REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 348�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 30�, en mi�rcoles 5 de marzo de 2003 Ordinaria (De 16:20 a 18:29) PRESIDENCIA DEL SE�OR ANDR�S ZALD�VAR, PRESIDENTE SECRETARIOS, LOS SE�ORES CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR, Y SERGIO SEP�LVEDA GUMUCIO, SUBROGANTE ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica P�g. I. ASISTENCIA......................................................................................................... II. APERTURA DE LA SESI�N............................................................................... III. CUENTA............................................................................................................... IV. F�CIL DESPACHO: Proyecto de ley, en tr�mite de Comisi�n Mixta, que crea el Registro Nacional de Transporte de Carga Terrestre (2590-15) (se aprueba su informe)........................... Proyecto de ley, en tr�mite de Comisi�n Mixta, sobre protecci�n de los animales (1721-12) (se aprueba su informe).......................................... Situaci�n internacional en lo relativo a problemas del Medio Oriente..... Proyecto de acuerdo sobre problemas del Medio Oriente (se aprueba)...... V. INCIDENTES: Peticiones de oficios (se anuncia su env�o)................................................... Suspensi�n de atenci�n m�dica a beneficiarios de DIPRECA. Oficios (observaciones de los se�ores Garc�a y Cordero).................................. VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: --Aburto Ochoa, Marcos --Arancibia Reyes, Jorge --�vila Contreras, Nelson --Boeninger Kausel, Edgardo --Bombal Otaegui, Carlos --Canessa Robert, Julio --Cantero Ojeda, Carlos --Cariola Barroilhet, Marco --Chadwick Pi�era, Andr�s --Coloma Correa, Juan Antonio --Cordero Rusque, Fernando --Espina Otero, Alberto --Fern�ndez Fern�ndez, Sergio --Flores Labra, Fernando --Foxley Rioseco, Alejandro --Frei Ruiz-Tagle, Carmen --Frei Ruiz-Tagle, Eduardo --Garc�a Ruminot, Jos� --Gazmuri Mujica, Jaime --Horvath Kiss, Antonio --Larra�n Fern�ndez, Hern�n --Lavandero Illanes, Jorge --Mart�nez Busch, Jorge --Matthei Fornet, Evelyn --Moreno Rojas, Rafael --Mu�oz Barra, Roberto --Novoa V�squez, Jovino --N��ez Mu�oz, Ricardo --Ominami Pascual, Carlos --Orpis Bouch�n, Jaime --P�ez Verdugo, Sergio --Parra Mu�oz, Augusto --Pizarro Soto, Jorge --Prokurica Prokurica, Baldo --R�os Santander, Mario --Romero Pizarro, Sergio --Ruiz De Giorgio, Jos� --Ruiz-Esquide Jara, Mariano --Sabag Castillo, Hosa�n --Silva Cimma, Enrique --Stange Oelckers, Rodolfo --Vald�s Subercaseaux, Gabriel --Vega Hidalgo, Ram�n --Viera-Gallo Quesney, Jos� Antonio --Zald�var Larra�n, Adolfo --Zald�var Larra�n, Andr�s --Zurita Camps, Enrique Actu� de Secretario el se�or Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el se�or Sergio Sep�lveda Gumucio. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 16:20, en presencia de 21 se�ores Senadores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. CUENTA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or SEP�LVEDA (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Oficios De Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, relacionado con la solicitud del acuerdo del Senado para autorizar la salida de tropas nacionales a territorio extranjero (Bolet�n N� S 658-05). --Se manda remitir el documento a sus antecedentes. Del se�or Director Nacional de Gendarmer�a de Chile, por medio del cual responde un oficio enviado en nombre del Honorable se�or Espina, relativo a la situaci�n de funcionario de la Instituci�n a su cargo. Del se�or Alcalde de Peumo, mediante el cual remite copia de un documento dirigido al se�or Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, referido a problemas que afectan a la municipalidad local. Dos del se�or Jefe de Gabinete del General Director de Carabineros: Con el primero, y en relaci�n con un oficio enviado en nombre del Honorable Senador se�or Horvath, ampl�a informaci�n relacionada con los pasos fronterizos de la Und�cima Regi�n, y Con el segundo, da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Zald�var, don Andr�s, sobre solicitud de vecinos de las localidades que indica, relativa a la permanencia de la Tenencia de Carreteras de Curacav� en su actual ubicaci�n. --Quedan a disposici�n de los Honorables se�ores Senadores. Informes Tres de la Comisi�n de Relaciones Exteriores, reca�dos en los proyectos de acuerdo, en segundo tr�mite constitucional, que se indican: 1.- El relativo a la aprobaci�n del Convenio sobre Seguridad Social entre la Rep�blica de Chile y la Rep�blica Bolivariana de Venezuela, suscrito en Santiago, el 20 de agosto de 2001 (Bolet�n N� 3.030-10); 2.- El referido a la aprobaci�n del Acuerdo Modificatorio del Convenio de Seguridad Social entre la Rep�blica de Chile y la Rep�blica Federativa del Brasil, suscrito el 20 de marzo de 2002 (Bolet�n N� 3.035-10), y 3.- El concerniente a la aprobaci�n del Protocolo Facultativo de la Convenci�n de los Derechos del Ni�o Relativo a la Participaci�n de los Ni�os en los Conflictos Armados, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y suscrito por Chile el 15 de noviembre de 2001 (Bolet�n N� 3.071-10). De las Comisiones de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento y de Educaci�n, Cultura, Ciencia y Tecnolog�a, unidas, reca�do en el proyecto de reforma constitucional, en segundo tr�mite, que establece la obligatoriedad y gratuidad de la educaci�n media, con urgencia calificada de "simple" (Bolet�n N� 3.039-07). De la Comisi�n de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, reca�do en el proyecto de ley, iniciado en moci�n de los Honorables se�ores Horvath y Prokuri�a, en primer tr�mite constitucional, que modifica el decreto ley N� 2.222, de 1978, Ley de Navegaci�n, en relaci�n con los tribunales competentes para conocer de las causas por contaminaci�n (Bolet�n N� 2.928-12). --Quedan para tabla. -------------- El se�or MU�OZ BARRA.- Pido la palabra sobre la Cuenta, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Puede hacer uso de ella, se�or Senador. El se�or MU�OZ BARRA.- Se�or Presidente, se acaba de comunicar el despacho del proyecto de reforma constitucional que establece la obligatoriedad y gratuidad de la educaci�n media. Si fuera factible, solicito que la Sala lo discuta el mi�rcoles venidero. Hago esta petici�n porque el se�or Ministro desea estar presente durante el debate de la iniciativa. Antes, le es imposible por tener que cumplir compromisos ineludibles. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si le parece a la Sala, se acceder� a tal petici�n, siempre que en la tabla no haya asuntos de mayor importancia. Acordado. IV. F�CIL DESPACHO CREACI�N DE REGISTRO NACIONAL DE TRANSPORTE DE CARGA TERRESTRE. INFORME DE COMISI�N MIXTA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Informe de la Comisi�n Mixta, formada en virtud de lo dispuesto en el art�culo 68 de la Constituci�n Pol�tica, reca�do en el proyecto de ley que crea el Registro de Transporte de Carga Terrestre. (Bolet�n N� 2590-15). --Los antecedentes sobre el proyecto (2590-15) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 28�, en 5 de marzo de 2002. En tr�mite de Comisi�n Mixta, sesi�n 9�, en 5 de noviembre de 2002. Informes de Comisi�n: Transportes, sesi�n 11�, en 30 de abril de 2002. Mixta, sesi�n 30�, en 5 de marzo de 2003. Discusi�n: Sesiones 16�, en 15 de mayo de 2002 (queda para segunda discusi�n); 1�, en 21 de mayo de 2002 (se aprueba en general); 5�, en 15 de octubre de 2002 (se aprueba en particular). El se�or HOFFMANN (Secretario).- La controversia entre ambas ramas del Parlamento se origin� en el rechazo por la Honorable C�mara de Diputados de la totalidad de las enmiendas propuestas por el Senado en el segundo tr�mite constitucional. El informe de la Comisi�n Mixta propone resolver la divergencia producida entre ambas C�maras aprobando la totalidad de las modificaciones efectuadas por el Senado, con una enmienda formal al inicio del n�mero 2 del art�culo �nico. Este acuerdo cont� con la unanimidad de los miembros presentes de la Comisi�n Mixta, Honorables Senadores se�ores Cantero, Mu�oz Barra, Novoa, Pizarro y Vega, y Honorables Diputados se�ora Caraball y se�ores Delmastro y Salaberry. Para una mejor comprensi�n de la proposici�n de la Comisi�n Mixta, la Secretar�a ha elaborado un bolet�n comparado dividido en cinco columnas, consign�ndose en la �ltima de ellas el texto final que quedar�a de ser aprobado lo que se sugiere. Cabe hacer presente que el inciso quinto del art�culo 34 bis, contenido en el n�mero 1 del art�culo �nico, tiene car�cter de norma org�nica constitucional, requiri�ndose para su aprobaci�n el voto conforme de 27 se�ores Senadores. Finalmente, corresponde se�alar que la Honorable C�mara de Diputados aprob� la proposici�n de la Comisi�n Mixta en sesi�n celebrada el d�a 21 de enero del a�o en curso. --Se aprueba el informe de la Comisi�n Mixta, dej�ndose constancia de que emitieron pronunciamiento favorable 33 se�ores Senadores. LEY MARCO SOBRE PROTECCI�N DE ANIMALES. INFORME DE COMISI�N MIXTA El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Informe de la Comisi�n Mixta, formada en virtud de lo dispuesto en el art�culo 68 de la Constituci�n Pol�tica, reca�do en el proyecto de ley sobre protecci�n de los animales. (Bolet�n N� 1721-12). --Los antecedentes sobre el proyecto (1721-12) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 3�, en 9 de junio de 1998. En tr�mite de Comisi�n Mixta, sesi�n 18�, en 10 de diciembre de 2002. Informes de Comisi�n: Medio Ambiente, sesi�n 28�, en 5 de abril de 2000. Medio Ambiente (segundo), sesi�n 20�, en 30 de agosto de 2000. Constituci�n y M. Ambiente, unidas, (complementario), sesi�n 16�, en 30 de julio de 2002. Constituci�n y M. Ambiente, unidas (nuevo segundo), sesi�n 12�, en 13 de noviembre de 2002. Mixta, sesi�n 30�, en 5 de marzo de 2003. Discusi�n: Sesiones 30�, en 12 de abril de 2000 (se aprueba en general); 17�, en 31 de julio de 2002 (vuelve a Comisi�n para nuevo informe); 13�, en 19 de noviembre de 2002 (se despacha en particular). El se�or HOFFMANN (Secretario).- En este caso, la controversia entre ambas ramas del Congreso se origin� en el rechazo por la Honorable C�mara de Diputados de algunas modificaciones acogidas por el Senado en el segundo tr�mite constitucional. La Comisi�n Mixta, analizando cada una de las discrepancias, acord�, respecto de los art�culos 1� y 2�, del inciso segundo del art�culo 11, del art�culo 16 (correspondiente al art�culo 10 del Senado, que pasa a ser art�culo 12), de la supresi�n del art�culo 17 y del art�culo 16, nuevo (que pas� a ser 18), aprobar la proposici�n del Senado. En cuanto a los art�culos 9� y 10, el inciso primero del art�culo 11, el art�culo 22 y el art�culo 1� transitorio, acord� aprobar lo sugerido por la C�mara de Diputados. Los acuerdos relativos a los art�culos 1�, 2�, 11 y 22 fueron adoptados por la unanimidad de los miembros presentes de la Comisi�n Mixta, Honorables Senadores se�ores Horvath, Stange, Vega y Viera-Gallo, y los Honorables Diputados se�ores Bertolino, Garc�a Huidobro, Rossi, S�nchez y Silva. Los acuerdos respecto de los art�culos 9�, 10, 16, 17, 18 y 1� transitorio contaron con los votos de la mayor�a de los miembros presentes de la Comisi�n. Cabe advertir que la Comisi�n Mixta introdujo enmiendas de referencia al art�culo 11 del Senado, que pasa a ser art�culo 13. La Secretar�a ha elaborado un bolet�n comparado, que se divide en cinco columnas, la �ltima de las cuales contempla el texto final que quedar�a de aprobarse las proposiciones de la Comisi�n Mixta. Corresponde destacar que los art�culos 12 y 13 contenidos en el texto final son normas de car�cter org�nico constitucional, requiri�ndose para su aprobaci�n el voto conforme de 27 se�ores Senadores. Finalmente, cabe indicar que la C�mara de Diputados aprob� las proposiciones de la Comisi�n Mixta en sesi�n del d�a 21 de enero del presente a�o, con excepci�n de los art�culos 12 y 13, respecto de los cuales no se alcanz� en esa Corporaci�n el qu�rum constitucional requerido, no obstante lo cual, como se ha dicho, el Senado debe pronunciarse sobre la totalidad del informe de la Comisi�n Mixta. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aprobar� el informe. En todo caso, quiero advertir que el Ejecutivo, por la v�a del veto, tratar� de subsanar el problema suscitado con la aprobaci�n de la C�mara de Diputados. Este asunto lo vimos en Comit�s y recomendamos acoger el texto de la Comisi�n Mixta. Tiene la palabra el Senador se�or Horvath. El se�or HORVATH.- Solamente quiero ratificar que con el nuevo Ministro Secretario General de la Presidencia este veto est� comprometido. --Se aprueba el informe de la Comisi�n Mixta, dej�ndose constancia de que emitieron pronunciamiento favorable 35 se�ores Senadores. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Fern�ndez. El se�or FERN�NDEZ.- Se�or Presidente, en todo caso, la decisi�n del Senado no significa la aprobaci�n del informe de la Comisi�n Mixta, porque debemos entender que ya est� rechazado al no haberse alcanzado en la C�mara de Diputados el qu�rum necesario. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Exactamente. A la C�mara de Diputados le corresponde comunicar que no se aprob� el informe de la Comisi�n Mixta. El se�or FERN�NDEZ.- El veto tiene que contemplar todas las normas y no s�lo las de los art�culos que no reunieron el qu�rum de aprobaci�n. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si el informe de la Comisi�n Mixta no alcanz� a ser ley, mal puede tener car�cter de tal. SITUACI�N INTERNACIONAL EN LO RELATIVO A PROBLEMAS DEL MEDIO ORIENTE El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Corresponde continuar el debate iniciado en la sesi�n de la ma�ana sobre la situaci�n internacional en lo relativo a problemas del Medio Oriente. Tiene la palabra el Honorable se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, tengo la impresi�n de que durante la ma�ana tuvimos oportunidad de escuchar muy interesantes observaciones, opiniones y puntos de vista respecto de una situaci�n tan compleja como la que vive el Medio Oriente y particularmente Iraq. No es mucho tal vez lo que podamos agregar. Sin embargo, quiero hacer un par de reflexiones. Sigo convencido de que en materia de relaciones internacionales los pa�ses todav�a siguen movi�ndose esencialmente por cuestiones de principios. Y no es algo que tengamos que observar s�lo a la luz del pragmatismo m�s extremo, como se colige de algunas de las opiniones vertidas en esta Sala. Quiz�s, incurriendo en un acto de osad�a intelectual, tratar� de expresar algunos principios que a mi juicio siguen siendo v�lidos en materia de relaciones internacionales, particularmente en el modo como debemos enfrentar problemas tan acuciosos y dif�ciles como el de Iraq. En los pr�ximos d�as nuestro pa�s deber� adoptar una posici�n ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respecto al tema de Iraq. Tendr� que optar entre la propuesta de los Estados Unidos, que urge una acci�n militar contra ese pa�s, o apoyar, si se traduce en una propuesta de resoluci�n concreta, la iniciativa levantada por Francia, Alemania y Rusia, que no dan por agotadas las gestiones pol�ticas y diplom�ticas y proponen, en el contexto de la resoluci�n 1441, dar tiempo adicional a los inspectores de las Naciones Unidas para finalizar su trabajo destinado a desarmar definitivamente al r�gimen de Saddam Hussein. No es posible ocultar, se�or Presidente, que, colocado nuestro pa�s frente a este trance, la decisi�n que se adopte en uno u otro sentido no dejar� de tener consecuencias. Hay quienes, en un ejercicio de pragmatismo supremo, no dudan en aconsejar el acompa�ar a los Estados Unidos en vista de los efectos negativos que podr�a acarrear no hacerlo, teniendo en mente particularmente el tratado de libre comercio ya negociado con ese pa�s. Otros, entre los que me cuento, pensamos que ante una realidad tan dif�cil es la hora de los principios. Enfrentados como estamos a un conflicto de inconmensurables dimensiones, Chile debe recurrir a su historia, a las constantes que han marcado su presencia en la arena internacional. En momentos tan dif�ciles como �stos siempre hemos sido un pa�s que con dignidad y soberan�a frente a las grandes potencias ha luchado por la paz y no por la guerra; ha puesto su sabidur�a como naci�n a favor de las soluciones pol�ticas y diplom�ticas de las controversias internacionales, y nos hemos opuesto al uso de la fuerza militar cuando hemos considerado que a�n hay espacio para evitar la destrucci�n de vidas humanas, cualquiera que sea el signo religioso o ideol�gico de �stas. Somos convencidos de que a la paz no se la mide por un calendario ni por un reloj. Por ello, y a pesar de la inminencia de esta guerra anunciada, Chile debe optar por la paz. Ello requiere, aunque parezca imposible a estas alturas del debate, detener los �mpetus belicistas de los Estados Unidos y sus aliados y desarmar pac�ficamente al r�gimen de Hussein. A �ste se le deben imponer exigencias a�n m�s perentorias que las establecidas en la resoluci�n 1441 y destinar un n�mero mayor de inspectores que aseguren, independientemente de las premuras de las grandes potencias, la eliminaci�n definitiva de las armas de destrucci�n masiva que a�n pueden quedar en territorio iraqu�. �sa es mi posici�n, se�or Presidente. Pero mis reflexiones son las siguientes. �Qu� es lo que ha llevado en el fondo a los Estados Unidos a una acci�n de esta naturaleza? He escuchado con mucha atenci�n ciertas observaciones que se han hecho ac� y he le�do algunos documentos que ha emitido el Departamento de Estado Norteamericano, e incluso el Pent�gono. En varias de ellas se insin�a claramente que el objetivo no es solamente la eliminaci�n de las armas de destrucci�n masiva, sino b�sicamente derrocar a un dictador. Creo que eso es particularmente delicado, porque Estados Unidos fue factor esencial en la puesta, en la ubicaci�n de dictadores en todas partes del mundo. Y lo cierto es que -quiero decirlo con mucha franqueza-, si en alg�n momento a la naci�n del norte se le hubiese ocurrido intentar alg�n tipo de acci�n militar en contra del r�gimen de Pinochet, nos habr�amos opuesto, porque hubiera puesto por el suelo la dignidad del pueblo de Chile y se habr�a demostrado que nuestro pa�s no ten�a capacidad alguna para resolver sus problemas internos. Esto ha ocurrido en varios lugares del mundo. B�sicamente, Estados Unidos es el pa�s que ha puesto m�s dictadores que han pisoteado la democracia en el mundo entero, incluyendo Asia, �frica y otros pa�ses del orbe. En consecuencia, resulta absolutamente absurdo pensar que el motivo fundamental sea derrocar a un dictador, porque �sa no es la pol�tica que ha caracterizado a Estados Unidos durante el �ltimo siglo. �Acaso Iraq representa un peligro extraordinario? �Por qu� no se dice que desde 1991 dicha naci�n -inventada por Inglaterra, como todos recordamos- se halla absolutamente intervenida, de modo tal que en la parte norte de su territorio se ha establecido un gobierno kurdo, en tanto que en el sur es manejada por los shi�tas, directamente vinculados con Ir�n. Es un pa�s completamente intervenido: aviones lo sobrevuelan diariamente; todos sus movimientos son controlados por las grandes potencias del mundo, particularmente por Estados Unidos. Saddam Hussein se encuentra pr�cticamente dentro de una caja de zapatos y el 60 por ciento de la poblaci�n iraqu� est� siendo alimentada con recursos provenientes de las Naciones Unidas, o sea, con aportes, incluso nuestros. Se trata de un pa�s en donde no existe ninguna posibilidad para que los ni�os tengan opci�n de sanar hasta de los males m�s elementales y, por lo mismo, todos los d�as mueren en cantidades incre�bles. Saddam Hussein a lo mejor es un hombre odiado por su pueblo. Aparentemente, no existen alternativas. �Cu�les son las que presenta Estados Unidos al mundo en cuanto a la situaci�n post Saddam Hussein? �Qu� es lo que ha dicho que suceder� en ese lugar en donde se concentran -por cierto, no solamente Iraq- los dos tercios de los recursos energ�ticos potenciales del planeta? Nada. Lo que sabemos es que se tratar�a de montar un gobierno provisional, pero ignoramos cu�ndo tomar�a el poder; en un pa�s donde la mayor parte ser�an shi�tas, con lo cual, obviamente, se generar� una situaci�n particularmente compleja con Ir�n y Siria. Se anuncia la derrota de Saddam Hussein -nadie duda de que as� suceder� y de que, seguramente, terminar� en un caj�n-, pero �qu� ocurrir� despu�s en ese pa�s? Los analistas de los institutos m�s prestigiosos de Estados Unidos y de Francia sostienen que vendr� una desestabilizaci�n -as� lo he le�do y escuchado-, y se�alan que la inestabilidad de ese sector del mundo significar� a lo menos 15 a�os de peque�as guerras, controladas tal vez, pero que terminar�n afectando tambi�n al propio pa�s del Norte. Eso lo est� pregonando a viva voz incluso el director de "The New York Times", que hace un mes manifest� a un senador franc�s, amigo m�o, que no pod�a decir estas cosas porque inmediatamente ser�a considerado traidor. Y esto lo digo con alta responsabilidad, porque el Senador de Francia es nada menos que el Presidente de la Comisi�n de Relaciones Exteriores del Senado de su pa�s. En consecuencia, estamos frente a una situaci�n particularmente compleja. Porque otra pregunta es �por qu� hace cuatro o seis meses el tema principal para Estados Unidos apuntaba a terminar con el terrorismo? Y todo el mundo tiene claro que el terrorismo tiene nombre y apellido: una organizaci�n denominada Al Qaeda y un l�der que se llama Bin Laden. Hoy en d�a nadie habla de Al Qaeda ni tampoco de Bin Laden. El Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, en una de sus �ltimas reuniones trat� de vincular Iraq con Bin Laden, pero eso nadie se lo compra. Cualquiera intelectualmente serio sabe perfectamente que no hay una relaci�n como la que pudo haber existido antiguamente, por ejemplo, entre las guerrillas latinoamericanas y Cuba. Esa relaci�n no est� presente en el caso de Iraq. No existe vinculaci�n alguna que Estados Unidos pueda comprobar entre el r�gimen de Saddam Hussein y Al Qaeda o Bin Laden. Tampoco se trata entonces de una lucha contra el terrorismo ni contra la facci�n m�s poderosa y criminal conocida en el mundo. Hace poco tiempo la comunidad internacional vio horrorizada c�mo se destru�an palestinos e israel�es. Las Naciones Unidas aprobaron cinco resoluciones que obligaban al gobierno de Israel a cumplir determinadas medidas, pero no las ha acatado. �Por qu� no act�a Estados Unidos con la misma energ�a pol�tica y diplom�tica para imponer dichas resoluciones a esa naci�n? Y uno debe entender que el mundo israel�, el mundo jud�o, es muy poderoso en la banca de los Estados Unidos. Es la �nica explicaci�n. Se dice que ninguna de estas cosas tiene que ver con el petr�leo. Sin embargo, durante la campa�a el actual Vicepresidente de los Estados Unidos, se�or Cheney, se�al� permanentemente que el grave problema estrat�gico que afecta a su pa�s es que los lugares donde est�n los principales pozos petrol�feros o las reservas mundiales de combustibles son muy inestables. Porque ellos han hecho investigaciones de terreno en Arabia Saudita, e incluso en Kuwait, y un porcentaje enorme de ciudadanos de esas naciones tiene a la del Norte convertida pr�cticamente en una suerte de "para�so del diablo". En consecuencia, �sta declar� que todos esos pa�ses son demasiado inestables (la expresi�n "demasiado inestables" es del se�or Cheney) y, por lo tanto, para la pol�tica estadounidense lo que debe hacerse es b�sicamente buscar reservas alternativas, las que no est�n solamente en Iraq, sino tambi�n en territorios de la ex Uni�n Sovi�tica, pr�cticamente al lado. Pero Estados Unidos olvida que existen algunos pa�ses, como Chechenia, que obviamente van a generar una situaci�n de conflicto internacional absolutamente inconmensurable e imposible de terminar. Concluyo se�alando que, dado el complejo panorama internacional, sigo pensando que, lamentablemente, la guerra que pretende llevar a cabo Estados Unidos es de una gran irresponsabilidad. Y Chile, aun cuando sea muy doloroso a veces recurrir a los principios, lo que debe hacer es justamente eso: recurrir a los principios que siempre todos los Gobiernos -como ya se dijo en esta Sala-, de Izquierda, de Centro o de Derecha, esgrimieron para enfrentar situaciones tan particularmente dif�ciles como el caso de Iraq. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Moreno. El se�or MORENO.- Gracias, se�or Presidente. Creo que el debate habido en la ma�ana de hoy y lo que acabamos de escuchar al se�or Senador que me ha precedido en el uso de la palabra muestran claramente que hay una percepci�n colectiva, primero, de que estamos ante la inminencia de un conflicto armado mayor, y segundo, de que la complejidad del mismo envuelve situaciones que probablemente ya no pueden ser aisladas por nosotros. Porque �l tiene sus bases en factores geopol�ticos, econ�micos, religiosos, �tnicos, culturales, y, obviamente, guste o no guste, sus repercusiones se har�n sentir en cualquier lugar de la tierra. Por lo tanto, los chilenos estamos expuestos a lo que dicha conflagraci�n realmente pueda generar. Aqu� se han precisado muy bien -y quiero reiterarlo, porque pedag�gicamente es bueno para entenderlo- cu�les son los elementos en juego para conformar la decisi�n de algunos gobiernos y la opini�n p�blica, que mundialmente se expresa en torno de este episodio. En primer t�rmino, tres son, a mi juicio, los niveles en los cuales est� colocado el problema, el primero de los cuales, de fondo y que permanece a lo largo del tiempo, es la disputa no resuelta entre el pueblo palestino y el Estado de Israel. Es un sustrato que se arrastra desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, y que ha sido y sigue siendo utilizado en este conflicto como un elemento de la potencialidad y los riesgos que tiene respecto de la forma como se resuelva la situaci�n en que estamos. Lo segundo es que existe hoy d�a una ominosa amenaza de un nuevo terrorismo internacional. No es que antes no lo haya habido, pues siempre ha existido, en toda la historia; pero este terrorismo adquiere una caracter�stica distinta, porque, obviamente, la versi�n renovada de Al Qaeda significa que a un factor cultural, religioso, une la visi�n de enfrentar a Occidente, o a la civilizaci�n judeo-cristiana, sobre la base de que hay un elemento de perversi�n y de traici�n a valores morales. Y esto se apoya en el primer aspecto se�alado: el conflicto jud�o-palestino. Por lo tanto, aun cuando no exista una relaci�n directa de causa y efecto, no hay duda de que est� presente. Y aqu� es donde surge algo que uno como ser humano no puede aislar: el pueblo norteamericano -no s�lo los pol�ticos o la prensa- ha quedado altamente sensibilizado y con un sentido de naci�n agredida despu�s del atentado terrorista del 11 de septiembre del a�o antepasado. Quienes, por razones distintas, hemos estado en el pa�s del Norte y conversado con la gente com�n, debemos entender que eso est� incorporado a su sicolog�a. Y no obstante ser el pa�s m�s poderoso de la tierra, se siente vulnerable. Es ah�, precisamente, donde se apoya el tercer elemento, que motiva este debate y configura un tercer cuadro: la situaci�n del Gobierno, de la dictadura existente en Iraq, que estaba antes del atentado terrorista, pero que ahora se renueva sobre la base de la insistencia norteamericana de exigir el desarme de aqu�l. Estos tres elementos se entremezclan y son utilizados como distintos argumentos. Por ejemplo, diciendo que si se produce un ataque armado las consecuencias van a tener el efecto de aumentar el terrorismo bajo el signo ideol�gico o religioso, y obviamente los pa�ses �rabes y quienes respaldan la leg�tima aspiraci�n del pueblo palestino encontrar�n en esto una forma de alineamiento. En este cuadro, los chilenos, por