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El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
La presente sesión fue citada a petición de 42 señores diputados para considerar la situación de la radiodifusión en Chile.
En términos reglamentarios, los quince minutos de inicio de la sesión corresponden al Comité Demócrata Cristiano. Se ha informado a la Mesa que hay un acuerdo para que ese tiempo se distribuya de la siguiente forma: siete minutos y medio para el Diputado señor Maximiano Errázuriz y siete minutos y medio para el Diputado señor Francisco Huenchumilla. Además, ambos diputados harán uso, en cuanto al tiempo que exceda de sus primeras intervenciones, del tiempo de los Comités de Renovación Nacional y de la Democracia Cristiana, respectivamente.
Solicito autorización de los señores diputados para que ingrese a la Sala la Subsecretaria de Telecomunicaciones, señora Juanita Gana.
Me permito manifestar que los diputados que pidieron la sesión han solicitado dicho ingreso.
No hay acuerdo.
Tiene la palabra el Diputado señor Errázuriz.
El señor ERRÁZURIZ.-
Señor Presidente , la radiodifusión en Chile ha tenido como característica principal la de ser privada. Esto significa que, desde el momento de su creación, ha tenido pluralismo en la propiedad y en los programas, lo que le ha permitido dar un inmejorable servicio a los auditores. Al mismo tiempo, esta condición ha asegurado la imposibilidad de manipulación por cualquier tipo de poder, constituyendo un elemento comunicacional básico para el desarrollo de una sociedad democrática.
En la actualidad, alrededor de 800 radioemisoras en todo el país, la gran mayoría medianas y pequeñas empresas instaladas en las diversas regiones, cubren el territorio llegando a los rincones más apartados y prestando servicios a las comunidades más aisladas.
La propiedad radial es, como ningún otro medio de comunicación social, extraordinariamente diversificada. Así, son propietarias de concesiones, grandes, medianas y pequeñas empresas radiales, familias, universidades, iglesias, municipalidades, corporaciones culturales, etcétera.
A lo anterior se agrega el hecho de que en el último tiempo se ha generado una gran segmentación programática tanto en AM como en FM. Esto significa que el auditor puede encontrar prácticamente el tipo de programa que desee.
La instantaneidad de la radio es otro de los factores que la aproximan a la gente. Históricamente, ha sido la radio el vehículo informativo en terremotos, catástrofes naturales y otras emergencias, por la facilidad que tiene de llegar de un lugar a otro y transmitir directamente al auditor en tiempo real. El oyente está en el lugar en el momento mismo en que ocurre la emergencia. La cantidad de receptores que existe en el país determina que el promedio por hogar sea de 2,6 aparatos, lo que permite llegar a una cantidad de personas inmensamente mayor que cualquier otro medio. Así, la emergencia se presenta al auditor en plenitud y le permite conocerla, consultar e informarse sobre ella, si pudiera afectar a personas de su aprecio. A su vez, y en sentido inverso, la radio puede responder con su interactividad instantánea a cualquier pregunta y colaborar a solucionar cualquier situación con mucho mayor rapidez y eficacia que cualquier otro medio.
En muchos lugares apartados de Chile, la radio se nutre con una cantidad de mensajes personales o de grupos que enlazan sus vidas. Es frecuente que estos mensajes se refieran a personas que viajan en determinados medios rurales y que necesitan que los vayan a esperar; a medicamentos que tienen que ser enviados con urgencia o a llamados de familiares que trabajan alejados. Es conocida la colaboración de la radio en la zona austral, que comunica a los trabajadores de Tierra del Fuego o Patagonia con sus familiares en Punta Arenas o Puerto Williams.
Así, la radio es la columna vertebral de las comunicaciones nacionales; es el medio más personalizado y confiable que tienen los chilenos y al cual recurren para informarse, entretenerse, conversar y acompañarse. Esta situación hace que los auditores sean seguidores fieles de algunas radios con las cuales se han identificado por su programación o facilidad de acceso a ellas. La afirmación está respaldada por el hecho de que, consultada la gente sobre el número de emisoras que escucha habitualmente, la respuesta que dio la gran mayoría fue de una a tres. Eso significa que cada uno encuentra su nicho en el dial. En esta forma, la radio se ha transformado en el medio más democrático y personalizado que hay en el país. Un reciente estudio de hábitos radiales indica que el 97 por ciento de los mayores de 15 años escucha radio y que el 84 por ciento lo hace todos los días. Los niños de 10 a 14 años escuchan unas tres horas diarias, lo que significa más de mil horas anuales, asumiendo así la radio un importante rol cultural.
En cuanto al número de receptores, hay más de 14 millones en el país. Baste señalar que, según el boletín del Banco Central, entre 1990 y 1995, entraron al país 11.315.753 receptores, contra tres millones y medio de televisores. Esto es sin considerar los receptores en los vehículos.
Diversas fuentes como Adimark, Desuc-Copesa y otras dan a la radio una confiabilidad que oscila entre el 73 y el 82 por ciento de la ciudadanía.
En el hogar, hay un promedio de cuatro horas diarias escuchadas por la mujer; en el trabajo, de 1.6 horas, por el hombre; en los automovilistas, 0.8 horas en los estratos altos que se movilizan hacia la oficina y desde ella. Hay que considerar que el 92 por ciento de los automóviles tiene radio.
Esta condición la ratifica el hecho de que cada vez que las autoridades se han visto en la urgencia de dar instrucciones rápidas y efectivas a la ciudadanía por problemas sanitarios, como el cólera o el virus Hanta ; por situaciones de seguridad, como precauciones para bañistas o conductores en las rutas en el verano, se ha recurrido a campañas radiales.
En esta forma queda en claro que el pluralismo, la dedicación vocacional de los radiodifusores, la calidad técnica, la apertura a las comunidades, la democratización de los micrófonos, han establecido definitivamente el arraigo y la calidad de artículo de primera necesidad que la radio tiene entre los chilenos.
El proceso de globalización de la economía de las comunicaciones que se ha producido a nivel mundial ha llegado también a nuestro país.
Por razones de economía de escala, la organización exigida para las nuevas tecnologías por la transformación del mercado y por la fluidez con que los capitales se trasladan de una zona a otra del planeta, han surgido nuevas estructuras nacionales e internacionales para administrar los medios de comunicación social.
Dentro de este panorama, se está anunciando la llegada a Chile de consorcios internacionales que adquieren canales de televisión y grupos de emisoras.
Ante todo, cabe señalar que la radiotelefonía debe actuar en este escenario dentro de la libre competencia y adecuándose para desarrollar en forma moderna y eficiente el cumplimiento de sus fines.
El carácter de privada se mantiene y fortalece.
La característica de ser un instrumento de comunicación de personas y grupos y de tener una expresión regional, también se considera prioritaria.
Por otra parte, su integración al mundo nacional o internacional es un desafío ineludible.
Dentro de esta perspectiva, la Asociación de Radiodifusores de Chile, Archi , cuyos principales dirigentes se encuentran en las tri-bunas, planteó a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de esta Cámara una indicación al proyecto de ley sobre libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, en el sentido de considerar normas para la concesión de frecuencias a sociedades o empresas cuyo capital fuera extranjero.
La creciente integración de Chile a tratados, estructuras o mecanismos de desarrollo pluripersonales obliga a cuidar la situación de los medios de comunicación social, atendida su influencia en la conformación de nuestra cultura, en la difusión informativa, que puede implicar aspectos de seguridad nacional, y en la preservación de valores que importa nuestra identidad cultural.
Chile debe integrarse y dialogar con el mundo desde su modo de ser propio, el que ha de ser fortalecido, modernizado y adecuado para intervenir como actor eficiente del proceso de desarrollo nacional, regional y mundial.
Estas integraciones implican deberes y derechos para cada país. Se trata de avanzar en la homogeneización de criterios y de modos operativos para que todos aprovechen las ventajas comparativas propias y las de sus socios.
Por ello, Archi propuso que se armonizaran los criterios frente a los sistemas de concesiones radiales de los otros países que formen los bloques o estructuras a las que adhiera Chile. No se trata de cerrar la entrada de capitales extranjeros en la actividad. Se trata de asegurar a los chilenos que tendrán las mismas condiciones para establecer emisoras en otros países, situación que hoy no existe.
Producto de ello, en el inciso tercero del artículo 9º, nuevo, del proyecto aprobado por el Senado, se expresa: “Las concesiones para radiodifusión sonora de libre recepción solicitadas por personas jurídicas, con participación de capital extranjero superior al 10 por ciento, sólo podrán otorgarse si se acredita, previamente, que en el país de origen se otorgan a los chilenos derechos y obligaciones similares a las condiciones de que gozarán estos solicitantes en Chile. Igual exigencia deberá cumplirse para adquirir una concesión existente.
“La infracción al cumplimiento de esta condición significará la caducidad de pleno derecho de la concesión”.
La Cámara de Diputados debe hacer suya esta norma para establecer una situación de equidad internacional en la materia y defender adecuadamente la radiotelefonía nacional. Es más, ante la inminencia de que la globalización irá en aumento y que, por lo tanto, hay que considerar que llegarán capitales cada vez más importantes que querrán participar en la actividad radial chilena, es preciso considerar la ampliación de esta norma, exigiendo una verdadera transparencia en la constitución de personas jurídicas que opten a concesiones, a fin de impedir que, a través de figuras jurídicas sofisticadas, se pueda transgredir este anhelo del legislador y de los radiodifusores.
La prensa ha comentado últimamente la situación suscitada por el otorgamiento de frecuencias moduladas a un número reducido de concursantes que no han ingresado directamente a la actividad radial, sino que han procedido a vender algunas de ellas.
Cuando se discutió en el Parlamento la actual legislación general de telecomunicaciones, se cuestionó el sistema de concurso y licitación que establece la nueva ley. Se arguyó que el sistema de otorgamiento de nuevas concesiones pasa a hacerse a través del llamado a concurso a que está obligada la Subsecretaría de Telecomunicaciones, señalando las comunas correspondientes y las características técnicas de la frecuencia. El interesado debe presentarse a él con un estudio técnico y económico sobre su proyecto. En caso de que haya empate, se dirime con una licitación que favorece al que ofrezca más dinero. Esta es la norma legal, y la Subsecretaría se encuentra obligada a aplicarla.
El problema radica en que, en definitiva, la adjudicación se hace en función de quien posee más dinero y no de quien tiene más vocación radial.
El prestigio de la radiotelefonía nacional está cimentado en la calidad técnica y vocación de servicio del radiodifusor. Alterar la relación vocación-actividad económica, a través del sistema criticado, debería causar un gran trastorno en la actividad radial.
Lo que ha ocurrido estriba en que, con el correr del tiempo, la capacidad para hacer buenos estudios se ha homogeneizado, por lo que lo normal es llegar a empates que se dirimen por licitación. El ideal sería que si hay frecuencias disponibles, se adjudiquen a los dos o tres postulantes que hayan ganado la licitación.
Se han constituido sociedades con ex funcionarios de Subtel, como Meganorte, Santa Ignacia y Fastnet , que concursan, ganan los proyectos y después los venden.
Juega en este momento una doble consideración de la concesión radial. Tratándose de un bien gratuito que el Estado, en uso de su función de administrador del espectro radioeléctrico, adjudica sin costo para el interesado, resulta que, al día siguiente, el adjudicatario es dueño de un bien de valor en el comercio. Surge aquí la posibilidad de un negocio amparado por la ley. Si un radiodifusor de vocación quiere acceder a una frecuencia, lo probable es que no podrá hacerlo, a menos de que disponga del dinero necesario para ganar la licitación o pagar luego un sobreprecio al adjudicatario.
Desligada, entonces, la vocación de la actividad económica, se ha generado esta especie de corretaje de frecuencias nuevas.
Se hace necesario, en consecuencia, tomar medidas para modificar el sistema, ya que a Subtel no le queda otra opción actualmente que aplicar la ley.
Es indispensable una normativa que garantice que las frecuencias se otorguen a quienes realmente van a desarrollar una actividad radial y no a quienes piden frecuencias con fines solamente comerciales.
Archi solicitó que, para enajenar la nueva frecuencia, se acreditara haberla utilizado a lo menos cinco años por quien se la había adjudicado. Tal proposición fue considerada inconstitucional, sin que se la reemplazara por ninguna otra que implicara un resguardo como el señalado. El Parlamento debe considerar una modificación de la ley respecto del sistema de concurso y permisos de este negocio de corretaje.
Muy ligada a este tema se encuentra la situación producida por el otorgamiento exagerado de frecuencias que ha tenido lugar en el último tiempo. Por el mismo mecanismo de la ley, la Subtel debe llamar a concurso tres veces al año.
Como el espectro radioeléctrico es un bien limitado y existen normas internacionales sobre condiciones para asegurar una buena calidad técnica y evitar degeneraciones e interferencias, se hace indispensable la existencia de un acabado estudio técnico que informe detalladamente sobre las posibilidades reales de utilización del espectro, considerando la separación mínima de frecuencias.
Archi ha denunciado desde hace mucho tiempo el riesgo que se corre por carecer de estos antecedentes indispensables, el cual se ha transformado en realidad, afectando gravemente la calidad de la radiotelefonía nacional. La experiencia internacional es muy clara al respecto, por lo que los radiodifusores solicitan una preocupación en esta materia.
El tema adquirirá gran actualidad en un futuro muy próximo, cuando se hagan presentes la radiotelefonía digital y la satelital. Cabe señalar que por la primera se multiplicarán los canales disponibles en el dial, y, por la segunda, se podrá recibir gran cantidad de programas directamente desde el satélite que use una estación de Norteamérica, Europa o cualquier otro lugar del mundo.
Un asunto que atrae la atención desde hace algún tiempo, es el de la formación de cadenas radiales integradas por emisoras en regiones y dependientes de una cabeza en la capital.
