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    • rdf:value = " El señor RUIZ (don José) .- Señor Presidente , después de escuchar un informe muy completo sobre los alcances del Convenio y de considerar las repercusiones que su normativa tendría en nuestro país, es posible observar que sólo la letra d) del artículo 3 hace referencia a la relación laboral propiamente tal. Sin embargo, me parece que este instrumento internacional debe ser visto como una oportunidad para abrir un debate en el país acerca de una situación que va más allá de las exigencias establecidas en aquél. Ciertamente, es un asunto que hemos analizado con motivo de la aprobación de numerosos otros convenios y diversos proyectos de ley relacionados con la materia que nos ocupa; sin embargo, su discusión, a mi juicio, permanece inconclusa. La realidad actual del mundo laboral nos muestra que un número importante de trabajadores percibe remuneraciones extremadamente bajas; que existe inestabilidad en el empleo, y que la cesantía, en períodos de crisis, golpea duramente a una gran cantidad de gente. Ello obliga a que la familia no sólo recurra al trabajo femenino, a que la mujer salga a laborar, sino también a que muchísimos niños, a una edad muy temprana, deban ausentarse de sus hogares para colaborar en el presupuesto familiar. Ayer, el Presidente de la República aludió a esta materia y anunció que buscaría mecanismos conducentes a eliminar totalmente el trabajo infantil. Es una actitud muy loable. Sin embargo, es un asunto que deberemos analizar muy detenidamente. Pienso que no será fácil terminar con el trabajo infantil sólo por medio de una disposición legal. Su eliminación tiene que obedecer a un cambio estructural en el sistema político económico del país. Si mañana se prohíbe a los niños continuar laborando, y se cierran las puertas de su fuente de ocupación en aquellos lugares en donde todavía existe la posibilidad de controlar su trabajo, nos arriesgamos a que ellos comiencen a desarrollar otros tipos de actividades, tales como las que este mismo Convenio prohíbe. De las diferentes formas de trabajo mencionadas en el presente instrumento -algunas son extremadamente duras- quiero excluir la contenida en la letra a) del artículo 3, porque no me parece que puedan existir en Chile formas de esclavitud o prácticas análogas a ella en los trabajos infantiles. Tampoco creo que haya venta y tráfico de niños. Así lo espero. Sin embargo, no me cabe duda -así lo registran algunas estadísticas del Servicio Nacional de Menores- de que existe oferta de niños para ejercer la prostitución y la pornografía y de que hay reclutamiento de los mismos para realizar actividades ilícitas. Sabemos que muchas bandas que en nuestro país se dedican al narcotráfico y a otro tipo de actividades reñidas con la ley, utilizan a niños como instrumentos en la comisión de estas felonías. El problema de fondo, a mi juicio, radica en la situación de pobreza y marginalidad de muchísimas familias chilenas. Quiero llamar la atención del Senado sobre la necesidad de hacer un esfuerzo por llegar a determinar con mayor precisión el grado de daño que la actual situación económica de nuestro país causa en esos grupos familiares. Es preciso conocer las consecuencias de un sistema que, si bien es idóneo para manejar los macroindicadores de la economía, no se traduce en mayor bienestar para el conjunto de la población. A mi juicio, el modelo existente no sirve al país. Debemos enfrentar el problema de fondo. No se trata sólo de dictar normas, de establecer imposiciones o prohibiciones, sino de generar las condiciones para que los niños puedan desarrollarse como tales, concurrir al colegio, recibir en sus hogares el cariño y afecto que requieren; y no tener que permanecer en las calles buscando o contribuyendo al sustento de la familia porque el padre está cesante o gana un salario insuficiente. Señor Presidente , desde luego, voy a votar a favor del Convenio, porque lo considero un paso más. Pero me parece paradójico -y lo dije en las Comisiones- que estemos votando un instrumento que prohíbe toda forma de esclavitud o prácticas análogas, como la venta y tráfico de niños, pues él debió haber sido aprobado por la OIT hace mucho tiempo -tal vez como uno de los primeros relacionados con la actividad de los niños- y no recién el año pasado. Lo encuentro extraño, porque hemos aprobado muchos otros convenios referidos a esta materia, como el relativo a la edad de los niños para el ingreso al trabajo, que es bastante menos grave que el que está en análisis. De todas maneras, más vale tarde que nunca. El Convenio, en mi opinión, ayuda a crear conciencia sobre un tema que hoy debemos enfrentar en la sociedad de consumo que nos invade. Anuncio mi voto favorable y, tal como lo hizo el señor Presidente de las Comisiones unidas, quiero solicitar a la Sala que dé su aprobación al instrumento que se nos presenta. "
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