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El señor LAGOS ( Presidente ).-
Conforme a lo acordado por los Comités, corresponde ocuparse en las observaciones de la Presidenta de la República , en segundo trámite constitucional, formuladas al proyecto de ley que moderniza el sistema de relaciones laborales mediante la introducción de modificaciones al Código del Trabajo, con informe de la Comisión de Trabajo y Previsión Social y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.835-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 30ª, en 30 de junio de 2015 (se da cuenta).
En trámite de Comisión Mixta, sesión 5ª, en 23 de marzo de 2016.
Observaciones del Ejecutivo , en segundo trámite constitucional, sesión 26ª, en 22 de junio de 2016.
Informes de Comisión:
Trabajo y Previsión Social: sesión 43ª, en 12 de agosto de 2015.
Trabajo y Previsión Social (segundo): sesión 95ª, en 20 de enero de 2016.
Hacienda: sesión 95ª, en 20 de enero de 2016.
Trabajo y Previsión Social (complementario del segundo): sesión 104ª, en 9 de marzo de 2016.
Comisión Mixta: sesión 8ª, en 6 de abril de 2016.
Trabajo y Previsión Social (observaciones): sesión 26ª, en 22 de junio de 2016.
Discusión:
Sesiones 44ª, en 18 de agosto de 2015 (queda pendiente la discusión general); 45ª y 46ª, empalmadas, en 19 de agosto de 2015 (se aprueba en general); 104ª, en 9 de marzo de 2016 (queda pendiente la discusión particular); 105ª, en 9 de marzo de 2016 (queda pendiente la discusión particular); 106ª, en 10 de marzo de 2016 (queda pendiente la discusión particular); 107ª, en 10 de marzo de 2016 (se aprueba en particular); sesión 8ª, en 6 de abril de 2016 (se aprueba el informe de la Comisión Mixta).
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
Señoras y señores Senadores, el Ejecutivo presentó siete observaciones al texto despachado por el Congreso Nacional.
Las tres primeras proponen suprimir el inciso cuarto del artículo 303; una oración en el inciso primero del artículo 341, y los artículos 376, 377 y 378, todos contenidos en el numeral 37 del artículo 1º.
Las cuatro restantes proponen suprimir los artículos quinto, séptimo, octavo y décimo transitorios, respectivamente.
Los referidos preceptos dicen relación con normas sobre definición de negociación colectiva, partes y objetivo; pactos sobre condiciones especiales de trabajo; impugnación de nómina, quorum y otras reclamaciones, y con disposiciones transitorias relativas a algunos pactos y quorum.
Cabe hacer presente que las observaciones se discuten en general y en particular a la vez, se votan separadamente y no procede dividir la votación.
La Cámara de Diputados aprobó las mencionadas observaciones.
La Comisión de Trabajo y Previsión Social propone a la Sala aprobar las observaciones, acuerdo que adoptó por 3 votos a favor y 2 en contra, en el caso de las tres primeras, y por 3 votos a favor y dos abstenciones, en lo referente a las cuatro restantes.
El señor LAGOS (Presidente).-
En discusión las observaciones del Ejecutivo.
Me ha pedido la palabra la Senadora señora Muñoz, Presidenta de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, para informar sobre ellas, razón por la cual no comenzarán a correr aún los tiempos acordados.
Tiene la palabra, Su Señoría.
La señora MUÑOZ .-
Señor Presidente , el veto que ha enviado Su Excelencia la Presidenta de la República a este Parlamento se fundamenta, tal como se ha señalado, en la necesidad de suprimir normas que fueron objetadas por el Tribunal Constitucional, lo que llevó, necesariamente, a proponer ajustes al proyecto.
Se expresa que el Gobierno, respetuoso de la institucionalidad, adoptó la decisión de formular un veto con el objeto de garantizar la eficacia de las demás normas legales aprobadas que no fueron objeto de reproche constitucional.
Asimismo, se indica que la modernización de las relaciones laborales propuesta ha requerido modificar los pilares del derecho colectivo del trabajo, cuales son las normas aplicables a las organizaciones sindicales, a la negociación colectiva y a la huelga. De esta forma, el ejercicio de los derechos que se produce en cada uno de ellos resulta plenamente coherente con los demás, en cuanto los derechos colectivos forman parte de un sistema general de relaciones laborales.
En cuanto a la mantención de los equilibrios del sistema de relaciones laborales, el fundamento del veto recuerda que el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo constituye una propuesta de regulación sistémica del conjunto de los institutos del derecho colectivo, de modo tal que cuando se altera el contenido de uno de ellos inevitablemente se produce una alteración significativa en los demás.
En consecuencia -puntualiza el fundamento del veto-, la supresión de las normas de titularidad sindical desequilibra el sistema propuesto de negociación de pactos sobre condiciones especiales de trabajo. En la visión del Gobierno, permitir que las partes negocien y pacten materias tan sensibles como la distribución de las jornadas de trabajo, el tiempo de preparación para trabajar, la jornada pasiva y las horas extraordinarias, debe ir acompañado de un debido resguardo de la voluntad colectiva de los trabajadores, lo que se logra a través del reconocimiento de la titularidad sindical, esto es, por la presencia de organizaciones sindicales fortalecidas, autónomas y permanentes dentro de la empresa que sirvan de efectiva contraparte al empleador.
Suprimidas dichas normas sobre titularidad por la decisión del Tribunal Constitucional, el esquema se desequilibra gravemente, lo que aconseja la revisión de los preceptos que permiten negociar ese tipo de pactos.
De igual forma, el proyecto de ley contiene modificaciones al sistema de quorums exigidos a los sindicatos para poder negociar colectivamente, no para constituirse. Estas modificaciones se basan, precisamente, en la existencia del principio de titularidad sindical.
Por lo mismo, suprimidas las disposiciones sobre titularidad sindical, se hace indispensable revisar las normas sobre quorums de negociación.
Señor Presidente , el señor Secretario ya dio a conocer la votación que se registró en el órgano técnico respecto de cada una de las observaciones propuestas.
Por esa razón, y considerando además que cada colega tiene en su pupitre el texto comparado recaído en el veto enviado por la Presidenta Michelle Bachelet , dejo mi informe hasta acá.
El señor LAGOS (Presidente).-
Muchas gracias, señora Senadora.
Antes de darle la palabra a la señora Ministra del Trabajo , que me la ha pedido, quiero solicitar autorización a la Sala para que puedan ingresar al Hemiciclo la Subsecretaria de Previsión Social, señora Julia Urquieta, y el Subsecretario del Trabajo , señor Francisco Díaz.
--Se autoriza el ingreso.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
Tiene la palabra a continuación la Ministra del Trabajo y Previsión Social, señora Ximena Rincón.
La señora RINCÓN ( Ministra del Trabajo y Previsión Social).-
Muchas gracias, señor Presidente .
Quiero partir agradeciendo a los miembros de la Comisión de Trabajo del Senado por la aprobación que han prestado al veto presidencial, un paso más en la intención del Gobierno para materializar la modernización de las relaciones laborales.
El debate de esta materia ha sido público, notorio, intenso, durante toda la tramitación del proyecto de ley -llevamos más de un año en su análisis-, e incluso llegó hasta la sede del Tribunal Constitucional.
Por ello, saludamos el respaldo que la Comisión dio hace un rato a este veto, ya como último paso para lograr la aprobación del proyecto, de forma tal que en seis meses más, cuando entre en plena vigencia la ley, las negociaciones colectivas se desarrollen de mejor manera, en mejores condiciones para las partes, con mayor equilibrio, con más información, con respeto a los derechos colectivos de los trabajadores.
