci�n que se aleja de los principios esenciales de las bases de nuestra institucionalidad, que al menos nosotros no deseamos modificar, particularmente en lo referente al art�culo 1�. Por tales motivos, no consideramos necesario ni conveniente enmendar el art�culo 4� de la Carta en los t�rminos propuestos por los se�ores Senadores que renovaron la indicaci�n pertinente. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Mart�nez. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, he seguido con mucha atenci�n el debate de este tema, planteado ya por el Senador se�or Silva en las primeras sesiones de la Comisi�n de Constituci�n, a prop�sito del primer informe. De acuerdo con lo expuesto por Su Se�or�a, el Estado social es "la manera jur�dica formal de entender nuestra aspiraci�n para el derecho a la felicidad de nuestra sociedad". El mismo se�or Senador -seg�n dice el informe pertinente- "Estim� que ha llegado la hora del redescubrimiento del principio de la necesidad del Estado activo como presupuesto de la construcci�n de una sociedad moderna", etc�tera. Frente a eso, uno se pregunta si tras la modificaci�n propuesta no se esconde el germen de un cambio absolutamente dr�stico en la concepci�n del ordenamiento del juego entre el Estado y los individuos en cuanto a la relaci�n que se da cuando aqu�l ejerce su poder sobre la persona humana. Y uno concluye que la proposici�n significa una alteraci�n severa en la filosof�a y el ordenamiento constitucionales que, de aprobarse, cambiar�a por completo el sentido de la Carta y obligar�a a rehacer pr�cticamente todas sus disposiciones, para adecuarlas a la nueva relaci�n entre el Estado y los individuos, pues aqu�l ya no se encontrar�a al servicio de la persona humana estrictamente hablando, tanto m�s cuanto que, en forma cada vez m�s creciente, estar�a invadiendo campos donde la iniciativa personal quedar�a reducida al transferirse parte de ella al poder estatal. Alemania, Francia y otros Estados, frente a un hecho hist�rico, decidieron adoptar una norma como la aqu� sugerida. Sin embargo, en alguna medida, ella los tiene ahogados, pues no han podido resolver sus problemas econ�micos o est�n estancados porque la inversi�n del papel del Estado frente a las personas genera situaciones como la de no hacer tan viable el libre mercado o la de no hacer tan viables ciertos conceptos de integraci�n. A pesar de lo ocurrido en Europa, algunos pa�ses se hallan estancados justamente porque esa concepci�n del Estado ha ahogado las posibilidades privadas y no ha puesto, como corresponde, primero a las personas. Para m�, esta discusi�n resulta fundamental, pues apunta a la esencia del criterio de ordenamiento de la relaci�n del poder dentro de la Constituci�n. Por lo tanto, en mi opini�n, la indicaci�n que nos ocupa debe ser rechazada, porque, en buen castellano, suprime el Estado subsidiario, lo cual va contra un concepto de dignidad y de filosof�a cristiana en torno al poder. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or R�os. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, deseo partir felicitando al Senador se�or Silva por darnos la oportunidad de debatir temas tan trascendentes para el desarrollo constitucional de nuestro pa�s. Sin duda alguna, las diversas intervenciones han aportado ideas relevantes. Me parece que la indicaci�n del Honorable se�or Silva es limpia, es aplicable, posee una idea muy definida. Pienso que lo l�gico ser�a apoyarla. Sin embargo, tengo la sensaci�n de que es repetitiva del conjunto de conceptos contenidos en la Carta. Porque, siendo el Estado la estructura jur�dica de una naci�n