circunstancias de todos conocidas, formamos parte de un Consejo de 15 miembros, representativos de igual n�mero de pa�ses, en el cual debemos pronunciarnos. El Senado, en este debate y mediante el proyecto de acuerdo que entregaremos a la Mesa, ha alcanzado una unanimidad realmente digna de destacar desde todo punto de vista. Senadores de todas las posiciones, no s�lo de partidos pol�ticos, sino tambi�n los institucionales, hemos firmado un documento que haremos llegar a la testera, en el cual afirmamos que queremos la paz, defender el Derecho Internacional, reforzar los organismos de las Naciones Unidas, exigir el desarme de Iraq, y que no estamos disponibles para una acci�n armada, militar, unilateral. Tales son los principios del acuerdo de la sociedad chilena, que se expresan en el documento. No es que nos arroguemos una representatividad, que tenemos por el hecho de formar parte de esta Corporaci�n, sino que refleja el sentimiento de nuestra naci�n. Por lo tanto, en nombre de todos quienes hemos firmado el documento, pido que el proyecto de acuerdo sea enviado al Presidente de la Rep�blica, a la Canciller�a, y que se haga p�blico, para que el Senado chileno d� a conocer cu�les son sus bases. Pero �sa es una parte del asunto, porque esta iniciativa �seamos realistas- dura hasta el viernes. Y con suerte hasta ese d�a. Es un gesto. Pero ahora surge la pregunta: �Qu� har� Chile ante la situaci�n que se presente el viernes? �Habr� o no un informe satisfactorio del inspector Blix? Aqu� se ha dicho �comparto lo que varios se�ores Senadores han expresado, y quienes hemos trabajado en el sistema de Naciones Unidas lo sabemos- que lo �nico que puede hacer el inspector Blix es ce�irse a la letra, a la coma y a la tinta de lo que son sus t�rminos de referencia. No se puede apartar una coma. Y cualquiera que sea la categor�a del informe, va a ser un documento objetivo que s�lo puede demostrar una cosa: si hay o no intencionalidad o presunci�n de voluntad por parte de Iraq de acceder a las exigencias de la comunidad internacional. M�s all� de eso es imposible. �Imposible! Por lo tanto, el informe del inspector Blix no ser� suficiente. Lo sabemos quienes estamos aqu�. Y se va a plantear de inmediato la pregunta de si satisface o no la resoluci�n 1441 y si ella requiere o no un pronunciamiento adicional. Est� presentado un borrador de resoluci�n por parte de Inglaterra, no de Estados Unidos �Cuidado! �Ojo con lo que estoy diciendo!. Es Inglaterra la que ha presentado un proyecto de resoluci�n. Y todo el mundo sabe que los gestos de Saddam Hussein para acceder a alg�n grado de voluntad a desarmar parte de su arsenal est�n vinculados directamente a la presencia de las tropas que se encuentran en la frontera: 200 mil hombres, a lo menos, a estas alturas, y con toda la tecnolog�a m�s moderna disponible para atacarlo. Aqu� se comprueba, desgraciadamente, lo establecido en los textos de la guerra y de la pol�tica: lo que la diplomacia no logra, lo empujan las armas. Y estamos ante esa evidencia. Pero subsiste la pregunta de qu� har� Chile si hay o no veto de alguno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Sobre el particular, quiero fijar una posici�n -que no s� si un se�or Senador ya mencion� mientras me encontraba fuera de la Sala-: soy partidario de exigir a esos cinco miembros permanentes que cumplan con el mecanismo de privilegio que se autoimpusieron despu�s de la Segunda Guerra Mundial, cuando se arrogaron el derecho a veto y el poder de decisi�n sobre lo que era bueno y lo que era malo. Y el Consejo de Seguridad -del cual hoy d�a Chile forma parte como miembro no permanente- en el fondo sabe que el acuerdo de esas cinco naciones es vinculante para todas las definiciones. Por lo tanto, soy partidario de que nuestro pa�s exija que los cinco miembros permanentes del Consejo asuman su responsabilidad. Hace pocas horas escuchamos una nueva declaraci�n de parte de algunas de esas naciones, a la que no se sum� China. Pero se trata s�lo de una declaraci�n, no de un proyecto de resoluci�n. En consecuencia -termino de inmediato, se�or Presidente-, la posici�n de Chile va a estar dada por lo siguiente: 1.- Si se va a ejercer o no el derecho a veto. Materia respecto de la cual debemos tener una opini�n. Soy partidario de exigir que los cinco miembros permanentes se pongan de acuerdo; 2.- Si se va a votar o no el proyecto de acuerdo ingl�s, y 3.- Si se presentar� o no un nuevo proyecto de acuerdo, porque hasta ahora no se ha formulado ninguno. Por lo tanto, o se vota el proyecto de acuerdo ingl�s, o no hay ning�n otro respecto del cual pronunciarse. Y en la eventualidad de que aqu�l se presente, yo creo que Chile debe abstenerse. Aqu� he escuchado opiniones respecto de la abstenci�n, que no comparto -y las respeto, pues son leg�timas-, porque quienes hemos participado en foros internacionales sabemos que la abstenci�n no es un acto de cobard�a; es tomar una posici�n para exigir a esos cinco pa�ses (los due�os del mecanismo ya descrito) que ejerzan su labor y no descarguen su responsabilidad en las naciones m�s d�biles. Se�or Presidente, hago llegar a la Mesa el respectivo proyecto de acuerdo de los se�ores Senadores abajo firmantes. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Fern�ndez. El se�or FERN�NDEZ.- Se�or Presidente, no me extender� sobre los fundamentos de c�mo se lleg� a la situaci�n actual, porque ya han sido vastamente tratados y con mucho acierto por mis distinguidos colegas. Est� claro que no hay ning�n Senador presente que no sea partidario de la paz. Y creo que todos los pa�ses que integran el Consejo de Seguridad de la Organizaci�n de Naciones Unidas obran de acuerdo con principios. Es obvio que algunos de ellos pueden ser distintos. Pero no podemos pretender imponerles a todos el mismo principio en materia internacional, sobre todo cuando �ste es permanentemente vulnerado por los pa�ses. Por desgracia, el Derecho Internacional no tiene la fuerza suficiente para imponerse en el mundo, y es precario en cuanto a su ejercicio y al respeto de sus normas, porque en definitiva est� entregado al criterio y poder�o de las grandes potencias. Desafortunadamente, �sa es una realidad. Hoy d�a vemos a naciones que se oponen al uso de la fuerza, con razones muy leg�timas y basadas en principios muy serios y valorados, pero que no han sido consecuentes en el uso ni en la aplicaci�n de aqu�llos. Algunas se han opuesto a la intervenci�n en Iraq a trav�s de medios de fuerza. Sin embargo, hemos presenciado reci�n la intervenci�n en Costa de Marfil, donde no hubo ninguna resoluci�n de Naciones Unidas autorizando el uso de la fuerza, ni la ocupaci�n o intervenci�n en un pa�s, as� como tampoco ning�n tipo de reclamo del Consejo de Seguridad de dicho organismo. Hemos visto que en el caso de Yugoslavia, donde se se�al� que se estaba cometiendo genocidio, se intervino sin el parecer del Consejo, olvid�ndose que en Iraq tambi�n se cometi� genocidio con el pueblo kurdo. En consecuencia, considerando todos los factores aludidos, podemos observar que por desgracia, en materia de principios, los pa�ses y las grandes potencias no siempre act�an conforme a lo que tales principios se�alan, sino que motivados por sus propios intereses. Por otra parte, en estas materias la opini�n p�blica tambi�n es extraordinariamente cambiante, y los gobernantes tienen el deber -muchas veces doloroso- de actuar guiados por los intereses de los pa�ses, sin considerar la voluntad de la opini�n p�blica ocasional, que puede estar en contra de las decisiones de los gobiernos. Tal voluntad es muy respetable, tiene que ser considerada, pero la responsabilidad es de los gobernantes. Al respecto, yo me pregunto qu� pas� con los miles y miles de pacifistas que aclamaban a Chamberlain, d�nde estaban despu�s, cuando Hitler invadi� Checoslovaquia, qu� fue de ellos. Tampoco se ha visto una reacci�n de la opini�n p�blica a nivel mundial en contra de Iraq, ni siquiera protestas, porque es obvio que as� tendr�a que reaccionar. Sin embargo, es una materia que a nuestro pa�s no le corresponde decidir, porque no son factores sobre los cuales pueda intervenir. Aqu� se se�al� la posibilidad de que Chile deba votar en el Consejo de Seguridad de la Organizaci�n de Naciones Unidas una resoluci�n patrocinada por Estados Unidos, el Reino Unido, Espa�a e Irlanda. En mi concepto, es posible que eso no ocurra. �ste es el escenario m�s probable. Y, por lo tanto, la situaci�n de nuestro pa�s ser� distinta de la planteada. Lo m�s factible es que si las naciones patrocinantes de esa resoluci�n tienen la mayor�a -cosa muy dif�cil que ocurra-, la presentar�n. En ese caso, la votaci�n de Chile no ser� determinante para los efectos de la resoluci�n. Pero si no tienen la seguridad de obtener la mayor�a, o ya se sabe anticipadamente que uno de los que tienen derecho a veto lo va a ejercitar, no me cabe ninguna duda de que el nuestro no se ver� enfrentado a votar, porque se retirar� la resoluci�n. De tal suerte que la posici�n de Chile, a mi juicio, no ser� necesario plantearla en los t�rminos aqu� se�alados, porque no habr� resoluci�n que votar y nuestro pa�s no jugar� un papel decisivo si hay votos suficientes para presentarla y no existe veto; o lo m�s probable que suceda, como ya est�n anunciados vetos, es que no haya resoluci�n, producto de su retiro. Lo que va a pasar es otra cosa muy distinta. Porque, enfrentados a la realidad de 200 mil soldados instalados en la frontera de Iraq, que ya significa un acto de fuerza frente a una naci�n que habr� de encarar a un ej�rcito muy poderoso, la situaci�n deber� resolverse en forma dram�tica. Y tendr� que solucionarse por una raz�n que todos conocemos: la clim�tica. Hay un plazo impl�cito en todo esto, cual es la llegada del verano en esas latitudes. Esto significa que inevitablemente, aun cuando las resoluciones no fijen fecha, el plazo existe. La alternativa de un simple retiro de esa fuerza y su regreso a Estados Unidos es impensable. Porque eso crea una situaci�n extraordinariamente grave para la pol�tica interna estadounidense, bien o mal evaluada o concebida. De tal suerte que aqu� estamos ante un problema ineludible, que necesariamente se deber� enfrentar. Por eso, encuentro que tendr�amos que revisar cu�l va a ser la posici�n nuestra cuando se deba actuar como consecuencia de la realidad que all� se vive y un pa�s -Estados Unidos- tenga que usar la fuerza contra Iraq. Lo que deberemos analizar, nos guste o no, ser� la posici�n de Chile, no el voto en el Consejo de Seguridad, que obviamente ser�a una situaci�n bastante m�s f�cil de manejar. Desafortunadamente, vamos a tener que enfrentar una realidad: el hecho de que Estados Unidos ya habr� utilizado la fuerza en contra de Iraq, por las razones muy leg�timas que tiene para actuar, que no son compartidas por otras grandes potencias. �sa es la realidad y, obviamente, sobre esta base tendremos que tomar nuestra decisi�n. Deberemos determinar si ella ser� de condena frente a tal hecho; si se presentar� o no se presentar� ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas un voto de condena en contra de Estados Unidos. �ste ser� el gran tema que habremos de analizar, y que Chile ha de enfrentar. Por lo tanto, la situaci�n no deja de ser en extremo delicada; pero es fundamentalmente distinto votar antes de una acci�n militar que despu�s de producida. �sa es la cuesti�n que nos corresponder� encarar. L�gicamente, Chile debe resolverla de acuerdo con sus intereses y principios. Y todos tendremos que colaborar a fin de que �sa sea la mejor decisi�n, para los efectos de que nuestro pa�s, ante un conflicto en cuya g�nesis no ha tenido participaci�n alguna, no salga perjudicado, de una u otra manera. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Pizarro. El se�or PIZARRO.- Se�or Presidente, primero que todo, me parece muy oportuno y necesario debatir en el Senado la situaci�n internacional, en relaci�n con el posible conflicto b�lico ad portas en Iraq. Tanto por las intervenciones que hemos escuchado hoy en la Sala, como por las conversaciones tenidas ayer en la Comisi�n de Relaciones Exteriores, nos hemos ido formando una suerte de visi�n com�n respecto de la que deber�a ser la postura de Chile en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Considero extraordinariamente positivo el haber generado un proyecto de acuerdo del Senado, hecho expl�cito por el Senador se�or Moreno, donde se establecen criterios para coadyuvar a que nuestro pa�s -el Ejecutivo, el Gobierno, el Presidente de la Rep�blica- pueda tomar en los pr�ximos d�as decisiones coherentes con el papel que siempre ha jugado en los organismos internacionales. Como expres� el Senador se�or P�ez, el proyecto de acuerdo es muy parecido a las resoluciones adoptadas en los Congresos de otros pa�ses o en las instancias parlamentarias de nivel internacional, en los �mbitos latinoamericano y europeo y en la propia Uni�n Interparlamentaria Mundial. Estimo que un elemento central por considerar en la toma de decisiones tiene que ver con una buena evaluaci�n de los intereses nacionales. De las exposiciones de los Honorables colegas y de la informaci�n internacional, se desprende claramente que los distintos pa�ses no s�lo est�n pensando en el bien com�n internacional y en perseverar en caminos que conduzcan a mantener la paz, sino que muchos de ellos act�an sobre la base de sus propios intereses: econ�micos, pol�ticos, en algunos casos electorales, como se ha graficado tambi�n en el debate. Lo anterior reafirma que la postura de Chile debe obedecer esencialmente a nuestra propia realidad, a nuestros propios desaf�os, a nuestros propios intereses. El proyecto de acuerdo planteado es un respaldo al camino que lleva adelante el Ejecutivo, mediante el cual trata de generar las condiciones que obliguen al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a una resoluci�n que permita una salida pac�fica y, por supuesto, el cumplimiento de la resoluci�n 1441, que implica el desarme de Iraq y la eliminaci�n