En este tipo de estructuras se dan dos posibilidades. Primera, la red es integrada por una central en Santiago y emisoras afiliadas en provincia, que trasmiten parte de un programa generado en la central, generalmente noticieros, programas deportivos o eventos importantes, y elaboran otra parte en sus propias estaciones, con contenidos regionales. Segunda, la red que transmite por el sistema satelital, reemplazando las emisoras locales por estructuras netamente repetidoras de un programa íntegramente producido en la central. Cabe señalar que esta técnica no tiene nada que ver con la futura radiotelefonía satelital, que consistirá en que cada auditor podrá recibir directamente en su aparato la transmisión que al satélite dirija una emisora ubicada en cualquier parte del mundo. Allí no habrá emisoras cabeza de cadena nacional que bajen la señal en cada región.
En el primer caso, se fortalece la radiotelefonía regional, ya que no sólo hay cabezas de cadena en Santiago a provincias, sino también de provincias entre sí y hacia Santiago . Además, son muchísimos los casos en que estas cabezas de cadena compran radios regionales, mantienen personal en provincias y crean fuentes de trabajo y de información regional. O sea, esta estructura es potencial y realmente un factor de fortificación de las emisoras regionales que entran en ella.
Según opiniones de radiodifusores de regiones, esta estructura hace posible, también, que personajes que es difícil llevar a localidades pequeñas, actúen por la radio cabeza de cadena y hagan presencia en esas zonas. Igual cosa debe decirse de programas que no pueden producirse en ciertos lugares aislados y sí en la ciudad de la cabeza de la cadena.
La aparición de las estructuras de cadenas es un fenómeno reciente, consecuencia de la globalización de la economía y de las comunicaciones antes comentada, y de ninguna manera específico de la actividad radial.
Si se observa lo ocurrido en la actividad bancaria, se verá que muchísimos bancos regionales se integraron, primero, en una entidad nacional fuerte y, luego, se fusionaron con otros bancos. Similares estructuras se dan en el comercio, sean grandes tiendas, malls, farmacias, cines, etcétera.
Ante este fenómeno, que no está en manos de nadie aminorar ni menos impedir, la radiotelefonía debe potenciar la capacidad empresarial de las medianas y pequeñas empresas regionales, a fin de permitirles competir eficientemente en su zona con los otros medios y aprovechar las ventajas competitivas de ser locales en su nicho regional.
Hay importantes campos, aún no explotados y hasta desconocidos por los medios regionales, que es necesario detectar para ofrecer, en forma adecuada y en lenguaje regional, un producto radial a los avisadores, cosa que no pueden hacer las cadenas nacionales. Es más, éstas verán como buenos socios a esas empresas radiales locales eficientes.
En la medida en que se pueda estructurar una empresa local radial fuerte, que sea “partner” y hasta socio de estructuras de cadenas nacionales, se habrá fortificado la radio regional.
Por otra parte, es indispensable motivar a las autoridades y a la comunidad local para que apoye a la radio local, invirtiendo avisaje en ella, ya que, por su carácter de privada, vive de él.
En el proyecto de ley sobre libertad de opinión y de información y ejercicio del periodismo, aprobado por el Senado y que pasará a la consideración de la Cámara, se establece una norma para canalizar recursos fiscales y municipales hacia los medios regionales.
El artículo 7º, que reemplazó al 9º, en su inciso tercero, señala lo siguiente: “Los fondos que establecen los presupuestos del Estado, de sus organismos y empresas de las municipalidades, destinados a avisos, llamados a concurso, propuestas y publicidad, que tengan clara identificación regional, provincial o comunal, deben destinarse mayoritaria y preferentemente a efectuar la correspondiente publicación o difusión en medios de comunicación social regionales, provinciales o comunales”.
Siempre hay que tener presente que cuando una radio cabeza de cadena pide una antena en regiones, significa que ha pedido una concesión y que ello, generalmente, permite abrir nuevos programas locales e informaciones regionales.
La necesidad de fortalecer como empresas a las medianas y pequeñas radios, para que se organicen en estructuras que les permitan acceder a la difusión de sus programaciones, tarifas y sus características, debe llevar a crear recursos destinados a promover seminarios, talleres o cursos destinados a mejorar el producto radial que puedan ofrecer.
Finalmente, es necesario crear conciencia acerca de la utilización y apoyo que debe darse a las radios regionales, ya que en la imposibilidad de detener o cambiar el proceso de globalización, es preciso crear las condiciones concretas para que los medios regionales puedan no sólo sobrevivir en la competencia, sino también mejorar su aporte al desarrollo local y prestar el servicio insustituible que ellas dan a los habitantes y actividades de las regiones.
En cuanto a la concentración de los medios radiales, la preocupación está en muchos sectores públicos y privados.
Durante la discusión del proyecto de ley sobre libertad de opinión y de información y ejercicio del periodismo, se formularon indicaciones para crear mecanismos legales que impidieran la concentración de los medios de comunicación social y aseguraran el pluralismo informativo al país. Este pluralismo es básico para el funcionamiento del sistema democrático.
En materia radial, la mejor manera de asegurar el pluralismo es restablecer las modalidades en que se otorgaron, durante tanto tiempo, las concesiones radiales, garantizando que su solicitud es vista como el ejercicio de una vocación y no como la oportunidad de hacer un negocio.
En consecuencia, debe desaparecer la licitación del mecanismo existente. Los proyectos radiales para optar a una frecuencia deben ser examinados por la Subsecretaría de Telecomunicaciones con criterio exclusivamente técnico, sin considerar factores de tipo económico. De alguna manera, debe restablecerse la obligación de ejercer la actividad radial por el adjudicatario, como garantía de seriedad de su postulación. Si no lo hiciere en un plazo determinado, la frecuencia debe volver al Estado.
Para la mejor administración del espectro radiofónico, debe hacerse un estudio técnico de sus posibilidades con las actuales y futuras tecnologías. Deben ratificarse las normas sobre reciprocidad internacional para el otorgamiento de concesiones y la preferente inversión, por parte de las autoridades, de fondos fiscales, regionales o municipales en medios de comunicación social de la región, a fin de apoyar a estos medios. Es importante crear áreas y mecanismos de perfeccionamiento para las empresas radiales pequeñas y medianas de regiones y promover el apoyo de la comunidad respectiva a esos medios.
Cuando existen cerca de ochocientas emisoras a lo largo del país, no es preciso recurrir a normas relativas a la repartición del mercado ni al otorgamiento indiscriminado de nuevas frecuencias. Basta con fortificar y asegurar la supervivencia de las que existen, como primera medida fundamental. Una sana y proporcionada competencia les permitirá, con el apoyo de sus regiones, mejorar su producto y sus relaciones con el resto de la actividad del país.
Tampoco es recomendable la dictación de normas sobre programación obligada o promocional, ya que con ello, junto con desconocer la libertad de programación, que es una forma de ejercer la libertad de expresión, se dañan las posibilidades de segmentación, y con ello el producto radial a ofrecer. Consecuentemente, se afecta la actividad radial misma y no se logra beneficio alguno.
Hay que asumir una realidad que es mundial y, partiendo de las ventajas competitivas que la radiodifusión tiene como medio de comunicación social, asegurarle un ambiente de transparencia, una legislación adecuada y el apoyo de la ciudadanía.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Diputado señor Francisco Huenchumilla .
El señor HUENCHUMILLA .-
Señor Presidente , creo que todos estamos contestes en que, en los últimos años, en la integraci��n y globalización de las economías y en la revolución de las comunicaciones, uno de los medios que juega un papel fundamental en nuestro país es la radioemisora.
Al igual que todos mis colegas, acabo de recibir un compendio estadístico al día del Instituto Nacional de Estadísticas, y quiero leer un par de cifras para ubicarnos en el debate. Señala que, en 1998, en Chile hay un total de 915 radioemisoras, de las cuales 178 son de amplitud modulada y 737, de frecuencia modulada. Pero, curiosamente, la mayor concentración de estas radios no se produce en la Región Metropolitana. En Santiago existen sólo 65 radioemisoras -o sea, mucho menos del 10 por ciento-, de las cuales 25 son de amplitud modulada y 40 de frencuencia modulada. En consecuencia, la gran mayoría se concentra en regiones.
Sin embargo, esta estadística, que es una simple enumeración que hace el INE, no informa sobre las cuestiones sustantivas que hay detrás de los números. No da cuenta, por ejemplo, de la concentración de la propiedad; de cómo y a quiénes se han otorgado estas concesiones; cómo se ha verificado su comercialización, su precio y su instalación. Tampoco se refiere a las comunicaciones existentes entre las radios de Santiago y las de provincia, con todos los problemas relativos a la satelización, a las antenas repetidoras, a la economía de mercado, a la concentración de la publicidad, a la llegada de radiodifusores extranjeros, etcétera.
Entonces, algunos diputados pensamos que sería conveniente que la Cámara realice un debate abierto y franco frente al país, así como también con el Gobierno y, en tal sentido, agradezco la presencia del Ministro de Transportes y Telecomunicaciones . Si no me equivoco, a la sesión que fracasó, citada para tratar el mismo tema que analizamos, asistió el Ministro Secretario General de la Presidencia . Espero que el Gobierno considere y responda en su momento las conclusiones a que lleguemos en esta oportunidad.
Respecto de este punto, me preocupan tres cuestiones. La primera es la lenta y profunda penetración de extranjeros en la propiedad de los medios de comunicación radial. En este momento, hay tres grupos extranjeros que controlan alrededor de más de 100 radios en Chile. Tenemos el Consorcio Radial de Chile -de origen colombiano-, que posee, más o menos, 37 emisoras en el país. Otro grupo, de origen norteamericano, controla más de 40 radios, y otro -el Iberoamérica Media Partner-, que controla 47 emisoras.
Entonces, la reflexión que me hago no es jurídica ni económica, porque sabemos que tenemos una economía abierta, que invertimos afuera y que los extranjeros pueden invertir en el país. La pregunta que me formulo como parlamentario: ¿Es conveniente para el país, como política aplicada a los medios de comunicación radial, que nos abramos de esta manera, puesto que, con el correr del tiempo, podríamos tener un 50, 60 ó 70 por ciento de nuestras radioemisoras en manos de extranjeros? No sé si eso es bueno o malo. Por eso, me gustaría tener una opinión del Gobierno sobre la materia, más allá de los formalismos jurídicos y de las normas que regulan las inversiones extranjeras.
Entonces -reitero-, no sé si será bueno para nuestra identidad cultural, para nuestros problemas locales y para nuestro desarrollo, continuar con una apertura de tal naturaleza, porque, potencialmente, podríamos llegar a tener todas nuestras radioemisoras en manos de grupos extranjeros. A mi juicio, la situación amerita una reflexión y un estudio sobre las posibles consecuencias, y ése es el primer punto que quiero someter a análisis de la Cámara y también del Gobierno. No sé si, más allá del formalismo jurídico y económico a que me refiero, nuestras autoridades han tenido la oportunidad de estudiar a fondo, desde el punto de vista de sus consecuencias para el país, un hecho de esta naturaleza. No sé si esta norma se aplica en otros países, si existe una suerte de reciprocidad, en cuanto a la posibilidad de que nosotros podamos “apoderarnos” -legalmente, por supuesto- de algunos de sus medios de radiodifusión.
El segundo punto al que deseo referirme se relaciona con el otorgamiento de las concesiones. Según informaciones aparecidas en la prensa, aquí hay un grupo chileno que ha obtenido numerosas concesiones mediante los concursos públicos establecidos en la ley de telecomunicaciones. Pues bien, dicho grupo gana los concursos, pero no instala las radioemisoras; de manera que el proyecto de radiodifusión se limita a ganar el concurso y, más adelante, a comercializar las concesiones. De esa manera, el mismo grupo -que tiene un alto conocimiento técnico y, probablemente, sabe cómo se maneja el asunto en el Ministerio- ha logrado numerosas concesiones, y después sube artificialmente los precios, porque, aun sin instalar las radiodifusoras, vende o arrienda las concesiones a los interesados, con el consiguiente perjuicio de una concentración, sobre la base de una interpretación, a mi juicio mañosa, de la ley de telecomunicaciones.
En el mismo libro se indica que, en 1993, en Chile había sólo 648 radioemisoras. Hoy existen 915, o sea, en tres o cuatro años, han aumentado, más o menos, en 35 por ciento. Entonces, sería bueno y conveniente conocer la opinión del Gobierno respecto de los hechos que estoy señalando, puesto que hay un grupo que obtiene concesiones, pero que no instala las radios, sino que después las comercializa -como digo-, distorsionando el mercado y el sentido de la ley.
Un tercer punto que quiero abordar se relaciona con la denominada satelización de la radiodifusión. Esto significa que algunas radioemisoras de Santiago compran o arriendan frecuencias a provincias, instalan una antena repetidora y transmiten programas de contenido santiaguino y centralista, lo que trae como consecuencia el cierre de las radioemisoras de provincias, cesantía y la no transmisión de programas locales. Durante la tramitación de la ley de telecomunicaciones en la Cámara y en el Senado hubo una amplia discusión sobre este punto.
El tema es el siguiente: ¿cuál es la naturaleza de la concesión de la radiodifusión? Sabemos que el espectro radioeléctrico, que el espectro de radiodifusión, es un bien escaso, es un bien nacional de uso público. Al parecer, ésa es su naturaleza jurídica. Por lo tanto, tratándose de un bien escaso, corresponde al Estado otorgar las concesiones, pero también debe regular el funcionamiento de esos derechos. Cada vez que el Estado otorga una concesión, el concesionario se convierte en dueño absoluto de ella. Por consiguiente, se asila en el derecho de propiedad y de información establecidos en la Constitución, y dice: “Puedo vender esa concesión y, al mismo tiempo, hacer el programa que estime conveniente”. Así se “legitiman” estas estaciones repetidoras que son sólo un palo parado que recibe la señal del satélite y transmiten programas con contenido netamente santiaguino. De manera que los auditores de Chiloé, de Temuco, de Punta Arenas o del norte se enteran de los problemas de Santiago y de los choques que hubo en Vicuña Mackenna con Avenida Matta o en cualquier lugar de Santiago, distorsionándose absolutamente, a mi juicio, la naturaleza de las concesiones.