El país sabe por qué hemos llegado a este veto, señor Presidente . Lo hemos presentado pues el fallo del Tribunal Constitucional echó abajo una de las instituciones fundamentales del proyecto de ley, cual era la titularidad sindical de la manera como la había planteado el Ejecutivo .
Lo señalamos desde el principio de la discusión: lo que se trata de regular con esta iniciativa es un sistema de relaciones laborales y no normas particulares o aisladas. Un sistema de relaciones laborales tiene que ser armónico, equilibrado y coherente.
Al reprocharse las reglas de titularidad sindical del modo en que las había planteado el Ejecutivo y al ser acogida esa objeción por el Tribunal Constitucional, el sistema quedó desequilibrado.
Este veto busca reequilibrar las situaciones y evitar que los grupos negociadores puedan acceder a la institución de los pactos de adaptabilidad. Porque una de las innovaciones más importantes del proyecto de ley eran justamente esos pactos.
Mediante ellos lo que se puede hacer es alterar algunas de las normas más sensibles del Derecho del Trabajo, como son las relativas a la jornada laboral y horas extraordinarias. Así nació, de hecho, la lucha sindical: luchando por el descanso semanal, por una jornada diaria que permitiera descanso y tiempo libre.
Si uno busca alterar dichas normas, porque genuinamente las necesidades productivas de la nueva relación laboral, de las exigencias que nos impone el desarrollo, así lo ameritan, eso tiene que hacerse con protección a los trabajadores y, por lo tanto, dentro de un marco de pacto y de resguardo a ese acuerdo.
En resumen, no estamos -así lo ha dicho el Ministro de Hacienda en reiteradas oportunidades y también nosotros desde el Ministerio del Trabajo- por una flexibilidad que pueda llevarse a cabo de manera unilateral, sino por una adaptabilidad pactada.
Pero el Tribunal Constitucional ha impedido que dichos pactos se realicen entre partes equivalentes. La adaptabilidad sin fortalecimiento sindical puede derivar en graves abusos.
Somos respetuosos de las instituciones, señor Presidente, y acatamos íntegramente y de buena fe el fallo.
No hemos propuesto reponer las reglas de titularidad que fueron requeridas por la Oposición de Derecha en el Tribunal Constitucional, toda vez que este ha sido claro en su sentencia.
De hecho, buscamos acuerdo con la Oposición para reformar la Constitución en el mismo y exacto sentido que dispone el Convenio 135 de la OIT, ratificado por nuestro país, con el objeto de poder avanzar en la línea de la adaptabilidad pactada con sindicatos. Sin embargo, la Oposición se negó a avanzar en esa dirección.
Por lo tanto, no nos queda otra opción que vetar los pactos de adaptabilidad en materia de jornada de trabajo excepcional, de horas extraordinarias y de jornada pasiva, porque no podemos exponernos al riesgo de que sean pactados sin los representantes de los trabajadores.
Además de ello, hemos vetado también la norma que exigía a los sindicatos acreditar el quorum de constitución a la hora de negociar. Esa exigencia, que era alta, solo se justificaba por la existencia de la titularidad sindical de la manera que la entendía el proyecto de ley.
Hay que aclarar que este veto no se refiere a la situación de los grupos negociadores. Es independiente de aquellas normas que la Derecha se opuso a regular de mejor manera. Por ende, no se deben buscar argumentos en tal sentido.
No podíamos, señor Presidente , plantear un veto aditivo, pues no nos era posible adivinar el fallo y sus fundamentos.
El Tribunal Constitucional no puede obligarnos a legislar. Y los plazos no nos permitían conocer el fallo antes de que precluyera el plazo para vetar.
En definitiva, señor Presidente...
El señor LAGOS (Presidente).-
Daremos un tiempo adicional a la señora Ministra.
La señora RINCÓN (Ministra del Trabajo y Previsión Social).-
...Honorables Senadoras y Senadores, estas observaciones buscan reequilibrar el proyecto, y que este quede en condiciones de ser ley.
Estamos convencidos de que esta iniciativa, a pesar de no contar con el principio de la titularidad sindical, como nos hubiese gustado, sigue siendo un avance importante para las trabajadoras y los trabajadores de nuestro país y, también, para las relaciones laborales.
La evidencia es abrumadora: las empresas donde hay mejor diálogo son aquellas que cuentan con sindicatos. Allí existen mejores condiciones de trabajo, mejores remuneraciones, mejores condiciones de seguridad, mejores índices de capacitación. La buena negociación colectiva es buena para todos.
Y esta ley en proyecto entrega importantes herramientas: un procedimiento más simple, un mejor acceso a la información, huelga efectiva, mejores reglas para la extensión de beneficios, normas que incorporan a la mujer en la dirigencia sindical, un Consejo Superior Laboral tripartito, un fondo sindical.
Señor Presidente , miramos con satisfacción estos avances. Por ello, agradecemos por el respaldo que nos han dado en el reequilibrio, a través de este veto, a la Comisión de Trabajo del Senado y a la Cámara de Diputados, que ya lo aprobó, como también esperamos que lo haga esta Sala.
Gracias, señor Presidente.
El señor LAGOS (Presidente).-
A usted, señora Ministra.
Ahora los señores Senadores y las señoras Senadoras comenzaremos a discutir en propiedad las observaciones.
La Honorable señora Lily Pérez ha solicitado hacer uso de la palabra en nombre del Comité Independientes y Amplitud, que tiene un tiempo de cinco minutos.
El señor PIZARRO.-
Le pido que abra la votación, señor Presidente.
La señora PÉREZ (doña Lily).-
Señor Presidente , ¿va a abrir la votación?
Creo que todavía no es conveniente hacerlo.
El señor LAGOS (Presidente).-
Senador señor Pizarro, no se trata de una sola votación.
El acuerdo de Comités es que luego del debate votemos en el orden que establece el veto, porque se requieren votaciones separadas.
La señora PÉREZ ( doña Lily ).-
Perfecto.
Señor Presidente , creo bien importante señalar que un sistema de relaciones laborales y de protección a los trabajadores y a las trabajadoras de nuestro país no se puede construir sobre la base de parches a través de un veto.
Considero que ese es un error político profundo del actual Gobierno, que se comete precisamente por medio de las observaciones que decidió presentar el Ejecutivo finalmente.
En primer lugar, en muchas instancias se habló, a través de algunos medios de comunicación, sobre la posibilidad de hacer una reforma constitucional.
Eso era algo bastante más factible, porque muchos de nosotros hemos planteado que hay que realizar profundas reformas constitucionales que den cuenta de cómo ha cambiado nuestro país y establecer relaciones de otro tipo, mediante las cuales los trabajadores y las trabajadoras en particular tengan la libertad de elegir ser miembros de un sindicato, o de seguir formando parte de él. Ello, contando con los mismos beneficios de carácter laboral cuando se alcanzan algunas conquistas muy importantes, porque hay que pensar que esas no solamente son para los afiliados a un sindicato.
De verdad, creo que en el mundo del trabajo hay numerosas personas que quieren ayudar a un sindicato sin la necesidad de pertenecer a él.
Entonces, pensar que todo se debe lograr estricta y necesariamente a través de la vía sindical, en mi opinión es un esquema de vida que coarta de alguna forma la libertad de los propios trabajadores y trabajadoras.
Por esa razón, votaré en contra de este veto.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
A continuación, tiene la palabra el Senador señor Allamand, en el tiempo del partido Renovación Nacional, quien cuenta con diez minutos.
Señor Senador, ¿usted usará ese tiempo?
El señor ALLAMAND.-
Sí.
