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- rdf:value = " CREACIÓN DEL SERVICIO NACIONAL DEL ADULTO MAYOR. Primer trámite constitucional. (Continuación).
El señor MORA (Vicepresidente).-
Corresponde continuar ocupándose del proyecto de ley, en primer trámite constitucional, que crea el Servicio Nacional del Adulto Mayor como servicio público.
Tiene la palabra el honorable diputado señor Enrique Jaramillo .
El señor JARAMILLO.-
Señor Presidente, en representación de la Comisión de Hacienda me correspondió relatar un tema que, por desgracia, no preocupa a todos, porque la población chilena ha sido educada así: no hay que preocuparse por quienes tienen más años.
La vejez es un estado natural del ser humano quisiera que no fuera así, pero lo es; es tan indefectible como cualquier etapa de la vida. Otrora, incluso en mis tiempos de infancia y juventud me traslado en el largo tiempo, las personas mayores tenían un rol más gravitante en la vida cotidiana de todos. Hoy, en un proceso creciente en los últimos 20 o, tal vez, 25 años, las personas con más años pasan, poco a poco, a ser dejadas de lado, como si la velocidad del trabajo, del consumo y de la vida misma las marginara, porque no pueden acompañarnos con su andar lento. El hecho de tener muchos años y ese andar lento de mujeres y hombres los convierte, de un día para otro, en seres incómodos que no dejan a la familia chilena avanzar en su marcha desenfrenada.
¿Por qué en alguna época existió el consejo de ancianos en tantas partes y civilizaciones dispersas por la Tierra? Muchos parlamentarios se preguntarán de qué estoy hablando. De cuando se estudiaba de la historia general, cuestión que era prioritaria en nuestra educación.
Pero esta triste realidad no es igual en todas partes del globo. En otras culturas, tal vez más avanzadas que la nuestra, las personas mayores, con su experiencia y sabiduría, constituyen una pieza esencial de la vida familiar y social en su comunicación con la comunidad. Más aún, en ciertos estratos y elites sociales son actores principales. En Chile, pensemos en nuestra más alta magistratura judicial, en nuestro Senado y, en algunos casos honrosos no quisiera usar ese término, pero permítanme que lo haga, en nuestra cámara baja, en la cual sigue siendo relevante la experiencia de quienes han caminado más años por la vida. Señor Presidente, estimados colegas, me gustaría estar con mucha modestia incluido en ese grupo.
¿Qué es, entonces, lo que hace tan triste y miserable la vida de los adultos mayores? No quisiera ser tan duro ni tener que emplear el adjetivo “miserable”, pero es necesario decir la verdad. Creo que la respuesta es única: la pobreza, miseria y marginalidad consecuencia de poseer los medios mínimos para una vida digna están con ellos en un 90 por ciento.
Por eso, este proyecto de ley atiende parte de esos problemas. Se trata de crear un servicio público encargado de los grandes temas relacionados con el adulto mayor, como instancia de generación de políticas públicas idóneas que debería atender sus necesidades. Dentro de esta estructura planteada por el Gobierno se crea un consejo consultivo, y sería deseable que él representara a las organizaciones de adultos mayores, especialmente a las organizaciones nacionales preocupadas de esos temas sociales. Desde luego, en Chile las tenemos; pero no se les da el espacio suficiente. Por eso, las confederaciones y centrales que las han unido durante varios años y que han sido la cara visible de una larga lucha por mejorar las condiciones de sus asociados, hoy día se han comprometido a respaldar y a enriquecer este proyecto con sus aportes. Sé que en estos momentos ellos escuchan, porque así lo han expresado y han acudido a quienes los entienden. Con esto no quiero decir que los jóvenes no lo hagan. Lo que sucede es que la forma de vida de los jóvenes es diferente de la de quienes han recorrido un camino de años en un mundo desigual.
En ese sentido, presenté una indicación con el propósito de que cinco de los quince miembros del consejo consultivo, que se crea en virtud del artículo 9º del proyecto, sean representantes de estas organizaciones. De lo contrario, volveremos a tener leyes que no representan a quienes deberían ser los beneficiados.
Por eso, junto con pedir vuestro apoyo a este proyecto de ley, quiero hacer presente que, en todo caso, su demanda central de hoy es participación, dignidad y justicia. Ellos entregaron su vida de trabajo al progreso de este país, que es de todos o debería serlo, de activos y pasivos, de jóvenes y viejos.