Uno de los elementos de la concesión es la zona de servicio, que significa que la concesión se otorga con una frecuencia y potencia determinadas, para una zona de servicio, y la persona que concursa debe presentar un proyecto de radiodifusión y cumplir ciertos requisitos técnicos y financieros. Pero la naturaleza de la concesión hace que deba establecerse, básicamente, una radioemisora que tenga planta transmisora, antena local, estudios y que transmita programas locales. Por esta vía se ha distorsionado -a mi juicio, ilegalmente- la naturaleza jurídica de las concesiones de radiodifusión.
Aquí tengo un libro de don Jaime Herrera Ramírez , que se refiere al estatuto jurídico de la radiodifusión. Actualmente, el señor Herrera es secretario general de la Asociación de Radiodifusores de Chile. Por lo menos, así dice la contratapa.
Pues bien, don Jaime Herrera dice en su libro que para la elaboración del primer informe de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones del Senado concurrió un radiodifusor y planteó este tema de la satelización, resumiendo su postura de la siguiente manera:
“El sistema de repetidoras conculca la libertad de expresión, pues los auditores de regiones no podrán expresarse por ese medio, debido a que éste sólo repite una señal. Las estaciones repetidoras constituyen un monopolio y lo amplían a otras áreas geográficas, pues mediante el subterfugio de las estaciones repetidoras se pretende cubrir el país con una señal, originada normalmente en Santiago.
“Las repetidoras serían ilegales, porque si las normas que regulan la radiodifusión son de derecho público, y tales disposiciones no se refieren en parte alguna a las estaciones repetidoras, deberemos estar contestes en que las estaciones repetidoras no existen en el derecho chileno”.
Más adelante, en este mismo libro se hace referencia a la posición de la Asociación de Radiodifusores de Chile sobre la materia, establecida en un documento del 8 de enero de 1992.
La Archi dice que se estima necesario, en primer lugar, definir dos conceptos distintos en esta materia, que normalmente se confunden: estación repetidora y estación en cadena. La primera es aquella emisora que no dispone de las instalaciones técnicas necesarias para generar su propia programación y repite emisiones generadas en una estación distinta. Estación en cadena es aquella que, disponiendo de las instalaciones técnicas necesarias para generar su propia programación, retransmite en forma parcial o total las emisiones generadas en otra estación de origen.
De acuerdo con las definiciones señaladas, se estima que la diferencia fundamental entre estación repetidora y en cadena estriba en el hecho de si éstas tienen o no las instalaciones y/o elementos necesarios para generar su propia emisión o programación.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Le queda un minuto, señor diputado .
El señor HUENCHUMILLA .-
Termina señalando que si se consideran las definiciones antes señaladas, así como la garantía constitucional referida, y con el objeto de conciliar ambos aspectos, la Asociación estima que la autoridad pertinente, haciendo uso de las facultades legales de que dispone, sólo puede exigir que cada concesionario de estación radiodifusora disponga de las instalaciones y medios necesarios (estudios) que le permitan generar su propia emisión en forma independiente de cualquiera otra estación o concesionario. Además, se debe tener presente que la Subsecretaría de Telecomunicaciones sólo otorga concesiones para estaciones de radiodifusión propiamente tales, es decir, con estudios, plantas transmisoras, etcétera, capaces de generar su propia señal. Añade que, en la práctica, tal exigencia deberá implementarse con la fijación de plazos prudentes y perentorios por los respectivos concesionarios, a fin de que efectúen las obras necesarias.
En consecuencia, solicito al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones que implemente lo que la propia Asociación de Radiodifusores de Chile señala en este documento, para terminar con la satelización y el centralismo de las radiodifusoras del país.
He dicho.
El señor MORA.-
Pido la palabra para plantear una cuestión reglamentaria.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra su Señoría.
El señor MORA .-
Señor Presidente , pido que la Mesa recabe nuevamente autorización de la Sala para que ingrese la Subsecretaria de Telecomunicaciones, quien tiene mucho que aportar en el debate. Conversé al respecto con el diputado que se opuso a la petición y me dijo que levantaba la objeción.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para que ingrese la señora Subsecretaria de Telecomunicaciones.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Tiene la palabra el señor Ministro de Transportes.
El señor HOHMANN ( Ministro de Transportes y Telecomunicaciones).-
Señor Presidente , quiero entregar antecedentes respecto de la situación de la radiodifusión en Chile, con el objeto de enriquecer el debate sobre un tema que interesa a la honorable Cámara.
En primer lugar, cabe destacar que el principio imperante en nuestra legislación es el de libre acceso a los servicios de telecomunicaciones -y eso lo sabemos todos-, sean de radio u otros, en lo que se refiere a la titularidad de las concesiones de telecomunicaciones.
El artículo 2º de la ley general de Telecomunicaciones establece para todos los habitantes de la República el libre e igualitario acceso a las telecomunicaciones, poniendo especial énfasis respecto del hecho de que cualquier persona puede optar a las concesiones y permisos en la forma y condiciones que establece la ley.
Por otra parte, cabe hacer presente que sólo es posible instalar, operar y explotar un servicio de radiodifusión sonora en la medida en que se cuente con una concesión otorgada por el Estado mediante decreto supremo del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.
Así, el artículo 8º señala que las concesiones de radiodifusión sonora tienen una duración de 25 años, plazo al cabo del cual el titular tiene derecho preferente para su renovación -diría que es una singularidad en relación con las concesiones en Chile- en los términos que establece la ley y el Reglamento de Radiodifusión sonora, es decir, en igualdad de condiciones técnicas. Distinto es si se trata de una nueva concesión, circunstancia en la cual, en caso de igualdad en los proyectos técnicos concursantes, es decir, cuando tienen los mismos atributos, se decidirá el futuro titular de la concesión mediante un sistema de licitación pública.
Desde la perspectiva del procedimiento del sistema de concurso incorporado por la ley Nº 19.277, de 20 de enero de 1994 -rela-tivamente reciente-, se dotó de mayor transparencia a un proceso que hasta entonces contemplaba la tramitación y otorgamiento de las concesiones según el orden de ingreso de las respectivas solicitudes. Sólo a modo referencial, quiero señalar que al mes de julio de 1998, hace dos meses, se encontraban vigentes 1.038 concesiones en Chile, ya sea para operación de radios de frecuencia modulada, mínima cobertura, amplitud modulada y onda corta. De esa cifra, 210 corresponden a concesiones otorgadas bajo el procedimiento de concurso establecido por la ley citada.
Respecto del tema de la nacionalidad de los titulares de las concesiones, la misma ley, en su artículo 21, indica que sólo podrán ser titulares de concesión o hacer uso de ella a cualquier título, las personas jurídicas de derecho público o privado constituidas en Chile y con domicilio en el país, no exigiéndose requisito alguno en lo concerniente al origen de los capitales que permiten el funcionamiento de esa estación radial específica. Ésta es la ley que hoy nos rige, y ella sólo menciona a los extranjeros en su artículo 22, indicando que los presidentes, gerentes, administradores y representantes legales de una concesionaria, deben ser chilenos. Sin embargo, los directorios pueden estar integrados por extranjeros, siempre que no constituyan mayoría. En concordancia con esto, el reglamento de radiodifusión, interpretando esta norma, estableció que la mayoría no sólo se refiere a la integración nominal del directorio, sino que, más importante todavía, debe aplicarse en cada acuerdo que en él se adopte, es decir, debe haber mayoría de chilenos.
En conclusión, sobre el particular, en la legislación sectorial no existen mayores exigencias o limitaciones respecto de la intervención de extranjeros en el mercado, excepto de las que ya he señalado, en el ámbito de la radiodifusión sonora y, por lo tanto, la autoridad administrativa carece de atribuciones para efectuar exigencias adicionales.
En cuanto a la concentración de la propiedad que también ha sido mencionada y que es de interés de los parlamentarios, no es un tema nuevo en el sector, por cuanto antes de la implementación del sistema de concursos, que data de 1994, existía una clara tendencia de los concesionarios de obtener a través de nuevas concesiones, una marcada presencia radial en las distintas regiones del país. Así, hoy, de conformidad con los antecedentes que obran en poder de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, existen 36 sociedades titulares de cinco o más concesiones, esto es, 36 sociedades que poseen, al menos, cinco concesiones. De ellas, es posible distinguir doce grupos formados por sociedades que comparten el representante legal, entre los cuales se reparten la explotación de algo más de 200 concesiones del total de 1.038 señalado, vigente desde julio de 1998.
No quiero dejar pasar esta oportunidad para señalar a los señores diputados que sólo a partir del primer cuatrimestre de 1995 se han dado las condiciones legales que hacen necesario el llamado a licitación para resolver un concurso de radiodifusión. ¿Cuándo se hace este llamado? Cuando se establece una nueva concesión y cuando los méritos técnicos de los proyectos son iguales. Sin embargo, hay que decir también que las incidencias de las concesiones asignadas vía licitación en relación con las otorgadas según los méritos técnicos del proyecto, han sido, de hecho, mínimas. Del mismo modo, los valores involucrados en las referidas licitaciones han fluctuado entre 30 mil pesos, llegando hasta una cifra de 50 millones de pesos, encontrándose el valor promedio de adjudicación entre dos y tres millones de pesos. Me refiero solamente a las concesiones otorgadas mediante licitación pública, en este caso. Sólo excepcionalmente se han adjudicado concesiones en virtud de sumas que superan los 10 millones de pesos.
En cuanto a las transferencias de las concesiones, otro aspecto significativo que interesa en este caso, independientemente de que se haya producido su recepción de obras en el caso de una concesión y que por lo tanto se encuentre operando, la ley de Telecomunicaciones es muy explícita al señalar en su artículo 21 que, en caso de transferencia, cesión, arrendamiento u otorgamiento del derecho de uso a cualquier título, de concesiones o permisos, se requerirá autorización previa de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, la que no podrá denegarla sin causa justificada.
En particular, según registros de la Subsecretaría, desde 1990, se han transferido 268 concesiones, de las cuales algo más de 120 se verificaron entre 1995 y 1997. Un aspecto digno de destacar es que de las 268 transferencias solicitadas, sólo una corresponde a una concesión entregada bajo el régimen concursal, existiendo en la actualidad, en trámite en la Subsecretaría, 11 solicitudes por resolver, referidas a concesiones otorgadas por concurso. En todo caso, durante el presente año, sólo se han autorizado veinte transferencias. Consideremos siempre el dato referencial de 1.038 concesiones radiales efectivamente vigentes en el país a julio de este año.
En cuanto al fenómeno de transmisión por satélite, como se ha visto, no existen restricciones legales para que una misma persona jurídica sea dueña de más de una concesión, ya sea por la vía de la adjudicación en los concursos respectivos o licitaciones, si así fuera el caso, como por la de la adquisición del derecho a otra concesionaria, lo que también establece la ley. Asimismo, las radios o consorcios radiales que pudieren formarse, se encuentran legalmente habilitados para enlazar por vía satelital u otra, los estudios de la radioemisora cuya zona de servicio se encuentra en regiones, para que éstos retransmitan una señal originada en Santiago u otro lugar.
No existe norma alguna que obligue a los concesionarios a transmitir desde el mismo lugar en que se encuentran localizados sus estudios, ni a tener ubicada su planta transmisora en algún lugar determinado dentro de la zona de servicio o a cierta distancia de los estudios, ni menos a que el todo o parte de su producción o contenidos se elaboren en la misma región en que operan. Las concesionarias sólo están obligadas a definir en el proyecto técnico, ya sea de la concesión o de alguna modificación de ésta, las características de las instalaciones y equipos respectivos y ajustarse a la normativa técnica vigente sobre la materia. Esto es por lo que debe velar la Subsecretaría de Telecomunicaciones. Como puede apreciarse, entonces, tanto en esta materia como en las referidas en los puntos anteriores, la autoridad administrativa no puede gravar, impedir o imponer otros requisitos para el acceso y explotación de las concesiones de radiodifusión sonora; por el contrario, su actuación debe apegarse, como es lógico, a las normas constitucionales y legales que regulan la actividad del Estado y del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, en particular; de lo contrario, sin duda, se vulnerarían los principios de competencia y legalidad consagrados en el artículo 7º de la Constitución Política y la garantía de libertad de empresa consagrada en el artículo 19 de la Carta Fundamental que, por lo demás, como ya ha sido señalado, se encuentra recogida en la propia ley general de Telecomunicaciones, cuyas modificaciones esenciales han sido aprobadas por el Parlamento.
En conclusión, quiero destacar, en esta oportunidad, que, fruto de la aplicación exhaustiva de los mecanismos contemplados en la ley, tanto para el otorgamiento como para las modificaciones de la concesión de radiodifusión sonora, y toda vez que han sido otorgados con mayor transparencia, ha redundado, a mi juicio, en una mayor confianza de los radiodifusores en la autoridad, que ha generado un importante auge de la radiodifusión en Chile y ha traído como consecuencia la introducción de nuevas tecnologías que posibilitan llegar a los sectores más alejados de la población, para quienes este servicio se presenta como el único nexo con el acontecer del país.
Según los propios radiodifusores -así lo han dicho-, la radio vive uno de sus mejores momentos, en circunstancias de que hace pocos años algunos pronosticaban que la radio iba a desaparecer o a transformarse en un medio de comunicación marginal. Se creía que, con el advenimiento, primero de la televisión abierta, luego del cable y de otros medios de comunicación, la radio iba a sufrir un importante deterioro, y ha sido lo contrario: hoy, la radio goza de una extraordinaria salud. Asimismo, es digno de destacar que el auge de la radiodifusión ha impulsado al Ejecutivo a consensuar una normativa complementaria a la existente, lo que dio lugar a la dictación del decreto supremo Nº 126, del 1° de abril de 1997, conocido como reglamento de radiodifusión sonora, que hace tan poco tiempo -un año y meses- se dictó con un consenso muy fuerte entre todos los interesados.
Por último, quiero recalcar que respecto del otorgamiento, modificación y transferencia de concesiones de radiodifusión sonora, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones ha procedido con estricto apego a las disposiciones legales y reglamentarias que regulan la materia; de otra manera, tendríamos conocimiento de quejas o irregularidades denunciadas, y nada de eso ha ocurrido.
