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El señor SILBER (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Gahona .
El señor GAHONA.-
Señor Presidente, en estos últimos años nuestro país ha experimentado un profundo proceso de debate en torno a la necesidad de dotar a Chile de un sistema educacional moderno, que responda a las demandas que impone el futuro del país.
En ese contexto, de alguna u otra forma estamos todos de acuerdo en la idea de mejorar nuestra educación, particularmente la dependiente del Estado, que es la que efectivamente más problemas tiene, y que todos los chilenos tengan la posibilidad de acceder a una enseñanza de calidad.
Sin embargo, el gran debate suscitado radica en la forma en que llevaremos a cabo este complejo pero necesario proceso de mejoramiento. Para algunos, lo anterior se resuelve con más Estado, con mayor burocracia y aplicando recetas que pensábamos que se encontraban superadas en nuestro ideario político e institucional.
En efecto, tal como lo indica el proyecto, todos queremos un mejoramiento sustancial de nuestra educación pública a través de una política permanente que promueva la calidad de la enseñanza. Sin embargo, la forma en que este proceso se ha llevado a cabo: en un contexto y sobre la base de la idea de la retroexcavadora, nos induce a pensar que la presente iniciativa no se encuentra lo suficientemente bien elaborada ni concertada en sus aspectos fundamentales con todas las fuerzas políticas y sociales de nuestro país, como se ha visto reflejado aquí.
Parece ser un hecho sintomático que ningún sector social de nuestro país se encuentre plenamente de acuerdo con el proyecto en comento, y en este sentido espero que su discusión y análisis se profundicen.
Ojalá podamos devolver la iniciativa a la Comisión de Educación y que ello nos conduzca al trabajo de un proyecto que recoja los reales requerimientos de nuestro sistema educacional con el objeto preciso de mejorarlo y no empeorarlo, como pienso que sucede ahora tal como lo vemos.
En efecto, uno de los problemas que avizoramos dice relación con la pretendida responsabilidad del Estado en la gestión educacional, pues, en este caso, al crearse una nueva institucionalidad, el proyecto no resuelve sustancialmente los problemas de fondo que experimenta nuestro modelo educativo en la materia.
De esa forma, la nueva institucionalidad estará conformada por los mismos funcionarios, los que seguirán cumpliendo la misma labor, de la misma forma, sujetos, además, al mismo régimen laboral y vinculados aún con los mismos incentivos. El único cambio dice relación con una mayor centralización en torno a la toma de decisiones y responsabilidades.
Otro aspecto importante a abordar dice relación con el traspaso de los actuales funcionarios municipales de la educación a los servicios locales. En particular, llama la atención que el proyecto no resuelva a cabalidad qué pasará con los actuales funcionarios de los DAEM o de las corporaciones municipales que no sean traspasados a la nueva estructura de la educación pública.
Si bien el proyecto establece un mecanismo de indemnización para quienes no sean traspasados ni reubicados en otras funciones municipales, no queda claro cómo se llevará a la práctica este proceso, ya que no existe un detalle de los supuestos utilizados para calcular los montos y el número de personas que deberían ser indemnizadas.
Una vez más, reformas a medias.
En otro ámbito, debemos hacer presente que la realidad de las municipalidades es absolutamente diferente en uno u otro caso, y no solo en los aspectos económicos, sino también en los demográficos y geográficos. En este sentido, el proyecto de ley no se hace cargo del problema.
A mayor abundamiento, el sistema de aseguramiento de la calidad de la educación escolar todavía constituye una institución que se encuentra en formación y, por tal motivo, no conocemos los efectos más importantes de su establecimiento en torno al mejoramiento de la calidad escolar. Sin embargo, el proyecto propone modificaciones en él que no lo fortalecerían, dejando sin aclarar niveles de responsabilidad, extirpando con ello una idea que todavía no sabemos si es útil para el desarrollo de nuestra educación.
Finalmente, nos encontramos ante una iniciativa en que si bien compartimos el diagnóstico en torno a mejorar la educación, rechazamos de plano la forma en que se ha llevado a cabo.
Esperamos sinceramente que en la tramitación legislativa puedan sortearse las deficiencias de este proyecto.
He dicho.
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