Por eso, los esfuerzos deben orientarse definitivamente a revisar el sistema de pensiones. Es otro tema, pero debe ser prioritario para el grupo que hoy estamos beneficiando, a fin de que, de una vez por todas, termine la gran miseria en que vive. Trabajaron toda una vida; eso no se debe olvidar.
He dicho.
El señor MORA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado señor Carlos Montes .
El señor MONTES.-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero valorar y apoyar el proyecto. Es muy importante que exista una institución que se preocupe de la realidad integral de los adultos mayores.
En segundo lugar, quiero hacer dos observaciones al proyecto, porque me preocupa su enfoque. Quizás se pueda perfeccionar en su tramitación posterior.
Desde que se creó el Servicio Nacional de la Mujer y el Instituto Nacional de la Juventud, se optó por un modelo de servicios públicos funcionalmente descentralizados, sin capacidad ejecutiva, cuya principal función es racionalizar los esfuerzos fiscales y establecer ciertas políticas que orienten a los distintos servicios que en este caso tienen que ver con los adultos mayores y, en otros, con la mujer o con la juventud.
Después de bastantes años de experiencia, este modelo muestra sus debilidades. Tanto el Sernam como el INJUV tienen limitaciones para constituirse en un factor que realmente impacte en el sentido que interesa. Son instituciones bastante restringidas. De partida, tienen muy escaso presupuesto y recursos.
Específicamente en la iniciativa, me preocupa que el artículo 3º, que señala las funciones y objetivos, no refleje cierto proyecto de lo que el país quiere hacer con los adultos mayores. A lo mejor, se podría decir que hay que crear una red de centros de adultos mayores, de lo que se deduciría una sociedad que asume de otra manera la situación de ellos: centros con programas de salud, de recreación y laborales. En los objetivos y funciones no se observa una meta de esas características.
Al respecto, es bueno recordar el caso de la ley de jardines infantiles. La sociedad tenía claro que se trataba no sólo de preocuparse de los niños, sino de crear una modalidad determinada; en definitiva, se abrieron jardines a lo largo de todo el país. Eso permitió que los preescolares accedieran a ellos en un porcentaje, aunque no muy amplio, importante.
Acá falta algo de esa naturaleza, que indique para dónde estamos caminando.
Los fondos concursables son contradictorios con esto, porque, por definición, son para determinado período, un año, pero no asegura el sostenimiento de determinada institucionalidad o estructura por más tiempo, a nivel municipal, de organizaciones privadas o de lo que sea.
Entonces, falta dar más coherencia a partir de un objetivo determinado, por ejemplo, tener centros de adultos mayores con ciertas características a lo largo del país. Pero cuando la pirámide de edad está cambiando, ¿qué hacen Ñuñoa y San Miguel , comunas a las que les sobran colegios? Los cierran. A lo mejor, como ya no hay suficientes niños en esas zonas, la sociedad debería transformar esos colegios en centros de adultos mayores.
Sé que también hay barrios donde se están cerrando jardines infantiles, porque ya no hay suficientes niños. Debería replantearse su situación y hacer centros, a fin de que los adultos mayores respondan a algunas de sus necesidades, lo que les permitiría proyectarse a partir de lo que son en la sociedad.
Esto está muy ligado al financiamiento. El Sernam y el INJUV lo han recibido sólo del presupuesto nacional. En el caso de los adultos mayores, esa modalidad no reflejaría la real prioridad que la sociedad quiere darles. Como sociedad, hay que reconocer que tenemos un importante retraso respecto de los adultos mayores.
Durante años la sociedad chilena no se preocupó de ellos debidamente. Así lo revela el nivel de las pensiones, la ausencia de espacios institucionales y de programas públicos que consideren las características específicas de este sector.
En otras épocas de nuestra historia se generaron formas de financiamiento que mostraban una prioridad de la sociedad con determinados grupos; en el caso de los adultos mayores, también hay que buscarlas. A lo mejor, tienen que ver con la creación de un tributo específico, tal vez, un porcentaje de los sueldos más un aporte equivalente de las empresas. Pero hay que buscar una manera que asegure recursos determinados y directamente orientados a implementar cierta perspectiva hacia el adulto mayor, a superar el desfase, el retraso de la sociedad, tanto en las pensiones como en el conjunto de servicios y realidades.
No es suficiente crear un dispositivo que coordine políticas con un fondo concursable, por mucho que tenga un consejo. También se requiere una perspectiva de hacia dónde estamos caminando. Para eso discutimos leyes que reflejan ciertas opciones.
Por otro lado, también debemos pensar en que hay que construir formas de financiamiento que permitan que estas instituciones realicen el proyecto básico para el cual son generadas, aunque ese proyecto tenga que ver con instituciones que se crean a nivel municipal o en otras instancias, pero que sean el vehículo que ayude a que esto exista.