El señor LAGOS (Presidente).-
Muy bien.
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor ALLAMAND.-
Señor Presidente, estamos viendo una de las materias que han generado mayor debate; y, particularmente, revisando la situación de acatamiento o no acatamiento del fallo del Tribunal Constitucional.
Ya sostuvimos en esta Sala que, conforme a la actual Carta Fundamental, la llamada "titularidad" iba a ser declarada inconstitucional.
Algunos estaban equivocados, otros tenían razón.
Cuando se habla de una supuesta reforma a la Constitución, nosotros afirmamos que es imposible alcanzarla, por una razón muy simple: hay una diferencia insalvable de fondo.
Por una parte, las bancadas de enfrente consideran que los sindicatos son los únicos a los que les es posible negociar. Y, por otra, nosotros pensamos que en un régimen democrático deben poder hacerlo los sindicatos y los grupos de trabajadores.
Sin embargo, quiero llamar la atención acerca de las expresiones que acaba de emitir la señora Ministra del Trabajo ; porque, no sé si representan o no al Ejecutivo , pero sin duda son de la máxima gravedad.
Ella ha señalado que, en su opinión, el fallo del Tribunal Constitucional no obliga al Ejecutivo a legislar. Eso es -por decirlo en forma suave- un grueso error jurídico, y definitivamente significa negar de una plumada el carácter vinculante de los fallos del Tribunal Constitucional.
En términos de doctrina, podríamos revisar la opinión de Humberto Nogueira -entre múltiples autores-, quien señala, precisamente refiriéndose al carácter vinculante de las sentencias del Tribunal Constitucional, que estas tienen, "además de su carácter declarativo que permite eliminar el vicio constitucional en el caso específico, la fuerza vinculante que establece el deber de los demás órganos estatales de seguir, de buena fe, en casos idénticos o de la misma clase los principios determinados por el Tribunal Constitucional".
En consecuencia, cuando la señora Ministra del Trabajo dice que el fallo no la obliga a legislar, está incurriendo en un vulgar desacato. Y derechamente está afirmando que el carácter vinculante de la sentencia del Tribunal no es tal.
Fíjese, señor Presidente , que cuando se estudió la adecuación a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional el mensaje presidencial pertinente decía lo siguiente:
"Después de casi 25 años de funcionamiento del Tribunal y de la reciente reforma constitucional, el país está en condiciones de asumir que todos los órganos del Estado queden obligados por lo que el Tribunal resuelva. Con ello se confiere a sus sentencias una fuerza mayor a la que tienen las emanadas de un tribunal normal.".
Por consiguiente, el tema es de gran importancia institucional.
Aquí hay dos posiciones.
La de la señora Ministra del Trabajo es que el fallo del Tribunal no la obliga. En consecuencia, tal como ocurrió ahora por omisión, no tiene ninguna obligación de ajustar la normativa a lo que el Tribunal señala. Y este dice algo muy simple: en materias de negociación colectiva, sindicatos y grupos negociadores deben estar en igualdad de condiciones.
Por lo tanto, por su omisión -repito- incurre derechamente en desacato. Evidentemente es así.
Lo anterior ha concluido en que en el día de ayer el Presidente de la Cámara de Diputados manifestara que estamos frente a una titularidad de hecho. Es decir, esa autoridad sostiene que en la actual inacción del Gobierno en esta materia se configura ni más ni menos que la misma situación que el propio Tribunal declaró que era inconstitucional.
En consecuencia, nos hallamos -reitero- ante un flagrante desacato, desde el punto de vista de la obligación que tiene el Gobierno de ajustar la normativa a lo que dice el fallo.
Pero no solo eso, señor Presidente. Cuando el veto se entromete específicamente en los temas de pactos de adaptabilidad, fíjese el absurdo que se genera.
¿Por qué se vetan tres de los cinco pactos de adaptabilidad? Porque el Gobierno dice que no quiere que los grupos negociadores tengan la posibilidad de formular pactos de adaptabilidad. Y, sin embargo, se dejan subsistentes dos. Pero en estos dos prevalece exactamente el principio que el Tribunal Constitucional ha declarado que no se aviene a nuestra Carta Fundamental: el de la titularidad sindical.
¿Qué justificación puede haber para algo tan absurdo?
Si lo que se pretendía era que los grupos negociadores no pudieran suscribir los pactos, se debió vetar a los cinco. Pero al hacerlo con tres, subsisten dos. ¿Y en qué condiciones? En principio, sobre la base de la titularidad sindical, que es precisamente lo que el Tribunal ha declarado inconstitucional.
De modo, señor Presidente , que estamos frente a un Gobierno renuente a dar cumplimiento al fallo del Tribunal Constitucional. Porque podría haberlo hecho de dos maneras: a través de un veto aditivo o mediante una ley corta. Ya no lo hizo por un veto aditivo, pero el Ejecutivo ha declarado que tampoco presentará una ley corta, con lo cual está diciendo que no va a ajustar la normativa al fallo del Tribunal.
Y no solo eso: ha señalado en diversas interpretaciones que precisamente los grupos negociadores se hallan fuera del régimen jurídico.
Entonces, en la materia de fondo, estamos frente a un incumplimiento del fallo. El Gobierno se resiste a acatarlo. ¿Y cómo tendría que hacerlo? Muy simple: debería enviar un proyecto de ley con el propósito de ajustar las normas de negociación colectiva al principio que le ha ordenado el Tribunal: equiparar grupos negociadores y sindicatos.
Y en cuanto a los pactos de adaptabilidad, resulta tan evidente que incurre en una inconstitucionalidad, que elimina tres de ellos y deja subsistentes dos.
En consecuencia, señor Presidente , queremos reiterar que nos encontramos frente a algo que no había ocurrido en democracia desde los años noventa. Hasta ahora, nunca un Gobierno había incurrido de manera expresa en desacato a un fallo del Tribunal Constitucional, que es precisamente lo que hace el Ejecutivo en esta oportunidad.
Señor Presidente, no solamente aviso que formularemos reserva de constitucionalidad, sino que hago presente que, frente a esta aberración jurídica del Ejecutivo, vamos a recurrir a todas las instancias administrativas y jurisdiccionales para pedir algo fundamental en un Estado de Derecho: que se cumpla un fallo del Tribunal Constitucional.
El Gobierno está incumpliendo el fallo: en su aspecto central de titularidad sindical y en su aspecto particular de los pactos de adaptabilidad. Y lo anterior sienta un serio precedente, que ciertamente va a dar lugar a las responsabilidades judiciales y políticas que correspondan.
He dicho.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker.
Le recuerdo que la bancada del Partido Demócrata Cristiano dispone de diez minutos.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Voy a ocupar solo cinco.
El señor LAGOS (Presidente).-
Puede intervenir, Su Señoría.
El señor WALKER (don Ignacio) .-
Señor Presidente , voy a votar a favor de este veto presidencial, pero como un mal menor.
Y quiero explicar por qué.
En primer lugar, lamento el fallo del Tribunal Constitucional sobre la titularidad sindical. Creo que está equivocado jurídicamente. Considero de la esencia de la negociación colectiva que allí donde exista un sindicato se negocie con este. No es monopolio, no es exclusivo; es preferente. Y donde no lo haya, se negociará con un grupo negociador.
Por lo tanto, discrepo del contenido del fallo del Tribunal Constitucional en cuanto a debilitar la esencia del proyecto sobre titularidad sindical, respecto al cual los 29 parlamentarios de la Democracia Cristiana siempre estuvimos a favor. De hecho, los siete Senadores del Comité aquí presentes enviamos una reforma constitucional para afirmar el derecho preferente del sindicato en materia de negociación colectiva.
