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Tiene la palabra el Diputado señor Pedro Muñoz.
El señor MUÑOZ, don Pedro (de pie).-
Señor Presidente , en representación de los diputados del Partido Socialista, me permito rendir homenaje al destacado escritor y pintor Adolfo Couve Rioseco .
El jueves 12 de marzo del presente año -día gris para la literatura chilena-, los periódicos de nuestro país enlutaban sus páginas con la noticia del sensible fallecimiento de este gran narrador y pintor, que decidió poner fin a sus días en la ciudad de Cartagena, donde se radicó hace doce años, autoexiliándose de los grandes centros literarios.
Por ello, para todos los seguidores de la literatura chilena y latinoamericana será difícil olvidar los meses de marzo y abril de 1998, por cuanto durante su transcurso partieron dos de sus principales exponentes: Adolfo Couve y Octavio Paz .
Nacido en Valparaíso en 1940, sus inicios como pintor tuvieron lugar en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde sobresalió rápidamente por su reconocido talento y capacidad. Años más tarde, decidió perfeccionarse como pintor, para lo cual optó por participar en la Escuela de Bellas Artes de París y en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York.
Con respecto a su obra pictórica -menos abundante que la literaria, pero de inigualable calidad-, fue unánimemente alabada.
Carolina Abell , crítica de arte, definía a Couve como “un pintor elegante, cuya mirada vibrante y ágil traducía plásticamente su humor mordaz y melancólico”. Por su parte, Waldemar Sommer destacaba como rasgo esencial de su pintura “la violencia emocional que emana de cada lienzo, especialmente de la soledad que impregna con la dosis justa de melancolía sus lugares geográficos, los cuales nunca se apartan del ámbito más cotidiano”.
Pese a su innegable talento como pintor, decidió apartarse por un tiempo de la pintura y emprender nuevas rutas como escritor. En el campo literario obtuvo el reconocimiento de la crítica, destacándose principalmente por obras tales como “Alamiro”, “En los desórdenes de Junio”, “El picadero”, “El tren de cuerda” y su aplaudida obra “La comedia del arte”, siendo éste su último libro publicado. Desgraciadamente, no alcanzó a ver editado el texto de su libro “Cuando pienso en mi falta de cabeza”, que -como lo han dicho otros colegas- no era otra cosa que un final alternativo de “La comedia del arte”.
El crítico Ignacio Valente destacaba su intención de explorar la vida de seres humanos pobres y conmovedores, señalando que a éstos “Couve los trataba literariamente con una delicadeza exquisita, con su célebre prosa flaubertiana, con genuino refinamiento verbal, hasta llegar, incluso, al anacronismo...”.
Es indudable que con su irreparable partida perdemos a uno de los más destacados escritores de nuestro país, dejando un vacío difícil de llenar, por cuanto escritores o pintores de la estatura de Couve son difíciles de hallar.
Estamos ciertos de que su fecunda y fructífera obra permanecerá como un recuerdo imborrable para todos quienes le conocieron y para sus fieles lectores.
En nombre de la bancada de diputados del Partido Socialista, solicitamos que se haga llegar a los deudos de Adolfo Couve nuestro pesar por su sensible fallecimiento, junto con nuestro sincero reconocimiento a su brillante e interrumpida obra.
He dicho.
-Aplausos.
"
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