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El señor ORTIZ (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado señor Jorge Ulloa.
El señor ULLOA .-
Señor Presidente , hace algunos días, junto a los diputados señores Andrés Egaña , Iván Norambuena y Víctor Pérez , fuimos invitados a conocer a uno de los mejores exponentes del cuidado que el suelo de Chile necesita: a don Carlos Crovetto , agricultor, quien, a su vez, curiosamente, es una de las personas más felicitadas del mundo por practicar una fórmula que significa salvar el suelo de nuestro país a través de un sistema llamado “cero labranza”.
El señor Crovetto nos ha planteado una preocupación que considero justa, legítima y que, con el colega Andrés Egaña , creemos necesario hacer llegar, no sólo al señor ministro de Agricultura , sino también al señor presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente de esta Corporación y a su similar del Senado de la República.
Comienza señalando lo siguiente: Mejorar los conocimientos del productor y de los profesionales del agro en el uso y manejo de los suelos es una responsabilidad básica del Gobierno. Para ello es indispensable que junto a los legisladores entiendan más de los problemas de erosión, de sedimentación, de embancamientos por arrastre masivo de suelo, de desforestación nativa, todo lo cual conlleva a la desertificación, que tanto preocupa hoy.
Los suelos del país están agotados en grado extremo. Cinco millones de hectáreas de la cordillera de la Costa y parte de la precordillera andina se encuentran sin materia orgánica activa, bajo nivel de fosfato y casi nulo en nitrógeno.
La pérdida de suelo en la cordillera de la Costa llega a cifras alarmantes: quince mil toneladas por hectárea, lo que equivale a perder un metro de suelo superficial, que es el que tenía la fertilidad y vida necesaria para alimentar al hombre. Hoy estos suelos están en los bordes y en los fondos de los ríos, y las partículas más finas, en forma de lodo, en las bahías y puertos.
Las dunas del litoral se han formado por este negativo proceso antrópico. El país está al borde del colapso de su agricultura y ganadería. Cada año sus suelos son más dependientes de fertilizantes con lo que por su alto costo margina cada vez más a los productores y les permite ganar menos. Chile es el país que más fosfato usa por hectárea en el mundo.
Al país se le debe enseñar a no quemar nada, absolutamente nada; a los agricultores se les debe inculcar que el uso del fuego, los rastrojos agrícolas y forestales es la más nefasta de todas las prácticas agrícolas y que junto al uso del arado han destruido los suelos de este gran país, que es el edén del mundo, llamado Chile.
La cero labranza permite la regeneración de la mayor parte de los suelos erosionados con la excepción de las cárcavas, que ocupan una superficie similar al de la provincia de Concepción. La solución está en generar acuerdos entre los poderes del Estado y la ciudadanía no sólo sobre la legítima conservación del suelo, sino respecto de lo indispensable que resulta la mantención de este elemento vital para la vida humana.
No se puede penalizar a través de leyes los errores históricos. Se debe incentivar al productor agrícola al cambio, de manera que abandone sus ancestrales sistemas de manejo de suelo y los cambie por uno que lo ayude a vivir mejor sin degradar más su tierra. Todo esto se puede lograr aplicando más ciencia y tecnología, e incentivando a los agricultores con subsidios y la enseñanza de mejores sistemas que les permitan efectuar el cambio de uso de la tierra que hoy está ad portas. Aquél que no cambie no tendrá derecho a subsidio. Ésa puede ser una fórmula para ayudar a conservar el suelo.
Es urgente revisar los programas de educación superior de todas las facultades, de las escuelas agrícolas y de agronomía del país. En este sentido, le corresponde al Gobierno pedir cuentas sobre el desastroso estado en que se encuentran los suelos del país. Deben existir profundos cambios, especialmente en lo académico, que eviten la erosión y que se minimice al máximo el uso del arado, dejándolo sólo recluido al manejo de los suelos clases 1 y 2.
