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El señor NAVARRO.-
Señor Presidente, la verdad es que las reformas curriculares son siempre complejas.
Chile registra un número de horas de clase tan elevado como el de Corea del Sur. Somos el quinto país del mundo con más carga laboral, y, en materia curricular, estamos en el tercer o cuarto lugar en cantidad de horas.
La aplicación de la jornada escolar completa ocupó hasta las 17 a todos nuestros niños. Todavía espero su evaluación, pues creo que los resultados se han falseado. En muchos colegios no ha acrecentado la calidad de la formación. Por el contrario, muchas veces ha apuntado en contra.
En tal sentido, se ha instalado un debate nacional acerca de la utilidad de las tareas para la casa. La práctica corriente de una jornada hasta las 17, en muchos casos, durante los cinco días hábiles de la semana o al menos cuatro, a lo que se suman esas obligaciones, deja a niños y adolescentes con poco espacio para el ocio creativo o productivo, como decían los griegos. Porque se puede aprender también jugando. Las tareas para la casa se hallan hoy día cuestionadas, pues significan una recarga para los estudiantes.
Además, existe una fuerte discriminación entre los niños cuyos padres son profesionales -la medición de calidad permite comprobar que eso aumenta la posibilidad de ser educacionalmente exitoso- y aquellos cuyos padres no terminaron la enseñanza media.
Y es distinto si se posee o no un computador o se puede o no acceder a los medios tecnológicos, lo que va de la mano con la capacidad económica.
Lo que resulta claro es que toda reforma curricular debiera surgir de un amplio debate. Hoy día se propone un proyecto para incorporar la educación financiera en la enseñanza media, el que comparto, pero su aplicación se debe abordar necesariamente con la comunidad escolar: profesores, estudiantes, padres y apoderados.
Y si para instalar el ramo tenemos que eliminar otro, estoy por discutirlo.
Hemos planteado el aumento de las horas de Educación Física para una población infantil que, en relación con la década de los setenta, ya no enfrenta la desnutrición, sino la sobrenutrición, paradójicamente. El cuarenta por ciento de nuestros jóvenes en primero a cuarto medio presentan obesidad, es decir, un excesivo consumo de calorías, en relación con los requerimientos básicos.
Se han tomado diversas medidas, como la de eliminar el azúcar y la sal en la comida proporcionada por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, con resultados bastante precarios.
Quisiera solo comentar, al margen y aprovechando la oportunidad, que ello ha redundado en un tráfico de sal. Los niños la llevan adicionalmente. Si no, el cuarenta por ciento de las colaciones se pierde, de acuerdo con lo que nos dicen las mujeres que trabajan en entregarlas. Es decir, de cada diez, cuatro no se comen. ¡Ello representa el cuarenta por ciento del programa de alimentación, que es el más caro del Ministerio de Educación!
Cualquiera reaccionaría ante la prescindencia abrupta del producto. Debió establecerse la gradualidad. Los niños provenientes de hogares de escasos ingresos que no pueden dejar esa comida por ser su único alimento llevan sal. Entonces, se da el tráfico.
Todas estas medidas se tienen que tomar con la debida consideración de la experiencia práctica de los que están en el aula y de los que trabajan abajo en el sistema educacional.
Voy a votar a favor, haciendo la prevención de que tampoco aceptaré que la asignatura de Filosofía se subsuma en una clase amplia de Educación Cívica.
¡Creo que estamos dando una pésima señal! ¡Ni bajo Pinochet se planteó eliminarla del currículo de enseñanza media. Y ahora, en democracia, cuando todos decimos que hay que pensar más y no tanto mediatizar más, se pretende suprimir dicha asignatura.
Esa es una pésima señal para los estudiantes y, también, para nuestro país y su fondo cultural.
Espero que esa situación se arregle.
Ha habido información precaria. Y no me convence la explicación que dio el Ministerio de Educación.
Discutamos el currículo de enseñanza media -entre sus ramos, el de Educación Financiera- de abajo hacia arriba y no solo de arriba hacia abajo.
Voto a favor.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor MOREIRA .-
¡Mi general era filósofo! ¡Por eso, él nunca quiso eliminar de la enseñanza escolar el ramo de Filosofía!
El señor MONTES .-
¡Que explique qué quiere decir, señor Presidente!
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