Si aún se producen situaciones indeseadas o inconvenientes, como algunos de los señores parlamentarios han hecho ver, para el desarrollo de la radiodifusión sonora, aun dentro del marco que hoy nos rige, no cabría sino concluir que la solución a tales problemas o, por lo menos, la discusión de ellos escapa a las atribuciones que las leyes han otorgado al Ministerio que dirijo y a la Subsecretaría de Telecomunicaciones. Entonces, se requiere al efecto de un estudio de modificaciones del marco regulatorio actual, que debería considerar herramientas adicionales adecuadas al problema que se quiere superar, que permita enfrentar situaciones en un futuro próximo y, con ello, asegurar la clara raigambre local que, desde siempre, ha distinguido al servicio de radiodifusión sonora o de libre recepción.
Esta cuestión habría que evaluarla desde una perspectiva que, en todo caso, habrá de tomar en cuenta lo que ya dije: la buena salud de que goza actualmente la radiodifusión en Chile, que nadie ha negado.
Finalmente, no puedo dejar de señalar que la tecnología y el mercado son, de hecho, poderosos instrumentos que inciden decisivamente en el desarrollo de las telecomunicaciones en el mundo y, en particular, en nuestro país. Primero, fue la radio, a principios de este siglo, con el advenimiento de una nueva tecnología. Luego, a mediados del siglo, la televisión abierta. Y, ahora, cuando termina el milenio, la televisión satelital y la televisión digital.
Lo importante es que todos estos avances han obligado a un ajuste en el momento en que irrumpen en las comunidades, en los países, en las sociedades. Pero, por regla general, el resultado final ha sido positivo para todos, especialmente para la comunidad y sus ciudadanos, los que gozan de variadas opciones para la información y la entretención.
Y en esto de la información y la entretención, la radio sigue teniendo, después de 76 años de haber sido introducida en Chile, una preferencia muy alta de la comunidad y goza de una imagen que es de las mejores entre todas las instituciones de nuestro país.
Sin duda, las leyes aprobadas y las modificaciones al marco legal aprobadas recientemente por este Parlamento y los reglamentos dictados por los sucesivos gobiernos y, en particular, el reglamento de Radiodifusión Sonora, dictado por el Gobierno del Presidente Frei, han debido tener un rol fundamental para que este importante logro de la radiodifusión, como es su buena imagen en Chile, se haya alcanzado.
También debo mencionar, por cierto, la capacidad de emprendimiento de los radiodifusores en Chile, muchos de ellos pequeños empresarios que hacen un señalado servicio al país.
Muchas gracias.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Diputado señor Sergio Ojeda hasta por cinco minutos.
El señor VILCHES .-
Seamos más democráticos en el otorgamiento de la palabra, señor Presidente .
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Señor diputado , estoy aplicando estrictamente el Reglamento de la Corporación, que indica que debo dar la palabra por Comités. Ése es el Reglamento en materia de sesiones especiales y, por tanto, para hacer una salvedad requiero el acuerdo unánime de la Sala.
Tiene la palabra el Diputado señor Sergio Ojeda.
El señor OJEDA .-
Señor Presidente , dos matutinos, uno de la capital y otro de provincia, nos informaban en noviembre del año pasado, con una clara preocupación y justificada inquietud, el cierre de Radio Minería , en Temuco, y el término de las transmisiones de Canal 5 de Televisión, filial de la Corporación de Televisión de la Universidad Católica.
Los efectos de esos cierres, aparte de la cesantía, implicaban un medio de comunicación local menos para ambas ciudades y una alteración, en el sentido y finalidad de los medios de comunicación de transmitir y describir el acontecer local o regional.
Era el efecto del sistema de radios satelitales.
Los medios de comunicación local, periodistas y empresarios radiales denuncian que esto va en contra del espíritu regionalista y de descentralización. Por supuesto, se pierde la identidad local; se atenta contra el periodismo local y regional; se pierden las fuentes laborales, hay cesantía; se limita el acceso publicitario, porque la publicidad se contrata y se paga en Santiago; existe una verdadera competencia desleal con los medios de comunicación social local.
El efecto de las proyecciones de las radios satelitales se repite en otras ciudades, con otras radios y diarios.
Ésta es la consecuencia del sistema de las radios satelitales, cuyas transmisiones se hacen desde la capital con torres repetidoras que no requieren de estudios locales ni de personal para su funcionamiento.
A propósito de esta situación, en noviembre del año pasado, junto al Diputado José Miguel Ortiz , hicimos la denuncia y calificamos este hecho como un verdadero atentado contra el espíritu local regional y contra la descentralización efectiva e integral del país.
Conjuntamente se debatía en la Cámara de Diputados una reforma a las leyes Nºs 18.168 y 12.277, de Telecomunicaciones, en lo concerniente a las concesiones radiales. Sin duda, ese proyecto beneficiaba a los radiodifusores de regiones, ya que se lograba flexibilizar los trámites a partir de los cuales se obtienen las concesiones radiales y se igualan los criterios y exigencias para postular a las mismas. Un beneficio para los medios de comunicación regional.
Los sistemas de proyección satelital permiten a las empresas de Santiago establecer estaciones repetidoras en provincias sin necesidad de establecer estaciones radiales en el lugar donde se proyecta la emisión. Esto, movido no sólo por el adelanto que le impone la técnica, sino también por razones económicas o de mayor utilidad, y por una absorción casi enfermiza de un centralismo avasallador.
El señor Ministro nos acaba de señalar que no existe obligación de los medios de comunicación de establecer sus estudios en los lugares donde se emiten señales. ¿Acaso eso no constituye una incongruencia? ¿Acaso no reviste una preocupación o una inquietud, con el objeto de eliminar este sistema que tanto daño está haciendo a los medios de comunicación regional? La medida implicaría, desde luego, una reforma, una modificación o una obligación, en cuanto al porcentaje de las radios de proyección satelital en las regiones.
El vicepresidente de la Corporación Biobío, señor Hernán Álvarez Catalán , graficó muy bien el efecto de estas radios. Dice que la muerte de un medio de comunicación regional nos quita la capacidad de influir y nos hace más dependientes del centro y que, pasados ciertos límites, esta centrodependencia informativa y recreativa, en que ya no cuenta la comuna, la región y, a veces, ni el país, excepto cuando ocurre una gran desgracia o un enorme escándalo, nos lleva a una peligrosa alineación.
Denuncio nuevamente la existencia de estas radios, que es una abierta demostración del centralismo que, al canalizar o enviar sus transmisiones por torres repetidoras, se molestan sólo con disponer de una pequeña sala y, desde ahí, sin la existencia de trabajadores ni periodistas, porque es sólo un lugar para acreditar domicilio, hacen fácilmente, sin mayores recursos económicos, lo que una radioemisora local realiza con gran esfuerzo y satisfacción y con una apreciable infraestructura e implementación.
Sin duda, esto provoca una competencia desleal, porque los medios de comunicación local, con personal y tantos otros recursos, deben mantener una radio que está compitiendo con otra que se proyecta desde la capital.
Por otro lado, también afecta al comercio o a la publicidad, porque las grandes empresas y tiendas establecidas pagan su publicidad en la capital. No se contratan periodistas y, por el contrario, las informaciones vienen de la capital, olvidando el acontecer local.
En términos generales, quiero señalar que no se respeta íntegramente el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos respecto de la libertad de opinión y de expresión. Este derecho implica opinar libremente y buscar las informaciones y las ideas por cualquier medio de expresión.
Sabemos que la concentración de los medios de comunicación en manos de un grupo social y político es evidente y, debido a ello, la libertad de opinar y de expresarse no es absoluta. Su incidencia en la vida política, con pautas interesadas previas, mueve a la política misma hacia un sentido, orientándola con claros intereses. Esto es una realidad, y mientras suceda en Chile, no habrá libertad absoluta, equidad y justicia, ni democracia con la debida participación.
Es evidente el monopolio de los medios de comunicación en provincias, que restan imparcialidad y objetividad a la información y a la opinión.
Señor Presidente , así se podrá concluir cuál es la situación de la libertad de prensa o la pluralidad de las ideas en las regiones, provincias y localidades del resto del país.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Diputado señor Jaime Mulet.
El señor MULET.-
Señor Presidente , no cabe duda de que el tema que hoy nos convoca es de enorme importancia para 12 regiones de nuestro país. En esta oportunidad, me permito excluir a la Región Metropolitana.
Considero que estamos discutiendo un tema de una enorme magnitud que, quizás, los colegas parlamentarios no lo entendieron de esa manera y por eso, desgraciadamente, hay poca asistencia en la Sala.
La revista de la Archi del mes de julio señala que en nuestro país existen 504 estaciones de radio propiamente tal; en Paraguay, 89 y en Uruguay, 35. Esto lo pongo a modo de ejemplo, para demostrar que la proporción de radios en Chile es alta en relación a sus habitantes.
La inversión publicitaria realizada en Chile en 1997, en materia radial, corresponde al 11.2 por ciento del total de la inversión publicitaria, como indica la misma revista. No cabe duda de que estamos en presencia de un negocio importante, en medio de una actividad muy relevante para el país.
Quiero referirme a las radios desde la perspectiva regional.
Hace algunas semanas tuve la oportunidad de asistir a un evento de conmemoración de los 41 años de la radio Estrella del Norte. Es una emisora que cubre la provincia del Huasco y gran parte de la Región de Atacama.
Aprovecho la oportunidad para rendir un merecido homenaje a sus funcionarios y, especialmente, a su directora y gerenta, la señora Greta Pizarro viuda de Morales, quien ha estado durante 41 años en esta labor, primero junto a su cónyuge, y hace más de veinte años sola al frente de esta radio.
En esta emisora quiero graficar mi intervención. Hoy se mantiene gracias al esfuerzo y a la capacidad de sus trabajadores. Y vaya que cuesta mantener, hoy, vigente una emisora si se quiere, además, hacerlo con una línea editorial ajena a la chabacanería y, algunas veces, derechamente, ajena a la grosería, pues hemos visto cómo van surgiendo y aumentando radios que, muchas veces, recurren a esos elementos, con el propósito de generar un mayor grado de rating.
Me permitiré leer una opinión, de orden ético, expresada por la señora Greta , respecto de la diferencia entre la radiodifusión antigua con la actual: “Mi opinión tendrá disidentes, pero creo firmemente que el rating no mide desgraciadamente calidad. Hay mucha permisividad. No hay comité de ética que funcione sin que sea visto como un atentado a la libertad de expresión.
“La competencia obliga al cambio, pero hacia lo manoseado. No parece lo mejor.
“A nadie le importa el uso del buen castellano, que no debería abandonarnos,...”.
Creo que es muy importante saber la opinión de una persona con 41 años de experiencia en radiodifusión, que además fue dirigenta de la Archi por muchos años.
Además, es fundamental, y en esto no nos podemos cegar, que el mercado debe operar en forma libre. Pero también es indispensable establecer un límite; de manera que los planteamientos hechos por los Diputados señores Errázuriz , Huenchumilla y Ojeda los hago míos, sobre todo en cuanto a la concentración económica, a la comercialización de la frecuencia, a la participación de extranjeros, etcétera.
Comparto también la preocupación por las radios satelitales repetidoras de contenido netamente santiaguino, tal como lo señalaba recién el Diputado señor Ojeda .
A mi juicio, existe una interpretación demasiado laxa de la ley de Telecomunicaciones, que permite lo que señalaban los Diputados señores Huenchumilla y Ojeda , que se vayan “depredando” las radios informativas locales.
Hace algunos días, alguien me dijo qué me importa que a las doce del día haya un taco en Plaza Italia, si yo estoy en mi región y necesito que la radio local informe sobre un incendio en un determinado lugar de mi ciudad.
Esto grafica de alguna manera lo que puede suceder si a raíz de las radios satelitales siguen desapareciendo las radios locales o regionales.
Recuerdo la importancia que tuvieron el año pasado estos medios de comunicación locales y regionales en las catástrofes que sufrieron las Regiones Tercera y Cuarta, que habrían sufrido consecuencias mayores sin su ayuda.
Sin duda, se requiere poner un límite para salvaguardar la existencia de las radios regionales.
Queremos información nacional, pero necesitamos también información regional y local instantánea. Existen razones de sobra para ello. Queremos, como dijo el señor Ministro refiriéndose al sector en general, que también las radios locales de Chile, tales como las de Vallenar, Tierra Amarilla, Huasco y Caldera, tengan y gocen de buena salud.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Waldo Mora.
El señor MORA .-
Señor Presidente , lamento que en una sesión convocada especialmente para tratar un tema de tanta relevancia como la comunicación radial en Chile, ni siquiera estén en la Sala las personas que firmaron para convocarla. Me gustaría que el tema despertara mayor interés, a fin de que en su debate -que es lo que se requiere- se recojan aportes o ideas que tiendan a perfeccionar la legislación frente a las críticas que se formulen.
En primer lugar, quiero señalar que ésta es una actividad comercial y, en segundo lugar, que nunca antes como ahora ha estado garantizada en Chile la libertad de prensa y de expresión a través de los medios de comunicación radial.
En las Regiones Quinta y Octava existen más emisoras que en la Región Metropolitana. Se habla mucho de la concentración, de las cadenas de emisoras. Como ésta es una actividad comercial y se ha privilegiado, dentro del sistema económico, la economía social de mercado y la globalización a nivel mundial, también existe globalización a nivel nacional.
Hoy la competencia es tan dura y despiadada que obliga a los radiodifusores a crecer: o crecen o mueren. Es tanta la diversidad de radios, que cualquiera que sea el poder económico que tengan los radiodifusores, solamente a través de la creatividad, de la capacidad de ofrecer propuestas distintas, pueden captar sintonía dentro del mercado. Hay radios para jóvenes, para adultos, de música clásica, deportivas, de música popular, de música romántica; es decir, el público elige lo que quiere escuchar. La competencia, al ser tan fuerte, también conlleva algunas ventajas, pues ayuda al desarrollo tecnológico, el que permite abaratar costos. Hoy, la satelitación es mucho más barata que la vía telefónica.
