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- rdf:value = " ACTUACIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS EN HECHOS ACAECIDOS EN 1973.
El señor JARPA ( Vicepresidente ).-
En el turno del Comité de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Francisco Bayo.
El señor BAYO (de pie).-
Señor Presidente, intervendré desde este podio porque considero que el tema a abordar lo amerita.
Haré uso de algunos minutos para cumplir con un imperativo personal de carácter político, ético y moral relacionado con lo que hoy significa recordar lo sucedido hace treinta años.
Mi intención no es polemizar ni hacer juicios marcados por ideologismos que ahondan las diferencias y dificultan la verdadera reconciliación.
Todo Chile es testigo de una verdadera andanada de opiniones, algunas objetivas e informadas, otras subjetivas y carentes de base, que mediatizan la verdad histórica difícil de precisar para los actores de ayer e imposible de hacerlo para los que no lo fueron, quienes reciben antecedentes muchas veces sesgados que limitan una visión clara y objetiva.
El valiente, rescatable y verdadero mea culpa de quienes reconocen haber pecado de ceguera ideológica o el error de haber alentado la lucha de clases, dividiendo gravemente a la sociedad en esa década, aún es cuestionada por algunos y desorienta claramente a la juventud.
Este diputado del distrito 48 lo era también en agosto de 1973, al igual que mi compañero de bancada, Maximiano Errázuriz . Teníamos en ese entonces, y tenemos hoy, las mismas atribuciones y responsabilidades como representantes del pueblo. En el cumplimiento de esas funciones fue que ayer nos sentimos conminados por la civilidad para actuar en la forma que permitía y mandataba la Constitución: fiscalizar los actos del Gobierno.
Cuando ya la Contraloría General de la República había hecho presente las violaciones a sus atribuciones de que estaba siendo objeto, y la Corte Suprema, por unanimidad, el 26 de mayo de 1973, se dirigía al Presidente de la República “representándole por enésima vez la actitud ilícita de la autoridad administrativa y el desprecio abierto y voluntario por los fallos judiciales, generando una crisis en el Estado de Derecho y el quiebre perentorio o inminente de la legalidad de la nación”, el Poder Legislativo, del cual formábamos parte, no podía desoír la voz del pueblo, expresada multitudinariamente en diferentes oportunidades y formas.
Es así como llegamos al 22 de agosto de 1973. Ese día un grupo de diputados presentó un proyecto de acuerdo, precedido de quince considerandos, todos muy graves, de los que destaco por ser pertinentes, los siguientes:
“a. Que en lo que se refiere a la Contraloría General de la República -un organismo autónomo esencial para el mantenimiento de la juricidad administrativa-, el Gobierno ha violado sistemáticamente los dictámenes y actuaciones destinados a representar la ilegalidad de los actos del Ejecutivo o de entidades dependientes de él.
b. Lo que tiene la más extraordinaria gravedad ha hecho tabla rasa de la alta función que el Congreso tiene como Poder Constituyente , al negarse a promulgar la reforma constitucional sobre las tres áreas de la economía, que ha sido aprobada con estricta sujeción a las normas que para este efecto establece la Carta Fundamental.
Se concluía con el acuerdo que establecía:
Primero.- Representar a su Excelencia el Presidente de la República y a los señores ministros de Estado , miembros de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros el grave quebrantamiento del orden institucional y legal de la República que entrañan los hechos y circunstancias referidos en los considerandos Nºs 5º a 12 precedentes;
Segundo.- Representarles, asimismo, que en razón de sus funciones, del juramento de fidelidad a la Constitución y a las leyes que han prestado y, en el caso de dichos señores ministros, de la naturaleza de las instituciones de las cuales son altos miembros y cuyo nombre se ha invocado para incorporarlos al Ministerio, les corresponde poner inmediato término a todas las situaciones que infringen la Constitución y las leyes, con el fin de encauzar la acción gubernativa por las vías del derecho y asegurar el orden constitucional de nuestra patria y las bases esenciales de convivencia democrática entre los chilenos;
Tercero.- Declarar que, si así se hiciere, la presencia de dichos señores ministros en el Gobierno importaría un valioso servicio a la República. En caso contrario, comprometerían gravemente el carácter nacional y profesional de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros, con abierta infracción a lo dispuesto en el artículo 22 de la Constitución Política y con grave deterioro de su prestigio institucional, y
Cuarto.- Transmitir este acuerdo a su Excelencia el Presidente de la República y a los señores ministros de Hacienda , Defensa Nacional, Obras Públicas y Transportes y Tierras y Colonización.”
Dios guarde a vuestra Excelencia.
Luis Pareto González , Presidente .
Raúl Guerrero Guerrero , Secretario .
Esta iniciativa fue aprobada por 81 votos a favor y 47 en contra. Esa fue la posición de la Cámara de Diputados en 1973.
Reitero que mi deseo no es abrir polémica ni debate alguno, pero permítaseme recordar y relevar este hecho objetivo, puntual y determinante en el devenir histórico de Chile.
No fue un acto irracional, irreflexivo o improvisado, sino el producto de un análisis serio, racional, muy meditado, en el que jugaron un papel decisivo personalidades políticas como Patricio Aylwin , Claudio Orrego, Mario Arnello , Francisco Bulnes , Enrique Ortúzar y varios otros.
Como diputado de ese período, hoy reafirmo mi convicción de que hicimos lo que correspondía, en el contexto de la situación que vivía el país. El paso del tiempo ha confirmado la validez de ese acuerdo como el único medio de que disponía el Congreso Nacional para alertar sobre el colapso de las instituciones y sobre la ilegitimidad en que había caído el gobierno. Constituía, así, el último acto de una democracia que moría y a la cual, desgraciadamente, no pudimos salvar pese a los muchos esfuerzos y sacrificios que hicimos.
El gran escritor e intelectual ruso Alexander Solzhenytsin , quien denunció el horror de los campos de concentración de la Unión Soviética, afirmó que “el comunismo sólo se detiene cuando encuentra una muralla”. La realidad en Chile es que esa muralla fue construida, inicialmente, por la civilidad organizada, con una fuerte y progresiva resistencia, y la presión generada no pudo ser desconocida por el Parlamento que la representaba y decidió terminarla, sólida y definitivamente, con ese acuerdo. Gracias a esa muralla sobrevivía la esperanza de un Chile mejor.
Hoy, después de 30 años, bajo un gobierno militar y tres gobiernos civiles, vivimos el restablecimiento de la democracia, dando un gran salto hacia el progreso y la modernidad en el que todos los chilenos, sin distinción, estamos empeñados y que es aplaudido por el mundo entero. Para lograrlo es preciso asumir las responsabilidades del pasado y concordar la construcción de un futuro cimentado en la verdad del ayer y en la consideración de los errores de ese pasado, a fin de no repetirlos.
No hay un mañana sin un verdadero ayer.
He dicho.
"
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