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El señor ANDRADE (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Raúl Saldívar .
El señor SALDÍVAR.-
Señor Presidente, el agua, como elemento vital, es escasa y, además, sobre demandada. No obstante, el agua para el consumo humano no se encuentra regulada mediante ley, sino a través del decreto exento N° 446, del Ministerio de Salud, por lo que puede cambiar cada vez que cambia el color político del gobierno, lo que no es conveniente para ninguna comunidad.
La importancia de regular el agua radica en dos grandes factores: su escasez y su importancia para la vida. Sin embargo, a pesar de eso, desde los albores de la revolución industrial se ha puesto en peligro la sustentabilidad de nuestro planeta, algo nunca antes producido por otra especie. En efecto, vemos como prevalece el enfoque antropocéntrico basado en la utilidad inmediata, que hace caso omiso del bien común y busca solo la mantención de un estándar de vida que, paradójicamente, puede provocar nuestra extinción.
Lo anterior se refleja claramente en la contaminación del agua, que, muchas veces, es provocada por la industria y la minería. Al respecto, son emblemáticos los casos de malformaciones en seres humanos provocadas por el alto contenido de arsénico y de plomo en el agua de localidades donde se realizan faenas mineras.
Este proyecto plasma algo que en la realidad ya acontece. En efecto, de acuerdo con lo señalado en la comisión por el jefe de la División de Prevención y Control de Enfermedades, al momento de formular la normativa sanitaria siempre se tomarán en consideración las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), contenidas en las guías para la calidad del agua potable. Sin embargo, como señala el dicho popular, “lo que abunda no daña”. Lo importante es el carácter legal que se le da a la protección de los ciudadanos y la certeza de que el agua que se consume en Visviri, en La Serena o en Concepción tiene la misma calidad y que cumple cabalmente con la normativa internacional.
No obstante las palabras del jefe de la División de Prevención y Control de Enfermedades, los chilenos debemos tener certeza de que, a pesar de las evidentes variaciones en el sabor del agua, el consumo es seguro. El agua que se consume en Valparaíso es tan inocua como aquella que se consume en Puerto Montt, lo cual, evidentemente, es beneficioso para todos.
El proyecto de ley da cuerpo a lo señalado explícitamente en la Constitución, la que consagra el derecho a la integridad física y psíquica de las personas. ¿Por qué es necesario legislar sobre la materia? Porque ambas en la realidad no se cubren.
A su vez, la regulación del agua tiene asidero en dictámenes de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, los que señalan que ha existido una excesiva concentración de químicos en el agua potable en numerosas comunidades. Es el caso de Alto Hospicio, de Antofagasta, de Copiapó, de Caldera, de Tierra Amarilla, de Chañaral, de Pichidangui, de Licantén, de Maule, de Aysén, de La Florida, de Lo Barnechea y de Pudahuel, comunidades en las que se ha constatado la existencia de altos niveles de químicos perjudiciales para el desarrollo humano. Algunas sustancias encontradas en proporciones graves fueron arsénico, plomo, sulfato, hierro y otras.
El hecho de que un recurso esencial para la vida, como el agua potable, se encuentre regulado en una norma infralegal debe hacernos reflexionar sobre los alcances del Poder Legislativo. No podemos legislar sobre todas las materias en que queremos incidir, lo que evidencia un exacerbado presidencialismo. No podemos dejar a discreción de la autoridad de turno la regulación del agua potable, sino que se debe garantizar, mediante ley, el derecho al consumo de agua con estándares elaborados por la Organización Mundial de la Salud. Ello, además, ayudará a la imagen de nuestro país ante la comunidad internacional.
Por lo tanto, es indispensable esperar que una nueva Constitución consagre el agua no solo como un derecho humano fundamental, sino que garantice que no será una expresión más de la desigualdad de nuestro país. Ojalá que en un futuro no muy lejano se incorporen sustancias nutritivas para el desarrollo de la vida humana en el agua potable, vehículo fundamental para la transmisión de elementos positivos para nuestra existencia.
He dicho.
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