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La señora GOIC .-
Señor Presidente , me gustaría remontarme un poco a la historia, a raíz del debate y los argumentos que hemos escuchado, sobre todo de quienes obligaron a lo que hoy día tenemos que hacer: aprobar el veto presentado por el Ejecutivo.
¿Por qué se forman los sindicatos? ¿Por qué se organizan los trabajadores?
Todos sabemos cuánto ha cambiado la forma de producir en el mundo desde los tiempos de la Revolución Industrial. Los trabajadores pasaron del campo a la ciudad. Su organización fue lo que les posibilitó ir accediendo a lo que hoy día llamamos "derechos", que todos reconocemos: la posibilidad de tener una distribución de la jornada laboral. Ya se han recordado acá las ocho horas de descanso, las ocho horas de trabajo, el poder contar con períodos de vacaciones y, en general, con condiciones adecuadas de trabajo.
Nada de eso se consiguió individualmente. Y de ahí la necesidad de una organización formal, permanente, reconocida de los trabajadores.
En buena parte del debate he recurrido a las palabras del Padre Hurtado . Y él decía: "Si el trabajador quiere tener mejores condiciones, no tiene más alternativa que sumarse a sus compañeros de trabajo". Ello, en la lógica solidaria de buscar no solo el bien de cada uno de los trabajadores y trabajadoras, sino también el bien de la empresa.
Hay muchos ejemplos de empresas que tienen buenas relaciones con sus trabajadores, que funcionan con sindicatos, que llegan a acuerdos adecuados, que permanecen en el tiempo. Y ahí, lo que demuestran las cifras es que también los indicadores de productividad mejoran.
Entonces, yo quiero volver a este principio.
Efectivamente, pareciera que los sindicatos son una amenaza. A mi juicio, es muy por el contrario.
Lo que buscábamos en este proyecto, al otorgar titularidad sindical, era justamente que se llegara a acuerdos que tuvieran mayor permanencia en el tiempo y que beneficiaran a ambas partes, entendiendo que trabajador y empleador son una unidad cuando hablamos de un proceso productivo.
Distinta es la lógica del grupo negociador, la cual, más que una conversación entre dos partes por alcanzar un objetivo común, termina siendo, en la mayoría de los casos, la imposición de un grupo que se crea ad hoc muchas veces para actuar en función de los intereses del empleador.
Pero vamos al punto de fondo.
Se ha recordado acá el fallo del Tribunal Constitucional. A uno puede no gustarle -el Senador Ignacio Walker ha sido muy claro en exponer la postura de la Democracia Cristiana al respecto-, pero tenemos que acatarlo.
Sin embargo, no puedo dejar de señalar, con mucha franqueza, que llama la atención la inconsistencia en los argumentos de quienes llevaron al Tribunal Constitucional varias de las normas de la reforma laboral que aquí habíamos aprobado.
Fue en esta misma Sala donde hace algunos meses dimos aprobación, en una votación prácticamente unánime, a normas especiales para los trabajadores del turismo, en las que se reconoce la titularidad sindical. O sea, en las empresas del rubro turístico es posible que el sindicato acuerde una jornada distinta. Si este no existe, otra organización de trabajadores podrá negociar. Pero si hay sindicato, solo él podrá hacerlo.
Durante la discusión de dicho proyecto, que llevó varios años en el Parlamento -recuerdo haber visto esa materia como Diputada -, nunca escuché un cuestionamiento contra la titularidad sindical por parte de los colegas de Derecha que impugnaron parte de lo que habíamos aprobado en la reforma laboral.
Quiero señalar con mucha claridad que nos abrimos a establecer relaciones laborales más modernas. Hemos escuchado el planteamiento del Gobierno con mucha nitidez, a través del Ministro Valdés y de la Ministra Rincón: pactos de adaptabilidad con titularidad sindical, porque ello significa ponerse de acuerdo.
Por último, en el caso de los dos pactos que no fueron incluidos en el veto -aprovecho de dejar claro que hoy día discutimos las observaciones de la Presidenta de la República; por tanto, no podemos incorporar otras materias-, se presentan condiciones distintas. En ninguno de ellos se afecta la jornada laboral. Creo que eso hace una diferencia importante respecto de los tres pactos de adaptabilidad que se propone suprimir.
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