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- rdf:value = " HOMENAJE A LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN EN SU 79º ANIVERSARIO. Oficio.
La señora MUÑOZ , doña Adriana (Vicepresidenta).-
El turno siguiente corresponde al Comité del Partido Demócrata Cristiano.
Tiene la palabra, por seis minutos, el Diputado señor José Miguel Ortiz.
El señor ORTIZ (de pie).-
Señora Presidenta , como penquista, como ex alumno y como uno de los once directores de la Corporación, rindo homenaje en el 79 aniversario -que se cumple mañana- de la fundación y creación de la Universidad de Concepción, que surgió como consecuencia de la necesidad de que existiera en Concepción un establecimiento de estudios superiores.
En 1906, Malaquías Concha , fundador del Partido Demócrata, presentó al Parlamento un proyecto por el cual se fundaba una universidad, el que por diversas circunstancias no alcanzó a ser considerado.
El 23 de marzo de 1917, en la municipalidad se celebró una asamblea con los más connotados vecinos penquistas, a fin de cambiar ideas acerca de la fundación de una universidad en Concepción.
Asistieron 138 miembros fundadores del plantel, todos ellos personas representativas del quehacer penquista y, además, destacados e ilustres personajes del mundo profesional, político, cultural y espiritual. Entre otros, Enrique Molina , Edmundo Larenas , Víctor Bunster , Esteban Iturra , Julio Parada , Virginio Gómez.
Presidió este Comité Enrique Molina, el cual fue por 36 años consecutivos rector de nuestra Universidad.
Nuestra casa de estudios superiores comenzó en forma muy humilde, pero culminó en lo que es un valle pequeño, entre los cerros Caracol y Lonquén , y hoy nos sentimos orgullosos por nuestra ciudad universitaria en Concepción.
Así se estructuró un sistema educacional que intentó liberar de prejuicios a los seres humanos para dotarlos de una educación asentada en la ciencia, forjadora de hombres libres, ajenos a fanatismos e intolerancias, colocando de este modo los cimientos de una nueva civilización, sobre la base de la búsqueda de la verdad y el conocimiento.
Esta Cámara de Diputados está integrada, entre otros, por destacados ex alumnos de nuestra Universidad de Concepción: los Diputados señores Sergio Ojeda , Sergio Elgueta , Carlos Abel Jarpa , José Pérez Arriagada y Alejandro Navarro.
La Universidad de Concepción nació libre, nueva y laica, con el propósito de iniciar un camino distinto para la educación del hombre y para proclamar la presencia de la cultura.
Éste es el noveno año que soy diputado por mi ciudad de Concepción, y nunca he dejado de rendirle un homenaje a nuestra Universidad, y también al diario “El Sur”, de Concepción. Por eso, no quiero repetir citas ya dadas, sino que me quiero remitir a lo que fue un gran editorial del diario “El Sur”, aparecido el miércoles 19 de marzo de 1919. Decía a la letra lo siguiente:
“Desde el lunes se encuentran funcionando los nuevos Cursos Universitarios establecidos por el Comité que tiene a su cargo las gestiones encaminadas a establecer la fundación de una universidad en Concepción. La matrícula que ellos han alcanzado y la numerosa asistencia que desde el primer día de su funcionamiento concurrió a las aulas, puede ser motivo del más justo orgullo para la ciudad de Concepción y para los distinguidos caballeros que tomaron a su cargo la labor que recién ha dado su primer paso sólido y definitivo.
“Vayan, pues, hasta ellos nuestros parabienes más sentidos y los votos que formulamos porque su persistencia en la labor comenzada dé los más halagadores resultados.
“La Universidad de Concepción, que puede darse por definitivamente establecida y en funciones, es la obra más grandiosa del esfuerzo social que se ha realizado en esta región y una de las más importantes con que contamos en Chile. A pesar de la indiferencia de los poderes públicos, a pesar del espíritu rutinario que siempre se atribuye a nuestra ciudad, la idea que en un principio pareció ser únicamente la manifestación de un deseo o aspiración para cuya satisfacción era necesario que el gobierno prestara su concurso, fue tomando cuerpo, poco a poco, y hoy tenemos convertida en la más espléndida realidad. Así, pues, nuestra Universidad ha surgido como uno de aquellos grandes centros de educación y de investigación que existen en los Estados Unidos y que representan los esfuerzos colectivos de grupos numerosos de ciudadanos que se juntaron para atender a una necesidad común de que las autoridades no se habían apercibido o que no querían satisfacer.