En tal sentido, disiento también de lo que ha dicho la Oposición, de lo que ha señalado la Derecha.
En segundo término, valoro los avances de esta iniciativa a pesar de todo: establece un piso mínimo, se ocupa del tema del remplazo, introduce las adecuaciones necesarias. Hay una serie de normas importantes para los trabajadores.
No obstante, en tercer lugar, votaré a favor de este veto como un mal menor por lo siguiente.
Es cierto que casi por definición es un mal menor respecto de lo que consideraba el proyecto, en lo principal, sobre titularidad sindical. Pero, francamente, cuando uno tiene sobre la mesa veto, ley corta o reforma constitucional, sin conocer nada sobre el contenido de las dos últimas propuestas, me parece que el veto es, en ese sentido, un mal menor, desde el punto de vista de despejar las reglas del juego en materia laboral y de cerrar este capítulo de la iniciativa.
Y pese a los avances experimentados y a que soy contrario a lo que estableció el Tribunal Constitucional, en ese contexto, y para no dejar abierto el tema en materia de ley corta o de reforma constitucional, el veto lo considero -repito- un mal menor.
Sin embargo, sobre todo, quiero lamentar el veto en materia de pactos de adaptabilidad. Porque si hay algo de la esencia de una modernización del sistema de relaciones laborales es facultar a empleadores y a trabajadores para la distribución de los horarios de trabajo.
Quiero decirlo más crudamente: ya era bastante deslavado, débil e insuficiente lo que estaba en el proyecto en materia de adaptabilidad, especialmente considerando los artículos transitorios. Era bastante poco. ¡Seamos claros!
No obstante, lo que más me molesta es que pareciera que las normas sobre adaptabilidad son una concesión a la Derecha, para equilibrar las cosas, y no un asunto de convicción. En mi opinión, los pactos de adaptabilidad y el hecho de confiar en la facultad de empleadores y de trabajadores para la distribución de horarios es una cuestión de convicción.
Por lo tanto -y con esto termino-, espero que en algún momento podamos presentar una iniciativa sobre una verdadera adaptabilidad laboral, no como una concesión a la Derecha o a los empresarios, sino por convicción. Porque es propio de un sistema moderno de relaciones laborales confiar en que, dentro de las normas de la ley -45 horas de trabajo semanales, etcétera-, empleadores y trabajadores sabrán discutir, concordar la distribución de esos horarios de trabajo.
Señor Presidente , discrepo del fallo del Tribunal Constitucional en materia de titularidad sindical; valoro los aspectos rescatables del proyecto tal cual va siendo aprobado y según se va a promulgar. Pero insisto: porque soy un Senador disciplinado, votaré a favor del veto presidencial que nos ocupa, como un mal menor, por las razones que he mencionado.
He dicho.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Letelier.
¿Su Señoría va a ocupar los diez minutos del Partido Socialista?
El señor LETELIER.-
Sí.
El señor LAGOS (Presidente).-
Muy bien.
El señor LETELIER .-
El Senador Allamand nos trae una teoría según la cual, si uno la compartiera, el primero que cometería desacato sería él. Porque ha venido aquí a votar a favor de la titularidad sindical para el sector del turismo. No tuvo ningún problema en hacerlo. Pero, ¡claro!, eso significaría un desacato respecto al fallo del Tribunal Constitucional, por cuanto este estableció que no se puede legislar sobre titularidad.
Lo que pasa en el fondo es que el señor Senador debe asumir las consecuencias de lo que se hizo. La Derecha recurrió al Tribunal Constitucional, ganó parte de su argumentación, el Tribunal declaró que parte de la ley no se podía publicar y el Gobierno tiene que acatar eso: no publicar lo que se declaró inconstitucional.
No obstante, algo distinto -es la discusión política de fondo- es si el Tribunal Constitucional es otro poder que entra a legislar en nuestro país. Y no posee facultad para ello.
Imagínese, en la teoría del Senador Allamand, señor Presidente , que el Gobierno mandara un proyecto y nosotros lo rechazáramos. ¿También caeríamos en desacato? ¿Es decir, el Tribunal Constitucional le va a decir al Poder Legislativo cómo debe actuar?
Señor Presidente, lo que pasa es que el Senador Allamand, que antes estaba con el "desalojo" y ahora con el "desacato", quiere instrumentalizar políticamente el fallo del Tribunal Constitucional. En eso está.
Por tanto, no voy a gastar más tiempo ocupándome en sus argumentos falaces respecto al valor del presente veto supresivo.
Lo que a él no le gusta es como queda la iniciativa, no le gusta que se establezca mediante el veto que se van a eliminar los pactos de adaptabilidad.
Y, en tal sentido, discrepo de mi querido amigo el Senador Ignacio Walker , quien parte de un error conceptual -a mi juicio- en lo relativo al equilibrio en los modelos de relaciones laborales.
El Derecho del Trabajo surge de la pelea por las ocho horas y los derechos fundamentales: jornada laboral y horas extras.
Y, según el debate que se ha dado en el país, cuando uno avanza en la flexibilización de estos derechos fundamentales lo hace con los sindicatos, que tienen titularidad. Pero si poseen titularidad para modificar la jornada laboral, derechos fundamentales -no los piden los trabajadores, ¡por favor!, sino quienes organizan la actividad empresarial-, lo mínimo es que dispongan del derecho a negociar sus condiciones de trabajo, su nivel de remuneración, entre otras materias.
Lo que sucede es que algunos quieren sindicatos para lo que les conviene, no para que los derechos de los trabajadores se expresen colectivamente. Los desean, exclusivamente, para sus propios intereses.
Señor Presidente , digamos las cosas como son: tenemos a un sector de nuestro país con pánico a los sindicatos. Y han llevado el proyecto al Tribunal Constitucional con el propósito de obtener una interpretación que, a mi juicio, es ahistórica. Va a desaparecer en la historia. Serán dos, cinco o diez años. Porque todos los convenios de la OIT han sido muy claros en esta materia: el sindicato es el que representa a los trabajadores.
Más aún, señor Presidente , la Derecha republicana, la Derecha histórica de Chile, la Derecha que incluso participó en el proceso constituyente de 1980, cuando se debatió el tema, no puso ninguna objeción a la idea de que los que representan a los trabajadores son los sindicatos.
¿Qué ocurrió? El Tribunal Constitucional no quiso leer las actas constituyentes en esta materia (numeral 16° del artículo 19 de la Carta Fundamental), se ideologizó plenamente con la Derecha y tomó una opción.
Y tomó una opción a tal punto que desconoce -ese es mi mayor cuestionamiento político al Tribunal- que en el año 1989, después del plebiscito, se hizo una inflexión en la impronta constitucional en nuestro país, donde parte de la Derecha (Renovación Nacional, el partido del Senador Allamand, entre otros) concurrió a un cambio del artículo 5° de la Carta, a efectos de incorporar, como norma constitucional, los convenios y los tratados internacionales.
Hubo una inflexión. Y eso es algo que el Tribunal Constitucional no ha querido reconocer.
Lo lamento.
Frente a eso no cabe más que avanzar en un veto supresivo para evitar un proyecto de ley desequilibrado.
Con el veto se produce un reequilibrio -dada la supresión de las normas de titularidad sindical expresa en la ley-, por la vía de evitar los pactos de adaptabilidad. Porque, si los sindicatos no son los titulares para negociar salarios, condiciones de trabajo, ¿cómo van a ser solo titulares para modificar la distribución de su jornada, las horas extraordinarias? Sería como si los trabajadores quisieran trabajar más horas.