Los fondos concursables no permitirán, por sí mismos, la mantención de los centros de adultos mayores a lo largo del país. Se pueden crear, pero no estará asegurado su futuro.
Estamos haciendo una inversión de largo plazo para el país. Por lo tanto, hay que actuar con una perspectiva que los sostenga en el largo plazo.
Estas son observaciones a partir de una valoración de este paso que se está dando porque no se había dado, de por lo menos coordinar lo que se hace y tener un centro de debate más institucional de las políticas; pero hay un problema de fondo respecto de hacia dónde caminamos y cómo lo financiamos.
He dicho.
El señor MORA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado señor Fossa .
El señor FOSSA.-
Señor Presidente, para nadie es un misterio que el país se encuentra en un claro proceso de envejecimiento de su población, lo que coloca grandes desafíos a la comunidad, más aún si, como consecuencia de los avances científicos, las personas alcanzan mayor longevidad. Ello, unido a una baja tasa de nacimientos, demuestra la nueva tendencia de la composición de nuestra población, la que, sin mayores problemas, puede llegar a un promedio de 75 años de vida.
Cabe recordar algunas cifras sobre el tema. Actualmente, se considera viejo al 10,5 por ciento de la población, con un crecimiento anual que está fluctuando entre 0,5 y 0,8 por ciento. Sin duda, esto nos lleva a pensar que efectivamente nuestra población está envejeciendo.
Nunca como hoy había sido tan necesario analizar el tema con mayor profundidad y detenimiento, debido a que la vejez es causa de significativos cambios en todos los ámbitos del quehacer nacional.
En eso, concuerdo plenamente con el colega señor Montes . Particularmente, después me referiré a lo que planteó no sólo en cuanto a una política general, de Estado, que indique hacia dónde vamos creo que, al menos en la Comisión de Familia, lo hemos discutido bastante, sino respecto de los fondos con que se cuenta para desarrollar un programa racional y coherente de lo que estamos diciendo.
Hoy ya no nos referimos a los viejos en forma despectiva, como una carga para la sociedad; por el contrario, hablamos del adulto mayor, como una forma de dignificar a la base de nuestra historia, como familia y como nación.
Para nuestra sociedad, los temas del envejecimiento y de la vejez han estado relegados a un segundo plano en la preocupación de las personas y, por muchos años, de las propias autoridades, cuya postergación llegó incluso a los servicios públicos.
Lo anterior, aun sin quererlo, ha favorecido la marginación de los adultos mayores de las más diversas actividades. Por lo tanto, debemos reconocer, nos guste o no, el trato discriminatorio y de postergación a que han sido sometidos nuestros viejos, que ha truncado las legítimas aspiraciones de este importante segmento, al cual el país le debe tanto y al que se ha tratado como un porcentaje, es decir, como una fría cifra estadística más que como una parte importante de nuestra vida como nación. No obstante, aquí cabe el dicho: “Más vale tarde que nunca”, pues hoy nos encontramos analizando este proyecto con una visión de presente, de pasado y de futuro.
De presente, porque es hoy cuando debemos entregar las herramientas necesarias a los adultos mayores para mejorar su estándar de vida.
Debemos destacar algunas cosas que todos los adultos mayores claman y reclaman. Desde luego, una revisión de sus pensiones y del sistema de salud. No es posible que todavía se descuente un porcentaje a sus pensiones, a veces exiguas, para entregarles atención médica. Además, el sistema de salud no enfrenta adecuadamente las enfermedades catastróficas propias de la vejez.
Por otra parte, los adultos mayores comienzan a perder su actividad y su diligencia, lo que los lleva, incluso, a una suerte de analfabetismo. ¿Cómo es posible que no nos preocupemos de este tipo de problemas y veamos morir prácticamente en vida a todas las personas que han sido antecesores en nuestra actividad?
De pasado, porque esa etapa nos servirá de impulso para no cometer los mismos errores de marginación e insensibilidad hacia los adultos mayores. Y de futuro, porque si trabajamos con tesón alcanzaremos los objetivos trazados y, en el corto plazo, lograremos que el pasado y el presente se transformen en un futuro de real valor para nuestros viejos.
Los cambios en nuestro actuar, así como un sistema previsional que reconozca el aporte de los adultos mayores y un sistema de salud que no sea burocrático, son los objetivos de hoy para que ellos tengan niveles de vida dignos.
