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- rdf:value = " ARBITRAJE CON ESPAÑA Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON GRAN BRETAÑA A PROPÓSITO DE DETENCIÓN DE SENADOR PINOCHET. OFICIO
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente, se han cumplido diez meses del secuestro de Estado efectuado por el Reino Unido en la persona del ex Presidente de la República, ex Comandante en Jefe del Ejército y actual Senador en ejercicio, don Augusto Pinochet Ugarte.
En las últimas semanas, se han concentrado varios acontecimientos o hechos de relevancia mayor en materia de derechos humanos o relativos al secuestro de Estado del cual es víctima el Honorable señor Senador y ex Presidente de la República, don Augusto Pinochet Ugarte. Todos ellos tendrán repercusiones trascendentes para la institucionalidad nacional, la concordia social y el desarrollo. Asimismo, para la seguridad y dignidad nacionales.
Desgraciadamente, la prospectiva es poco alentadora, de no concurrir los liderazgos políticos y morales capaces de alcanzar el indispensable consenso nacional que permita superar la posición irreconciliable y las exigencias inalcanzables e inaceptables de la Izquierda de la Concertación y del Partido Comunista.
Todas las iniciativas orientadas a acercar posiciones de solución han fracasado al momento de plantearlas frente a la oposición impenetrable de los sectores políticos antes mencionados, que han demostrado una persistencia y voluntad y capacidad de extorsión política para prolongar y, en lo posible, agravar la situación de derechos humanos que está obstruyendo el desarrollo político, social y económico de nuestro país.
La gran mayoría silenciosa de la nación, de persistir los síntomas actuales, estará condenada a cargar con el riesgo y las consecuencias de un futuro incierto, que nadie sabe cuánto demorará en satisfacer a una minoría, en cuanto a la legítima aspiración de verdad y justicia en algunos y la ambición de venganza y poder de otros.
La interpretación extrema de normas jurídicas aplicables a ciertos delitos incluidos en el marco de los derechos humanos por parte de los más altos tribunales de justicia constituye una primera referencia a las dificultades que deben esperarse para nuestra convivencia social. Respecto de esta circunstancia, un importante grupo de señores Senadores hemos suscrito una declaración que tuvo amplia difusión pública, por lo cual estimo innecesario referirme nuevamente a esta fundamental materia. Sin embargo, no puedo dejar de destacar la preocupación e incertidumbre producida por el muy cambiante criterio jurídico aplicado en el transcurso de un período relativamente breve y la influencia política que se advierte detrás de esta situación.
Como puede observarse, los marcos jurídico y político se muestran poco auspiciosos para una pronta y consensuada salida a este tema, con el que, lamentablemente, cargará la sociedad chilena al ingresar al próximo siglo. Sus efectos retardadores o regresivos será el injusto costo que deberá asumir la actual y futura generación de jóvenes.
En otro ámbito, pero no menos relevante por sus implicancias, tanto para la unidad nacional como para la soberanía y el honor de Chile, sigue prolongándose la detención ilegal del Senador señor Pinochet en Londres.
Recientemente tuvimos la confirmación oficial por parte de la Viceministra de Relaciones Exteriores británica, Baronesa Symons , al admitir Lord Lamont en la Cámara de los Lores que el Gobierno británico conocía la inminente solicitud española de detener al Senador señor Pinochet y que deliberadamente no lo informó a la Embajada chilena, no obstante que el Embajador había requerido información al respecto.
Las circunstancias permiten establecer que no sólo hubo omisión de información, sino que, incluso, nuestro representante en Londres fue engañado.
Lo anterior desvirtúa la posición declarada por el Gobierno británico en cuanto a que la detención y permanencia del General Pinochet en Londres ha obedecido exclusivamente a razones judiciales, y ello constituye, además, una prueba contundente de que intervino un criterio preponderantemente político.
A lo señalado deben agregarse todas las anomalías procesales y la nulidad de la solicitud original de detención expedida por España, como asimismo la intervención poco habitual de la Fiscalía británica para corregirla y legalizar el arresto. También deben mencionarse las oportunidades desechadas por el Ministro del Interior británico señor Straw, incluyendo una recomendación de los Lores de la Ley, para suspender el procedimiento y liberar al Senador señor Pinochet .
Todo lo anterior permite constatar que hubo una clara voluntad política del Gobierno británico para detener y facilitar el juzgamiento del Senador señor Pinochet en España, para lo cual ¿y ahora lo reconoce formalmente en lo fundamental- no trepidó en cometer o tolerar una serie de anormalidades legales y de usos y costumbres entre países con relaciones diplomáticas amistosas.
Agrava la actitud del Reino Unido el hecho de que, en su admisión de haber ocultado información al Embajador chileno, no reconoce responsabilidad culpable y señala, con desfachatez, que habría sido "impropio" avisar al representante diplomático, toda vez que la consulta de la policía metropolitana al Ministerio de Relaciones Exteriores tenía "carácter confidencial".
Lo señalado constituye, como lo expresé en una intervención anterior, un acto inamistoso hacia nuestro país, inconciliable con la mantención de relaciones diplomáticas normales.
