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La señora MUÑOZ , doña Adriana ( Presidenta accidental ).-
En el tiempo del Comité de Renovación Nacional, tiene la palabra la diputada señora María Victoria Ovalle.
La señora OVALLE (doña María Victoria).-
Señora Presidenta , ayer, la Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de Rancagua, que preside el ministro Víctor Montiglio -el mismo que en reciente fallo contradictorio expresó que Endesa era dueña de todas las aguas de los afluentes del río Rapel hasta el “divortio aquarium”, revirtiendo así su opinión en sentencia anterior-, ha resuelto, por dos votos contra uno, procesar a mis hijos y a mi esposo, el senador Francisco Javier Errázuriz , por habernos defendido de quienes invadieron en helicóptero nuestra propiedad familiar y nos agredieron, pues fue el señor Fernández quien comenzó a insultar y a golpear a uno de mis hijos ante su requerimiento de no sacar fotografías.
Se consuma así un claro atropello a la justicia, a nuestra integridad familiar y a nuestra condición de parlamentarios.
Esa empresa eléctrica ya había logrado impedir que mi esposo legislara como Presidente de la Comisión de Economía del Senado durante el estudio de la modificación de la Ley Eléctrica y del Código de Aguas. Ahora irrumpe en nuestra intimidad, sólo porque mis hijos y mi esposo defendieron a su madre -esta diputada - al interior de nuestro predio y de nuestro domicilio.
Los incidentes por todos ustedes conocidos sucedieron el viernes 21 de agosto, y cuál no sería mi sorpresa al ver que el abogado Fernández aparece sólo el lunes, internándose en una clínica de la Mutual, montando un “show” para la prensa, radio y televisión, y acusando de que lo habían pateado en el suelo, quebrado huesos, costillas y dentadura.
¡Qué impotencia ante tanta falsedad y mentira! Me sentí cazada en una trampa.
Después de aproximadamente tres meses, pidieron el desafuero del senador. La Corte Suprema lo desaforó en fallo dividido por 11 votos contra 5, no yendo al fondo del tema, sino que sólo ordena al juez investigar para dilucidar tan falsas y mentirosas imputaciones.
Todos los exámenes demostraron, en Investigaciones, la completa falsedad de los cargos. Nunca sangró, nunca se cayó al suelo, nunca nadie lo pateó; no existían huesos ni costillas quebrados. Presencié los hechos y doy fe de aquello. Sólo se encontró una saltadura de borde en un diente inferior, cuya data o fecha de ocurrencia no es posible precisar.
Después, el representante agitador de Endesa, cambiando su versión, acusó a mi esposo de que, al interponerse para protegerme, lo había golpeado, propinándole un golpe de puño en la boca y quebrándole los dientes.
Todos los informes periciales de profesionales notables, como don Luis Chiocca -que ha aparecido últimamente en la televisión-, odontólogo forense, director del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Chile, y el doctor José Beletti , profesor destacado, también de esa casa de estudios superiores, demostraron que las acusaciones eran falsas y técnicamente imposibles.
Nunca un golpe de puño quiebra un diente; sólo lo suelta o lo bota. Nunca un golpe de puño puede producir una saltadura de borde en un diente inferior, sin dañar el diente superior que lo protege. Nunca un golpe de puño puede afectar los dientes, sin antes reventar los labios, que protegen la dentadura.
Por lo tanto, todas las acusaciones de Endesa eran falsas. Se había usado una antigua saltadura dental para ocuparla de excusa y pedir el desafuero de un senador e impedirle representar al pueblo que lo eligió con la primera mayoría.
Recordemos que hace un año, al suceder los hechos, nadie hablaba de cambios en la Ley Eléctrica, ni existían los apagones, ni Chile se había quedado a oscuras.
Francisco Javier , que había estudiado el tema con la aplicación que lo caracteriza, ya advertía los riesgos que pendían sobre el país. Endesa resolvió eliminar el riesgo.
José Antonio Guzmán, ex presidente de Endesa, mandó cartas a los senadores. Son pruebas irrefutables de lo que afirmo y testifican estos hechos.
Por eso no vacilaron en provocar situaciones inéditas y causar disturbios.
¡Estábamos en nuestra propiedad, en nuestra casa!
El juez nos había asegurado que no había pericia judicial alguna, porque el perito ni siquiera había leído el expediente y no tenía la orden judicial en su poder. También así se probó en el proceso.
El abogado de Endesa y cinco personas contratadas por la empresa eléctrica nos sorprendieron, irrumpiendo en la propiedad privada, transgrediendo lo acordado por el juez con el perito, pues éste recibió un contundente cheque para subirse al helicóptero. ¡Él mismo lo confesó!
