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El señor SEGUEL (Vicepresidente).-
En el tiempo de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado señor José Miguel Ortiz.
El señor ORTIZ .-
Señor Presidente , hoy, jueves 3 de mayo de 2001, como hijo de Concepción, puesto que la mayor parte de mi existencia ha transcurrido en esa hermosa ciudad penquista, quiero hacer un reconocimiento a una familia vinculada a ella, que ha sido vital en mi desarrollo personal, profesional y político.
Exactamente, el domingo 22 de abril, después de 50 años, Establecimientos Nuria, de Concepción, bajó su cortina. Se van las viejas cosas queridas. En pleno corazón de Concepción, debajo de un portal, que muchas veces aleja los rayos del sol, un gran trozo de la historia penquista terminó por recibir a sus últimos comensales y dejar, de paso, un cúmulo de recuerdos y anécdotas entre quienes supimos apreciar a tiempo la calidad de una buena cocina, pero, especialmente, de una prolongada conversación entre amigos.
La familia Marsano , de Concepción, ya ha entregado dos generaciones. El establecimiento abrió sus puertas -en el mismo lugar donde cerró por término de giro- en la calle Barros Arana al llegar a Aníbal Pinto , teniendo como cabeza a don José Marsano -que en paz descanse-, junto con sus hijos Luigi y Ángel -cariñosamente, “Geli” para nosotros-, y su distinguida esposa, señora Carmen Crovetto viuda de Marsano.
¿Por qué rindo este homenaje a ese lugar que es parte de mi existencia? Establecimientos Nuria ha significado un encuentro real de miles de comensales, no sólo de nuestra ciudad, sino especialmente estudiantes de todas las universidades y establecimientos educacionales de Concepción.
El tiempo, implacable, asestó ahora sus golpes en uno de los locales más emblemáticos de la bohemia penquista. Mi gran amigo de siempre, especialmente en los momentos más difíciles, Ángel , “Geli” para nosotros, hizo noticia, en estos últimos veinte días, al expresar: “Dejo el negocio antes de que el negocio me deje a mí”. A sus 62 años, Ángel , su distinguida esposa y su retoño, merecen disfrutar después de más de 50 años de trabajo; pero también es importante en esta Cámara de Diputados recordar algunos hechos que para mí son estimulantes, esenciales, y forman parte de la historia de Concepción.
Durante los años políticos más difíciles que vivió el país, siempre, dentro de ese establecimiento, las discusiones se efectuaron con argumentos, con respeto y, especialmente, con altura de miras. Así lo recuerda Carlos Olivares Bernal , colaborador de los hermanos Marsano durante mucho tiempo.
Hay personas que trabajaron por más de cuarenta años en el Nuria; entre ellas, figura la señora Fresia Pincheira , quien fue parte de un reportaje del diario Crónica, de Concepción, titulado: “Hay clientes que han envejecido con nosotros”. Uno de esos soy yo. He envejecido en el tiempo porque, desde hace muchos años, el Nuria fue mi punto de encuentro y de muchos penquistas que, por sobre legítimas visiones y apreciaciones políticas, religiosas o de otra índole, éramos amigos de la familia Marsano. Prácticamente, éramos parte del inventario del Nuria. Fue por eso que el domingo 22 de abril, a la medianoche, como un símbolo, estuve presente con mis hijos; el doctor Arancibia y su retoño; mi hermano Alejandro ; Javier Guzmán , el periodista Juan Carlos Rojas , entre otros, para despedirnos, uno a uno, junto con alrededor de sesenta personas que laboraban en ese establecimiento, restorán y rotisería, y expresar: “Nuria, tus parroquianos de siempre te venimos a dar el último adiós”. Se fueron con nuestro aplauso.
Vimos cómo la gente llegaba a sacar fotos y grabar los últimos instantes de ese establecimiento que -repito- siempre va a ser parte de mi vida. Ese día, último de atención, estuvimos allí almorzando con el “Geli” y el miércoles 25 de abril, entre las 16 y las 20.15 horas, el martillo puso término a los más de 200 lotes que formaron parte de nuestra existencia.
A ese local acudió gente como usted, señor Presidente -estuvimos juntos muchas veces-; nuestro gran amigo Manuel Bustos; el Presidente Salvador Allende; el Presidente Eduardo Frei Montalva; el Presidente Patricio Aylwin; el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y también, cuando era ministro, el actual Presidente Ricardo Lagos, porque siempre fue el lugar de encuentro de todos.
En mi caso personal, después de mis tres elecciones como parlamentario, en la noche, cuando se abrían las puertas de establecimientos Nuria , el primer abrazo fue con mi hermano de siempre, Ángel Marsano .
Antes del plebiscito de 1980, nadie nos quiso arrendar su local para dar a conocer nuestra posición sobre el plebiscito. Sólo pudimos reunirnos en los establecimientos Nuria . Asimismo, el único acto en la provincia para plantear por qué nos oponíamos al plebiscito lo realizamos en ese local, y el orador de fondo fue el actual Presidente del Senado , señor Andrés Zaldívar Larraín .
Cómo no reconocer a la familia Marsano todo lo que ha entregado a nuestra querida ciudad de Concepción.
Por eso sentí que era necesario, en representación de miles de contertulios, con los cuales platicamos la amistad y desarrollamos encuentros positivos de nuestra existencia, hacer un reconocimiento especial al Nuria en esta Cámara de Diputados.
No solamente concurrieron al Nuria estudiantes y políticos; la clientela también conoció a artistas y hombres públicos tan importantes como “ Don Francisco ”, a quien recuerdan en el mesón solicitando un sandwich o un plato casero que era característico de ese lugar.
En nombre de mi familia y de miles de penquistas, le doy gracias a don José , que en paz descanse; a Luigi Marsano , que se nos fue hace trece meses; a la señora Carmen Crovetto , al “ Geli” Marsano , a la señora Aída , su distinguida esposa, y a su retoño, por todo lo que nos entregaron.
Les deseo lo mejor del mundo.
Señor Presidente , solicito que una copia de esta intervención sea despachada, en forma oficial por esta Cámara de Diputados, a don Ángel Marsano Crovetto y familia, de mi ciudad de Concepción.
He dicho.
El señor SEGUEL ( Vicepresidente ).-
Se enviará el oficio solicitado por su Señoría, con la adhesión del parlamentario que ha levantado su mano y del cual se ha tomado debida nota.
"
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