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El señor GUILLIER.-
Señor Presidente , quiero destacar dos ideas fuerza.
Yo estoy de acuerdo en que las Fuerzas Armadas deben contar con un presupuesto plurianual, con un fondo de contingencia.
Sé que es complejo establecer exactamente la procedencia de los recursos que una república destina a su defensa nacional. Tengo claro que ese debate es complicado, particularmente en momentos difíciles.
Pero, en mi opinión, el financiamiento de las Fuerzas Armadas no puede ampararse en la política económica de un país, sobre todo en la que recae en el ámbito minero. Por lo mismo, entiendo que este proyecto de carácter transitorio (a dos años) da tiempo para encontrar una fórmula consensuada, que recoja, en lo esencial, lo planteado por el Senador Allamand, en lo que estoy de acuerdo.
Debemos asumir con valentía y con decisión de Estado lo relativo al financiamiento de las Fuerzas Armadas. Pero hay que quitarle la mochila a CODELCO de todas maneras. Lo que estamos haciendo en realidad con esta iniciativa es solo ganar tiempo.
En segundo lugar, creo que hay que sincerar el debate.
El problema de la falta de financiamiento de CODELCO se debe no solo a la baja del precio del cobre y al aumento de algunos insumos, sino también a la inexistencia de una política de capitalización permanente, que sea razonable y que le permita a la principal empresa de Chile proyectarse en el largo plazo.
En el fondo, queremos posibilitar el saneamiento financiero de la compañía y su presentación en el mercado internacional, pensando en la internacionalización, en los proyectos de innovación y asociatividad y en la diversificación y trazabilidad de sus productos.
Sin embargo, ello se ve complejo en el marco del sistema internacional, pues aparece la principal empresa minera de Chile vinculada económicamente a las instituciones de la defensa nacional.
Debemos resolver esa materia por el bien de la empresa.
Al mismo tiempo, CODELCO necesita liberarse de esa carga a objeto no solo de financiar sus proyectos estructurales, que -como ha planteado la Comisión de Minería y Energía del Senado, por unanimidad, bajo todas sus presidencias- son esenciales para mantener la vigencia de la compañía, sino también de avanzar en la defensa del cobre fino, que es el producto de Chile.
Se necesita financiamiento especial para afianzar una política de fundiciones que le permita a la minera estatal competir en el mercado internacional sobre la base no de un commodity, sino del cobre fino, que ha sido la característica de CODELCO. Ello le ha posibilitado controlar el mercado y manejar nuestro principal producto nacional, con la soberanía que tal asunto requiere.
Además, la propia sociedad nos está exigiendo crecientemente mayores leyes de control socioambiental.
Una política de fundiciones no tiene que limitarse a una modernización o adecuación de algunos de los sistemas actualmente vigentes, sino -siguiendo una línea tecnológica amistosa, que permita una fácil transferencia y capacitación de los trabajadores, el principal capital de la empresa- al establecimiento de un nuevo sistema, regido por las leyes más rigurosas del mercado.
No sacamos nada con adaptar las actuales fundiciones con una enorme inversión de corto plazo, si en tres o cuatro años más igual habrá que impulsar lo que hoy día se ve como evidente: las fundiciones de alta generación, con una captura de 98,5 a 99 por ciento de gases.
Asimismo, avanzar en los proyectos estructurales y en las fundiciones nos permitirá implementar una política de industrialización y de generación de valor agregado (cadenas de valor), lo cual creará empleo productivo para el país y oportunidades para nuestros jóvenes.
Tal como señaló el Senador Prokurica, las modernas fundiciones permiten recuperar catorce metales (molibdeno, oro, plata, entre otros), todos los cuales hoy día componen el concentrado de cobre chileno.
Según he podido averiguar en la propia Aduana , no existen mecanismos para controlar que las exportaciones de concentrado de cobre contienen lo que las compañías exportadoras dicen llevar. Por consiguiente, el país ha confiado a ciegas en lo que las empresas privadas informan a ese respecto.
Ese es un despilfarro del principal recurso de nuestro país: el cobre.
Por esa razón, más allá del tema del financiamiento de las Fuerzas Armadas, que debe ser visto como un problema de Estado, CODELCO debe liberarse definitivamente de esa mochila para poder avanzar.
Por otra parte, quiero destacar que, a pesar de la caída en la calidad de la ley del cobre, que significa remover mucho más material para mantener los estándares de producción, CODELCO ha estado a la altura de las circunstancias. Aprovecho de felicitar -y no porque estén presentes- a sus trabajadores, quienes han sido capaces de hacer un singular esfuerzo, perdiendo incluso algunos beneficios, para mantener a la empresa vigente y enfrentar esta difícil etapa, la cual -más que por variaciones en el precio del cobre, se debe a la ausencia de una política de capitalización de largo plazo- probablemente sea la más crítica de su historia.
Por consiguiente, voto a favor de esta solución de parche, que es transitoria.
Pero debemos avanzar también en quitarle definitivamente a CODELCO la referida mochila, a fin de ponerle término a la asociación entre una empresa estatal minera y el financiamiento de las instituciones de la defensa nacional, aun asumiendo que la discusión sobre este último asunto requiere cierta reserva, debate que hoy día, dados los criterios establecidos en la Ley de Transparencia, podría adquirir mayor complejidad.
Si no aprobamos lo propuesto en la presente iniciativa, CODELCO va a tener problemas.
Pero de todas maneras es imperativo -¡imperativo!- avanzar hacia una política de capitalización de largo plazo, que es la única manera de asegurar que dicha empresa pueda desarrollarse, internacionalizarse, entrar en las cadenas de valor, impulsar la innovación y asegurar la diversificación y trazabilidad de sus productos.
Como todos sabemos, las reservas de minerales que se encuentran en la mina Hales o en el yacimiento de Chuquicamata Subterránea tienen altos componentes de arsénico. Eso significa que al transformarse en concentrado de cobre, el producto no tendrá destino en los mercados y tampoco podrá ser exportado por el rechazo de un material que será declarado "peligroso". Por eso debemos trabajar lo relativo a las fundiciones.
La Comisión de Minería y Energía del Senado, con visión de Estado y más allá de las diferencias políticas, tomó la decisión de respaldar a CODELCO en sus proyectos estructurales. Señaló su disponibilidad a buscar los recursos necesarios para impulsar una política de fundiciones y a apoyar a dicha empresa en la producción de cobre fino y en las respectivas cadenas de valor.
Si no entramos a la industria minera moderna, el precio del cobre no nos resolverá el problema. Cerrarnos a la modernización impedirá que demos el salto al siglo XXI.
Chile no puede seguir siendo solo un exportador de materias primas, ¡debe entrar en las cadenas de valor! Y CODELCO es, quizás, la única empresa en nuestro país que ofrece las condiciones para dar un salto cualitativo de naturaleza tecnológica, de innovación, de gestión, como lo ha demostrado en más de una oportunidad.
Por lo tanto, es una necesidad categórica apoyar este proyecto.
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