En efecto, algunos creen que ellos están felices con una jornada de 45 horas.
¡En Chile se trabajan demasiadas horas! No son ocho horas al día, cinco días a la semana. Tenemos jornadas más largas que el promedio de los países de la OCDE.
Pero eso tampoco lo quieren decir.
No están en condiciones de reconocer que la intención es que no se trabaje dos horas extraordinarias adicionales al día, sino hasta cuatro horas extras, lo que lleva a jornadas laborales de hasta doce horas al día.
Y si los trabajadores pueden negociar eso, ¿por qué no van a poder negociar sus condiciones de trabajo y sus remuneraciones?
Algunos quieren un proyecto desequilibrado.
El veto equilibra, señor Presidente, no solo eliminando ciertos pactos sobre derechos fundamentales, que son: las horas de trabajo, las horas extraordinarias y la jornada pasiva. Porque los otros dos pactos de adaptabilidad, que están ahí, se refieren a una materia distinta, no modifican las 45 horas a la semana y, en la medida en que abordan la complementariedad de la vida familiar con el trabajo, no atentan contra derechos fundamentales.
Esa es la diferencia.
Eso es lo que tampoco quieren destacar los colegas de la Oposición.
Además, se elimina un requisito que se aceptó en la tramitación previa, dado que iba a haber titularidad sindical: que no se exigiera quorum extraordinario de los sindicatos, que se mantuviera el quorum para constituirse, de manera que ese mismo quorum se requiriera para negociar.
¿Por qué?
¡Es obvio! Dado que el Tribunal Constitucional ha dejado la ambigüedad sobre el rol de los grupos negociadores, estos podrían constituirse y negociar sin un quorum especial y, por ende, tener ventaja por sobre los sindicatos.
Disculpe, señor Presidente, algunos llamarían a esto "la ley del embudo": el ancho para unos y lo angosto para los trabajadores que respetan la constitución de un sindicato, que se sacrifica, que trabaja.
Este veto supresivo establece un equilibrio.
Ahora bien, digamos dónde está la mayor dificultad de la Derecha: reconocer que este proyecto, mal que les pese, representa un tremendo avance:
-Piso garantizado en las negociaciones, ¡garantizado!
-Establecimiento de una huelga efectiva sin remplazo, ni interno, ni externo.
-Fin de la extensión unilateral de lo se negocia entre un sindicato y el empleador, algo que les duele mucho a algunos. El empleador ya no puede extender unilateralmente los beneficios, que era una de las mayores prácticas antisindicales en nuestro país.
-Aumento dramático de las multas para las prácticas antisindicales y desleales.
-Creación del Consejo Superior Laboral para establecer otro modelo de relaciones.
¡Este proyecto es un tremendo avance!
Y sí, señor Presidente , algunos tienen razón cuando dicen que se van a judicializar varios debates. Eso va a ocurrir.
Pero, discúlpenme algunos de mis colegas: confío más en la Corte Suprema que en el Tribunal Constitucional.
La Corte Suprema falla a partir de los derechos reconocidos internacionalmente. Eso es lo que ha hecho en este tiempo: no reconoce el remplazo, sí reconoce la huelga efectiva.
Por lo tanto, algunos de estos temas se van a judicializar, pero en este ciclo de la historia es mejor ese camino, dado que la Derecha no quiso avanzar en una reforma constitucional; no quiso reconocer la titularidad sindical.
Al terminar mi intervención, deseo expresar que la bancada del Partido Socialista tiene la convicción de que este es el mejor camino para una ley equilibrada. Y no tenemos la menor duda de que, a través del proceso constituyente que vamos a tener, se restablecerá el reconocimiento del rol y la importancia de los sindicatos en nuestro país, de acuerdo al Convenio 135 de la OIT, que tiene plena vigencia conforme al artículo 5° de la Constitución Política.
Por desgracia, en nuestra nación algunos creen que los trabajadores son solo insumos, costos y no parte esencial de quienes ayudan a crear la riqueza de la sociedad. Nosotros pensamos que ellos deben tener un rol en la redistribución de esa riqueza, para lograr el objetivo que quieren la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría: achicar la brecha salarial en nuestro país.
Ese fue el propósito de este proyecto de ley. Y ese será su beneficio hacia el futuro.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Goic, por cinco minutos.
La señora GOIC .-
Señor Presidente , me gustaría remontarme un poco a la historia, a raíz del debate y los argumentos que hemos escuchado, sobre todo de quienes obligaron a lo que hoy día tenemos que hacer: aprobar el veto presentado por el Ejecutivo.
¿Por qué se forman los sindicatos? ¿Por qué se organizan los trabajadores?
Todos sabemos cuánto ha cambiado la forma de producir en el mundo desde los tiempos de la Revolución Industrial. Los trabajadores pasaron del campo a la ciudad. Su organización fue lo que les posibilitó ir accediendo a lo que hoy día llamamos "derechos", que todos reconocemos: la posibilidad de tener una distribución de la jornada laboral. Ya se han recordado acá las ocho horas de descanso, las ocho horas de trabajo, el poder contar con períodos de vacaciones y, en general, con condiciones adecuadas de trabajo.
Nada de eso se consiguió individualmente. Y de ahí la necesidad de una organización formal, permanente, reconocida de los trabajadores.
En buena parte del debate he recurrido a las palabras del Padre Hurtado . Y él decía: "Si el trabajador quiere tener mejores condiciones, no tiene más alternativa que sumarse a sus compañeros de trabajo". Ello, en la lógica solidaria de buscar no solo el bien de cada uno de los trabajadores y trabajadoras, sino también el bien de la empresa.
Hay muchos ejemplos de empresas que tienen buenas relaciones con sus trabajadores, que funcionan con sindicatos, que llegan a acuerdos adecuados, que permanecen en el tiempo. Y ahí, lo que demuestran las cifras es que también los indicadores de productividad mejoran.
Entonces, yo quiero volver a este principio.
Efectivamente, pareciera que los sindicatos son una amenaza. A mi juicio, es muy por el contrario.
Lo que buscábamos en este proyecto, al otorgar titularidad sindical, era justamente que se llegara a acuerdos que tuvieran mayor permanencia en el tiempo y que beneficiaran a ambas partes, entendiendo que trabajador y empleador son una unidad cuando hablamos de un proceso productivo.
Distinta es la lógica del grupo negociador, la cual, más que una conversación entre dos partes por alcanzar un objetivo común, termina siendo, en la mayoría de los casos, la imposición de un grupo que se crea ad hoc muchas veces para actuar en función de los intereses del empleador.
Pero vamos al punto de fondo.
Se ha recordado acá el fallo del Tribunal Constitucional. A uno puede no gustarle -el Senador Ignacio Walker ha sido muy claro en exponer la postura de la Democracia Cristiana al respecto-, pero tenemos que acatarlo.
Sin embargo, no puedo dejar de señalar, con mucha franqueza, que llama la atención la inconsistencia en los argumentos de quienes llevaron al Tribunal Constitucional varias de las normas de la reforma laboral que aquí habíamos aprobado.
Fue en esta misma Sala donde hace algunos meses dimos aprobación, en una votación prácticamente unánime, a normas especiales para los trabajadores del turismo, en las que se reconoce la titularidad sindical. O sea, en las empresas del rubro turístico es posible que el sindicato acuerde una jornada distinta. Si este no existe, otra organización de trabajadores podrá negociar. Pero si hay sindicato, solo él podrá hacerlo.
Durante la discusión de dicho proyecto, que llevó varios años en el Parlamento -recuerdo haber visto esa materia como Diputada -, nunca escuché un cuestionamiento contra la titularidad sindical por parte de los colegas de Derecha que impugnaron parte de lo que habíamos aprobado en la reforma laboral.
