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El señor SALAS (Vicepresidente).-
Restan 12 minutos al Comité de la UDI.
Tiene la palabra el diputado señor Hernández.
El señor HERNÁNDEZ .-
Señor Presidente , cuando se habla de Jaime, uno siempre tiende a emocionarse por las circunstancias en que se lo conoció. Asimismo, recordando las palabras de nuestra colega Marcela , evidentemente, uno queda emocionado. Los recuerdos lo llevan a uno a ser mucho más sentimental de lo que cree.
Pero el tema que abordaré es de otro ámbito. Ayer, en el país, se verificó una rebaja en el precio de los combustibles como consecuencia de que, al iniciarse la guerra en Irak, el valor internacional del barril de crudo tuvo una importante baja porque en los mercados influyó el hecho de que se preveía que el conflicto del Medio Oriente sería corto. Ha quedado claro que esa situación no será así. La guerra será larga y, por ende, luego de las tan publicitadas bajas de estas dos semanas, vendrá una seguidilla de alzas cuyo impacto negativo en la economía chilena se dejará sentir fuertemente.
Los combustibles inciden en todas las áreas de la economía, sobre todo en la agrícola, por cuanto sus alzas encarecen mucho el costo de los fletes, que son gastos fijos, ya sea para llevar los productos a centros de acopio, para su elaboración o exportación, como para distribuirlos a lo largo y ancho de Chile en el caso de los que día a día consumimos.
Por eso, llama la atención que hasta ahora el Gobierno no haya planteado alguna solución para las alzas de los combustibles. Se podría decir que no corresponde hacerlo, puesto que si sube el precio internacional también debe subir en Chile. Esto no es así. El gran ganador con las alzas del combustible es el Gobierno. ¿Por qué afirmo esto? De acuerdo con lo informado ayer, producto de las alzas registradas sólo en el trimestre enero-marzo de este año, el Gobierno ha recaudado 8 mil 600 millones de pesos extras. Pero, además, el Fisco recibe, por concepto de impuestos, el 60 por ciento de lo que uno paga por combustible; es decir, 60 pesos por cada 100. Por ende, la cifra total de recursos que los combustibles generan al Fisco es altísima y la estamos pagando, día a día, todos los chilenos.
Estas ganancias no incluyen las utilidades de la Enap, empresa casi monopólica que entrega el combustible a las distribuidoras nacionales y que también obtiene fuertes utilidades. De hecho, informes del propio Gobierno señalan que durante 2002, en relación con el año anterior, la empresa estatal tuvo un incremento de sus utilidades que alcanzó al 40 por ciento, lo que da una cifra de 58 mil 862 millones de pesos, y sus gastos administrativos sólo subieron un 6 por ciento.
No puede ser que el Gobierno no haga algo para evitar que las alzas de los combustibles signifiquen mayores ganancias por impuestos, por la Enap y, por supuesto, más gastos para los chilenos. La justificación de que estos impuestos sólo afectan a los que más tienen, porque son los dueños de los automóviles, es una falacia que ya nadie acepta. Todos nos movilizamos. Por lo tanto, todos pagamos, ya sea al comprar combustible, al pagar el microbús o al cancelar un flete.
Por consiguiente, debe cambiarse el sistema y traspasar a los usuarios sólo el alza internacional en bruto, sin impuesto, ya que de no ser así, simplemente, nuestra economía quedará sin crecer y nuestra agricultura no podrá sostener los mayores costos, más aún cuando debemos competir con productos que llegan subsidiados desde el extranjero y los que compran nuestros productos en Chile fijan precios que ya no cubren ni los costos, como es el caso de la leche.
Por eso, solicito que se oficie a los ministros de Hacienda y de Agricultura , a fin de considerar estas apreciaciones respecto del tema de los combustibles.
He dicho.
El señor SALAS ( Vicepresidente ).-
Se enviarán los oficios solicitados por su Señoría, con la adhesión de la UDI.
"