de sus armas de destrucci�n masiva. En mi opini�n, dicho proyecto de acuerdo, que enfatiza el papel que Chile ha jugado y puede seguir cumpliendo con naciones con las cuales tenemos intereses, formas de an�lisis o roles comunes en el �mbito internacional, como el caso de M�xico, es lo correcto, lo adecuado. En un momento determinado quiz�s en algunas personas o en la opini�n p�blica chilena haya quedado la sensaci�n -como se ha se�alado- de que nuestro pa�s no tiene una definici�n sobre la materia o de que, en el fondo, la propuesta que hizo el jueves pasado el Embajador chileno en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no implicaba asumir cabalmente una postura o tomar una iniciativa. Por el contrario, creo que con el planteamiento de Chile y M�xico se ha ganado un espacio, aunque sea peque�o, para abrir posibilidades de negociaci�n, de entendimiento o, por �ltimo, para generar una situaci�n de mayor presi�n sobre las potencias, que son las que en definitiva tomar�n los acuerdos o las decisiones para definir el desenlace del proceso. El exigir coherencia a los Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respecto al derecho que tienen, por ejemplo, de vetar una resoluci�n que no les parezca adecuada, aparte de constituir una forma de establecer una postura clara y precisa, es un acto de responsabilidad. Porque cuando pa�ses como Francia, Alemania y Rusia han asumido posiciones distintas a la contemplada en la resoluci�n que hoy se discute, indudablemente que el solo hecho de tomar la decisi�n pol�tica de oponerse a ella implica abrir un nuevo espacio de negociaci�n que, por muy peque�o que sea, obliga a rectificar, a generar enmiendas, a abrir debate o un di�logo. Esto, para una naci�n como la nuestra, puede significar una tremenda diferencia en el momento de resolver c�mo votar. El proyecto de acuerdo del Senado respalda efectivamente los esfuerzos del Ejecutivo para lograr una salida pac�fica a la crisis, conforme a los principios del Derecho Internacional; exige al Gobierno de Iraq el cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad sin condiciones de ning�n tipo y rechaza cualquier acci�n militar al margen de las Naciones Unidas. A mi juicio, eso es lo correcto, lo responsable, lo sensato. Pero tambi�n debemos ser claros y decir que la estrategia dise�ada por el Gobierno tiene l�mites en cuanto al tiempo. Tal vez en este instante sea suficiente y permita encontrar una soluci�n; pero perfectamente puede darse la situaci�n contraria, que se�al� el Senador se�or Fern�ndez: que en el Consejo de Seguridad Chile se vea obligado, en una situaci�n extrema, a tomar una decisi�n respecto del planteamiento de Inglaterra, Estados Unidos, Espa�a y de otros pa�ses. Y aqu�, insisto en lo que manifest� al comienzo sobre los intereses nacionales: qu� es mejor para nosotros; en qu� condiciones Chile puede adoptar decisiones que afectar�n fuertemente su marcha o su proceso de desarrollo en lo econ�mico, en lo social, en lo pol�tico. En la sesi�n de esta ma�ana el Senador se�or Boeninger hizo un an�lisis muy interesante, que es importante tener en cuenta. Con mucha crudeza, plante� lo que en t�rminos econ�micos puede significar para nuestro pa�s una decisi�n contraria a la postura de Estados Unidos. Porque, a pesar de las visitas, de los enviados, de los emisarios y de que las presiones no se ejerzan burdamente, todos sabemos que fuera del an�lisis que podamos hacer ac� uno tiene derecho a pensar qu� pasar� si el d�a de ma�ana Chile tiene una posici�n adversa al pa�s del Norte. Qu� pasar�, por ejemplo, en la votaci�n por el Congreso norteamericano del Tratado de Libre Comercio. Si se rechazar� o aprobar�, y en este �ltimo caso, en qu� tiempo ocurrir�; qu� puede significar para Chile un retraso en la aprobaci�n de �l; cu�nto le costar�a al pa�s una situaci�n de ese tipo; cu�les ser�an sus perspectivas de crecimiento y desarrollo. Se�alo lo anterior porque Chile, aparte de estar inserto en la globalizaci�n, cuenta adem�s con una estrategia de apertura hacia el exterior, lo que significa un potencial crecimiento, m�s all� de lo que actualmente tenemos. Sin duda, los tratados de libre comercio son oportunidades, como se ha dicho en la Sala. Seguramente, aquel elemento de an�lisis se encuentra en la trastienda de cada una de las posturas que adoptamos. Y debo decir con franqueza, se�or Presidente, que tal punto tiene que ser motivo de estudio en el Senado. Estoy convencido de que la aprobaci�n del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos puede demorar si Chile manifiesta una opini�n distinta de la planteada por ese pa�s. Sin embargo, a la larga o a la corta -ojal�, lo m�s pronto posible- lo acoger� de todas maneras, porque tambi�n tiene sus tiempos, compromisos e intereses. Por lo dem�s, para el resto de Am�rica Latina, la decisi�n unilateral de aquella naci�n de no aprobar un instrumento internacional ya negociado -que es ejemplo y que ha servido como se�al positiva- podr�a implicar un retroceso, que no s� si Estados Unidos hoy d�a est� en condiciones de soportar o de pagar. A lo mejor no le importa. Pero claramente, hasta el momento, la estrategia de los norteamericanos en esta materia indica que ellos son partidarios de fortalecer esa v�a y no de debilitarla. Se�or Presidente, me parece que, aun cuando implique alg�n costo para los chilenos, no debemos apoyar un planteamiento como el de Estados Unidos e Inglaterra, pues constituye la opci�n de la guerra, en circunstancias de que en el Senado hay claridad en cuanto a que todav�a existen espacios conforme a los cuales se puede cumplir la resoluci�n de las Naciones Unidas sobre el desarme de Iraq. Considero que Chile debe actuar sobre la base de sus principios permanentes, que buscan garantizar la paz y solucionar los conflictos a trav�s de v�as pac�ficas. El hecho de mantener una estrategia y una postura como �sta puede, a la larga, crear condiciones apropiadas sobre el particular o dar lugar a una resoluci�n que permita al Consejo de Seguridad cumplir con los dos objetivos aqu� planteados. No creo, se�or Presidente, que razones solamente econ�micas puedan condicionar el voto de un pa�s con la tradici�n y trayectoria que tiene Chile en el �mbito internacional. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, como est� casi todo dicho, s�lo argumentar� en tres planos. Evidentemente, hay unanimidad en la comunidad internacional en cuanto al objetivo relacionado con el desarme de Iraq. Creo que sobre eso no hay dos opiniones-, lo que tambi�n es compartido por la pol�tica exterior chilena. La primera discusi�n que surge hoy d�a sobre el tema apunta a si dicho desarme se puede o no conseguir de manera efectiva por la v�a pac�fica, o si requiere de intervenci�n militar. Ac� se ha argumentado largamente al respecto. Comparto la opini�n de que ese objetivo se puede lograr manteniendo presi�n por la v�a de inspecciones y de una comunidad internacional muy vigilante. Ello ha ido dando resultado, al margen de lo maligno que sea el se�or Hussein. Lo es, y de sobra, pero �ste no es el tema en discusi�n. El argumento de que es tramposo no sirve para declarar la guerra, porque sabemos que es as�. No s�lo eso: es un dictador brutal hacia el interior de la regi�n y ha sido un factor de agresi�n en el �rea, donde ha desatado dos guerras terribles. Una de ellas fue contra Ir�n, conflicto que dur� nueve a�os, que cost� miles de vidas y en que se usaron armas qu�micas de manera masiva. Es impresionante al respecto el testimonio tanto de los ni�os como de la poblaci�n iran�es, que todav�a sufren las secuelas provenientes del uso de ese tipo de armas por parte de Iraq en una guerra insensata por una peque�a disputa territorial, en un intento de aprovechar la debilidad de las fuerzas armadas de Ir�n despu�s de la revoluci�n de los ayatol�s. Tambi�n conviene decir -porque la historia sirve- que esa guerra fue apoyada en forma activa por Estados Unidos y Francia, y que en dicha masacre se utiliz� incluso material b�lico producido en Chile. Posteriormente, se produjo la agresi�n brutal a Kuwait. En consecuencia, el tema no es la maldad de Hussein. La invasi�n militar de Iraq en 1990 provoc� una guerra leg�tima desde el punto de vista internacional, pues exist�a claridad respecto de la ocupaci�n de un pa�s extranjero sobre otro y en cuanto a que se hab�a fijado plazo para la desocupaci�n del territorio de Kuwait. Eso resultaba medible, mensurable, claro, y no hab�a discusi�n sobre el punto. Obviamente, tal situaci�n se dio en otro contexto internacional. No se puede olvidar que en la guerra de 1991 hasta Siria particip� con fuerzas militares. Se trat� de una coalici�n formada al amparo de las Naciones Unidas y de una amplitud que hoy d�a ser�a inimaginable. Por lo tanto, desde esa perspectiva, evidentemente no es necesaria la guerra, porque hoy en d�a Hussein e Iraq no constituyen una amenaza para la estabilidad y la paz mundial. Aqu�l es un pa�s sin capacidad de ataque y que -como bien dijo aqu� el Senador se�or N��ez- est� cercado. Deseo agregar otro argumento: la principal riqueza de Iraq est� expropiada, por cuanto las Naciones Unidas resuelven cu�nto petr�leo se extrae, cu�nto se vende y en qu� se gasta lo obtenido por su precio. Su poblaci�n es alimentada por esa organizaci�n mundial. Adem�s, una parte importante del territorio no es controlada por el poder central. Es claro que el desarme de Irak � por miserable que sea Saddam Hussein � es posible sobre la base de aumentar las inspecciones y mantener una fuerte presi�n internacional sobre el R�gimen. A mi juicio, las opiniones vertidas aqu� sobre el particular son un�nimes. �se es un primer tema. Hay un segundo asunto que es m�s complejo, y que dice relaci�n con el sistema multilateral, el mundo contempor�neo, la situaci�n de las Naciones Unidas y el escenario completamente in�dito que se vive. In�dito en el sentido estricto, porque se suele comparar la condici�n actual con la del imperio romano. Hay mucha literatura al respecto. Sin embargo, se trata de algo muy distinto, pues, al final de cuentas, en esa �poca coexistieron cinco o seis grandes civilizaciones: el imperio chino, los poderosos imperios en la India, las civilizaciones de Ir�n y de la vieja Persia, que no pudieron ser conquistadas por las legiones romanas. Pero hoy, por primera vez en la historia, existe una sola potencia que no puede ser desafiada militarmente por nadie. Esto no hab�a ocurrido nunca -�nunca!- desde que hay registro de los hechos hist�ricos. Eso, obviamente, genera un cuadro internacional muy complejo, porque la creaci�n de las Naciones Unidas se bas� en un cierto equilibrio estrat�gico, pol�tico y militar despu�s de la Segunda Guerra Mundial. En virtud de lo anterior, deseo hacer una afirmaci�n: el Derecho es primordial para toda la comunidad internacional, pues permite mantener alg�n grado de identidad nacional, aunque no en la amplitud que deseamos, pues el mundo est� muy globalizado. Se�alo esto, porque nos encontramos antes dos posibilidades: o se permite que la principal potencia militar maneje el orbe a su arbitrio, o se establece un m�nimo orden internacional basado en el Derecho, que siempre es precario y que es infringido normalmente por las grandes potencias, pero que a la vez, permanentemente, ha sido el recurso del d�bil, del orden y de la civilizaci�n. A la importancia del Derecho Internacional cabe agregar un segundo elemento: la democracia. �ste es el �nico sistema que permite efectivamente que ciertos valores de la civilizaci�n y humanitarios puedan tener alguna influencia, aunque no determinante, en el acontecer mundial, y no las armas. En ese sentido, observamos c�mo la democracia, con todas sus dificultades, tiene cierta influencia. No es indiferente que 85 por ciento de la poblaci�n europea est� por la paz. Algo tiene que ver con ello lo que ocurre en pol�tica. Seguramente, no constituye la fuerza suficiente para detener la guerra, que Bush desea de todas maneras, pero la afirmaci�n del derecho internacional y de la democracia incide en alguna medida en el orden que deseamos construir. Dos reflexiones sobre la situaci�n del pa�s. Celebro mucho el proyecto de acuerdo y le doy un gran valor, porque contiene tres afirmaciones centrales que ninguna fuerza pol�tica democr�tica chilena podr�a dejar de suscribir: -Se solicita realizar todos los esfuerzos para resolver el asunto de una manera pac�fica, en el marco del orden internacional (el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas). -Se llama a Iraq al cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas. -Se rechaza cualquier intervenci�n militar unilateral. Eso es lo que debe manifestar Chile. No podr�a se�alarse otra cosa, porque corresponde a nuestros intereses nacionales, tradici�n e historia. �Cu�l es el problema pol�tico? Primero, a lo mejor tendremos que votar. Y, a lo mejor, no, porque se han anunciado los vetos de Francia y Rusia. Pero no podemos dejar de sostener una posici�n -como bien ha expresado el Senador se�or Pizarro- y ella no puede sino consistir en esos puntos esenciales. Y el problema pol�tico - tengo plena confianza en que el Presidente de la Rep�blica lo resolver� ajust�ndose al inter�s nacional y a su m�s �ntima convicci�n- es que esas l�neas de principios son distintas a la pol�tica actual del Gobierno de Bush. Si afirmamos estos valores, todos los que suscribimos el proyecto de acuerdo tenemos una diferencia con la pol�tica de Bush, que sostiene que hay que buscar una soluci�n militar, est� dispuesto a usar la fuerza al margen de Naciones Unidas y persigue objetivos fuera del derecho internacional: cambiar el r�gimen iraqu�. Entonces, tenemos una diferencia de pol�tica internacional con un pa�s muy importante para nosotros y del cual deseamos ser socios comerciales plenos -he sido quien m�s ha apoyado el tratado de libre comercio durante doce a�os- y podr�amos sufrir algunas consecuencias en el plano comercial. Si Chile, por esta raz�n, vota contra sus principios y a favor de la pol�tica de Bush, perder� toda estatura pol�tica y toda decencia nacional e internacional. �se es el punto. Gracias. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Foxley. El se�or FOXLEY.- Se�or Presidente, coincido, en lo fundamental, con el proyecto de acuerdo, que refuerza el camino definido hace tiempo por el pa�s �que, en general, lo ha seguido con gran coherencia- y que recuerdo que cuando reci�n comenc� a asomarme en los asuntos p�blicos, a fines de los a�os sesenta, defend�a y promov�a con extraordinario brillo quien entonces era Canciller, don Gabriel Vald�s. Me parece que en ese punto no hay ninguna discrepancia y que ha sido una gran l�nea de continuidad de la pol�tica exterior chilena. Adem�s, parece obvio, despu�s de escuchar lo se�alado en la Sala y de conversar con cualquier vecino -al parecer, es un fen�meno mundial-, que a muy poca gente le gusta el camino trazado por el Gobierno de Estados Unidos para manejar la situaci�n de Iraq. En consecuencia, habr�a que contestar la pregunta formulada por el Honorable se�or Vald�s. �Por qu� no apoyamos la posici�n de Francia desde el comienzo? Ese pa�s ha sido muy claro. Ha se�alado que no concuerda con la posici�n de Estados Unidos, que no est� dispuesto a apoyarla y que desea aumentar el n�mero de inspectores, etc�tera. �Por qu� el Presidente Lagos y la Canciller se�ora Alvear no han manifestado hasta ahora que est�n de acuerdo en apoyar a Francia y, por lo tanto, eventualmente a votar contra Estados Unidos? En primer lugar, pienso que ello no se ha hecho en buena medida por una raz�n de prudencia, en el sentido de que todav�a no es obvio c�mo cautelar mejor el inter�s del pa�s en la complej�sima situaci�n internacional. Y tengo la impresi�n de que la segunda raz�n por la cual no se ha hecho es porque el Gobierno y seguramente todos los que estamos en la Sala consideramos que cualquier decisi�n que adoptemos involucrar� costos importantes. Por lo tanto, en este cuadro no es ni posible ni conveniente apresurar una definici�n y anticipar costos a lo mejor evitables. �Por qu� esto es tan complejo? Porque el mundo contempor�neo lo es y porque Chile adopt� una posici�n que en buena medida significa un acuerdo nacional impl�cito, respaldado por Gobiernos de uno u otro color, sobre la base de que, como pa�s muy peque�o, enfrenta dos severas limitaciones: su distancia geogr�fica de los centros de poder mundial y de los grandes mercados mundiales, y su tama�o (15 millones de habitantes). �C�mo evitar que se convierta en una naci�n insignificante? O bien, dicho de otra manera, �c�mo lograr abrir un camino no s�lo a sus 15 millones de habitantes actuales, sino tambi�n a las generaciones posteriores, que les signifique cierta garant�a de mayor bienestar, dadas sus limitaciones de tama�o, de distancia, etc�tera? Por una parte, se decidi� practicar un juego riesgoso, en cuanto a seguir el camino emprendido con mucho �xito por otros pa�ses peque�os en condiciones estructurales similares, de atrevernos a entrar al mundo global con todo y tratar de apoyar, fortalecer y estimular instituciones que construyan un orden internacional en el desorden de la globalizaci�n. En seguida, se logr� un acuerdo nacional casi milagroso en el sentido de que el destino de Chile est� necesariamente vinculado, por lo menos en las pr�ximas d�cadas, a tener un acceso lo m�s permanente, estable y seguro a los grandes mercados mundiales. Porque un pa�s con quince millones de personas no puede, sobre la base de su mercado interno, generar bienestar y esperanza para su pueblo si no rompe esa barrera estructural. Para ello, asumimos algunas definiciones arriesgadas pero verdaderas y exitosas, como la de iniciar, durante el per�odo del Gobierno Militar -lo digo con toda tranquilidad-, un proceso de apertura unilateral de la econom�a y de continuar con esa pol�tica en los Gobiernos de la Concertaci�n, pero sobre todo la de construir alianzas y convertirnos en "socios para el desarrollo" con los m�s grandes y exitosos pa�ses del mundo. Ese proyecto, nacional, es uno de los m�s importantes de Chile en muchas d�cadas. Involucra la potencialidad de despertar una capacidad emprendedora en muchos chilenos que, luego de observar esos mercados, dir�n: "Tengo que hacer cosas nuevas, tengo que hacerlas mejor y tengo que demostrar que me la puedo con esos gallos de all�.". Eso es lo que est� en juego. Y sucede que ese mundo al cual nos hemos aventurado no est� cristalizado, por dos razones: uno, porque en el orden financiero no hay reglas, o hay muy pocas, y, en segundo lugar, porque las instituciones pol�ticas multilaterales que se han creado son fr�giles, son instituciones con una pata coja. Y el otro gran dato con el cual, nos guste o no, tenemos que vivir es que ha emergido un poder mundial hegem�nico que de alguna manera debilita, o acota, o limita el margen de acci�n de los organismos multilaterales. En este contexto, el asunto es c�mo definir el inter�s nacional permanente, de largo plazo, frente a una potencia desequilibrante. �Por qu� Tony Blair se atreve a enfrentar con fuerza la impopularidad entre los brit�nicos? Porque cree que el inter�s de Inglaterra radica en una relaci�n privilegiada con Estados Unidos, para de ese modo lograr funcionar como un eje con el resto de Europa y no quedar aislada y debilitada. �Por qu� pa�ses como Polonia, Hungr�a, la Rep�blica Checa, Latvia, Estonia, respecto de los cuales uno piensa de inmediato que est�n a punto de entrar en la Uni�n Europea, emiten sorpresivamente, en el comienzo del conflicto, una declaraci�n apoyando a Estados Unidos? �Por qu� definen su inter�s nacional de esa manera? Porque consideran que su seguridad como naci�n est� m�s resguardada hoy d�a con un poder hegem�nico, con Estados Unidos, antes que con Francia u otro pa�s que ofrezca el esquema alternativo. Pero Chile no tiene esos problemas de seguridad, no tiene problemas con sus pa�ses vecinos. Lo que Chile tiene es una gran vulnerabilidad econ�mica. Es un pa�s que, para ser viable, requiere la inserci�n en el mundo, alianzas y socios. Por eso, creo que nuestra pol�tica exterior ha sido muy correcta, en el sentido de defender siempre el multilateralismo y de buscar socios para el desarrollo. La guerra no le conviene a Chile. Entonces, �qu� podemos hacer en el estrecho margen en que podemos movernos? Creo que algo no muy distinto de lo que hemos estado haciendo. Debemos evitar tener que pagar los costos de optar. De modo que, al rev�s de lo que expresaba el Honorable se�or Gazmuri, pienso que no debemos apresurar una decisi�n, sino dilatarla lo m�s posible para no incurrir en esos costos. Por lo tanto, en este per�odo la diplomacia chilena tiene que trabajar para acercar posiciones, para evitar la votaci�n o para modificar la resoluci�n presentada por Estados Unidos. No hay que apresurarse, porque adem�s, �ojo!, si asumimos ahora una posici�n contraria a ese pa�s, nos arriesgamos a que en unos d�as m�s aparezca el se�or Putin, o incluso el se�or Chirac, con un entendimiento con Bush sobre la base de qui�n sabe qu� clase de acuerdo de otro tipo y a que al final sus naciones terminen o sum�ndose o mirando para el lado, mientras Chile da su gran testimonio de pa�s peque�o, orgulloso, que en funci�n de sus principios enfrenta al gigante norteamericano. Creo que los testimonios son muy importantes en la vida y tambi�n para los pa�ses, pero cuidado con ellos cuando el inter�s nacional de largo plazo est� en juego. Por lo menos, tenemos la obligaci�n de ser racionales, y para serlo debemos medir bien los costos. Por ejemplo, nuestra embajada en Washington deber�a hacer una evaluaci�n minuciosa de hasta d�nde existen grados de libertad y de cu�les son los costos que para un pa�s peque�o tiene el tomar posiciones distintas de las del Gobierno de Estados Unidos. Tambi�n conviene un seguimiento detenido de lo que est�n pensando Rusia, China, Francia, naciones que al final podr�an llegar a entenderse con esa potencia. Tenemos que actuar con los otros a trav�s de medidas de persuasi�n. Pero, al final, �ste es un tema tan absolutamente delicado, de tal envergadura para el pa�s, ahora y por muchos a�os, que en alg�n momento habr� que hacer un acto de confianza en el Gobierno para que �ste tome la decisi�n, porque el inter�s nacional, en este caso, requerir� una tremenda unidad nacional para que Chile pueda salir hacia adelante y no hacia atr�s en este conflicto. Gracias. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Horvath. El se�or VALD�S.- �Me permite una interrupci�n? El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Debe pedirla al Senador se�or Horvath, Su Se�or�a. El se�or VALD�S.- �Me permite una aclaraci�n, se�or Senador? El se�or HORVATH.- Encantado. El se�or VALD�S.- Se�or Presidente, el Honorable se�or Foxley dijo que yo hab�a preguntado por qu� no se hab�a aceptado la posici�n francesa entregada al Consejo. Quiero dejar constancia de que no hice esa pregunta. Lo que sostuve �y est� escrito- es que habr�a sido muy conveniente aprobar la sugerencia francesa en orden a multiplicar por tres o por diez el n�mero de inspectores, el n�mero de aviones y el n�mero de elementos para pesquisar las armas de destrucci�n masiva. Lamentablemente, esa propuesta inicial no fue aprobada, a pesar de que habr�a significado mayor celeridad en la entrega de los informes de los inspectores. Porque con 140 personas no se llega muy lejos en un pa�s que tiene la dimensi�n de Francia; con 500 u 800 inspectores habr�a sido m�s r�pido. �se fue mi planteamiento. Gracias. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Recupera el uso de la palabra el Honorable se�or Horvath. El se�or HORVATH.- Se�or Presidente, la verdad es que ya se ha entregado gran cantidad de antecedentes, de manera que tal vez corresponder�a intervenir en forma resumida, para no redundar. Si uno revisa el proceso de desarme en Iraq, producto de las resoluciones de Naciones Unidas y de la presi�n internacional, ver� que en este per�odo se ha logrado desactivar armas en una proporci�n mucho mayor que las utilizadas en la guerra del Golfo P�rsico. As� que, de hecho, ya hay un camino alternativo que es, lejos, m�s efectivo con respecto a la causa. En segundo lugar, en cuanto a Estados Unidos, obviamente que hay que moverse con la mayor prudencia. Es un pa�s digno de admiraci�n, por su historia y tambi�n por la calidad moral de algunos de sus ciudadanos, como Abraham Lincoln. Sin embargo, si uno examina el desarrollo de su pol�tica exterior, podr� apreciar que ha cometido una suma de desaciertos, influido, entre otros factores -conociendo internamente a su pueblo-, por una suerte de falta de cultura, una suerte de incomprensi�n de las realidades externas. Basta revisar lo ocurrido con Europa central, que, producto de la Segunda Guerra Mundial, inexplicablemente fue entregada como bot�n a la Uni�n Sovi�tica, con la ignominiosa Cortina de Hierro y el Muro de Berl�n; el ataque a Hiroshima y Nagasaki, donde se registraron las dos �nicas bombas at�micas lanzadas en la historia sobre gente inocente; la situaci�n de Cuba, donde primero se levanta a Fidel Castro y despu�s se lo a�sla; el ejemplo de la propia Uni�n Sovi�tica, pues en un momento determinado tambi�n se apoy� la revoluci�n; el caso de Ir�n, donde, una vez que cae el Sha, se arma a Iraq para atacar a ese pa�s y se crea el fen�meno de Saddam Hussein, y, finalmente, la guerra del Golfo P�rsico, ganada por Estados Unidos despu�s del ataque a Kuwait, dejando una zona en que se mantiene la tensi�n. Todo esto -dicho en forma bastante breve- constituye una suma de desaciertos. Ahora bien, en el caso de que se lleve a cabo un ataque militar -que se ve altamente probable, por lo que se�ala la Canciller�a y lo que indica la pol�tica exterior-, sus efectos no se remitir�n s�lo a la ca�da de Saddam Hussein, a un seudoproceso de democratizaci�n en esa cultura y a evitar el riesgo de todo tipo de armas, sino que �stas ser�n mucho peores. A mi juicio, habr� una suerte de "balcanizaci�n". Iraq mantiene conflictos con Turqu�a, enfrenta la cuesti�n de los kurdos, sobrelleva el problema con Ir�n, todo lo cual seguir� exacerb�ndose en el tiempo. Como han dicho algunos personeros, a Estados Unidos tal vez le va a ser f�cil entrar, pero muy dif�cil salir. Otra gran consecuencia dice relaci�n al mundo isl�mico, en la que perder� toda confianza en los Estados de Occidente que apoyen la intervenci�n. Y hoy en d�a est�n colaborando en desarticular las redes terroristas, entre otras las de Al Qaeda. �Y qu� decir de los isl�micos que habitan en pa�ses occidentales! Francia alberga entre siete u ocho millones de musulmanes. �En qu� situaci�n quedar�? Por ello, entre otras razones, no est� respaldando la posici�n de Estados Unidos. Asimismo, surge un asunto de la mayor importancia para pa�ses peque�os, como el nuestro. Porque no podemos aparecer apoyando una acci�n unilateral y, adem�s, una agresi�n preventiva. A cualquiera podr�a tocarle el d�a de ma�ana. De aprobarse, no s�lo se estar�a rompiendo un valor de car�cter universal en la relaci�n entre los pueblos, sino que tambi�n se dejar�a a Naciones Unidas como un organismo inocuo, pr�cticamente sin sentido hacia el futuro. Otro tema no menor es el del petr�leo. Hay antecedentes bastante claros de que �ste se est� agotando. Nos hallamos en la fase de declinaci�n. Si uno suma todos los potenciales existentes en el mundo, concluye que ya el a�o 2010 ese recurso no se obtendr� con la facilidad esperada. Y al revisar la prensa encontramos noticias, ya no s�lo alarmantes, sino tambi�n descaradas. El Presidente Bush da garant�as a las empresas petroleras de Estados Unidos y de Gran Breta�a de que acceder�n al petr�leo del Golfo P�rsico; o sea, ya se est�n repartiendo el bot�n. Y la otra parte no es menos; quiz�, un poco m�s diplom�tica; pero, en el fondo, Francia y Rusia tambi�n tienen acuerdos sobre el petr�leo con Iraq sin necesidad de guerra. En verdad, no estamos ante una situaci�n f�cil. Escuch� con mucha atenci�n al Honorable colega que me antecedi� en el uso de la palabra. Empero, creo que no podemos poner en la balanza materias de car�cter econ�mico y materias de car�cter moral. Eso no tiene presentaci�n. Pienso que, con la prudencia que ha caracterizado las relaciones exteriores de Chile en este �mbito, debemos tratar de prevenir la guerra hasta el �ltimo minuto. Si los l�deres morales, como el Papa, revirtieran la situaci�n en las Naciones Unidas y lograran que a Estados Unidos se le hiciera presentable volver a su pa�s y buscar un camino m�s positivo, obviamente podr�amos esperar un escenario como �se. Pero por ning�n motivo un Tratado de Libre Comercio y un buen mercado para nuestros productos pueden obtenerse a costa del respaldo c�mplice a una guerra que causar�a la muerte de inocentes. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Sabag. El se�or SABAG.- Se�or Presidente, en primer t�rmino, deseo enfatizar que todos los discursos pronunciados aqu� han sido muy elevados, y las argumentaciones, contundentes, destac�ndose, entre otras, las exposiciones de los Honorables se�ores Vald�s y N��ez. Y podr�a decir lo mismo de todas, porque en realidad han sido muy buenas. Me parece que el Gobierno ha manejado este asunto con mucha prudencia. Y lo ha socializado con los partidos pol�ticos, con las instituciones, con las Comisiones de Relaciones tanto del Senado como de la C�mara de Diputados, y tambi�n con el Parlamento propiamente tal, que est� celebrando a este efecto sesiones especiales, como la realizada hoy en esta Alta Corporaci�n. Aunque la facultad constitucional pertinente compete s�lo al Presidente de la Rep�blica, �ste ha aplicado a la materia que nos ocupa una pol�tica de Estado y quiere que todo el pa�s se pronuncie al respecto. Se�or Presidente, los Estados Unidos comenzaron a concebir un nuevo orden para el Medio Oriente despu�s de la Guerra del Golfo que coincidi� con el derrumbe de la Uni�n Sovi�tica. El nuevo orden internacional, monopolar, permite al pa�s del Norte hacer una distinci�n entre Estados Leg�timos y Estados fuera de la Ley, en la que subyace un distingo de orden moral entre "Los Buenos" y "Los Malos". Los Estados fuera de la Ley se miden por su capacidad de provocar da�o. Y la posici�n norteamericana se vio reforzada tras los hechos del 11 de septiembre de 2001, luego de lo cual se gener� el concepto de pa�ses dentro del "Eje del Mal". Frente a esas naciones se desarrolla una estrategia, llamada "Del ataque preventivo", que se consolida en septiembre de 2002 en las palabras del Presidente Bush, quien afirma: "Como criterio de autodefensa y sentido com�n, Am�rica actuar� contra cualquier amenaza emergente antes de que se constituya completamente. No podemos defender a Am�rica y a nuestros amigos esperando a que ocurra lo mejor". Quiero, se�or Presidente, aportar algunos datos sobre el desarme de Iraq. Al t�rmino de la Guerra del Golfo se impusieron una serie de sanciones al r�gimen de Saddam Hussein, contenidas fundamentalmente en la resoluci�n 687 de la ONU. Por �sta se dispon�a el alto al fuego a cambio de que Iraq pusiese fin a los programas de desarrollo de armas qu�micas, bacteriol�gicas y nucleares, y desmantelase su sistema de misiles, estableci�ndose un procedimiento de verificaci�n por inspectores de la ONU; que se pagasen compensaciones de guerra a Kuwait, y que se devolviesen a este pa�s todos los prisioneros de guerra. Los inspectores de la ONU encargados de la inspecci�n de armas qu�micas, bacteriol�gicas y nucleares llegaron a Iraq en 1991 y permanecieron all� hasta 1998. Durante ese per�odo destruyeron -como lo se�al� el Senador se�or Horvath- m�s armamento iraqu� que la colisi�n militar durante la guerra, lo cual prueba que las inspecciones son m�s efectivas que las incursiones militares y menos costosas en t�rminos humanos. El informe entregado por Richard Buttler, responsable de las inspecciones, tiene fecha 13 de diciembre de 1998. En �l conclu�a que la capacidad de armas no convencionales de Iraq hab�a sido, en lo fundamental, eliminada. Ese informe fue entregado a los diplom�ticos norteamericanos, quienes solicitaron que se reescribieran las conclusiones antes de elevarlas al Consejo de Seguridad, con la finalidad de resaltar, ante todo, las cinco ocasiones en que Iraq no cooper� con los inspectores, dando a este hecho m�s peso que a los cientos de veces que s� lo hizo. En 1998 Estados Unidos integr� en su pol�tica contra Iraq un apoyo m�s activo a la idea de un cambio de r�gimen, bajo el nombre de "Irak Liberation Act" (Acto de Liberaci�n de Iraq). Este programa fue dotado con un presupuesto de 97 millones de d�lares para financiar la oposici�n al r�gimen de Hussein. En la actualidad, dentro del Consejo de Seguridad, la actitud m�s decidida contra las acciones militares es la sustentada por Francia. Se fundamenta en que, a su juicio, esas acciones ponen fin a la l�gica que inspiraba la imposici�n de inspectores y sanciones, dejando muy pocas razones al r�gimen iraqu� para cooperar. Plantea que el Consejo de Seguridad debe intensificar sus esfuerzos para dar una oportunidad real a una soluci�n pac�fica de la crisis, tomando en cuenta que revisten particular importancia dos asuntos: primero, la preservaci�n de la unidad del Consejo de Seguridad, y segundo, la obligaci�n de aumentar la presi�n ejercida sobre Iraq. El 18 de noviembre de 2002 los inspectores de la ONU volvieron a Iraq, dirigidos por Hans Blix. El Secretario General de las Naciones Unidas expres� en enero de 2003: "Los inspectores est�n realizando su trabajo sin impedimentos. Por tanto, no veo ninguna raz�n para una acci�n militar inmediata". Tres han sido los argumentos fundamentales esgrimidos por Estados Unidos para actuar contra Iraq. Primero, la posesi�n de armas no convencionales de destrucci�n masiva; sobre el particular, se est� demostrando que ellas est�n siendo destruidas o han desaparecido casi en su totalidad. Segundo, la acusaci�n a Iraq de mantener conexiones con Al Qaeda, lo que no se ha logrado probar. Y tercero, el convencimiento de que la actuaci�n militar permitir� poner fin al sufrimiento de la sociedad iraqu�. Sobre este �ltimo aspecto, un informe de Naciones Unidas expresa: "Aunque todo el sufrimiento en Iraq no puede ser imputado a los factores internos, especialmente las sanciones, el pueblo iraqu� no habr�a enfrentado tales privaciones sin las medidas prolongadas impuestas por el Consejo de Seguridad y los efectos de la Guerra". En todas las grandes capitales del mundo se han realizado gigantescas manifestaciones contra la Guerra, y las encuestas han evidenciado una fuerte oposici�n a las acciones militares. El Presidente Bush declar� al respecto: "No dedico mucho tiempo a las encuestas que se realizan en el mundo para decidirme si lo que pienso es lo correcto". Finalmente, que no basta con que Iraq se desarme, sino que es indispensable reemplazar el r�gimen que ya existe, y que Estados Unidos se encargar� de que surja un Gobierno, posiblemente bajo la forma de protectorado, que sea ejemplo de democracia para la regi�n. A partir de esto se iniciar� la "remodelaci�n" de la regi�n del Golfo P�rsico, donde est�n las mayores reservas de energ�a del planeta. El Presidente Bush, acerca de este punto, asegur� que "Estados Unidos se quedar� todo el tiempo que sea necesario". Chile tiene una enorme responsabilidad al momento de votar en el Consejo de Seguridad. �sta ser� la primera vez que nuestro pa�s participe en una decisi�n que puede gravitar decisivamente en los destinos del mundo. La responsabilidad de Chile es aun mayor, ya que lleg� al Consejo de Seguridad en virtud del apoyo que le dieron muchos pa�ses que conf�an en nuestro buen criterio, inspirado en los grandes conceptos del Derecho Internacional y de la preservaci�n de la paz mundial. Creo que nuestras autoridades desean sinceramente abrir un camino a la paz y votar de manera soberana conforme a la justicia. La voz de la Iglesia, a trav�s del Cardenal, expres�: "La Santa Sede ha manifestado que la Guerra que nos amenaza no puede ser una decisi�n unilateral. Una acci�n de tal gravedad debe ser emprendida y decidida en el contexto de la ONU. S�lo el Consejo de Seguridad de la ONU tiene poder para decidir un ataque armado de leg�tima defensa. Lo contrario ser�a un crimen contra la paz". Quiero concluir manifestando que estamos en un punto crucial, en el que debemos establecer nuestra firme voluntad de fortalecer los principios del Derecho Internacional, de sus instituciones y, en este caso particular, de los acuerdos del Consejo de Seguridad. Nosotros, los pa�ses m�s peque�os, encontramos nuestras fortalezas al amparo del imperio del Derecho. Es el Derecho el �nico instrumento que puede frenar la fuerza de los m�s poderosos para lograr hacer prevalecer sobre ella la raz�n. La posici�n de Chile en el Consejo de Seguridad deber� enmarcarse en el estricto cumplimiento de la resoluci�n 1441, cuyo principal objetivo es la eliminaci�n de las armas de destrucci�n masiva que posee Iraq, permitiendo una salida pac�fica al conflicto. Asimismo, nuestra posici�n no deber�a estar condicionada a resoluciones econ�micas pendientes, sino a la vocaci�n permanente de nuestro pa�s por la paz y por las pol�ticas de entendimiento. A mi entender, el proyecto de acuerdo presentado por la gran mayor�a de los Senadores, que por cierto apoyamos, expresa los sentimientos y las aspiraciones de la inmensa mayor�a del pueblo de Chile. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Larra�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, se ha opinado tanto, que se hace cargo de conciencia continuar hablando, porque ya es poco lo que uno puede aportar y, sobre todo, porque parte del sentido de la reuni�n se pierde por la ausencia de la Canciller. Entiendo que se encuentra en una reuni�n parecida en la C�mara de Diputados; as� que no le estoy formulando un cargo, sino simplemente se�alando aquello. Mi particular inter�s por participar en esta sesi�n obedece al deseo de plantear inquietudes o consultas al Ministerio de Relaciones Exteriores. Porque no contamos con todos los antecedentes que tiene la Canciller�a. Y si importa una opini�n del Senado, es poco m�s que la declaraci�n que se ha hecho -la suscrib�- lo que podemos decir: criterios generales y consideraciones muy amplias. Pero cuando se trata de votar, ya es distinto. Y si el parecer de esta Corporaci�n es �til, debe ser m�s informado. Lo anterior, principalmente porque el asunto en cuesti�n es en extremo grave, no s�lo por las consecuencias econ�micas que puede tener para el inter�s de Chile la decisi�n que se adopte -algunos han puesto �nfasis en ello-, sino tambi�n porque eventualmente se est� declarando una guerra, lo cual implica resolver sobre el destino de la vida de decenas, de cientos, de millones (no lo sabemos) de personas, que no me parece un problema trivial, que se pueda considerar en forma liviana (reitero: es una situaci�n extremadamente delicada). Asimismo, estimo que cualquier intervenci�n de nuestro pa�s en esta materia debe dejar muy en claro la vigencia y validez de los principios del Derecho Internacional. Porque, como muy bien se ha expresado, siempre hemos de tener en cuenta, dada la historia de Chile, y particularmente la lim�trofe, que la preservaci�n de la soberan�a y de la integridad f�sica de nuestra naci�n pasa por la defensa irrestricta del Derecho Internacional. Si nos salimos de ese camino, nos va a costar muy caro. Hechas esas consideraciones, la verdad es que mis inquietudes son muy simples, por lo menos en su formulaci�n; quiz�s m�s complicadas en las respuestas. La primera dice relaci�n a los hechos. Obviamente, cualquier responsabilidad que se asuma, por la importancia que reviste la situaci�n, debe fundarse en hechos sustantivos. Sobre el particular, me gustar�a saber si el Gobierno, que tiene la responsabilidad de conducir la pol�tica exterior de Chile -no la tiene el Senado- ha tomado conciencia de la envergadura de los hechos. �Es efectiva la capacidad de Iraq en materia de armas de destrucci�n masiva? �Constituye hoy ese pa�s una amenaza real para el mundo? �Cu�l es la conciencia que se ha configurado a ese respecto la Canciller�a? Porque �stos son datos esenciales. Sin claridad acerca de tales hechos, cualquier decisi�n que se tome puede ser tremendamente complicada. Entre otros aspectos, est� lo relativo a la proporcionalidad, mencionado por el Senador se�or Viera-Gallo, y tambi�n lo atinente a la guerra justa, referido por el Honorable se�or Romero. Y ellos tienen que ver con eso: la naturaleza de los hechos. �Los hechos mandan! Hay un segundo aspecto en que tengo inter�s. La se�ora Canciller aludi� hoy a la importancia que Chile atribuye al sistema multilateral, principio irrenunciable, que compartimos. Obviamente, �se es el tema. Y, en mi concepto, parte de lo que aqu� ocurra tiene que ver con el destino de las Naciones Unidas, como una suerte de organismo que pueda gravitar en el orden internacional. Entonces, me gustar�a saber derechamente lo siguiente: si por alg�n motivo Estados Unidos decide llevar adelante una intervenci�n unilateral, �nuestro Gobierno la va a respaldar? Me interesar�a conocer qu� opini�n se ha formado al respecto el Ejecutivo hoy, a estas alturas. En ese mismo sentido, a prop�sito de la resoluci�n 1441, hace algunos d�as escuch� al Embajador norteamericano decir que ellos la consideraban "self implementing" -algo as� como autoaplicable-, sin perjuicio de lo cual hab�an presentado la otra resoluci�n, por el problema pol�tico de Inglaterra, particularmente de Tony Blair. Yo pregunto: �Comparte el Gobierno esa interpretaci�n? �Requiere una nueva resoluci�n? Porque ah� es donde se pone en juego la voluntad de llevar adelante la pol�tica de defensa del orden multilateral. En seguida, respecto de la posici�n del Gobierno, a diferencia de lo planteado por otros Senadores, he cre�do ver en el �ltimo planteamiento formulado a los cinco grandes que tienen derecho a veto un pronunciamiento como diciendo: "�ste es un problema de ustedes. No nos pasen a nosotros su