Quiero señalar con mucha claridad que nos abrimos a establecer relaciones laborales más modernas. Hemos escuchado el planteamiento del Gobierno con mucha nitidez, a través del Ministro Valdés y de la Ministra Rincón: pactos de adaptabilidad con titularidad sindical, porque ello significa ponerse de acuerdo.
Por último, en el caso de los dos pactos que no fueron incluidos en el veto -aprovecho de dejar claro que hoy día discutimos las observaciones de la Presidenta de la República; por tanto, no podemos incorporar otras materias-, se presentan condiciones distintas. En ninguno de ellos se afecta la jornada laboral. Creo que eso hace una diferencia importante respecto de los tres pactos de adaptabilidad que se propone suprimir.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
A continuación, le ofrezco la palabra al Senador señor Hernán Larraín, en el tiempo del Comité Partido Unión Demócrata Independiente.
Dispone de once minutos. ¿Los va a usar todos?
El señor LARRAÍN.-
Creo que sí.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente, lo primero que corresponde hacer es felicitar al Tribunal Constitucional por haber puesto las cosas en su lugar.
Aquí se discutió mucho el asunto. Incluso algunos colegas de las bancadas de la Nueva Mayoría admitieron que el proyecto de reforma laboral presentaba serias dificultades de orden constitucional. De hecho, muchos actores de ese sector lo dijeron públicamente.
El Tribunal Constitucional, al impedir el monopolio sindical, restableció los principios de libertad sindical, que inspiran a la OIT y, también, a nuestra Carta Fundamental, como ocurre en muchos países del mundo.
Eso nos parecía esencial y, por lo mismo, era necesario respetar no solamente la posibilidad de que los trabajadores buscaran otros mecanismos de organización, diferentes de los sindicatos, sino también el hecho de que la extensión de beneficios no requiriera el veto del sindicato.
Ahora, ¿por qué se procedió así?
Aquí se habla mucho de defender los derechos de los sindicatos -por cierto, los respeto y se debe hacer todo lo posible por fortalecerlos-, pero no podemos obligar a los trabajadores a expresarse por esa vía.
Quizás, deberían preguntarse ustedes, los que defienden tanto la titularidad sindical, por qué solo un 15 por ciento de los trabajadores en Chile está sindicalizado, por qué el 85 por ciento restante no lo hace, si nadie se lo impide.
En mi opinión, ello obedece a muchas cosas: entre otras, a que hay mucha politización e instrumentalización de los sindicatos. A veces es casi como pedirles a los trabajadores que entren a un partido político. En eso se han convertido muchos sindicatos, gremios y confederaciones. Incluso, algunos discuten sobre la Constitución, el aborto... ¡cualquier tema! Y al final, no representan a los asociados. De ahí que los trabajadores no quieran afiliarse.
Por esa razón, se expresan los grupos negociadores con mucha fuerza. Quitarles ese derecho era inconstitucional. ¡Y así se ha establecido!
Valoramos esa decisión y, también, el que se entienda que se generan consecuencias a partir del fallo del Tribunal Constitucional.
Lamentablemente, no vemos que el Ejecutivo esté tomando las medidas adecuadas para avanzar. Como muy bien lo ha dicho el Senador Andrés Allamand , aquí el Gobierno no está acatando las resoluciones del fallo y los efectos que de él se desprenden.
Quiero recordar uno de los aspectos resolutivos del referido fallo. El SEXAGÉSIMO TERCERO dice: "asimismo, las constataciones de inconstitucionalidad a las que este Tribunal ha llegado son incompatibles con cualquier disposición transitoria o accesoria a las normas impugnadas en este requerimiento y que han sido declaradas inconstitucionales".
¿Qué significa eso? Que, por ejemplo, los pactos de adaptabilidad deberían entenderse como parte de aquello que no está circunscrito solo a la determinación de la negociación sindical. Cuando el Gobierno, a través del veto, deja dos pactos con titularidad sindical -margina tres y mantiene dos-, está contradiciendo la citada disposición; está yendo en contra de su cumplimiento.
Además, en el aspecto resolutivo TERCERO se indica que se acoge el primer capítulo de impugnación, referido al artículo 1º, numeral 4°, que sustituye un inciso del artículo 6º del Código del Trabajo; así como al artículo 1º, numeral 37, que sustituye el Libro IV. ¡Y así, sucesivamente!
Es decir, por efecto del fallo, no solamente se eliminan ciertas disposiciones de la reforma, sino también las sustituciones que, a partir de estas, se introdujeron a parte del proyecto. Por tanto, es preciso que eso quede plasmado en el texto que se promulgue.
Necesitamos ver la proactividad del Ejecutivo para asegurar que los contenidos de la resolución queden debidamente cumplidos. De lo contrario, ahí se termina por cerrar el círculo del desacato.
Por otra parte, varios de los Senadores de la Nueva Mayoría aquí han manifestado que en esta materia no hubo acuerdo por culpa nuestra.
A mí y al Senador Allamand nos tocó participar en muchas conversaciones sobre el particular.
El primer problema que tuvimos fue que el asunto por negociar variaba dependiendo de con quién uno dialogaba. Es bueno que se sepa: no es lo mismo conversar con la Ministra del Trabajo que hacerlo con el Ministro de Hacienda. Ellos no piensan lo mismo, como lo saben todos los chilenos. Hemos visto sus diferencias una y otra vez respecto de este proyecto.
Además, nos pedían contradecir el fallo referido. Ustedes comprenderán que, habiendo recurrido ante el Tribunal Constitucional y ganado el caso, nosotros no íbamos a ir en contra de lo resuelto en el fallo adhiriendo a un acuerdo político; sobre todo, porque nuestro sector quiere que los trabajadores no afiliados tengan sus propios derechos y no estén obligados a negociar por la única vía del sindicato.
¡No estamos a favor del monopolio sindical!
Respetemos los sindicatos y que estos se ganen el afecto de la gente.
Yo también creo en el voto voluntario -¡y es por algo!-, porque creo en la libertad de las personas y en los derechos de los trabajadores.
Y eso es lo que se contradice por esta vía.
Ahora me referiré al veto directamente.
En primer lugar, pienso que es absolutamente contradictorio -¡una vez más!- lo que plantea el Gobierno mediante este veto con lo que se consigna en el mensaje de la reforma laboral. Una y otra cosa no quedaron amarradas. Supuestamente, como algunos aquí han dicho, hay un equilibrio entre los sindicatos, la titularidad y el pacto de adaptabilidad. ¡Pero no es así!
La Presidenta de la República en el mensaje, firmado por varios Ministros, establece, entre otras materias, lo siguiente:
"Una economía abierta y competitiva requiere que las empresas tengan capacidad de adaptarse a un entorno que impone desafíos crecientes en materia de productividad y competitividad. Para enfrentar estos desafíos, las empresas deben contar con las herramientas necesarias para adecuarse a los ciclos productivos, actuando con oportunidad y eficacia. Estos ajustes no pueden sino emanar del entendimiento entre los trabajadores y las empresas, en un marco de diálogo y colaboración.
"En consecuencia, se busca reconocer una amplia libertad y autonomía a las partes para negociar y establecer acuerdos sobre otras materias propias de la organización del trabajo, más allá de las condiciones comunes de trabajo y las condiciones remuneracionales, eliminando las restricciones que actualmente existen respecto de los temas que pueden ser objeto de la negociación colectiva, por lo que se propone facultar a las partes para negociar pactos sobre condiciones especiales de trabajo en las empresas en que exista una afiliación relevante.".