Nuestros ancianos son parte de nuestra sociedad y en ella deben, por una cuestión de dignidad y gratitud, mantenerse insertos y recoger los frutos de su trabajo en pos del progreso del país. Si cada uno de nosotros toma conciencia de que los adultos mayores pueden y deben entregar su experiencia en beneficio del resto de la población, Chile mejorará los niveles de convivencia. Entendamos de una vez por todas que en nuestro país no sobran los adultos mayores; por el contrario, la comunidad pierde en su propio desarrollo sin el aporte de su experiencia.
Señor Presidente, nuestros viejos no son una molestia o una cifra estadística más; son personas que se merecen nuestro respeto y reconocimiento. En consecuencia, la creación del Servicio Nacional del Adulto Mayor, como servicio público, es, sin duda, un primer paso, y sólo un primer paso, en este desafío; pero, del objetivo final, es sólo el principio.
He dicho.
El señor MORA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado señor Juan Masferrer.
El señor MASFERRER.-
Señor Presidente, el objetivo de la iniciativa en discusión es la creación del Servicio Nacional del Adulto Mayor como servicio público.
Nadie duda de la importancia que tiene la promoción, coordinación y mejoramiento de las políticas relacionadas con el adulto mayor, pero no resulta indiferente el medio que se aconseja para alcanzar esta finalidad.
En este sentido, la solución que se nos sugiere parece no ser la más conveniente y obedece a la filosofía de este Gobierno: los problemas se resuelven por el solo hecho de dictar una ley o mediante la creación de un servicio público.
En mi opinión, parece mucho más importante, para lograr el objetivo de un mayor bienestar y calidad de vida de nuestros ancianos, promover mejoras sectoriales en el área de salud, previsión, vivienda y otras que, de obtenerse, reportarían un beneficio muy superior para la tercera edad que la aprobación de una ley o la inauguración de un nuevo servicio público.
Sin embargo, deseo aprovechar esta ocasión para destacar algo positivo de este proyecto. Me refiero a la aparente preocupación que hoy demuestra el Gobierno respecto de las personas de la tercera edad. Este proyecto se convierte así en un homenaje pobre, pero homenaje al fin y al cabo, a todos los ancianos que murieron esperando la preocupación de este Gobierno, y también en un homenaje póstumo a una institución que realizó una labor tan importante en beneficio de los ancianos: el Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad, Conaprán , el que, con la entusiasta y filantrópica labor de su voluntariado, llegó a atender a más de 30 mil ancianos desvalidos del país, patrocinó más de 821 clubes de ancianos, 13 centros abiertos y 29 comedores. No había honorarios ni indemnizaciones, sólo voluntariado.
Quiero destacar en esta Sala al Conaprán de San Vicente de Tagua Tagua, encabezado por su vicepresidenta por más de dos décadas y su grupo de voluntarias, que ha realizado una labor meritoria y destacada, reconocida por las más de 40 mil personas de las comunas que me honro en representar en la Cámara, trabajo efectuado con entusiasmo y entrega por esas maravillosas voluntarias.
Lamentablemente, esta iniciativa las margina, ya que no las menciona en ninguna parte, por lo que no podrán recibir aportes para seguir con esta labor que siempre realizaron como voluntariado. En consecuencia, estamos desperdiciando un potencial humano que, a mi juicio, debería ser considerado en cualquier proyecto de ley, ya que se trata de gente de buen corazón, que quiere servir y ayudar a tantas personas en nuestra patria.
Señor Presidente, personifico este homenaje en doña Jeanette Barros de Echeñique , vicepresidenta de Conaprán, por lo que solicito enviar copia de esta intervención a la sede de dicha organización de la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, por la brillante y destacada labor que ha realizado por más de 20 años en beneficio de los ancianos de ese sector, entregando lo mejor de sí en beneficio del país.
Estoy de acuerdo con el objetivo del proyecto. Lamento que para ello sea necesario crear un nuevo servicio público, cuyos funcionarios superiores serán de exclusiva confianza del Presidente de la República y que, por lo mismo, el gobierno de turno lo podrá manejar a su antojo, con evidentes criterios políticos. Eso es, justamente, lo que no quiere la gente de la tercera edad.
He dicho.
El señor MORA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Gutiérrez.
El señor GUTIÉRREZ.-
Señor Presidente, este proyecto cuenta con el apoyo, respaldo y comprensión de prácticamente todos los señores diputados. Lo importante es que prontamente será ley para consolidar lo que han venido realizando los cientos de clubes de adultos mayores que se han constituido últimamente. En verdad, ya se ha producido una organización muy fuerte de los adultos mayores a lo largo del país, a través de clubes que ellos mismos han creado para resolver muchos de sus problemas y necesidades.