soluci�n ". �Qu� significa un planteamiento de esa naturaleza cuando Chile ha querido estar en el Consejo de Seguridad y ejercer y hacer valer sus derechos? Me da la impresi�n de que hay dos posiciones en la Canciller�a: una que busca influir, intervenir a trav�s de dicho Consejo, y otra que ahora busca retirarse, no tener responsabilidades, no tener complicaciones. Eso no me parece coherente. Y, en tal sentido, pienso que, si se asumen responsabilidades como aqu�lla, no se puede actuar con ambig�edad. Por otra parte, creo importante analizar las distintas repercusiones que pueden tener las decisiones susceptibles de adoptar. Aqu� se ha hecho referencia, por ejemplo -y es una de las cuestiones que considero m�s complicadas-, a las repercusiones que puede tener cualquier invasi�n en el mundo musulm�n (no s�lo en el mundo �rabe: en el mundo musulm�n, porque el islamismo est� m�s extendido). Tengo la sensaci�n de que, luego del conflicto palestino-israel� y del ataque terrorista de Al Qaeda, una intervenci�n en Iraq provocar� consecuencias en la visi�n que el mundo musulm�n puede configurarse respecto del mundo occidental, cristiano (como quiera llamarse). No veo que una cosa est� desligada de la otra. No s� cu�les son la informaci�n y el planteamiento de la Canciller�a sobre esa materia, ni cu�l es su relevancia. Hay ah�, entonces, un punto que considero no menor para el orden internacional futuro. En seguida est� el problema de los precedentes. Cuando se toman decisiones, se van generando precedentes. �Qu� significa eso de que si no se cumplen las resoluciones hay derecho a intervenir militarmente? �Cu�ntas resoluciones de las Naciones Unidas no se han cumplido? Muchas. �Significa ello que en lo sucesivo el orden internacional se regir� por ese criterio, por la ley del m�s fuerte, dicho en castellano? �sa es una cuesti�n que no veo f�cil. De la misma manera, aqu� estamos todos de acuerdo respecto del maligno dictador de Iraq, que no puede ser peor: violento, corrupto -todos los adjetivos que Sus Se�or�as quieran usar- y, adem�s, aparentemente, poseedor de armas de destrucci�n masiva de gran envergadura. �Es el �nico en el mundo? �Y cada vez que se configure ese esquema quien posea el poder tendr� el derecho a intervenir? �Cu�l es el precedente que se sienta? �Qu� dice el Gobierno sobre esta materia? A m� me interesa particularmente conocer esa opini�n. En cuanto al planteamiento que hicieron los Honorables se�ores Foxley, Boeninger y otros se�ores Senadores en la ma�ana acerca de c�mo incide este conflicto en la estrategia macroecon�mica de Chile, ciertamente el tratado de libre comercio y otras decisiones como la compra de los F-16 nos ligan a Estados Unidos. �A la Canciller�a le resta libertad de decisi�n esta situaci�n? �Es m�s importante -como se�al� el Senador se�or Foxley- la defensa de la estrategia macroecon�mica de desarrollo al cual el pa�s finalmente ha llegado, o la defensa de ciertos principios que despu�s nos pueden dejar, adem�s, en rid�culo, porque cambian de postura los otros pa�ses? ��sa es la posici�n de la Canciller�a? ��sa es la posici�n del Gobierno? En verdad, se�or Presidente, se pueden percibir en estas inquietudes problemas bastante sustantivos y de fondo, que deben resolverse para tener una posici�n correcta. Yo, como todos, adhiero a la paz, no descarto el uso de la fuerza para resolver conflictos en el orden jur�dico nacional o internacional. Y si se configuran hechos graves, me parece que es preciso intervenir. Sin embargo, quien tiene los antecedentes es el que nos debe ilustrar, si acaso �se llega a ser el fundamento de su voto, o si esos requisitos est�n cumplidos. No dispongo de los antecedentes para decir "s� est�n" o "no est�n", porque ello es imposible para quien es un modesto Senador de una Regi�n muy peque�a y sencilla. Pero el Gobierno, que tiene la responsabilidad de la pol�tica exterior, s� debe hacerse cargo de esta situaci�n. Y si quiere la opini�n del Senado, primero es preciso que d� a conocer, con reserva si es necesario o abiertamente si corresponde, cu�l es su posici�n respecto de estos hechos. S�lo entonces podremos opinar con libertad. CONFLICTO DEL MEDIO ORIENTE. PROYECTO DE ACUERDO El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se ha presentado un proyecto de acuerdo suscrito por casi la totalidad de los se�ores Senadores. No s� si el Honorable se�or Arancibia desea mantener su abstenci�n. (Bolet�n N� S 659-12). El se�or ARANCIBIA.- S�, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aprobar� el proyecto de acuerdo, con la abstenci�n del Senador se�or Arancibia. Aprobado. --------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- En segundo t�rmino, aprovechando que contamos con qu�rum para tomar acuerdos, propongo que se env�e el texto completo de las intervenciones realizadas hoy d�a en la Sala a la Ministra de Relaciones Exteriores y a la Canciller�a, para que examinen cada una de las tesis y posiciones sostenidas por los diversos se�ores Senadores. En ese sentido, podr�amos obviar en parte las observaciones formuladas por el Senador se�or Larra�n que tienen bastante justificaci�n. �Habr�a acuerdo? Acordado. Tiene la palabra el Honorable se�or Silva. El se�or SILVA.- Se�or Presidente, a estas alturas y sobre todo despu�s de los acuerdos que la Mesa, con mucha raz�n, pidi� adoptar, el debate debe ser muy restringido. Ante todo -debo decir que hablo no s�lo en mi nombre, sino tambi�n en el de mi querido colega el Senador se�or Parra-, es evidente que deber�amos empezar por recordar algo fundamental: Chile forma parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y su elecci�n por inmensa mayor�a es consecuencia de la respetabilidad de su pol�tica internacional y de la circunstancia de que invariablemente ha puesto �nfasis en lo esencial: en el respeto a los principios y en el olvido de todo aquello de �ndole -por as� decirlo- m�s o menos pragm�tica o de otro tipo que no sea, como digo, la confirmaci�n de que siempre Chile y su Canciller�a han respetado los principios que singularizan una pol�tica de Estado. Dentro de ese marco se encuentra, y con mucho fundamento -lo dijo el Senador y ex Canciller se�or Vald�s cuando inici� este debate-, el principio de la paz, que fue, ha sido y ser� siempre esencial para el Gobierno y la Canciller�a de Chile. Conforme a ese par�metro, obviamente hay que partir de la base de que tienen raz�n los Senadores se�ores Larra�n y Fern�ndez cuando hicieron presente que la pol�tica internacional la conduce el Gobierno de Chile y la ejecuta su Canciller�a. Por lo tanto, me parece que al Senado de la Rep�blica le compete, en lo b�sico, no llegar hasta la pormenorizaci�n de esa pol�tica, sino al trazamiento de las l�neas esenciales que, a nuestro modesto juicio, deben guiarla. En el caso de la especie, sin duda partimos de la base de la defensa incontrarrestable del principio de la paz, de la convicci�n de nuestro respeto por los tratados internacionales y por las competencias en materia internacional. En el orden de la materia de que se trata, la competencia est� entregada por entero y librada, por determinaci�n de los pa�ses del mundo, a las Naciones Unidas. Ning�n pa�s, por poderoso que sea, puede pretender transformarse unilateralmente ni en un cancerbero ni en un protector porque s� de la comunidad internacional. Eso, hipot�ticamente, en algunos casos podr�a establecerlo las Naciones Unidas, pero no determin�rselo a s� mismo un pa�s, por mucha fuerza que tenga. Dentro de esos par�metros, es obvio que partimos de la premisa de que nuestra Canciller�a, en cumplimiento de las decisiones del Presidente de la Rep�blica, habr� de operar tanto dentro del Consejo de Seguridad, si se requiere que ese asunto llegue a votarse, como hipot�ticamente en el campo internacional, fuera de cualquier pronunciamiento del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la eventualidad de que alguna potencia arbitrariamente quisiese atribuirse determinados poderes que nadie le ha otorgado. A este respecto, deseo simplemente recordar que la resoluci�n 1441 de las Naciones Unidas no ha reconocido el derecho a la intervenci�n armada. Ni siquiera lo ha reconocido para el caso hipot�tico de que este organismo internacional, en un momento dado, llegue a la conclusi�n de que esa intervenci�n sea conveniente. Lo que ha hecho el Consejo de Seguridad al aprobar la resoluci�n 1441 es, en primer lugar, dar una �ltima oportunidad a un pa�s que aparece acusado con fundamento y, en segundo t�rmino, establecer el mecanismo de la designaci�n de inspectores, quienes determinar�n hasta la ex�gesis si se ha cumplido o no con el deseo justificado de las Naciones Unidas. Sin embargo, si el Consejo de Seguridad llega a la conclusi�n de que Iraq es merecedor de una sanci�n, este organismo y las Naciones Unidas deber�an decidir alguna intervenci�n de otro tipo, que ninguna potencia, por s� y ante s�, puede atribuirse como una potestad que nadie le ha dado. En consecuencia, dentro de esos par�metros, nuestro papel como Senadores es simplemente el de cumplir -como lo hemos hecho- con la aprobaci�n de ese proyecto de acuerdo, donde se precisan los puntos de vista fundamentales que, a nuestro juicio, el Gobierno debe tener en consideraci�n. Adem�s, hay que recordar que el papel esencial del Gobierno del Estado de Chile ser� siempre defender hasta el cansancio esos principios esenciales, que, en mi concepto, son los que han hecho digna la posibilidad de que nuestro pa�s ejerza su rol de miembro del Consejo de Seguridad. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Arancibia. El se�or ARANCIBIA.- Se�or Presidente, estimados se�ores Senadores, ante todo, deseo agradecer la presencia de quienes heroicamente se han quedado hasta escuchar esta intervenci�n. Y, en el escenario en que se nos presenta el tema en an�lisis, tratar� de darle un sentido un poco distinto de lo que se ha planteado con tanta intensidad y que ha sido muy valioso hoy d�a en la tarde. Creo que todos estamos por la paz y no por la guerra. Primera condicionante. En eso hay acuerdo pleno aqu�. Cuando entro a estudiar esta materia con una visi�n un tanto militar, estrat�gica, o que pudiera ser af�n al pensamiento al cual estaba acostumbrado, busco ante todo conocer cu�l es la amenaza. Es decir, cuando todos queremos la paz existe un mundo sin amenaza, en equilibrio, seguro, tranquilo. �Cu�l es la amenaza n�mero uno que el mundo enfrenta hoy d�a? El terrorismo. Me parece que tambi�n hemos llegado a un acuerdo en general al respecto. Y este terrorismo se ve complicado hoy d�a, porque est� asociado o relacionado con fundamentalismo religioso y, lo que es peor, con armas de destrucci�n masiva. Es decir, la actividad terrorista de una persona con un frasquito insignificante que contenga elementos de guerra qu�mica o biol�gica, si llega a distribuirlos en el metro de cualquier lugar, puede producir un desastre tremendo. Hay varias formas de atacar al terrorismo. Una de ellas -ser�a fant�stico si el mundo lo lograra- consiste en aislar las fuentes de financiamiento, las fuentes de producci�n y las fuentes de inteligencia que permiten a los terroristas tener acceso a estos elementos. Pero eso es bastante ut�pico. Pareciera que hasta ahora, en la historia de la humanidad, eso ha sido imposible de evitar, porque �tal como se ha dicho hoy d�a en la Sala- los conflictos se han llevado adelante con armas de uno y otro bando, de acuerdo con la conveniencia, la oportunidad y momento que se est� viviendo. As� nos encontramos con una situaci�n que no parece tan pr�ctica, pero que es el fundamento de lo que aqu� se est� planteando: para actuar en contra de la acci�n terrorista y de quienes de alguna manera la apoyan, el intento de disuadir esa acci�n es un elemento todav�a v�lido. �Y qu� es la disuasi�n? Es la capacidad y la voluntad de empleo de medios coercitivos para que quien va a ejecutar un acto contrario al inter�s mundial reciba castigo adecuado. �Por qu� Iraq? La respuesta resulta dif�cil. Porque est� ah�. Porque ha cumplido todos los requisitos para estar ah�: tiene un dictador -aqu� se ha explicitado en forma brillante cu�les son sus condiciones, caracter�sticas y orientaciones-; tiene una actitud que avala la idea de que representa al mal; est� ah�, pr�ximo. Lo han tratado de asociar con Bin Laden y Al Qaeda, etc�tera, pero eso casi no es importante. Est� llegando el momento en que la gran potencia quiere demostrar su capacidad para evitar una acci�n terrorista en un pa�s que, se dice, posee -aun cuando todav�a haya dudas- armas de destrucci�n masiva. Y se pretende aplicar el m�todo de disuasi�n, el cual implica el empleo de medios coercitivos, lo que tiene que ser cre�ble en cuanto a la voluntad de materializaci�n. �Para qu� es esto? Para la seguridad internacional y para evitar la guerra. O sea, el objetivo en s�, el �ltimo, el grande, el bueno, ser�a positivo aun cuando tenga un costo intermedio. Desde ese punto de vista, dada la posici�n de Estados Unidos -los 200 mil hombres destacados en el �rea, el cerco tendido a Iraq, la actitud que est� desarrollando-, �alguien cree que este �ltimo podr� desarmarse sin haberse logrado los objetivos que se est�n buscando? �Alguna persona cree que el informe del se�or Blix, si es que se atreve a dar un informe que tenga un signo claro en cierto sentido -cosa que tampoco creo-, va a permitir una resoluci�n adecuada y un�nime del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas? Considero que el Senado no puede caer en esa ingenuidad. Con 200 mil hombres listos para la guerra, deber�amos estar en condiciones, al menos an�micamente, de prender el televisor el d�a de ma�ana y enterarnos de que se inici� el proceso militar contra el r�gimen de Saddam Hussein, como una acci�n disuasiva hacia quienes deseen participar en actividades terroristas internacionales. Nos encontraremos con eso, se�ores Senadores, como se se�al� aqu� en la Sala. Si ello es as�, entonces, veamos d�nde est� nuestro inter�s. Nuevamente se llegar� a esa situaci�n; porque