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El señor SALAS (Presidente en ejercicio).-
Restan 8 minutos al Partido por la Democracia.
Tiene la palabra el diputado señor Eugenio Tuma, pero ha cedido algunos minutos al Partido Radical.
El señor TUMA.-
Efectivamente, señor Presidente, voy a ceder al Partido Radical Social Demócrata parte de los minutos de mi bancada.
En el poco tiempo de que dispongo, quiero expresar, en primer lugar, que, junto con el diputado Eduardo Díaz Del Río , representamos al distrito del país que tiene la mayor población indígena.
En la última elección obtuve el más amplio respaldo electoral, la más alta votación proporcional de todos los candidatos a diputados en la Novena Región, y de mi distrito, donde hay la mayor participación de indígenas.
Me hubiese gustado que los 40 señores diputados que firmaron la convocatoria a esta sesión especial, la mayoría de ellos de la Derecha, estuviesen presentes. Sin embargo, sólo veo a una docena de ellos. Además, me habría gustado que hubiesen pedido esta sesión para tratar la cuestión indígena, y no para abordar un conflicto que se quiere generalizar, masificar en la zona sur del país, como si las regiones Octava , Novena y Décima estuvieran incendiadas por estos elementos violentistas, que no desconozco que existen y a quienes rechazo rotundamente. Asimismo, respaldo toda decisión de persecución y de condena a esos aislados elementos; pero la inmensa mayoría de las comunidades indígenas del distrito que representamos junto con el diputado señor Eduardo Díaz , y, me atrevería a decir, de la región, no están en ésa.
Me habría alegrado mucho de que ésa hubiese sido la actitud de los diputados que se preocuparon de reunir las firmas para debatir, como se lee en la convocatoria, acerca de la “violencia indígena”, del “conflicto indígena”, satanizando a los mapuches. Así, precisamente, estamos atentando en contra de las inversiones en la Novena Región. No se debe magnificar una situación, que no tiene el carácter que se le ha querido dar, pues asustará a los inversionistas nacionales y extranjeros.
No me cabe duda de que el Gobierno está cumpliendo el rol que le compete, igual que las policías y los tribunales. Pero, del mismo modo, no veo que exista intención de citar a una sesión especial por parte de los diputados que firmaron esta convocatoria -la mayoría de ellos de Santiago- para debatir el índice de delincuencia en la comuna de Santiago o en otras comunas de la Región Metropolitana.
De manera que no veo que una sesión especial para tratar supuestamente el tema indígena, bajo la aparente figura de analizar la violencia en las regiones del sur, tenga alguna justificación.
Invito a los diputados que hicieron la convocatoria a que asistan a esta sesión. Algunos han expresado interés, como mi compañero de distrito, quien ha presentado un proyecto de acuerdo, que comparto absolutamente, en el cual se avanza en materias ajenas al tema de la violencia, que hoy se discute. Dice relación con los mecanismos para atender las legítimas demandas del pueblo indígena, que no sólo deberíamos reducirlas a la pobreza. Aquí también están de por medio su dignidad e identidad.
¿Por qué nos tenemos que arrogar el derecho de pensar sobre el concepto de desarrollo que deben tener los indígenas? ¡Son ellos quienes tienen que definir eso! A nosotros nos compete sólo abrir canales de participación para que ellos definan cuál es su concepto de desarrollo. Si el concepto de desarrollo que tenemos los occidentales no es el mismo que tienen los indígenas. Sin embargo, en este proyecto de acuerdo no hay una palabra respecto de cómo vamos a abordar el respeto de sus derechos, de su idiosincrasia y forma de vida.
Es muy difícil aprobar un proyecto de acuerdo que contiene muchas demandas legítimas de los indígenas en materias de obras que han caracterizado a los gobiernos de la Concertación, los cuales, como ninguno en la historia del país, han invertido más en caminos, en postas, en escuelas, en electrificación rural, en un conjunto de demandas legítimas para el desarrollo del pueblo indígena. Pero eso no basta. No sólo es un problema de pobreza, sino también de comprensión de lo que significa ese pueblo, de lo que es su identidad. Debemos tener respeto por esa identidad. Claro, somos todos chilenos; pero, perdónenme, no estoy dispuesto a aplicar -como lo hicieron los gobiernos de la Derecha, especialmente el gobierno militar- una política integrista para hacer desaparecer sus tierras, sus bienes, sus propiedades; para avasallarlos. Soy partidario de una integración, con respeto, con participación. Ese tema no está presente aquí, porque no hay voluntad, y no la hay porque, cuando se invita a analizar el tema indígena, aun cuando se presente un proyecto de acuerdo -loable a ojos de cualquiera-, sin embargo, se impide el ingreso a esta Sala del subsecretario de la cartera que tiene que ver con el tema. Me habría gustado formularle varias preguntas al encargado de esa materia, pero no estoy en condiciones de hacerlo si no está presente. De manera que no encuentro voluntad para abordar el problema con seriedad.
Invito a los colegas de la Oposición y a la Sala a aprobar cuanto antes la creación de una comisión permanente de asuntos indígenas, a fin de estudiar con seriedad esta deuda histórica del país para con un millón y medio de indígenas que esperan una solución y una respuesta a sus demandas.
He dicho.
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