-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/655109/seccion/akn655109-po1-ds25-ds32
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2605
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2605
- rdf:value = "
El señor LETELIER .-
El Senador Allamand nos trae una teoría según la cual, si uno la compartiera, el primero que cometería desacato sería él. Porque ha venido aquí a votar a favor de la titularidad sindical para el sector del turismo. No tuvo ningún problema en hacerlo. Pero, ¡claro!, eso significaría un desacato respecto al fallo del Tribunal Constitucional, por cuanto este estableció que no se puede legislar sobre titularidad.
Lo que pasa en el fondo es que el señor Senador debe asumir las consecuencias de lo que se hizo. La Derecha recurrió al Tribunal Constitucional, ganó parte de su argumentación, el Tribunal declaró que parte de la ley no se podía publicar y el Gobierno tiene que acatar eso: no publicar lo que se declaró inconstitucional.
No obstante, algo distinto -es la discusión política de fondo- es si el Tribunal Constitucional es otro poder que entra a legislar en nuestro país. Y no posee facultad para ello.
Imagínese, en la teoría del Senador Allamand, señor Presidente , que el Gobierno mandara un proyecto y nosotros lo rechazáramos. ¿También caeríamos en desacato? ¿Es decir, el Tribunal Constitucional le va a decir al Poder Legislativo cómo debe actuar?
Señor Presidente, lo que pasa es que el Senador Allamand, que antes estaba con el "desalojo" y ahora con el "desacato", quiere instrumentalizar políticamente el fallo del Tribunal Constitucional. En eso está.
Por tanto, no voy a gastar más tiempo ocupándome en sus argumentos falaces respecto al valor del presente veto supresivo.
Lo que a él no le gusta es como queda la iniciativa, no le gusta que se establezca mediante el veto que se van a eliminar los pactos de adaptabilidad.
Y, en tal sentido, discrepo de mi querido amigo el Senador Ignacio Walker , quien parte de un error conceptual -a mi juicio- en lo relativo al equilibrio en los modelos de relaciones laborales.
El Derecho del Trabajo surge de la pelea por las ocho horas y los derechos fundamentales: jornada laboral y horas extras.
Y, según el debate que se ha dado en el país, cuando uno avanza en la flexibilización de estos derechos fundamentales lo hace con los sindicatos, que tienen titularidad. Pero si poseen titularidad para modificar la jornada laboral, derechos fundamentales -no los piden los trabajadores, ¡por favor!, sino quienes organizan la actividad empresarial-, lo mínimo es que dispongan del derecho a negociar sus condiciones de trabajo, su nivel de remuneración, entre otras materias.
Lo que sucede es que algunos quieren sindicatos para lo que les conviene, no para que los derechos de los trabajadores se expresen colectivamente. Los desean, exclusivamente, para sus propios intereses.
Señor Presidente , digamos las cosas como son: tenemos a un sector de nuestro país con pánico a los sindicatos. Y han llevado el proyecto al Tribunal Constitucional con el propósito de obtener una interpretación que, a mi juicio, es ahistórica. Va a desaparecer en la historia. Serán dos, cinco o diez años. Porque todos los convenios de la OIT han sido muy claros en esta materia: el sindicato es el que representa a los trabajadores.
Más aún, señor Presidente , la Derecha republicana, la Derecha histórica de Chile, la Derecha que incluso participó en el proceso constituyente de 1980, cuando se debatió el tema, no puso ninguna objeción a la idea de que los que representan a los trabajadores son los sindicatos.
¿Qué ocurrió? El Tribunal Constitucional no quiso leer las actas constituyentes en esta materia (numeral 16° del artículo 19 de la Carta Fundamental), se ideologizó plenamente con la Derecha y tomó una opción.
Y tomó una opción a tal punto que desconoce -ese es mi mayor cuestionamiento político al Tribunal- que en el año 1989, después del plebiscito, se hizo una inflexión en la impronta constitucional en nuestro país, donde parte de la Derecha (Renovación Nacional, el partido del Senador Allamand, entre otros) concurrió a un cambio del artículo 5° de la Carta, a efectos de incorporar, como norma constitucional, los convenios y los tratados internacionales.
Hubo una inflexión. Y eso es algo que el Tribunal Constitucional no ha querido reconocer.
Lo lamento.
Frente a eso no cabe más que avanzar en un veto supresivo para evitar un proyecto de ley desequilibrado.