Estaban planteando que los pactos de adaptabilidad eran una necesidad de las empresas para enfrentar los desafíos que plantea la modernidad. Y lo que hacen aquí es exactamente lo contrario: volver al anacronismo.
Escuché decir a mi estimado colega el Senador Letelier (en muchas materias convengo con él, pero en esta no): "¡Estos piensan que el trabajo es una mercancía!".
¡Por favor!
Nosotros creemos en los trabajadores, los respetamos. Estamos luchando por sus derechos.
¿Por qué creen ustedes que son los únicos que se preocupan de los trabajadores y se interesan por ellos?
¡Qué soberbia!
¿Quién les dio el título para sentirse los únicos que respetan a los trabajadores?
Los trabajadores que han tenido más éxito no son los de los países socialistas; no son aquellos que se encuentran en las naciones gobernadas por muchos que profesan las ideas que ustedes plantean.
Por el contrario, donde hay mayor crecimiento y desarrollo de los trabajadores es en los países en que se han impuesto ideas como las que nosotros defendemos.
Por eso, es muy lamentable que aquí se nieguen pactos de adaptabilidad que les permitirían a las mujeres y a los jóvenes tener oportunidades de empleo con las que hoy día no cuentan.
Sin pacto de adaptabilidad, sin flexibilidad de la jornada, sin modernización laboral no van a hallar trabajo.
Eso es lo que están cosechando: una pésima idea, una pésima señal.
Por último, el veto elimina el requisito que incorporamos aquí, en el Senado, en el sentido de que el sindicato, al momento de negociar, mantenga el número de trabajadores que había al constituirse (es decir, si se constituyó con 100 y va a negociar colectivamente, que siga teniendo los 100), para que no se creen sindicatos que al instante de negociar cuenten con solo cinco o seis afiliados.
Eso dará lugar a que los sindicatos sean pantallas y les impedirá representar a los trabajadores. Porque no estamos seguros de si van a tener la debida representatividad, ya que no se exige que mantengan la afiliación original.
Tal es lo que ocurre con este veto, señor Presidente.
Desde el punto de vista constitucional, eso es grave.
Nosotros vamos a reservarnos todas las acciones, todos los recursos posibles para revertir dicha situación, para hacer cumplir de verdad el fallo del Tribunal Constitucional.
Levantamos nuestra preocupación, pues lo más positivo que tenía esta reforma, los pactos de adaptabilidad, ha quedado cerrado, caducado, debido a una decisión estrecha y anacrónica, basada en que las relaciones laborales siguen en la lucha de clases, continúan en el siglo XIX, sin pensar en la modernidad.
Flaco servicio le hacen a un país paralizado económicamente y cada día con más desempleo.
Así no van a corregir rumbo y llevarán a nuestro país al abismo.
He dicho.
El señor LAGOS (Presidente).-
En el tiempo del Partido Por la Democracia, tiene la palabra por 10 minutos la Senadora señora Muñoz.
La señora MUÑOZ .-
Señor Presidente , la bancada del Partido Por la Democracia valora el veto enviado al Parlamento por la Presidenta de la República .
Creemos que se trata de una salida factible, que viabiliza el proyecto que se aprobó tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados en materia de reforma laboral.
Se intentó una reforma constitucional -como se expresó acá-, la que no reponía la titularidad. Sin embargo, no hubo posibilidad de entendimiento.
Por lo tanto, mi opinión personal siempre fue crítica en el sentido de que a través de esa propuesta de reforma se estaba restableciendo la titularidad a los sindicatos en algunas materias y, por omisión, reconociendo en la Constitución a los grupos negociadores.
Creo que la Derecha no tuvo buen olfato ante esa propuesta.
Ahora, frente a los argumentos que escuchamos en la Sala y en la Comisión de Trabajo, quiero decir que parece que en Chile vivimos en un mundo de fantasía, donde las relaciones laborales son equilibradas; donde existe respeto entre empleador y trabajador; donde hay derechos instalados, como ocurre en naciones muy desarrolladas (Suecia, Dinamarca, en fin), con las cuales siempre nos estamos comparando.
Sin embargo, lo que están viviendo los trabajadores en nuestro país dista mucho de esa realidad.
Dejar los pactos de adaptabilidad, que constituyen derechos esenciales de los trabajadores (jornada, horas extras, descanso), en una mirada de flexibilidad, de modernidad de las relaciones laborales, es un debate absolutamente etéreo.
Porque hoy día, a través de la disposición pertinente, sin sindicatos fuertes, con grupos negociadores que surgen ad hoc (los forma el propio empleador) y que no tienen la solidez y la titularidad de un sindicato, las jornadas pueden quedar reducidas ad aeternum.
Así, es factible que haya trabajadores abusados en sus derechos esenciales: jornada de descanso, horas extras, etcétera.
Yo me pregunto cómo modernizamos las relaciones laborales desde la precariedad en que hoy día se encuentran los trabajadores chilenos.
No estamos partiendo de niveles de sindicalización altos, ni de grados de negociación colectiva elevados. Por el contrario, ellos son muy muy bajos.
Entonces, hablar de modernidad es como funcionar ajustando todas esas normas a los intereses de las empresas para que dispongan de la mano de obra como se les antoje, sin organizaciones que defiendan y representen a los trabajadores.
Señor Presidente , aquí hay una situación que no es técnica, ni de resquicios constitucionales. Se trata de una discusión netamente política. Y, felizmente, esta reforma ha permitido llevarla a cabo; ha posibilitado develar las grandes diferencias existentes hoy día entre la Nueva Mayoría y la Derecha.
Estamos ante un proyecto que aprobaron tanto el Senado cuanto la Cámara de Diputados. Y el impacto que sobre él tuvo el fallo del Tribunal Constitucional fue el haber generado -lo he dicho en forma bien extrema- una pulverización de normas, un desequilibrio de normas.
Porque aquí se hace una reminiscencia fuerte respecto de los grupos negociadores.
Pero, señor Presidente , nosotros ya aprobamos que los sindicatos de trabajadores por obra o faena puedan negociar solo si ella dura 12 meses, y además, por voluntad del empleador, sin fuero ni huelga.
Hoy día, si equiparamos los grupos negociadores a los sindicatos en materia de titularidad, va a resultar la paradoja de que grupos negociadores conformados por dos, tres trabajadores podrán negociar con fuero y tendrán derecho a huelga, y, sin embargo, a un sindicato constituido -como el de los temporeros o el de los trabajadores por obra o faena- no le será factible hacerlo.
Porque el fallo del Tribunal Constitucional fue muy malo: ideologizado, politizado. Lo único que le interesaba era hacerse cargo de un requerimiento de los colegas de la Derecha mal planteado, pues solo observaron dos normas, titularidad y extensión, sin darse cuenta de que ello iba a tener un impacto y un alcance en el resto de las disposiciones aprobadas, donde el Senado y la Cámara de Diputados suprimieron los grupos negociadores del texto de la reforma laboral que despachó el Parlamento.
Entonces, hay un enredo normativo, un desequilibrio, provocado por el fallo ideologizado del Tribunal Constitucional ante el mal requerimiento que hicieron ustedes.
Y hoy día nos dicen que estamos incurriendo en desacato.
¡Por favor!
¡Qué desacato hay en el propósito de establecer resguardos para los trabajadores ante la confusión normativa que causó el Tribunal Constitucional!
Ustedes irán de nuevo al Tribunal Constitucional, instalarán titulares sobre el desacato, etcétera.
Me parece que están en una búsqueda destinada a debilitar cualquier posibilidad de que los sindicatos asuman una representación real de los trabajadores en nuestro país.