“En tales condiciones, nuestra Universidad tiene caracteres propios que la apartan de los viejos moldes en que se encuentra encuadrada la Universidad del Estado. No se seguirán fines únicamente profesionales, como son los que en ésta se persiguen; no se deberán encuadrar los gastos dentro de las sumas que acuerden los presupuestos fiscales, siempre mezquinos cuando se trata de la instrucción pública; sino que tendrá la Universidad de Concepción programas propios que respondan a las necesidades de la zona que va a servir, será un centro de investigación y de popularización científica y dependerá, en gran parte, de la benevolencia que para con ella tengan todos los habitantes de la región y particularmente las municipalidades.
“Pero no queremos ahora detenernos a estudiar lo que es ni a indicar lo que nuestra Universidad debe ser. Queremos solamente dejar constancia de que la Universidad de Concepción responde a una verdadera y muy sentida necesidad que los propios habitantes han sabido interpretar y que el gobierno no quiso nunca comprender. Se dijo, en efecto, muchas veces, que bastaba con la Universidad de Santiago, que no tendría alumnos, que los resultados no compensarían los sacrificios para establecerlo y se dieron numerosas otras razones para justificar la negativa del Estado a fundarla.
“Y bien, ahora ha quedado plenamente demostrado que hay suficiente número de alumnos, que con la Universidad de Santiago no basta, que un establecimiento universitario en Concepción es absolutamente necesario y que eran fundadas las exigencias que se hacían para su creación. Desapareciendo así los fundamentos de la negativa fiscal, es indudable la obligación en que el Estado se encuentra de cumplir con el precepto constitucional que le encarga una atención preferente de la instrucción pública.
“A los organizadores y directores del movimiento pro creación de la Universidad les corresponde también algunos deberes, cuales son los de proseguir en la labor comenzada con tanto éxito y hacer de la Universidad lo que debe ser: un centro de enseñanza superior de carácter regional, un instituto de investigación científica y una cátedra de popularización.”
Este significativo editorial es el más claro y decidido prefacio y colofón de esta nueva, laica y libre Universidad de la educación, la ciencia y la cultura.
Sabido es que la historia humana es creación. Y la historia de esta Universidad no ha podido sustraerse de este imperativo. Porque esta creación ha podido ser apreciada en la secuencia de su desarrollo por quienes han entendido los tiempos del hombre que diseñan un futuro.
Una sociedad desarraigada e indiferente es un territorio de naturaleza muerta, un paisaje sin aire y un conjunto de seres sin la moral del humanitarismo y sin la emergencia de derechos y deberes.
Cuando el filósofo aconsejaba en la vieja Grecia la conveniencia de ser en nuestras vidas como los arqueros que tienen un blanco, lo que quería decir era la necesidad de perseguir fines. Porque la historia, la creación humana, no es sino la ocasión del hombre para la realización de la educación y la cultura y el ascenso a una mayor racionalidad y transparencia.
Quizás, en algún lugar de los tiempos del mañana, las catedrales, los cuadros de Gauguin y de Picasso, los diálogos platónicos y las odas de Neruda serán reducidos al estado de protones para proveer de energía a las nuevas estrellas. Y quizás si en los tiempos de hoy, este incierto destino apocalíptico nos invite a movilizarnos para el ejercicio de la creación y el cambio y para la vitalización y vigencia de la dignidad de la persona humana.
Crear, pues, esta Universidad en la familia grande de la educación chilena ha sido levantar un edificio para la construcción del espíritu y la cultura y elevar un himno alegre a la inteligencia y también a la esperanza.
A un hombre, a un político, a un gobernante podremos al juzgarlo, para justificar o paliar su conducta, tener en cuenta el ambiente en que se movió. Con su cultura, sus errores, y una vez juzgado ese hombre, lo dejamos o lo olvidamos, pero no a un universitario y menos a la Universidad de Concepción.
Por eso, como mañana asume el nuevo rector de la Universidad de Concepción -ele-gido en un proceso claro, serio y transparente, como siempre ha sido-, don Sergio Lavanchy , ex decano de la facultad de Ingeniería, le rendimos un homenaje a sus 14.000 alumnos, a los 1.500 académicos y a los 1.500 no docentes que la integran. Junto con ello, hacemos un reconocimiento a grandes rectores, como el actual Senador institucional Augusto Parra , como David Stitchkin y tantos otros que han contribuido al desarrollo de nuestra universidad.
¡Por el desarrollo libre del espíritu, Universidad de Concepción, más que nunca, adelante!
Solicito que el texto de mi intervención se haga llegar a don Sergio Lavanchy , quien mañana asume la rectoría de la Universidad de Concepción.
He dicho.
-Aplausos.
La señora MUÑOZ , doña Adriana (Vicepresidenta).-
Se enviará en la forma solicitada por su Señoría, con la adhesión de los Diputados señores Fossa , Delmastro , Ojeda , Lorenzini y otros que lo están solicitando.
"
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