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La señora MUÑOZ , doña Adriana ( Presidenta ).-
Tiene la palabra el diputado señor Nicolás Monckeberg.
El señor MONCKBERG.-
Señora Presidenta , en primer lugar, considero una actitud cristiana brindar desde esta tribuna apoyo a quienes hoy, como consecuencia de distintas sanciones administrativas, disciplinarias y judiciales, están sufriendo por haber sido privados de libertad.
Hoy nos convocan dos proyectos que componen la agenda pro transparencia. Con todo, quiero ser franco: no me acompaña, como a muchos colegas, el mejor de los ánimos. Cuando uno habla de agenda pro transparencia, reconoce que está reparando una situación que no era transparente. En eso, nadie tiene dudas. Cuando uno reconoce una situación con sinceridad o admite un error y quiere enmendarlo, lo primero que se exige es un ánimo real de reparar el daño causado, como lo exige un confesor o un juez al aplicar una atenuante. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido.
Hace unos momentos, discutíamos el proyecto que busca transparentar los sueldos de funcionarios públicos. No obstante, la única versión oficial del Gobierno que hemos recibido es que aquello que se recibía en sobres no eran sueldos, sino que gastos de representación. Es decir, eran dineros que debían recibir los ministros para ejecutar en forma eficiente su cargo y que nada tenían que ver con los gastos personales propios de un sueldo, como cuentas de colegio, supermercado, etcétera. Si ello fuera cierto, no tendría sentido apoyar esta iniciativa que, lisa y llanamente, aumenta los sueldos de los ministros.
Ahora bien, también nos encontramos discutiendo un segundo proyecto que se relaciona con transparentar los dineros asignados a las ONG. No es casualidad que tratemos ambos proyectos en forma conjunta: luego de dos años y para tratar el tema de los sueldos ministeriales, fue condición estudiar, además, el proyecto que transparentaba las ONG.
Pero también quedo con gusto a poco. Hace dos años, Renovación Nacional ha venido alzando la voz por estos dineros oscuros que reciben las ONG. El diputado Montes decía hace un momento que esto era un fantasma que había inventado el presidente de mi partido, Sebastián Piñera ; que los 100 mil millones de pesos que él calculaba que se transferían a las ONG -muchos técnicos lo refrendan- no eran tales y que nunca habíamos sido capaces de probarlo. Sin embargo, el diputado Montes sabe perfectamente que si eso no ha sido capaz de probarse es porque después de dos años el Gobierno no ha enviado un solo informe y no ha contestado certeramente ningún oficio que haya recabado esa información.
Algo se está ocultando. Me alegro de que a partir de este proyecto se transparenten los actos que se llevarán a cabo de aquí en adelante, pero me entristece por Chile, por esos miles de compatriotas que confiaron en la Concertación, como un conglomerado responsable para gobernar, que no hayamos sido capaces de darles un explicación y señalar en qué se han gastado los recursos transferidos a la fecha a las ONG.
Presentamos un proyecto que incluía un inciso que obligaba a transparentar los dineros asignados a las ONG desde 2001 a 2003. ¿Qué solicitó el Gobierno? Eliminarlo. Algo se está tapando. El problema no es tener ONG, como intenta disuadir el diputado señor Montes. El pecado no se configura por el hecho de que exista la Fundación Futuro, la Fundación La Vaca o alguna asociada al Hogar de Cristo, sino por mantenerlas a fin de cumplir determinados fines, o bien por el hecho de solicitar al Ministerio de Justicia personalidad jurídica para un fin y utilizarla para otro. Esto se agrava cuando para esa utilización tergiversada se recurre a dineros públicos. Ése es el verdadero pecado que intentamos regular a través de esta iniciativa.
Me alegra el hecho de que sean los propios parlamentarios de la Concertación quienes celebren la aprobación de este segundo proyecto. Sin embargo, hemos perdido dos años. Si este proyecto lo hubiéramos aprobado en su oportunidad, no estaríamos diciendo que determinada información no existe o que no se puede entregar. Sin duda, habríamos mostrado las manos limpias al país mucho antes.
Constituye una nota positiva que estos dos proyectos finalmente hayan sido tratados. Lamentablemente y sobre el particular, no disponemos de mucha información, o bien ésta no se quiere entregar. No quiero inscribir estos dos proyectos como formando parte de una agenda pro transparencia, porque siento que cuando se deja una cortina de humo atrás, lo único de lo que no se puede hablar es de transparencia. Podemos inventar muchos proyectos de ley -éste, el de los sobresueldos y otros que vendrán a futuro como parte de la agenda pro transparencia-, pero si no inculcamos en el servicio público un ánimo real de transparentar los comportamientos, nada de esto cambiará las conductas.
Quizá, podremos transparentar los recursos de las ONG, pero si algún funcionario quiere utilizar gastos reservados -algunos ex presidentes de la República han señalado que ellos se han utilizado para financiar partidos políticos-, este proyecto no lo soluciona. En una de sus partes, el proyecto señala que no habrá prestación recíproca de bienes o servicios. Sin embargo, ya existe un caso en manos de los tribunales: el llamado “Gate”. Allí, se inventó una prestación recíproca de bienes y servicios para transferir recursos.
Respecto de los sobresueldos, es posible que el proyecto incremente las remuneraciones, pero no quiero saber en unos meses más que aun después de promulgada la ley, existan ministros o subsecretarios o empleados públicos que, además del sueldo de planta, sean beneficiarios de contratos a honorarios por funciones que ellos saben que no realizan.
Si bien es cierto que el proyecto constituye un avance en pos de la transparencia futura -no pasada-, no está todo hecho, y requerimos de una mejora en la conducta de aquellas personas que hoy tienen la responsabilidad de gobernar. Sin un cambio de conducta, ni mil leyes cambiarán estos comportamientos.
He dicho.
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