Esta experiencia, a mi juicio, ha tenido un resultado tremendamente valioso y exitoso. No hay duda de que en la actualidad hay muchos clubes de adultos mayores, muy distintos de cómo eran hace años, los que han realizado interesantes actividades en beneficio de sus socios. Hoy, los ancianos, la gente que jubila, los que están en el tramo que se llama tercera edad, ya no están abandonados, ni solos en sus casas, ni aislados, sino que se encuentran organizados. Cada uno de ellos forma parte de alguno de estos clubes, donde se reúnen periódicamente; discuten la instalación de sedes; se atienden entre ellos mismos, tratando de resolver sus problemas, y organizan actividades deportivas y culturales.
Junto con el Fosis, hemos visto cómo las señoras de edad de hoy no están recluidas en sus casas, en sus viviendas, cumpliendo con aquello que tradicionalmente se llamaba “labores propias del sexo”, sino que participan muy activamente en gimnasia aeróbica y en cursos de folclor; es decir, hay una nueva vida para los adultos mayores.
El proyecto viene a consolidar una situación que, en forma natural podríamos decir, se ha venido produciendo y creando en el último tiempo, de manera que no nos cabe duda de que, una vez que sea ley, el apoyo a ese grupo etario será mucho mayor y más consistente. Así que, con mucho interés, vamos a apoyar el proyecto.
Sin embargo, debemos decir que, a nuestro juicio, adolece de algunas limitantes que es necesario destacar desde el primer momento, porque, más adelante prontamente, creo, habrá que corregirlas.
Desde luego, nos sumamos a los comentarios y alcances del diputado señor Carlos Montes , porque dicen relación con falencias del proyecto que están prácticamente a la vista, como un presupuesto tremendamente restringido, pequeño, concursable, que no da margen para un desarrollo institucional mayor. También señalaba el colega la falta de una filosofía vertebral, de un horizonte más amplio para ver qué queremos hacer con nuestros adultos mayores. Agregaría a lo señalado un déficit bastante fuerte del proyecto en lo que se refiere a regionalización.
El artículo 2º dice, en uno de sus incisos: “El Servicio Nacional del Adulto Mayor tendrá su domicilio en la ciudad de Santiago. Podrá encomendar funciones específicas, a nivel regional, a los Intendentes Regionales”. Es decir, la institucionalidad de este servicio prácticamente no existirá en regiones, ya que el intendente regional asumirá una función más, en este caso, representar las necesidades de los adultos mayores.
Estimo que no se cumple con lo señalado en los primeros artículos del proyecto, en los que se establece que será un “servicio público, funcionalmente descentralizado”. No vemos la descentralización en este aspecto. Ojalá que esta deficiencia se resuelva lo más pronto posible, porque, en mi opinión, esto significa centralizar los recursos en Santiago y dejar a las regiones sin la institucionalidad propia del adulto mayor.
Sin embargo, los beneficios de la iniciativa son muy superiores a todas sus limitaciones y, por ello, dejando constancia de estos criterios, vamos a darle nuestra aprobación con mucho gusto, felicitando, a través de estas palabras, a esa enorme legión de personas que en nuestra Región del Maule, en nuestra ciudad de Talca y en otros lugares del país, han tenido el entusiasmo de crear los clubes del adulto mayor y ellos mismos darse fortalezas para tener una nueva oportunidad en su vida.
Sólo eso quería señalar.
He dicho.
Aplausos.
El señor JEAME BARRUETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Silva .
El señor SILVA.-
Señor Presidente, en verdad, el proyecto responde claramente a un fenómeno demográfico que vive el país, acompañado de los cambios sociales que ello implica.
Pienso que nadie podría cuestionar la importancia que hoy tienen las organizaciones del adulto mayor, las cuales, aparte de las deportivas, deben constituir el mayor número de instituciones en cada una de las comunas y distritos que representamos. Se viene implementando por los gobiernos de la Concertación, particularmente durante el mandato del Presidente Frei Ruiz-Tagle , una política hacia el adulto mayor que ha incentivado la formación de los clubes y organizaciones a los que se ha hecho mención.
Me parece que el proyecto responde a la posibilidad de crear un servicio, como lo han dicho los diputados informantes, que, de alguna manera, coordine las distintas acciones que se realizan en torno del adulto mayor: en salud, en educación y en una serie de políticas públicas.