Con el veto se produce un reequilibrio -dada la supresión de las normas de titularidad sindical expresa en la ley-, por la vía de evitar los pactos de adaptabilidad. Porque, si los sindicatos no son los titulares para negociar salarios, condiciones de trabajo, ¿cómo van a ser solo titulares para modificar la distribución de su jornada, las horas extraordinarias? Sería como si los trabajadores quisieran trabajar más horas.
En efecto, algunos creen que ellos están felices con una jornada de 45 horas.
¡En Chile se trabajan demasiadas horas! No son ocho horas al día, cinco días a la semana. Tenemos jornadas más largas que el promedio de los países de la OCDE.
Pero eso tampoco lo quieren decir.
No están en condiciones de reconocer que la intención es que no se trabaje dos horas extraordinarias adicionales al día, sino hasta cuatro horas extras, lo que lleva a jornadas laborales de hasta doce horas al día.
Y si los trabajadores pueden negociar eso, ¿por qué no van a poder negociar sus condiciones de trabajo y sus remuneraciones?
Algunos quieren un proyecto desequilibrado.
El veto equilibra, señor Presidente, no solo eliminando ciertos pactos sobre derechos fundamentales, que son: las horas de trabajo, las horas extraordinarias y la jornada pasiva. Porque los otros dos pactos de adaptabilidad, que están ahí, se refieren a una materia distinta, no modifican las 45 horas a la semana y, en la medida en que abordan la complementariedad de la vida familiar con el trabajo, no atentan contra derechos fundamentales.
Esa es la diferencia.
Eso es lo que tampoco quieren destacar los colegas de la Oposición.
Además, se elimina un requisito que se aceptó en la tramitación previa, dado que iba a haber titularidad sindical: que no se exigiera quorum extraordinario de los sindicatos, que se mantuviera el quorum para constituirse, de manera que ese mismo quorum se requiriera para negociar.
¿Por qué?
¡Es obvio! Dado que el Tribunal Constitucional ha dejado la ambigüedad sobre el rol de los grupos negociadores, estos podrían constituirse y negociar sin un quorum especial y, por ende, tener ventaja por sobre los sindicatos.
Disculpe, señor Presidente, algunos llamarían a esto "la ley del embudo": el ancho para unos y lo angosto para los trabajadores que respetan la constitución de un sindicato, que se sacrifica, que trabaja.
Este veto supresivo establece un equilibrio.
Ahora bien, digamos dónde está la mayor dificultad de la Derecha: reconocer que este proyecto, mal que les pese, representa un tremendo avance:
-Piso garantizado en las negociaciones, ¡garantizado!
-Establecimiento de una huelga efectiva sin remplazo, ni interno, ni externo.
-Fin de la extensión unilateral de lo se negocia entre un sindicato y el empleador, algo que les duele mucho a algunos. El empleador ya no puede extender unilateralmente los beneficios, que era una de las mayores prácticas antisindicales en nuestro país.
-Aumento dramático de las multas para las prácticas antisindicales y desleales.
-Creación del Consejo Superior Laboral para establecer otro modelo de relaciones.
¡Este proyecto es un tremendo avance!
Y sí, señor Presidente , algunos tienen razón cuando dicen que se van a judicializar varios debates. Eso va a ocurrir.
Pero, discúlpenme algunos de mis colegas: confío más en la Corte Suprema que en el Tribunal Constitucional.
La Corte Suprema falla a partir de los derechos reconocidos internacionalmente. Eso es lo que ha hecho en este tiempo: no reconoce el remplazo, sí reconoce la huelga efectiva.
Por lo tanto, algunos de estos temas se van a judicializar, pero en este ciclo de la historia es mejor ese camino, dado que la Derecha no quiso avanzar en una reforma constitucional; no quiso reconocer la titularidad sindical.
Al terminar mi intervención, deseo expresar que la bancada del Partido Socialista tiene la convicción de que este es el mejor camino para una ley equilibrada. Y no tenemos la menor duda de que, a través del proceso constituyente que vamos a tener, se restablecerá el reconocimiento del rol y la importancia de los sindicatos en nuestro país, de acuerdo al Convenio 135 de la OIT, que tiene plena vigencia conforme al artículo 5° de la Constitución Política.
Por desgracia, en nuestra nación algunos creen que los trabajadores son solo insumos, costos y no parte esencial de quienes ayudan a crear la riqueza de la sociedad. Nosotros pensamos que ellos deben tener un rol en la redistribución de esa riqueza, para lograr el objetivo que quieren la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría: achicar la brecha salarial en nuestro país.
Ese fue el propósito de este proyecto de ley. Y ese será su beneficio hacia el futuro.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/655109/seccion/akn655109-po1-ds25
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/655109