Ahora, una Sala de la Corte de Rancagua ordena procesar a mi familia. Si esto le ocurre a un matrimonio de parlamentarios y a sus hijos, ¿qué se puede esperar de la gente más pobre, que no tiene cómo defenderse? El desafuero sólo tuvo por fundamento, según la Corte Suprema, investigar los hechos. Todos colaboramos y declaramos, como lo hice yo misma, renunciando a mi propio fuero y a mi derecho a declarar por oficio. Pero, enfrentar a mi familia, procesándola, ¡eso no! Una saltadura dental, de borde, antigua, que fue sacada a relucir como excusa para desaforar a un senador, y ahora para procesarlo a él y a sus hijos, ¡no es aceptable! Todos los informes médicos, de odontólogos y periciales, sin excepción, señalan que no hay quebradura alguna ni de dientes ni de huesos. El propio perito del Servicio Médico Legal ha declarado que se negó a firmar el documento que le fue exigido por dicho organismo dependiente del Ministerio de Justicia para incriminar a mi esposo, senador, dada su falsedad y porque ni siquiera había examinado a la persona respecto de la cual se pedía ese diagnóstico. Incluso, envió cartas a la prensa, denunciando lo ocurrido; pero nadie se las publicó. Dio conferencias de prensa a las que asistieron todos los medios; pero nada salió. ¿Por qué razón? No me lo explico.
En cuanto a la acusación de secuestro, tanto el juez de Pichilemu, de primera instancia, como la segunda sala de la corte, por unanimidad, fallaron a favor del senador, no siendo ni siquiera considerada en este último fallo, a pesar de la insistencia de la Endesa, por ser absolutamente infundada, falsa y absurda. Sin embargo, dos ministros consideran que mis dos hijos y su padre deben ser procesados por lesiones menos graves, situación que espero se revierta a la brevedad, confirmando lo fallado por el juez de primera instancia y por el ministro del voto de minoría.
El juez de primera instancia, después de una larga y acuciosa investigación, ya había rechazado la petición de la compañía eléctrica que pedía someter a proceso a mi familia. Lo hizo porque de la investigación no emanaba prueba alguna de que ameritara tal requerimiento. Menos aún después de la reconstitución de escena, donde las contradicciones quedaron en evidencia.
Fernández, el representante de esta gran empresa, Endesa , al ver que si seguía afirmando que los campesinos le habían pegado, no podría acreditar que fue el senador quien le había roto el diente, afirmó en esa oportunidad, cambiando nuevamente su versión, que el senador le habría pegado cuando estaba arriba del helicóptero, amarrado por cinco cinturones de seguridad, y no se podía defender, cosa que ninguna otra persona dijo haber visto ni confirmado. Atrás, sentado en el helicóptero, estaba uno de los técnicos de la Endesa, quien dijo que, por su posición, le era imposible ver si le habían pegado un puñete o no a Fernández. El juez procedió, entonces, a sentarse en el lugar y pudo comprobar que se veía todo y, por lo tanto, que Fernández mentía y que el otro prefería decir que nada había visto. ¿Cómo puede considerárseles culpables, entonces? ¡Menos aún que fuera mi familia la causante, si había sido un sinnúmero de personas las supuestas agresoras, según acusaba la empresa eléctrica! ¡Pónganse de acuerdo!
Todos los peritos llamados a declarar, sin excepción, señalaron que no existía fractura dental, lo que la corte también desconoce. Todos los peritos expresaron que no era posible la existencia de una lesión dental provocada por un golpe de puño en la boca sin haber dañado los labios, lo que la corte desconoce. El único odontólogo, presentado por la Endesa como testigo, dice no haber revisado nunca al supuestamente lesionado.
El laboratorio de criminalística de Carabineros, requerido por el juez, no podrá sino confirmar que nunca existió fractura dental, que no existen lesiones de ninguna especie y que la saltadura de borde que acusaba el abogado de la Endesa, pudo y debió ser de antigua data, como lo señala el voto minoritario de la sentencia, dado que no mostraba daño alguno en las partes blandas que protegen la boca.
Pero lo más insólito, a mi juicio, es que al no poderse acreditar y demostrar quién fue el causante de la posible lesión, con una liviandad abismante se somete a proceso a tres personas: al senador y a mis dos hijos. O sea, ¿los tres le trizaron el borde de un diente al señor Fernández ? Realmente, no puedo creerlo. Situaciones como la descrita avergüenzan a Chile y explican el desprestigio que sufre la justicia ante la visión general del país y de todos los chilenos.
He dicho.
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