y siendo �sta expresi�n de sociedad, no podr�a haber Estados que no fueran sociales. Esto es as�. Se trata, entonces, de una repetici�n. Se dice: "Chile es un Estado social". Y lo social es lo representativo de una sociedad. Por tal motivo, la redacci�n de la indicaci�n est� se�alando que el Estado es representativo de la sociedad. Ello, por cuanto constituye la expresi�n jur�dica de la naci�n, y �sta es la sociedad. Se agrega "y democr�tico" -eso ya lo establece nuestra Carta Fundamental- "de derecho," �obvio: todo lo que represente una estructura jur�dica organizada, la existencia de un Estado, es de derecho- "que se constituye sobre la base de valores, de libertad, igualdad y pluralismo.". Se�or Presidente, no existe en la Constituci�n vigente ninguna norma dirigida contra la libertad o contra la igualdad de los individuos. A�n m�s, el art�culo 19, desde el n�mero 1� hasta el �ltimo, est� permanentemente expresando la necesidad de que haya igualdad. Y la disposici�n doctrinaria -por as� decirlo- o de acci�n p�blica que a todos nos gu�a es la referente a la igualdad de oportunidades. Porque una sociedad que no tiene igualdad de oportunidades carece de libertades; y sin �stas tampoco hay Estado de Derecho establecido en representaci�n de lo que es la naci�n. Por eso, resulta entendible que "Chile es un Estado social y democr�tico de derecho, que se constituye sobre la base de valores, de libertad, igualdad y pluralismo.". No hay duda. Pero la Constituci�n ya lo dice, y no en una frase tan escueta como �sa. Se�or Presidente, un se�or Senador sostuvo que, si aprob�ramos el art�culo 4� propuesto por el Honorable se�or Silva -normalmente intento que las expresiones sean bastante m�s generales-, habr�a que revisar los preceptos anteriores. Yo dir�a que ser�a necesario revisar los posteriores, porque son los que manifiestan la igualdad, los valores, los derechos, las obligaciones que el Estado tiene con la sociedad, y viceversa. El art�culo 19, n�mero 10�, de la Carta Fundamental dispone en su �ltimo inciso que es deber de la comunidad contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la educaci�n. O sea, la Constituci�n tambi�n obliga a la sociedad trat�ndose de ciertas acciones que ha de llevar adelante el Estado. Y, obviamente, existe un conjunto de responsabilidades de distintos �rganos estatales para que act�en sobre la comunidad a fin de que se cumpla la norma doctrinaria representativa de la naturaleza de la naci�n, que es la igualdad de oportunidades. Es admirable c�mo se producen en el Senado los debates sobre materias que parecieran iguales pero que son tan diferentes en cuanto a sus concepciones o ejemplos. Hace una hora est�bamos discutiendo sobre las materias propias de los ind�genas, y nadie se acord� de Europa ni de ninguna de estas cosas. Sin embargo hoy d�a, para fundamentar el art�culo propuesto a la Sala, para demostrar que la realidad es as�, se acude a las Constituciones de distintos pa�ses europeos. Est� bien, se�or Presidente. Formamos parte de la civilizaci�n cristiana occidental, cuyas ra�ces, incuestionablemente, nacen en Europa. Pero es asombroso ver c�mo de pronto, en una discusi�n tan interesante, cambiamos de temas parecidos pero que corresponden a �reas de debate tan distintas. �Qu� quiero decir con eso? Que si el Senado me se�ala que votaremos al final esta materia, yo expreso al Honorable se�or Silva que me pronunciar� a favor si alguno de los principios que ya est�n consagrados en la Carta se debilita. Por supuesto. Si vamos a modificar el art�culo que contiene todos los principios se�alados por Su Se�or�a -el 19- y se debilita uno de ellos, votar� favorablemente el art�culo 4� que se nos plantea, porque lo comparto ciento por ciento: no tengo duda alguna sobre la frase que lo conforma ni acerca de su estructura gramatical. Empero, me parece que el precepto sugerido representa, en resumen, el conjunto de normas que ya contiene la Carta Fundamental vigente, donde se expresa que Chile es un Estado social, democr�tico, de derecho, y que se constituye sobre la base de valores, de libertad, de igualdad y de pluralismo. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cantero. El se�or CANTERO.- Se�or Presidente, entiendo que la norma en debate tiene por objeto enfatizar el concepto de solidaridad que debe existir al interior del Estado, que es la naci�n jur�dicamente organizada, el cual alcanza por igual a todas las estructuras, sean p�blicas o privadas. Y, en esa l�gica, tiendo a estar de acuerdo con que debe haber ese �nfasis solidario. El concepto social es quiz�s muy amplio, controvertido y con sesgos ideol�gicos que pueden prestarse para distorsiones. Pero, sin duda, el Estado al que estamos haciendo referencia debe ser democr�tico -como ya se expres�- y tener el �nfasis solidario que busca con su indicaci�n el Senador se�or Silva. En mi opini�n, podr�a haber una conversaci�n para tratar de lograr un acuerdo sobre este tema. No me parece que sea una cuesti�n controvertida en exceso. Todos coincidimos en que la Constituci�n vigente recoge con absoluta claridad y en forma indiscutible el principio de subsidiariedad, y no s�lo para el Estado. Porque estimo que �l rige tambi�n para toda la sociedad civil. De manera que una persona, natural o jur�dica, debe actuar cuando otra est� en una situaci�n desmejorada o comprometida. Y, en el �mbito de las organizaciones, se entiende que no s�lo ha de actuar el Estado, sino que cualquiera debe sentirse solidario cuando otro requiere su colaboraci�n o apoyo. En esa l�gica comprendo la iniciativa del Senador se�or Silva, en el sentido de que busca enfatizar el concepto de solidaridad, de sensibilidad social, de compromiso, de sentido de comunidad y de unidad. No la visualizo ni la interpreto como una cuesti�n con alcance ideol�gico, porque no es la intenci�n, seg�n entiendo. Por consiguiente, en lo que a m� respecta, manifiesto mi disposici�n e inter�s para analizar esta materia y buscar un acuerdo que permita despejar las dudas y dar satisfacci�n a los sectores que promueven la indicaci�n que nos ocupa. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, este debate, indudablemente, puede ser muy extenso. Yo s�lo quiero intervenir en dos aspectos. Primero, tiene raz�n el Honorable se�or Chadwick cuando se�ala que habr�a cierta contradicci�n entre el art�culo 1� de la Carta y la indicaci�n que reformulamos, por iniciativa del Senador se�or Silva. Y ella, no en los t�rminos. Porque la verdad es que el art�culo 1� vigente, cuando dice en su inciso cuarto que "El Estado est� al servicio de la persona humana", que "su finalidad es promover el bien com�n, para lo cual debe contribuir a crear� El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Exc�seme por interrumpirlo, se�or Senador, pero debo plantear una cuesti�n reglamentaria. El se�or GAZMURI.- Bien, se�or Presidente. ----------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Para el evento de que no haya qu�rum al final de la sesi�n, quiero solicitar el acuerdo de la Sala a los efectos de despachar los oficios que diversos se�ores Senadores han pedido enviar a distintas autoridades. Si les parece a Sus Se�or�as, se proceder� en tal sentido. --As� se acuerda. ----------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Contin�a con el uso de la palabra el Honorable se�or Gazmuri, a quien agradezco su deferencia. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, dec�a que el art�culo 1� dispone en su inciso cuarto que "El Estado est� al servicio de la persona humana, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realizaci�n"... La verdad es que, en una lectura literal, ese precepto ser�a compatible con un art�culo 4� redactado tal como lo propone el Honorable se�or Silva. Sin embargo, entiendo que la filosof�a que est� detr�s -no en la letra- del art�culo 1� es en extremo individualista, liberal en el sentido m�s anterior del t�rmino, en que el Estado, al final, no tiene otra responsabilidad que la que los individuos, las personas, no puedan asumir. Esa visi�n es distinta tanto de la socialcristiana cuanto de la proveniente de la tradici�n socialista, donde, en funci�n de c�mo se construyen y constituyen las sociedades reales -aquellas en que esos pensamientos se han desarrollado-, se constata que el Estado como tal, para servir a las personas, tiene ciertas funciones que le son propias. Y por eso en la doctrina socialcristiana moderna, desde la Cuadrag�simo Anno, al Estado se le asignan determinadas funciones propias, no s�lo las que los particulares no pueden hacer, porque se supone que en la sociedad moderna hay asuntos que �stos por s� solos no pueden resolver. En la tradici�n socialista es lo mismo. Claro, en el siglo XX el totalitarismo de inspiraci�n marxista oscureci� los elementos m�s doctrinarios -estamos en una discusi�n muy doctrinaria- de la concepci�n marxista original, seg�n la cual el Estado siempre es visto como instrumento, nunca como fin en s� mismo. Incluso para Marx el Estado es de naturaleza transitoria. Su utop�a es una sociedad sin Estado. En ese sentido es parecida a la de Smith. Por algo son los dos grandes pensadores del siglo XIX. O sea, cuando se afirma que el Estado ejerce ciertas funciones propias, no se est� diciendo que el Estado es para servir a las personas, ni se contradice con la aseveraci�n de que las personas tienen derechos que son inalienables. �Y qu� es lo propio del Estado en esta dimensi�n que se quiere se�alar aqu�? Garantizar la protecci�n y la integridad social de la sociedad. Eso quiere decir Estado social. O sea, es una funci�n propia del Estado. Y establecer eso en la Constituci�n reviste gran valor. No es un programa pol�tico espec�fico, porque si todos estamos de acuerdo en un Estado social de derecho, el cumplimiento de esa funci�n de protecci�n y de integraci�n social puede realizarse a trav�s de distintos instrumentos y pol�ticas, y significa que se alcanza el nivel de pacto pol�tico fundamental, consideraci�n que me parece muy importante. Desgraciadamente, veo que todav�a no hay un grado de acuerdo sobre estos asuntos. Pero no dejo de abrigar cierta esperanza hist�rica en cuanto a que finalmente el extremo neoliberalismo que est� detr�s de las fuerzas de la actual Oposici�n no sea una enfermedad incurable en materia econ�mico-social. Espero que no sea incurable, porque, entre las grandes fuerzas pol�ticas chilenas, hay una con cierta tradici�n autoritaria, cat�lica y neoliberal. Tengo la impresi�n de que ah� hay contradicci�n en los t�rminos. Y, por tanto, conf�o en que durante los pr�ximos a�os alcancemos un acuerdo m�s sustantivo en estas materias. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, es dif�cil sustraerse a un debate del nivel observado esta tarde, sobre todo porque dice relaci�n a un tema muy central relativo a c�mo percibimos que el Derecho, y particularmente nuestra Constituci�n, va dando cuenta de ciertas realidades hist�rico-culturales y pol�ticas. �Cu�l es la impresi�n que uno tiene? La de que durante muchos a�os trabajamos con un concepto muy abstracto de Estado: el de Hegel, el de Plat�n. Formaba parte de nuestra concepci�n un Estado que pr�cticamente no se hallaba en ning�n lugar, que no exist�a, que no ten�a materialidad, salvo en las instituciones que eran propias de aqu�lla. Las Constituciones del 33, del 25 y, de alguna manera, del 80, le dieron concreci�n, pero siempre con alg�n tipo de dificultad para agregarle alg�n adjetivo que permitiera saber exactamente en qu� consist�a la naturaleza misma del Estado. Es un debate -el Honorable se�or Silva me rectificar�- que se dio entre los constitucionalistas del 25, referente a c�mo se defin�a la naturaleza del Estado que hist�ricamente los chilenos hab�amos construido a partir de nuestras propias realidades. Considero muy importante la observaci�n de Su Se�or�a porque nos vuelve a esa necesaria reflexi�n. Segundo, no participo de la idea insinuada en el sentido de que de alguna manera se pretende materializar en la realidad chilena el concepto de Estado social que manejaron las fuerzas socialistas europeas. No es as�. Claro, hay una vertiente del mundo socialista que concibi� el Estado ya no s�lo como una abstracci�n, sino como una materialidad tal que pr�cticamente lo transform� en eje vertebrador de la coacci�n permanente, en el campo econ�mico, cultural y social. �sa fue la concepci�n socialista que se dio en Europa Oriental. Los socialismos democr�ticos, como se los denomin�, o los que tuvieron vigencia en Europa Occidental, buscaron transformar al Estado, no siempre con �xito, en vertebrador absoluto de las pol�ticas sociales, dando al mundo privado, al mundo del individuo, atribuciones y posibilidades de acci�n, en muchos casos no necesarias. El equilibrio no siempre se logr� en el caso europeo. Durante muchos a�os, en las definiciones constitucionales de los laboristas ingleses el Estado era pr�cticamente todo. Las modificaciones posteriores fueron muy leves. Tanto es as� que hasta inmediatamente antes de la se�ora Margaret Thatcher el concepto de la responsabilidad del Estado en materia de salud era muy similar al imperante en pa�ses de Europa Oriental. Por la fuerte presencia del Partido Comunista, que era el m�s poderoso de Europa Occidental, en Italia tambi�n hab�a una suerte de visi�n muy sesgada que apuntaba a una presencia omn�moda del Estado en todas las acciones o actividades propias de �l. No es el caso de la propuesta del Honorable se�or Silva, que escuch� con mucha atenci�n. Primero, porque se compatibiliza de alguna manera con el art�culo 1� de la Constituci�n. No hay incompatibilidad entre la responsabilidad del Estado hacia el individuo en cuanto a promover su desarrollo, incluso el de car�cter espiritual, con la necesidad de definir m�s claramente en el art�culo 4� lo que se entiende por Estado. Y en este caso -tiene raz�n el Senador Larra�n-, al �nico concepto que hay que poner atenci�n es al de Estado social. Y esta concepci�n refleja muy bien lo que se pretende, no con mucho �xito en mi opini�n, en el art�culo 1�. Pero lo entendemos hist�ricamente como la responsabilidad del Estado en materia social de atender preferentemente a todos aquellos que no tienen acceso igualitario y equitativo a los bienes propios que la sociedad desarrolla. No estoy hablando, por lo tanto, de un concepto socialista en el sentido cl�sico o en el de otro tipo, sino que de una responsabilidad hist�rica que queremos dar al Estado