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El señor ESPINOSA, don Marcos (Vicepresidente).-
En el tiempo de la bancada del Partido por la Democracia, tiene la palabra la diputada señora Cristina Girardi .
La señora GIRARDI (doña Cristina).-
Señor Presidente, como señaló la ministra de Educación, desde hace años estamos esperando discutir y aprobar este proyecto.
La titular de la cartera se refirió a la situación de inequidad de nuestras comunas. En efecto, comunas como Las Condes, que tienen 380.000.000.000 de pesos de presupuesto no pueden entregar el mismo nivel educativo que comunas con presupuestos de 10.000.000.000 o 20.000.000.000 de pesos. Así, no podemos pedir los mismos resultados educacionales a los hijos de una familia que vive en Lo Barnechea que a los niños y jóvenes de Cerro Navia o de La Pintana, porque Chile es desigual.
Chile ha sido históricamente desigual y no ha podido superar sus desigualdades. Este proyecto vuelve a plantear que es deber del Estado asegurar que haya igualdad. No lo pueden asegurar los municipios, porque estos no son iguales ni tienen las mismas condiciones económicas.
Hoy se plantea que el Estado asuma nuevamente una responsabilidad que había delegado en municipios desiguales, para que todos los chilenos, de Arica a Punta Arenas, puedan contar efectivamente con educación de la misma calidad. No se trata de nivelar hacia abajo, como se ha dicho muchas veces, sino de generar educación de calidad para todos los habitantes del país. Es el gran objetivo del proyecto. Agradezco que la ministra lo haya presentado y que lo estemos votando hoy.
Mi temor, como le planteamos a la ministra, y como lo hizo también el diputado Giorgio Jackson , es que esa responsabilidad no esté respaldada con los recursos necesarios para que el Estado entregue la educación que los niños chilenos merecen, porque la subvención no representa necesariamente lo que cuesta educar.
Además, hemos planteado en forma reiterada que la subvención es un mecanismo perverso en sí. El hecho de que la educación se financie mediante un sistema de subvención provoca necesariamente que la escuela esté preocupada de que los niños asistan a clases, no por la necesidad de educarlos, sino por la necesidad de financiar la educación. Ello, a su vez, hace competir a los establecimientos entre sí, porque asegurar el financiamiento y que el sistema funcione depende de que asista determinada cantidad de niños a la escuela, y no de las necesidades educativas de los alumnos ni del proyecto educativo. Es la cantidad de niños lo que asegura que el sistema funcione. Eso no puede ser; esa no es la labor de la educación. La labor de la educación es entender qué sucede con nuestros niños, cuáles son sus necesidades educativas y financiarlas, no preocuparse de la cantidad de alumnos que asisten al colegio para que el sistema funcione.
La subvención como sistema de financiamiento pone en peligro el objetivo que se ha propuesto nuestro gobierno de entregar educación de calidad a lo largo de todo Chile.
Nosotros hemos planteado que se establezca un financiamiento basal para los costos fijos que dicen relación con los profesores, con el personal, con la infraestructura y con los consumos básicos, pero también con el proyecto educativo que se implemente en determinadas escuelas. Si financiamos todo lo demás, pero no el proyecto educativo, no tiene sentido mantener infraestructuras vacías y profesores que no pueden desarrollar sus proyectos educativos. Por eso el financiamiento es tan importante, ministra.
En ese sentido, presentamos una indicación para incorporar un nuevo artículo transitorio que dispone que el financiamiento por escuela se determinará según matrícula, remuneraciones de trabajadores de la educación, características de la población que atiende, infraestructura, equipamiento, materiales según las modalidades educativas, distancia y transporte de sus estudiantes.
Actualmente tenemos serios problemas con la educación especial. Se supone que esta modalidad de educación recibe una subvención mayor; sin embargo, en el aula solo puede haber como máximo quince alumnos. Es la misma subvención que recibe un curso habitual de 40 niños; pero en este caso se trata de alumnos cuyas necesidades implican mayor exigencia para los educadores y profesionales. Por lo tanto, la educación especial en Chile no está financiada y tampoco lo estará con esta modalidad, porque no se hace cargo de sus necesidades reales. Eso es lo que fundamentalmente debemos entender de nuestro proyecto. Si asumimos una responsabilidad como gobierno, no nos amputemos la posibilidad, a través de un mecanismo de financiamiento perverso, de entregar la mejor educación que se merecen nuestros niños a lo largo del país.
Que el Estado financie directamente el ciento por ciento de los salarios de los profesores y de los asistentes de la educación es una de las ideas que planteamos cuando discutimos el proyecto sobre carrera docente. Se trataría de un costo fijo, no variable como la subvención.
Me parece que debemos hacer un esfuerzo radical. Si queremos una nueva forma de educación pública, debemos financiarla de manera distinta y velar por cumplir con nuestro objetivo.
Otro asunto importante de destacar y que también planteamos durante la discusión del proyecto es que actualmente el sistema de educación exige que los niños estén medicados. Es decir, el sistema no se adapta a los niños; son ellos quienes deben adaptarse al sistema. En cursos de 35 o 40 niños, aquellos alumnos que sufren complicaciones afectivas o emocionales concretas, o tienen trastornos de aprendizaje, son obligados a medicarse para que puedan permanecer en el sistema. Creemos que la medicación no tiene nada que ver con la pedagogía; no es tarea de las escuelas.
Los establecimientos educacionales deben incorporar a todos los niños y niñas de nuestro país.
He dicho.
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