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- rdf:value = " El señor VEGA.-
Señor Presidente , señores Senadores, estimados Camaradas Aviadores , distinguido público, para mí constituye un privilegio hacer uso de la palabra en esta ocasión tan especial, porque me siento muy involucrado en este homenaje, que rindo en nombre del Comité Institucionales 1.
Hoy como nación estamos viviendo y participando internacionalmente en el primer conflicto bélico del siglo, que, sin ninguna duda, ha impactado y sensibilizado dramáticamente al mundo por los globalizados efectos generados desde el ataque terrorista a las Torres Gemelas en 2001.
A pesar de los históricos esfuerzos por alcanzar una convivencia pacífica, esta guerra nos demuestra, una vez más, que aún estamos lejos de una eficiente estructura de naciones universalmente organizadas. La estructura clásica del Derecho Internacional entre los Estados, diseñada en los paradigmas de los años veinte y cuarenta del siglo pasado, aún se muestra impotente para neutralizar y responder con el equilibrio de la justicia los dramáticos problemas presentes del mundo.
Me permito hacer esta reflexión inicial, por cuanto el Senado de la República, crisol del Estado de Derecho en nuestra nación, rinde hoy un sentido homenaje a la Fuerza Aérea de Chile, institución vital del poder de la fuerza que se genera y actúa en el ámbito de acción que aquél le otorga.
El Derecho, en una nación-Estado,nación-estado, no es, como bien sabemos, un concepto abstracto, sino una fuerza en acción que emerge de la vida humana misma para su ordenamiento social, con un criterio de justicia, que legitima el poder político y, en última instancia, el poder nacional del cual las Instituciones de la Defensa son parte indisoluble.
A ello se debe que el Derecho, en su ordenamiento social, incluya la fuerza, sea para imponerlo, sea para defenderlo. No es por casualidad el que la justicia se represente, simbólicamente, provista de la balanza y de la espada. Es la gran razón de que la fuerza de estas instituciones radique en sus principios, en sus doctrinas, en la jerarquía de su potencial humano, más que en la de su armamento.
La Fuerza Aérea de Chile es una consecuencia directa de esta organización institucionalizada de nuestra República. Sus doctrinas y principios nacen en el siglo XX, a escasos seis años del primer vuelo de los legendarios hermanos Wright , en 1903. La visión certera de sus precursores militares y políticos de la época, los hacen merecedores, profesionalmente, de admiración y respeto, por lo que, en este homenaje, nada más legítimo que una reflexión sobre sus estratégicas decisiones, sobre las cuales se ha perfeccionado, en estos 73 años, el poder aéreo de nuestra nación.
Los servicios aéreos del Ejército y de la Marina se integran en una sola organización que conforma la Fuerza Aérea de Chile el 21 de marzo de 1930 (decreto Nº 1.167). El gran impulsor de esta iniciativa, como ya sabemos, fue el Comodoro Arturo Merino Benítez que, en enero del mismo año, había unido por el aire a Santiago y Punta Arenas, demostrando con ello que el avión sería un gran aporte geopolítico a la integración y progreso nacionales. Lo expresa específicamente el Nº 4 de los considerandos de ese histórico decreto, que también incluye en su Nº 5 a la Línea Aérea Nacional para unir Santiago-Arica y Santiago-Punta Arenas. Esta aerolínea se formalizaría, como bien sabemos, en 1931.
Es legítimo recordar y expresar también en este homenaje que la preocupación por integrar a Chile a la naciente y espectacular tecnología aeronáutica había comenzado ya en 1909 -nuestro país fue muy precoz en incursionar en dicha tecnología-, con un informe del Coronel ingeniero de Ejército, don Pedro Pablo Dartnell , a quien el General don Arístides Pinto Concha , Jefe de la Misión Militar Alemana en esa época, había encomendado el análisis de la revolución tecnológica que estaba produciendo el avión en Europa.
El General Pinto Concha y el Coronel Dartnell forjaron las bases fundacionales que precedieron a la Fuerza Aérea, creando la Escuela de Aviación en 1913, trayendo las misiones inglesas Scott y Houston en 1918 y 1920, respectivamente; el cruce de los Andes de Dagoberto Godoy en 1918, y la creación de la Maestranza de Aviación (hoy ENAER) en 1921.
El Comodoro Arturo Merino Benítez y el General Diego Aracena -que en 1922 había unido en vuelo Santiago y Río de Janeiro- constituyen una conclusión muy vocacional y profesional de esta primera etapa aeronáutica, que comienza con el siglo pasado. Pocos hitos en la historia de los pueblos son tan determinantes y definitivos, para encauzar su desarrollo y su destino, como el realizado por estos precursores. Prematuramente vieron en este naciente poder aéreo, no sólo una tercera dimensión del campo de batalla, sino también un factor que uniría a las regiones y al mundo.
Hoy, nuestras regiones Primera y Segunda, Undécima y Duodécima, y Chile mismo, que es una isla muy compleja, deben en gran medida su presencia regional, nacional y mundial a esta grande y oportuna visión. Ella, por sobre intereses partidistas, en una época convulsionada políticamente, impuso la gran política aeronáutica de Estado, que sería esencial para el futuro de la nación.
