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El señor SALAS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Correa.
El señor CORREA .-
Señor Presidente , estamos ante un nuevo proyecto sobre la cultura, iniciativa que viene debatiéndose hace alrededor de tres años.
La historia comenzó cuando el gobierno del Presidente Frei Ruiz-Tagle creyó conveniente presentar varios proyectos relacionados con el mundo de la cultura, y es así como, en primer lugar, tratamos un proyecto relacionado con la modificación de la “ley Valdés”, el que permitía flexibilizar muchos de sus aspectos y avanzar sobre la posibilidad cierta de financiar proyectos culturales mediante la exención o la tributación.
Posteriormente, también legislamos sobre el fomento a la música chilena, proyecto aprobado con mucha rapidez por ambas cámaras; ahora, nuevamente, el Gobierno ha mandado un proyecto sustitutivo del proyecto original, que modifica ciertos aspectos importantes, pero que, fundamentalmente, deja igual el nombramiento del Consejo propiamente tal.
Es así como en esa oportunidad, cuando se discutía el proyecto original del Presidente Frei, muchos artistas vinculados a la Concertación se pronunciaron en contra por considerarlo atentatorio contra el principio de la libertad, postulado esencial para crear y desarrollarse como artista.
Por ello, el Gobierno presenta un proyecto sustitutivo que cambia el nombre de “Dirección” por el de “Consejo”, pero sin introducir modificaciones esenciales al proyecto que sustituyan el centralismo y el estatismo.
En mi intervención anterior señalé que la cultura es indispensable para el desarrollo del hombre y de la sociedad -lo mantengo-, y que debe ser una preocupación preponderante del Estado; pero la cuestión es determinar en qué materia debe hacerlo, cuándo debe asumir su rol subsidiario y cuándo no, y con qué mecanismos efectivos puede llevarlo adelante.
En lo medular, el proyecto sustitutivo no cambia las normas de la iniciativa original, porque ambos entregan grandes atribuciones al Estado, que permitirán el control de la cultura; ambos crean una estructura jerarquizada, pero con distintos nombres; el Consejo Nacional de la Cultura se viste un poco más participativo al nominar un directorio colegiado y no unipersonal, como lo hacía el proyecto original; pero ambos son de la exclusiva confianza del Presidente de la República .
El Consejo nombra un presidente con rango de ministro de Estado , lo que se contradice con los principios sustanciales que el propio Presidente de la República ha señalado respecto de la modernización del Estado, en la cual se trata de ir disminuyendo los cargos de confianza y no de aumentarlos. El Presidente , en numerosas ocasiones -repito-, ha expresado enfáticamente que se debe tratar de disminuir los ministerios, no obstante lo cual hoy estamos creando un nuevo cargo de la exclusiva confianza del Presidente de la República , con rango de ministro de Estado .
El proyecto contiene algunas cosas positivas, como los consejos regionales, los cuales, si bien son un elemento participativo importante, también dependen de los intendentes y, por ende, del Presidente de la República.
Consideramos positivas las normas que establecen los consejos consultivos regionales y nacionales, elementos participativos sin duda; pero con ellos podría ocurrir lo mismo que con los consejos económicos sociales comunales, que funcionan en cada una de las municipalidades, pero que nunca son considerados como corresponde, por lo que la ley que los creó es letra muerta.
Sin duda, lo más positivo del proyecto es la creación del Fondo de Desarrollo de la Cultura, que permitirá la creación artística, que, aunque hoy está presente, muchas veces no se concreta por falta de recursos. Es una buena forma de ir avanzando en lo que fue el Fondart, por lo que considero que el proyecto va en el camino correcto en lo que a ese aspecto se refiere.
Como señalé en la discusión anterior, la cultura de una nación no nace ni se desarrolla mediante una planificación centralizada, sino que se logra en el interactuar cotidiano de las personas, que gozan de la libertad necesaria para escribir, pensar, pintar, actuar, filmar y producir, en general. Este grado de libertad se ve restringido con el proyecto que discutimos, ya que los criterios de los agentes gubernamentales pueden estar influidos -no digo que necesariamente ocurra así- por intereses políticos y electorales, en lugar de técnicos, que sería lo éticamente correcto.
Por considerar que hemos avanzado en algunos aspectos sobre el proyecto original, sigo pensando que es una iniciativa centralizada, estatista y jerárquicamente elaborada, planificada por el nivel central. Se puede comparar con el proyecto de Chiledeportes, que también fue centralizado, cuyos resultados hemos visto últimamente. La cultura no escapa a esa regla; la creatividad es exclusiva de las personas, y la mejor manera de fomentarla es, sin duda, mediante la libertad.
He dicho.
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