para que �ste se preocupe de los necesarios equilibrios sociales y culturales que la sociedad chilena debe tener, y que son absolutamente compatibles, en mi opini�n, con el art�culo 1�. Es la materializaci�n -por decirlo as�- no solamente de ese Estado hegeliano que emana del art�culo 1�, sino tambi�n del concepto desarrollado por el Honorable se�or Silva, que es concreto, que nos permite saber exactamente cu�les son las responsabilidades que va a asumir el Estado y cu�les no. Entonces, no se trata de una concepci�n socialista, sino de un equilibrio socialista entendido en el sentido cl�sico, equilibrio que debiera permitirnos efectivamente seguir avanzando y trabajar. No veo -como lo dijo el Honorable se�or Viera-Gallo- dos visiones encontradas, pr�cticamente sin posibilidad alguna de compatibilizarse. No. Si propusi�ramos que el Estado fuera el factor principal, casi �nico, de las posibilidades de desarrollo econ�mico y social del pa�s, volver�amos a dar a �ste una primac�a que no se encuentra planteada en la indicaci�n del Honorable se�or Silva. Lo mismo ocurrir�a si algunos dijeran que se debe ser todav�a mucho m�s liberal, en el sentido neoliberal descrito a partir de los te�ricos de la econom�a moderna, fundamentalmente norteamericanos y algunos ingleses. Pero tampoco lo percibo as�. No es una visi�n bipolar. No son tan encontradas las cosas, como, seg�n veo, se han estimado. Por eso, no deber�a caber ning�n temor a quienes ven en la aprobaci�n de la propuesta del Honorable se�or Silva la posible introducci�n de cierto contrabando ideol�gico, porque la considero bastante complementaria a definiciones constitucionales ya consagradas. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Doy por agotado el debate sobre esta materia. Por razones obvias, propongo dejar pendiente la votaci�n para la sesi�n en que contin�e el tratamiento de esta reforma constitucional. Acordado. PETICIONES DE OFICIOS --Precedentemente se acord� el env�o de los siguientes oficios: Del se�or CANTERO: A la se�ora Ministra de Relaciones Exteriores, a fin de que realice gestiones ante el Gobierno argentino para PAVIMENTACI�N DE TRAMO ARGENTINO DE PASO JAMA HASTA JUJUY; a la se�ora Ministra de Defensa Nacional y al se�or Subsecretario de Marina en relaci�n con REBAJA O SUPRESI�N DE PORCENTAJE DE RENTA SEG�N DECRETO 660 DE MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL; al se�or Ministro de Educaci�n, sobre PROYECTO DE AMPLIACI�N Y MEJORAMIENTO DE LICEO "DALCAHUE" y RECONSTRUCCI�N DE POSTA RURAL DE MOCOPULLI, EN DALCAHUE; al se�or Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, acerca de INSTALACI�N DE ANTENAS REPETIDORAS DE TELEVISI�N EN LOCALIDADES CORDILLERANAS APARTADAS DE SEGUNDA REGI�N; al se�or Ministro de Salud, tocante a SOLUCI�N DE CARENCIAS DE HOSPITAL REGIONAL DE ANTOFAGASTA; al se�or Subsecretario de Marina y al se�or Director Regional del Servicio de Impuestos Internos, concerniente a COBRO EXCESIVO POR RENOVACI�N DE CONCESI�N MAR�TIMA EN SUR DE TOCOPILLA; a la se�ora Directora Nacional del Trabajo, a la se�ora Superintendenta de Seguridad Social y al se�or Gerente de CODELCO CHILE Divisi�n Chuquicamata, relacionado con DEMORA DE EVALUACI�N PARA PENSI�N DE INVALIDEZ; al se�or Director Nacional de Instituto de Normalizaci�n Previsional, respecto de PRESCRIPCI�N PARA CORRECCI�N DE ERROR EN C�LCULO DE PENSI�N TEMPORAL DE VIUDEZ; al se�or Director Nacional del Fondo Nacional de Salud (FONASA), relacionado con DEMORA EN ATENCI�N DE ENFERMOS CARD�ACOS EN HOSPITAL REGIONAL DE ANTOFAGASTA; y al se�or Director del Servicio de Salud de la Segunda Regi�n, solicit�ndole