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- rdf:value = " El señor ORTIZ ( Presidente accidental ).-
La Mesa tiene la mejor disposición de cumplir fielmente lo acordado.
En el tiempo de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el Diputado señor Jorge Pizarro.
El señor PIZARRO .-
Señor Presidente , pienso que éste es un debate necesario, positivo y bueno.
Aunque el tiempo cedido por mi Comité es breve, quiero decir que el matrimonio civil es indisoluble y constituye un compromiso para toda la vida, y que las normas establecidas pueden considerar algunas excepciones.
En Chile existe el divorcio y es el peor de todos. La nulidad, mediante una farsa legalizada, obliga a cada miembro de la pareja, al abogado y a todos quienes intervienen, a mentir para los efectos de decretar la nulidad mediante la incompetencia del oficial del Registro Civil que celebró ese matrimonio. Es el peor de todos los divorcios que existen. Deja en la indefensión a los miembros de la familia, en especial a los que están en una situación de mayor debilidad, que son los hijos y la mujer.
Además -para qué vamos a insistir, ya se ha dicho-, se produce por el solo acuerdo de la pareja, mediante una negociación de los bienes que se tengan en común; se requiere mentir, contar con recursos para contratar un abogado y proceder a declarar la incompetencia del oficial del Registro Civil . También es discriminatorio, por las razones que se han dado: si se tienen los recursos, se puede conseguir la nulidad.
Por lo tanto, el problema de nuestra sociedad es ver de qué manera enfrentamos la realidad que existe: si lo hacemos con la verdad y transparencia, buscando fortalecer la familia y proteger a los niños o, lisa y llanamente, nos hacemos los lesos, mantenemos la farsa que es la nulidad y seguimos tal como se ha hecho durante todo el presente siglo.
Me parece que lo lógico es que esta Corporación, el Congreso Nacional, reaccione frente a la realidad del Chile de hoy.
La señora Berta Belmar , directora del Registro Civil , ayer entregó una cifra que indica que el 42 por ciento de los niños nacen fuera del matrimonio en nuestro país.
En la Cuarta Región, que represento, es peor la situación: uno de cada dos niños que nacen son hijos naturales o ilegítimos.
Cabe preguntarse producto de qué relación son esos niños, si todos los matrimonios que conocemos son legales o uniones de hecho, convivencias, relación de pareja estable; en definitiva, si forman o no una familia. Ahí nos vamos dando cuenta de que cada día es más creciente la situación de matrimonios -digamos las cosas como son- reconocidos por el resto de la gente desde el punto de vista social, cultural y del concepto de la formación de un matrimonio y del establecimiento de una familia, pero no son legales. ¿Por qué? Porque alguno de los miembros no se puede casar por no haber obtenido la nulidad mediante este subterfugio, por distintas razones. El hecho concreto es que cada día en nuestro país hay más matrimonios, en el entender de la gente, que no tienen un resguardo o asidero legal.
Nuestra sociedad, frente a esta situación, ha reaccionado con hipocresía social, con indiferencia, la mayoría -como acá se ha dicho- con egoísmo y, en mi opinión, con una gran cobardía, porque lo que ocurre en la vida diaria es totalmente distinto.
¿Qué pasa con aquellos que tuvieron una ruptura matrimonial y quieren rehacer su vida? Soy de los que se casó para toda la vida, pero, al igual que muchos otros chilenos, hemos vivido o conocemos esta otra realidad: que no pudo ser para toda la vida, no porque no quisiéramos, sino porque llega un momento en que la situación obliga a una ruptura matrimonial por cautelar el bien común de la propia familia, de los hijos, de la cónyuge.
Aquí se han mencionado, por el Diputado señor Elizalde , los efectos negativos del divorcio, pero hay que señalar también, con toda claridad, los problemas que se generan en aquellos matrimonios que se mantienen obligadamente juntos, los efectos que se producen en los niños cuando sus padres viven en una permanente pelea, en conflictos y agresiones de todo tipo.
Esta Corporación aprobó una ley sobre violencia intrafamiliar, y así también debemos enfrentar los problemas que se producen en el matrimonio y en las parejas.
Ni hablar de la hipocresía de la infidelidad, de los matrimonios que se ven muy lindos en el papel, pero resulta que uno de los cónyuges tiene dos, tres o cuatro amantes o, lisa y llanamente, el problema que se produce con la pareja se resuelve en otro lado, con la aceptación social. Por eso digo que hay hipocresía, cobardía, y esa no es la mejor manera de enfrentar el problema.
No debemos actuar como las avestruces y esconder la cabeza bajo la tierra, sin preocuparnos de lo que pasa en la superficie. Si queremos terminar con la discriminación de los hijos, generar igualdad de oportunidades, proteger a nuestros niños, a la familia y el principio de que el amor es la base de la relación de pareja y lo que permite que exista una familia estable, duradera, rica en sentimientos, que es la base de la sociedad, debemos enfrentar la realidad con la verdad por delante, con transparencia, a través de una solución legal que termine con la farsa de la nulidad y permita avanzar por un camino adecuado para solucionar los problemas que viven miles de chilenos, tanto padres como hijos. Lo peor es mantener la situación actual.
Anuncio que votaré favorablemente la idea de legislar. Lo hago de acuerdo con la responsabilidad política que se me otorgó al ser elegido parlamentario; también como católico, como hombre de fe y conforme a mi recta conciencia.
He dicho.
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