Nuestra Fuerza Aérea recibe este homenaje por haber logrado materializar en estos 73 años una doctrina y principios aeronáuticos y espaciales que requieren necesariamente de esta sofisticada tecnología de vanguardia. En la cabina del avión, en un puesto de mando, en el transponder de un satélite, se encuentra micronizada la investigación científica de cinco mil años. Ello implica necesariamente vocación, profesionalismo y clara visión de las metas por alcanzar, particularmente en un país que pretende en algunos años integrar la liga mundial de países industrializados.
Nuestra Fuerza Aérea se cuenta entre las más eficientes y prestigiadas del mundo. La Aviación de Combate, en el marco de su capacidad económica, ha logrado un razonable equilibrio regional, generando acuerdos con países vecinos, muy consciente de que la confianza mutua requiere acciones y no sólo intenciones.
La Antártica es un gran logro de la Fuerza Aérea. Ha fortalecido la soberanía de Chile hasta el Polo Sur. No le ha sido fácil la exploración de este complejo territorio. Incluso ha tenido un costo lamentable en valiosas vidas. Sin embargo, hoy nuestro país, gracias a la muy hábil y profesional utilización del avión con fines de desarrollo y soberanía, ha conseguido que dicho territorio se constituya en un centro mundial del medio ambiente.
La tecnología aeroespacial se ha mostrado absolutamente multifacética, y es lo que nuestra Fuerza Aérea ha tratado de implementar en sus diversas especialidades y aplicaciones. La Empresa Nacional de Aeronáutica, por ejemplo, antigua Maestranza de Aviación, creada en 1921, hoy ha obtenido certificaciones de calidad ISO 9.000 y 14.000, únicas en el país, perfeccionando exclusivos procesos de mantenimiento de turbinas, construcción de aeronaves, sistemas electrónicos, etcétera, que le han permitido asociarse con las principales fábricas especializadas del mundo.
La Dirección de Aeronáutica Civil es otro significativo ejemplo de la eficiencia profesional y tecnológica con que la Fuerza Aérea iniciara la administración y control del Espacio Aéreo Nacional desde sus mismos comienzos. Hoy, con cielos abiertos y Seguridad de Navegación Aérea categoría 1, otorgada por la FAA (Federal Aviation Administration), es un logro único y exclusivo de Chile en la región sudamericana, lo que implica un gran beneficio para las aerolíneas y la economía nacionales, por lo que esta Dirección de Aeronáutica Civil es, definitivamente, una de las más innovadoras y eficientes del Continente. Por esa razón, ayer, en Montreal, Canadá , la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la integró a su Consejo Permanente, conformado por 36 países, entre sus 187 miembros.
La Feria Internacional del Aire y el Espacio es otra muy buena demostración estratégica de cómo nuestra Fuerza Aérea se ha integrado al gran club mundial del espacio, con definición de objetivos muy prácticos y consecuentes a la necesaria importancia de una presencia en el mundo, en estas tecnologías de vanguardia aeroespacial.
La atmósfera fue el escenario natural inicial de estas ciencias y tecnologías. Sin embargo, las espectaculares investigaciones astronómicas y cosmológicas presentes nos han entregado otras coordenadas espaciales que hoy demandan a políticos y aviadores un nuevo impulso en la exploración y conquista espacial.
Los países desarrollados, investigadores y exploradores de este espacio exterior intuyeron su extraordinaria potencialidad como servicio imprescindible para la integración de las naciones, no sólo en el perfeccionamiento de su tecnología aeronáutica, con navegación satelital o posicionamiento global, por ejemplo, sino también en su aporte a la medicina, comunicaciones, medio ambiente, ordenamiento territorial, meteorología, etcétera, por nombrar algunos factores esenciales del bien común económico y social de los pueblos.
La Fuerza Aérea no podía estar ausente en esta nueva etapa de la aventura espacial y crea en 1980 el Comité de Asuntos Espaciales, para la coordinación de los esfuerzos nacionales en estas complejas materias. En 1995 construye y pone en órbita un microsatélite experimental con programas educacionales, posicionamiento global, sensores remotos ópticos y evaluación de la capa de ozono. Este último programa aportó valiosa información para la ley relacionada con esta materia, que aprobamos recientemente en el Senado. La Fuerza Aérea y el Comité Asesor Presidencial Espacial tienen en trámite un proyecto de ley para crear la Agencia Chilena del Espacio, el que pronto llegará al Congreso para su análisis.
Señor Presidente , señores Senadores, estimados camaradas aviadores, estos 73 años que la Fuerza Aérea celebra en forma merecida y legítima han sido los de mayor dinámica de transición en la historia universal. El 80 por ciento de los inventos de la vida cotidiana se ha producido en este lapso. El desarrollo aeroespacial ha sido un gran fundamento de esta gran presión de cambio que, con todos sus conflictos, pesa sobre los hombros de las nuevas generaciones y requiere necesariamente la atención del poder político para adoptar las nuevas decisiones de Estado que el presente nos demanda.
Nuestros mejores deseos de éxito a todos los aviadores, hombres y mujeres; oficiales, suboficiales y profesionales civiles; muy particularmente a su Comandante en Jefe y su Alto Mando, quienes tienen la gran responsabilidad de proyectar esta fundamental obra institucional de Chile, siempre inspirados en el lema de nuestro escudo, "Quam celerrime ad astra" -que, como sabemos, significa "Rápido a las estrellas"-, perseverando en el patriótico y vocacional profesionalismo demostrado en estos 73 años de existencia.
He dicho.
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