as� suceder�. Estoy de acuerdo con lo planteado por el Senador se�or Fern�ndez, quien dijo: estamos discutiendo una cosa, pero va a pasar otra. Nos encontraremos con el hecho militar. �Y cu�l ser� la reacci�n? Hay dos posibles. Una, la de los principios, defendida aqu� con valor e intensidad realmente espectaculares, lo cual me hace sentir orgulloso de mi Senado. Y la otra, un poco m�s pragm�tica, se ha definido como la del inter�s nacional, que ya no es la postura, sino el inter�s espec�fico, que con tanta efectividad postul� el Honorable se�or Foxley. La pol�tica del Gobierno de Chile ha sostenido ese inter�s espec�fico en dos grandes l�neas de acci�n. Una, su incorporaci�n al mundo en general. El pa�s se hab�a preparado para ello, pero fue el Gobierno de la Concertaci�n el que realmente lo insert� en el mundo a trav�s de alianzas, convenios, acuerdos y de todos los tratados que conocemos. Y dos, su penetraci�n en los distintos mercados. �Qu� se llama "incorporaci�n al mundo"? No s�lo el poder disfrutar de los beneficios que el mundo otorga a una econom�a como la nuestra, sino el compromiso con la seguridad mundial. Y ese compromiso -me imagino, no soy capaz de buscar otras razones- fue lo que llev� al Gobierno a aceptar con tanto entusiasmo la oferta de formar parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En suma, la pol�tica exterior de Chile -vista desde la posici�n de este modesto Senador- ha tenido dos grandes ejes: la apertura de mercados y la integraci�n plena al mundo, no s�lo pol�tica y econ�micamente, sino tambi�n en el esp�ritu de la seguridad. Son dos temas que en este momento nos tienen complicados. Pero �sa es la pol�tica exterior que, me imagino, representa el inter�s de Chile. Llegado a ese punto, me preocupa la situaci�n. No s� si a Sus Se�or�as les habr� extra�ado que no haya suscrito el proyecto de acuerdo. Y no lo hice, pese a que su texto puede tener varias lecturas. Por lo menos, respecto del p�rrafo tres he escuchado dos versiones distintas: una, que se puede actuar militarmente de acuerdo con la resoluci�n 1441, y otra, que no es posible hacerlo. Es decir, en esta sesi�n hay Senadores de la Rep�blica que interpretan un mismo p�rrafo de manera distinta. A�n as�, pienso que dicho documento constituye una se�al que la C�mara Alta est� enviando al pa�s y, por cierto, al Gobierno y al Presidente de la Rep�blica, con lo cual -perd�nenme, soy el encargado de decirlo- se coarta de alguna manera su libertad de acci�n. El Primer Mandatario se halla en medio de una negociaci�n de tiempo y espacio, de ubicaci�n, de tel�fonos, de ida y de vuelta, y a �l corresponde cu�ndo decidir y qu�. Esta se�al de la Corporaci�n, en cierta manera, con distintas lecturas, est� diciendo al mundo: "�Ojo! En Chile, la opini�n p�blica, a trav�s de su Senado, est� expresando esta postura". Por lo tanto, el Presidente de la Rep�blica o va contra esto -de acuerdo con la lectura que cada uno le d�- o se suma a esa posici�n, con lo cual Chile ya est� fuera del voto, est� en el voto, se pronuncia a favor o en contra. Debemos dar espacio al Jefe del Estado para que resuelva esto, como tambi�n se mencion� en la Sala. Por eso no adher� al proyecto de acuerdo. Y ese espacio que se entrega al Presidente de la Rep�blica tiene una tremenda cuota de responsabilidad. A �l cabe la obligaci�n de responder al pa�s por sus compromisos internacionales y por las resoluciones que adopte. Hasta el momento, lo ha hecho con el aplauso de todos nosotros. Y si ma�ana resuelve mal en cuanto al inter�s nacional, cualquiera que �ste sea, tendr� el aplauso de los que est�n de acuerdo -por los principios o por cualquier otra causa-, y el rechazo de otros. Pero debemos dejar libertad de maniobra al Jefe del Estado. Permit�mosle asumir en plenitud su responsabilidad. Hasta el momento lo ha hecho bien y nos ha informado aquello que nos puede contar. Por lo tanto, con ese pedazo de informaci�n y con el tremendo espacio de libertad que el Presidente de la Rep�blica se ha guardado, no nos pidan resoluciones trascendentes, ni apoyos o respaldos a decisiones que neta y puramente le corresponden a �l y de las cuales tendr� que responder al pa�s. He dicho. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Como el Senador se�or �vila no est� presente en la Sala, tiene la palabra el Honorable se�or Cordero. El se�or CORDERO.- Se�or Presidente, aunque no cabe duda de que existe consenso en torno a la defensa de aquello que resulte m�s conveniente para la paz y la seguridad en el mundo, as� tambi�n considero necesario examinar esta materia que nos ocupa desde el punto de vista de lo que representa para nuestro pa�s como integrante de la comunidad internacional. Considero bastante evidente que Estados Unidos de Norteam�rica tiene tomada una decisi�n respecto de la anunciada guerra con Iraq. Los restantes miembros de la comunidad mundial pueden apoyar o no apoyar esa decisi�n, a la cual se le atribuye, por su principal actor, la satisfacci�n de una urgente necesidad de desarme y, por parte de sus grandes detractores, un inter�s estrat�gico de poder�o sobre yacimientos petrol�feros. En ese contexto, aparece con claridad que Chile, como Estado, no se encuentra en condiciones de influir significativamente en la decisi�n de ir o no ir a la guerra, aunque forma parte de los �rganos en los cuales se ha buscado la legitimaci�n de estas acciones b�licas. Nuestro pa�s se encuentra sometido a los efectos imprevisibles a que pueda dar lugar la necesaria manifestaci�n de su posici�n en el conflicto. Esto, eventualmente, puede considerarse como un prejuzgamiento de las motivaciones o de la legitimidad de las acciones b�licas de sus principales actores. Finalmente, se trata de asumir una responsabilidad que va a marcar el destino de muchos seres humanos y del mundo. Dentro de este contexto, ya que nuestro pa�s tiene poco que ganar, con independencia de la decisi�n que se tome, creo que debemos actuar con mayor apego a otras consideraciones. Decidir ajust�ndose a la legalidad propia del orden internacional, as� como a los principios que sustentan nuestra propia institucionalidad. Yo comparto el objetivo de obtener el desarme de Iraq, y estimo que la seguridad es la mejor garant�a de paz. No hay que olvidar que el dictador Hussein no es una persona f�cil, y que se qued� con ocho helic�pteros de guerra de Chile. As� es. No creo que exista consenso sobre la forma de conducirnos en estas circunstancias. Sin embargo, quisiera concluir se�alando que los Estados Unidos rara vez se convierten en buenos aliados de las naciones que demuestran debilidad o complacencia en su acercamiento a dicho pa�s. Me parece que esto debemos tenerlo presente en todo momento, sin llegar a alejarnos de lo que una sana prudencia aconseja. Actuar as�, naturalmente, no resulta nada de f�cil, pero pienso que Chile debe demostrar siempre una consecuente proyecci�n de independencia. Gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Bombal, que es el �ltimo inscrito. El se�or BOMBAL.- Se�or Presidente, el Senado ha sido testigo de un gran debate, y con mi intervenci�n no pretendo prolongar la duraci�n de esta sesi�n. Y s�lo debo lamentar, de alguna manera, que en su transcurso no se haya hecho menci�n de un plan que nuestro Gobierno debiera tener para enfrentar las posibles contingencias que aqu� se han planteado. Considero que cuanto antes, tal vez la semana pr�xima, el Senado debiera celebrar una sesi�n extraordinaria �a lo mejor el panorama ya va a ser muy distinto-, para tener cabal conocimiento de cu�les ser�an las consecuencias frente al problema econ�mico que se va a producir y cuyas manifestaciones ya estamos advirtiendo. Es muy importante que la ciudadan�a -tal vez a trav�s del Senado, considerando la forma como ha abordado este problema- se imponga detalladamente de esas eventuales medidas. Al respecto, me permito sugerir al se�or Presidente proponer a los Comit�s la celebraci�n de una sesi�n que, dada la naturaleza de las implicancias que ella pueda tener, probablemente deber�a ser de car�cter secreta para no generar mayor tensi�n, pero creo �til que el pa�s conozca esas consecuencias, que podr�an ser bastante devastadoras. Por consiguiente, se�or Presidente, encontrando profundamente interesante este debate, hay que reflexionar mucho sobre lo aportado al tema. Me siento muy orgulloso tambi�n de que en el Senado se haya podido dar con tanta altura tal nivel de intervenciones. Le pedir�a entonces, si fuera posible, que se contemplara una reuni�n pr�xima del Senado para analizar los escenarios econ�micos que nos plantea este conflicto y la inminencia del mismo. Gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Han intervenido todos los se�ores Senadores que estaban inscritos para hacerlo en esta parte del Orden del D�a y corresponde entrar a la hora de Incidentes. V. INCIDENTES PETICIONES DE OFICIOS El se�or HOFFMANN (Secretario).- Han llegado a la Mesa diversas peticiones de oficios. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Se les dar� curso en la forma reglamentaria. ---------------- --Los oficios cuyo env�o se anuncia son los siguientes: Del se�or COLOMA: Al se�or Ministro del Interior, acerca de CREACI�N DE COMUNA DE PUTU (S�ptima Regi�n). Del se�or ESPINA: Al se�or General Director de Carabineros de Chile, recabando antecedentes sobre N�MERO DE DETENIDOS EN DIVERSAS COMUNAS DE NOVENA REGI�N Y REGI�N METROPOLITANA POR DELITOS DE CONNOTACI�N SOCIOPOLICIAL. Del se�or LAVANDERO: Al se�or Ministro de Bienes Nacionales, referente a USO DE DISTINTIVO EN VEH�CULOS FISCALES y UTILIZACI�N DE INMUEBLES FISCALES EN NOVENA REGI�N. Del se�or N��EZ: Al se�or Subsecretario de Pesca y al Director Nacional del Servicio Nacional de Pesca, solicitando informaci�n sobre medidas que garanticen las labores de EXTRACCI�N DE ALGAS EN PLAYA OBISPITO, COMUNA DE CALDERA (Tercera Regi�n). ---------------- El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Como el Comit� Mixto Uni�n Dem�crata Independiente e Independientes no har� uso de su tiempo, tiene la palabra el Honorable se�or Garc�a en el turno del Comit� Renovaci�n Nacional. SUSPENSI�N DE ATENCI�N M�DICA A BENEFICIARIOS DE DIPRECA. OFICIOS El se�or GARC�A.- Se�or Presidente, quiero dar lectura a una carta firmada por don Marcelo N��ez Iribarren, subgerente del hospital de la Asociaci�n Chilena de Seguridad de Temuco, y dirigida a la se�ora Coordinadora Regional de la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros do�a Wilma Fern�ndez, que dice: "Por razones de an�lisis y revisi�n de Convenio de Servicios M�dicos a beneficiarios Dipreca y atenciones por accidentes en actos de servicio a personal activo de Carabineros de Chile, informamos que a contar del 1� de Enero de 2003, nuestra Instituci�n ha decidido suspender transitoriamente la atenci�n de estos pacientes. "Conforme a lo anterior, a partir de la fecha indicada, todo beneficiario de Dipreca que requiera atenci�n m�dica en nuestro Hospital del Trabajador de Temuco deber� presentar documento en garant�a o pagar en efectivo.". Quiero llamar la atenci�n al hecho de que esta situaci�n no afecta s�lo a la Novena Regi�n, sino a todo el pa�s. Yo he pedido antecedentes del caso a DIPRECA, la que me ha confirmado lo que estoy denunciando. Deseo resaltar que hay personal activo de Carabineros de Chile que queda sin atenci�n m�dica por accidentes en actos de servicio, y que son miles los pensionados de la Instituci�n que no la est�n recibiendo, principalmente en Regiones. El problema central es el d�ficit de la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros de Chile. Por lo tanto, se�or Presidente, solicito oficiar al se�or Ministro del Trabajo y Previsi�n Social, a la se�ora Ministra de Defensa Nacional y al se�or Ministro de Hacienda solicitando reponer urgentemente los servicios m�dicos actualmente suspendidos, tanto para los pensionados de Carabineros de Chile, sus montepiadas, sus beneficiarios, como para el personal activo. Gracias, se�or Presidente. He dicho. El se�or CORDERO.- Se�or Presidente, pido incluir mi nombre en ese oficio. --Se anuncia el env�o de los oficios solicitados, en nombre del se�or Garc�a, en conformidad al Reglamento, con la adhesi�n del se�or Cordero. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cordero, en el tiempo del Comit� Renovaci�n Nacional. El se�or CORDERO.- Se�or Presidente, debo recordar que oportunamente les envi� cartas a todos los Diputados y Senadores, insisti�ndoles en que incluir m�s beneficiarios en la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros har�a colapsar el sistema de salud. El problema se abord� en esta Sala. Sin embargo, el proyecto se aprob� por unanimidad, tanto en la C�mara de Diputados como en el Senado. En esta Sala, el se�or Ministro de Justicia de la �poca se comprometi� ante Su Se�or�a, y ante todos los Senadores, a que al problema le �bamos a dar r�pida soluci�n. Yo lo increp�, lamentablemente, en esa oportunidad, y �l respondi� que siempre daba cumplimiento a sus compromisos. Le quiero decir, se�or Presidente, que no cumpli� ni uno de ellos, y ahora dej� de ser Ministro. Vale decir, habr� que empezar todo el trabajo de nuevo. La situaci�n que denuncia el Senador se�or Garc�a es grav�sima porque los carabineros en servicio activo, que est�n sometidos a fuerte presi�n y a un riesgo alt�simo en la zona de La Araucan�a por los incidentes que se producen, carecen de atenci�n m�dica en los establecimientos. S� la tienen de parte de los m�dicos de la Instituci�n, lo que no es suficiente porque en caso de lesiones graves se necesita internarlos en los establecimientos de Salud, raz�n por la cual deseo dejar constancia de esta situaci�n. Gracias, se�or Presidente. El se�or ZALD�VAR, don Andr�s (Presidente).- Haremos presente al Presidente de la Rep�blica y al Ministro de Justicia este reclamo, que encuentro bastante justificado. Habi�ndose cumplido su objetivo, se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 18:29. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n