El hecho de que existan radios satelitales, en ningún caso implica un daño a la comunicación regional. En Chile no hay ninguna provincia ni ciudad con menos de 50 mil habitantes que no cuente con seis, siete, ocho o nueve emisoras. En Antofagasta existen 25; en Calama, 19; en Iquique, cerca de 27; en la región de Concepción hay más emisoras que en Santiago. Perfectamente alguien podría decir mañana que la regionalización está atentando contra el centralismo, es decir, estaríamos cumpliendo el objetivo de la descentralización.
No tengo temores respecto de su funcionamiento, porque la radio goza hoy de prestigio en la comunidad, es compañía, a diferencia de la televisión, que entretiene. Tampoco me asustan -lo dijo muy bien el señor Ministro - los poderes económicos extranjeros que están llegando a Chile y que, a través de resquicios legales, están creando un control comunicacional que no afecta ni atenta contra la libre competencia o los grupos empresariales chilenos.
Lo que se debe hacer es permitir que la gente interesada en las comunicaciones, que no cuenta con recursos económicos, tenga posibilidades de acceder a algún tipo de concesión, en especial en regiones, donde la gente tiene menos recursos, pero condiciones humanas y capacidades para ser buenos radiodifusores.
Hoy, instalar una emisora en cualquier parte del país, de 250 watt a un kilowatt de potencia en FM, en buenas condiciones técnicas, no cuesta más de cinco millones de pesos. De ahí para arriba, con costos mayores se puede instalar una radio con mejores características; pero, en el hecho, pueden existir y competir.
¿Cuál es el problema de las concesiones en la actualidad? Lo he planteado y se lo he dicho al ministro. Hay que modificar la forma de llamar a concurso para impedir que grupos de ex funcionarios o personas que tengan privilegios en conocimientos técnicos y del mecanismo de la ley, puedan competir en mejores condiciones que cualquier otro.
Se debe modificar la ley en el sentido de que en los llamados a concurso, cuando haya concesión disponible en alguna parte de la frecuencia, se presente cualquier ciudadano, persona natural o jurídica que quiera concursar y se licite en relación con el número de personas que se presentaron. El que se adjudique la concesión por la mayor oferta de dinero, será el concesionario. Una vez otorgada de esa manera, se le fija un plazo de sesenta días para presentar el proyecto técnico -no económico- que se requiere para otorgarle la concesión. Si esa persona, natural o jurídica, no cumple con dicho requisito en el plazo estipulado, se declara vacante la concesión, pierde el aporte respectivo y se adjudica a la persona que sigue. Con eso, se evita el tráfico de influencias o el de personas que han hecho un corretaje de radios que no han explotado.
Para proteger al pequeño radiodifusor, agregaría otro requisito. Algunos han señalado un plazo de cinco años para comercializar, vender, arrendar o enajenar la concesión adjudicada, bajo las condiciones que establece la ley. Soy partidario de establecer un año como máximo, con el objeto de proteger al pequeño radiodifusor de provincia, que ha hecho un esfuerzo económico para instalar una emisora y que, a lo mejor, le ha ido mal y necesita salir de la actividad. Si le va mal, al año puede venderla, pero si le establecen cinco años ese hombre termina por liquidar, pues no tendrá opción alguna.
Por otra parte, el sistema económico ha sido tan despiadado, que las radios están cerrando no sólo en provincias, sino también en Santiago, por falta de publicidad y de capacidad para crear, porque la competencia las ha liquidado. En Santiago, las radios cierran, transfieren el poder y cambian permanentemente. En provincia, sucede exactamente lo mismo, y les aseguro que el próximo año no habrá ni siquiera compradores de radioemisoras en provincias ni en Santiago.
En l992-l993, una radio FM en provincia costaba alrededor de 80 millones de pesos; hoy, dependiendo de la ciudad y de la cantidad de habitantes, vale desde 10 millones de pesos, en ciudades de más de 40 mil habitantes, y en otras como Antofagasta y Concepción, no más de 40 millones de pesos. Y hoy día hay ofertas. Es decir, con el mecanismo de concesiones y la burocracia que existe en el ministerio para otorgarlas, resulta mucho más fácil comprar una radio que obtener una concesión.
El esfuerzo hecho y la cantidad de emisoras que existe en el país garantiza plenamente la actividad. No me preocupa la televisión satelital. Por el contrario, significa tecnología, adelanto y beneficio para la comunidad.
Las radios seguirán existiendo en provincias y siempre habrá gente que desee participar. Ésta es una de las actividades económicas con más regulaciones y dificultades. Por la vía de poner más trabas, en lugar de ayudar vamos a impedir la radiocomunicación.
He escuchado atentamente las preocupaciones manifestadas por los señores parlamentarios, pero el camino va por modificar la ley en materia de concesiones, con el fin de garantizar y fomentar -así como el Gobierno fomenta la pequeña industria- la existencia de radiodifusores pequeños, otorgándoles crédito para instalar emisoras. Puedo asegurar que aparecerán muchos talentos, que crearán programas de interés, de competencia, de libertad de opinión y de expresión.
El esfuerzo hecho por el Gobierno, con la modificación a la ley, ha sido espectacular. En 1990, cuando asumió la Concertación, existían 400 emisoras. Entre 1973 y 1990, sólo se otorgaban a los partidarios o simpatizantes del régimen de turno. Hoy, todos tienen posibilidades de acceder a la concesión de una radioemisora. No estoy mintiendo; digo la verdad, pues llevo 25 años en el rubro.
He dicho.
El señor ROJAS.-
¡Usted era uno de ellos!
El señor MORA .-
Nunca obtuve una concesión en el gobierno militar.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Carlos Vilches.
El señor VILCHES .-
Señor Presidente , es muy gentil al otorgarme la posibilidad de intervenir después de tres diputados democratacristianos. Entonces, para hacer más pluralista a la Cámara de Diputados, me referiré al tema que hoy nos convoca, que considero de gran importancia por el servicio que presta la radiodifusión a la sociedad chilena.
Quiero detenerme en este punto, para rendir un homenaje a los radiodifusores del país que en todo momento están dispuestos a entregar noticias, entretención, y cuya programación muchas veces ha sido suspendida para prestar un verdadero servicio a la comunidad, cuando Chile, amigo de tantas catástrofes, debe resolver sus problemas y ayudar a la gente. Los radiodifusores han cumplido ese rol durante muchas décadas.
Nosotros legislamos para modificar la ley Nº 18.168, uno de cuyos capítulos tiene relación con el espectro radioeléctrico y las concesiones de frecuencias. Esto pasaría inadvertido si el desarrollo tecnológico no hubiese provocado un cambio sustantivo: que las radios regionales o locales de frecuencia modulada concesionadas han sido atropelladas por las radios difundidas por satélite.
La nueva tecnología, que permite emitir y retransmitir ondas desde una radio central a cada una de las regiones, ha provocado tres problemas. Uno, ha aumentado el número de frecuencias y de radios en las regiones, lo cual es positivo. Dos, la falta de fiscalización ha ensuciado el dial FM. En la actualidad, en todas las ciudades del país transmiten radios FM, cuyas ondas secundarias ensucian otras radios locales. Eso es muy cierto, y constituye uno de los problemas que estamos viviendo quienes representamos a las regiones. Y tres, las radios locales de frecuencia modulada han debido vender o cerrar. ¡Para qué hablar de las radios que heroicamente viven en la frecuencia de amplitud modulada! En la práctica, no han podido funcionar, porque el público prefiere las de frecuencia modulada. Muchas de ellas han sido compradas por algunas iglesias metodistas o evangélicas.
¿Cuál es el problema que nos llama la atención y sobre el cual la Cámara quiere escuchar a la señora Subsecretaria y al Ministro de Transportes y Telecomunicaciones?
¿Qué podemos hacer, dentro de nuestro sistema legislativo, para dar una nueva oportunidad a las radios locales a fin de que puedan coexistir con la tecnología y con las transmisiones satelitales?
No podemos desconocer que esas radios prestan un servicio a la comunidad y a las personas de regiones que desean escuchar noticias locales.
Las radios de frecuencia modulada tienen una cobertura pequeña, distinta de las otras ondas, pero la tecnología ha permitido que, vía satélite, puedan entregar programaciones locales. Entonces, se cae en otro tipo de problemas. Normalmente, las radios tienen que pagar derechos de autor, pero también transmiten por satélite, cubren todo el país y no cumplen con la normativa que las rige. Ésa es la primera afirmación que hago con fundamento.
En segundo lugar, es efectivo que se está centralizando el poder porque los grupos económicos dedicados a la radiodifusión, pueden comprarlas a muy bajo precio, porque tienen el monopolio de la transmisión. Además, muchas de estas radios no pueden competir con las de grandes ciudades, dado que el auspicio, muchas veces, se hace pagando con espacios, con canjes, lo cual provoca una competencia cada día mayor, y hace que las radios de regiones sean las afectadas.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Le queda un minuto, señor diputado .
El señor VILCHES.-
Muchas gracias, señor Presidente.
La pregunta es cómo podemos solucionar este problema si la propia ley tiene un defecto inicial, de raíz, pues define las ondas de radios como un bien común de uso público, mientras que los propios radiodifusores señalan que son un bien internacional, ya que la tecnología permite escuchar, en cualquier parte del mundo, radios que utilizan la transmisión satelital.
Nuestra preocupación debe centrarse en cómo hacer que los interesados, las radioemisoras y los dueños de radios busquen el camino para introducir las modificaciones legislativas que les permitan coexistir con las más modernas tecnologías y prestar un servicio local a la comunidad.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Me permito recordar a su Señoría que la Mesa está aplicando estrictamente el Reglamento, en el sentido de que las intervenciones sean por Comités. El Comité de la Democracia Cristiana ya hizo uso de todo su tiempo, y con su intervención terminó el tiempo del Comité de Renovación Nacional.
En el tiempo del Comité de la UDI, tiene la palabra el Diputado señor Manuel Rojas.
El señor ROJAS.-
Señor Presidente , atrás quedó ese día 19 de agosto de 1922, cuando, a las 21.30 horas, doscientas personas concurrieron hasta el hall del diario “El Mercurio”, de Santiago, invitadas por una publicación de esa empresa, en la cual se comunicaba la realización de la primera transmisión radial, planeada y organizada en Chile.
Asimismo, la historia indica que la primera transmisión en Chile tuvo un alcance de cien kilómetros y que sus ondas se escucharon en la estación inalámbrica del Telégrafo del Estado, en el palacio de La Moneda, en la Escuela de Artes y Oficios y en el puerto de Valparaíso.
He querido retroceder en el tiempo, al recordar ambos hechos, para reflexionar sobre la radiodifusión en Chile y, fundamentalmente, respecto de la realidad de las emisoras nacionales en nuestro país.
En la actualidad, vivimos una era llena de adelantos tecnológicos, que no dejan de asombrarnos. Seguramente, en nuestra niñez no esperábamos que, al llegar a adultos, pudiésemos ser testigos de hechos tan importantes y decisivos como la caída del Muro de Berlín, los nuevos descubrimientos del Universo, la visita del Santo Padre a Cuba y otros sucesos que han impactado fuertemente, como la guerra del Golfo y la hambruna en África, acontecimientos que hemos conocido en forma instantánea, ya sea por la prensa escrita, la televisión, la radio e, incluso, por Internet.
La rapidez de las comunicaciones nos indica claramente que estamos en la era de la informática. Sin embargo, a pesar del fuerte desarrollo de las comunicaciones, existen sectores de nuestro país que aún no forman parte del mismo, ya sea por razones económicas o por aislamiento geográfico. Estos sectores, que se encuentran al margen del desarrollo comunicacional, no están del todo aislados, ya que cuentan con un medio de comunicación que, durante años, fue el único que existía: la radio.
Hoy por hoy, no sólo es un medio de comunicación, sino de participación. En efecto, personas que se encuentran totalmente aisladas del progreso y no gozan de buenas condiciones de vida, encuentran en la radio un medio de participación, de compañía e, incluso, una buena solución a los grandes problemas a que se ven enfrentados, ya que en las radios regionales no sólo existe una programación musical y deportiva, sino, también, de ayuda a la comunidad, que es lo que más necesitamos los regionalistas.
Señor Presidente , entiendo esta sesión no con un afán reformista de la legislación vigente ni menos para obtener mezquinos dividendos. Me opongo, eso sí, a que las radios regionales, que están a punto de morir, dejen de existir. En ese sentido, hago un llamado para favorecer la generación de nuevas fuentes de trabajo, tan necesarias en nuestro país. No estoy en contra de una competencia sana; al contrario, ella es muy positiva, siempre que se desarrolle en términos transparentes y respetando las normas legales y constitucionales que regulan la actividad en cuestión.
Sobre esa base, debo manifestar mi preocupación por la actual situación de las radios regionales, que deben competir con grandes radios ya consolidadas en Chile y a las cuales, en regiones, les basta con instalar una antena repetidora para transmitir la programación que proviene desde la capital. Con ello, obviamente, la pequeña radio regional sufre un desmedro considerable, que obliga a muchas de ellas a abandonar sus transmisiones por no estar en condiciones de subsistir, ya que, además, toda la publicidad, su gran vehículo de sustento, es absorbida, en general, por las radios satelitales.
Además, nuestra preocupación por las radios regionales radica en que, a través de ellas, la comunidad puede contar con un medio de participación, de integración y, por último, con una forma de compañía, especialmente para la esforzada mujer, cuando su esposo debe alejarse de su hogar en busca de sustento, como ocurre muchas veces en la Segunda Región.
Tampoco debemos olvidar que las radios regionales difunden y refuerzan los valores de la identidad local y regional, lo que nos permite asegurar que este medio de comunicación será un gran apoyo a la regionalización y descentralización que el país exige y que estamos tratando de construir.
