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- rdf:value = " El señor RÍOS.-
Señor Presidente, a estas alturas, y con todo respeto por el señor Ministro del Interior y el señor Director General de Deportes , debo hacer presente que el proyecto en nuestras manos es realmente malo.
No he escuchado ninguna expresión positiva sobre sus términos. Y, luego de leerlo y estudiarlo, consignaré varias de sus características que cabe observar.
En primer lugar, constituye una normativa centralista absolutamente desvinculada de la función y acción descentralizadora en el país. Incluso, el titular del Interior aseveró que una de las grandes virtudes del texto era la creación de fondos regionales del deporte. No se requiere un cuerpo legal para ello, señor Ministro. Es algo que ya autorizan las disposiciones sobre los gobiernos regionales. Por tal motivo, no espere la promulgación de la ley para concretar la medida: puede hacerlo mañana sin ninguna dificultad, conforme al artículo 64 de la Ley Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional. Así que se trata de facultades que ya existen. Y si no se han ejercido es simplemente porque no se ha querido.
Un precepto entrega a la Dirección Nacional incluso la distribución de los recursos de que dispondrá cada una de las Regiones. Por tal motivo, no es una norma que inicie su acción descentralizadamente, sino desconcentradamente, ya que la determinación se mantiene muy centralizada.
La iniciativa crea -y es lo más peligroso de todo- un servicio con atribuciones para actuar por sobre lo que dispongan las municipalidades en aspectos propios del desarrollo urbano. El hecho de que se proponga que el reglamento sobre construcciones y urbanismo, regulador de todo el proceso de asentamientos humanos, sólo se pueda modificar con la autorización de ese organismo sobrepasa al gobierno comunal, al gobierno regional -que, en definitiva, presta su aprobación en ese ámbito- y al Ministerio de la Vivienda y Urbanismo, en lo referente a sus funciones regionales.
El artículo 23 permite la creación de un prontuario de hechos negativos o de faltas ocurridos en todas las actividades deportivas. Y también se entrega al servicio la responsabilidad de supervigilar a todos las entidades deportivas, independientemente de cómo hayan sido creadas. Es decir, nos encontramos frente a una disposición absolutamente al margen del proceso de las otras normas de administración interior del Estado que ha estado dictando esta Corporación.
No existe razón alguna para sostener que se resolverán las dificultades del deporte, porque todo, sin excepción, es posible hacerlo hoy con el cuerpo legal vigente. Y se cuenta con todos los mecanismos creados para ello.
Por tal razón, se entiende que, transcurridos ya casi dos o tres años, la iniciativa que nos ocupa no haya llegado a su meta. Y concurren para ello los motivos señalados, que resultan verdaderos, sobre la base de lo establecido en los preceptos mencionados.
En seguida, se trata un proyecto de ley-reglamento. Revisando el texto, la verdad de las cosas es que si se quisiera dictar un cuerpo legal en virtud del cual termine DIGEDER y se genere CHILEDEPORTES, a fin de que existan el prontuario nacional y un organismo centralizado que controle todos los organismos deportivos, que actúe sobre las resoluciones municipales, las de los gobiernos regionales y las de los secretarios regionales ministeriales de la Vivienda y Urbanismo, así como de crear un fondo regional de deportes, en lo que ya se cuenta con la alternativa para su formación; si se desease establecer de todas maneras una entidad para ello, basta con siete artículos y no los setenta y tantos de la iniciativa en discusión. El resto corresponde a redacciones absolutamente reglamentarias.
Señor Presidente , puede resultar extraña mi resolución, pero no puedo votar a favor un proyecto que va en contra de todo lo dispuesto acerca de la administración del país en los últimos años. De todo, sin excepción. No se registra nada que acompañe a las últimas normas de administración dictadas bajo los dos Gobiernos de la Concertación y de otras que venían del Gobierno militar.
Entiendo que al pronunciarme por el rechazo adquiriré una imagen frente al país que puede ser tremendamente incómoda, pero la verdad es que vale la pena señalar, aunque sea por una sola voz en el Senado, que la iniciativa en estudio no resuelve absolutamente nada de las situaciones planteadas y que aquello que quiere solucionar ya ha sido todo objeto de otros preceptos. Y, obviamente, se introduce en acciones correspondientes a otros servicios, en que los elegidos por el pueblo, como los concejos comunales, serán marginados por una autoridad designada.
Voto que no.
"
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