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El señor RIVEROS.-
Señor Presidente , la Comisión de Relaciones Exteriores, en sesión celebrada ayer, conoció acerca de esta materia y solicitó a la Mesa el retiro del proyecto de acuerdo, ya sea para su reconfiguración o para buscar otra alternativa de tratamiento del tema. En la ocasión, estuvo presente el director económico de la Cancillería, embajador Osvaldo Rosales .
Creemos que es extraordinariamente riesgoso expresar la opinión política de la Cámara de Diputados a través de lo que el proyecto de acuerdo señala en su parte dispositiva: el desligamiento de Chile del Mercosur. Estimamos que dicho acuerdo tendría un impacto de impredecibles consecuencias. Francamente, pensamos que el sentido estratégico de la vecindad no sólo tiene una dimensión económica y comercial, sino que también aspectos de amistad, de desarrollo político y de mirar al mundo desde el lugar donde uno está inserto, y nosotros estamos insertos en América Latina.
De hecho, ha sido posible lograr negociaciones con la Unión Europea debido a que somos parte de América Latina y a que tenemos un tratado de asociación con el Mercosur. De otra manera, no habría sido posible que la Unión Europea aceptara, primero, negociar con Chile, y luego, efectuar una negociación paralela, aunque no simultánea, con el Mercosur.
Esto es lo primero que debemos decir para medir las consecuencias que puede tener, más allá de su dimensión propiamente económica, la aprobación, por la honorable Corporación, de un proyecto de acuerdo como el que estamos conociendo.
Por otra parte, es muy importante hacerse cargo de algunos de los puntos planteados. El proyecto de acuerdo se refiere a la balanza comercial desfavorable para Chile en relación con el Mercosur. Eso no es algo propio de la entrada en vigor del llamado Acuerdo de Complementación Económica, ACE, Nº 35, y tenemos antecedentes respecto de la evolución de las relaciones, en especial con Argentina, en los últimos tiempos.
Se debe tener en claro que el aspecto que más incide en la balanza comercial negativa es algo que no constituye un problema, sino la opción que Chile tuvo de importar petróleo y gas natural desde Argentina, lo que ha conformado el cuadro que hoy es posible observar. Si sacamos el petróleo y el gas natural, ciertamente que la balanza comercial sufre una modificación.
Al respecto, si se descontara el petróleo y el gas natural, las importaciones provenientes del Mercosur se habrían incrementado, entre 1997 y 2001, en sólo 17 por ciento, pasando desde 2.330 millones de dólares, en 1997, a 2.372 millones de dólares, en 2001, y no en 47 por ciento, que fue el incremento promedio de las importaciones totales desde el Mercosur en dicho período, que es a lo que hace mención el proyecto de acuerdo que hoy conocemos.
Por lo tanto, es muy importante tener en consideración ese guarismo para darse cuenta de que, en verdad, hay un aspecto que, lejos de ser desfavorable para nuestro país, ha sido extraordinariamente favorable, como es la importación de un energético limpio desde un país fronterizo del nuestro, como Argentina.
Hay una cantidad de otros factores por considerar. Los negociadores chilenos, precisamente considerando el cuadro de desbalance, establecieron que sólo después del décimo año de la implementación del ACE Nº 35 comenzará el proceso desgravatorio para los productos de importación provenientes de la agricultura tradicional, lo cual será llevado a cabo en un proceso muy largo. Por lo tanto, no podemos decir que el problema que sufre la agricultura tradicional chilena, particularmente la del sur, se debe al impacto del Mercosur, pues el proceso de desgravación todavía no entra a funcionar respecto de esos productos. Entonces, necesariamente se trata de un aspecto digno de ser considerado.
No tengo tiempo para explayarme en mayores argumentos, pero, con la venia de la Mesa y de los honorables colegas, quiero señalar un hecho que para nosotros reviste especial importancia. Si cometiéramos el error de congelar el proceso desgravatorio de las preferencias en el marco del ACE, significaría perder los beneficios para un importante grupo de productos de interés para Chile. En este caso, se verían perjudicados productos tan importantes para el país como duraznos, uvas, manzanas, peras, ciruelas, vinos, helados, mermeladas de duraznos, jugos de frutas, preparaciones para sopas, productos de la industria papelera, muebles de madera y otros, todos los cuales tienen que pagar en la actualidad altos aranceles.
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