Es un hecho que la actual ley permite que todos los habitantes de la República tengan libre e igualitario acceso a las telecomunicaciones, y que cualquier persona puede optar a las concesiones, situación que, sin duda, es muy favorable para la libertad de trabajo y generación de fuentes laborales. Pero el tema de fondo, como lo expresé anteriormente, es la realidad de las radios regionales, las cuales se ven muy desfavorecidas en comparación con las satelitales. Como es lógico, al existir radios que transmiten, vía satelital, desde Santiago al resto del país, toda la comercialización de la publicidad se realiza en la capital, lo que genera en las radios regionales una considerable disminución de los recursos económicos, que muchas veces significa el cierre de algunas radioemisoras, como ha sucedido en la Segunda Región, donde, como decía el Diputado señor Mora , de 25 radios sólo quedan tres regionales.
No me opongo al progreso ni al adelanto tecnológico, ni mucho menos a la expansión de los medios de comunicación social; pero considero de vital importancia que nos preocupemos de la realidad de las radios regionales, debido al relevante rol que cumplen en beneficio de la sociedad, en la conservación de nuestros valores y, muchas veces, ayudando a la mantención de nuestra soberanía.
La competencia es sana en todo orden de cosas, pero no es menos cierto que cuando es sinónimo de monopolizar o concentrar en pocos el poder de transmitir e informar, se debe dar una clara señal de advertencia en pro de la defensa de las radios que tienen menos recursos. Ésa es nuestra labor como parlamentarios, y estamos dispuestos a revisar la ley para solucionar esas deficiencias.
Por ello, es justo que las emisoras satelitales, que con sus frecuencias cubren lo ancho y largo del territorio nacional y cuyas transmisiones se originan en Santiago, consideren en sus programaciones espacios regionales obligatorios en jornadas de la mañana y de la tarde, con el objeto de aminorar el exceso de centralismo informativo que agobia, cada día más, a las regiones del país.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
En el tiempo del Comité del Partido por la Democracia, tiene la palabra el Diputado señor Aníbal Pérez hasta por seis minutos.
El señor PÉREZ ( don Aníbal) .-
Señor Presidente , siempre es interesante debatir sobre la situación de la radiodifusión del país, sobre todo si se tiene en consideración que es el medio más importante de comunicación que tenemos los chilenos.
En el último tiempo, este sector ha tenido un crecimiento realmente explosivo -el país ha crecido a tasas del 7 por ciento en los últimos diez años, y la radiodifusión, a tasas del 20 por ciento anual-, lo cual ha significado que tengamos a la fecha más de mil concesiones, 800 radios funcionando, 90 periódicos regionales, 4 cadenas de televisión abierta nacional, 90 transmisiones por cable; es decir, una oferta comunicacional buena. El país se ha modernizado y eso es importante.
Después de escuchar a los diputados que han intervenido en el debate, casi todos de regiones, es claro que en ellas ocurre algo distinto y, al parecer, no gozan de la buena salud a que hizo referencia el señor Ministro con respecto a la radiodifusión en general. Eso no sólo lo dijeron los diputados de Oposición, sino también otros, de Gobierno; es decir, es algo transversal. O sea, todos los parlamentarios han dicho que la radiocomunicación en regiones está pasando por una situación delicada, por decir lo menos. Entre las argumentaciones que se han entregado, figura la competencia desleal, hasta cierto punto, que se produce cuando una gran cadena nacional instala cuatro o cinco antenas en distintas zonas y transmite para todo el país. Obviamente, las radios locales, que deben tener personal y funcionarios de prensa, no están en condiciones de competir con esas cadenas.
También se ha hablado sobre el verdadero tráfico que existe en la venta, transferencia y arriendo de concesiones. Hay una liberalidad absoluta en ese sentido. Si bien se exige tener la anuencia del Ministerio, no hay fundamentos para oponerse.
¿A qué apuntan mis palabras? Varios diputados estamos empeñados en un proceso avanzado de regionalización y para que ello se produzca es obvio que se necesita una prensa dinámica, plural, abierta, competitiva, que dé cuenta de los valores y entidades regionales. Si falla este aspecto, no tendremos un proceso de regionalización activo, como el que queremos llevar adelante. En consecuencia, no basta con la creatividad ni con la imaginación de un radiodifusor de regiones, sino que eso debe acompañarse de otros aspectos. Es fundamental que el Estado, como tal, fomente efectiva y realmente a los medios de comunicación regionales. De lo contrario, no subsistirán, porque no podrán competir con las grandes cadenas nacionales, ni menos aún con las internacionales. Están llegando al país colombianos, mexicanos y venezolanos, porque en nuestra legislación no existen trabas para impedir el ingreso de capitales extranjeros destinados a ser invertidos en el área de las comunicaciones.
Alguien preguntó si existe reciprocidad en esta materia en esos países y si capitalistas chilenos pueden instalarse en Colombia, en Argentina o en Venezuela con la liberalidad que existe aquí. No es así. Entonces, no hay reciprocidad en este aspecto, y es un tema interesante que se planteó en la Cámara de Diputados.
Si queremos mantener en las regiones no sólo las radios, sino la prensa, en general, obviamente debe haber una señal clara del Estado en cuanto a que está dispuesto a efectuar un fomento real y efectivo en este medio, que también es productivo, porque da trabajo, servicio, etcétera.
El señor HUENCHUMILLA ( Presidente accidental ).-
Le queda un minuto, señor diputado .
El señor PÉREZ ( don Aníbal) .-
Eso es importante.
Tiempo atrás, formulamos una indicación al proyecto de ley de prensa, con el objeto de que pudiera establecerse un porcentaje concursable de los fondos regionales -no hablemos de subsidio-, manejados por el Core respectivo, para que los medios de comunicación pudieran postular a él a fin de incentivar los valores propios de las regiones, entidades culturales, deportivas, juveniles, económicas, etcétera. De esa manera, el Estado también estaría entregando una señal clara en cuanto a realizar un fomento real y efectivo de los medios de comunicación regionales.
En definitiva, si nosotros aseguramos la libertad, el pluralismo y la igualdad de oportunidades, estaremos apuntando a contar con medios de comunicación regionales activos y potentes, que tiendan a hacer efectivo el proceso de regionalización que queremos efectuar en Chile.
He dicho.
El señor HUENCHUMILLA (Presidente accidental).-
En el tiempo del Partido por la Democracia, tiene la palabra, por seis minutos, el Diputado señor Víctor Jeame Barrueto.
El señor JEAME BARRUETO .-
Señor Presidente , creo que hoy estamos frente a un gravísimo problema de libertad de expresión en Chile.
La radio ha sido el mejor e insuperable instrumento de comunicación entre la gente, en el establecimiento de lazos entre las personas y un medio de expresión de la comunidad.
Hoy, no creo exagerar al decir que las regiones y provincias se están quedando sin voz. ¿Cuál es el fundamento de lo que afirmo? Creo que ha habido dos etapas al respecto.
La primera, es el establecimiento de cadenas de radios nacionales con repetidoras.
La segunda, que recién comienza, es la existencia de las mismas, pero con cadenas de radios internacionales.
Respecto de la primera, esto fue denunciado años atrás, pero, lamentablemente, hoy estamos discutiendo sobre la leche derramada, porque parte importante del proceso de extensión de las cadenas nacionales con repetidoras se ha realizado y sus efectos e impactos están en plena marcha.
Me preocupa que el Ejecutivo sólo se refiera a esta materia desde el punto de vista del cumplimiento de las normas legales y no haya evaluado el significado de este proceso. Espero que esta sesión sirva para abrir debate al respecto.
¿Por qué esto afecta la libertad de expresión? Por la simple razón de que a una radio con estudio en Santiago le importa un bledo los problemas de las personas de las comunas que la escuchan. Así, no tendrá la sensibilidad de hacer un llamado a la comunidad para ayudar a alguien que sufre una enfermedad catastrófica; no se preocupará de encontrar al pariente perdido; no escuchará a las organizaciones sociales de las comunas o regiones que quieran plantear sus problemas. La gente no tendrá voz en este medio de comunicación y no le quedará otra alternativa que escuchar un mensaje repetitivo emitido desde una oficina del centro de Santiago, en la cual, a lo mejor una vez al día, algún auditor podrá, mediante una llamada por teléfono, contar algo desde Temuco o Talcahuano, ciudad esta última que en la actualidad no cuenta con radio local, salvo la Biobío. Entonces, estamos ante un problema gravísimo.
Esta vía es incontrarrestable, porque las radios locales, por la publicidad, no tienen ninguna posibilidad de competir con estas cadenas nacionales que, por lo demás, son baratísimas, ya que sólo necesitan contratar un buen profesional, de voz muy conocida, contar con buena música, buen sonido y punto. ¿Cómo puede competir contra eso una radio que intenta tener estaciones en cada región o comuna, con periodistas que recojan noticias y se comuniquen con la gente? Imposible. Estamos frente a una completa y feroz competencia desleal, cuyos efectos los hemos vivido en todas las regiones.
En Concepción, la Radio Chilena, que intentó enfrentar esta situación con estudios regionales, en el último tiempo ha debido disminuir, poco a poco, sus transmisiones hasta quedarse sin ninguna estación local.
Hoy existe una sola excepción en el país. La Radio Biobío , de Concepción, ha logrado -por la vía de extenderse a otras zonas con radios locales y capacidad de transmisión local- constituir una red que le permite competir mínimamente contra los monstruos nacionales.
La consecuencia de este problema es que la gente se queda sin libertad, sin posibilidad de expresarse. Eso es gravísimo. Además, se ha producido cesantía de trabajadores y periodistas, y la pérdida de la función de servicio público de estas radios.
Lo peligroso de este proceso, que está plenamente en marcha y casi consolidado, es que inicia ahora una etapa superior, la de las cadenas internacionales. O sea, no es exagerado pensar que, en unos años más, existirán, básicamente, grandes empresas de cadenas de radio en Miami, que venderán por paquetes la publicidad, no de Chile, sino de toda América, donde la posibilidad de competir de las radios nacionales -y para qué decir de las regionales o locales- será casi imposible. La posibilidad de acceso de un llamado telefónico, una vez por día, a la radio Pudahuel por una persona de Puerto Montt, para decir alguna cosita de esa zona, será nula.
Esta política de cielos abiertos, que no tiene ninguna reciprocidad en otros países, nos está llevando rápidamente a esta segunda etapa de “cadenización” de las radios. ¿Qué hacer ante esto? Hay que modificar la ley.
En primer lugar, debemos establecer, como mínimo, la exigencia de reciprocidad de otros países que quieran transmitir sus señales en Chile.
En segundo lugar, y lo más importante, hay que trabajar sobre la idea a la que se refirieron los Diputados señores Huenchumilla y Mora -por ahí va la solución-, de no tener cadenas, sino redes de radios, porque es imposible que solas subsistan las autónomas, porque debe haber extensión nacional. ¿Cuál es la diferencia? La red es nacional, pero tenemos que imponerle la exigencia de contar con una estación de radio local, con estudios locales y con capacidad de transmisión propia en ese lugar. Aparte de esa exigencia, que va en función de la libertad de expresión, debemos fijar condiciones de competencia más igualitarias entre quienes quieren transmitir una sola señal y quienes desean tener estaciones locales de radio que expresen el pensamiento de la comunidad.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Ha terminado el tiempo del Partido por la Democracia.
En el tiempo del Partido Socialista, tiene la palabra el Diputado señor Juan Bustos.
El señor BUSTOS (don Juan) .-
Señor Presidente , la radiodifusión ha sido, ciertamente, el medio de comunicación más importante que ha existido y existe en nuestro país.
Se pensó que la radiodifusión iba a desaparecer o decaer por la televisión o por la llegada de otros medios de comunicación. Sin embargo, subsiste con enorme fuerza en nuestro país, porque tiene algo completamente diferente a otros medios de comunicación, cual es el acercamiento y contacto directo con la gente y, sobre todo, algo muy importante dentro de una democracia y participación ciudadana, que es escuchar a la gente exponer sus necesidades y atenderlas.
Según las diferentes encuestas que se han hecho en Chile acerca de los medios de comunicación, la radio tiene el primer lugar desde el punto de vista de la veracidad. La gente le cree más a la radio; después, vienen los demás medios de comunicación.
Desde el punto de vista del rating, el mayor, en todas las encuestas, lo tiene la radio, muy por encima de los periódicos y de la televisión.
De manera que, desde la perspectiva de la democracia, de los principios, de la participación ciudadana, la radiodifusión es fundamental. En ese sentido, para nosotros es importante la defensa de la diversidad dentro de la radiocomunicación.
Por ese mismo principio, es importante la regionalización. Se dicen muchas palabras acerca de ella, pero no se la toma en serio. Y uno de los aspectos fundamentales para hacerlo pasa, justamente, por los medios de comunicación y la radiodifusión.
En mi distrito, en este momento, hay alrededor de diez o quince radios comunales con enorme rating entre la gente y con participación ciudadana. Todas ellas están en peligro de desaparecer, precisamente, por no existir una efectiva regionalización, la cual debería aplicar controles eficaces en materia de comunicación. Ese aspecto tenemos que solucionarlo si realmente queremos mayor democratización, mayor participación ciudadana y que se escuche a la gente.
Si bien es cierto que la competencia es importante, ella nunca debe ser algo opuesto a la democracia y a la diversidad. Por el contrario, lo que afecta a la competencia y a una efectiva democratización es la concentración y el abuso del poder. Eso es lo que está sucediendo en relación con la radiodifusión porque, como se sabe, tiene gran veracidad, alto rating y mucha comunicación con las personas. Entonces, de alguna manera se quiere eliminar la diversidad y hacer una gran concentración de poder. Eso está ocurriendo a través de las radios satelitales y de una gran concentración de medios económicos, en especial provenientes de compañías extranjeras.
Por lo tanto, debemos evitar esa situación si realmente estamos de acuerdo con la regionalización, la diversidad y la participación ciudadana.
Esos tres principios son fundamentales, porque estamos ante un bien público: la frecuencia de las transmisiones es un bien público que debe estar al servicio de todos y no de algunos. En este caso, las regulaciones existentes están beneficiando solamente a algunos y no a todos.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Ministro de Transportes .