El fuego en la forestación y agricultura debe ser desincentivado modificando el decreto supremo Nº 276, de 1980, que regula su uso. En su defecto, se deben incentivar subsidios condicionados al no uso del fuego y mejores prácticas de su manejo.
El Ministerio de Agricultura otorga algunos subsidios a suelos degradados; en algunos casos subsidia indirectamente el uso del fuego y estimula más el uso del arado.
No debemos olvidar que tenemos un compromiso contraído con los países firmantes del Protocolo de Kioto de 1997, y que dice relación con el efecto invernadero y cambio climático, recientemente ratificado por nuestro Congreso Nacional. Y ahora, como país, somos responsables ante el mundo por las emisoras de anhídrido carbónico o CO2 que emana de los bosques y residuos forestales quemados. Ésa es otra poderosa razón para eliminar el uso del fuego.
El suelo es patrimonio universal y no sólo propiedad de los agricultores. Todos debemos velar para que siempre se haga un manejo conservacionista acorde con las necesidades de cada país. Los agricultores somos los responsables de su manejo, dice el señor Crovetto , pero al Estado le corresponde, por mandato de la Constitución, velar por su integridad física y el bienestar de quienes lo trabajan.
Señor Presidente, solicito agregar a mi intervención los beneficios que tiene el sistema de la cero labranza, porque, definitivamente, es una alternativa para que nuestro país pueda seguir comiendo y viviendo de sus suelos.
La cero labranza y sus beneficios.
Los 10 que más conocemos.
1. Evita la erosión hídrica y eólica.
2. Mejora la infiltración del agua.
3. Aumenta la retención de la humedad.
4. Dismiuye la amplitud térmica del suelo entre el día y la noche.
5. Mejora la estructura del suelo.
6. Aumenta el nivel de fósforo y potasio disponible para las plantas.
7. Menor consumo de petróleo.
8. Menor gasto de horas máquinas-hombre de siembra a cosecha.
9. Menor costo por hectárea de siembra.
10. Mejor control de malezas.
Los 23 que menos conocemos:
1. Mejora el contenido de materia orgánica del suelo.
2. Aumenta la bioactividad del suelo.
3. El suelo dispone de mayor cantidad de carbono expresado éste en mayor cantidad de humus.
4. Estabiliza las fracciones húmicas formadas durante la descomposición de la materia orgánica del suelo.
5. Aumenta la capacidad de intercambio catiónico. (CIC).
6. Favorece la infestación de la bacteria rizobium en la raíz de las leguminosas.
7. Estimula la generación y estabilidad de las glomalinas en el suelo formadas por raíces microrrizadas.
8. Estimula la formación de enzimas diversas en el suelo al igual que hormonas, ácidos orgánicos y auxinas en general.
9. Incrementa el nivel de fósforo soluble a lo que favorece la formación de ATP (andenosin trifosfato) proceso vital para la fijación biológica de nitrógeno simbiótico.
10. Disminuye la salinización de suelos semi-áridos.
11. Aumenta el rendimiento de los cultivos.
12. Dismiuye el efecto invernadero al retener más tiempo el carbono en el suelo.
13. Fomenta la biodiversidad de la micro flora y fauna del suelo.
14. Genera aguas más limpias.
15. Más agua en períodos secos.
16. Protege las riberas de los ríos.
17. Evita la formación de dunas en el litoral.
18. Se recupera el ecosistema.
19. Protege infraestructuras viales.
20. Embellece el paisaje.
21. Alegra la vida.
22. En el futuro el hombre podrá disponer de alimentos suficientes.
23. Protege el patrimonio natural más importante del hombre, el suelo.
He dicho.
El señor ORTIZ ( Presidente accidental ).-
Señor diputado , como ocupó un minuto más del tiempo que restaba a su Comité, el diputado señor Mario Escobar no podrá hacer uso de la palabra.
Se enviará el oficio solicitado por su Señoría, junto con el texto de su intervención y la parte pertinente que nos acaba de señalar, con la adhesión de los señores parlamentarios que así lo indican a la Mesa.
"
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