Sin embargo, pienso que el servicio público que se pretende crear no sólo debe responder a las actuales demandas de los adultos mayores, a las labores que hoy realizan y que bien reseñaba el diputado señor Gutiérrez , como la práctica de distintas actividades recreativas, de paseo, de gimnasia, sino que debe responder mucho más allá de eso. Pienso que el adulto mayor tiene mucho más que aportar y, además, considero que esta sociedad es tremendamente desarticulada, con políticas muy sectoriales, sin poder articular a los distintos actores y agentes. Este servicio debiera ayudar a ello.
Reitero que integrar a los adultos mayores con los jóvenes y niños debiera ser parte de la política que llevará a cabo esta nueva institución. No sólo debemos tener buenos programas para la recreación de los adultos mayores, para que salgan de paseo o hagan gimnasia, como ocurre hoy en la mayoría de los clubes, sino para insertarlos efectivamente en actividades mucho más productivas. Eso sería relevante, puesto que tienen mucho más que aportar. Espero que una vez que aprobemos el proyecto en particular en lo que dice relación con el Fondo que se crea y sea promulgado, podamos promover la articulación de los adultos con el resto de los componentes de nuestra sociedad para aprovechar la experiencia que han ido acumulando a través de los años y, por cierto, para darles esa nueva vida a que se acaba de hacer mención.
Espero que tramitemos el proyecto con la mayor celeridad posible. Los adultos mayores están esperando una institucionalidad que responda a la realidad, en términos numéricos y demográficos.
Quiero insistir en la orientación que debe tener este Fondo y en las políticas públicas dirigidas hacia los adultos mayores, en términos de su adecuada inserción e integración en todos los aspectos de nuestra sociedad. Estoy convencido de que ellos están esperando este proyecto que articulará efectivamente aspectos muy fundamentales, como, por ejemplo, la salud. Nuestros servicios de salud se han orientado, principalmente, hacia una política materno-infantil; pero, dada la importancia que hoy reviste el referido grupo social, debiéramos tender a fortalecer una política geriátrica a través de dichos servicios. Espero que ella pueda ser realidad mediante el Fondo que se crea.
Por último, hago un llamado como lo hará la Democracia Cristiana a votar favorablemente el proyecto con la agilidad que requiere y porque reitero lo están esperando los adultos mayores a lo largo de Chile.
He dicho.
El señor JEAME BARRUETO (Presidente).-
Terminado el Orden del Día.
En consideración a la importancia del proyecto que crea el Servicio Nacional del Adulto Mayor, a que estamos cerca de la Navidad y a que pudiera ser un buen regalo su aprobación en general, como se encuentran inscritos ocho parlamentarios más, solicito el acuerdo unánime de la Sala para insertar sus discursos en la versión y, de ese modo, proceder a la votación inmediata de esta iniciativa.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
En conformidad con el acuerdo anterior y con el artículo 85 del Reglamento, se incluyen las siguientes intervenciones no hechas en la Sala:
El señor JARPA.-
Señor Presidente, honorables colegas:
En nuestro país, los adultos mayores representan el 10% de la población, lo que corresponde aproximadamente a un millón y medio de personas.
Según la Organización Mundial de la Salud, el adulto mayor no es un mero receptor de bienes y servicios, sino que tiene un rol protagónico, ya que se le estima capaz de asumir su proceso de envejecimiento en forma activa y de alcanzar un buen nivel de bienestar, entendiendo por tal aquel que le permite enfrentar los cambios de su organismo y de su entorno social con una adaptación adecuada, lo que conlleva un buen nivel de aceptación, de respuesta y de satisfacción personal.
Chile está en un proceso de envejecimiento de su población. Gracias a los avances médicos y científicos, las personas alcanzan cada vez más una mayor longevidad y hay una tasa decreciente de nacimientos, lo que representa grandes desafíos a la comunidad nacional, pues estos cambios demográficos son causa de cambios importantes en todos los aspectos, principalmente en la salud, que debe atender una demanda creciente de nuevos y muy variados sistemas de prestaciones, y para lo cual se han formado médicos especialistas en geriatría y se ha capacitado a otros profesionales de la salud, como enfermeras, terapeutas ocupacionales, traumatólogos, etcétera, en geriatría y gerontología social.
Para la sociedad en general, los temas del envejecimiento y de la vejez han estado relegados a un segundo plano en atención de las personas y postergados en la preocupación de los servicios públicos, produciéndose una marginación de hecho de los adultos mayores de las actividades sociales, culturales y económicas, todo lo que ha significado un trato discriminatorio y de postergación de las legítimas aspiraciones de este sector.