Señor Presidente, vamos a votar a favor del veto, que recoge y resguarda derechos esenciales de los trabajadores: jornada laboral, horas extras, horas de descanso. Ello ha de estar protegido por organizaciones sólidas, permanentes, como lo son los sindicatos.
Ahora, si hablamos de modernización, pienso que esta reforma laboral da una señal de flexibilidad y modernidad en cuanto a distribución de jornada (4 por 3); da una señal de flexibilidad, de modernización, en todo lo que es conciliación del trabajo con las responsabilidades familiares (hemos aprobado los pactos respectivos).
Entonces, a decir verdad, seguir con un razonamiento tan ideologizado le hace mal a la posibilidad de que los trabajadores de nuestro país tengan representaciones que les permitan relaciones humanas y laborales equilibradas con sus empleadores.
He dicho.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
En el tiempo que resta del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra el Senador señor Zaldívar, quien dispone de un poquito menos de dos minutos.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Señor Presidente , seré muy preciso, casi telegráfico, para referirme a lo que he escuchado.
En primer término, creo que no existe fundamento alguno para hablar de desacato, pues los pactos de adaptabilidad no fueron materia del requerimiento presentado ante el Tribunal Constitucional. Sí lo fue la titularidad sindical en el ámbito de la negociación colectiva.
No hay en el fallo una definición expresa a ese respecto, precisamente porque se entró a discutir si la titularidad se mantenía para los sindicatos o se extendía a los grupos negociadores.
Eso es lo que van a tener que resolver los tribunales en su momento. Serán ellos los que decidirán si el fallo del Tribunal Constitucional alcanza también a los grupos negociadores en materia de adaptabilidad.
En seguida, los mismos Senadores, después del fallo en comento, aprobamos aquí un proyecto de ley que les dio titularidad a los sindicatos en materia de adaptabilidad en el ámbito del turismo. Y nadie recurrió.
El señor ALLAMAND .-
¡Fue antes!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
No recurrieron dentro de plazo.
El señor COLOMA .-
¡Lo advertimos!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Y al respecto no ha habido ninguna objeción de tipo constitucional.
Por último, en nuestro concepto -yo estoy convencido de ello-, la única solución al problema surgido era una reforma constitucional que estableciera derechamente que la titularidad sindical, como lo creemos los democratacristianos, debe residir en los sindicatos, siempre que sean suficientemente representativos. Y si no los hay, se accede por supuesto a la negociación mediante los grupos negociadores.
De esa forma se da cumplimiento al Convenio 135 de la Organización Internacional del Trabajo.
Por lo tanto, creo que el planteamiento hecho respecto a la adaptabilidad y al desacato no tiene fundamento alguno.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
Señor Secretario , procedamos a la votación del veto enviado por la Presidenta de la República .
El señor LETELIER.-
Que se toquen los timbres, señor Presidente.
El señor LAGOS (Presidente).-
Así se hará.
El señor COLOMA.-
¡Necesitan un tercio nomás! ¡No es tan difícil...!
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
Antes de poner en votación las observaciones del Ejecutivo , debo aclarar que el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición fue sacado del documento original.
Por ello, las páginas que voy a citar cuentan con una numeración distinta a la que habría si se empezara desde la página 1.
El primer veto (página 54) es para modificar el numeral 37) del artículo 1° de la siguiente manera:
"a) Suprímese el inciso cuarto del artículo 303.".
Dicho inciso se halla en la segunda columna del comparado, y dice: "Tendrán derecho a negociar los sindicatos que cumplan con los quorum de constitución establecidos en el artículo 227.".
La referida observación fue aprobada por 3 votos a favor y 2 en contra.
El señor LAGOS (Presidente).-
En votación.
--(Durante la votación).
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
Quienes están a favor de este veto deben votar que sí, y aquellos que lo rechazan, que no o abstención.
El señor MONTES.-
¿Hay pareos?
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
No hay ninguna votación que requiera quorum especial. De consiguiente, los pareos rigen.
En este momento la Mesa tiene registrados dos: de los Senadores señores Espina y Patricio Walker y de los Honorables señores Moreira y Rossi.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LAGOS (Presidente).-
Terminada la votación.
--Se aprueba la letra a) de la observación N° 1) (15 votos a favor y 11 en contra).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Goic y Muñoz y los señores Araya, De Urresti, Guillier, Lagos, Letelier, Matta, Montes, Navarro, Quintana, Quinteros, Ignacio Walker y Andrés Zaldívar.
Votaron por la negativa las señoras Lily Pérez, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Chahuán, Coloma, García-Huidobro, Hernán Larraín, Ossandón, Pérez Varela y Prokurica.
El señor LAGOS (Presidente).-
Se deja constancia de la intención de voto afirmativo de los Senadores señores Bianchi, Harboe y Girardi.
El señor LARRAÍN.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín para un punto de reglamentario.
El señor LARRAÍN .-
Señor Presidente , sugiero que, con la misma votación anterior, se aprueben los dos letras siguientes del veto número 1), que corresponden a los dos pactos de adaptabilidad, las cuales fueron aprobadas por 3 votos a favor y 2 en contra en la Comisión de Trabajo.
El señor LAGOS ( Presidente ).-
¿Habría unanimidad para proceder de la manera indicada por Su Señoría?
Acordado.
¡No solo se trataba de una cuestión de Reglamento: también había contenido...!
El señor LARRAÍN.-
Era solo una propuesta, señor Presidente.
¡Ayudando al Gobierno siempre...!
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
De consiguiente, se aprobarán, con la misma votación anterior, las letras b) y c) del veto número 1).
--Se aprueban las letras b) y c) de la observación N° 1) con la misma votación precedente (15 votos a favor y 11 en contra).
El señor LABBE ( Secretario General ).-
El veto número 2) -páginas 192 a 193- es para suprimir el artículo quinto transitorio, y fue aprobado por 3 votos a favor y 2 abstenciones.
El señor LAGOS (Presidente).-
En votación.
--(Durante la votación).
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
Quienes están de acuerdo con esta observación deben votar que sí, y aquellos que la rechazan, que no o abstención.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LAGOS (Presidente).-
Terminada la votación.
--Se aprueba la observación N° 2) (17 votos a favor, 1 en contra y 11 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Goic y Muñoz y los señores Araya, Bianchi, De Urresti, Girardi, Guillier, Harboe, Lagos, Letelier, Matta, Montes, Navarro, Quintana, Quinteros e Ignacio Walker.
Votó por la negativa el señor Prokurica.
Se abstuvieron las señoras Lily Pérez, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Chahuán, Coloma, García, García-Huidobro, Hernán Larraín, Ossandón y Pérez Varela.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
El veto número 3) -página 193 del comparado- es para suprimir el artículo séptimo transitorio (figura en la segunda columna).
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín.
El señor LARRAÍN .-
Señor Presidente , los demás vetos se podrían aprobar con la misma votación precedente.
No sé si en las restantes observaciones el Senador Prokurica mantendrá su voto negativo o se va a abstener.
El señor PROKURICA .-
Me voy a abstener, señor Senador.
El señor LARRAÍN .-
Entonces, todas las observaciones que quedan se aprobarán con nuestra abstención y la del colega Prokurica .
El señor LAGOS ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, las restantes observaciones se aprobarán con la misma votación anterior, haciendo presente que el Senador se��or Prokurica también se suma al voto de abstención.
Acordado.
--Se aprueban los vetos números 3), 4) y 5) con la misma votación precedente, dejándose constancia de que el Senador señor Prokurica cambió su voto negativo a abstención.
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