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El señor ANDRADE (Presidente).-
En discusión las proposiciones de la Comisión Mixta. Tiene la palabra el diputado señor Sergio Gahona .
El señor GAHONA.-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero reconocer tanto al ministro de Energía, señor Máximo Pacheco , como al secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, señor Andrés Romero , por su disposición al diálogo y por la voluntad política de lograr un acuerdo transversal en un proyecto tan importante como este; voluntad que se plasmó en el arduo trabajo llevado a cabo durante meses por la mesa técnica, compuesta por nuestros asesores, los asesores de los senadores y los técnicos del Ejecutivo y de la Comisión Nacional de Energía.
El proyecto tiene objetivos muy claros y ambiciosos, que vienen a modernizar un sistema de transmisión que se ha ido quedando rezagado en relación con los sistemas de transmisión de los países desarrollados.
En efecto, el proyecto, entre otras disposiciones, crea el coordinador independiente del Sistema Eléctrico Nacional, organismo que vendrá a reemplazar al actual Centro de Despacho Económico de Carga (CDEC); establece una planificación estratégica de la expansión de la línea de transmisión a largo plazo, y crea los polos de desarrollo, que serán de vital importancia para los pequeños proyectos de producción de energía limpia que hoy se ven imposibilitados de ejecutarse.
Para el desarrollo de nuestro país es importante contar con un sistema de suministro eléctrico que pueda satisfacer los crecientes requerimientos energéticos del país, así como que este sea seguro, limpio, de bajo costo, que permita reducir la emisión de contaminantes, disminuir el alto precio que pagan nuestros ciudadanos por la energía que consumen y mejorar la competitividad del país en los años venideros.
Se estima que para ser un país desarrollado se requiere duplicar la producción y consumo de electricidad en los próximos diez o quince años, y así, sucesivamente, lo que obliga a asegurar un suministro suficiente de energía para evitar que este factor se convierta en una traba al desarrollo social y económico del país.
Sin embargo, pese al sostenido aumento de proyectos energéticos en los últimos años, estos enfrentan crecientes dificultades para desarrollarse, tanto por la complejidad y duración de la tramitación ambiental como por la presión de la opinión pública, que parece dispuesta a oponerse a toda alternativa convencional, ya sea esta termoeléctrica o hidroeléctrica.
Así, uno de los temas claves, y que, lamentablemente, se ha tomado por completo la discusión de un proyecto de esa envergadura, es la identificación de los polos de desarrollo y su aporte de energías renovables no convencionales. Equivocadamente, se ha argumentado que la incorporación de cuotas de energías renovables no convencionales irían en pro de este tipo de proyectos; sin embargo, esto no es así, sino todo lo contrario.
A través de esos polos de desarrollo se formaliza en el proyecto de ley la existencia de zonas de alto potencial de generación, las que serán identificadas por el Ministerio de Energía, y que tienen por finalidad utilizar un único sistema de transmisión de energía eléctrica con el objeto de minimizar el impacto territorial, social y ambiental de su explotación, además de viabilizar la construcción de pequeños proyectos que no cuentan con los recursos para desarrollar sus propias líneas de transmisión.
Gracias al lobby ambientalista se logró instalar la idea generalizada de que esos polos de desarrollo estaban pensados para viabilizar y facilitar el camino a proyectos como Hidroaysén, lo que no tiene ningún asidero. Un proyecto de esa naturaleza tiene las espaldas suficientes como para costearse su propia línea de transmisión y no necesita para ello coordinarse con pequeños proyectos de generación.
Sobre el mismo punto, uno de los temas más debatidos durante la tramitación del proyecto fue la incorporación de una cuota de energías renovables no convencionales en la identificación de estos polos de generación. De esta manera, para que una determinada zona fuese considerada polo de desarrollo, su producción de energía eléctrica debía provenir, en cierta medida, de energías renovables no convencionales.
Quiero señalar que en nuestro país son consideradas energías renovables no convencionales la eólica, la pequeña hidroeléctrica (centrales de hasta 20 megawatts), la biomasa, el biogás, la geotermia, la solar y la mareomotriz.
Originalmente, esta iniciativa de ley no contemplaba energías no convencionales. Sin embargo, durante la tramitación en la Cámara de Diputados, en la Comisión de Minería y Energía se incorporó un requisito de 70 por ciento de energías no convencionales para determinar un polo de generación. La Comisión de Hacienda lo restringió a 20 por ciento. Pese a ello, al ser analizado en detalle en el segundo trámite legislativo en el Senado, la Comisión Nacional de Energía aportó un análisis que demuestra el negativo impacto que tendría la inclusión de un guarismo, en especial uno tan alto como el propuesto por los propios diputados oficialistas.
Al efecto, en dicho estudio la Comisión Nacional de Energía analizó 96 subcuencas hídricas, entre la Región de Arica y Parinacota y la de Los Lagos, sin considerar las regiones de Aysén y de Magallanes, en razón de haber sido excluidas de la discusión y del texto aprobado por el Senado. Dicho estudio de la Comisión Nacional de Energía demuestra el impacto de incorporar metas de energías renovables no convencionales, lo que reduciría el potencial hidroeléctrico de manera considerable.
Afortunadamente, y sin perjuicio de la argumentación de algunos parlamentarios oficialistas, quienes insistían en colocar un guarismo de energías no convencionales a los polos de desarrollo, privando con ello a nuestro país de energía limpia y barata, logramos un acuerdo para dejarlos sin exigencia específica de energías no convencionales.
Resulta increíble que, a estas alturas del debate, con informes y estudios tanto del Ministerio de Energía como de la Comisión Nacional de Energía y del Banco Mundial, algunos parlamentarios sigan insistiendo en esta idea.
Por otro lado, resulta incomprensible que parlamentarios que no estuvieron en la discusión en la Comisión de Minería y Energía, que nunca, durante todo el tiempo de tramitación, se interesaron por el proyecto, no participaron de la mesa técnica, ni ellos ni sus asesores, a última hora y por presiones del lobby ambientalista, afecten y pongan en duda un largo y arduo trabajo llevado a cabo durante meses, labor que se realizó con altura de miras, pensando en el futuro de Chile, en una política de Estado guiada por el ministro de Energía y consensuada con muchos actores, que permita gradualmente encaminar a Chile en la senda del desarrollo de una energía limpia, económica y con seguridad de suministro.
Chile debe avanzar al desarrollo y para ello necesitamos energía, por lo que las decisiones valientes deben tomarse ahora y no cuando sea demasiado tarde.
He dicho.
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