Desde el punto de vista sociológico, el grupo etario de los adultos mayores muestra los niveles más bajos de organización social. Existe consenso de que la participación es una necesidad humana vital y, en consecuencia, el adulto mayor debe ser escuchado y tomar parte en las decisiones de la sociedad.
La vejez es un proceso biológico que implica el desgaste natural de todo organismo humano; asimismo, es un proceso social y, por tanto, cada persona encara dicho proceso inserta en una sociedad con determinadas características que lo condicionan y de las cuales dependerá el promedio de años que vivirá, como también la calidad de vida que tendrá durante su vejez.
Nuestra realidad es que los adultos mayores presentan un cúmulo de problemas que incluyen enfermedades crónicas, bajas pensiones, soledad, abandono, discriminación y escasa participación en los grupos organizados. Todo lo anterior hace necesario crear programas que permitan mejorar la calidad de vida de estas personas.
Por su parte, el Servicio Nacional del Adulto Mayor, que aquí se propone, pretende establecer la plena integración de los adultos mayores y velar por el ejercicio de sus derechos reconocidos por la Constitución y las leyes, crear un servicio público de carácter nacional, encargado de proponer las políticas, planes y programas para lograr una integración efectiva de los adultos mayores y la solución a sus problemas, y crear un fondo para financiar iniciativas de apoyo a los adultos mayores.
Es decir, se promoverá un cambio cultural con respecto al envejecimiento, se coordinarán acciones en favor del adulto mayor y a través de programas y proyectos se les mantendrá activos e insertos en la sociedad.
Cabe aquí destacar que los adultos mayores son personas vigentes, capaces de asumir cargos de importancia, y que en ellos está el saber y el conocimiento de toda una vida. Son el pilar fundamental de la familia, con deseos de colaborar en todos los ámbitos y en el desarrollo de planes y actividades propios de su edad, para ser actores de sus propias iniciativas y capacidades.
Por ello, se deben crear y abrir oportunidades que posibiliten el respeto y la comprensión de las condiciones en que la persona envejece. Se debe, igualmente, promover la creación de espacios que permitan descubrir, reorientar y desarrollar las capacidades, habilidades, conocimientos y destrezas de los adultos mayores para que ellos puedan mantener su vigencia en la comunidad y en la familia, de tal manera que esta etapa del ciclo vital conlleve a un envejecimiento activo, sano y comprometido con la vida.
Por lo expuesto, nos alegramos sobremanera por la aprobación de este proyecto, que esperamos se convierta pronto en ley, una vez que sea debatido en el Senado.
He dicho.
El señor SÁNCHEZ.-
Señor Presidente, cuando vivimos una época marcada por la existencia de profundos cambios sociales, la situación de los adultos mayores no escapa a la dinámica de estos procesos, de por sí complejos, que alcanzan ciertos niveles de dramatismo fruto de la velocidad de las modificaciones estructurales que vivimos.
En este esquema, surge la pregunta central que ha motivado la acción gubernativa, y que cristaliza hoy con el envío de esta iniciativa legal al Parlamento: ¿Cuál es la visión que tenemos de la vejez? y ¿cuál es el lugar que los adultos mayores deben ocupar en nuestra sociedad?
Creo que las respuestas a estos dos cuestionamientos, de manera casi unánime, apuntan a reconocer en primer lugar la situación de marginalidad de nuestros mayores en Chile, su empobrecimiento generalizado y su precariedad desde todo punto de vista, lo que justifica la adopción de medidas profundas que apunten a generar condiciones para la promoción de su desarrollo integral y sobre todo su dignificación como actores importantes de la realidad familiar y social de nuestro país.
El hecho de crear un órgano público especializado, de carácter esencialmente técnico, que incluya espacios de representación y participación efectiva, y dotar a este servicio público de recursos, de administración descentralizada, para financiar programas y planes específicos de promoción, es, en sí mismo, un avance importante, que resalto y frente al cual expreso mi íntima satisfacción.
Sin embargo, también es necesario reconocer que la base de muchos de esos problemas de las personas mayores en Chile, radica en la injusticia estructural de nuestro país y con ello hago referencia expresa a los regímenes previsionales, particularmente el del nuevo sistema de pensiones y la atención privada de salud, que, mediante el expediente de los seguros privados, empobrecen a los adultos mayores cuando termina su vida de trabajo activo en un caso y que en el otro caso, lisa y llanamente los expulsa del sistema, al ser poco rentables económicamente.