No se explica, entonces, a qué responden las expectativas que se han creado en torno a la vía humanitaria, la cual tendría que esperar hasta el término del juicio de extradición o bien, señores Senadores ¿y esto constituye la más perversa transgresión a los derechos fundamentales de todo ser humano- hasta que su salud se deteriore en forma extrema y, quizás, irreversible, debido a las privaciones en la libertad de movimiento y la presión psicológica, y pueda justificar, políticamente, la suspensión del proceso "judicial" de extradición.
Nadie debe ignorar que al Honorable Senador Pinochet, ex Presidente de la República y ex Comandante en Jefe del Ejército , se le está arrebatando lenta e ilegítimamente la poca vida que aún pueda restar a una persona de su avanzada edad.
En mi concepto, se están creando expectativas y escenarios imaginarios que carecen de sustentación objetiva en la realidad, tanto con la intención de ir al arbitraje con España como con la posibilidad de lograr su liberación por razones humanitarias. Ello conducirá a nuevas esperas y frustraciones en tanto se postergan o evaden las estrategias de persuasión política que la situación demanda y que requieren ejecutarse de manera decidida, convincente y muy activa.
En relación con este tema, la carta enviada al Gobierno español ¿nota oficial que le remitió nuestra Cancillería en respuesta a sus publicaciones en la prensa chilena- es suficientemente elocuente para demostrar que en el comportamiento de dicho Gobierno ha habido desde un principio un evidente criterio político y que ha utilizado variados resquicios para justificar, con razones jurídicas, su prescindencia institucional y complicidad política con lo obrado por el juez Garzón a fin de auto atribuirse facultades de juez internacional y universal.
Enfrentado a una eventual invitación al arbitraje, contemplado como mecanismo de solución de controversias por la Convención contra la Tortura, el Ministro de Relaciones Exteriores español replicó con variadas excusas jurídicas encaminadas a no aceptarlo. La situación no ha variado, excepto que Chile formalizó el requerimiento y España deberá responder en la misma forma (probablemente en septiembre del año en curso).
España está siendo requerida por Chile para aceptar un arbitraje que no desea, según ha demostrado, y que suscita fuerte oposición en los principales sectores políticos españoles.
El arbitraje tiene riesgos y puede resultar muy costoso y perjudicial para Chile si le es adverso.
España no ha tomado una decisión respecto del requerimiento chileno; pero no concurrirá a un arbitraje para perderlo, porque eso comprometería severamente su prestigio internacional y su Gobierno quedaría en una situación muy difícil frente a las próximas elecciones de marzo. Debe contarse con que el Gobierno español hará uso del máximo de instrumentos posibles para obtener un desenlace favorable, incluyendo todas las dilaciones que le convengan y le sean permitidas por la Convención, como, asimismo, la posibilidad de acudir a la instancia de la Corte Internacional.
En otras palabras, nuestro Gobierno parece haber centrado sus esfuerzos diplomáticos y políticos en una instancia de incierta eficacia para lograr los objetivos de una pronta liberación del Senador señor Pinochet y el de reparación al enorme daño ya ocasionado a la convivencia nacional y al honor de Chile.
Con relación a esta misma temática, permítaseme expresar mi inquietud e interrogantes acerca de la situación que se creará si se concreta el escenario que, conforme a los antecedentes disponibles, se vislumbra con mayor probabilidad de ocurrencia: el juzgamiento ilegal del Honorable Senador y ex Presidente de la República don Augusto Pinochet Ugarte en España.
En efecto, de no mediar un agravamiento importante del estado de salud del Senador señor Pinochet en Inglaterra y dado el alejamiento de la posibilidad de un arbitraje bilateral, como puede advertirse por su rechazo mayoritario en España, tal escenario significará hitos que conmocionarán a la sociedad e instituciones nacionales en el frente interno y tendrán una fuerte repercusión en las relaciones con España, toda vez que, además de la actitud inamistosa mantenida por ésta durante todo el proceso, constituirá un desconocimiento de ese país a un Tratado que compromete a ambos Estados y es, precisamente, el invocado para atribuirse jurisdicción en el juzgamiento del Senador Pinochet. Ello es una grave inconsecuencia.
Señores Senadores, como se puede apreciar, la situación es poco auspiciosa. Peor aún se muestran los caminos de solución, que se encuentran bloqueados. Las autoridades e instituciones nacionales se hallan inmovilizadas por la oposición socialista, tanto del interior como desde el exterior del país
Señor Presidente , solicito invitar al señor Ministro de Relaciones Exteriores , para que ilustre al Senado respecto de la apreciación del Gobierno en cuanto al arbitraje que se busca con España, como asimismo para escuchar su posición acerca del nivel de relaciones diplomáticas que debemos mantener con Gran Bretaña, luego de haberse confirmado que el Gobierno de ese país se coludió políticamente para detener y facilitar el juzgamiento en España del Senador señor Pinochet , desconociendo todo respeto y consideración debidas a Chile como país independiente y soberano.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Haré presente a los Comités la solicitud formulada por Su Señoría, a fin de estudiar la posibilidad de celebrar una sesión especial al respecto.
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