-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/653770/seccion/akn653770-po1-ds15-ds31
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1964
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- rdf:value = "
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , a riesgo de recibir la repulsa de algunos (o de todos, según parece), quiero señalar que estamos en un mundo bastante kafkiano, porque resulta que, si algo está pasando en este país -y por lo que se dice en esta Sala-, es precisamente que carecemos de la cultura necesaria y del tiempo indispensable para discutir al respecto.
Considero increíble que en un Senado inquieto por lo que sucede en el país, donde la preocupación se centra esencialmente en asuntos materiales y en que muy pocas veces hablamos sobre la cuestión cultural, se reclame porque vamos a tener que referirnos dos o más veces a la cultura, tema que parece ser inagotable. Es increíble -insisto-, porque el hablar sobre la cultura en este momento, aunque no sea a propósito de la cuestión de fondo sino de la tramitación de este proyecto, probablemente nos permitirá hacer análisis o intervenciones más profundas la próxima vez. Y eso es bueno. Porque si ello no calza con nuestro concepto acerca de lo que conviene hacer en esta materia, con franqueza les digo que no tiene sentido que estemos creando una institucionalidad.
El asunto es bastante más serio, bastante más lamentable, cuando lo enfocamos de ese modo. Consiste en que es verdad, como dice Santo Tomás, que no se les puede hablar a las almas con el estómago vacío. Es cierto. Pero también Ortega y Gasset, cuando define la cultura, lo hace de una manera tal que debería llevarnos a pensar que es bueno que hablemos una y mil veces sobre ella y no sólo a propósito de un proyecto, o de un solo minuto, o de un procedimiento.
Se ha traído a la Sala la visión orteguiana de la cultura, a través del Senador señor Larraín . Yo quiero ampliarla, porque creo que representa lo que es la angustia de quienes vemos esta suerte de desculturización del país, que todo el mundo reconoce y respecto de la cual, al parecer, a veces hacemos lo necesario para que se justifique.
Según Ortega y Gasset, "la cultura es (o es como) ``un movimiento natatorio´´, un bracear del hombre en el mar sin fondo de su existencia con el fin de no hundirse; una tabla de salvación por la cual la inseguridad radical y constitutiva de la existencia puede convertirse provisionalmente en firmeza y seguridad. Por eso la cultura debe ser, en última instancia, lo que salva al hombre de su hundimiento, una salvación que no debe ser, por otro lado, ``excesiva´´, porque ``el hombre se pierde en su propia riqueza, y su propia cultura, vegetando tropicalmente en torno a él, acaba por ahogarle´´. La cultura podría definirse así como aquello que el hombre hace, cuando se hunde, para sobrenadar en la vida, pero siempre que en este hacer se cree algún valor.".
Se ha traído también a esta discusión lo que se expresa respecto de Chile en el Informe del PNUD.
¿Y qué se dice ahí?
"Un país fragmentado, un país que no tiene noción de lo que quiere, un país sin autoestima". ¿No estará eso relacionado con el proceso que hoy estamos viviendo y discutiendo? ¿No estará relacionado con el privilegio de lo material más que de otro tipo de cosas? ¿No estará relacionado con la pérdida de utopías en un país que requiere pensarse a sí mismo, avanzar en los sueños, tener capacidad de levantarse a la altura con la fuerza de sus brazos o de sus alas -como dice el viejo poeta-, pero, al mismo tiempo, volando contra el viento de este materialismo que nos ahoga, para poder llegar a las alturas?
Por eso, es bueno que discutamos sobre la cultura más allá de la institucionalidad. Porque nada ganamos con tener las mejores institucionalidades posibles si no valoramos lo que ello representa.
Es positivo que discutamos y que aprobemos esta iniciativa. Más allá de todo lo acontecido -hay que reconocer que ha sido algo triste y lamentable; pero sucedió-, no podemos echarnos cenizas en la cabeza y creer que el fracaso en aprobar una normativa determinada demuestra falencias en el cumplimiento de los deberes de algunas instituciones del Estado, y que ese exceso podría inducir a pensar que es bueno que ellas no existan en la forma como todavía funcionan en el país.
Por eso, ahora estamos tratando de votar el proyecto lo más rápidamente posible, pero con algún debate. Y este análisis permitirá perfeccionar las condiciones en las cuales se desarrolla la cultura, no sólo para crear una mejor institución, sino que, sobre todo, para que el país y sus ciudadanos y ciudadanas sean capaces de mirar el mundo de otra manera.
Se dice que estamos en un conflicto de crecimiento, de identidad, y que vivimos en un país donde la gente se siente mal, no se encuentra contenta consigo misma ni está satisfecha con lo que pasa. Entonces, ¿cómo es posible que, más allá de las injusticias existentes en Chile, donde hay personas que ganan 60 millones de pesos al mes y otras 100 mil pesos, el país haya crecido, esté mejor, no sea el de ayer? ¿Por qué esa carencia de ideas, de ideales, de afán de vivir? ¿Por qué esa anedonia, como la llaman los psiquiatras? ¿No será porque cuando se acaban las utopías dejamos de ser mariposas y nos transformamos en larvas que buscan el camino material para seguir adelante, pero que pareciera que vivir ya no tiene sentido?
Necesitamos lo que estamos aprobando hoy día. Sin embargo, lo entendemos como un instrumento. Nada ganamos si nos detenemos en este punto. No podemos quedarnos sólo en la cosa mediática o instrumental. Si el asunto requiere ciertas condiciones, estoy conteste con lo que aquí se ha planteado.
Necesitamos un Chile con libertad política, con mayúsculas.
Necesitamos un país con total derecho a la libre expresión, porque hoy día, aun cuando existe plena democracia política, no lo tenemos.
Necesitamos que entre nosotros la cultura crezca -como ha sido desde siempre, a partir de la vieja Atenas- sin tutelaje de ninguna especie, de ningún poder: ni del Estado, ni del mercado, ni de grupos corporativistas.
Si bien ha habido carencia de ilusiones e ideales y se ha avanzado hacia una cultura de desarrollo de la libertad, es lamentable -y con esto termino- que todavía prevalezca una suerte de intolerancia, de maniqueísmo brutal, en la sociedad chilena, donde pareciera que sólo lo nuestro es valioso, o si se es blanco o negro, sin entender que la vida es de una riqueza maravillosa.
Por eso, señor Presidente , creo que se ha dado un paso importante. En el Senado se ha llegado a un consenso entre el Gobierno, la Concertación y la Oposición, para avanzar en este tema que es de país.
Ya el Honorable señor Moreno manifestó que aprobaremos el proyecto. Como miembro de la Comisión de Educación, que deberá abocarse a su estudio cuando vuelva al Senado, y más allá de los acuerdos marcos logrados, expresaré mi opinión respecto de un asunto donde no hay regimentación, sino la plena libertad de jugar con las ideas.
Muchas gracias, señor Presidente.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/653770
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/653770/seccion/akn653770-po1-ds15