informaci�n sobre ANTECEDENTES RELACIONADOS CON PACIENTES CARD�ACOS DE SEGUNDA REGI�N. Del se�or ESPINA: Al se�or Ministro de Educaci�n, reiterando un oficio enviado a la se�ora Secretaria Regional Ministerial de la Novena Regi�n sobre SITUACI�N DE ESCUELA ESPECIAL ESPA�A F-32, COMUNA DE ANGOL; al se�or Director Nacional de Vialidad, en cuanto a RIPIADO DE CAMINO P�BLICO PEYAHUENCO, COMUNA DE PUR�N; al se�or Subdirector Nacional de Regiones de Vialidad, reiterando oficio enviado al se�or Jefe Provincial de Vialidad, Malleco, sobre ESTADO DE CAMINO EN SECTOR RUCAPELL�N, COMUNA DE ANGOL; al se�or Director Provincial de Vialidad, Malleco, tocante a MEJORAMIENTO DE CAMINO ENTRE PINGUIDAHUE Y AGUA SANTA, COMUNA DE PUR�N; al se�or Secretario Regional Ministerial de Transportes y Telecomunicaciones de la Novena Regi�n, acerca de LICITACI�N DE RECORRIDO DE BUS EN CAMINO CHANLEO, COMUNA DE ANGOL; al se�or Secretario Regional Ministerial de Obras P�blicas de la Novena Regi�n, relacionado con CAMBIO DE UBICACI�N PARA GARITA DE SECTOR NORTE DE ROTONDA CARRETERA, COMUNA DE COLLIPULLI; al se�or Alcalde de la Ilustre Municipalidad de Pur�n, en cuanto a CAMILLA Y PESA PARA ADULTOS EN POSTA "AGUA SANTA", COMUNA DE PUR�N; al se�or Alcalde de la Municipalidad de Angol, reiter�ndole oficios acerca de MEDIDAS CONTRA CESANT�A EN ANGOL, CONTRATACI�N DE TRABAJADORES POR EMPRESAS CONSTRUCTORAS, OCUPACI�N DE NUEVO EDIFICIO POR ESCUELA ESPECIAL ESPA�A F-32 y CIERRE DE DIVERSAS ESCUELAS RURALES Y FUSI�N DE DOS ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES URBANOS DE ANGOL. De la se�ora FREI (do�a Carmen): Al se�or Ministro de Salud, sobre CONSULTORIO PARA SECTOR DE VISTA HERMOSA DE CALAMA. Del se�or HORVATH: A los se�ores Ministros del Interior y de Obras P�blicas, al se�or Subsecretario de Desarrollo Regional, al se�or Superintendente de Servicios Sanitarios, al se�or Intendente Regional de la Und�cima Regi�n y al se�or Gerente de Aguas Patag�nicas S.A., tocante a FUENTE DE FINANCIAMIENTO PARA REPARACIONES EN PLANTA DE TRATAMIENTO DE AGUAS SERVIDAS DE PUERTO CHACABUCO; a los se�ores Ministros del Interior, de Hacienda y de Vivienda y Urbanismo y al se�or Intendente Regional de Ais�n, relativo a DIFICULTADES PARA DONACI�N DE TERRENOS DE PUEBLO PUERTO S�NCHEZ, PROVINCIA LAGO GENERAL CARRERA; al se�or Ministro de Agricultura y al se�or Director del Servicio Agr�cola y Ganadero, acerca de MEDIDAS DE RESGUARDO CONTRA CONTAMINACI�N POR CULTIVOS TRANSG�NICOS; al se�or Director del Consejo Nacional de Televisi�n y al se�or Presidente del Directorio de Televisi�n Nacional en cuanto a IMPLEMENTACI�N DE NOTICIEROS REGIONALES. Del se�or MORENO: Al se�or Presidente del BancoEstado concerniente a INSTALACI�N DE CAJERO AUTOM�TICO EN COMUNA DE NAVIDAD. Del se�or STANGE: Al se�or Ministro del Interior tocante a LEGALIDAD DE FUNCIONARIOS SE�ORES PEDRO OJEDA MALDONADO Y NELSON SALDIVIA y al se�or Ministro de Econom�a relacionado con �REAS DE MANEJO Y EXPLOTACI�N DE RECURSOS BENT�NICOS EN COMUNA DE ANCUD; al se�or Ministro Secretario General de la Presidencia concerniente a ERROR ADMINISTRATIVO EN PAGO DE ASIGNACI�N DE ZONA A FUNCIONARIOS DE COMUNAS DE FRESIA, FRUTILLAR Y LLANQUIHUE; y a los se�ores Ministros de Obras P�blicas y de Salud, al se�or Intendente de la D�cima Regi�n y al se�or Alcalde de la comuna de Chait�n, en cuanto a PROFESIONALES PARA POSTA DE LOCALIDAD DE SAN IGNACIO DE LOYOLA y HABILITACI�N DE CAMINO Y SERVICIOS B�SICOS EN COMUNA DE CHAIT�N. ------------ El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 18:51. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n