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- rdf:value = " HOMENAJE EN MEMORIA DEL EX DIPUTADO CARLOS LORCA TOBAR.
El señor SALAS (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité Socialista y Radical, tiene la palabra el diputado señor Camilo Escalona.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente , en esta ocasión quiero valorar que de que en un solemne acto realizado esta mañana la sala de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía haya sido inaugurada con el nombre del ex diputado Carlos Lorca Tobar .
Estamos seguros que el nombre de Carlos Lorca Tobar, único diputado desaparecido hasta hoy, dignifica apropiadamente la Sala de la Comisión de Derechos Humanos.
Deseo expresar nuestro reconocimiento a todas las bancadas la Cámara que concurrieron con su aprobación en la Comisión de Régimen Interno a tomar este acuerdo.
En este día solemne, quiero rendir homenaje en memoria de Carlos Lorca dando lectura a un testimonio sobre su vida, destinado, sobre todo, a los jóvenes que no lo conocieron y merecen imponerse, por lo menos, de un momento de la vida de quien fuera secretario general de la Juventud Socialista, entre los años 1971 y 1973.
Liderando una delegación juvenil conformada por dirigentes estudiantiles y sindicales, Carlos Lorza se presentó el 23 de agosto de 1973 en el Palacio de La Moneda para entregar su apoyo al general de Ejército Carlos Prats González, ante los ataques personales de que era objeto, con el fin de que dichas maquiavélicas maniobras descalificatorias no afectaran ni alteraran su voluntad de permanecer a la cabeza de su institución en su condición de comandante en jefe.
Carlos Lorca sabía de la presencia del general Prats en La Moneda gracias a que Beatriz Allende, hija del Presidente, quien llevaba su agenda, le había advertido de una decisiva reunión entre el Presidente Allende y el entonces comandante en jefe.
Los hechos ocurrieron como Carlos Lorca pensaba. Luego de una corta espera, el general Prats dejó el despacho presidencial, ocasión que aprovechó para conversar informalmente con él y para entregarle un juvenil y afectuoso mensaje de respaldo que queríamos hacerle sentir quienes lo admirábamos y lo sabíamos un hombre fieramente atacado por su lealtad constitucional.
Sin embargo, más allá de las ansias juveniles, la realidad se impuso en toda su crudeza. El general Prats informó a Carlos
Lorca que el Presidente Allende había, finalmente, aceptado su irrevocable petición de retiro. Fue enfático en decir: “No quiero ser factor de división en la institución a la que entregué mi vida”. Con tal énfasis, despejó cualquier duda. Aún más, el general Prats dijo a Carlos Lorca que su sucesor estaba nombrado y que los respectivos decretos ya habían sido firmados por el Presidente Allende .
Luego del impacto de los hechos y de un emocionado abrazo de despedida entre ambos, ante la sorpresa de quienes éramos testigos del diálogo entre el joven diputado , Carlos Lorca , y el hombre de Estado, Carlos Prats , llegó el momento en que el grupo de jóvenes se retiró para que cada cual fuera a sus tareas sociales o locales de partidos.
Acompañé a Carlos Lorca por la calle Moneda hacia el antiguo local del Partido Socialista, ubicado en San Martín 138. Reflexivo como era, después de unos minutos en que se recuperó del primer impacto, Carlos Lorca dijo dos frases que nunca he olvidado: “Ahora el golpe de Estado es inminente”. Luego, concluyó: “Será feroz y la dictadura será muy larga”.
Decir aquello en ese tiempo era un predicción que muy pocos se atrevían a formular. En verdad, se subestimaba e incluso, se trivializaba lo que estaba por ocurrir. Nadie negaba la gravedad de la situación, pero muy pocos asumían en todo su dramatismo y dimensión la tragedia que se cernía sobre la democracia y la nación chilena. Tal vez, una honrosa excepción fue Rodomiro Tomic , quien señaló, en carta dirigida al general Prats , que lo que ocurría parecía una tragedia griega en que todos sabían lo que iba a ocurrir, pero nadie hacía nada por evitarlo.
Un vértigo enceguecedor impedía la conducción política de entonces y medir y calibrar la dimensión cabal de la situación histórica que vivíamos. Ese vértigo no dejaba ver ya no la sombra sino que la inminente entronización de la violencia de corte fascista que actores implacables, desalmados y feroces se aprestaban a desencadenar.
Carlos Lorca , con su sólida formación intelectual, su amplia cultura, una lúcida perspectiva histórica como base conceptual de su intenso compromiso político y una consecuencia ejemplar, sabía lo que nos aguardaba a la vuelta de la esquina. Fue de los pocos que tuvo la lucidez para advertirlo. Aun así luchó hasta el final. Dedicó toda su capacidad y autoridad política y moral a rehacer, desde la ilegalidad, a las fuerzas políticas que unidas pudieran después, más allá de su propia desaparición física, terminar con la dictadura. Es detenido-desaparecido desde junio de 1975. Su detención para nosotros significó una pérdida prematura e irreparable.
Constituye un justo homenaje a su persona denominar Carlos Lorca a la Sala de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.
He dicho.
-Aplausos.
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