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El señor SALAS ( Presidente en ejercicio).-
En el tiempo del Comité de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Víctor Pérez .
El señor PÉREZ (don Víctor) .-
Señor Presidente , sin duda, el problema no sólo afecta a la Novena Región, sino también, en parte importante, a la Octava. Concuerdo en que los elementos fundamentales para resolverlo son la confianza y la credibilidad. Pero el presidente del Partido Socialista , con su intervención, no entrega, justamente, ni confianza ni credibilidad; por el contrario, entrega odiosidad y división. Los hechos, que son conocidos, preocupan en verdad a todos y a cada uno de los chilenos, ya que generan incertidumbre en vastos sectores de la población.
En un momento dado, la Izquierda trata de presentar el problema como el de una etnia contra grandes empresas forestales, pero, como la realidad deriva de la pobreza de pequeños y medianos agricultores, ese argumento cae por su propio peso.
Espero no equivocarme y compartir los juicios que una vez escuché de mi compañero de distrito, diputado señor José Pérez , con quien participamos en una reunión, pero en el sector de Queuco, en el Alto del Biobío -que no tiene relación directa con las centrales Ralco y Pangue, para evitar conclusiones erradas-, donde más de cien familias de chilenos, mal llamados colonos no indígenas, tan modestos y pobres como los indígenas del sector, han sido obligadas a abandonar sus hogares donde han vivido por más de cincuenta o sesenta años debido a la violencia que reina en ese lugar. ¿Cuál ha sido la alternativa de la autoridad de la zona? Entregarles mediaguas en Santa Bárbara y una especie de subsidio para arrendar terrenos en esa comuna o en otro lugar.
Me pregunto, ¿el señor Escalona aguantaría o aceptaría tener que irse de su vivienda a una mediagua a otra comuna porque alguien lo apedrea matiné, vermut y noche? Ésos son los hechos que verdaderamente generan incertidumbre, además de la falta de una política real y concreta para resolver los problemas de los pueblos indígenas y de los chilenos que conviven con ellos en situación de pobreza. El Alto Biobío es un ejemplo claro y objetivo.
En la Sala se encuentra el ministro subrogante del Interior , cuya cartera es la responsable del orden público. ¿Qué es el orden público? El derecho que tenemos todos y cada uno de los chilenos de vivir en paz, de manera de llegar hasta nuestros hogares sin que nadie afecte la tranquilidad.
Más de cien familias han debido abandonar sus hogares e irse a mediaguas porque fueron apedreadas, violentadas y atacadas. ¿Cuál es el origen de esos hechos? No son los pehuenches que viven en esas áreas desde hace mucho tiempo. Es más, sus familias viven con los otros chilenos; son compadres, padrinos de hijos que han ido a las mismas escuelas. Claramente, quienes han incitado estos actos son violentistas que han llegado desde otros lados por una mala decisión gubernamental: declarar el Alto del Biobío como área de desarrollo indígena. Ello ha significado discriminar, excluir a quienes no son indígenas pero que viven en esos lugares, los cuales constituyen un número significativo de familias.
Sin duda, el señor Escalona desconoce esos hechos y trata de ocultarlos o de minimizarlos, pero son los que generan incertidumbre, miedo y temor. ¿Quién va a responder a una política de inversión y desarrollo social en el Alto del Biobío, que se requiere con urgencia, si la gente es obligada a abandonar su tierra?
Quiero recordar que, en diciembre, con mi compañero de distrito tuvimos que enfrentarnos a las autoridades de Gobierno, porque su propósito era trasladar a trescientas familias de chilenos no indígenas a una escuela, aprovechando las vacaciones de verano, para superar el problema de la violencia y de los apedreamientos. Así no se resuelve eso, sino mediante políticas adecuadas y eficientes, sobre todo en materia de orden público, con el objeto de que todo chileno se sienta tranquilo donde vive.
Felicito a quienes nos han convocado a esta sesión. Me hubiera gustado una mayor presencia de diputados, porque todos debemos contribuir a solucionar el problema.
Quiero recordar que, en forma unánime, años atrás, aprobamos la ley Indígena. A través de ese instrumento, a pesar de algunas discrepancias, se iba a avanzar en el desarrollo y pago de la deuda histórica a los diferentes pueblos, todos constituidos por chilenos como nosotros. Pero, indudablemente, la aplicación de las políticas, la indiferencia o la falta de autoridad han hecho que ello no sea posible, que se haya retrocedido, porque hoy existe desconfianza, miedo e incertidumbre.
He dicho.
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