Asumimos, también, que en el sector público de salud, la situación no deja de ser mala, toda vez que no existe en la práctica un sistema especial para la atención del adulto mayor, con un acceso facilitado a las consultas especializadas en áreas como la gerontología, ni tampoco un apoyo económico para quienes deben gastar buena parte de sus escuálidos ingresos en medicamentos para tener una calidad de vida mínimamente soportable.
Aprobaremos este proyecto, con la salvedad de los tres artículos transitorios, que a juicio de muchos diputados, no es más que una camisa de fuerza que atenta contra el objetivo del proyecto.
Señor Presidente, no puedo dejar pasar la oportunidad para expresar mi apoyo a una indicación presentada por mi colega de bancada Enrique Jaramillo , a quien felicito por su iniciativa, que busca hacer más participativo el Consejo Asesor del Servicio, mediante la incorporación de al menos 5 representantes de las principales organizaciones de pensionados y montepiadas del país, como forma de incorporar su conocimiento y experiencia y ponerlos al servicio de sus pares.
Termino recordando a los adultos mayores de Aisén, con quienes muchas veces nos hemos reunido y respecto de quienes, espero, este servicio público pueda tener una política que reconozca sus problemas específicos, muy propios de una tercera edad que vive en una zona climática inclemente en el invierno y en donde la vida familiar también atraviesa por cambios sumamente bruscos, lo que los hace a ellos más vulnerables al quedar en situación de desprotección e incluso de abandono.
He dicho.
El señor JEAME BARRUETO (Presidente).-
En votación general el proyecto.
Recuerdo a los señores diputados que, para su aprobación, se requiere un quórum de 69 votos.
Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 87 votos; por la negativa, 0 voto. Hubo 2 abstenciones.
El señor JEAME BARRUETO (Presidente).-
Aprobado en general el proyecto con el quórum requerido.
Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Acuña, Aguiló, Alessandri, Alvarado, Álvarez-Salamanca, Arratia, Ascencio, Ávila, Bertolino, Rozas (doña María), Bustos, Ceroni, Coloma, Cornejo (don Aldo), Cornejo (don Patricio), Correa, Delmastro, Elgueta, Encina, Espina, Galilea (don Pablo), García (don René Manuel), García (don José), García-Huidobro, Girardi, González (doña Rosa), Gutiérrez, Guzmán (doña Pía), Hales, Hernández, Ibáñez, Jaramillo, Jarpa, Jeame Barrueto, Jiménez , Krauss, Leal, León, Letelier (don Juan Pablo), Letelier (don Felipe), Lorenzini, Luksic, Martínez (don Rosauro), Masferrer, Monge, Montes, Mora, Moreira, Muñoz (don Pedro), Navarro, Núñez, Ojeda, Olivares, Orpis, Ortiz, Ovalle (doña María Victoria), Palma (don Osvaldo), Palma (don Andrés), Pareto, Paya, Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Pérez (doña Lily), Pollarolo (doña Fanny), Prokurica, Reyes, Riveros, Rocha, Rojas, Saa (doña María Antonieta), Salas, Sánchez, Sciaraffia (doña Antonella), Seguel, Silva, Soto (doña Laura), Tuma, Ulloa, Urrutia, Valenzuela, Van Rysselberghe, Vega, Velasco, Venegas, Vilches, Villouta y Walker (don Patricio) .
Se abstuvieron los diputados señores:
Dittborn y Galilea (don José Antonio).
El proyecto fue objeto de las siguientes indicaciones:
Al artículo 2º
1. De la Comisión de Hacienda (Ejecutivo) para sustituir en el inciso primero la frase “directa del Presidente de la República” por “del Presidente de la República, a través del Ministerio Secretaría General de la Presidencia.” y para suprimir el inciso segundo.
2. De la Comisión de Hacienda para rechazar la última oración del inciso tercero.
Al artículo 3º
3. Del señor Urrutia
4. Del señor Urrutia
“11) Fomentar y promover la inserción del adulto mayor en el mundo del trabajo.”.
Al artículo 9º
5. De los señores Jaramillo, Lorenzini, Montes y Andrés Palma
Al artículo 17
6. De la Comisión de Hacienda para rechazarlo.
Al artículo 1º transitorio
7. De la Comisión de Hacienda (Ejecutivo) para sustituir los guarismos “1999” por “2000” y “2000” por “2001”.
Al artículo 3º transitorio
8.De la Comisión de Hacienda (Ejecutivo) para sustituir en el inciso primero el ítem “50-01-03-25-33.004” por el ítem “50-01-03-25-33.104”, y para reemplazar el guarismo “1999” por “2000”.
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- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/664061/seccion/akn664061-po1
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/664061
- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/2296-18