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El señor ARANCIBIA (Vicepresidente).-
En el turno siguiente, correspondiente al Comité de Renovación Nacional, tiene la palabra el Diputado señor Luis Valentín Ferrada .
El señor FERRADA .-
Señor Presidente , quiero aprovechar esta oportunidad para referirme, de manera breve, pero lo más completa posible, a un tema antiguo, pero al mismo tiempo muy actual y nuevo, porque a pesar del mucho tiempo transcurrido, lejos de haberse resuelto los problemas que continúan agobiando a los sectores campesinos del país, éstos han venido agravándose de manera tal que muchos pensamos que se ha topado un fondo muy bajo.
Quiero llamar nuevamente la atención de nuestra Cámara, del país y de las autoridades nacionales, por la muy aflictiva situación que enfrentan las economías regionales agrarias del país. Regiones como la Tercera, que su Señoría representa en esta Sala, como la Cuarta, Quinta, Sexta , Séptima, Octava, Novena , Décima y Undécima , están viviendo ya no sólo de su actividad agrícola, sino que como consecuencia de ser ése el motor principal de la economía regional en el conjunto mismo de sus actividades sociales, una situación de franca desesperación. Lo que los campesinos producen en el país, que son los alimentos de los cuales se valen todos los chilenos para comer diariamente, no tienen precio: el valor del trigo ha caído enormemente y no es rentable; la leche se hace cada día menos rentable por el precio que se paga por ella; la carne, la actividad ganadera, lo mismo. Lo que los campesinos producen con enorme sacrificio, no vale nada; no reciben nada. Y no hay tampoco para ellos una voz del Estado que, de una manera efectiva, haya podido paliar una situación que prácticamente se arrastra en los últimos diez años.
A este fenómeno económico-social se añade -como todo el mundo sabe- otro de sequía inmensa, que ha venido a hacer todavía más graves las cosas. Pero las autoridades nacionales -y no quiero hablar esta noche como parlamentario de Oposición, sino que sólo con el mejor título que tengo: el de diputado por Linares ante el Congreso Nacional- no escuchan la voz del campesinado, no escuchan la voz de los pastores católicos y de los obispos de esas regiones, que han hecho muchos pronunciamientos en este sentido; no escuchan la voz de las autoridades regionales que aún comparten los mismos ideales políticos del gobierno que sostienen. La ciudad, el hombre de ciudad, no escucha la voz de las familias campesinas del país. Pasa el tiempo, se hacen anuncios, promesas para resolver, a veces, pequeñas movilizaciones o grandes reuniones, como las de San Carlos el año pasado, pero, a corto andar, el problema de los campesinos siempre se va postergando. El país no tiene conciencia de lo que puede significar, en corto tiempo, la ausencia de una política de alimentos para el país.
Hablamos del problema de la agricultura como si fuera el de un sector o de un gremio, y no se comprende por la comunidad nacional la enorme trascendencia que puede tener el hecho de que enfrentemos una crisis alimentaria de proporciones. Nadie ha evaluado hasta ahora lo que para un Estado significa ser dependiente de terceras potencias para alimentar su población. Nadie ha dicho nada sobre el impacto que puede ocasionar en la salud de la población la circunstancia de que los productores de alimentos enfrenten una crisis grave en el corto plazo. Nadie ha dicho acerca de lo que puede significar para la economía general del país que la producción de sus alimentos, reiterada y sucesivamente, no encuentre un camino de progreso y desarrollo. Éste no es un problema que deba tratarse como un asunto de Oposición y de Gobierno. Nadie debiera asumir esto como una crítica a un partido o a un gobierno. El problema agrario, por su dimensión, naturaleza, alcances y efectos, es del Estado de Chile. Son muchas las regiones del país que, en su poblamiento, desarrollo de su vida social, ocupación de su territorio, en las más extremas, incluso, en el hacer soberanía civil de dominio y conquista del territorio nacional, dependen de la actividad de nuestros ganaderos, de los que siembran el trigo, de los que sacan la leche de cada día. Pero ellos no valen nada frente al país. Por cada cien pesos que se invierten en Santiago en obras públicas, con suerte en las regiones agrícolas se invierte un peso.
En la Región Metropolitana se construyen puentes, caminos, túneles, líneas de ferrocarril subterráneo y muchas obras públicas de gran interés, que todos admiramos. Pero en mi provincia de Linares, todos saben que desde la época del gobierno de don Carlos Ibáñez no hay obras públicas nuevas que contabilizar. En Linares, ¿quién construyó el hospital? Don Carlos Ibáñez ; los pocos caminos pavimentados, el gobierno de Ibáñez; la planta Iansa, que ha dado soporte a la actividad económica de la remolacha, don Carlos Ibáñez . Y así todo sigue igual, porque las provincias agonizan en una suerte de letargo, de parálisis en su desarrollo, porque la voz del campesinado no cuenta en esta suerte de economía moderna que pareciera considerar a nuestra gente de provincia como una cultura casi de segunda categoría.
Señor Presidente , quiero llamar la atención. El tema no está puesto hoy en la tabla de la agenda nacional. Los problemas del terrorismo, de la salud, en otro sentido, o el de educación, han acaparado las primeras páginas de los diarios. Pero yo faltaría a mis deberes parlamentarios de representación esencial del pueblo que me trajo a esta Sala si, una vez más, sin majadería, sin procurar darle a mis palabras ningún tono dramático, más allá del necesario, no pusiera un acento esencial en que la voz del campesinado debe ser oída por las autoridades gubernamentales.
El Banco del Estado, que no existe sino como organismo público para cumplir con los objetivos de su ley fundacional, ¿en qué se diferencia hoy de un banco lucrativo cualquiera del sector privado? En nada. Compite mano a mano con la banca privada, pero para el campesinado, para el fomento de la pequeña industria, para el apoyo de la familia agricultora chilena, no hay una palabra, una iniciativa, una acción de aliento.
Corfo, Corporación de Fomento de la Producción, ¿qué fomenta hoy día? ¿Qué producción atiende? Una institución que fue el orgullo -y con razón- de los gobiernos radicales de los años 30 y 40, no tiene una sola acción, una sola gestión, una sola mirada sobre las provincias agrarias de Chile.
Por eso, al concluir la primera semana de enero, en que me consta que son muchas las familias, quizás las más modestas, cultas y dignas del país, de la Tercera, Cuarta, Quinta, Sexta , Séptima, Octava, Novena , Décima , Undécima y Duodécima regiones, que nadie escucha ni atiende, permítaseme levantar mi voz por ellas.
Pido que se envíen oficios a su Excelencia el Presidente de la República y a los Ministros de Agricultura , de Economía y Vicepresidente de la Corfo , en que se transcriban mis palabras dichas sin dramatismo, porque no he hecho un discurso político, sino sólo parlamentario, cuyo destino es que cerca de 2 millones de chilenos, que viven una situación en verdad muy aflictiva, tengan un pronunciamiento del Estado que finalmente pueda solucionar sus problemas.
He dicho.
El señor ARANCIBIA (Vicepresidente).-
Se enviarán los oficios solicitados por su Señoría, incluido el texto de su intervención, con la adhesión de los Diputados señores Bayo, Álvarez-Salamanca y García-Huidobro .
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