El señor HOHMANN ( Ministro de Transportes y Telecomunicaciones).-
Señor Presidente , hemos escuchado con mucha atención las intervenciones de los parlamentarios que, sucesivamente, han hecho ver su interés y preocupación por este importante tema de la radiodifusión en Chile que, obviamente, se encuentra en un proceso de adaptación y ajuste como resultado del avance tecnológico y la acción del mercado.
No tenemos ningún antecedente que revele un estado de crisis que tienda a hacer desaparecer la radio local o regional. Todos los sectores viven un proceso de ajuste. En el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones hay un sector donde los ajustes son cotidianos, y lo han sido así durante las últimas décadas. Pensemos en el que hoy se está generando en la aviación comercial, la cual se está transformando en el articulador principal del transporte a lo largo y ancho del país. Ello afecta, obviamente, a ferrocarriles y al transporte terrestre. El fax, en el caso de las telecomunicaciones, reemplazó al telégrafo. No es tan dramático en el caso de las radios.
Las radios locales no serán reemplazadas -la experiencia internacional lo demuestra- por las radios satelitales o las cadenas internacionales. Lo local tiene tanta importancia -es cierto lo que hemos oído de todos los parlamentarios-, que va a subsistir.
De hecho, en términos de contenidos, la televisión es una demostración muy clara. Los ha ido generando cada vez más locales, y en la actualidad los programas producidos en Chile obtienen los más altos “ratings”, y no los extranjeros, como fue hace dos décadas.
Lo mismo va a pasar con la radio local. Su altísima cobertura en Chile -como dijo un parlamentario-, comparada con cualquier otro país, aun desarrollado, está generando un proceso de ajuste. Se empieza a compartir más la dimensión regional que la nacional, e incluso que la internacional, que, a mi juicio, tiene mucho menor incidencia en la radiodifusión.
De manera que este debate es de mucho interés y debería iluminar respecto de los requerimientos, requisitos y modificaciones a la legislación y a los reglamentos que orientan la actuación en esta actividad. Pero quiero destacar que hoy la radiodifusión nacional -no sólo me he referido a lo metropolitano, donde hay menor número de radios comparado con las regiones- goza de buena salud, la cual, a mi juicio, todavía no se ve afectada.
No tenemos antecedentes para afirmar que estemos ad portas de la desaparición de la radio local, sino que hay un proceso de ajuste, y estamos abiertos a escuchar opiniones y a evaluarlas y estudiarlas para los efectos de aquellas modificaciones o requisitos que la ley y la reglamentación deban contener para cuidar esta importante actividad.
Muchas gracias.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
El resto de tiempo del Partido Socialista, de tres minutos un cuarto, ha sido cedido al Diputado señor Nelson Ávila.
Tiene la palabra su Señoría.
El señor ÁVILA .-
Señor Presidente , como dispongo de poco tiempo, voy a dar mi visión del rol de las autoridades del sector, tal vez de manera cruda y brutal.
Las veo como postradas ante el altar de la globalización, un poco entregadas a la suerte que nos haga correr la ola planetaria que tiende a arrasar con todas las identidades locales.
De modo específico, éste es el fenómeno que ha surgido patéticamente en el sector de la radiodifusión.
El Ministro dice: “No veo ninguna señal de crisis.” Quizás no la perciba si sólo se limita a sintonizar el dial.
Es cierto que las radios locales siguen sonando, pero, si el ministro profundiza en el análisis de los balances, se percatará de que la inmensa mayoría sufre una profunda crisis y está al borde de la agonía o, lisa y llanamente, de la defunción. ¿Por qué razón? Porque este proceso se asocia a otro: el del avance incontenible de las cadenas comerciales en el ámbito de las provincias y comunas.
Esto ha traído como resultado la virtual desaparición del comercio local, que era precisamente el que, al dar sustento económico, permitía que sobreviviesen las radios locales. Ahora, todas las contrataciones de publicidad se hacen en Santiago y, naturalmente, mediante programas envasados se difunden a todo el país.
Las radios locales viven un proceso tremendamente complicado, que no está encontrando eco en las autoridades respectivas. No hay nadie que se ocupe de generar una legislación que permita, de algún modo, encauzar el problema y evitar que sucumba fatalmente frente a los designios de la globalización.
El gran desafío, precisamente, de sortear de la mejor manera posible, resguardando los intereses nacionales, el proceso mundial que amenaza con sepultar todas nuestras identidades, no sólo es de las autoridades del sector radioeléctrico, sino de Chile como país.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
En el tiempo del Partido Radical, tiene la palabra el Diputado señor Carlos Abel Jarpa.
El señor JARPA .-
Señor Presidente , reconocemos en la radio el medio de comunicación de mayor difusión, al cual la ciudadanía le da la más alta confiabilidad. Esto lo transforma en un pilar fundamental para la libertad de expresión, preponderante para que nuestro país mantenga su democracia y la participación, y en un motor importantísimo para el desarrollo de las regiones, provincias y comunas, a través de la información, recreación, cultura y educación.
Sin embargo, preocupa que este medio se esté concentrando en cadenas nacionales, incluso, en algunas oportunidades, con inversión extranjera, lo que afecta la libertad de expresión, ya que el hecho dificulta la canalización de las diversas visiones que tiene nuestra sociedad y, además, entorpece el desarrollo regional.
Gracias a la alta tecnología, la radio funciona con el personal técnico y profesional mínimo, lo que contrasta, precisamente, con la gran cantidad de carreras universitarias relacionadas con los medios de comunicación.
Hemos dicho que la radio tiene importancia en el desarrollo regional. En ese sentido, en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, de 1996, se dice que nuestro país, que en 1960 tenía un índice de desarrollo humano medio, llega, en 1990, a uno superior.
Dicho informe, además, menciona que, desde el punto de vista de la economía, en la cual ha habido una apertura al exterior, la Región Metropolitana ha sido la que ha obtenido mayor ganancia.
En un enfoque de desarrollo humano, es muy importante que los diferentes componentes de la sociedad participen en los procesos que conforman sus vidas.
Las cifras hablan por sí solas: el índice de desarrollo humano del país alcanza en este momento a 0.851, pero hay un desequilibrio en las diferentes regiones. Así, en la de Tarapacá alcanza a un 0.874, y en la de la Araucanía, al 0.652.
Con respecto al ?ranking? comunal, la lista es encabezada por Vitacura, con un 0.951; duplica a la comuna de Ranquil, que tiene un 0.456.
Al finalizar mi intervención, quiero expresar que coincido con la Archi. Nos preocupa la concentración de los medios de comunicación porque atenta contra la libertad de expresión y afecta el pluralismo, la participación y el desarrollo regional. Por lo tanto, pone en riesgo la sustentabilidad y gobernabilidad democráticas, lo que nos obliga a buscar los más diversos caminos para revertir la situación.
Hoy, lo que hemos escuchado en esta sesión, pedida por todos los sectores, indica que el Parlamento debe jugar un rol fundamental para buscar los mecanismos legales que fortalezcan un Estado benefactor y solidario.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Llamo al orden al Diputado señor Ulloa.
Tiene la palabra el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones.
El señor HOHMANN ( Ministro de Transportes y Telecomunicaciones).-
Señor Presidente , sólo quiero reiterar algunos conceptos, para no dejar pasar una afirmación.
Se ha dicho que a las autoridades del sector se les vería “postradas frente al altar de la globalización” y, según añadió otro diputado , “del mercado”.
Estoy en desacuerdo con esa opinión. Dado que el Ministerio ha hecho esfuerzos muy importantes para otorgar subsidios al transporte en zonas aisladas y, durante el Gobierno del Presidente Frei, ha creado un programa de subsidio a la telefonía rural, que es uno de los más vastos, para dar servicio a pobladores que viven lejos de los centros urbanos, no se puede sostener que las autoridades están postradas frente a la globalización y al mercado.
La globalización es de nuestros tiempos y debemos enfrentarla en los diversos ámbitos. En la aviación comercial, cada día se aplica más la política de cielos abiertos. En la televisión, en Chile, por cierto, participan extranjeros en las cadenas nacionales, tanto del sistema abierto como de cable.
El fenómeno ha traído cosas buenas y también amenazas, pero debemos adaptarnos a él. Estamos abiertos a ello y trabajando permanentemente para conseguirlo.
En 1994, el Parlamento aprobó modificaciones muy importantes a la ley general de Telecomunicaciones. Dieron competencia a la telefonía de larga distancia y a la telefonía móvil.
Hoy, los chilenos pagan las tarifas más bajas del mundo en telefonía de larga distancia, y la mitad del precio que pagábamos el año pasado por telefonía móvil.
Estamos más integrados que nunca en cuanto a telecomunicaciones. Tenemos una altísima cobertura radiofónica y una altísima cobertura de televisión. Es decir, funcionan los elementos para que los chilenos tengan información y se puedan comunicar entre sí.
Lo mismo sucede en transportes. Tenemos las tarifas históricas más bajas en la aviación comercial. Un ciudadano de Arica o Punta Arenas paga un pasaje de bajo costo para viajar hacia las distintas zonas del país.
Por lo tanto, no estamos postrados frente al fenómeno de la globalización, sino todo lo contrario: estamos actuando y abiertos a él.
Sólo hace un año y meses, aprobamos, de consenso con Archi, un reglamento de radiodifusión sonora.
El fenómeno es muy reciente. Las opiniones son relevantes e interesantes y estamos dispuestos a escuchar y a actuar. Pero es necesario fundarlas sobre la base de antecedentes globales y no sólo respecto de antecedentes muy particulares, que han significado, en algún lugar de una región, una amenaza a cierta radio en particular.
No quiero decir que el fenómeno no exista y que no estamos preocupados. Debemos hacer lo que hemos hecho siempre: reflexionar profundamente sobre la materia para los efectos de generar una legislación y una reglamentación que permitan actuar frente a estos problemas.
Para finalizar, quiero decir que el Ministerio de Transportes no es de los operadores de transportes ni de los radiodifusores. Es de los ciudadanos que quieren mejor transporte y mejor comunicación para la integración social, especialmente los ciudadanos pobres, que no siempre han tenido acceso al transporte y a las comunicaciones.
En eso estamos trabajando todos los días con la Subsecretaria de Telecomunicaciones, aquí presente.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Por una última e inesperada inscripción, tiene la palabra el Diputado señor Ulloa , en el tiempo que resta a la UDI.
El señor ULLOA .-
Señor Presidente , quiero, en primer lugar, que señale el tiempo de que dispongo y, en segundo lugar, que explique por qué es una “inesperada inscripción”.
Los diputados tenemos derecho a inscribirnos en el minuto que estimemos conveniente. De manera que su comentario está de más.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Le restan 10 minutos y cuarto, señor diputado .
La inscripción fue inesperada porque la regla establece que los Comités deben entregar la lista al comienzo de la sesión. No se inscriben los diputados. Lo hacen los Comités.
Tiene la palabra su Señoría.
El señor ULLOA .-
Señor Presidente , al parecer, la censura ha surtido algún efecto; pero con el mismo cariño que siempre le he dispensado, acepto su comentario.
En primer lugar, es necesario destacar que en los últimos diez años las telecomunicaciones del país han experimentado cambios muy relevantes, muchos de ellos muy positivos.
Es cierto que el Gobierno ha dado un manejo importante a esta área de las comunicaciones. Sin embargo, la idea de quienes pidieron esta sesión especial fue, precisamente, hacer ver al Ejecutivo algunas deficiencias que podrían subsanarse. En ese ámbito se inscriben los distintos comentarios -lamentablemente, por estar en comisiones no he podido escucharlos-, que, no me cabe la menor duda, apuntan al mejoramiento de nuestro sistema radiofónico.
Cuando hace algunos años modificamos la ley general de Telecomunicaciones, muchos diputados que participamos en la discusión aprendimos mucho. Por ejemplo, aprendimos que el espacio radioeléctrico tiene cupos, que muchos de éstos están entregados en concesión y que la regulación que practica el Estado ha sido manejada, en términos globales, de manera correcta.
Sin embargo, es necesario tener presente que la situación generada en muchas regiones de nuestro país no tiene que ver con las radios regionales versus las instaladas en Santiago; ése no es el problema. Digo esto, porque, por suerte, radioemisoras que han partido desde regiones se han ido incorporando a todo el país de manera muy eficiente y notable. Eso ha ocurrido, por ejemplo, con una radioemisora de nuestra región: radio Biobío .
Señor Presidente, el Diputado señor Jeame Barrueto me pide una interrupción y, por su intermedio, se la concedo.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Puede hacer uso de la interrupción el Diputado señor Jeame Barrueto , con cargo al tiempo del Diputado señor Ulloa .
El señor JEAME BARRUETO .-
Señor Presidente , agradezco al Diputado señor Ulloa la interrupción que me concede.
Creo muy importante consultar al Ministro de qué información dispone el ministerio respecto de tres cosas.
Primero, sobre el grado de concentración de la venta de publicidad, que normalmente se vende como paquete, básicamente negociado en Santiago, al cual no tienen acceso las radioemisoras locales.
Segundo, respecto de la venta de frecuencias de radioemisoras locales que siguen apareciendo como tales, a cadenas nacionales. Por ejemplo, está el caso de Radio Única, de Concepción, que fue vendida a la cadena de Finísima.
Tercero, sobre el nivel de gradual reducción de personal o del cuasicierre de aquellas radioemisoras que son cadenas nacionales, como Radio Chilena, que, en Concepción, tenía oficinas y periodistas locales.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Recupera el uso de la palabra el Diputado señor Ulloa.
El señor ULLOA .-
Como lo señalaba, desde mi perspectiva, el problema se reduce fundamentalmente a saber qué entendemos por radioemisora. En ese sentido, quiero pedir al Ministro la oportunidad de compartir una definición sobre qué debe entenderse por tal, porque no es dable ni lógico pensar que existe la misma competencia cuando estamos frente a una radioemisora con una estación, que no tiene sólo una señal satelital, sino que cuenta con periodistas y con personal; es decir, que en la práctica no es una mera repetidora.
