-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/662272/seccion/akn662272-ds4-ds5-ds71
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2453
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1237
- rdf:value = " El señor ARANCIBIA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL .-
Señor Presidente , a esta altura del debate, nos agradeceremos mutuamente si hacemos un esfuerzo de síntesis. Creo que mucho más que convencernos unos a otros, es el momento de fijar posiciones, de dejar establecidos argumentos, en un debate que, sin duda, va a continuar.
Ayer vimos con detención y llegamos a un consenso -palabra tan de moda, pero que en este caso está llena de significado- en cuanto a determinar los problemas que afectan a la institución de la familia chilena y a la necesidad evidente de introducir ciertas reformas a la Ley de Matrinonio Civil para atender situaciones particulares que se están produciendo en el seno de esta institución.
Con el mejor espíritu, ayer también se propusieron soluciones novedosas, creativas, que, manteniendo principios que, a juicio de muchos de nosotros, son irrenunciables, porque dicen relación con lo que entendemos es el correcto orden social, propendían a dar solución a situaciones particulares que el legislador debe atender.
Desgraciadamente, ayer se rechazó el proyecto al que muchos de nosotros adherimos. Entonces, viene la necesidad de pronunciarse -como muy bien planteaba el Diputado señor Gajardo - sobre un proyecto concreto que nos propone soluciones divorcistas, que dicen relación con la disolución del vínculo del matrimonio que, hasta ahora, es indisoluble.
Se han dado dos tipos de razones para abordar las soluciones divorcistas, y efectuado ciertos planteamientos y argumentaciones conciliadoras que, de alguna manera, plantean elusiva e inteligentemente que se afirma el principio, pero se niega su desarrollo. Se sostiene que el matrimonio indisoluble, en la práctica, se hace disoluble.
Varios señores diputados han planteado razones mucho más francas que, a mi juicio, dicen la verdad con mucho más sinceridad. Lo que se está tratando de hacer aquí es producir un cambio cultural, institucional; es avanzar hacia lo que ellos estiman que es la modernidad y el progreso.
Las primeras aseveraciones y argumentaciones dicen relación con afirmar el principio y negarlo en la práctica, ya que no es posible conciliar lo inconciliable; no es posible hacer coherente lo incoherente. Mantener el matrimonio como una institución indisoluble y, al mismo tiempo, permitir o abrir la posibilidad de su disolución, es cambiar una institución que hasta ahora ha sido estable por una desechable. Lo que se hará hoy en Chile, de aprobarse esta ley en la honorable Cámara de Diputados, será convertir al matrimonio chileno en una institución desechable.
El segundo argumento también es insostenible, porque significa una voltereta intelectual: afirmar que el propósito del divorcio es proteger la institución de la familia. Esto representa una contradicción lógica en los términos. Es -repito- una voltereta intelectual y, además, desafía toda la evidencia empírica que la Diputada señora María Angélica Cristi , con una enorme y estremecedora cantidad de datos, hoy nos ha demostrado.
¿Qué afirmamos nosotros, y ésta es una cuestión esencial? Que para muchos de nosotros el matrimonio es una institución de orden público. Es un contrato, sí, pero de orden público, no un simple contrato privado. La razón que da el derecho natural es que el matrimonio se perfecciona por la tradición de la persona de los cónyuges; el resto de los contratos se perfecciona por la tradición, por el arrendamiento o por otro tipo de convención sobre los bienes de las personas. En el matrimonio se dan mutuamente las personas; en cambio, en el resto, se transan los bienes de ellas. El matrimonio es de orden público, porque no compete exclusivamente a los contrayentes, simplemente por no corresponder a los intereses de dos personas que lo contraen. Es de orden público, porque genera relaciones para los hijos y relaciones de suma importancia para toda la sociedad; por lo tanto, les compete a todos.
El señor ARANCIBIA (Vicepresidente).-
Señor diputado , le ruego redondear la idea, porque el tiempo se acaba.
El señor CARDEMIL .-
Bien, señor Presidente . No ocuparé más de dos minutos.
En la mañana, el Diputado señor Ávila planteó algunas preguntas que llamó punzantes, y ésta es una de ellas: ¿Qué le corresponde hacer al legislador? ¿Qué es el legislador? ¿Qué es una norma? Una ley es una declaración racional de la voluntad dirigida al bien común, que no es el bien de la mayoría ni de la minoría, sino del todo y de las partes.
Al legislador no le corresponde ir a la zaga de la sociedad, solucionando problemas como asistente social o recogiendo, muchas veces, como decía don Jorge Alessandri, sus detritus, sino plantear principios, precisamente el deber ser, lo que queremos para la sociedad del mañana, el país que debemos construir para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos.
Además -con esto termino-, el proyecto presenta -como lo explicó notablemente el Diputado señor Gajardo - en sí mismo, en su postulación, serios inconvenientes. Las causales de disolución del vínculo contempladas en los artículos 51 y 52 no son sino la institucionalización de la antiquísima institución del repudio; en el mejor de los casos, del repudio mutuo de los cónyuges y, en el peor, del repudio unilateral.
De aprobarse la institución del divorcio en la situación de transformación cultural que vive el país; de aprobarse esta amenaza para la cultura y la identidad nacional, en un momento en que parece perderse el norte de la realidad y de la necesidad de una ética objetiva para reemplazarla por la moda, no me cabe duda de que daremos un golpe mortal a una acción civilizadora de siglos, que ha construido, sobre la base del matrimonio y la familia, una forma de ser chilena, occidental y cristiana.
Lo digo como diputado católico, porque no puedo desdoblarme de esa condición: de aprobar la Cámara el divorcio se estará dando un paso decisivo en la descristianización del país, que es lo mismo que su desculturización.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/662272
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/662272/seccion/akn662272-ds4-ds5