Hoy, el problema radica en determinar si una radioemisora debe entenderse o no como una estación repetidora. Desde esa perspectiva, sería conveniente una definición que permitiera decir que es posible repetir una señal, pero fijando un horario o cierta cantidad máxima de horas. Se evitaría así tener meras estaciones repetidoras, que durante las 24 horas no hacen más que repetir los programas de la estación central, caso en el cual se pierde todo lo relacionado con el ámbito cultural regional y local.
En consecuencia, primero, es necesario diferenciar entre una estación repetidora y una radioemisora real. Segundo, sería importante fijar un máximo de horas durante las cuales las radioemisoras puedan permanecer colgadas del sistema de señal repetidora. Por último, es importante rescatar el hecho de que no es lo mismo hacer radio a través de grandes cadenas radiales, que mediante radioemisoras que cuentan con estudios permanentes y que se van instalando en cada ciudad, como lo ha venido haciendo Radio Biobío , puesto que lo único que hacen las primeras es instalar una estación repetidora, que no hace ningún aporte regional.
A mi juicio, eso es lo que deberíamos definir y pedir al Ministro que consensuemos. Creo que le haremos un flaco favor al país -es importante que lo escuchen los representantes del Ejecutivo- al transformar en repetidoras a todas las estaciones radiales de Chile, las que, naturalmente, tienen una casa central, que puede estar en Santiago o en alguna región. Pero no es lo mismo tener estaciones de radio que difundan a las comunas, provincias y regiones no sólo noticias, sino también entretención y mensajes, que tener una mera estación repetidora de lo que ocurre en Santiago, sin relación alguna con el lugar al cual se pretende servir.
Todos sabemos que, entre otras, la radiodifusión cumple tres funciones: informar, entretener y educar. Sin embargo, la primera se ve severamente limitada cuando en el país estamos teniendo, cada vez, más estaciones repetidoras.
Por esa razón, hay que reconocer el desarrollo acelerado y trascendental que han experimentado las telecomunicaciones en los últimos años; pero, desde mi perspectiva, con esta gran falla que sería necesario subsanar.
Hoy es posible hacer radiodifusión. El mejor ejemplo lo ha dado Radio Biobío , que ha ido instalándose como tal en diversas ciudades del país. Eso es hacer radiodifusión; lo demás debe recibir cualquier otro nombre. Insisto en que es necesario diferenciar en la legislación una repetidora de una estación radial en cada una de las ciudades.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Cerrado el debate.
-o-
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Antes de votar los proyectos de acuerdo presentados y en el entendido de que ésta es una Corporación de personas, informo a la Sala, en nombre de la Mesa, que el Diputado señor Alejandro Navarro desde ayer es padre de una hija, por lo que le expresamos nuestras felicitaciones.
-Aplausos.
-o-
PROYECTOS DE ACUERDO
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
El señor Secretario dará lectura al primer proyecto de acuerdo.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 133, de los Diputados señores Huenchumilla, Prokurica, Ojeda, García-Huidobro, Alvarado, Bertolino, Álvarez, Leal, Pareto y Silva:
“Considerando:
1. La gran concentración que se ha producido respecto de la propiedad de las radioemisoras y específicamente muchas de ellas en manos de grupos extranjeros, que al amparo de la actual ley, mantienen cadenas a lo largo del país, lo que podría atentar contra nuestros valores e identidades y de nuestra cultura y del desarrollo de las regiones y localidades; como asimismo de muchos radiodifusores del más diverso origen territorial, social y cultural;
2. El hecho conocido, público y notorio, que existen grupos que han hecho de las concesiones un verdadero comercio, puesto que con gran respaldo técnico, participan en los concursos a que llama la ley, los ganan y sin concretar los proyectos, proceden a transferir o ceder las concesiones, elevando artificialmente los precios y generando una competencia desleal;
3. Que se ha producido una gran centralización en la radiodifusión, puesto que muchas radios de provincias, regiones y localidades afectadas han cerrado sus estudios locales, por haber sido adquirida su concesión por emisoras de la capital. Éstas transmiten programas, noticias y cultura desde Santiago transformando las radios locales sólo en antenas repetidoras de dichos programas. Esto atenta contra la descentralización de las identidades y culturas locales y regionales, produce cesantía, y, además, deslinda en la ilegalidad atendida la naturaleza de las concesiones de radiodifusión y del concurso con el cual fueron entregadas.
La Cámara de Diputados acuerda:
Solicitar al señor Presidente de la República lo siguiente:
1. Que ordene a los Ministros correspondientes estudiar los efectos de la concentración de la propiedad de las radios en grupos extranjeros, y, eventualmente, la modificación de la normativa vigente sobre esta materia.
2. Que el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones informe a la Cámara de Diputados sobre las condiciones en que se han efectuado las transferencias o cesiones de concesiones en los últimos 4 años, indicando las identidades de los contratantes y el estado de desarrollo en que se encontraba el proyecto técnico presentado al concurso público en que obtuvo la concesión; igualmente que se envíe un proyecto de ley que regule las transferencias o cesiones de concesiones que evite los abusos y la competencia desleal.
3. Que el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones estudie la presentación de una modificación que regule las concesiones de radiodifusión en orden a que los proyectos que participen en los concursos públicos a que se refiere la ley Nº 18.168 y sus modificaciones deban contemplar las instalaciones y medios necesarios, tales como estudios, planta transmisora, etc., que les permita localmente generar su propia emisión, en forma independiente de cualquier otra estación o concesionario, y generar su propia señal de programación, o en su defecto, que la programación a difundir tenga a lo menos un porcentaje significativo de claro contenido local de la zona de servicio a que se refiere la concesión”.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 61 votos; por la negativa, 0 voto. Hubo 2 abstenciones.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Aprobado el proyecto de acuerdo.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores Diputados:
Álvarez, Álvarez-Salamanca, Ascencio, Ávila, Bartolucci, Bertolino, Bustos (don Juan), Caminondo, Caraball (doña Eliana), Cardemil, Ceroni, Cornejo (don Aldo), Delmastro, Encina, Errázuriz, Espina, Galilea (don Pablo), García-Huidobro, Gutiérrez, Guzmán (doña Pía), Huenchumilla, Jeame Barrueto, Jocelyn-Holt, Kuschel, Leal, León, Letelier (don Felipe), Luksic, Martínez (don Rosauro), Mesías, Montes, Mora, Mulet, Muñoz (don Pedro), Navarro, Núñez, Ojeda, Olivares, Ortiz, Palma (don Osvaldo), Palma (don Andrés), Palma (don Joaquín), Pareto, Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Pérez (doña Lily), Prokurica, Recondo, Reyes, Riveros, Salas, Sánchez, Soto (doña Laura), Tuma, Ulloa, Urrutia, Vega, Velasco, Villouta, Walker (don Ignacio) y )Walker (don Patricio).
-Se abstuvieron los Diputados señores:
Dittborn e Ibáñez.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
El señor Secretario dará lectura al segundo proyecto de acuerdo.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 134, de los Diputados señores Rincón, Ojeda y Gutiérrez:
“Considerando:
1. Que la concentración de la propiedad de las radios en grupos de origen extranjero se ha traducido en un perjuicio directo para los radiodifusores chilenos.
2. Que hoy las radios regionales y locales de nuestro país se enfrentan a graves problemas financieros, lo que se traduce en que se ven obligadas a vender su señal de transmisión a radios con cobertura nacional, administradas desde Santiago, y que no atienden las necesidades de las respectivas regiones y/o comunas.
3. Que la labor que desempeñan las radios regionales y locales, a través de sus noticiarios y servicios de utilidad pública, va en directo beneficio de los sectores más pobres de nuestro país, siendo en algunas zonas extremas, el único medio de comunicación con que cuentan sus habitantes.
4. Que la única forma de atender de manera eficaz a las necesidades y problemas que enfrentan las radios regionales y locales del país, es recabando de los propios afectados propuestas de solución.
5. Que la situación de los radiodifusores en Chile ha motivado que la Cámara de Diputados cite a una sesión especial para tratar esta materia, lo que demuestra que estamos frente a un problema de carácter nacional.
Proyecto de acuerdo:
Organizar, a través de la Cámara de Diputados, una jornada temática que congregue a los radiodifusores regionales y locales del país, a fin de estudiar los problemas que enfrenta este sector, vías de solución a dichos problemas, y las modificaciones legales que correspondan”.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 42 votos; por la negativa, 6 votos. Hubo 4 abstenciones.El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Aprobado el proyecto de acuerdo.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores Diputados:
Álvarez-Salamanca, Ascencio, Ávila, Bartolucci, Bustos (don Juan), Ceroni, Cristi (doña María Angélica), Encina, Errázuriz, Espina, García-Huidobro, Gutiérrez, Hernández, Jeame Barrueto, Leal, Letelier (don Felipe), Lorenzini, Mesías, Montes, Mora, Mulet, Muñoz (don Pedro), Navarro, Núñez, Ojeda, Ortiz, Palma (don Andrés), Palma (don Joaquín), Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Reyes, Riveros, Salas, Sánchez, Soto (doña Laura), Ulloa, Urrutia, Van Rysselberghe, Velasco, Villouta, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
-Votaron por la negativa los siguientes señores Diputados:
Bertolino, Delmastro, Galilea (don Pablo), Guzmán (doña Pía), Ibáñez y Vega.
-Se abstuvieron los Diputados señores:
Álvarez, Dittborn, Pareto y Recondo.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
El señor Secretario dará lectura al tercer proyecto de acuerdo.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 135, de los Diputados señores Errázuriz, Mora y Aníbal Pérez:
“Considerando:
1. Que de acuerdo a la actual Ley de Telecomunicaciones, es factible que un concesionario pueda adjudicarse la concesión de una frecuencia radial a través de una licitación o compra directa a quien se la adjudicó, atropellando a quienes tienen verdadera vocación radial y carecen de medios económicos para adquirir la frecuencia por alguno de los medios señalados;
2. Que hay personas naturales o jurídicas extranjeras que adquieren radios en proporciones variables, sin que en sus respectivos países se otorguen las mismas facilidades a los chilenos;
3. Que la radio es un medio de comunicación de gran poder en una sociedad como la nuestra, que llega a lugares donde no alcanzan otros medios de comunicación.
La Cámara de Diputados acuerda:
1. Solicitar al Gobierno que se modifique la legislación vigente en los siguientes sentidos:
a) Perfeccionar la licitación, como forma de adjudicarse una frecuencia radial;
b) Exigir que el adjudicatario de una concesión deba ocuparla dentro de un plazo determinado y si no lo hace, debe restituirla al Estado, y
c) Determinar que si una persona natural o extranjera desea adquirir más del 10 por ciento de la propiedad de una radioemisora local, deberá acreditar que en su propio país se den las mismas facilidades a los chilenos para adquirir una radio o parte de ella”.
El señor ORTIZ.-
Pido la palabra para plantear una cuestión de Reglamento.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Tiene la palabra su Señoría.
El señor ORTIZ .-
Señor Presidente , concreto y específico. El contenido de este proyecto de acuerdo está contemplado en la legislación actual, y no me parece conveniente someter a votación proyectos de acuerdo relativos a situaciones sobre las que ya existe legislación.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Señor diputado , la Mesa no tiene facultades para filtrar, por así decirlo, o evaluar los proyectos de acuerdo.
El señor MORA.-
Cuestión de Reglamento, señor Presidente.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
No es momento para hacer una discusión del proyecto, señor diputado .
Tiene la palabra su Señoría.
El señor MORA.-
Señor Presidente, este proyecto apunta justamente a corregir defectos de la legislación actual.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 48 votos; por la negativa, 3 votos. Hubo 6 abstenciones.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores Diputados:
Álvarez-Salamanca, Ascencio, Ávila, Bartolucci, Bertolino, Bustos (don Juan), Caminondo, Cardemil, Ceroni, Delmastro, Encina, Errázuriz, Espina, Fossa, Galilea (don Pablo), Gutiérrez, Hernández, Huenchumilla, Jeame Barrueto, Kuschel, Leal, Letelier (don Felipe), Lorenzini, Martínez (don Rosauro), Mesías, Mora, Mulet, Muñoz (don Pedro), Navarro, Núñez, Ojeda, Olivares, Pareto, Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Reyes, Riveros, Salas, Sánchez, Soto (doña Laura), Tuma, Ulloa, Van Rysselberghe, Vega, Velasco, Villouta, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
-Votaron por la negativa los siguientes señores Diputados:
Cristi (doña María Angélica), Dittborn y Jocelyn-Holt.
-Se abstuvieron los Diputados señores:
Álvarez, Caraball (doña Eliana), Ibáñez, Montes, Ortiz y Recondo.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
El señor Secretario dará lectura al siguiente proyecto de acuerdo.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 136, de los Diputados señores Pérez, don Aníbal; Pérez, don Víctor; Errázuriz, Mesías, Jeame Barrueto, Bustos, don Juan; Huenchumilla, Muñoz, don Pedro; Ojeda y Ulloa.
“Que el Ejecutivo envíe un proyecto de ley para crear un Fondo Concursable Regional, al cual podrán postular los medios de comunicación de regiones, cuyo objetivo sea la promoción y difusión de los valores e identidades regionales”.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 49 votos; por la negativa, 4 votos. Hubo 2 abstenciones.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores Diputados:
Ascencio, Ávila, Bustos (don Juan), Caminondo, Caraball (doña Eliana), Ceroni, Delmastro, Encina, Espina, Fossa, García-Huidobro, Gutiérrez, Hernández, Huenchumilla, Jeame Barrueto, Jocelyn-Holt, Leal, Letelier (don Juan Pablo), Letelier (don Felipe), Lorenzini, Luksic, Martínez (don Gutenberg), Mesías, Mora, Mulet, Muñoz (don Pedro), Navarro, Núñez, Ojeda, Olivares, Ortiz, Palma (don Joaquín), Pareto, Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Pérez (doña Lily), Riveros, Salas, Sánchez, Soto (doña Laura), Tuma, Ulloa, Urrutia, Van Rysselberghe, Vega, Velasco, Villouta, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
-Votaron por la negativa los siguientes señores Diputados:
Bartolucci, Bertolino, Dittborn e Ibáñez.
-Se abstuvieron los Diputados señores:
Álvarez y Recondo.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
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